II.

Pensó que su corazón se detenía. El oficial que le hablaba movía la boca pero Hyde no podía escucharle. Lo único que escuchaba en su cabeza era una frase suelta de muchos años de antigüedad. "Mis hijos me dejaron… ¿En serio? Mis padres me dejaron también… Wow…y ahora nos encontramos… ¿Quieres ser mi padre?" Hyde vino a despertarse con la caricia de su esposa.

—Steven... — su voz se coló por un lampreo. — Yo haré los papeles. — Animó Jackie.

Hyde miró a su alrededor, los restos en cenizas de la casa de Leo le provocaron una nueva punzada. El mayor Regano le hizo una seña para que se acercara. Hyde no podía mover su cuerpo. Le temblaban las piernas y sentía que si daba un paso se caería y no volvería a levantarse nunca.

—Hijo— el mayor llegó con él y le puso una mano en el hombro. — Sé que debe ser difícil para ti, pero te puedo asegurar que no sufrió ningún dolor. Se le olvidaban las cosas, el anciano estaba senil, era lógico que olvidara apagar la estufa. Fue un accidente.

—Debí estar ahí — murmuró Hyde — Si hubiera estado con él…

— Yo pensé lo mismo.

Hyde lo miró sin comprender.

—Nunca te das cuenta de lo mucho que lamentas ser tú mismo hasta que pierdes a alguien que amas. ¿No?

Hyde reconoció el dolor en los ojos del oficial pero no tuvo tiempo de sentir compasión por él.

—Leo era mi familia.

—Mi hijo también lo era.- contestó Regano

Hyde se quedó callado.

—Ahora que encontré el momento para hablar contigo— se reparó el oficial— Debo felicitarte por todo lo que has hecho a pesar de tus antecedentes. Eres un buen ciudadano y has facilitado cientos de operaciones para mejorar este mundo. No puedes culparte automáticamente por algo que nunca te correspondió.

Hyde puso una mueca. No sentía el deseo de llorar pero tenía el vómito hecho piedra en la garganta.

—Por eso quiero ser yo quien te lo diga. — continuó.

Hyde volvió su atención al policía.

—Hay personas que… ¿Cómo decirlo? No aportan nada a nuestras vidas. —Hyde arqueó una ceja mientras el oficial hablaba. — Y luego están las personas que… pueden meternos en problemas ¿sabes de que hablo?

Hyde sopesó la información y negó con la cabeza. Estaba pensando en otras cosas. Una voz en su cabeza lo molestaba picándole más voces e inyectándole dolores en el pecho "Es familia… él es el hijo que nunca tuve" "Hyde es el hijo que nunca tuve" decían las voces.

—Mire, mayor. Es mejor si lo hablamos en otra ocasión — admitió Hyde— No puedo pensar con claridad, estoy… no… no puedo hacerlo ahora.

—Entiendo tu dolor. — dijo Regano. — Es el dolor que muchos hemos tenido. Es el dolor por el que yo pase y es el dolor por el que Carl Butcher está pasando

Hyde se petrificó en su lugar ¿Qué quería decir? ¿La sabia? ¿Sabían lo de Carl o lo de Polly? ¿Si lo sabían porque no estaba preso?

El mayor regano se rio.

—Por supuesto que no sabes quién es… era el hermano mayor de la niña que encontramos hace unas semanas en el paso del desagüe. — Le explicó — Resulta que ya tenemos un sospechoso y es de hecho un oficial de policía.

Hyde se quedó callado.

—Michael J. Kelso. — dijo Regano. Hyde pasó saliva — Creo que lo conoces bien, ya que está quedándose contigo.

El rostro de su ahijada Betsy pasó por su cabeza antes de contestar.

—Cuando uno está cansado, mayor, debe irse a descansar. — Aconsejó Hyde sin verle a los ojos. El mayor regano entrecerró los parpados. —Reconocer que uno necesita el duelo no es reconocer la debilidad. — sonrió. —Es quitarse a manotazos las moscas que vienen a comérselo a uno.

El oficial se quedó perplejo, analizando con cuidado si las palabras de aquel maleante pudieran significar un ahogo de confesión.

—Mi mejor amigo murió el día de hoy… y no estoy seguro de querer escuchar blasfemias sobre el que me queda vivo. — Finalizó Hyde — Con permiso.

Regano lo siguió con la mirada presintiendo que había encontrado al culpable, pero que probarlo sería tan difícil como espantar esas moscas de las que hablaba.

— ¡Sanders! — le gritó a su primer oficial y Sanders se acercó.

— ¿Señor?

—Sigua al activo. — Ordenó —Se acabó nuestro trato con él.

—Sí señor.