Harriet estaba más se encantada con aquella slytherin y todos en Hogwarts lo notaban excepto la chica de cabellos rubios platinos.

Y es que era obvio para todos, incluso para los slytherin, pero su princesa era realmente distraida. Aunque eso no quitaba su gran encanto.

La morena estaba enamorada hasta el último cabello de su cabeza, la miraba con adoración y amor. Su enamoramiento por la rubia había empezado a finales de su segundo año, cuando la había visto jugar al quidditch contra Ravenclaw, su sonrisa victoriosa, con las mejillas rojas y el cabello desordenado lograron captar por completo su corazón.

Cuando comenzaron su tercer año, ya ambas habían crecido y ya mostraban signos de cambios, a ella por ejemplo le había comenzado a crecer sus pechos, y la llegada de su primer periodo de menstruación lo empeoró. Odiaba esos días.

Ahora su rostro estaba medio definido, abandonando su aura infantil y dándole un toque más de madurez, incluso hania crecido unos centímetros y ahora llegaba a la altura de su mejor amiga Hermione.

Pero quien más cambio había tenido fue Draconis. Había crecido y ahora era más altas, con piernas largas y pechos pequeños, pero con un gran trasero. Se había dejado crecer el cabello y ahora lo llevaba por encima de la cintura, y no era sorpresa que varios se hayan quedado viendola a lo largo de su llegada a Hogwarts.

Después de verla, Harriet había quedado prácticamente muda, algo a lo que se acostumbraría, y los años sólo habían logrado sacar más su belleza.

Pero todos sabían que Draconis adas de ser una chica hermosa, era por demás peligrosa. Y eso todos lo sabían, habían incluso rumores que hablaban sobre su conocimiento en magia oscura avanzada, y de hecho, era una de las razones por las que los pocos que lograban acercarse a ella eran sólo limitadas personas, entre ellas Blaise Zabini, su mejor amigo slytherin, Leo Lovegood un chico de Ravenclaw y Astoria Greengrass, una slytherin.

Estaban ya en sexto año cuando los dos mejores amigos de la slytherin la habían acorralado en un pasillo desierto.

ᅳsabemos sobre tus sentimientos por Drac ᅳquien empezó la charla fue Zabini, el chico era alto por lo que tuvo que elevar la mirada para verlo.

ᅳy sabemos que aún no les has dicho ᅳla siguiente en hablar fue Astoria, quien intentaba lucir amenazante.

ᅳyo..

ᅳtranquila, no te amenazaremos, ella es despistada por lo que estoy seguro que nisiquiera sabe lo que sientes ᅳdijo Astoria interrumpiendo cualquier cosa que iba a decir.

ᅳpero aunque eres una Gryffindor, te ayudaremos.

ᅳdebes invitarla a salir, antes de que otro lo haga.

ᅳy que sea rápido, por que sus padres quieren comprometerla con un niño sangre pura super snob.

Los dos slytherin seguían hablando pero ella no podía sacar de su mente lo último que habia dicho ¿la querían comprometer? No.

No lo iba a permitir.

No iba a dejar que nadie la tuviera, nadie se merecía la atención de Draconis aparte de ella. Ella era la que estaba enamorada de la rubia desde hace muchos años, no la cedería a nadie.

Esa noche camino hacia el comedor la encontró a punto de atravesar la puerta, corrió hacia ella y sin pensarlo dos veces la tomó de la mano deteniendola.

ᅳ¿Potter?

La soltó de su agarre cayendo en cuenta que por un impulso la había detenido, pero ya sin importarle las consecuencias, le gritó.

ᅳ¡Me gustas! ᅳsentia la cara roja y caliente mientras decía aquellas palabras, el gran comedor quedó en silencio.

La rubia parpadeo confundida.

ᅳ¡le has gustado desde segundo año! ᅳgrito una voz que reconoció como la de su amigo y sus mejillas se enrojececieron aún más.

ᅳ¡y no ha parado de babear por ti! ᅳ esta vez el grito vino de la mesa de slytherin, más específico de Blaise Zabini.

ᅳ¡y no deja de hablar de ti! ᅳel grito vino de Seamus Finnigan.

ᅳ¡ya hazle caso, que o sino nos vuelve locos a todos! ᅳy se escucho el grito de Ginny Weasley y muchos gritaron de acuerdo.

Harriet no quería mirar a Draconis por miedo a que esta lo rechazara, pero todos sus pensamientos se esfumaron cuando sintió dedos largos tocando su barbilla antes de sentir unos labios sabor cereza contra los suyos.

ᅳtambien me gustas ᅳsusurro la rubia contra sus labios, y ella no dudo en volver a unir sus labios una vez más.

El comedor estalló a vítores pero ella sólo podía concentrarse en los labios de la rubia quien luego de separarse del beso, se le quedó sonriendo haciendo que su corazón latiera aún más rápido.

Bueno, eso había salido mejor de lo que esperaba.