Capítulo 48: Preludio de tempestad

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Cuervo soltó una risilla sarcástica. Tocaban las ocho de la mañana en Dragonfly; una empresa vecina ubicada en el noreste de Hyrule City, era la competencia directa del Z-corp pero a diferencia de ésta, en Dragonfly habían nacido ideas revolucionarias que combinaban magia y tecnología, el responsable de ellas era un muchacho cuyo nombre jamás había sido revelado al público, se hacía llamar "El dragón blanco"

Dragonfly también era el lugar en el que habían nacido los Twilight GAMES, y el sitio en el que laboraba Link desde los diecisiete años, tenía ahí un trabajo de medio tiempo en un puesto similar al que había desempeñado para Daphnes cuando era aún más joven.

La sorpresa era que uno de los dueños era el mismísimo líder de los piratas del cielo vestido bajo su apariencia civil.

Cuervo leyó el mensaje que había recibido a altas horas la noche pasada.

"Participaré en el torneo"

Le había preparado una sorpresilla desde hacía meses así que en un principio se había sentido desilusionado de que de manera torpe Link se hubiera descalificado a si mismo rompiendo su arma.

—Parece que Zelda volvió a salvarte.

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Zelda estaba tan emocionada que se levantó súper temprano ese día. Link llamó a los mogmas y dejo a Cris a cargo de los deberes del Zilant ese día, no obstante cerca de las nueve de la mañana recibió un mensaje misterioso.

"Lo encontré. Ven a verme cerca de donde muere el tiempo"

El número era de un desconocido, pero Link sabía exactamente quien se lo había mandado, borró el mensaje nada más leerlo.

—"Y ahora... ¿Qué hago?"

Aun no lo decidía cuando Zelda se acercó dando brinquitos y le mostró la guía oficial de actividades, ambos debían estar en el cruce de Hetalia y Kakariko justo a las doce en punto que era cuando daría comienzo el evento. Aún quedaba tiempo.

— ¿Qué?— Zelda no asimiló a la primera las palabras de novio.

Link le había pedido que se adelantara, ella no entendía porque no podían ir juntos, pero él se las había ingeniado para explicarle que debía hacer algo importante.

Prometió que volvería y que estaría justo ahí antes de que empezara el torneo. Confío en él.

Ambos se vistieron con ropa cómoda, aunque Zelda se tardó más de lo debido, el hecho fue que echó a Link fuera del cuarto para poder acomodarse. Un tanto confuso Link golpeó para llamar a la puerta.

—Todo bien, Zel.

—Ámmmmm

— ¿Zel?

—Estoy bien, creo que me atore un poco.

— ¿Quieres que te ayude?

— ¡No!— rechistó bloqueando la puerta. —Quiero que sea una sorpresa.

Link ladeó la cabeza, ¿Qué clase de ropa se estaría poniendo?, fuera lo que fuera tendría que esperar para verlo, si no se daba prisa estropearía todo.

—Está bien. Te veo en el torneo.

—Ve con cuidado— contestó ella desde adentro.

Escuchó a Link marcharse mientras decía "deberías llevar a Grusi"

—Estúpida alforja— gruñó ella—... estúpida correa de la alforja— volvió a rechistar mientras se desenredaba la correa hecha de cuero.

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Lejos de ahí en los límites del noreste se encontraba la frontera del antiguo desierto Gerudo, desde hacía siglos una estepa que moría al abrazo del mar que se extendía casi al fin del mundo. Aguas abandonadas incluso por los piratas. Antiguas ruinas, almacenes y fósiles gigantes convivían en ese sitio. Linebeck exhaló un aliento seco, el aire polvoriento le lastimó la garganta.

—Llegas a tiempo... como siempre, muchacho. — dijo mientras erguía una sonrisa. Tras de él, el Zilant yacía silente, había aparecido ahí sin que nadie se diera cuenta.

Los ojos azules de Link asomaban bajo la máscara del dragón blanco, su gabardina bailaba con el viento mientras sus botas se hundían en el terreno arenoso.

Le hizo una seña a su camarada, Linebeck respondió a la pregunta silente señalando con la mirada la punta alta del esqueleto de un animal fosilizado ahí hacia muchos siglos, la estructura ósea sobresalía de la arena por lo menos unos ocho metros, y en la punta del cráneo se encontraba la pirata del bajo mundo.

Link saludo a Jolene con la mano, ella le devolvió el saludo con una sonrisa y se deslizó grácilmente por los huesos petrificados hasta llegar al piso.

—Vaya, vaya. El mismísimo Zilant ¿a qué se debe el honor?— canturreó en una mezcla de tono coqueto y desafiante.

Link soltó una risita nerviosa, Jolene chasqueó los dedos, desde las sombras apareció Nabooru sin que nadie antes hubiera detectado su presencia.

—Vaya que honor— rechistó la Gerudo.

—Oye— gruñó

—Niño ¿cuándo vas a dejar de meterte en terreno peligroso?— le regañó Jolene

—Ya no soy un niño.

—Tiene razón, mira que alto es ahora— se burló Nabooru.

La Gerudo le robó la máscara, Link hizo una carita de fastidio, habían pasado años ¿Cuando iban esas dos a dejar de molestarlo?

De verdad que lo trataban como a un crío. Recuperó su identidad poco después de que Nabooru decidiera dejar de jugar. Nadie más debía saber que él era Zilant y mucho menos en posible territorio enemigo.

—Bien así está la cosa, recibimos reportes de creaturas extrañas rondando cerca de Gerudo, luego Nabooru vino a investigar y descubrió a estos tipos con el muchacho.

—Y de las creaturas, nada. Fue como si se hubieran esfumado.

— ¿Y que eran?— preguntó Link.

—No tengo idea, nadie logró ver más allá de sombras cruzando el crepúsculo.

— ¿Twilis?

—Posiblemente. Aunque de ser así, serían unos que jamás hemos visto.

Bajo la máscara frunció el ceño, Jolene le hizo señas, los cuatro avanzaron en silencio, cruzaron el valle de fósiles y se adentraron en los almacenes. Link le susurró a Linebeck que se quedara, pero él se negó. En cambio fue delante y les abrió el camino hasta que llegaron a las escaleras traseras.

— ¿Qué le hiciste?— susurró la Gerudo.

Link meneó la cabeza en negativa, Jolene sonrío por lo bajo. Ese lobo de mar había cambiado muchísimo, desde el accidente con Cuervo era un hombre diferente; más valiente, más atento, más decidido...

...

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Hace 5 años ...

Cuervo y Susurró Nocturno se abrían paso entre las nubes de Altarea con un prisionero. El chico arrojó su teléfono con la esperanza de que los mensajes que se habían quedado a la espera se enviaran una vez que el pequeño artefacto cruzara por sí mismo el mar de nubes

En ese instante al menos tres personas recibieron el mensaje de ayuda, junto con la leyenda "Si no queda nada más por hacer, protejan a Zelda, protéjanla con su vida."

Jolene y Nabooru habían dado a su chico por perdido, la Gerudo que hacía poco había despedido a los Mogmas lloró en silencio.

El tercer mensaje había ido a parar a manos del fugitivo Linebeck quien no había tenido el valor para abrir su teléfono, en cambio lo había botado por ahí y el aparato había quedado abandonado en algún rincón de su casa.

Pero entonces Link había aparecido en pleno mar junto con aquella pandilla de zoras, y no podía creerlo. Él lo había abandonado, traicionado, tirado a su suerte...

Había renunciado a él de manera fácil.

Pero Link en cambio había ido a buscarlo y había hecho todo lo posible por traerlo de vuelta.

Linebeck jamás lo olvidaría.

Sentía que nunca podría compensarle aquello, que sin importar lo mucho que hiciera por él su deuda seria eterna.

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..

Y había cambiado. Cambió muchísimo, la memoria de Jolene visitaba de vez en cuando aquella escena, recordando con absoluta claridad el momento en el que Link lo había traído de vuelta, cansado, agobiado, herido de sí mismo.

El pequeño Hylian lo había curado y jamás le había reclamado. Desde entonces el lobo de mar le debía absoluta fidelidad y respeto, pero además había tratado de enmendar los errores de su pasado.

— ¿Quizás deberías darle otra oportunidad?— masculló el cuándo la vio completamente perdida en sus recuerdos.

—Oh si— secundó la Gerudo.

Jolene gruñó a ambos y los amenazó con la mirada, no obstante ese par de pillos simplemente soltaron una risita.

Desde la distancia Linebeck les hizo una seña y los tres se adentraron a lo profundo de aquella construcción abandonada.

Ahí había tres hombres y una jaula.

—Los hombres de Ruco Soria— acertó la pirata.

Desde hacía meses que el tipo no dejaba de causar problemas, y desde que Don Bonachón había partido de ese mundo Ruco se había adueñado poco a poco de los antiguos negocios del susodicho.

—Ese viejo me las va a pagar— la voz de Link sonó silenciosa pero amenazante. No podía perdonar a aquellos que hacían mal uso de su poder.

—Yo distraigo a esos, ustedes saquen al chico— dijo la Gerudo separándose del grupo.

Link asintió, ordenó a los otros dos que le cuidaran la espalda y cuando Nabooru distrajo a los guardias con un ruido, aprovechó para acercarse a al joven cautivo.

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En el Centro de Hyrule City, una chica rubia escaló la torre de departamentos que quedaba entre las calles Maku y Lonlon, llevaba un entusiasmo imparable y eso que recién daban las diez y treinta de la mañana.

La dueña del departamento asomó a la calle con pereza.

— ¡Zelda!— exclamó sorprendida al encontrar a la joven Hylian fuera de su hogar.

Link le había dicho "lleva a Grusi" lo cual parecía una buen idea, dado que el novio de ésta llevaba varios días desaparecido, Zelda creyó que una salida de casa le haría muy bien a su amiga.

—Santas diosas— miró su atuendo, reservó sus comentarios, aunque no dejaba de preguntarse qué le había picado. Zelda solía ser la chica del look tierno que siempre llevaba vestido largo.

— ¡Vamos Grusi!, sal de tu pijama, ya casi es hora.

— ¿Hora de qué?— preguntó toda ida.

—Del torneo. ¡Vamos!

—Aah, los Twilight GAMES, ya los había olvidado.

—Link y yo participaremos, quiero que me acompañes.

—Pero Zelda...

— Pero Grusi, eres mi mejor amiga, quiero que me apoyes.

—Bueno...

—No creo que a Cocu le gustaría verte acá todo el día, vamos el aire fresco te hará bien.

Literalmente la secuestró, la metió a casa y la obligó a cambiarse antes de llevársela consigo.

El estadio de Dragonfly estaba a cinco kilómetros de ahí, pero el autobús pasaba justo en la cuadra de enfrente, ambas chicas tomaron el transporte y viajaron a través de la ciudad para llegar a su destino.

Desde antes de llegar el paisaje urbano fue dominado por la inmensa torre que se coronaba en una aguja, había sido construida el año pasado, aunque recientemente se había inaugurado la parte de arriba, según se explicaba la extensión que daba al cielo había sido construida especialmente para este día, la aguja captaba magia y la llevaba al sistema de realidad mágico-virtual que daba vida al juego, por eso mismo el estadio estaba construido justo al lado.

Dragonfly había comprado los terrenos aledaños que anteriormente eran barrios populares. Las casas habían desaparecido, pero los habitantes seguían en la zona, dado que Dragonfly se había adueñado del sitio la gente había aprovechado el auge de la compañía y la mayoría había pasado a convertirse en pequeños comerciantes o empleados de bajo rango en la empresa.

—Éste lugar es enorme— gruñó Grusi. Desplegó el mapa que les habían dado en la entrada y trató de encontrar un camino hasta sus lugares. Un guardia las detuvo en la puerta, Zelda le mostró su pase de participante.

—Mi amiga es mi acompañante— aclaró.

Todos los participantes tenían derecho a un acompañante que por lo general solía ser un familiar o un amigo, y ese amigo tenía derecho a un lugar gratuito en primera fila.

El guardia dejó pasar a las chicas y siguió con su trabajo. Eran ya las once de la mañana, Zelda comenzó a sentir los nervios, el tiempo pasaba y Link no aparecía.

— ¿Dónde está Link?

—Pues... la verdad no sé, dijo que debía hacer algo importante antes de venir, pero seguro ya llega, me prometió que estaría aquí conmigo él jamás faltaría a sus promesas.

Grusi sonrío mientras Zelda la acompañaba a su lugar en el estadio.

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Se sentía mal. Estaba mareado. Ya no sabía cuánto tiempo había transcurrido, podrían haber sido días aunque los había sentido como años.

El sonido de aquellas pisadas lo hizo reaccionar y levantó el rostro, entonces sus ojos se iluminaron.

—Rinku...— musitó.

Zilant se llevó un dedo a la boca.

—Shhhh— shitó — vine por ti amigo. — habló mientras reunía magia para romper la jaula.

Cocu entrecerró los ojos.

Algo andaba mal.

Estaba olvidando algo importante.

— ¿Qué te pasó en el cabello? Está... ¿naranja?

Y entonces todo volvió a su cabeza de golpe, los ojos del muchacho temblaron.

—oh...no.

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Al otro lado de la ciudad un hombre charlaba

Hablaba a la nada...

O al menos eso parecía.

En aquella habitación solitaria y semi oscura, Ruco Soria; hombre alto, fornido, pelirrojo y de ojos marrones amarillentos, discutía con un ente que solo era visible a través de aquel portal de naranja opaco.

Una curiosa ventana al mundo Twili, rebosaba magia, pero ésta estaba oculta dentro de aquella mansión lujosa.

Zant yacía del otro lado, se le veía sentado en "su trono", mientras reclinada la cabeza en el brazo ataviado de una manga larga y oscura.

—Son perfectos— elogió el regente a su actual colega, se sienten en el crepúsculo como en casa.

—Me alegra que le gustaran señor. Hemos tratado durante años, pero al fin encontramos a los ideales

En ese instante alguien tocó la puerta, un hombre lánguido y huesudo entró corriendo.

Ruco puso mala cara, odiaba las interrupciones, pero suponía que debía ser algo importante como para que su sirviente tuviera la osadía de fastidiarlo en aquel momento.

—Señor. Es... es, Zilant.

Ruco paró oreja. Al otro lado de las dimensiones Zant también hurgó con interés.

—Fue visto en nuestros almacenes cerca de Gerudo. Él...— tragó saliva, estaba nervioso— él encontró al rehén.

—Maldito crío— bufó él empresario. — lo encontró antes de lo previsto.

Se viró hacia Zant.

—Aún no está listo. Las pruebas del hechizo van bien, pero no son eficaces al cien por ciento.

—Vaya incompetencia.

—Creemos les falta esencia.

—No importa. Ya lo dijiste, es un simple crio. Mátalo— ordenó.

Ruco asintió con la cabeza.

—Dile al hechicero que lo mate.

— ¿Y el muchacho?

— Da igual, era carnada...

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"Mátalo"

Recibió la orden desde una radio alterna que solo él cargaba. Irguió una sonrisa y se apartó del grupo que perseguía la falsa distracción de Nabooru

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—Es una trampa— pronunció, a duras penas su voz fue audible.

Link abrió la jaula, Cocu se desplomó en sus brazos.

—Es una trampa— repitió.

Creía que alucinaba, nadie les había visto entrar, pero entonces sintió de golpe la presencia oscura. Link se viró solo para encontrarse con ese fantasma cargado de muerte.

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Nabooru se escurrió como una sombra, en un solo instante perdió a sus perseguidores.

—Bueno. Eso debe ser suficiente.

Sabía que le había dado el suficiente tiempo a Link como para que liberará al chico. Subió al cielo razo del edificio y avanzó por ahí con cautela.

— ¿Eh?— se detuvo al escuchar un grito.

Era un grito agudo.. muy agudo... ¿acaso era Linebeck?, a la Gerudo le escurrió una gotita de sudor frío.

...

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De pronto todo había oscurecido, Jolene y Linebeck se perdieron a sí mismos en aquel muro de negrura. El viejo lobo de mar soltó un grito cuando aquella masa negra quiso atraparlo, era una especie de niebla espesa que parecía tener conciencia propia

—Diosas...— tragó saliva. Sabía lo que eso era. Entre la oscuridad encontró a su compañera.

— ¿Qué es ésta cosa?— preguntó ella en voz molesta, acercó la mano para disiparle.

—Jolene, ¡No!— consiguió cogerla por la cintura y alejarla de la nube viscosa.

— ¡Oye!— gruñó al sentir cercanía. Estuvo a punto de forcejear, pero la expresión en el rostro de Linebeck la dejó helada.

—Es magia siniestra. — su voz tembló, apachurró a la pirata contra su cuerpo y retrocedió.

La bruma se cernía alrededor de ellos encerrándolos en un círculo de muerte.

—Solo la había visto una vez... y esperaba no volver a verla nunca. Todo aquel que la toca... muere.

— ¡¿Y cómo vamos a salir?!

Linebeck negó con la cabeza. La masa oscura sintió su miedo y se aproximó a ellos emitiendo un aura aún más tenebrosa. Ambos soltaron un grito, era inevitable mientras sentían aquella presencia relamiendo cada uno de sus sentidos.

En ese momento un ruido sonó desde el techo, la tapa de un ducto de aire cayó al piso seguida de la Gerudo, Nabooru aterrizó como gato delate de ellos.

—Tranquilos vine a salvarlos— clamó invocando una de sus alabardas. Soltó un grito de guerra y se abalanzó sobre la niebla.

No obstante la magia oscura engulló el arma dejando a la chica en shock por la sorpresa.

—Rayos. — gruñó Jolene.

— ¡Genial!... ahora moriremos los tres juntos— rechistó Linebeck en voz temblorosa.

Nabooru soltó una risita nerviosa. La magia maligna crujió y comenzó a cerrarse alrededor de ellos aún más deprisa.

—Ah... Jolene— Linebeck tragó saliva, hacía rato que ella se había librado de sus brazos, pero en ese momento él volvió a ella y la abrazó con ternura.

— ¡Que quieres!—gruñó. —Éste no es momento para tus tonterías.

—Si no salimos de esta, quiero que sepas que aun te amo.

La pirata se quedó pálida, atónita y desarmada, sin poder hacer nada ante la confesión inesperada. Claro estaban a centímetros de morir, así que tenía un poco de sentido.

—Oh, ¡Por favor!— riñó la Gerudo. Realmente era un momento inoportuno.

Nuevamente la masa negruzca se abalanzó sobre ellos pero esta vez con ira. Los tres cerraron los ojos, pero unos pasos se hicieron audibles justo a sus espaldas.

Link rompió la barrera que los secuestraba, una luz intensa salía de su brazo izquierdo. El arma que portaba brillaba con magia sagrada.

Con la espada abatió a las tinieblas y las obligó a morir bajo su yugo. Pronto la oscuridad fue desterrada, dejando simplemente tras de sí a los intrusos cuya misión era destruir.

— ¿Cómo haces eso?— Nabooru estaba perpleja.

— ¿Te soy sincero?, no tengo idea

Link suspiró, minutos antes, frente a la jaula en donde estaba secuestrado su amigo había sentido a la oscuridad tratando de engullirlo. En automático había entrado en modo de defensa.

— ¡Repulsio!— bramó tratando de librarse de la niebla, pero el hechizo sheikah fue evadido por la extraña magia.

Algo andaba terriblemente mal, las palabras de Cocu retumbaron entonces en su cabeza, era cierto, era una trampa. Pero además una trampa mortífera diseñada para matar al instante, tragó saliva, los nervios comenzaban a apoderarse de todo su ser clamando que huyera de aquel sitio. Sabía desde aquel instante que no debía dejar que la magia negra lo alcanzara. Podía huir si se lo proponía, pero sus amigos quedarían ahí desamparados.

No sabía que hacer...

"Amo".

Una voz muy lejana resonó en su cabeza, una sensación familiar invadió su conciencia.

De golpe, y sin saber cómo, supo lo que debía hacer. Rápidamente palmeó y el conjuro de invocación fue activado, entonces trajo su espada.

De ahí en más no sabía que había sucedido, la espada... su espada, el arma ancestral de la diosa blanca que había estado bajo su custodia por casi más de cinco años había actuado por cuenta propia. Tragó saliva, eso había estado demasiado cerca.

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—¿Eso es..?

Ruco quedó atontado mientras observaba lo ocurrido desde un monitor cercano, había cámaras de seguridad ocultas en aquel almacén.

—¡Qué demonios es eso!— gruñó Zant al ver que su enemigo seguía con vida.

—No estoy seguro.

La luz sagrada de la espada había protegido a su amo, con una lealtad inquebrantable

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Continuara...

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Comentarios del Capítulo:

Porque claro, no hay momento más oportuno para hacer una declaración que justo antes de morir x"D

finalmente estos tres personajes aparecieron en "el tiempo presente", dándonos a entender que se quedaron al lado de Link. Cuervo nos ha dejado ver que aun tiene más de un secretillo.

Estuve pensando severamente en poner en pausa el fic, dado que había un capitulo especial que hila directamente con esta parte y no sabia si publicarlo antes que este,(era un dilema dado que aun no he concluido su escritura) al final decidí postergarlo para después de la siguiente saga, pero los dejo al tanto de que tiene que ver con Dragonfly, Link y cuervo, y también del origen de los Twiligth GAMES.

¿Que rayos se habrá puesto Zelda? sabemos que tiene que ver con una alforja x"D