Capítulo 45: Salto de fe.

_ arrugó el ceño con molestia, soltando pequeños gruñidos por lo bajo. Unos persistentes pinzados en ambos brazos habían conseguido despertar poco a poco a la morena de su más profunda inconsciencia inducida por las drogas. Aún volviendo por unos instantes a sus sentidos de manera muy vaga, _ intentó observar el lugar en el que se encontraba en aquellos momentos. Pero no lo consiguió ya que al parecer le era imposible abrir los ojos. Los sentía muy pesados. Casi pegados el uno al otro.

Y, para su desgracia, lentamente se dio cuenta de que no solo esa parte de su cuerpo se encontraba completamente fuera de juego, sino que también el resto de él estaba dormido. La morena no sentía ni podía mover ninguna de sus otras extremidades; le eran ajenos, casi como si fuera los brazos y piernas de una muñeca. Ese hecho hizo que cierta ansiedad recorriera sus venas de manera perezosa.

No obstante, no todo estaba noqueado. El último superviviente, resistiendo valientemente contra los efectos narcóticos, su cerebro se iba activando por momentos. Tan cabezón como su propia dueña.

¿Qué había pasado?¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?¿Dónde estaba?¿Y Levi?¿Estaría bien? Aquellas preguntas asaltaron sin ninguna compasión su adormecida y retardada mente que batallaba contra las drogas que todavía corrían en su corriente sanguínea. Bajo aquella avalancha de incógnitas, una sensación ansiosa y temerosa más potente causó que su corazón latiera con fuerza y prisa, produciendo y mandando aquella esperada adrenalina que rompiera con un poco el estado de letargo. No podía quedarse ahí tirada, debía hacer algo.

Con todas las fuerzas que pudo reunir, los párpados de _ temblaron débilmente, separándose por un mísero instante el uno del otro. Maldición, fuera cual fuera la droga que todavía persistía en su sistema era muy potente. Si ya le estaba costando horrores solo abrir los ojos, no quería ni imaginarse cómo sería mover su cuerpo entero. Sin embargo, con persistencia, a pesar de ello, al cabo de unos largos minutos intentándolo una y otra vez, _ lo consiguió.

Cuando sus ojos grises vieron por fin la luz, literalmente no lo fue así. Una profunda y abismal oscuridad se precipitó sobre ella, casi como si le hubiera tragado un titán. No pudo evitar ponerse nerviosa, pensando en la posibilidad de que hubiera algo malo en su vista a causa de las drogas. Deseaba con todas sus fuerzas que no fuera así. Estando sus orbes desacostumbradas, de todos modos, _ dirigió su mirada hacia todos los lados, con el propósito de identificar algo, lo que fuera que pudiera indicarle el lugar dónde se encontraba. Al cabo de unos segundos, para su inmenso alivio, poco a poco su vista se fue adaptando a la penumbra, pudiendo distinguir sombras más claras u oscuras a su alrededor. A su derecha, cuando arrastró sus ojos hacia aquel lado, visualizó una sombra bastante grande, pero inidentificable. El no saber que era causó que se removiera nerviosa, ya con los músculos menos adormecidos, provocando que se escuchara un sonido metálico al chocarse las cadenas. De pronto, reaccionando ante el ruido, la sombra se movió levemente.

-¿_?¿Eres tú?¿Estás despierta?-Una voz resonó con eco en el lugar en el que se encontraban, sorprendiendo gratamente a la morena. El sonido de aquella cálida y grave voz envolviéndola hizo que todo temor o nervios que hubiera en ella se esfumaran. Aunque hubiera pasado lo que había pasado entre ellos, _ no se reprimió aliviarse al escucharle. Gracias a las murallas, parecía estar bien.

Si no estuviera todavía drogada y muy tensa, no habría podido evitar esbozar una pequeña sonrisa y, acto seguido, haber dejado ir un profundo suspiro.

-Sí, lo estoy, capitán, aunque no puedo decir lo mismo de mi cuerpo. Está completamente fuera de juego- Le habló con mucho esfuerzo. Los labios de la morena parecían, al igual que los ojos hacía unos instantes, pegados el uno con el otro. El hablar era casi como si tuviera que levantar toneladas con aquella parte de su cuerpo. Sin embargo, aquello no era un impedimento para su terquedad, necesitaba conocer de su situación- ¿Cuánto tiempo llevas despierto? ¿Te encuentras bien?

-Sí, estoy perfectamente. Hace una hora que me he despertado. Parece ser que nos han atado de manos y pies-Le contestó provocando un sonido metálico para mostrarle a _ su estado similar de detención. Seguramente ella también se encontraría en la misma situación, aunque en aquellos momentos no pudiera comprobarlo. Después, deteniendo sus movimientos, cesó el ruido y, acto seguido, chasqueó la lengua con mucho fastidio- ¿Qué cojones ha pasado? No recuerdo nada, tsk.

Era normal que no se acordara de nada, ya que había sido asaltando por la espalda. No pudo ver ni se dio cuenta de nada de lo que sucedió.

-Creo que alguien nos atacó y nos drogó mientras estábamos distraídos cenando y hablando. Primero fue a por tí, dejándote inconsciente casi al instante y, después mientras yo intentaba saber que te ocurría, me atacó disparando un dardo. Lamentablemente estaba tan nerviosa que no pude ver bien quién fue-Le explicó la morena sacando de sus más confusos recuerdos los últimos extractos de consciencia antes de caer completamente drogada. Si no hubiera entrado en pánico, quizá podría haber alcanzado a ver a su captor. Viendo la dirección de sus pensamientos plagados de remordimiento, la morena cerró los ojos, tratando de ahuyentarlos. No era el momento de lamentarse, sería una pérdida de tiempo- Tuvieron que administrarnos un narcótico muy potente por la rapidez de su actuación y porque todavía no consigo casi ni mover ni un músculo. Por lo cual, quien lo hubiera hecho, tiene materiales y conocimientos para ello y además conoce de nosotros, pues se aseguró de acabar contigo antes que conmigo.

-Sí. Tengo una ligera idea de quién pudo haber sido-Comentó el moreno con un ligero tono de irritación. Sí, _ también. Y no era una buena señal, ya si era cierto, aquello solamente podía significar una cosa: algo le había tenido que pasar a Gus- Por lo que he podido escuchar, en estos momentos, hay 3 personas rondando cerca de aquí. Uno es un hombre y las otras dos son mujeres.

Aún en la oscuridad, _ le lanzó una mirada completamente asombrada. Sabía del fino oído de Levi, pues lo había visto y vivido en anteriores experiencias, pero tanto como llegar a identificar el sexo de las personas… Era increíblemente brutal.

-¿Cómo…?

-Por los pasos- Al quedarse la habitación completamente en silencio durante un tiempo, el moreno lo interpretó como una petición no emitida de que continuara con la explicación pues continuaba sin entenderlo. Por ello, tras chasquear la lengua, continuó hablando - Un hombre normalmente da una zancada más amplia y pesada que una mujer, por lo cual hace un poco más de ruido y tarda más entre paso y paso. En este caso hay definitivamente un hombre y una mujer.

De nuevo, _ frunció el ceño, dándose cuenta de la falta de seguridad del moreno respecto al sexo de una de las personas.

-¿Y la tercera?¿Por qué no es tan definitiva como los anteriores?

Ante la pregunta, Levi se mantuvo unos instantes en silencio.

-Porque apenas se le escucha, pero de alguna manera también sigue el mismo modo de caminar que una mujer-Dijo con una voz muy seria. _, desde su posición, frunció el ceño, sin comprender ¿Había alguien que no emitiera casi sonido al caminar? ¿Era siquiera posible? De pronto, las cadenas procedentes del lugar donde la morena situaba a Levi se balancearon levemente, emitiendo un pequeño sonido- Shhh, alguien viene.

Con sorpresa, segundos después _ alcanzó a escuchar en la lejanía el sonido de unos pasos acercándose, resonando en las paredes de piedra del lugar. Era cierto. Levi había acertado. Alguien se estaba acercando. Sin darle tiempo a impresionarse de nuevo por la capacidad auditiva de su superior, _ aguardó en silencio, apretando con fuerza los labios, aguantando la respiración y completamente inmóvil (aunque poco se podía mover en realidad) mientras su corazón latía con nerviosismo y un poco de miedo, golpeando su pecho como si quisiera salir de allí. La posición de ambos era de completa desventaja. Podían hacer, si quisieran, lo que fuera con ellos y ni _ ni Levi podrían hacer nada. Y eso era un poco, por no decir bastante, aterrador.

Los pasos se fueron escuchando cada vez más próximos hasta que, entonces justo frente, se detuvieron. En ese instante, una línea de luz se asomó por debajo de la puerta que mantenía completamente a oscuras el lugar, iluminando de manera tenue la habitación en la que se encontraban. Ni _ como Levi pudieron apartar la vista de aquel foco luminoso. Eran como moscas atraídas por esa pequeña luz, la cual, pronto, se convirtió en una deslumbrante. La puerta se abrió en un sonido chirriante, que casi dañó a los oídos a _ debido a que este se amplificó con el eco, y, gracias a la luz de las antorchas que portaban sus captores, lograron cegarlos por unos segundos. Apretando los ojos fuertemente, _ bloqueó la mirada cuando los individuos entraron al lugar, incapaz de continuar viendo hacia delante debido a la claridad repentina.

Los captores de ambos soldados avanzaron hasta el centro de la habitación, parándose justo delante tanto de _, encadenada en la pared de enfrente de la puerta, y de Levi, encadenado en la pared del lateral izquierdo. Con la luz de las llamas, se vio como ambos estaban con los brazos alzados y retenidos por unos grilletes anclados al muro, encima de sus cabezas, y con las piernas sujetas por unas cadenas metálicas que salían de ellos.

-Parece que por fín nuestros dos queridos invitados han despertado completamente de su profunda siesta-Habló una voz muy agradablemente grave y ronca, con un pequeño tono de burla. Un chico- ¿cierto, Hedwin?

-Es lo que deberían haber tardado, Yohan. No entiendo como, tras la dosis que le disparé, el tío ha podido abrir los ojos antes de tiempo- La voz de una mujer se escuchó al instante, contestando al otro individuo con un tono de sorpresa e irritación-Hice unos cálculos tan malditamente perfectos que debería haberlos noqueado al instante y no despertarse hasta pasadas unas cuantas horas después ¡Agh! Te lo juro, casi me dio un infarto al verle tardar tanto en caer.

Mientras que se escuchaban de pronto las graves carcajadas del hombre, _ intentó abrir los ojos poco a poco, comprobando si su vista se había logrado adaptarse. No obstante, para su completa desesperación, solamente pudo separar por unos instantes los párpados antes de sentir una sensación irritante en la córnea. Maldición. Necesitaba ver, necesitaba observar el rostro de aquellas personas y necesitaba ver el lugar donde se encontraban. Tenía que prepararse para lo que pudiera pasar. Necesitaba idear un plan. Se sentía totalmente indefensa.

Al mismo tiempo, sin darse cuenta debido a lo distraída que se encontraba, una serie de aspavientos se oyeron levemente en el ambiente. Como si alguien estuviera moviendo las manos en el aire.

-Sí, Chiara tiene razón-Coincidió la misma mujer que había hablado anteriormente, llamando la atención de _ pues no había escuchado a otra persona ¿En qué momento…?-No debe ser normal. Puede que él no nos sirva.

"¿Servirle? ¿Para qué necesitarían a Levi?" Pensó con el corazón latiéndole fuertemente. Se sentía muy perdida y no le gustaba para nada.

-Es verdad. No podemos malgastar más materiales tan caros. Es una lástima pero tendremos que hacerlo con la morena.

Fue en ese instante cuando sus ojos grises se acostumbraron, que _ alzó con urgencia la vista para encontrarse cara a cara con sus tres captores. Efectivamente, tal y como había predicado Levi, había acertado: frente a ella un hombre y dos mujeres la miraban tanto a ella como a Levi desde su posición.

A simple vista, _ le pareció que el hombre era muy alto. Muchísimo. Casi tan alto como Erwin, o incluso más. Por lo que perfectamente podría alcanzar casi los dos metros de altura. Siguiendo con su apariencia, su cabello, aun con la oscuridad y la luminosidad anaranjada de las llamas de la antorcha que portaba, que asimilaba ser de color castaño, estaba cortado por los laterales y, siendo la parte superior de la cabeza la zona donde más largo lo tenía, este estaba echado hacia atrás, dejando un par de mechones caer sobre su frente. Su rostro era tremendamente atractivo, debía admitir. Contaba con una simetría facial envidiable para cualquier individuo, fuera del género o sexo que fuera, y, además de ello, a pesar de la situación en que se encontraban en aquellos momentos, la sonrisa que le dedicaba a _, al darse cuenta de que le observaba, era contradictoriamente agradable e incluso afable. Pero aquello no era el rasgo más destacable en aquel individuo pues, cuando el hombre se acercó un poco en su dirección y, la antorcha iluminó aún más su rostro, el color de sus ojos fue revelado. El izquierdo era de un color verde claro con tonos marrones y otro azul claro con las mismas motas. Eran ambos distintos. Sin poder evitarlo, _ se quedó completamente impresionada, llegando a abrir la boca un poco pues era la primera vez que veía a alguien con esa condición.

Junto al hombre, una chica, ya que se notaba que era muchísimo más joven que los otros dos, con una inmensa masa de rizos rojizos que le llegaban hasta el cuello, el cual tenía una especie de mascarilla de tela atada, y, sobre la cabeza, unas gafas parecidas a las que utilizaba Hange a las misiones; observaba con sus ojos verdes recelosos a Levi. En comparación al castaño, la pelirroja medía dos cabezas menos, llegándole por el pecho al otro individuo, y estaba menos musculada, siendo la más bajita del grupo, pero muchísimo más alta que ambos morenos. A través de las llamas del hombre, _ pudo ver como la piel de su rostro, cuello y manos estaba plagada, al igual que la de ella, de pequeñas pecas, aunque un poco más oscuras que las de la soldado, causando que fueran más notables al ojo humano desde más lejos. Entre sus prendas modestas compuestas por una simple camisa blanca y unas botas, sujetando sus oscuros pantalones bombachos, un cinturón con múltiples herramientas llamó la atención de la morena, reconociendo algunos instrumentos médicos que ella manejaba. Seguramente ella fuera la mujer que habría realizado la droga y se la habría inyectado a ambos. Si ella había sido la que había calculado a conciencia los efectos que causaría, debía admitir, desde su punto de vista médico, que tenía talento. Muchísimo.

Por último, tras haber examinado a la pelirroja, al otro lado del hombre, una mujer muy alta, seguramente la más alta que hubiera visto _ en toda su vida, la observaba fijamente, llamando la atención de la morena. Sintiendo sus serios ojos azules clavados en el rostro, _ dirigió los suyos propios hacia ella hasta hacer contacto visual directo. En el momento en que ambas mujeres se miraron la una a la otra durante un instante, la morena de pronto sintió una sensación aterradoramente conocida por todo el cuerpo. Reaccionando ante ese intercambio de miradas, su sangre se congeló en un segundo y se sintió pesada por sus venas mientras su piel se puso de gallina, con todo el vello erizándose paulatinamente. De nuevo, su cuerpo gritaba por su huida. El grito de supervivencia.

"Esta mujer es peligrosa. Mucho. Casi tanto como Levi o aquel individuo que vi en el mercado de Trost y en las cuevas" concluyó de manera muy tensa sin dejar de mantener los ojos grises clavados en ella, mientras apretaba la mandíbula.

Observándola un poco mejor, tras la impresión inicial, la morena pudo decir que era una cabeza más alta que la pelirroja pero una más baja que el castaño, alcanzando sus hombros. Gracias a la luz que desprendía la antorcha que portaba en una de sus manos, _ vio el color de su pelo cortado casi de la misma forma que Levi pero siendo un poco más largo: era de un rubio platino casi blanco. Aquel color era muy similar al de la nieve. Y, a pesar de aquella actitud recelosa, casi hostil, _ la encontró peligrosamente preciosa, de una belleza similar a la del hombre. O incluso más guapa todavía.

Pero, aunque eran muy distintos entre ellos, había una solo cosa que compartían y que tenían en común: la marca tan característica en la frente. Una equis había sido grabada a fuego en su piel. Eran Niños Topo adultos. Eran los primeros que veía tras Finn.

Ante la conversación que previamente habían escuchado, el moreno frunció el ceño y lanzó una mirada muy muy hostil hacia los recién llegados. Cualquiera se quedaría congelado en el sitio del miedo ante esos ojos gris azulado.

-¿Qué creéis que vais a hacer con mi subordinada, mocosos?-Habló Levi de pronto, con su voz baja y grave, arrastrando cada palabra de manera subliminalmente amenazante.

El castaño, agachado frente a la morena, giró su cuello hacia la izquierda y dirigiendo sus ojos con heterocromía, esbozó una sonrisa divertida.

-Veo que has comprendido la situación a la perfección ya que has dejado por fin de fingir, capitán Levi- Le dijo con un tono que parecía ser alegre. Efectivamente, sus peores temores eran ciertos: le habían sacado la información a Gus. Sintiendo un poco de miedo por él, _ esperaba que el hombre y su familia estuvieran bien. Era su culpa que le hubiera pasado aquello- Que ahora esté detrás nuestra el Cuerpo de Exploración no nos hace ninguna gracia ¿sabes?- Con un gesto de restar importancia al asunto, el castaño encogió los hombros- Ya tenemos suficientes problemas con tener como enemigo a la maldita Policía Militar y a los Niños Topo, como para ahora que vengáis vosotros a uniros a la fiesta. Dejadnos un respiro, por favor.

Abriendo un poco los ojos sorprendida, _ miró más fijamente el perfil del hombre que continuaba hablando con Levi, viendo como la nuez de su cuello subía y bajaba al pronunciar las palabras. "¿A los Niños Topo?" pensó extrañada, sin comprenderlo "¿Me he equivocado? ¿Acaso no son ellos los Niños Topo? ¿Entonces… quiénes son?" Como si su mente deseara que encontrara la respuesta, un recuerdo surgió de golpe: "Nadie que ha contratado sus servicios sabe como se ven, aun habiéndose reunido con ellos [...] Aunque no tiendan a matar a nadie, son casi unos monstruos". Ahora todo tenía sentido. Ante ellos, se encontraban los mismísimos Guerrilleros. Ellos habían sido los que les habían secuestrado. Por eso no les habían degollado mientras estaban drogados, porque no tendían a matar a aquellos que se fueran de la lengua.

Comprendiendo aquello, las orbes de _ se iluminaron, completamente emocionada. ¿Qué podía decir? Por fin habían hecho contacto con aquellos que llevaban tanto tiempo buscando. Había sido una auténtica sorpresa que los mismísimos Guerrilleros fueran o fueron en el pasado antiguos Niños Topo. Ahora entendía por qué llevaban la ventaja a la hora de lidiar con ellos, pues conocían por su propia experiencia las rutas, los modos de actuar y demás información valiosa respecto a la organización. Si consiguieran contratarlos, obtendrían un valioso aliado. Sin embargo, a pesar de que ahora los tenía delante, la situación en la que se encontraban ambos soldados no tenía muy buen presagio. Debían arreglar las cosas.

-¡Estás equivocado!-Exclamó alzando la voz tanto cómo pudo _, todavía presa de los efectos adormecedores. El castaño, al sentir como hablaba, giró el rostro, despegando su vista de Levi, y centró su atención en la morena, alzando las cejas un poco sorprendido-No somos vuestros enemigos, en serio. Solamente queremos contratar vuestros servicios. Necesitamos vuestra ayuda, lo juro.

De pie, al lado del castaño, la pelirroja dio un paso acercándose a _ y, tras lanzarle una mirada muy malhumorada, se cruzó de brazos.

-¡Já! ¿De verdad piensas que te creeremos con sólo jurarlo, perro del Ejército?- Le recriminó de muy mala manera. Y aunque no le gustó nada la manera en la que se dirigió hacia ella, _ apretó los labios. Claro que no. Pero debía hacer el intento- Sabemos perfectamente el valor de vuestros juramentos. Osea, ninguno.

El rencor que transmitían cada una de las palabras que había dicho aquella chica le indicó a la morena que no hablaba simplemente por hablar. Había un motivo de peso.

El hombre frente a _, todavía agachado, dejó ir un suspiro entre sus labios, para después asentir mientras se llevaba una de sus manos a la cabeza, rascándose el cuero cabelludo. Parecía estar de acuerdo con lo que le había dicho su compañera. Entonces, acto seguido, la mirada del castaño cambió pasando de una sorprendida a una que transmitía un poco de pena.

-Hedwin tiene razón- Haciendo una mueca con los labios, el hombre negó con la cabeza Aunque me pese, dado lo encantadora que pareces ser, no puedo confiar simplemente en lo que digas, señorita- Dejando a _ un poco sorprendida por el repentino halago pues no se lo había esperado, el castaño dobló las rodillas y se levantó del suelo. Una vez de pie, a través de un gesto en la cara, le indicó a la pelirroja algo- Tendremos que sacarte la verdad con métodos más fiables.

El corazón de _ palpitó y su respiración se aceleró con un poco de miedo al ver como la chica que al parecer se llamaba Hedwin le asintió de vuelta. Por todas las murallas, aquello no podía ser peor. La situación se estaba complicando cada vez más. Sabía que su intento había sido muy vago y que tenía muy pocas posibilidades de resultar. Tampoco era una opción intentar ir por lo económico ya que parecían tener demasiado resentimiento contra el Ejército de las Murallas como para aceptar cualquier cosa que le ofreciera. Tenía que pensar en algo que pudiera ganar su confianza antes de que utilizaran esos "métodos más fiables" para sacarle la verdad. No sabía que tenían pensado hacer con ella. Pero no le gustaba nada.

-Ni se te ocurra hacerle daño, maldito-Gruñó Levi a la izquierda al ver a la chica pelirroja acercarse a _. Las cadenas que retenían el movimiento de sus pies como los grilletes que habían en torno a sus manos chirriaron emitiendo un sonido metálico cuando el moreno las azotó.

_ quiso chasquear la lengua pero se reprimió. Aunque entendía las intenciones de su capitán y las agradecía, pero no podían ser menos oportunas. No iba a arreglar las cosas el enemistarse más con ellos. Y su actitud no lo hacía posible.

Por otro lado, el castaño, sin sentirse amenazado por aquella actitud tan hostil del Soldado más fuerte de la Humanidad, dirigió sus ojos de cada color hacia el moreno, mirándolo con extrañeza y con una de las cejas bajadas. Como si lo que acabara de decir fuera un disparate.

-¿Daño? Oh, no- De nuevo, negó con la cabeza, causando que los cabellos que tenía sobre la frente se movieran de un lado a otro- Para nada. Jamás me atrevería a dañar un rostro tan bonito como el suyo- El dato de que no le harían daño le llamó tanto la atención a _ como para fijarse de nuevo en el halago dirigido hacia ella. Si no le iban a torturar, ¿qué le harían entonces?- Simplemente le haremos hablar con una droga.

"Me administrarán el suero de la verdad" concluyó la morena ante aquello, no muy contenta. Había escuchado y leído acerca de ello tanto por las enfermeras, médicos y sanitarios con los que había tenido el placer de hablar y a través de los libros de medicina y farmacología. Únicamente estaba permitido su uso por causas militares extraordinarias y en muy pocas ocasiones, dado que era muy complicado de realizar y podía ser muy peligroso para aquellos a los que se le era administrado, siendo contraproducente si el individuo al que le querían sacar la información moría.

Y al parecer, no solo _ sabía de los efectos que podía tener la mala praxis con ese suero, ya que, de nuevo, las cadenas procedentes de Levi fueron agitadas con furia.

-Ni le toquéis ni un maldito pelo. Hacédmelo a mí, si es necesario. Soy el capitán, por lógica sabré más información que una simple soldado raso- Casi sin separar los dientes, las palabras del moreno a pesar de haber sido pronunciadas de manera lenta, se escucharon totalmente oscuras, presagiando un final muy trágico para aquellos que osaran ir en contra de ellas. No había broma en ello, iba totalmente enserio.

Sin poder evitarlo, el corazón de _ latió con fuerza contra su pecho.

Una vez más, el castaño negó con la cabeza y encogió los hombros, muy tranquilo y calmado.

-Lo siento, capi. Como ya hemos dicho, tu cuerpo tolera demasiado bien las drogas. Sería un desperdicio de materiales. Es la única opción.

Chasqueando la lengua de manera sonora, Levi volvió a sacudirse, causando que las cadenas volvieran a balancearse.

-¡Ni…!

-Capitán. Lo haré yo- Le acalló la morena con voz firme antes de continuará con la conversación, fijando sus ojos grises hacia el castaño. De pronto, sintió como las orbes gris azuladas de Levi se dirigieron hacia su rostro y que prácticamente le taladraban con la mirada- Me someteré de manera voluntaria al suero de la verdad. No tengo nada que ocultar.

-¡Pero tú estás loca o qué!-Exclamó el moreno con un tono que denotaba completa furia, dejando atrás su entonación aunque calmada pero amenazante. Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba estallar de aquella manera, de una manera casi masoquista casi sintió nostalgia por ello. Era como si hubieran vuelto a cuando entró en el Cuerpo de Exploración- ¡Podrías morir!¿¡Eres realmente consciente de ello, joder!?¡Ni se te ocurra, es una maldita orden!

-Lo siento, capitán. Si es necesario para que logren confiar en nosotros, lo haré, aun con las consecuencias que vengan después.

Su situación seguía siendo igual de crítica que si hubieran optado por torturarle a base de golpes; no obstante, había algo que le decía a la morena que no había por qué temer, que su vida no correría peligro. Un instinto casi animal le advertía de que no le sucedería nada. Podría ser por la seguridad que desprendía Hedwin que, con una tranquilidad abismal, se agachó delante de _ y empezó a rebuscar entre sus compartimientos del cinturón los materiales necesarios. Sabía que probablemente la desesperación por encontrar nuevas respuestas respecto a los Niños Topo y a Abel e intentar salir de allí enteros de aquella situación había nublado de manera completa su juicio y lógica. Y, aunque de todos modos, tampoco es que tuviera otra opción ya que se encontraba retenida a su voluntad, el dar aquel salto de fe podría ayudarles a ganarse el apoyo de aquellas personas. Realmente esperaba que su corazonada estuviera en lo cierto porque a juzgar por la mirada que sentía en su rostro, si estiraba la pata por aquella estupidez, estaba segura que Levi le seguiría hasta el infierno y le ahogaría él mismo con sus propias manos hasta matarla.

Un silbido se escuchó procedente de los labios del castaño, el cual la miraba con un poco de sorpresa y admiración.

-Mocosa…-Gruñó Levi con un tono grave y ronco de advertencia. Ya no sabía si se dirigía hacia ella o a Hedwin que ya había sacado la jeringuilla de su cinturón y la había llenado de un líquido transparente de un frasco minúsculo de cristal.

"Lo siento, Levi. Debo hacerlo. Estoy completamente desesperada. Necesito conseguir más pistas. Por mi madre. Además no sabemos qué nos sucederá si no colaboramos o nos ganamos su confianza. No se me ocurre ninguna otra opción" se disculpó mentalmente mientras observaba muy fijamente la aguja de la jeringuilla desplazarse hasta la piel de su brazo derecho, tratando por todos los medios disimular el terror que sentía en aquellos momentos. Una fría gota de sudor se deslizó de su frente hasta su barbilla.

Tragando duro, _ bajó los ojos de su extremidad y los dirigió hacia el rostro de la chica, con la mirada tiñéndose de determinación y firmeza, una muy forzada. La pelirroja le devolvió el contacto visual.

-Hazlo.

-¡N-!-Sin embargo, ya era demasiado tarde para cuando Levi alzó la voz.

En aquel instante, la jeringuilla ya había traspasado su epidermis, enviándole un doloroso pinchazo a la morena, la cual gruñó por lo bajo y arrugó la nariz con un pequeño gesto de sufrimiento. Este padecimiento aumentó considerablemente cuando la pelirroja empezó a administrar aquella droga en su corriente sanguínea, al apretar el apoyo hacia abajo, y, una vez suministrado, tampoco no le fue muy agradable la retirada de aquel cilindro metálico de sus carnes.

Tan pronto como aquella sustancia llegó a su cerebro, _ se sintió extremadamente mareada y somnolienta. Toda capacidad de procesar sus pensamientos fue totalmente inhibida. Sin poder aguantar más su cabeza alzada, la dejó caer suavemente hacia un lado, apoyándola en su brazo izquierdo. Sus párpados descendieron hasta permanecer entrecerrados y la morena empezó a respirar lentamente por la boca, haciendo pequeños ruidos. A pesar del mareo y el sueño, se sentía muy bien. Casi como si estuviera arropada entre unas suaves sábanas.

Viendo el estado inducido de la soldado, Hedwin, todavía en cuclillas, indicó con un gesto de mano que la rubia se acercara. La mujer alta se agachó a su lado y, con otro gesto procedente de la pelirroja, acercó la antorcha a _, la cual sonreía estúpidamente contra su brazo. La menor de las dos acercó su mano al rostro de la morena y, separando los párpados de esta con sus dedos, observó como la pupila de _ se encontraba completamente dilatada.

-Parece que ya está drogada-Comentó la pelirroja a sus dos compañeros, con voz un poco distraída debido a lo concentrada que estaba en su comprobación de los efectos. Levi apretando la mandíbula con fuerza soltó un "hijos de puta" en voz alta que todos ignoraron- Sí. Calculo que tendremos aproximadamente 5 o 10 minutos hasta que el efecto se esfume. Voy a verificarlo-Les dijo desviando sus ojos por un momento de _ para darle una mirada a Yohan y la rubia. Ambos asintieron. Viendo su confirmación, la pelirroja volvió a centrar su atención en la morena-Ey, perro del Ejército, ¿cuál es tú nombre completo?

De manera retardada, _ arrugó la nariz, mostrando un gesto de inconformidad.

-Maldita zorra…-Soltó para sorpresa del moreno encadenado, pero no para los captores ya que sabían que cualquier pensamiento que le pasara por la cabeza a _ en aquel instante sería emitido por su boca. Por ello, tras el insulto, todos permanecieron impasibles- No me llamo perro del Ejercito, joder….Mi nombre es _ Morgan.

-Sí, está completamente ida. Ya puedes empezar Yohan.

-Buen trabajo, Hedwin-Le felicitó apartándose un poco para que la pelirroja se levantara y dejara espacio al castaño para realizar el interrogatorio, sacudiendo sus rizos rojizos al pasar- Chiara, ya no es necesario. Déjamelo a mi- La rubia, desde el suelo, dirigió su mirada hacia el castaño y empezó a mover su única mano libre, llamando la atención del moreno de ojos gris azulado. _ en ningún momento se dio cuenta de aquello. Como si hubiera comprendido, Yohan negó con la cabeza- No, me ha dicho que empecemos sin él. Parece ser que la Policía Militar últimamente está haciendo su trabajo para variar y ahora nos siguen la pista muy de cerca, así que ha ido a tener una "charla" con ellos. Volverá dentro de unas horas.

La mujer llamada Chiara, sin emitir ni una palabra, asintió con seriedad y, entonces, se apartó de _, posicionándose junto a Hedwin. Ya con el espacio libre, Yohan dobló las rodillas y se agachó de nuevo frente a la morena, inclinando un poco el cuerpo para ponerse a su altura. _, ante el repentino individuo, alzó los ojos y lo miró durante unos segundos.

-Hola, preciosa ¿estás lista para el interrogatorio?-Preguntó con una voz suave, amablemente, mientras esbozaba una sonrisa encantadora para cualquier individuo. A ambos lados de sus mejillas aparecieron dos hoyuelos.

-Vuélveme a decir preciosa...y te quedas sin dientes, imbécil-Le amenazó muy débilmente la morena, frunciendo el ceño de manera muy exagerada. _ no era el tipo de persona que caería bajo los encantos de cualquiera, aún incluso bajo la influencia de las drogas.

Desde su posición, sin que nadie pudiera darse cuenta ya que estaban demasiado enfocados en el interrogatorio que se llevaría a cabo, Levi estiró un lado de sus labios con un gesto de completa satisfacción al observar la cara levemente sorprendida del castaño. Sin embargo, ese gesto murió tan pronto como Yohan se empezó a reír. Las graves carcajadas del hombre resonaron en el espacio durante unos segundos.

-Wow, me encanta su sinceridad. Esta bien, si no te gusta, no lo haré. No quiero estar en malos términos contigo- Dijo de buena gana, entre risas, sin ofenderse por la reacción de _ ante sus piropos, sonriendo de nuevo. Una vez más, sus hoyuelos surgieron en sus mejillas- Aunque desearía charlar un poco más de esta manera, no podemos desaprovechar el limitado efecto del suero, así que empecemos de una vez ¿Desde cuánto lleváis en la Ciudad Subterránea?

-8 días-Respondió la morena al instante. Antes de que su cerebro pudiera reaccionar, las palabras habían salido de los labios de _. Así de poderoso era el suero de la verdad.

El castaño asintió, complacido de la rapidez de respuesta.

-De acuerdo. Son bastantes días para dos personas de la superficie. Me sorprende que hayáis sobrevivido por tanto tiempo en este agujero ¿Habéis tenido alguna ayuda tercera?

-No lo necesitamos hasta hace unos días. Levi era residente nativo de la Ciudad Subterránea hasta hace algunos años por lo que sabe perfectamente cómo moverse y comportarse.

-Oh, interesante… Vuestro amigo se olvidó de ese pequeño detalle cuando hablamos con él-Comentó el castaño dirigiendo una rápida mirada hacia el moreno que lo miraba con unos ojos afilados. Tras un análisis de arriba abajo del moreno, de nuevo, volvió a centrar su atención en _- ¿Y por qué motivo estaríais vosotros, dos soldados del Cuerpo de Exploración, pululando por aquí,_?

-Por una misión. La Reina de las Murallas nos ha ordenado ayudar a la gente de la Ciudad Subterránea. Desea mejorar su situación y permitir que puedan vivir tal y como deseen.

Dando un paso al frente, la pelirroja le lanzó de nuevo una mala mirada a _, frunciendo el ceño con rencor.

-¡Já! ¿Ayudarnos? ¡Venga ya! No necesitamos la compasión y lástima barata de nadie de la superficie. Nosotros solos podemos arreglarnos por nuestra cuenta- Replicó con un tono malhumorado.

-Hedwin, tranquila-Le dijo con tono calmado el hombre castaño a la pelirroja sin dejar de mirar a _. La mencionada emitió un bufido irritado y se cruzó de brazos, desviando la mirada hacia un lado, sin dejar de esbozar aquel gesto- Como puedes ver, no necesitamos ni queremos que nos echen un cable. Sin embargo, lo que me da curiosidad es ¿por qué estuvisteis preguntando por nosotros? ¿Qué tenemos nosotros que ver con la misión de nuestra ilustrísima Reina?

-La situación respecto con las actividades y comportamientos de los Niños Topo ha empeorado. La red de criminalidad que hay en la Ciudad Subterránea dirigida por sus líderes dificulta que cumplamos la misión. Por ello, primero se decidió solucionar el problema de los Niños Topo. Cuando llegamos, intentamos buscar información por nuestra cuenta pero pronto nos dimos cuenta de que no avanzábamos en nuestra investigación, que estábamos estancados, y entonces, como último recurso, contactamos con Gus. Él, después de negociar, nos contó acerca de los Niños Topo y de vosotros, los Guerrilleros, los cuales habíamos escuchado previamente que erais muy buenos con vuestros servicios. Así fue como tuvimos la idea de contrataros, pero después de tener los suficientes conocimientos sobre vosotros.

-Parece ser que _ decía la verdad-Girando su rostro, Yohan lo comentó a sus compañeras. Chiara asintió con seriedad mientras que Hedwin continuó con los brazos cruzados y un gesto malhumorado. Dejando ir un suspiro pesado, el castaño volvió a centrar sus ojos de distintos colores sobre la morena- Menudo desastre. En fin, solo para asegurar ¿Entonces solamente queríais contratarnos para ayudaros con el asunto de los Niños Topo? ¿No tenéis otro motivo oculto?

-No. Hay algo más- De pronto, _ tuvo sobre ella la atención de los tres miembros de los Guerrilleros, lanzándole una mirada de suspicacia, como si hubieran esperado que ambos soldados tuvieran alguna trampa bajo la manga- También quería preguntaros acerca de una persona que se perdió hace unos años en la Ciudad Subterránea- Habló todavía de manera débil y dejada, sometida a la sensación placentera del suero de la verdad- Su nombre es Abel, era un niño de unos...8 años, albino con los ojos rojos.

Un silencio sepulcral se adueñó de la habitación, solamente escuchando de vez en cuando el crepitar de las antorchas y alguna que otra gota que caía desde el techo hasta el suelo de piedra. Los tres captores se quedaron durante unos instantes completamente inmóviles. Ni un parpadeo, ni un movimiento. Igual de petrificados que unas estatuas.

-Yo-yohan ¿Se puede saber q-qué ha dicho? Creo que no he escuchado bien- Cuando Hedwin habló, interrumpiendo aquel instante tan tenso, lo hizo entre tartamudeos y con una mirada de completo terror en sus ojos verdes, antes iracundos y recelosos. La pelirroja dio un paso hasta el mencionado, dirigiendo sus orbes a su espalda.

-No. Lo has entendido perfectamente- De pronto, la voz agradable del castaño se vio extinguida por una que denotaba completa seriedad. El rostro afable y amigable había desaparecido, siendo sustituido por una fachada fría y dura. El hombre miró durante unos eternos instantes a la morena que respiraba por la boca, completamente ajena al cambio de ambiente del lugar, sintiendo los efectos de la droga durante los últimos instantes que quedaban de efectividad- Lo lamento mucho pero el interrogatorio ha terminado, señorita _. Chiara, Hedwin, nos marchamos.