Ava estaba tan eufórica de felicidad que sus oídos estaban aturdidos. Les acababan de anunciar que habían obtenido el segundo puesto en la competencia de baile, y eso la hizo emocionar por completo. Nunca pensó que iban a llegar tan lejos. Estaba extremadamente orgullosa por todo lo que habían obtenido.
Para muchos el segundo puesto no significaría nada y se amargarían por no obtener el primer lugar, pero para ella significó el mundo entero.
Estaba fundida entre los abrazos de sus compañeros, cuando de repente Damon -el representante de Julliard- la llamó. Ella no sabía qué esperar y la verdad es que tenía un poco de miedo, pero fue decidida y con confianza a su encuentro.
— Te felicito por el segundo puesto. — La felicitó Damon.
— Gracias. — Agradeció ella. — La verdad estoy muy feliz con el resultado. — Dijo con sinceridad.
— Yo también estoy feliz con el resultado y con lo que vi, eres una gran bailarina. — Expresó él simplemente.
— Gracias. — Agradeció ella otra vez, sonrojándose ante el halago.
— Para quitarte la ansiedad, te voy a decir directamente lo que opino. — Informó él con calma. — Considero que debes presentarte a las audiciones, si bailas como lo hiciste hoy estoy seguro que vas a aprobar y hasta obtener una beca completa. — Le dio su opinión.
— Eso es, wow… — Dijo ella, sin poder lograr poner en palabras todo lo que estaba sintiendo. — Es increíble. Muchas gracias. — Logró finalmente terminar.
— De nada. — Dijo él, sonriendo ante sus reacciones. — Espero verte en las audiciones entonces, vuelve con tus compañeros que seguro quieren festejar. — Agregó a modo de despedida.
— Nos vemos. — Asintió ella.
Luego de despedirse de Damon, le costó reaccionar por unos largos segundos. No podía creer todo lo que acababa de ocurrir. Sus sueños se estaban volviendo poco a poco realidad.
De pronto la vio a Sara, quien la estaba observando desde lejos con una sonrisa, y eso la hizo reaccionar. Fue hacia ella y la besó. Esta vez iba a hacer lo que sentía, y la verdad es que no había nada que quisiera tanto como besar a Sara.
Lo mejor de todo fue que Sara correspondió su beso. Y así se besaron una y otra vez, con pasión. Ava nunca había disfrutado de besar a nadie como lo estaba haciendo en ese momento con Sara. Por un momento le habría gustado poder congelar el tiempo y quedarse disfrutando de ese beso por varios días.
— ¡Ey chicas! — Las llamó Zari, interrumpiéndolas.
— Vengan a festejar. — Pidió Charlie. — Después ya tendrán tiempo para ustedes. — Agregó, luciendo satisfecha con haberlas encontrado teniendo ese momento íntimo.
— ¿Vamos? — Dijo Sara, y le ofreció su mano.
— Vamos. — Asintió ella, aceptando su mano.
Y así, juntas, tomadas de la mano, fueron a festejar con sus compañeros de equipo.
El resto del tiempo que pasaron en Nueva York pasó volando para Ava. Antes de que se diera cuenta, ya estaban en el avión, regresando a Starling. Ella logrando finalmente dormir, con su cabeza relajada en el hombro de Sara.
Ava no quería que ese fin de semana terminará jamás.
Cuando fue el momento de despedirse, Sara le pidió de ser su cita para la cena de felicitaciones que preparó el colegio para ellos. En ese momento se sintió valiente, y si iba a aceptar ser su cita, también quería ser su novia. Sara dijo que sí. Eran novias, y Ava nunca pensó que se podía ser tan feliz como lo era ella en ese momento.
— Por tu cara de felicidad puedo notar que la pasaste bien y te sentís orgullosa del segundo puesto. — Comentó su madre, mientras manejaba en dirección a la casa de ellas.
— Si, muy orgullosa y feliz. — Afirmó ella con una gran sonrisa.
Ava aprovechó el momento y le contó todo sobre la competencia, y además sobre el representante de Julliard. No sabía cómo iba a reaccionar su madre con todo eso, pero tenía ganas de contarle la verdad sobre lo que quería para su futuro… o que por lo menos lo veía como una posibilidad.
— Eso es genial. — Apreció Pam. — Estoy orgullosa de vos. — Aseguró.
— ¿No te molesta que no quiera ser abogada? — Preguntó ella, pensando que eso era lo que sus padres habían querido para ella y todas sus hermanas.
— No, no me molesta. — Respondió Pam. — Solo quiero que sean felices, y si para eso Ashley necesita estudiar letras y vos baile, entonces acepto sus decisiones y me pone feliz que elijan hacer lo que les gusta. — Expresó su postura.
— Gracias mamá. — Agradeció ella, sintiéndose aliviada y feliz al saber todo eso.
Se quedaron un rato en silencio. Simplemente disfrutando de la compañía, la radio y el andar de la camioneta.
— ¿Y Sara? ¿Ella también es parte de tu felicidad? — Preguntó Pam, con curiosidad. — Las vi besándose cuando se despidieron. — Le dejó saber.
— Si. — Afirmó ella, sonrojándose. — Somos novias. — Admitió, sintiéndose feliz al poder decir eso.
— Me alegra por ustedes. — Dijo Pam, dedicándole una pequeña mirada cariñosa y luego volviéndose a concentrar en el tránsito.
— ¿No piensas que es mala idea para Sara estar en una relación? ¿Qué ella todavía está lidiando con parte de su trauma? — Cuestionó ella, dando voz a sus inseguridades.
— Las personas no dejan de amar por sus traumas. — Le recordó Pam. — Lo único que puede pasar es que se tengan que tener más paciencia que la normal, y es probable que Sara sienta las cosas con mayor intensidad. Pero el resto, está bien mientras ambas se den sus propios espacios. — Compartió lo que pensaba de la situación.
— Entiendo. — Asintió ella, procesando lo que su madre decía.
— Si de algo sirve, creo que ambas son buenas una para la otra. — Opinó Pam, con una sonrisa.
Que su madre aprobará su relación se sintió lo más maravilloso del mundo.
Cuando llegaron a su casa cenaron con toda la familia. Luego, fue con Amy a su habitación y se encargó de contarle todos los detalles de la competencia y de el avance de su relación con Sara. Juntas compartieron varias risas.
Una vez acostada en su cama, decidió mandarle un whatsapp a Sara para desearle buenas noches. Esperó unos minutos, pero la respuesta no llegó. Evidentemente Sara ya debía estar durmiendo.
Al otro día Amy y ella se despertaron tarde, por lo que tuvieron que hacer todo rápido esa mañana. Casi ni tuvieron tiempo de desayunar. Pero, por suerte, al haberse apurado llegaron a entrar a horario al colegio.
Ava se encontró con Astra, Kuasa, Lily, Mona y Nora. Les contó algunas historias sobre la competencia, mientras iban al aula. Recién cuando estuvo sentada en su banco se dio cuenta que todavía no había visto a Sara. Revisó su celular por primera vez en el día y vio que Sara todavía no le había respondido. Es más, ni siquiera había leído el mensaje. Le resultó raro, pero llegó la profesora y por eso tuvo que concentrarse en su clase.
Cuando llegó el momento del primer recreo, Ava todavía no había visto a Sara. Eso la hizo preocupar un poco. Se dirigió a donde estaban algunas de las Leyendas para preguntarles.
— ¿Y Sara? — Le preguntó ella.
— No sé. — Respondió Behrad.
— No vino hoy, o por lo menos todavía no ha aparecido en ninguna clase. — Dijo Amaya.
— Tal vez se quedó dormida, cansada de la competencia. — Sugirió Ray.
— Como Charlie, dijo que se iba a quedar durmiendo. — Asintió John, siguiendo el razonamiento del otro.
— No te preocupes mucho, ya va a aparecer para la cena. — Intentó animarla Amaya.
— Si, ella nunca se pierde la posibilidad de comida gratis. — Agregó Mick.
A Ava no le convencía del todo esa idea, pero por ahora iba a considerarla. Tal vez Sara había quedado cansada de la competencia, había olvidado cargar su celular y estaba durmiendo tranquilamente. Pensándolo de esa manera no parecía la gran cosa.
Pero la mañana pasó... y luego el mediodía, y la tarde también. Todo pasó demasiado rápido para su gusto. Y ella, sin recibir señales de Sara.
Ava se preparó para la cena, la cual iban a realizar en un restaurante que quedaba a dos cuadras del colegio. Se vistió con un vestido azul marino y se maquilló suavemente. Nate pasó a buscarla y juntos fueron al restaurante. Una vez allí, Ava decidió quedarse fuera para esperar a Sara.
— Eeyy, Ava. — La llamó Nate, saliendo del restaurante. — Es hora de que vayas entrando, la cena va a comenzar. — Informó.
— Pero Sara todavía no llegó. — Protestó ella.
— No creo que vaya a venir, Rip estuvo llamándola y no respondió. — Le dejó saber él.
— A mi tampoco me responde, pero tiene que venir. — Dijo ella, y volvió a marcar el número de la otra para calmar su ansiedad. — Sigue dando contestador directo. — Se quejó.
— Tal vez llegue más tarde. — Intentó animarla Nate.
— Tarde o temprano, se supone que es mi cita, ella me lo pidió. — Expresó ella su frustración.
— Si fuera otra persona y no Sara, te diría que quien te pide una cita y no se atreve a aparecer no te merece. — Dijo él, algo pensativo.
— ¿Y cómo es Sara qué me dirías? — Preguntó ella, sintiendo curiosidad.
— Que los directivos del colegio no tienen paciencia para esperar, así que mejor entremos a la cena. — Respondió él.
Nate le ofreció su mano y Ava la aceptó. Necesitaba el envíon de alguien para poder moverse de su lugar, sino se quedaría allí plantada hasta que Sara apareciera.
La cena fue tranquila. Pasaron un lindo rato y recibieron lindas palabras por parte de los directivos, y también por parte de Rip.
Pero Ava no pudo pasarla del todo bien, porque Sara no estaba.
Cuando llegó a su casa intentó volver a llamarla. Pero siguió sin dar resultado, ya que continuaba recibiendo el contestador automático. De pronto, sintió algo de miedo al verse inundada por sus inseguridades. ¿Qué sucedía si Sara se hubiera arrepentido de lo que había pasado entre ellas? ¿Si no quería ser su cita, ni su novia, ni nada? Y así se quedó dormida, sintiéndose miserable mientras se repreguntaba todo lo que había sucedido y su corazón dolía intensamente en su pecho.
Al otro día Sara volvió a no presentarse en el colegio. Ava no sabía cómo sentirse con todo eso, ante la posibilidad del rechazo...
Llegó la hora del almuerzo y se sentó en una mesa con sus amigos. No prestó mucha atención a lo que conversaban, pero escuchar sus voces resultaba algo reconfortante. En un momento, se vieron invadidos por las presencias de Jax y Zari.
— ¿Sara sigue sin responderte? — Le preguntó Zari.
— Si. — Asintió ella. — Y me sigue dando contestador automático cuando la llamo. — Agregó amargamente.
— Es raro. — Dijo Jax, frotando su cabeza de frustración.
— Tal vez esté enferma. — Sugirió Kuasa, interviniendo en la conversación.
— Tal vez. — Asintió Zari. — Pero si es eso podría responder los mensajes y las llamadas. — Retrucó.
— Se le puede haber roto el celular o no tener wifi. — Intentó Mona dar otra opción.
— Puede ser, pero todo junto sería demasiada mala suerte. — Dijo Jax, todavía dudando ante todo eso.
— ¿Entonces qué pensas? ¿Qué me está evitando porque en verdad no quería ser mi novia? — Cuestionó ella inesperadamente, sorprendiendose hasta ella misma por su rudeza.
— Ella si quiere ser tu novia, está enamorada de vos. — Aseguró Jax con confianza.
— ¿Entonces? — Insistió ella, sin comprender la intención de la conversación.
— ¿Qué hay si pasó algo con Dinah y Malcolm? — Zari finalmente logró poner en palabras lo que habían estado pensando.
— ¿Algo cómo qué? — Preguntó ella, y de pronto empezó a sentir miedo, pero por otros motivos muy diferentes.
— No lo sé, algo como… una vez Malcolm intentó atropellarla a ella y a mí porque se habían peleado. — Dijo Jax pensativamente.
— ¿Qué? — Preguntó ella horrorizada.
— Si, y todos vimos que Dinah no tuvo problema en pegarle una cachetada delante de toda la clase. — Les recordó Gary.
— Ustedes creen que ellos podrían lastimarla, que tal vez la lastimaron y por eso no está acá. — Dedujo ella.
— Es una posibilidad, y más cuando el domingo llegamos tarde. — Afirmó Zari.
¿Tarde? Ava miró a Zari y de repente comprendió lo que la otra había querido decir con ese "tarde!. Habían llegado tarde para la competencia de lucha libre. ¿Por que Ava no lo había notado antes? Se maldijo a sí misma por no haberlo recordado.
¿Qué habría significado eso para Sara? ¿Una pelea? ¿Un castigo? ¿Unos golpes? ¿Qué tan mala podría ser la situación?
Ava sabía que Sara no tenía una buena relación con su madre y con Malcolm. Pero no sabía que tan mala, no sabía los detalles… Y sin embargo, por la forma en que Jax y Zari estaban actuando le daba la sensación de que debía ser muy malo, porque ambos lucían en estado de pánico.
— ¿Entonces? ¿Qué vamos a hacer? — Pidió saber ella, volviéndose hacia Jax y Zari expectante.
¿Qué iban a hacer?
