CAPITULO 50
Cuatro aventureros emprendieron una misión en las zonas montañosas de Alpia, su misión consistía en encontrar al hijo perdido de un noble y llevarle de vuelta a su hogar, 2 felinos, un oso y un curtido lobo aceptaron aquel trabajo.
—¡Orcos! -Exclamo el lupino en la guardia alta.
Fueron rodeados por numerosos humanoides de casi 2 metros de altura, de una piel verde, colmillos sobresalir de sus bocas y musculaturas tanto en el pecho como brazos y piernas. Le gente apoda a estos monstruos como orcos, criaturas territoriales de intelecto tribal, viven entre clanes y poseen la suficiente inteligencia para utilizar herramientas, tanto para cazar, pescar e incluso matar.
—Apenas nos hemos adentrado un kilometro y medio hacia los alrededores de Alpia, estamos en la zona más baja del área, ¿¡cómo puede ya haber orcos aquí!? -Se pregunto el caracal —Si hay orcos en este sitio, ¡se supone que deberían estar en áreas más profundas!.
—También pensé lo mismo, esto es extraño -Fue la opinión del lobo.
—Pues extraño o no, ¡lo resolveremos dándoles una paliza! -Expreso el oso emocionado.
—No te confíes tanto, algunos de esos orcos empuñan armas hecha de bronce -Advirtió el puma.
La mitad de los orcos llevaban armas hecha de madera en sus manos, pero la otra mitad que era de bronce, se concentraban en espadas, lanzas y hachas, básicamente buena parte de las armas cuerpo a cuerpo estaban hecho de metal, y aquellas de madera, se centraban en arco y flechas, algunos tenían jabalinas y otros usaban porras gruesas con escudos en la otra mano.
El lobo miro al caracal y le dio una seña con el mover de su cabeza un poco hacia adelante, el felino capta el mensaje, y tomando su arco, tensa una flecha disparando, le atina a uno de los orcos en el ojo que empuñaba una serie de jabalinas de madera.
—(Bien pensado, estamos rodeados y nos superan en número, lo ideal es que se elimine primero a las amenazas capaces de atacarnos a distancia) -Fueron los pensamientos del puma.
Los orcos se lanzan furioso contra los Sapien, el lobo desenfunda su espada de dos manos y protege un lado, mientras el otro cubre otra parte con su escudo pesado y hacha a mano. El puma guarda su daga y toma su arma secundaria que era una honda, saca de una pequeña bolsa pegada a su cintura un proyectil para el arma, una piedra que cabía en la palma de su mano, la carga y arroja hacia un orco que se prepara a disparar con un arco, asestándole en la quijada.
El lupino intercepta a un orco lancero y a uno de espada corta, su arma era más resistente y de durabilidad más pulida, comparado a las usadas por los monstruos, logro arrebatarle de un espadazo su arma uno de ellos y partió a la mitad la del otro, pudiendo eliminar a ambos seres de un contraataque.
—¡Vengan a mí!, ¡bestias estúpidas! -Exclamo el oso en ofensiva.
Cargo con su escudo embistiendo a un orco cuyas armas estaban hecha de madera, ni su garrote o escudo propio hicieron el menor daño, uno de ellos intento sorprenderle y atacar al úrsido con un hacha de bronce. El oso fácilmente bloquea su ataque con su pesada defensa, y contrataca de una embestida en el rostro de la criatura que lo atonta, para aprovechar la oportunidad y asestarle con su hacha de mano en la cabeza.
—¡Jajaja!, esto será pan comido.
El lobo carga para confrontar a un orco que empuñaba una espada y escudo de bronce, cuando su arma choca contra la defensa del monstruo, de pronto percibe un ataque provenir de uno de sus costados, retrocede y usa la hoja de su arma como escudo. Una flecha de madera impacta en la hoja de su arma y luego descubre que su atacante, no era un orco, sino un arquero goblin.
—¿¡Un goblin aquí!? -Fue la sorpresa del can guerrero.
Dos flechas más son disparadas e hiriendo el brazo dominante del puma, haciendo que no pudiera utilizar su honda con eficacia, y peor aún, su arma principal una daga, pues su derecha era su mano hábil y con la que tenía mejor dominio de sus armas. Los responsables eran dos goblins más, portaban arcos y cargaban en su espalda una bolsa de cuero donde guardaban una cantidad determinada de flechas como reserva.
—¡Están apareciendo más goblin! -Advirtió el caracal.
Numerosos goblins hacen acto de presencia, la mayoría de ellos utilizaban armas a distancia como jabalinas, hondas y otros eran arqueros, más orcos pronto llegan como refuerzos, todos portando armas cuerpo a cuerpo, algunos de bronce y otros de madera.
—¡Esto no tiene sentido!, los goblins y esos orcos… ¡están colaborando juntos! -El oso se percató de ello.
Mientras los orcos con su fuerza, tamaño y resistencia eran guerreros eficaces de confrontación directa, y los goblins, siendo pequeños y frágiles, tenían un buen ojo y habilidad para apoyarlos a la distancia. Este dúo de monstruos se comportaba de manera astuta, reconociendo sus pros y contras, asumiendo los roles más eficaces en batallas, los orcos estaban más que calificados para una lucha de frente y los goblins a la distancia les brindaban apoyo.
—(Los goblin y orcos no se llevan bien, jamás cooperarían entre sí, no es su naturaleza, y mucho menos con esa coordinación, esto… ¡esto no es ordinario!... aquí pasa algo sumamente extraño).
Los pensamientos del puma estaban en lo correcto, la colaboración de dos monstruos como orcos y goblin era algo antinatural, estos seres son territoriales y por lo general sus encuentros entre ellos siempre terminan en derramamiento de sangre. Pero allí los veía, a esas razas juntas, luchando codo a codo, ¿cómo era posible algo que ni su misma naturaleza permitía?, el Sapien felino concluyo que existía la posibilidad de que hubiera un "factor anormal" de por medio que quizás hacia posible tal fenómeno.
—Tsk… no importa cuanto sea, ¡voy a acabar con ellos y luego…!
Sin verlo venir, un hacha pesada golpea al oso en la cabeza y le asesta un poderoso impacto que se la destroza, esparciendo su sangre y carne entre sus compañeros, aquella arma fue arrojada con una velocidad descomunal, que ni el puma o el caracal lograron notarlo a tiempo para advertirle a su camarada.
—(¿Quién?, ¿¡quién fue!?).
El lobo se puso atento, porque el responsable no estaba a su alrededor, aquello fue arrojado a una distancia absurdamente lejos, más de lo que uno de los arqueros goblin podía permitirse, lo que significaba que quien lo hizo cuenta con una fuerza de proporciones demenciales.
De repente una presencia aterriza a escasos metros de los Sapien, levantando polvo de por medio, cuando este se disipa y la figura se muestra ante los aventureros, los tres quedan horrorizados del terror ante lo que se trataba. Aquel ser tenia una altura de tres metros y medio, los orcos y goblin a su alrededor le rodeaban, como si quisiera hacer de escudo para defenderle de cualquier tipo de agresión en todas las direcciones.
—(No es posible, eso es… ES UN…) -El puma pensó con abrumadora perplejidad.
Los tres Sapien estaban conmocionados emocionalmente, el lobo se recupera primero, era consiente de que tanto él como sus compañeros, nada podían hacer contra la criatura que acaba de aparecer. Incluso si aquella criatura no estuviera apoyada por los orcos y goblin, sería difícil aun así lograr vencerle entre los tres, viendo la situación en contra de ellos, solo había una opción lógica.
—Debemos huir… ¡TODOS CORRAN! -Fue la orden dada a todo volumen por el can.
[—]
A los pocos minutos después, el caracal corría despavorido, tenia un brazo herido por una flecha incrustada y además estaba solo, el felino huía entre lágrimas y desesperación, ya que era perseguido por orcos y goblin.
—(¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!, ¿¡como pudo terminar todo así!?).
Maldecía su suerte, lo que se supone seria un trabajo sencillo y bien remunerado, se convirtió en una pesadilla, con dos monstruos aliados de manera innaturalmente y un poderoso ser que los dirigía responsable de ello. Sus compañeros restantes quedaron atrás, el tuvo la suerte de poder aprovechar una oportunidad para huir, pero ahora esa oportunidad se estaba poniendo a prueba, los monstruos le perseguían y si llegara a detenerse, enlentecer o tropezar, sería su fin.
—(Arquion… ¡debo llegar al gremio de aventureros de Arquion!) -Fueron sus pensamientos si lograba salir vivo de allí.
Continuara…
