Me gustas mucho
Llegará al menos 10 minutos tarde, pero sabiendo que él la espera en ese lugar... vale bastante la pena la adrenalina del momento.
Por fin verá a Levi después de días de esperar una llamada o una cita rápida. Cree necesitarlo después del choque de emociones ante el estado de su padre.
La citó en un café no muy lejos de su casa, pero poco popular hoy en día. Mientras su Uber maneja hacia su destino, el corazón late deprisa y siente una punzada en el estómago.
Ansiedad, su vieja amiga.
¿Porque está tan nerviosa? ¿De qué debe temer?
Al llegar deprisa confirma que la app marca que el viaje terminó, agradece torpemente y se apresura aún más.
Quiere verlo, lo necesita.
Entra al café y no logra visualizarlo en ninguna mesa.
Toma unos segundos para respirar pues ya es vergonzoso que los presentes la vean de esta forma.
Se aferra apurada a su bolsa.
¿Acaso llegó antes que él y su apuro fue en vano?
Una mesera la asiste y al preguntarle por un hombre joven con baja estatura, la chica le sonríe divertida.
—Oh si, llegó alguien parecido hace rato. Está en una mesa de afuera— le señala el camino a la terraza de la cafetería.
Mikasa agradece y con más calma se dirige hacia allá. Apenas da un paso hacia afuera, sus pensamientos negativos se van y sonríe al encontrarlo.
Levi estaba sentado mientras admiraba el paisaje nublado, el lugar huele a hojas de té humedas y hay música relajante de fondo.
Su piel se eriza, aunque ya ha visto a Levi demasiadas veces... Siempre que se vuelve a encontrar con él, le produce la misma sensación que aquel día que lo vio por primera vez.
Casi perfecto.
Quisiera retratarlo, es una escena demasiado relajante ante sus ojos.
Suspira eliminando su nerviosismo y haciendo notoria su presencia.
Levi apenas la voltea a ver se levanta deprisa y se queda mirándola preocupado.
—Lamento la demora...— menciona ella dirigiéndose a la mesa.
Levi toma asiento al mismo tiempo que ella.
—Mikasa, no debes disculparte por nada— frunce el ceño y hace obvia su incomodidad.
¿Le habrá incomodado el hecho que se vieran o no estaba listo para verla nuevamente?
Aquí va de nuevo. La propia inseguridad de Mikasa la está consumiendo.
—¿Estás bien? — pregunta ella rechazando su propia situación.
—Primero que nada, siento mucho lo de tu padre. No imaginé que fuera tan grave hasta que me lo aclaraste— rompe el hielo de forma directa.
Ella guarda silencio mientras aprieta los puños. Aquí va la bola de nieve que sabía que se presentaría hoy.
—Lamento también no haber estado en ese momento para ti. Sé que eres fuerte y me encanta eso de ti— se queja y prosigue—, No quiero abrumarte más del tema, pero no aceptaré que pienses que no eres importante, me tienes a mi...
Algo se agrietó dentro de ella, no le gustó ese comentario. Se rehúsa aceptarlo.
El aire se vuelve helado y siente una sensación de soledad que le lastima hasta los huesos.
Ella no lo tiene, eso está más que claro.
Si lo tuviera, los días no serían tristes y su humor no estaría por los suelos.
—Basta. Estoy bien, quiero decir, estamos bien.
Miente.
—Mikasa, no estás sola en esto. Quiero apoyarte y sabes que lo haría sin pensarlo. Eres importante para mí.
Quiere y necesita creerle, pero algo no la deja fluir con la situación. Se siente terca, pero no puede dejar de pensar que él también le está mintiendo.
Recuerda cómo amanece triste todos los días.
—Si acaso algo sucediera, ¿Tu estarías a mi lado?
—Tch. Si.
También llega a su mente las tardes sola en casa mientras se preguntaba que está haciendo su ex profesor.
—Si me caigo, ¿Me ayudarías a levantarme?
Levi frunce el ceño, no entiende a dónde va esto.
Se le forma un nudo en la garganta a la chica y sus manos comienzan a temblar.
—Vuelvo a preguntar, si me caigo...
—Si, yo quiero estár ahí.
Ligeramente comienza a llover y la temperatura baja.
Al mismo tiempo, una lagrima pesada cae directamente a la mesa como signo de un tema doloroso para Mikasa.
—Entonces, ¿Porqué cada vez me siento más sola?— solloza ligeramente.
Levi se queda inmóvil. Ella misma se grita que se controle, no debe dejar salir todo lo que ha guardado.
Tiene miedo de reclamar algo que ni siquiera está en su derecho de tener.
—Mikasa, yo...
—Escuchame— el otro no pone objeción y continúa. —Todos los días me siento culpable por no tener el mejor optimismo para mis padres, me encierro en mi burbuja para no pensar en nada, pero siempre apareces tu en mi mente.
Se limpia su rostro con una manga, pero las lágrimas continúan.
—Quiero ser fuerte y que mi padre no se preocupe por mi en vez de él, pero no puedo. Esto me está consumiendo, tu me estás consumiendo.
—Mikasa...
—¿Sabes porque? Porque no puedo dejar de pensar en ti cada vez que me siento triste, cada vez te necesito más. No puedo seguir haciéndome la fuerte ante mis padres cuando todo dentro de mi se desmorona.
La lluvia comienza a subir de intensidad.
—Mi padre está bien, él aún es más fuerte que yo. Mi madre lo trabaja a su modo, pero yo... No puedo continuar si no te lo digo directamente.
Respira profundamente y siente que una carga está a punto de liberarse.
—En los últimos días he comprendido que tu influyes en mi vida, porque me gustas, me gustas mucho, aunque signifique que tenga que soportar todo el dolor que representa quererte. Ya no te quiero de la forma pura con la que comenzamos esto, estoy inconforme.
Levi no ha dejado de mirarla seriamente. Asiente con la cabeza y en lo que ella termina de limpiar su cara, busca algo en su bolsillo.
Le extiende un pañuelo a lo que ella acepta.
El sonido de la lluvia caer la relaja un poco, todo se vuelve callado y se concentra en sus propios sollozos.
De pronto siente como un par de brazos la rodean y abrazan su pecho.
—Perdóname— le susurra Levi acercando la cara a su cuello.
Ella respira hondo. Huele con detenimiento su colonia que tanto extrañaba, siente su tacto y escucha la intranquila respiración de Levi.
—No quiero que te vuelvas a sentir de esta forma— vuelve a susurrar pero ahora hace que le erice nuevamente la piel.
Ella busca con sus manos las de él y logran entrelazar los dedos.
—Tambien te necesito más de lo que quisiera y la mayoría del tiempo quiero renunciar a todo con tal de irte a buscar.
Aprieta su mano ligeramente contra la de Mikasa.
—Podemos mejorar nuestra comunicación, te llamaré todos los días si es necesario. Quiero escucharte y que no te sientas sola.
Por primera vez Mikasa logra escuchar el corazón de Levi. Sus latidos acelerados la ponen nerviosa.
—No quiero fallarte, no lo mereces. De nuevo, perdoname.
Mikasa sonríe y se acurruca su cabeza en un brazo de Levi.
—Aceptaré tu disculpa, pero necesito pruebas.
—¿Qué tipo de pruebas quieres?— pregunta serio.
—No lo sé, tal vez un...
Con una mano le levanta el mentón y la deja muda. Observa con atención los ojos de Levi quien parecen analizar su rostro ya sonrojado.
Lentamente él aproxima sus labios a los de ella.
Es un poco incomoda la pose, pero no se queja del todo. Siente delicadeza y ternura en su beso.
Cuando se separan, Levi le sonríe.
—También me gustas mucho, Señorita Ackerman.
