Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

Capítulo 53

Umbridge, era una pesadilla, aun peor, cuando asistía a supervisar las clases, de los otros maestros.

Inclusive, el maestro Yoda perdería la paciencia con ella. —Pensó Harry, enfadado, y tratando de mantener la calma, aunque no era fácil.

—El olor a la carne, los atraerá —dijo Hagrid, todos notaron, varios trozos de carne, luego lanzó un raro grito y lo repitió, solo una vez más.

Dos ojos blancos aparecieron, Harry y Daphne, vieron al caballo negro, delgado y de alas de murciélago, luego aparecieron otros dos.

— "¿Por qué no sigue llamando, Harry?" —preguntó Ron, nervioso.

—No hace falta, son Thestrals. —Contestó Harry.

— ¿Qué está pasando? —preguntó Lavender Brown, pálida y en un hilo de voz. —¿Quién se está comiendo la carne?

— ¿Quiénes pueden verlos? —preguntó Hagrid, mirándolos. —Harry, Daphne, Neville y.… ¡hola Luna!

—Hola, Hagrid —dijo la chica, que era un año menor que ellos, dando un par de pasos y acariciando la nuca de uno de ellos.

Harry lanzó una risilla, e imitó a la rubia.

— ¿Qué se supone, que tenemos que ver? —preguntó Draco, con una voz burlona.

—Los Thestrals, solo son vistos, por aquellos, que hemos tenido que ver, fallecer a un ser querido, Draco —contestó Luna, con su típico tono de voz ausente.

—Abran los libros, en la página 114 —dijo Harry, con una suave sonrisa en los labios, para luego alejarse del animal.

Encontró, a todos aquellos que no los veían, escudriñando en sus libros.

— ¡Lovegood! —llamó Draco, y enseñó la página, con el dibujo. — ¿Es esto, lo que tú y Potter, pueden ver?

—Lo es —contestó ella.

—Son... llamados augurios de la desgracia, y una leyenda, para hacerlos quedar mal: dicen que son atacantes de magos...

—Ejem, ejem...

—...Hola, señorita Umbridge, me alegra que pudiera llegar hasta aquí. —Dijo Hagrid. —Los Thestrals, son los que tiran de los carruajes.

— ¿Entonces, no son movidos con magia? —preguntó Parvati, asombrada.

—Solo imagina, tener que encantar todos los carruajes del colegio, en los atardeceres, Parvati, ¿no crees, que acabarías exhausta? —preguntó Hermione, con paciencia, y Parvati pareció imaginarlo.

—Así mismo: Si se llegan a dejar cabalgar, pueden llevar al mago o bruja, a su destino, solo teniendo él o ella, que pensar, a donde desea ser llevado —dijo Hagrid. Toda la clase dio un "Oh", de asombro.

— ¿Se da cuenta, de que el Ministerio de Magia, ha calificado al Thestral, como una criatura de alto peligro, ¿verdad? —preguntó Umbridge.

—Lo que no es comprensible, resulta en el miedo o violencia, señorita Umbridge —contestó Hagrid, con una inteligencia, impropia de él, que los dejó a todos (incluso a Umbridge), callados. —Si usted, requiriera de un viaje largo, puede fácilmente, confiar en un Thestral, gracias a su velocidad de vuelo, en lugar de tomar una escoba, al menos claro: Que decida, usar un Traslador.

...

La clase llegó a su fin, y todos, tomaron camino, hacía sus otras clases.

—Eso de que algunos puedan ver a los Thestrals, me parece muy interesante, me gustaría poderlos ver —dijo Hermione.

—Imagina, una película o un libro de terror —dijo Harry, quien pareció pensar en algo. —A algunos, de los que pueden verlos, seguramente les causará un buen susto la primera vez, luego puede que sean incluso, agradables a la vista. Y.… bueno, Hermione: La verdad, es que no es agradable, ver a una criatura así o bueno: el precio a pagar, por poderlos ver, es demasiado alto.

—Sí, tienes razón. Perdóname por favor, que estupidez he dicho —dijo Hermione.

—Agradece, que no fuiste a Korriban, ni fuiste entrenada, como una Padawan Sith —dijo Harry, con la mirada lejana. —Yo... vi morir, a varios de los chicos, que conmigo compartieron muchos momentos, en los entrenamientos del Lado Oscuro. Los vi morir, el día de nuestra "graduación", solo cinco de casi diez o quince, sobrevivimos.

...

Llegó la navidad, y los Prefectos, tenían que vigilar a los niños de primer año, que se quedarían. Debían de asegurarse, de que no salieran a jugar en la nieve, y acabaran resfriados, y así mismo, tenían que hacer rondas, para vigilar que todas las decoraciones, estuvieran en su lugar, o que alguien de tercero, para arriba, no fuera a decidirse a armar otro club de duelo.

Si tan solo supieran —pensaba Harry, mientras patrullaba, en compañía de Susan, quien parecía más interesada, en guiarlo al antiguo salón, donde había estado el cerbero en 1991, y en que "se exploraran el uno al otro" un poco, que en patrullar y cumplir sus obligaciones como Prefecta.

Aunque claro: Harry y Susan, acabarían más de una vez, en la Sala de Menesteres, acariciándose, besándose o algo más.

Y si hablaban de Susan, hablaban de Hufflepuff.

Y si hablaban de Hufflepuff, hablaban sobre...

Sala Común de Hufflepuff.

— ¡No soporto pensar, en esos pobres elfos...! —chillaba Zoe, asustada, tenía algunos suéteres de lana, en su cama, entonces, recordó la realidad del asunto. Ella podía decir que su hermana, era un ratón de biblioteca, y ella misma, fue en el pasado, una de sus matones personales. Pero, era no era alérgica a leer e informarse, y lo había hecho: había buscado en libros sobre criaturas mágicas, acerca de los Elfos Domésticos, y ellos habían dicho la verdad. Si ella seguía tratando, de engañarlos, de vestirlos, de liberarlos, solo provocaría sus muertes. — Pero... no. No lo estoy haciendo de forma correcta. —Comenzó a entristecer, había entendido, que no podía obligar a las personas (o elfos, en este caso), a ver las cosas a su modo. Escuchó la puerta de su habitación compartida, abrirse, y se giró. — ¡¿QUÉ QUIEREN, ¡¿USTEDES?! —Les chilló a Harry, Hermione, Padma, Daphne y Susan.

—Disculparnos —dijo Harry, antes que las demás. Las chicas lo miraron sorprendido. La misma Zoe, estaba sorprendida. —La última vez, claramente nos comportamos de forma muy grosera, hacía ti. Deberíamos de haberlo explicado todo, de forma más... humana. Teniendo más tacto. Yo —se señaló a sí mismo, colocando la palma de su mano, sobre su pecho. —Soy alguien, que fue criado, para valorar... digamos: Valorar, todo aquello que, en el pasado, ayudaron a crear una cultura, una forma de vida y una razón. Cuando llegué al Mundo Mágico, comencé a devorar tantos conocimientos, como pude. Tuve muchos momentos, en los cuales hablé, con los retratos de la familia Potter, con Ignotus Peverell, su hijo y su nieta: Iolanthe Peverell, con Sir Linfred de Stinchcombe, y los otros Potter, Black, Bulstrode y bueno... en fin: Absorbí, las costumbres y conocimientos, de todos los miembros de la familia Potter, incluso de sus esposos o esposas, ya sabes: todos aquellos, que tomaron el apellido Potter, al casarse. Me... crie, que las costumbres del Mundo Mágico, eran las correctas, porque, cuando viví en el Mundo Muggle, mi único referente, fueron una familia... clasista, sexista... bueno... —se pasó una mano por el cabello, mientras trataba de explicarse. —Ellos, no fueron el mejor ejemplo de los Muggles, y fui salvado por mis maestros y traído al Mundo Mágico. Por eso, defiendo las costumbres del mundo mágico inglés, incluso si muchos Hijos de Muggles, las pueden llegar a considerar, como... tremendamente atrasadas.

—Gracias... por... bueno... por... disculparte conmigo, Harry —dijo Zoe Granger, enseñándole una sonrisa. —Yo... tampoco estoy obrando bien, solo... solo quiero, algo más...

Susan le puso una mano en el hombro, y la menor Granger, sufrió un escalofrío. —El problema, es que... lo dijiste y lo expresaste... de una forma, que solo veríamos a Voldemort —la miró de arriba abajo, Zoe sufrió un escalofrío, cuando la compararon con ese demente. —Bueno, una... Lady... Con quince años. Creo que te lo dijimos, la otra vez: Si quieres un cambio, la sociedad debe de estar de acuerdo.

Zoe suspiró. —Y no se puede obligar a las personas, a cambiar su forma de ser. Mi idea, no es liberarlos. Ustedes me lo explicaron: Morirían, sin una fuente de magia constante. Y bueno... visité, la cocina y.… no podía creerlo. No podía creer, las cosas que ellos, tienen que vestir.

Padma la entendió. En la India, había muchos casos de pobreza extrema o incluso, de esclavismo, vio lo que quería lograr Zoe, y si se comprometía a cambiar, entonces ella la ayudaría. — ¿Y si les explicas, que solo quieres que vistan mejor, que con sus ropas actuales?

Zoe se sonrojó. —Sí. Creo que... quizás... sí. Quizás yo podría... umm... bueno.

Con el tema zanjado, y con una mejor disposición a entender a Zoe, y de ella de entender las cosas, se fueron de allí.

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Cuando Harry ingresó en la antesala de la Cámara de los Secretos, (a la cual se entraba, al hacer a un lado una pared, que revelaba unas escaleras, Hermione, había pedido a la Sala de Menesteres, unas cuantas antorchas, las había colgado y encendido, así mismo, a la pared/puerta, le había colocado un hechizo ilusionador, muy poderoso, para hacer parecer que era solo una pared, como siempre había sido) encontró que el lugar estaba sumamente limpio y ligeramente perfumado, y las chicas habían adornado todo, con motivos navideños.

«Felices Harrydades»

Decía una pancarta.

—Cinco parejas, practicarán el hechizo paralizante —dijo Harry. —Otras cinco, los encantamientos desarmadores y escudo, otros cinco practicarán los hechizos aturdidores.

Umbridge sabía que algunos alumnos, estaban actuando en contra del Ministerio.

Sabía que había alumnos, entrenándose y siendo entrenados por Harry Potter, y que estaban (según ella), actuando a favor de la Orden del Fénix, pero el problema, era que carecía de pruebas contundentes, para exponer al grupo, y que Potter fuera enviado a Azkaban.

Había escuchado, lo ocurrido el año pasado en el Cementerio, y claramente, el Señor Tenebroso, temía, por el poder que Potter, podría llegar a adquirir, y por esto mismo, estaba Umbridge allí, para refrenar a Potter, en su crecimiento mágico, para evitar que fuera una amenaza, aun mayor.