Capítulo 44: Investigación (Parte 1)
Con solo un vistazo, _ supo que se encontraba dentro de un sueño.
Parada frente a ella, una monstruosa y enorme masa cubierta de un áspero pelo negro la observaba con unos escalofriantes y gélidos ojos azules que se entreveían en el cabello. Un profundo ronroneo surgía de aquella criatura, el cual llenó completamente la falta de ruido del lugar donde ambos se encontraban. Retumbando en el eco.
Y, con un escalofrío recorriendo su cuerpo cuya piel se encontraba de gallina, _ también supo que estaba paralizada de miedo.
Con horror en las venas y los ojos encogidos, trató por unos instantes de despegar sus pies del suelo o moverse siquiera un milímetro. Separarse de aquella bestia que no dejaba de mirarla, casi acechándola como una presa. Lo intentó por todos los medios, con la frente perlándose de un sudor muy frío y la respiración acelerándose por momentos. No obstante, su cuerpo no respondía. Estaba completamente inmóvil.
De pronto, el suelo retumbó con pesadez y violencia, mandando una pequeña sacudida a la morena. La bestia había dado un paso en su dirección, acortando la distancia que los separaba. Una palpitación se atropelló en su pecho.
"Muévete…"Pensó _ con la cara palideciendo mientras el otro ser avanzaba a paso lento hacia ella. Cada inspiración e expiración, se le entrecortaba el aliento "Joder, Muévete…¡MUEVETE!" No debía apartar la mirada, temía si lo hacía.
Sin embargo, en el segundo en que desvió un poco su atención del enorme monstruo que avanzaba hacia ella y de su propia incapacidad para moverse, se dio cuenta de que no estaban solos. Había aparecido una nueva presencia tras su espalda, sorprendiéndola por un instante. En cambio, este nuevo invitado, al contrario que el ser que tenía frente a ella, se le hacía extrañamente conocido y sin ninguna intención hostil.
Sin que ella se lo esperara, de pronto, una cálida mano se colocó sobre su hombro. A través de aquel tacto contra su piel, sin necesidad de emitir ni una palabra, le transmitió un silencioso apoyo. Una sensación demasiado real y conocida como para ser un enemigo.
Como si su cuerpo hubiera estado congelado y con aquel toque se derritiera, en aquel instante, todo el bloqueo que restringía los movimientos de _ se vino abajo seguido de una poderosa valentía que nacía dentro de _, cuya procedencia se figuraba que era de la persona que tenía tras de sí.
Cuando se liberó de su bloqueo, una enorme sombra la asaltó súbitamente. Sin darle tiempo a observar quién era aquel que la había libertado, frunciendo el ceño, _ lanzó una mirada muy seria hacia delante. El monstruo ya estaba junto a ella. Por ello, sin más opciones, se lanzó contra aquella bestia.
…
Cuando sus ojos grises se abrieron, _ gruñó por lo bajo de placer a la vez que se estiraba en aquellas cálidas sábanas. No podía evitarlo. Para su sorpresa, había dormido de lujo. Por primera vez en muchísimos años. Notaba su cuerpo completamente descansado y listo para la acción. Casi parecía como si hubiera dormido toda la noche del tirón…
"¡Espera un jodido momento!" Gritó en su mente mientras se incorporaba de golpe, con los ojos abiertos.
Con sorpresa dirigió estos hacia la ventana que tenía frente a ella, dándose cuenta de dos cosas: primero, que a través del cristal se podía ver una multitud de gente caminando por las calles, lo cual indicaba que ya había amanecido, y en teoría habían pactado en turnarse para vigilar a lo largo de la noche; y dos, que Levi no se encontraba en la misma silla donde _ lo había visto por última vez antes de caer rendida entre las sábanas.
Al darse cuenta de la ausencia de su compañero, el corazón de la morena se encogió sin poder evitarlo, sumergiéndose en la ansiedad y preocupación ¿Se había ido sin ella?¿Lo habían secuestrado o le había pasado algo? No, esa opción podía ser. Quería decir. Levi era el proclamado soldado más fuerte de la Humanidad. Siempre alerta y preparado. Era imposible…¿cierto? No obstante, antes de que esta se volviera loca, un pequeño sonido a su derecha llamó la atención de sus ojos, pilándola un poco por sorpresa. Con brusquedad, giró su cuello, deteniéndose completamente paralizada. Cuando sus pupilas captaron el origen de aquel ruido, poco a poco estas se fueron agrandando.
Diferentes tonos se dibujaban a través de aquella piel tan blanquecina como la nieve gracias a la claridad que se colaba por la ventana, creando un matiz precioso. Su cabello oscuro del mismísimo color que la más cerrada noche se veía de diferentes tonalidades y el cual caía de manera inclinada y un poco despeinado en un lado de su rostro, ocultando uno de sus ojos. Su faz, usualmente fría, fruncida o falta de emociones, se mantenía en completa paz y relajación, dándole un aspecto distinto. Completamente nuevo ante cualquiera. Completamente tranquilo e indefenso, tan raro en él. Siguiendo esa calma, su pecho se hinchaba y deshinchaba guiado por sus pausadas y profundas respiraciones, marchando los músculos que había bajo su camisa.
Sin poder creérselo, _ dejó escapar el aire de sus pulmones. Y, a pesar de lo sucedido entre ambos, se quedó durante unos segundos contemplando completamente maravillada y engatusada por la imagen que había ante sus ojos, como una drogadicta enganchada.
Junto a ella, completamente ajeno a los estragos que causaba, Levi, con la espalda y la cabeza apoyada en el cabezal de la cama, dormitaba con suma tranquilidad, con los brazos cruzados sobre su regazo y una pierna extendida en el colchón y la otra colgada al borde, como si estuviera preparado para moverse ante cualquier ataque.
"¿Por qué…?"Logró pronunciar en su mente de manera retardada.
Cuando la morena se quiso dar cuenta de su maldito comportamiento, sacudió su cabeza, causando que sus bufados rizos revolotearan con el movimiento, y , entonces, salió de la cama, con el rostro colorado de un intenso color rojo, abochornada y molesta. Queriendo alejarse de aquel lugar, se internó en el baño y se dispuso a asearse para empezar el nuevo día, intentando por todos los medios sacarse aquella imagen de su mente.
Más tarde, aseados y desayunados, ambos morenos caminaban por las calles de la Ciudad Subterránea en completo silencio y con los sentidos en máxima alerta, sin que Levi se hubiera dado cuenta de lo que había pasado y _ intentando borrar el recuerdo de su mente. Sus ojos intentaban captar cualquier tipo de movimiento ajeno a su alrededor. Nunca se sabía, pero el suceso de la anterior noche podría haberles creado nuevos enemigos, por lo que debían tener todavía más cuidado.
De todas maneras, mientras que Levi mantenía el rostro oculto tras el pañuelo y la capa, _ iba totalmente descubierta, aunque vestía también una capa por si acaso tuviera que esconder su identidad. No se sentía cómoda recorrer un sitio desconocido para ella sin poder observar todo en su entorno con claridad. Nadie la conocía en aquel lugar, por lo que podía permitirse eso.
Sin embargo, su rostro al aire poco importó ya que al cabo de unos minutos de caminata se internaron en una abarrotada calle, quedando completamente ocultos ante cualquiera. A pesar de su corta estatura y la multitud de gente que circulaba por aquel lugar, _ pudo quedarse maravillada por el lugar. La morena no pudo evitar reducir la marcha hasta detenerse por completo para admirarlo con comodidad. De un edificio al otro habían colgados gran cantidad de pañuelos de una multitud de colores que, a pesar de su aspecto sucio y roto, se balanceaban de manera preciosa sobre las cabezas de la ciudadanía, a la vez que los rayos de luz que las piedras brillantes que iluminaban la Ciudad Subterránea los atravesaban, tiñendo el lugar de una enorme paleta de colores. A parte de eso, a lo largo de la vía a ambos lados habían situado bastantes puestos de venta, donde, a duras penas y poniéndose de puntillas, _ visualizó la enorme variedad de productos para ser comprados por los residentes del lugar. Desde alimentos, armas, ropa e incluso joyas, todo parecía estar a plena disposición del comprador, sorprendiendo un poco a la morena. Según tenía entendido y había visto, la ciudad bajo tierra era un lugar donde la pobreza destacaba por encima de todo y de todos. Por ello, ver aquella multitud de productos tan extrañamente lujosos le chocaba demasiado.
Viendo el rostro de confusión de la morena, Levi se acercó un poco a ella.
-Todo lo que ves es de contrabando-Le explicó con grave voz descendiendo su tono y agachando la cabeza para ponerse a la altura de _-Antes la Policía Militar trapicheaba con las ratas de aquí abajo y hacían negocios con aquello que requisaban en la superficie, cobrándoles muchísimas tasas e impuestos. Por eso si observas bien, el precio es muy caro para la vida de aquí. No muchos se pueden permitir comprar todo esto, así que optan por robar en vez de morirse de hambre- A través del hueco que dejaba el pañuelo y la capa, donde se podían ver los ojos gris azulado del hombre, _ vio como estos se dirigieron hacia un puesto en particular, haciendo un gesto con la cabeza para indicarle que observara. Haciéndole caso, la morena giró el rostro con mucha curiosidad en el cuerpo y, entonces, dirigió su atención hacia el lugar. En un elegante puesto, más cuidado y nuevo que los anteriores, en las paredes de madera habían colgadas una multitud de joyas, siendo custodiadas por un enorme hombre, casi del tamaño del mismo puesto. A pesar de estar un poco alejados de aquel puesto, _ se pudo dar cuenta enseguida de la pequeña presencia que había oculta en un estrecho callejón junto al puesto, entre las sombras y ocultando su identidad con una oscura capa. Abriendo los ojos, sorprendiéndose, _ vio como el o la infante -suponía ella- de puntillas y vigilando los movimientos del hombre, se aproximó agachando el cuerpo casi pegándose a uno de los laterales del puesto -Y otros, roban como encargo- La voz de Levi pareció casi una orden pues, en el instante, el o la menor alargó su pequeño brazo en un momento de despiste del dueño y agarró un collar de perlas rosas para después salir huyendo, sin que este se diera cuenta hasta al cabo de unos segundos, instante que empezó a gritar y a maldecir, asustando a la clientela que se había arremolinado a su alrededor.
Todavía con la levemente boca abierta por lo que había presenciado, _ señaló al lugar donde se había marchado aquella criatura.
-¿Era un Niño Topo, cierto?- Ante la pregunta, la morena recibió un gesto afirmativo de su capitán. Acto seguido, miró hacia la dirección de la huida, frunciendo el ceño - ¿Y no lo perseguimos?
-No. Ahora no es el momento. Llamaríamos demasiado la atención-Le indicó el hombre señalando con los ojos a su alrededor. Era cierto. Si empezaban a correr tras aquel infante, la multitud se sorprendería- Debemos observar desde la lejanía sus movimientos y esperar una oportunidad.
Asintiendo, tanto el moreno como _ renovaron su marcha mientras, a su lado, una multitud enfurecida se arremolinaba junto al dueño del lugar, gritando y maldiciendo a los Niños Topo y la inutilidad de la Policía Militar. Esquivando aquel escándalo, ambos caminaron por un par de minutos por aquella calle. Al cabo de unos minutos, Levi, girando su rostro a _, indicó mediante un gesto de cabeza hacia una dirección. Viendo aquello, la morena asintió. Ambos, acto seguido, se desviaron de la calle principal y se internaron en las tétricas callejuelas que mediaban con el mercado. Aquel parecía ser uno de los barrios más pobres y maltratados pues tanto el aspecto del lugar como de sus residentes tirados en el suelo describía exactamente aquello. Algunos murmuraron algo al verlos pasar, pero no causaron que ninguno parara. Aun con impotencia, _ siguió de cerca a un serio Levi hasta que de pronto el hombre se detuvo en seco, forzando a la morena a parar su caminar. Extrañada, la morena salió tras de él, con un gesto de confusión, y, entonces, se situó a su lado, dirigiendo sus ojos a aquello que el moreno observaba. Frente a ellos, una calle todavía más estrecha que las ya andadas apareció ante su visión. Sin poder evitarlo, _ abrió levemente la boca, impresionada. No podía evitar sentir emoción. Estaba ante las célebres Madrigueras. El lugar donde su madre investigó por tanto tiempo a los Niños Topo y conoció a la persona que tenía a su lado.
Levi, sin darle tiempo a la morena a procesar aquello, giró su rostro hacia esta.
-Ponte la capucha-Le ordenó con su voz amortiguada por el pañuelo que ocultaba parte de su cara. Asintiendo un poco distraídamente, _ alzó una de sus manos y, cogiendo la tela, se ocultó su rostro, haciéndole caso- Vamos a separarnos. Yo iré hacia el otro lado de las Madrigueras- Asintiendo, _ escuchó las instrucciones de su capitán. De pronto, Levi alzó su mano diestra y señaló en su dirección con su dedo índice- Tú quédate aquí. Escóndete y espera a que aparezca alguno de esos mocosos. Intentaremos seguirlos y recabar toda la información que podamos. Antes que nada, te lo advierto: esos críos son muy rápidos y encima conocen el lugar. No te será fácil. Y, aunque debes intentar por todo los medios alcanzarlos, no olvides nunca mantener el perfil bajo- La morena volvió a asentir- Por último, al final del día nos reuniremos aquí ¿Alguna duda?
_ negó la cabeza.
-No, ninguna, capitán.
-De acuerdo- Por un segundo, Levi se quedó mirando sin decir nada a la morena, como si fuera a comentar algo más, provocando que _ frunciera el ceño. Sin embargo, tras ese tiempo, este se giró hacia la pared y caminó hasta ella. Con la habilidad que le caracterizaba, el hombre pegó un salto en el alféizar de una de las ventanas del edificio y, tras impulsarse y estirar sus brazos hacia arriba, agarró un poste de madera, haciendo fuerza después con sus brazos para balancearse y saltar encima del techo. Al aterrizar, el hombre se giró hacia el borde, apoyando su bota justo en el límite, e ,inclinando un poco su cuerpo hacia delante, miró a _ desde las alturas- Nos vemos en unas horas.
Y, entonces, el hombre giró sobre sus pies, causando que la capa revoloteaba por el movimiento, y, tras darle la espalda a la morena, avanzó por los techos de los edificios de las Madrigueras.
Aunque era muy poco consistente el plan, _ sabía que era lo único que podían hacer hasta idear uno mejor. Debido a la falta de conocimientos, prácticamente estaban desarmados e iban a ciegas. Por ello, debían primero completar esas carencias para realizar el siguiente movimiento. Algo fácil de decir que de hacer.
Dejando ir un suspiro pesado, _ inició su caminata por el borde de la Madriguera. Con la ausencia de Levi, a pesar de que el hombre no hubiera hablado mucho, hacía que a su alrededor se notaba más silencioso y tenso que antes. Una enorme presión se palpaba en el ambiente. Se encontraba en un territorio peligroso y desconocido. Un territorio, que si se paraba a pensar, en el que el moreno se había criado completamente solo. No quería ni pensar cómo habría sido su infancia. Pero, ahora que conocía parte de su pasado, algunos comportamientos en Levi cobraban sentido. Ese carácter tosco y esa obsesión enfermiza por la limpieza se debía a lo vivido durante sus primeros años de vida. Debió haber sido duro… "¿Cómo se sentirá Levi al regresar a su ciudad natal?" no pudo evitar pensar mientras se asomaba por la ventana de una casa que parecía vacía. A sus ojos, el hombre no había mostrado ningún tipo de emoción. Pero _ estaba segura que no podía estar impasible.
En ese aspecto, debía admitir que eran iguales.
Viendo que, efectivamente, no había ningún alma en aquel lugar, _ se acercó y alargó la mano hacia el picaporte de la puerta que había al lado de la ventana, olvidándose por un momento el hilo de sus pensamientos. A simple vista, no parecía muy robusta. Primero vería si estaba bajo llave y si no con el cuchillo podrí...Con un simple roce de la yema de sus dedos, se escuchó un sonido muy feo. Asustando a la morena, la cual, reaccionando instintivamente, pegó un pequeño bote hacia atrás, la puerta se derrumbó hacia delante, golpeando el suelo con fuerza y escándalo. La superficie de madera se resquebrajó ante el impacto, mandando astillas en todas las direcciones del suelo.
Con el corazón palpitándole de manera muy apresurada, _ se quedó por unos segundos con la cara completamente blanca del susto. Parpadeando todavía bloqueada, continuó mirando el hueco que se había abierto con completa facilidad. Por las Murallas, aquello no se lo había esperado.
Dándose cuenta de repente del escándalo que había hecho, chasqueó la lengua. Joder, la había cagado. Maldiciendo por lo bajo y sacudiendo la cabeza, la morena giró su cuello y observó a ambos lados de aquellas calles, cerciorándose de no haber llamado la atención de nadie. Por suerte para ella, era la única en aquel lugar. Aliviada, dejó ir un suspiro pesado. "Debería tener más cuidado" Por ello, siguiendo su propio consejo, acortó la distancia y, evitando pisar la puerta astillada, se internó en el oscuro edificio antes de que alguien atraído por el ruido pudiera verla.
Al adentrarse, temiendo hacerse daño, se detuvo en el centro de la habitación completamente a oscuras, esperando a que sus ojos se acostumbraran. Mientras tanto el olor a humedad y a rancio se coló por sus fosas nasales, causando que la morena arrugara la nariz un poco asqueada. Estremeciéndose notablemente, aguantó las arcadas que ascendían por su garganta. Cuando pudo ver con mayor claridad después de unos instantes, observó su alrededor con sus ojos grises. A primera vista, no había muebles. Ni trasto de que hubiera vivido alguien en aquel lugar con anterioridad. No por lo menos desde hace bastante tiempo. Prueba de los años trascurrido era el estado de aquellos muros que sostenían a duras penas toda la estructura. Las paredes habían sido cubiertas por una gruesa capa de moho, procedente de las goteras que se colaban entre las grietas de estas y, además de ello, para su mayor asco, un montón de ratas esqueléticas y putrefactas se amontonaban en una de las esquinas del lugar, seguramente siendo el origen de aquel olor a rancio. Con desagrado, _ desvió su vista hacia la dirección opuesta. Al hacer aquello, observó como, en la esquina contraria, un montón de tablones se acumulaban, todos rotos y astillados. Un poco curiosa y caminando hasta el lugar, se dio cuenta también de las extrañas formas que había en la pared situada al lado y en el hueco rectangular que había sobre estos, en el techo de piedra. Aquello, tiempo atrás, habría sido una escalera para ascender al piso superior. Sin embargo, ahora se encontraba completamente destrozada. Tendría que arreglárselas para subir. Chasqueando la lengua fastidiada, _ se apartó la capa de delante del cuerpo, obteniendo así mayor libertad de movimiento en sus brazos. Sin más, introdujo la punta de la bota en el hueco que antes debía estar anclada uno de los tablones rotos bajo sus pies y, dando un pequeño saltito hacia arriba, comprobó que pudiera aguantar su peso. Viendo como resistía, _ repitió el mismo movimiento y, alzando las manos para agarrarse a los otros huecos, introdujo el pie derecho en el siguiente. Durante unos 5 minutos estuvo desplazándose lateralmente por la pared, introduciendo y sacando las botas y las manos de los huecos hasta alcanzar el siguiente nivel. Con un pequeño dolor en los brazos y en los dedos de los pies, _ caminó por la segunda planta, viendo que estaba en las mismas condiciones que el piso inferior excepto por el enorme hueco que había en la pared que daba a la Madriguera. Casi al completo el muro se había venido abajo, causando que en la zona cercana a este montones de trozos de pared se acopilaran. Y, aunque significara que la estructura era muy inestable, aquello era perfecto para _. Tenía plena vista y accesibilidad a la zona y a la vez se mantenía oculta.
Con una sonrisa de satisfacción, la morena avanzó entre las ruinas, teniendo cuidado de no tropezarse, y, cuando estuvo junto a este, se situó junto al agujero, donde se agachó tras los restos de un muro. Estaba completamente segura de que aquello resultaría.
…
5 días después.
-¿Algo?-Preguntó Levi con voz monótona mirando con sus ojos gris azulado a un lado. El hombre había saltado desde los tejados de las Madrigueras hasta al suelo, aterrizando con la gracia casi similar a la de un gato.
A su lado, _ chasqueó la lengua, un poco molesta. La morena llevaba un rato esperando su regreso al punto de encuentro, con el ceño fruncido y moviendo el pie con un ademán impaciente, tamboreando el suelo a un ritmo acelerado y ruidoso . Algo parecía reconcomerla por dentro. Y la causa no era el retraso del moreno.
-Nada. Igual-Le contestó arrastrando las palabras, un poco deprimida y malhumorada. No podía creerse que hubieran pasado tantos días sin avanzar casi nada. A este paso, la desesperación que crecía en su interior acabaría con ella- Han aparecido otros dos críos. Les he seguido y los he vuelto a perder en la misma calle. De verdad, estoy segura que por allí estará la otra base.
-Sí. Pero el Mercado está demasiado abarrotado como para poder seguir a un par de mocosos. Esos jodidos enanos son más hábiles que antes…-Maldijo por lo bajo, suspirando. Al parecer también Levi había fracasado un día más. Era increíble que un par de niños pudieran dar esquinazo al Soldado más fuerte de la Humanidad, e incluso en su propio territorio- Volvamos al hostal. He tenido suficiente de esta mierda de lugar.
Un día más sin éxito, ambos morenos pusieron rumbo de vuelta a su habitación.
Habían pasado varias jornadas desde que iniciaron aquella vigilancia y seguimiento, y, a pesar de no haber sido todo un fracaso, la verdad es que su investigación no había avanzando tanto como _ hubiera esperado y deseado. Por ahora, únicamente conocían la ubicación exacta de una de las bases de los Niños Topo; pues sí, ya que al parecer, estos estaban divididos en varias secciones. Según habían observado durante su persecución, era una posibilidad que los Niños Topo no fueran una organización homogénea; podrían existir un total de tres de bases ya que, a la hora del retorno, los Niños Topo siempre se dirigían hacia unas específicas direcciones. La primera de ellas se situaba en la dirección los barrios más pobres, conflictivos y destrozados, localizados a la izquierda del todo de la Ciudad Subterránea, en una zona un poco apartada del resto. Aquello era un completo laberinto repleto de ruinas entre las cuales se escondían clanes muy agresivos, que atacaban a cualquiera que pisara su territorio. La segunda, de la cual ambos morenos habían estado hablando, rondaba por la calle del Mercado. Siendo la multitud una distracción favorecedora para los niños, estos desaparecían ante los ojos de los dos soldados, como si la tierra se les hubiera tragado. Y la última, la única localización que conocían, se encontraba junto a la entrada de la Ciudad Subterránea, en un enorme edificio, por no decir el más grande del lugar. Esta no había sido hallada del mismo modo que las anteriores, pues en este caso no habían necesitado perseguir a un Niño Topo, sino a un carromato. Si era sincera consigo misma, había sido un hallazgo esperanzador, sí, pero...debido a las condiciones...No fue mucha la alegría que sintieron ambos al avanzar.
Fue el tercer día que llevaban de investigación. Ya "anocheciendo", los dos caminaban hacia su hostal de vuelta otro día más sin éxito. En la calle donde se encontraba, de repente un carromato tirado de un hombre pasó por el estrecho lugar, obligándoles apartarse a un lado para dejarle pasar. Pegándose a la pared, en aquel entonces, _ recorrió con la mirada el trayecto del vehículo mientras este se desplazaba por su lado, un poco impresionada porque un simple hombre pudiera cargar con tanto peso. De pronto, una piedra se encontró en el camino de una de las ruedas, causando que al tirar con mayor fuerza para pasar por encima de ella, el carromato diera un pequeño salto brusco. El movimiento repentino provocó que del interior de la tela que cubría el cargamento que portaba en la parte posterior se deslizara parte de su contenido hacia el exterior. Los ojos de _ se encogieron cuando, tras fijarse en aquello, reconoció lo que era. La sangre de la morena se congeló completamente horrorizada pues, aquello que se había deslizado, no había ninguna duda de que era una mano infantil. Sin conocer del todo la procedencia de aquel niño o niña, ambos preocupados siguieron muy de cerca del individuo, el cual caminó unas cuantas calles más adelante, alejándose de la parte poblada de la Ciudad Subterránea, hasta detenerse en las ruinas de una casa. Necesitaban saber qué cojones estaba haciendo con aquel infante. Y lo hicieron, para su desgracia. Cuando el hombre vio que estaba lo suficientemente lejos de todos, detuvo el carromato y lo rodeó hasta situarse junto a este, mientras era observado, sin captarlo, desde los tejados de los edificios por Levi y _. Fue entonces, en el instante en el que aquel individuo cogió la manta y la quitó de encima del contenido que ambos entendieron lo que estaba haciendo. Un montón de cuerpos esqueléticos e infantiles descansaban en la parte trasera del carromato; todos con los ojos vacíos, sin vida, y una característica cicatriz en la frente. Eran Niños Topo. Todos muertos ¿Qué...qué…? Casi sin poder asimilar aquella imagen, una arcada ascendió por la boca de _ al ver cómo, sin ninguna delicadeza, el hombre cogió a uno de ellos y lo lanzó al suelo, a las ruinas continuas, como si fuera simple basura. Los puños de la morena se apretaron deseando estamparlos contra aquel rostro impasible ante aquella cosa tan horrible que estaba haciendo, pero aguantó. Aguantó con todas sus fuerzas. Se obligó a quedarse anclada a aquel techo mientras aquel hombre tiraba aquellas pobres criaturas, vaciando poco a poco el carro. Y solamente saltó al encuentro de los niños cuando, finalizando su tarea, el hombre se marchó por completo del lugar, siendo seguido por Levi. La morena necesitaba comprobar que hubiera alguno con vida, necesitaba salvar a alguno. Tenían que vivir, eran demasiado jóvenes. Sin embargo, examinando con desesperación uno por uno, ni escuchó ningún latir en sus pechos ni sintió que el aire entrara y saliera por sus fosas nasales. No había nada que hacer. Su vida se había apagado. Y, a juzgar por el aspecto enfermizo y esquelético de sus cuerpos, había sido de una manera muy brutal.
Una hora más tarde, Levi regresó al lugar, encontrándose con un par de tumbas de piedra alzadas en los lugares donde habían sido dejados y una _ sentada frente a ella, con un gesto facial de completa tristeza e impotencia y rastros de lágrimas alrededor de sus ojos grises. Sin comentar nada acerca de ello, el moreno le contó con voz suave lo descubierto. _ no pudo ni esbozar un gesto facial distinto del que tenía. Era verdad. Por fín habían conseguido una información importante…Se podía decir que habían avanzado...¿Pero a qué coste?
-¡MALDITO BASTARDO, VEN AQUÍ, LADRONZUELO DE MIERDA!-El grito enfurecido de una mujer alteró a la morena, sacándola de repente del interior de sus recuerdos. Agrandando los ojos un poco sorprendida, _ giró su rostro en dirección hacia la voz.
A un par de metros de los morenos, junto a un puesto de telas, vieron como una mujer bastante mayor era tirada al suelo junto a su mercancía de un empujón mientras gritaba todo tipo de improperios hacia su agresor; que en este caso, para sorpresa de ambos, era un Niño Topo, de unos 15 años. Ambos soldados pudieron identificarlo al instante ya que, durante el forcejeo, la capucha que normalmente llevaban ocultando su rostro, se deslizó de su cabeza, mostrando su característica cicatriz. El infante, una vez hubo tumbado a la mujer, giró sobre sus talones, volviendo a colocarse la capucha en el proceso, y arrancó a correr por la calle, sin mirar atrás y con la mercancía entre las manos.
Viendo otra oportunidad para encontrar una de las otras bases desconocidas para ellos, _ dio un paso hacia delante, haciendo un amago por iniciar una carrera tras el niño; sin embargo, un sonido extrañamente característico la detuvo por completo.
Sobre las cabezas de todos los viandantes, incluidos Levi y _, un par de sombras surcaron el espacio aéreo, levantando del impulso la tierra del lugar. Unos cables metálicos se engancharon por la pared de los edificios de la izquierda de los soldados y, recogiéndolos, cuatro individuos avanzaron por la vía, empleando un Equipo de Maniobras Tridimensionales, siguiendo al niño que, al girar su rostro hacia atrás y observar sus nuevos perseguidores, no dudo ni por un instante y se metió entre las callejuelas, aprovechando el espacio tan estrecho para intentar huir. Girando en el aire de manera casi imposible y empleando con una habilidad casi profesional los mandos de los EMT, aquel grupo cambiaron de dirección y, sin ningún tipo de titubeo, se internaron en el lugar donde el infante se había escabullido.
_ no pudo evitar asombrarse por aquel enorme talento que habían desprendido aquellos individuos.
-¡DADLE SU MERECIDO, GUERRILLEROS!-Gritó la mujer desde el suelo, con el rostro rojo del dolor y la ira, llamando de nuevo la atención de ambos-¡QUE NO SE ESCAPE ESE MALNACIDO!
-No eran la Policía Militar-Comentó _ con un tono de voz de completa sorpresa cuando se recuperó de la impresión. No les había visto bien, pero estaba claro que ninguno llevaba la indumentaria del cuerpo.
Levi, a su lado, negó con la cabeza.
-Ni de coña. No harían esas maniobras ni en mil años-Estuvo de acuerdo el moreno, con el ceño fruncido tras la capucha- No tienen tanta experiencia.
-No podemos quedarnos quietos. Tenemos que preguntarle a esa mujer-Sugirió _ comenzando a caminar en su dirección-que parece saber algo de ellos- Levi asintió siguiendo a la morena muy de cerca. La mujer de baja altura se acercó a la dueña del local, con un poco de precaución, sabiendo la naturaleza desconfiada de los habitantes de la Ciudad Subterránea- Disculpa ¿Necesitas ayuda? Hemos visto lo que ha pasado.
La mujer de pelo castaño muy rizado, de una edad ya avanzada, alzó sus ojos marrones con ira hacia _, atravesándola con su malhumor. Sin intimidarse, la morena mantuvo la mirada durante unos segundos, completamente inmóvil, sin hacer ningún movimiento brusco y vigilando los de la persona que tenía delante. No obstante, a pesar de su hostilidad inicial, viendo las buenas intenciones de _, la mujer al cabo de unos instantes dejó ir un suspiro pesado y, casi a regañadientes, asintió, alzando la mano para que le ayudara a levantarse.
Viendo la cooperación de la dueña del local, _ esbozó una pequeña sonrisa, agradecida por su confianza, y, relajándose, le cogió de la extremidad que le tendía, haciendo un poco de fuerza para que se pusiera de pie. Al lado de ambas, Levi había recogido y vuelto a colocar las telas sobre el mostrador del puesto.
-Esos malditos Niños Topo…-Gruñó por lo bajo la señora, descendiendo su mirada y palmeando sus ropas para quitar la suciedad que se había adherido a la tela, tras darse cuenta de estas al echarse un pequeño vistazo. Cuando terminó de limpiarse, alzó sus ojos oscuros hacia ambos morenos- Muchas gracias. Estas viejas rodillas no habrían podido recoger las telas sin joderse del todo. Pero no quiero deudas con nadie, asique… ¿qué puedo hacer por vosotros?
Abriendo los ojos sorprendida, _ se quedó parpadeando durante unos instantes. No se había esperado que fuera directamente al grano. Los residentes de la Ciudad Subterránea parecían no llevar bien el ser ayudados. Parecía que era más una molestia que un alivio. _ se preguntó a sí misma si hizo bien.
-Esos mocosos con los EMT…¿Sabes quienes son?-Preguntó Levi tomando la iniciativa, viendo que _ no parecía decirse a hablar.
La mujer desvió sus ojos oscuros de _ hacia el hombre, frunciendo el ceño en un gesto de incomprensión.
-¿EMT?-Preguntó sin entender. Seguramente no entendería que esas siglas se refería al Equipo de Maniobras Tridimensionales, ya que era muy común que solo los soldados lo utilizaran. Sin embargo, al cabo de unos instantes, soltó un pequeño sonido y, alzando las cejas, asintió-¡Ah, ya comprendo lo que quieres decir! Esos crios a los que te refieres son los Guerrilleros. Parece que no sois de aquí, al ver que no los conocéis.
-¿Los Guerrilleros?-Preguntó _ con un tono que destilaba curiosidad, sin intención de confirmar o negar aquella afirmación.
-Ajá. No sé mucho, pero según lo que me han contado hacen de todo. Si tienes dinero, puedes contratar sus servicios para lo que tú quieras. Para todo-Les explicó la señora poniendo mucho énfasis en la palabra "todo", refiriéndose evidentemente a sus actividades para nada legales- Si aceptan un servicio, ten por seguro que resultará. Gracias a ellos, los malditos Niños Topo están cada vez más controlados.
Aquello hizo que las cejas de la morena se alzaran, llamándole muchísimo la atención ese hecho. Una idea completamente imparable había surgido desde lo más profundo de su mente ante esa revelación. Podría ser una completa locura, lo sabía, pero...Tal vez, y solo, tal vez ellos podrían ser la clave para todo. Podrían ayudarles con la investigación. No habían avanzado nada por su cuenta, por lo tanto… Podrían plantearse la probabilidad de solicitar sus servicios. A pesar de su origen completamente ilegal, podría suponer una aceleración en el proceso ya que, según lo que les estaba contando la mujer que tenían frente a ellos, parecían tener una ligera idea acerca de los Niños Topo. Esa ligera idea que ellos desconocían. Además, si había suerte tal vez incluso podrían saber algo acerca del paradero de Abel.
Aquella idea hizo que su boca fuera más rápida que su pensamiento lógico y actuara por su propia cuenta.
-¿Sabes dónde podríamos encontrarlos?-Preguntó la morena a la dueña del local de telas mientras se ganaba una pequeña mirada de incredulidad de Levi.
-Ni idea. Como ya os he dicho, no se mucho acerca de ellos…- Habló la mujer, cogiéndose de la barbilla, sumergiéndose en sus pensamientos. De pronto, la mujer asintió- Bueno, eso no es todo lo que sé. También he escuchado por ahí que a su líder lo llaman la "Serpiente blanca". Y que es muy terrorífico. Pero nada más.
-Serpiente blanca…-Murmuró la morena. Tal vez si preguntaban a más personas por ese sobrenombre, podrían averiguar más acerca de los Guerrilleros y de la manera de localizarlos.
-Es suficiente con eso-Intervino Levi poniendo una mano en el hombro de _, sorprendiéndola por el repentino contacto, mientras se dirigía hacia la mujer.
Sin esperarlo pues parecía que la conversación aún no había acabado, _,de pronto, se vio arrastrada y siendo obligada a caminar calle arriba, casi con los pies rozando el suelo. La morena sin comprender qué estaba pasando, preguntó un par de veces al hombre que estaba pasando, sin obtener ninguna respuesta. Avanzaron unas manzanas más hasta que, de pronto, Levi le empujó suavemente para que se internara en un oscuro callejón, donde, tras meterse, se bajó el pañuelo, mostrando un rostro muy serio a la morena.
-Ni se te ocurra-Le advirtió alzando el dedo hacia ella. La seriedad en sus ojos casi taladraban la cara de _.
-¿Ni que me ocurra el qué?-Se hizo la loca _ con un tono inquisitivo, cruzándose de brazos a la vez que desviaba la mirada hacia un lado. No iba a hacer nada estúpido, pero le molestaba que ya hubiera captado todo lo que le había pasado por la mente.
-Sé lo que están pensando, eres un maldito libro abierto, y no. Definitivamente no- Le dijo negando con la cabeza, muy firme.
Viendo que había sido descubierta, la morena chasqueó la lengua, deteniendo su actuación. No le gustaba nada ser tan predecible.
-¡De acuerdo, tienes razón!¡Pero aún así, sabes perfectamente que no hemos avanzado una mierda!¡Estamos completamente estancados!-Exclamó la morena controlando su tono de voz mientras apretaba los puños. Debían hacer algo- A este paso moriremos de viejos antes de hacer nada. Podríamos plantearnos la pequeña posibilidad de que tal vez necesitemos ese tipo de ayuda.
De nuevo, negando con la cabeza, el chico de pelo oscuro dio un paso hacia la morena, acortando la distancia entre ambos.
-He dicho que no. O por lo menos, no por ahora-Ante eso último, _ lo miró abriendo los ojos sorprendida. No era un no completo- No nos podemos fiar de un desconocido grupo de mafiosos y menos si son de aquí. Hay que ir con cuidado. Aun estando completamente desesperados, no podemos lanzarnos ante lo primero que veamos. Primero debemos obtener toda la información que podamos ¿estamos?
Escondiendo de manera disimulada su asombro, _ mantuvo el contacto visual con aquellos ojos gris azulado durante unos instantes.
-Estamos.
