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YYY
Capítulo 49. Regalo de bodas
Aizawa había pasado una de las temporadas más duras de la vida. Entre lo difícil que había sido lidiar con todo lo que se le juntó en el trabajo para también tener que lidiar con Bakugo, y de paso con la boda esa que lo torturaría por el resto de su vida. Seguía recordando cómo fue que ella apareció en su adolescencia para ser una amiga cercana y declararle su amor casi desde que lo conoció. Solamente para volverse la única mujer del grupo de amigos. Todos decían que ella crecería para convertirse en la esposa de alguno. Muchos apostaron que al final se quedaría con Aizawa pero ciertamente, el que finalmente estaba comprometido con ella era Hizashi.
Así que los que apostaron quien se casaría con ella, estaban por llorar al verla casarse con el rubio escandaloso. Si el pelinegro no fuese tan escueto, igualmente él estaría llorando como idiota.
─ ¡Hola Shota!
Saludó brillante la mujer dueña de sus desvelos. Luciendo emocionada.
─ ¿Qué es lo que quieres?
─ Quiero que me acompañes a revisar si todo está en orden en cuanto al pastel por favor, Hizashi no está y mi dama de honor se quedó arreglando cosas con los del banquete con eso que la boda será en 3 semanas, el tiempo corre ¡Por favor acompáñame!
Aizawa quería mantenerse lo más alejado posible de todo aquello, pero viéndola así, tan perfecta con esa sonrisa y poder pasar una tarde juntos y a solas como no hacían desde hacía fácil 3 años, era demasiado bueno para desaprovecharlo. Intentó fingir desinterés antes de responder.
─ Está bien.
─ ¡Yey gracias!
Gritó ella enérgica y el corazón del hombre latió con fuerza solo por verla así de contenta, sobre todo por estar feliz por pasar la tarde juntos. Lo extrañaba y le daba satisfacción. Ojala pudiesen ser todas sus días así, como en el pasado que ella brincaba ilusionada cuando él accedía a ir a sus intentos de citas.
Solamente que ahora, irían a algo de su boda con su mejor amigo. Lo que lo volvería peor pues no podía quitar su mirada de aquella sortija.
YYY
─ Estoy cansando.
Fue lo que murmuró el pelinegro cuando se dejó caer en su sofá, una vez llegaron a la casa de este, pues quedaba más cerca que la que ella compartía con su prometido y ella aseguró querer descansar un poco pues estaban muertos, los dos estuvieron muy activos de un lado al otro. Ella se sentó desparramándose en el otro sofá de la casa.
─ ¡Muero de cansancio!
Ambos habían llevado las bolsas de la cena para no tener que estar preparando nada, estaban cansados, hambrientos y sedientos. Antes de otra cosa, Emi se levantó de donde estaba para ir al refrigerador de su amigo para ir a por unas cervezas y ponerlas ahí con ellos.
─ Estás loca si crees que tomare cerveza.
─ ¡Celebra conmigo mis últimos días de soltería!
Dijo emocionada, alzando su lata, rompiéndole el corazón al pobre ex boxeador. Al tiempo que ambos tomaban y comían.
─ Eso le toca hacerlo a las locas de tus amigas en tu despida de soltera, no a mí.
─ Lastima que seas el padrino de Hizashi ¡Sino hubieras sido mi dama de honor! ¡Hubieras ido conmigo a mi despedida de soltera!
─ No en esta vida.
Ella se carcajeó fuertemente.
─ Sigues siendo el perfecto compañero de bromas.
─ Supongo que ya tienen lista tu despedida de soltera.
─No lo sé, las chicas se encargaran de eso ¿Y tú ya sabes a donde llevaras a Hizashi?
─ Para mi fortuna y tu tranquilidad, el loco de tu prometido me dijo que quería que fuese algo tranquilo.
─ Se merece divertirse, espero que te diviertas tú también. Te lo mereces igual.
─ No sé si pueda, con toda esa bola de idiotas tomando demasiado, me tocara cargar a más de uno.
Ella volvió carcajearse. Se le notaba más suelta, pues ella estaba tomando bastante más incluso ya tenía las mejillas rojas la conocía lo suficiente para saber que ya estaba ebria. Él no podía dejar de admirarla solamente para luego fijar su mirada en esa sortija.
─ ¿Y ya pensaste en que quieres que te regale?
─ ¿De qué hablas?
─ Tú me diste un regalo cuando me case, entonces no sé qué quieras que te regale yo en tu boda.
─ ¿Puede ser lo que yo quiera?
Aizawa se encogió de hombros.
─Siempre que no sea imposible o poco probable. Pide lo que sea.
Antes de otra cosa, ella con una mirada ilusionada se levantó solamente para sentarse en el regazo de Aizawa; aterrándolo. Antes de que pudiera decir algo, lo besó. Un beso sencillo y con sabor a toda la cerveza que ella tenía en el sistema. Se medió separaron para mirarse mutuamente y ella le sonrió coqueta.
─Eso era todo lo que quería de regalo.
Emi estaba por levantarse pero en un impulso que el pelinegro nunca comprenderá, la volvió a jalar de vuelta a su regazo para volverla a besar apasionadamente a lo que no tardó en corresponder, dejándolos en una noche, juntos que fue intensa y perfecta.
YYY
¿Qué tal todo con Kaminari? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 50. Confundido
