Después del Baby Shower, el tiempo paso demasiado rápido para las chicas.

Apenas les dio tiempo para decorar y armar la cuna de la bebé, cuando la doctora les informó que la llegada de la bebé sería en pocos días, que debían de estar muy atentas, ya que al ser primeriza los días podían variar.

Una noche la rubia se levantó sudando, nerviosa por la llegaba de la bebé, paso del susto al llanto, ya que su movilidad e independencia para hacer ciertas cosas estaba muy limitada, acción que la hacía sentir inútil. Enseguida paso por los celos, tenía muchos celos de Lauren, ya que ella estaba en mejor forma y hacía reír a su esposa.

Rachel trato de calmarla, pero cada vez que le decía que no pasaba nada Quinn encontraba otra razón, otra excusa, por eso opto por la mejor solución.

Tomo del rostro a la ojiverde y la beso ferozmente, esto distrajo totalmente la atención de su esposa que se rindió cuando comenzaron a tener relaciones.

Después de esa noche Quinn dejo de trabajar por órdenes de su padre, mientras que Rachel trabajaba desde casa, no quería dejar sola a su esposa.

El departamento de la familia Fabray Berry, parecía un campo de batalla.

En la cocina se encontraban varios biberones, extractores de leche y otros instrumentos para el nacimiento de la bebé.

Por la sala podías ver una carreola a medio armar, varias cajas de pañales, ropita de bebé aún con etiquetas sobre el sofá y bolsas de regalos.

El cuarto de la próxima integrante de la familia, era el más ordenado, si se puede llamar de ese modo; la cuna estaba armada y acomodada. Una gran alfombra aún seguía enrollada recargada sobre la pared. La pared tenía varios cuadros de tiernos animalitos. En el cambiador de pañales esperaba una pañalera por ser llenada para el hospital.

El cuarto de la pareja, tenía una pequeña montaña de ropa recién nacido lavada para la bebé sobre una silla. Había varios pares de zapatos dispersos por el suelo, al igual que varios pantalones.

La culpable de este último desorden era nada más y nada menos que Quinn, que se encontraba en la ducha.

-Amor, recuerda que nuestras mamás vendrán a cenar para ayudarnos hacer las maletas para el bebé y para ti – dijo la morena abriendo un poco la puerta del baño

-No lo he olvidado, vamos a pedir la cena para no cocinar – abrió la cortina del baño - ¿no quieres entrar conmigo? – dijo sugestivamente, mostrando parte de su cuerpo desnudo

Rachel lo recorrió lentamente, jamás se cansaría de la versión de Quinn embarazada.

-No – negó cerrando los ojos – necesito terminar algo de la oficina – volvió a mirar el cuerpo de su mujer por última vez antes de cerrar la puerta mordiéndose los labios.

Quinn suspiro frustrada, ese día amaneció sintiéndose extraña, pero no lograba identificar que era. Y era común para ella, durante el embarazo tuvo todo tipo de sentimientos, algunos los podía descifrar con facilidad, los otros los terminaba pagando su esposa o la latina.

Estaba por terminar de ducharse cuando sintió un extraño movimiento en ella, un ligero dolor, vio como algo café salió de ella junto a la sensación de hacer pipí.

Estuvo unos segundos quieta tratando de entender lo que había pasado cuando abrió los ojos sorprendida.

Rachel estaba en la cocina enfocada en la pantalla de su laptop cuando una desnuda Quinn salió caminando velozmente a la habitación de la bebé.

La morena camino hacia la habitación, pero antes de entrar Quinn ya venía con la pañalera en el brazo

-¿Está todo bien? – pregunto la morena

-¡Obviamente no! Acabo de romper fuente y comienza dolerme, necesitamos ir al hospital ¡AHORA! – camino decidida a la puerta

-Quinn,Quinn…¡AMOR! – hasta que grito obtuvo su atención – Estas desnuda –

La ojiverde se miró, y una contracción llego haciendo que se doblara un poco por el dolor.

Rachel fue a su lado para apoyarla

-Vale, déjame traerte algo de ropa – dijo ya un poco asustada

Corrió a su habitación tomo ropa interior de su esposa, unos pants y una playera algo holgada.

-Muy bien, vamos al hospital ahora – le dijo una vez que le coloco la última prenda

-No, necesitamos las maletas – dijo haciendo ejercicios de respiración

-Nada de eso, ahora eres tú la importante, las maletas puedo venir o mandar a alguien por ellas, vamos –

Durante el camino, los nervios de la morena iban aumentando conforme el dolor hacia gritar a su esposa.

Al llegar al hospital la doctora las estaba esperando para recibirlas. Quinn se subió a una silla de ruedas, Rachel caminaba detrás enviando unos mensajes rápidos para avisar a sus familias.

Pasaron a la ojiverde a la habitación, la desnudaron para colocar la bata

-¿Dónde está Rachel? – pregunto buscando a su esposa

-Acá estoy – dijo entrando a la habitación, se acercó a ella para tomar su mano – no me voy a ir a ningún lado – beso su frente

-Muy bien, la bebé está más que lista para salir, sólo falta muy poco, ¿quieres anestesia? – la ojiverde asintió – Perfecto, el anestesiólogo vendrá en unos minutos –

-Dios, como duele – se quejó

-Falta muy poco para tener a nuestra bebé en los brazos, yo sé que puedes – beso sus labios

-El próximo bebé lo tendrás tu – dijo cerrando los ojos por el dolor

Rachel asintió con una sonrisa

Mientras el médico anestesiaba a su esposa aprovecho para cambiarse de ropa y contestar la llamada de su mamá.

-Hija, ¿Dónde están? Estamos afuera del departamento –

-Mamá, estamos en el hospital –

-Oh Dios, ¿están bien? – pregunto preocupada

-Sí, ya va a nacer su nieta mamá, me tengo que ir, nos vemos en el hospital – y colgó

Cuando ingreso a la sala de parto, Quinn estaba acostada, en posición para iniciar

-Generalmente el primer parto suele ser muy tardado, pero parece que con ustedes será muy rápido – dijo una de las enfermeras

-Sólo quiero que termine este dolor – dijo mordiendo sus labios

-Hey amor, aquí estoy – dijo Rachel tomando de su lado

Quinn la miro y olvido un poco el dolor

-Te ves muy bien con eso puesto – sonrió coqueta

-Ahora entiendo porque será tan rápido este parto – dijo divertida la enfermera

Las chicas la miraron sin entender

-Tener sexo en los últimos meses facilita el parto – dijo profesionalmente la doctora

La pareja se sonrojo bajando su mirada

-Muy bien Quinn, llego la hora de empuja – dijo la doctora en posición

Afuera del hospital, la primera en llegar fue Santana, seguida por el padre de Rachel.

-Hola, ¿Sabes algo de las chicas? – pregunto Jake

-No, acabo de llegar, vamos a preguntar –

En la sala de partos

-Vamos, una vez más Quinn – motivo la doctora

La ojiverde pujo apretando la mano de su esposa

-Vamos, amor…-

-Aaaahhhhhh-

En la sala de espera Russell fue el tercero en llegar

-¿Alguna novedad? – pregunto

-Están en la sala de parto – dijo Jake

Por el pasillo vieron a dos señoras caminando apuradas hacia ellos

-¿Y bien? ¿Dónde están para verlas? – pregunto Shelby

-Están en la sala de partos – informo Santana

-¿Tan pronto? – pregunto Judy

-Sí, parece que entraron directas a la sala – dijo la latina

En la sala de partos

-Una vez más, una vez más…puja –

-AAhhhhhhhh- grito la ojiverde mientras pujaba lo más fuerte que podía

La habitación se llenó de un pequeño llanto

-Felicidades chicas, es una hermosa bebé –

La doctora se la paso a la enfermera para que se las entregará un momento a las madres

La bebé la pusieron en el pecho de la ojiverde

-Estas hermosa – dijo con lágrimas en los ojos Quinn

-Hola bebé, somos tus mamás – dijo Rachel emocionada

-Vamos a limpiar y a revisarla para ver que todo está bien, y ahora la traemos con ustedes- informo la enferma

-¿Mi esposa puede ir con usted? – pregunto la ojiverde, la enfermera asintió – Ve amos, yo estoy bien –

Rachel beso los labios de su esposa antes de seguir a su bebé

En la sala de espera

Los abuelos caminaban nerviosos por el pasillo, Santana miraba fijamente la puerta donde entraban y salían enfermeras, las abuelas trataban de verse serenas y tranquilas mientras hablaban de los nacimientos de sus hijos.

Los enfermeros llevaron a Quinn a su habitación a descansar

-Hola mamá – Rachel entro con la pequeña en brazos

-Hey, ¿todo bien con ella? – pregunto la rubia estirando los brazos

-Sí, todo bien con ella, ¿tu como estas? – pregunto entregándole a la bebé

-Cansada, muy cansada pero bien- comenzó a detallar el rostro de su pequeña

-Nuestras familias están afuera, iré a decirles que pueden entrar – la ojiverde asintió

Una vez que se quedaron solas por primera vez madre e hija, Quinn trazo el perfil de su pequeña, contó sus dedos y su corazón se derritió cuando esos ojos oscuros la miraron por segunda vez.

El amor que Quinn sentía por ese pequeño ser que ahora apretaba su mano no cabía en su cuerpo.

De pronto la presencia de los visitantes interrumpió ese momento madre e hija.

-¿Cómo están? – pregunto Judy llegando a lado de su hija

-Bien, mamá…las dos estamos muy bien – sonrió al mirar a su pequeña - ¿quieres cargarla? – la abuela asintió

Judy se alejó un poco de la cama para presentársela a su esposo, los 4 abuelos estaban embobados con su primera nieta.

-Hey, Fabray…Felicidades, acabas de expulsar a tu bebé en tiempo record – dijo Santana llegando a su lado

-Gracias, San…-

-¿Cómo te sientes en verdad? – pregunto suave al ver que toda la atención estaba puesta en la bebé

-No tengo ni idea, por un lado, siento que corrí un maratón, me atropello un camión y estoy en shock…ya soy mamá – dijo en un susurro

-Serás una gran mamá, yo estaré a tu lado jalándote las orejas cuando sea necesario – dijo besando la frente de su amiga

-¿Todo bien por aquí? – pregunto Rachel llegando a su lado

-Esos celos llegaron muy tardes Berry, ya la he visto desnuda y haciendo otras cosas…- levanto la ceja

La ojiverde golpeo las costillas de su amiga.

Una enfermera entro a la habitación para informar que la hora de visitas había terminado

Los abuelos entregaron a la bebé a Quinn, Rachel los acompaño hasta la puerta

-Toma, carga a tu sobrina – dijo la ojiverde

-No estoy segura, soy mala cargando bebés – se excusó la latina

-Pero que gran mentira acabas de decir, eres muy buena…la sobrina de Britt está encantada contigo – la miro

La latina suspiro y se acercó a su amiga para tomar a la bebé

-Hola bebé, soy tu tía San – dijo con una sonrisa – Oye, esta bebé no se parece a ti – dijo seria

-No se debe de parecer a mí, se debe parecer a Rachel, ella es la madre que dono el ovulo- explico

-No sé si eso me deja más tranquila, que se parezca a Rachel – hizo una mueca

-Santana, esa bebé será tu perdición – aseguro su amiga

Pasaron dos días en el hospital, y era el momento de regresar a casa. El día anterior a su salida Rachel le había pedido a Judy que se quedará en el hospital mientras ella iba a limpiar el departamento y hacer las maletas.

- Bienvenida a casa – susurro Rachel cargando el portabebé

-Si no logramos hacerla dormir, sabemos que en el auto se duerme seguro – dijo la ojiverde dejando las maletas en la sala

-Vamos a acostarla en su moises –

Rachel con cuidado desabrocho a la bebé, la tomo en brazos y fue hasta su cuarto donde tenían una cuna pequeña para los primeros meses de la bebé

-Me quiero dar un largo baño – dijo Quinn sentándose en la cama

-Aprovecha, porque en cuando despierte tendrá hambre y se apropiará de mi parte favorita de tu cuerpo – dijo Rachel mirando el pecho de su esposa

-Controla esa mirada, nada de sexo por 40 días –

-Qué bueno que tu hija no es la única con juguetes aquí – dijo picara

Quinn rio y le aventó la playera que se había quitado

-Cuídala mientras me baño – cerro la puerta del baño

La primera noche a solas con su hija, fue sorprendentemente tranquila, sólo se levantaban a darle de comer, pero en cuanto terminaba volvía a dormirse enseguida.

Las cosas poco a poco volvían a la normalidad,Rachel había regresado a trabajar a la oficina, aunque salía temprano.

En una ocasión llego y desde el pasillo se podía escuchar los llantos de su bebé.

-Hola familia – saludo alegre

-Hola- dijo cansada la rubia

- ¿Cómo les fue? – pregunto y se arrepintió al segundo al ver el rostro de su esposa

-Estoy agotada, no ha dormido nada, llora, ya le di de comer…no sé qué hacer – suspiro frustrada

-Vale, creo que necesitas un tiempo fuera...¿por qué no vas tú al súper y yo me quedo con ella? –

- ¿Estas segura? – pregunto la ojiverde, Rachel asintió – Hay biberones en el refri sólo tienes que calentarlos –

-Ve tranquila, estaremos bien – dijo meciendo a su bebé que no paraba de llorar

Quinn le dio las ultimas indicaciones a su esposa antes de salir, y estar por primera vez en un mes lejos de su bebé

En el departamento Rachel, pensaba en qué hacer para que su bebé dejará de llorar, la primera opción era un cambio de pañal.

Así que fue hasta el cambiador, reviso que todo lo que necesitaba estuviera a mano y le quito el pijama caliente a su hija.

-Vamos a cambiar tu pañal – le dijo a su pequeña

Rachel era lenta para cambiar los pañales, más de una vez su hija le gano y se hizo pipi haciendo un desastre.

Y en esta ocasión se volvió a repetir

-Joder, te hiciste pipi – dijo mirando a su hija que sólo la miraba fijamente –Vale, que no cunda el pánico, tengo que cambiarte esta ropa y limpiarte con la toallita – le explico a su hija

Cuando le quito el pijama, mágicamente la bebé comenzó a dejar de llorar, Rachel miro el pijama

-¿Por esto llorabas? ¿Tenías calor? – pregunto esperando una respuesta que no iba a llegar de forma verbal

La morena cambio de ropita interior a la bebé y la dejo con su pañalero nada más y unos calcetines delgados.

Se sentó con ella en la mecedora y comenzó a cantarle suave. Acariciando el rostro de su hija hasta que se quedó dormida.

Se estaba quedando también dormida cuando escucho la puerta.

Con cuidado dejo a la pequeña en su cuna y fue a encontrarse con su esposa

-Hola – susurro la morena

-Hola, ¿por qué susurramos? – dijo la ojiverde - ¿Se durmió?

Rachel asintió y le ayudo con las bolsas

-Si, al parecer sólo tenía calor, le quite ese pijama y la deje solo con el pañalero – dijo orgullosa

Quinn la miro

-¿Pasa algo? – pregunto guardando el cereal en su lugar

-Pasa que te voy a llevar a la habitación hacerte un hijo – dijo seria caminando directa a su esposa

-No…espera – dijo suave

Quinn empujo suave a su esposa para que cayera en la cama

-Hey, todavía no podemos tener sexo –

-Pero una buena sesión de besos no le hará mal a nadie – dijo colocándose arriba de ella

Después de unos cuantos minutos en la sesión de besos, Quinn cayo rendida.

Con cuidado Rachel se levantó para dejar descansar a su esposa, salió de la habitación cerrando la puerta y con una gran sonrisa agradeció la familia que estaban formando.

N/A: Hola, sólo vengo a avisar que quedan 5-6 capitulos para terminar la historia...

Y muchas gracias por leer y comentar...los comentarios me dan ideas para proximos capitulos, asi que si quieren que algo en especial suceda ya saben :D