Un "te extrañé" escuchó en su oído, y su voz fue como música celestial que le hizo olvidar cualquier preocupación, de la existencia del mundo e incluso su propio nombre, mientras unos brazos la envolvían en el calor más delicioso que ella pudo haber sentido, y es que para ambos ese era su lugar, el lugar donde pertenecían, entre los brazos del otro. Pero, no, tenía que comportarse, tenía que mantener su comportura, así que ella le pedía con pesar que la suelte... Pero él no la escuchaba, seguía prendido de ella, así que no hizo más que "conformarse" y dejarse abrazar... Y en eso unos fuegos artificiales estallaron en el cielo, esparciendo así chispas de varios colores en el oscuro firmamento. El ruido los asustó por lo cual se separaron, pero solo un poco, y cuando la magia de los pirotecnicos terminó, llegó la vergüenza y el silencio incómodo con sonrisas nerviosas y sonrojos casi disimulados.

El ruido los asustó por lo cual se separaron, pero solo un poco, y cuando la magia de los pirotecnicos terminó, llegó la vergüenza y el silencio incómodo con sonrisas nerviosas y sonrojos casi disimulados

— Tsuruga-san... ¿Cómo es que estás...? —lo miraba sorprendida e incrédula, pero por su sonrisa se olvidó de lo que estaba diciendo— ¿Cómo es que está aquí? —dijo girándose a mirar por el balcón porque no quería volver a quedar hipnotizada por él.

— Ya te lo dije —la mira como el seductor que es y ella se tensa, pues ella no tenía que verlo para notarlo, él se acerca y la acorrala desde atrás—... Te extrañaba —murmuró muy cerca de su piel, su aliento lo pudo sentir en su nuca y su voz se oía con ese tono inconfundible de conquistador que a las mujeres derretiría como mantequilla si lo escuchasen, y ella no era la excepción—... Y cuando me llamaste esa noche, haciéndome saber que sentías lo mismo, yo no pude evitarlo —posa su mentón en su hombro y resperiró profundo su fragancia—... Me hiciste muy feliz.

Bueno, sí, cierto, Kuon quería ir paso a paso, pero ya había quedado consigo mismo a ser más directo y a no darse para atrás, a ser más claro con sus intenciones, pues si no entonces seguiría con esa imagen de distante senpai y eso sería muy contraproducente para con sus intenciones. Y Kyoko, ella aún estaba en proceso de interpretación de lo escuchado, literalmente era como una página web en carga pero en medio del proceso se reiniciaba debido a un error en la conexión. Y, antes de que haya colapso en el sistema, una idea se le cruzó por la cabeza, algo importante que no debía de ser ignorado.

— Pero, Tsuruga-san —se giró de repente hacía a él—... ¡¿Y el trabajo?!

— Kyoko-san, yo quería verte lo más rápido posible —la agarra de los dos hombros y la hace mirarlo.

Kyoko se quedó suspensa por lo que escuchaba, sus ojos estaban bien abiertos y solamente no se sonrojaba como remolacha porque estaba demasiado sorprendida como para eso. Por su parte, él suspira y sonríe rendido, tal vez estaba siendo un poco egoísta, tal vez, pero no se iba a retractar, tenía que alistarla o prepárala, sino cuando se confiese sería más difícil para ella procesarlo o creerle, de alguna forma tenía que prepararla.

— No, la verdad es que no solo quería verte —la mira rotundamente—... Necesitaba verte.

— Tsuruga-san —se queda embelesada de nuevo, lo mira preguntándose si ilusionarse o no, si esas palabras eran reales o no, si tal vez había un sentimiento más grande de lo que imaginaba detrás de esos ojos, si tal vez habían sentimientos por ella—... Yo —suspira y vuelve a bajar la mirada, no, eso era imposible—... Pero... ¿Qué hay del trabajo? Y además —volvió a ponerse la máscara de preocupación profesional—... No dijo nada... No avisó... ¿Yashiro-san sabe de esto?

— Yashiro mismo lo planeó —le agarró las manos y entrelazaron los dedos, dejándola helada—. Y en cuanto al trabajo, sugerí al fotógrafo y a los productores que la sesión de fotos sea este fin de semana y afortunadamente accedieron —la acercó a su cuerpo de la nada y la miraba fijamente.

— Bien, entonces si era así... Está bien. —sonríe con tristeza— Pudo decirlo desde un principio...

Él se quedó lelo con esa reacción, tal vez... ¿Será tal vez que fue una pequeña decepción lo que acababa de ver en sus ojos? ¿Será? Sonrió de oreja a oreja y soltó una risa que a ella confundió, luego se recuperó de la emoción, en realidad no del todo, y le dedicó esa sonrisa celestial, que a ella casi le seca los ojos de lo resplandeciente que fue, y luego de un suspiro agregó de forma seductora.

— Aunque —besa su mano con pasión—... Si no lo hubieran hecho de todas formas hubiese venido...

Se quedan en silencio por un tiempo largo, él intentaba no darse para atrás pues estaba nervioso, ella no respondía ni reaccionaba de forma alguna, estaba presente en cuerpo pero en alma ausente, pero finalmente reaccionó, ella suspiró y lo miró con un atisbo de sonrisa, solo por un instante, luego bajo la mirada y volvió la vista hacia el balcón.

"No, Kyoko, no seas ambiciosa... Y por favor, querido corazón, deja de interpretar a tu placer lo que dice o hace este hombre... Si te equivocas te romperás en mil pedazos, y lo sabes muy bien, y probablemente después de eso no podrás reunir tus pedazos para volverte a levantar... No como la última vez, porque esto es de verdad, esto sí es amor."

Él no se sentía bien, no sabía si interpretar y además una parte de el le decía qué tal vez era un rechazo, no, en realidad estaba casi seguro. Suspiró decepcionado e iba a intentar salvar el momento, pero entonces se dio cuenta, se fijó y sus manos seguían entrelazadas, tal vez era una buena señal, las apretó más fuerte haciendo palpitar el corazón de ella a inhumana velocidad, y rompió el silencio.

— Era una sorpresa —la suelta por fin y se para a su lado y comenzó a observar hacía abajo, aunque sin dejar de mirarla a ella, su amada, de reojo para así no perderse ni una sola ni ningún escurridizo sentimiento escapar por su mirada ambarina—... Aunque al final de todas formas, aún si hubiese querido avisar no habrías enterado... ¿O sí?—ella le quedó mirando, primero nerviosa por sus acciones, luego proceso lo dicho por él y se sorprendió, se giró a él confundida, preguntándole en silencio la razón de sus palabras, Kuon suspiró y le sonrió— Intente llamarte desde la última vez que hablamos pero no respondías, hasta que anoche respondiste pero no me hablaste y me cortaste —se entristeció, pero entonces se le vino una idea a la cabeza, la haría sufrir un poquito, entonces se hizo el dramático poniendo su mano en su pecho, como si le doliese el corazón, y agregó—. Creí que me estabas evitando —se volvió a hacer el dramático, dio media vuelta asustándola, y por lo bajo se reía—... Me dejaste en visto y contestaste a las llamadas que te hice después de eso, pero no me hablabas y me cortabas —suspira con una expresión tierna de tristeza—... Solo me quedó la idea de que no querías hablar conmigo...

— No... ¡No! —saltó y lo agarro de ambos hombros, haciendo que se incline a su altura— ¡Tsuruga-san, puedo explicarlo, yo...!

"¡Estúpido beaggle! ¡¿Cómo te atreves engendro del infierno?! ¡Maldición! ¡Maldito perro!"

Pero entonces, antes de intentar explicarle, recordó que en realidad no podía hacerlo. Se quedó asustada, recordaba el problema en el que sus sentimientos le metieron, soltó de repente a Kuon y retrocedió un paso. Fue inconsciente, y es que estaba asustada por lo que podría pasar... Estaba tan feliz de verlo que se olvido del problema en el que estaba. Él vio terror de muerte en sus ojos y una teoría que ya tenía cobró sentido: estaba asustada de su reacción al ver el video de Fuwa. Claro que estaba equivocado esta vez, pero su teoría no era tan mala. De todas formas Kuon sentía que había algo más, y de todas formas, tomó como más probable esa idea. Suspiró resignado, preguntandose cómo esa chica podía saber qué cosa le molestaba, cómo le enfurecía verla cerca de Fuwa, pero no caer en cuenta de lo que él sentía por ella, bueno, paso a paso.

— Si te lo preguntas ahora —se acerca a ella y la acorrala contra el balcón y le acarcía el rostro—, sí, ya vi el PV de Fuwa —agarra un mechón de pelo y lo besa, luego la mira con dulzura y le sonríe—... Saliste muy bonita —suelta el mechón y le susurra al oído—... Como siempre...

Sí, ahora él se veía como un conquistador conquistado y embelesado, como todo enamorado, nervioso por dentro, ansioso por la respuesta. Kyoko se quedó enagenada por un momento, que duro una infinidad para Kuon, y luego su mirada sorprendida, paso a feliz, una chispa de tranquilidad, pero, tan rápido como nació, desapareció y pudo ver una sombra de decepción que pasó a convertirse en una pequeña tristeza.

— Oh, gracias, Tsuruga-san —ella sonreía, pero esa radiante sonrisa no le llegaba a los ojos.

Y es que ella al principió estaba sorprendida pues lo vio, pero no estaba molesto. No, no lo estaba, y eso era bueno. Estaba feliz de que no estuviese molesto, sí, pero entoces vinieron las palabras del beagle a su cabeza, de que en realidad no tenía de qué preocuparse, al final a él en realidad seguro que le importaba poco o nada a quién besaba. Y no tendría por qué, no es su novio... Ni si quiera es su amigo... Es... Es solo su senpai ¿No? ¡¿Qué esperaba?! ¿Tal vez que se ponga celoso? Bueno, en realidad sí, lo esperaba. Una parte de ella, si no es que toda, ansiaba verlo tenebroso, salvaje, como cuando eran los Heel y le reclamaba por las llamadas de Sho. Sí, celoso, quería verlo celoso, reclamandola como suya. Pero no se permitía hacerle caso a esa clase de "pervertidos" pensamientos, aunque eso no quería decir que no los tuviese y a la vez pensara que eso demostraba que su salud mental estaba cayendo en picada.

Como sea, esa sonrisa, como si nada pasase no solo le derrumbaron sus no admitidas fantasías, si no que también le dieron pie a creerse sus totalmente erradas suposiciones sobre los verdaderos sentimientos de él.

No hace falta decir que el silencio fue tenso, él estaba algo frustrado pensando en qué pasaba ahora, pues realmente no entendía que pasaba por la mente de esa chica. Y ella solo se lamentaba.

"Te lo dije, corazón... ¡¿Qué esperabas?! ¿Verlo molesto? ¿Por qué iba a estarlo? ¿Qué esperabas? ¿Qué? ¡¿Qué?!"

— Ni se te ocurra responder —la general demonio le bajó la mano a una de sus insensatas subordinadas que estaba dispuesta a gritar la respuesta correcta, salvándole de este modo la vida.

Kyoko suspiraba, el silencio era incómodo y si seguía así sería muy sospechoso. Él carraspeó, sí, era momento de volver a la realidad y además tenía que hacer algo, porque él pensaba que lo había ignorado al propósito, por culpa de cierto perro demoníaco, maldijo para sus adentros al segundo bastardo de su vida y se propuso a acabar con ese incómodo silencio.

— Tsuruga-san, en realidad, no es lo que cree —lo mira a los ojos por unos segundos, luego le agarra la mano, tal vez sin darse cuenta, y bajo la cabeza apenada—, yo no lo ignore adrede —respira profundamente—... En realidad —cerró los párpados con fuerza, no quería mentir, de verdad que no quería pero era necesario, y entonces los volvió a abrir, y luego miró con certeza a los ojos a su senpai—... Me robaron el móvil, ayer en la tarde, llegando a aquí —quita la mirada de él y la dirige a otro lado, no aguantaba más—... Fui... Fui atacada por un loco en uno de los jardines y... Me arrebató el móvil en la pelea...

Al principio Kuon estaba sorprendido, luego se enojó y apretó los puños con fuerza. Ella sintió su oscuridad aparecer y se asusto, pensó que tal vez se dio cuenta que le mentía, pero no fue así, le creyó. Se sintió un poco mal por cómo él no dudaba de ella ni un poco mientras ella le mentía, aunque después de todo, no le estaba mintiendo, solo que no le contaba por completo la verdad. Y entonces volvió a sentir sus brazos envolviéndola, otra vez su perfume embriagador dejándola sin esperanza de recuperarse de un nuevo hechizo.

— ¿Qué te hizo? —le acariciaba la espalda— ¿Estás bien? —la estrujaba cada vez más fuerte— ¿Por qué no me llamaste? —la sostiene del rostro y la hace mirarlo, él estaba frustrado y algo molesto, reprochándole con algo de dolor en la mirada— ¿Por que no confías en mí? —la suelta y se enfada un poco, en realidad era como una queja por lo dolido que estaba, se gira suspira y se vuelve a ella y exclama— ¡¿No te das cuenta lo mucho que me importas?! —ella se sorprendió por como se exaltó su senpai, él se dio cuenta que se pasó por los nervios, intento relajarse y se arrepintió, estaba molesto consigo mismo, tal vez la asustó. Soltó un suspiro frustrado y la agarró de la mano y la acerco a él— Lo siento... —le da palmadas en la cabeza— Es solo que me duele que no me permitas estar contigo en momentos como estos, que no me dejas protegerte...

Ella lo mira, aún sorprendida, pero se recupera y luego de procesarlo, ella solo sonrió con ternura.

— No tiene que disculparse de nada —agarra la mano de él y con suavidad la quita de su cabeza, logrando que él la mire y se quede sorprendido— Es que... Sucedieron cosas tan locas y... Eso en realidad no fue muy importante —mintió con mucho pesar—... Pero te prometo, Tsuruga-san, que a partir de ahora te molestaré sin importar que lo ocurra sean cosas triviales —suspira, mira a otro lado, estaba algo nerviosa, y luego vuelve a dirigirla a él y le sonríe—... Así como yo, espero que cuentes conmigo para lo que sea —baja la mirada y agrega en un murmullo, inconscientemente—... Quiero estar siempre ahí para ti, quiero estar a tu lado...

Él al principio se quedó sorprendido, bastante sorprendido, pues sí la escuchó, la escucho y no podía creerlo.

"¿Será...? ¿Será tal vez mi imaginación? ¿De verdad lo dijo? No... ¿Estoy oyendo cosas? Es eso... ¿No?"

Kyoko entonces se dio cuenta de la mirada inexpresiva de él, estaba con una mueca que nunca le había visto y negaba con la cabeza varías veces, con la mirada perdida. Entonces de repente se da cuenta y se tapa la boca, cómo si eso sirviese de algo.

"¡¿Lo dije en voz alta?!"

«Jujuju ¡Chicas, vengan que esto se pone picante!»

Decían las demonios mentales de Kyoko mientras todos se amontonaban al rededor de una pantalla de cine, con palomitas de maíz incluidas en la fiesta.

— Sí, quiero estar a tu lado siempre —dijo con seguridad al final de darse mucho valor.

«¡¿Qué?!»

Demonios y ángeles de su cabeza escupieron sus bebidas y las palomitas de maíz volaron por todo el lugar.

«¡¿Quién demonios es esa y qué le hizo a nuestra ama?!»