El Mundo Astral por primera vez en años. Dejaba libre por fin sus puertas abiertas a un portal del Reino Vecino. El cual se alzaba orgulloso entre la frontera. Sus colores cálidos y su brillantes como nunca antes vista, prometía maravillas una vez que pasases por el.
Aquella caravana que acompañaba al Rey Astral y a su Embajador, le veían expectantes. Maravillados. Pero con cierto temor en los ojos. Era verdad que ese día sería un hecho histórico para todos. Un hecho tan relevante que jamás se olvidaría ni con el pasar del tiempo. Algo que se quedaría para la inmortalidad del mundo de azules colores. Sin embargo, aun quedaba restos y secuelas de lo que, alguna vez fue.
Batalla tras batalla, lo único que lograron fue hacerlos desconfiar. Tener un enorme cuidado si llegasen a topárselos. Y aunque ellos eran tremendamente fuertes. El miedo era algo que prevalecía en sus corazones.
Astral bajando por un momento del carruaje que lo llevaría a través de aquel portal, observo su panorama. Las caras de sus soldados eran todo un poema para él. Al igual que la mirada de desconfianza de Elifas. Quien se quedaría a cargo junto a Ena durante su ausencia. Los cuales eran los encargados de despedirlos.
Suspirando. Fue entonces que comenzó a notar los colores de su mundo. Azul. Violeta. Blanco. Lila. Tantas variantes que lo hacían ver casi un lugar celestial. Poso su mirada en los mayores que quedaban atrás, y sonriéndoles fue que decidió hablar.
-Ena, Elifas. Por favor cuiden del Mundo Astral mientras no estoy... Prometo llegar pronto una vez terminemos con nuestros asuntos en el Mundo Varian...
-Mi Señor...-Menciono Ena inclinándose en respeto- Por favor tenga cuidado en su viaje y en sus propósitos. Le estaremos esperando aquí...
-Sí. Muchas gracias a ambos...-Agradeció. E imitando a aquella bella Dama fue que realizo una reverencia. Dejando satisfechos a los antiguos lideres del Mundo Astral- Entonces me retiro...
-Cuídese su Majestad...-Reverencio Elifas al actual monarca. Quien al verle solo le sonrió, asintiendo en el proceso.
-Ustedes también cuídense...-Menciono para después posar su mirada a sus soldados. Quienes le veían como un niño asustado a su padre. Y comprendiendo este sentimiento, fue que les dio unas palabras de apoyo- Recuerden que el día de hoy será un hecho histórico entre los mundos. Ustedes serán el pilar fundamental para que podamos llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes. Saben su deber, y como tal, procuren cumplirlo con devoción y responsabilidad... El Mundo Astral cuenta con ustedes. Al igual que yo... Sean valientes y fieros soldados, pues el día de hoy conoceremos terrenos que han estado prohibidos por más de cientos de años. Su voluntad será la culminación de nuestro propósito y su fe no será en vano. ¡Sonrían! Que la vida nos ha dado la oportunidad para tener paz y tranquilidad. Así que, ¡Adelante mis soldados! Mostremos la valía de nuestras fuerzas y convicciones. Demostremos al Mundo Varian de lo que somos capaces de hacer si nos tienden la mano... Esto es un nuevo llamado a la paz. Y nosotros es lo que seguiremos...
Aquellos soldados que miraban al principio a su Rey con miedo, justo ahora lo miraban con admiración. ¿Cómo era posible tanta valentía a un reto increíblemente fuerte no cohibiera a su Rey? No lo sabían. Pero eso era justo lo que admiraban de él. Esa fortaleza física y mental para superar ese tipo de pruebas. No por nada había sido uno de los protectores del Mundo Astral cuando peleaban con el Mundo Varian.
Ese Rey que ahora portaba un aire orgulloso y poderoso. Justo ahora se ganaba la confianza absoluta de sus soldados. Los cuales una vez terminaron de escuchar aquellas palabras. Levantaron sus armas mientras sonreían. Dando un grito sonoro que hizo reír al monarca. El cual se mostraba satisfecho ante la respuesta dada.
Ahora sí estaba listos para partir.
Y yendo de nuevo al carruaje, fue que subiendo fue recibido por un par de miradas que le miraban de manera satisfecha. III portaba un atuendo parecido como cuando se presento al Mundo Astral. Sin embargo esta vez, un bello velo le cubría en su totalidad. Apenas y dejando ver sus labios. Sus manos siendo cubiertos por pequeños guantes blancos de una bella tela que parecía que brillaba a cada uno de sus movimientos. Hipnotizado a quien le viese. Mientras joyas de bello color esmeralda y rosa le adornaban con discreción, aumentando su belleza y apariencia etérea. Ese era un bello ser. Uno que estaba dispuesto a todo con tal de ayudar.
Byron por otro lado portaba más una vestimenta un poco más tradicional y menos vistosa. Pues un bello abrigo blanco a la medida cubría su cuerpo. El cual mostraba detalles con hilo de plata. Mostrando algunas palabras y símbolos de la Familia Real Astraliana. Sus manos portaban un par de guantes sin dedos. Y unas botas a la altura de sus rodillas se volvían el conjunto perfecto para mostrar su actual posición. Protector y Guardia del Embajador. Una hermosa espada descansando en su cintura era la muestra de aquello.
Astral se sentó frente a los dos hombres. Y sonriendo fue que pregunto, más por curiosidad que por protocolo.
-¿Están listos?
III y Byron le miraron con cierta arrogancia. Y sonriéndole fue que contestaron con ligera emoción.
-No es la primera vez que tenga que mostrarme a un Mundo nuevo Astral...-Menciono Byron.
-Por supuesto. Estoy listo desde hace un par de días... ¡Hagamos esto!-Exclamo III levantando levemente sus manos a manera de alegría.
-...-Astral mirándolos fue que sonrió. Complacido y alegre- Bien. En ese caso...-Menciono ahora mirando a través de una ventana, anunciando claro y fuerte lo que seguía a sus soldados y guardias- Avancen.
Y con esa orden. Aquel carruaje comenzó a moverse. Primero lentamente, hasta que en algún punto alcanzo una velocidad considerable. Caballos de extraño color era lo que portaban los soldados, los cuales con fiera valentía, anunciaban el traspaso para el portal.
-¡Unidad uno y dos! ¡Al frente!-Exclamo quien parecía ser el comandante. Los demás soldados obedecieron la orden lanzando un fuerte "Sí". Y cambiando la formación fue que una nueva se formo- ¡Unidad de Élite a los costados! ¡Unidad de apoyo a la retaguardia! ¡Cubran todos los flancos!
Y con una habilidad innata fue que los caballos de verde esmeralda junto a sus jinetes cambiaron de lugar. Listos y en posición para el traspaso. Aquel portal estaba ahora a unos pocos metros. Una emoción crecía latente en los corazones de todos.
Y entonces. Fue que los primeros soldados lo atravesaron, seguidos de los demás. Los cuales tomaron con fuerza las riendas de sus propias monturas. El carruaje junto a la élite siendo los siguientes y por último, aquellos soldados en la retaguardia. El portal cerrándose justo detrás de ellos.
Un nuevo panorama es lo que los recibía. Colores tan vivos y cálidos les envolvían con devoción. Aquellos soldados no pudieron evitar soltar uno que otro sonido de asombro. Mientras observaban su panorama. Su nuevo campo para desenvolverse en caso de emergencia. Aquel túnel siendo recorrido con rapidez, atentos a todo lo nuevo, apegándose más a aquel carruaje que custodiaban. Los cascos de los caballos provocando un extraño eco a pesar de no haber un suelo como tal.
III y Byron no dudaron en asomarse por la ventana. Sonriendo ante un nuevo paisaje. Un nuevo Mundo. Uno que se mantenía a bases de colores contrarios del que venían. Pues ahora sus ropas blancas resaltaba naturalmente dentro de aquel espacio. Al igual que todo lo demás. Si alguien pudiese ver aquella caravana dirían y exclamarían que se trataba de alguna divinidad o ser poderoso. Y ciertamente no estarían errando en sus respuestas. Pues Astral contaba como una divinidad para su pueblo y para quien le viese.
Su apariencia etérea y postura firme solo le hacían más atrayente a la vista. Y que decir de las ropas que le adornaban junto a las bellas joyas que tenía incrustadas en su cuerpo. La corona que lo colocaba como soberano siendo la cereza a ese bello encanto.
Sí. Todo ello parecía mágico. Hermoso y casi divino. Y lo fue aun más cuando los soldados anunciaron el final del camino. Astral entonces suspiro. Un poco nervioso por lo que fuese que sucedería. Mientras III sentándose correctamente, fue que tomo sus manos con ligera ansiedad. Ya iba siendo hora. Byron por otro lado solo se recargo en su propio asiento. Listo para conocer aquellas tierras que alguna vez odio y desprecio. Esto iba a ser un excelente cambio de perspectiva.
Lo siguiente que vieron los soldados en primera línea fue un bello paisaje. Uno lleno de naturaleza y vida. Los colores predominantes siendo el rojo, violeta y naranja. Aquella imagen exótica a sus ojos los hizo sorprenderse a más no poder. Era algo realmente bello. Algo que jamás imaginaron por prejuicio existía en el Mundo Varian.
Avanzando sin detenerse fue que abrieron el camino a la élite y la carroza. La cual contrastaba a la perfección con aquel Mundo. Pues sus colores brillantes en blanco, plata y oro. Eran más que suficientes para anunciar quiénes venían a bordo. Siendo los últimos soldados que cerraron aquel espectáculo digno de ver. Aquel portal cerrándose por completo detrás de sí.
Caballos de un verde esmeralda era lo que más llamaba la atención de los espectadores. Pues las alas mismas de los animales y jinetes que los montaban, daban un aspecto duro y ciertamente magnífico. Guerreros era la definición más exacta a lo que sus ojos veían. Los cuales después de un par de minutos fueron bajando su velocidad. Hasta llegar justo frente al soberano que esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Entusiasmado por recibir a sus invitados.
Su armadura dorada y sus ropas que lo adornaban al igual que la corona sobre su cabeza, dejaba muy en claro su papel en todo esto. Una espada corta descansando en su cintura, al igual que el símbolo Varian en su pecho. Le hacía dar un aire Guerrero. Sus fieles Emperadores justo detrás de él. Cubriendo su retaguardia. Custodiándolo para aquel recibimiento.
Soldados de la fuerza Varian y de Palacio. Miraban con asombro a la caravana que apenas se detenía. Y entonces siguiendo el protocolo fue que se acercaron a los soldados ajenos de su mundo. Mostrándoles como proceder a una línea de defensa más cómoda. Comandantes se encontraron. Y después de mirarse durante u minuto, fue que ambos estrecharon sus manos con una sonrisa. Esto era el inicio de una nueva era. Una nueva oportunidad para ambos Reinos. Ordenes fueron ejecutadas y los Reyes esperaron pacientes a que todo aquello terminara.
Aquel bello carruaje fue acercado aun más. Dejándolo justo a unos metros del Rey Ryoga. Quien después de suspirar para tranquilizar sus propios nervios, fue que dio un par de pasos al frente. Esperando ahora lo siguiente por parte de sus invitados.
El comandante de las fuerzas Astralianas fue quien se acerco y abrió con todo respeto aquella puerta de hermoso diseño. Y haciendo una reverencia, espero.
Lo primero que noto Shark fue blanco. Un bello blanco siendo usado por un infante que, a ciencia cierta no lo era. Su cabello recogido y adornado con dedicación solo le hacía dar un aire mucho más infantil sin perder la seriedad. Su espada reluciendo ante los pasos que dio fue algo que lo tomo por sorpresa. Al igual que a los Emperadores detrás de él.
¿Que hacía Tron aquí y con todo esto?
Aquel hombre niño, retomando una postura fue que encaro por un momento al monarca. Y sonriéndole como solo él sabe hacer, fue que con voz cantarina anunció.
-¡Saludos Rey Ryoga! Me complace mencionar que ¡Los visitantes del Mundo Astral han llegado! Por favor. Denle un recibimiento adecuado. El día de hoy ha de ser recordado, y como tal. Me enorgullece ser parte de esto...-Menciono dando una leve reverencia, y entonces señalando en dirección del Carruaje fue que retomo su palabra-Me presento. Mi nombre es Byron Arclight. Y yo soy el Guardia de nuestro Embajador del Mundo Astral...
Y entonces los demás pudieron ver a un bello ser, el cual apenas y se asomaba por la puerta de aquel carruaje. Ryoga miro expectante aquello. Pues en ningún momento se le anunció de algún embajador. Y no era que le molestara. Solo que, esto era nuevo. Los Emperadores detrás de él tenían más preguntas que respuestas, sin embargo manteniendo su compostura y su protocolo fue que se limitaron a callar. Suponían que se les explicaría después acabara todo este escenario.
Aquel lindo ser estiró una de sus manos enguantadas, siendo recibido por aquel autoproclamado Guardián. Y ayudándole a bajar de aquel carruaje fue que le hizo dar unos pasos al frente, encarando así al soberano del Mundo Varian.
-Es un honor verle mi Señor-Menciono III Realizando una elegante y fina reverencia. Con voz suave y reconfortante. Tan fina y bella como su atuendo. Sorprendiendo a los Varians por igual. ¿Quién era ese chico de hermosa voz? Vector por otro lado solo sintió un ligero escalofrío recorrer su espalda. Más ignorando fue que se limitó a ver como avanzaba todo este protocolo. Sin imaginar quien estaba debajo de aquel velo. El cual le miraba de manera cautelosa y cariñosa.
-El honor es mío. Es un placer encontrarme con el Embajador del Mundo Astral...-Saludo Ryoga dando una ligera reverencia en respeto por aquel lindo ser. El cual rio de manera baja y suave. Atrapando sin querer la atención del monarca. Quien por alguna razón sentía alguna familiaridad con él.
-¡Ahora!-Exclamo de nuevo Tron. Volviendo a acercarse al carruaje, estirando su mano para recibir la contraria. Haciendo que el Embajador diera unos pasos a su costado. Dando libre camino a quel ser al que servía-¡Por favor reciban con gloria y triunfo al Rey del Mundo Astral! ¡Astral-sama!- Esas palabras siendo la señal que el mencionado esperaba. Quien con tranquilidad depósito su mano en la pequeña que se le fue entregada. Y saliendo a paso firme y autoritario de aquel carruaje fue recibido por un mundo tan ajeno al suyo.
Uno de tantas gamas de colores y variantes del bello rojo que hizo su corazón dar un vuelco por la vista. Aquel Mundo era bello. A su manera única y esperanzadora. Retomando entonces sus pasos fue que toco por fin tierras ajenas. Acercandose junto al pequeño guardia a su igual. El Rey Ryoga. Quien le miraba con sorpresa.
Más recordando todo el protocolo a seguir fue que reverencio a su invitado. Siendo imitado de inmediato por el peliblanco. Los Guardias, Embajador y Emperadores copiando esta acción en silencio.
-Es todo un honor que me recibiera en su Mundo su Majestad Ryoga-dono-Menciono cortésmente Astral a su amigo. Quien sonrió un poco apenado por tal título.
-Al contrario. Esto es una nueva puerta que se abre para ambos mundos. Para que podamos seguir con la paz y la tranquilidad que han marchado durante estos años. Nada me hace más feliz que ver que ha contribuido personalmente a la causa Su Majestad Astral-dono-Menciono Shark con respeto y felicidad. Y volteando a los lados fue que busco con su mirada lo que su Escrivá menciono. Astral lo noto de inmediato, así que retomo la palabra.
-Me temo que tengo que excusar a la Reina Ryoga-dono. Pues han surgido un par de cuestiones que era necesario resolverlas de inmediato. Mis disculpas al verlo entusiasmado por su llegada...
-...-Shark le miro. Y notando como Astral le guiñaba uno de sus ojos, fue que sonrió- No tiene por que preocuparse Astral-dono. Los inconvenientes suelen pasar sin misericordia a nuestros planes y a nuestro tiempo. Así que por favor... Le invito cordialmente a ir a Palacio. Nuestra audiencia espera...-Menciono señalando sutilmente otro carruaje de bello diseño. Uno contrario al que representaba el Mundo Astral. Pues este era de color rojo oscuro. Detalles en oro y plata dibujando con delicadeza el símbolo de su mundo.
Astral entendió aquello. Y asintiendo fue que correspondió.
-Nada me agradaría más que iniciar con nuestras presentaciones... Vayamos sin demora Ryoga-dono. Hay muchas cosas que explicar...
Y esa fue la señal para que tanto Embajador y Emperadores sonrieran por igual. ¡Por fin podían pasar a los siguiente!
Una suave brisa acariciando sus ropas. Sacudiéndolas con deleite. Inmortalizado la escena para los ajenos que veían a la lejanía. Ambos Mundos se encontraron por medio de sus Reyes.
¡Que la paz comience!
-.-.-.-
Yuma se encontraba alistándose para salir. Su ropa siendo elegida por su madre. La cual le hacía cambiar su apariencia. Pues ahora portaba una linda camisa holgada y un lindo mayon de color oscuro. Dándole esa libertad que el bebé necesitaba. Un par de zapatos de piso era lo que complementaba ese atuendo. Sus accesorios dando un toque final a su imagen. Que de alguna manera era algo... Linda. Maternal a sus ojos y a opinión de su madre.
Un bello sonrojo era lo que adornaba sus mejillas. Y entonces sintiendo un pequeño flash detrás de él. Volteo un poco molesto. ¿Por qué insistían en bajar su apariencia masculina? Maldición.
Mira sostenía una cámara antigua. De la cual salía ya la foto antes tomada. Y sosteniéndola entre sus dedos. Sonrió con felicidad. ¡Yuma era demasiado lindo! ¡Eso lo tenía que ver Astral! Sí o Sí. El menor entonces solo sonrió y suspirando dejo a su mamá hacer. No podía negarle nada a la bella Dama. La cual se emocionaba con su lindo nieto o nieta que apenas crecía y crecía. ¡Era alucinante!
-Bien... ¿Entonces podemos irnos?-Cuestiono el embarazado a lo que su madre. La cual asintió sin demora.
-¡Por supuesto cariño! ¡Mientras más rápido lleguemos, más rápido podre comprarte mucha ropa! ¡Vamos!-Exclamo la bella Dama tomando a su hijo por el brazo. Y saliendo de la habitación del menor fue que ambos se dirigieron a la puerta principal. Despidiéndose de la familia restante.
-¡Cuídense mucho!-Grito con entusiasmo aquel patriarca desde la cocina.
-¡No se olviden de traerme algo!-Grito Akari desde su oficina.
- Kufufu vayan con bien. Los esperaremos al atardecer. Diviértase mucho... -Menciono Haru acercandose al menor y a la Dama.
-¡Sí! ¡Ya nos vamos!-Exclamo Yuma realmente emocionado. Y entonces siendo jalado por su madre, fue que ambos salieron de aquella linda casa. Dirigiéndose sin temor por las calles circundantes al vecindario.
El clima era agradable. El sol brillaba con apenas ligera intensidad, y una tenue brisa les sacudían con gentileza sus cabellos. Ese era el día perfecto para salir a pasear por ahí. Ir de compras. O dar buenas noticias.
Madre e hijo comenzaron una amena charla. Siendo desviados solo por ocasiones cuando necesitaban tomar algún transporte público o algún atajo. Más manteniendo el buen ánimo fue que de esa manera aminoraron el viaje. El reloj marcando apenas el medio día.
Un par de caminatas más fue lo que necesitaron para llegar al centro comercial. En donde justo ahora había un Festival. Eso sin duda hacía sonreír a los recién llegados. Y entonces tomando la iniciativa, Yuma dirigió a su madre a la primer tienda que llamo su atención. De esa manera comenzando la rutina de compras ya planeada.
Aquella bella madre tomaba casi todos los conjuntos que a su parecer eran bellos y los pasaba a su hijo, el cual apenas y podía tomarlos sin esforzarse tanto. Metiéndose a tropezones al probador.
Mira le hacia modelar todo lo que encontraba. Tomando una que otra foto a escondidas. (Eso iba a ser su regalo de bodas para el novio). Y tomando el papel de juez era que sentía o simplemente negaba.
Una tienda más tarde la rutina se repitió. Más esta vez madre e hijo realizaron casi una pasarela. Felices y alegres por pasar un tiempo conviviendo de esa manera. Fotos más fueron tomadas. Pasando de esa manera a las siguientes tiendas. En donde solo las bolsas se iban acumulando. Una tras otra.
Y después de un pequeño descanso para ambos fue que la aventura continuó. Esta vez siendo las elegidas las zapaterías. Cajas y cajas era lo que pasaban por sus manos. Cientos de zapatos fueron probados, analizados y aprobados. Una vez más aquella carga se hacía más grande. Y saliendo victoriosos de las diversas tiendas fue que decidieron parar por un momento. Pues una tienda en especial llamo poderosamente la atención del embarazado. Mira noto esto. Y sonriéndole fue que le ayudo a pasar.
Los colores pastel recibiéndolo con alegría. Al igual que juguetes y accesorios que un bebé necesitaría. La ilusión podía verse en sus ojos. Y entonces acercandose a tocar las cosas que le llamaban fue que comenzó su propia mini aventura.
La bella Dama contribuyó a ese descubrimiento. Y ayudándole a reconocer algunas cosas fue que le ayudo. Mantas, cobijitas, almohadas, cepillos para baño o para cepillar el cabello del bebé eran elegidos por el color. Siendo el predominante un lindo azul oscuro. Juguetes suaves y mordedoras eran lo que comenzaba a colarse entre las cosas elegidas.
La ropa era donde más tiempo se tardaron. Pues entre discusiones y debates fue que llegaron a varios acuerdos. Siendo elegidos al menos siete conjuntos de lana y algodón. Uno más de fina seda blanca.
La encargada de la tienda solo veía esto de manera extraña. Más pensando en que la dulce muchacha de cabello negro era la que estaba en cinta, sonrió y ayudo a la causa. Sonrojando por alguna razón a la más pequeña del grupo. Quien se limitaba a contestar con un sí o un no en voz baja. Suponía era por que era primeriza. Yuma solo se avergonzaba. Una vez más lo confundían con una mujer. Solo a él le pasaba este tipo de cosas. Mira le sonrió para tranquilizarlo. Esto iba para largo. El reloj apenas marcaba las dos y treinta de la tarde.
-.-.-.-
Después de un viaje de al menos una hora. Por fin ambos carruajes con ambos Reyes y sus acompañantes llegaban a Palacio. Los habitantes del Mundo Varian admirando a lo lejos a los ajenos a ellos. Pues el color blanco y azul predominaba en sus ropas y objetos. Los caballos verdes abriéndose paso por la capital, atrayendo tantas miradas como era posible. El carruaje blanco ganándose miradas de adultos y niños por igual.
Aquel espectáculo parecía más un cuento sacado de la más fantástica biblioteca. Pues los ciudadanos admiraban aquello que pasaba. Atentos a cualquier cambio. Cualquier cosa diferente. Emocionados por vivir uno de los hechos históricos más importantes de su Mundo y el ajeno.
Su Rey Ryoga había hecho un anuncio anteriormente ante tal evento ocurrido. Y obteniendo la aprobación de su pueblo, fue que todo se decidió de la mejor manera. Calles fueron adornadas con distintos adornos que iban desde flores hasta metales preciosos. Su gente uso la mejor vestimenta que tenían en casa y los Guardias pulieron sus armaduras con dedicación y empeño. Los Emperadores siendo los organizadores detrás de todo aquello. El clima de la ciudad siendo el más agradable hasta la fecha. Idóneo para ese momento. Niños se mantenían alegres y vigorosos. Los comerciantes de igual manera. Aventureros cantaban con alegría y satisfacción. Los más sabios daban buenas opiniones y debatían sobre ellas. Mientras las bellas Damas lucían sus mejores vestidos.
Aquello era magnifico. Bello y hermoso. Este era un día para festejar.
Aquellos carruajes sin prisa ni aspiración llegaron por fin a su destino. Y siguiendo de nuevo con el siguiente protocolo. El Rey Astral fue escoltado por al menos diez guardias de élite. Siendo acompañado por su Embajador y el Guardia de este. El cual observaba todo de manera atenta. Maravillado ante tanta belleza exótica de aquel mundo. Lleno de colores cálidos.
El Rey Ryoga fue escoltado por sus Emperadores. Y mostrando el camino hasta la sala de conferencia fue que siguió caminando. Adentrándose al Palacio, recorriendo pasillo tras pasillo.
La construcción era hermosa. Divina. Un estilo gótico le acompañaría bien. Candelabros de cristal oscuro colgaban orgullosos desde el techo. Adornos de plata y oro podían verse en las paredes y rincones. Ventanales grandes era lo que mayormente adornaban diferentes puntos de los pasillos. Y la tranquilidad que acompañaba era como un dulce bálsamo para los invitados. Quienes comenzaron a relajarse.
Minutos más pasaron hasta que fue el momento de toparse con dos puertas de madera oscura. Su diseño tallado suavemente por los más habilidosos carpinteros y herreros del Reino. Ambas se abrieron ante su Rey. El cual con un ademan elegante invito a pasar a su igual y sus acompañantes. Los Guardias Astralianos quedando fuera, custodiando la entrada.
Una bella mesa rectangular hizo acto de presencia. Y mostrando entonces dos bellos tronos fue que volvió hacer invitación a Astral para que tomara asiento. El cual, aceptó gustoso.
Y una vez que los protocolos se cumplieron. Las puertas fueron cerradas. Alejándolos del Mundo exterior. Los Emperadores tomaron asiento junto a su Rey. Mientras el Embajador y su Guardia se sentaban a los lados de Astral. De esta manera dando por iniciada la audiencia.
-Bienvenido sean a mi Reino. Es un gusto volver a verlos. Astral-dono-Menciono Ryoga pensando que aún debían mantener las apariencias, pues el Embajador aun no se quitaba el velo de la cara ni alguno de sus guantes. No sabían si era un ser Astral o un ser humano.
- Kufufu puedes dejar de lado los honoríficos Shark. Estamos en confianza...-Menciono Tron mientras sonreía con ligera burla. Haciendo sonrojar al soberano.
-Ah entendido. Bueno. ¿Entonces puedo comenzar a preguntar algunas cosas Astral?-Cuestiono mirando al mencionado. Quien le asintió sonriéndole.
-Por supuesto... Adelante.
-Bien... ¿Chicos tienen algunas preguntas antes de que comience a hacerlas yo?-Preguntó Ryoga a sus Emperadores, los cuales se relajaron. Y mirándose entre sí asintieron. Siendo el primero de ellos el hablar un pelinaranja.
-¡Oye idiota! ¿Donde esta la Reina? ¿No acaso nunca te separabas de él? Me fallas como el chicle que eres...-Exclamo con clara molestia. Haciendo enojar en seguida al peliblanco.
-¡Vector!-Reclamo Ryoga mirando fríamente a su Emperador.
-No. Esta bien Shark. Deja hablar al pobre infeliz-Soltó sin más Astral. Sorprendiendo a Shark y Emperadores por igual. ¿Qué rayos era esa hostilidad? ¿Paso algo antes entre ellos? (Claro además del intento de asesinato)
-Es-Esta bien...-Susurro el Rey Varian ante la respuesta.
-...-Astral volvió a tomar su postura firme y autoritaria, contestando fríamente a su rival- Yuma esta indispuesto. Por cierto. Realizando mejores trabajos que el tuyo. Además él no necesitaba venir a ver tu estúpida cara de niño mimado...
-¡¿Qué dices imbécil?!-Reclamo el pelinaranja.
-Lo que escuchaste sabandija-Menciono el peliblanco con una sonrisa burlona y arrogante. Logrando sacar a Vector de sus casillas.
-¡Ya veras maldito voy a...!
-¡Suficiente!-Exclamo Ryoga ante tal comportamiento exhibido. Mientras el Embajador reía suavemente. Divertido ante la situación.
- Wow el Rey Astral tiene garras...-Menciono Rio ante tal escena. Sonriendo burlonamente.
-...-Astral entonces sintiéndose avergonzado por tal agresividad, tosiendo falsamente fue que se disculpo- Lo siento. No puedo evitarlo si hablamos de... Vector...
-Jajajaja ¡No te preocupes! ¡Te entendemos!-Exclamo Alito sonriendo con tranquilidad. Siendo apoyado por su inseparable compañero. Gilag.
-De todas formas. Lamento mostrar tal comportamiento en un evento importante... En disculpa por favor hagan las preguntas que deseen...-Menciono el peliblanco haciendo una sutil reverencia. Lo que complació a los Varians. Siendo Ruo la siguiente en preguntar.
-Astral... ¿Qué quiso decir Vector con Yuma? ¿Qué hay de la Reina? ¿Acaso ya te casaste?
-...-Un ligero sonrojo color azul subió al rostro de Astral. Y sonriendo con felicidad cruzando sus abrazos respondió sin demora- Yuma es el Reina de mi Mundo. Él es con quien estoy comprometido... Y por cierto. Esta en una bella y dulce espera...
-¡¿Qué?! ¡¿Yuma qué?!-Cuestiono impresionado el Rey del Mundo Varian. Sus manos subiendo a su rostro tapando su boca. Esa era información bastante valiosa. Su Escrivá le mencionó algo así pero no le tomo mucha importancia... Y vaya que no lo espero... Yuma... Reina. Yuma era el Reina del Mundo Astral. Oh. Dios. Eso era alucinante. Y de cierta manera predecible. Digo. ¿Cuántas señales ignoro? ¡Era más que obvio! Esta escrito en las estrellas.
-¡Sabía que terminarían juntos!-Exclamo Alito festejando en su propio asiento. Más exclamaciones así fue lo que hicieron los Emperadores restantes. Aquello ya no era ninguna sorpresa. Hasta que Vector volvió a hablar.
-¡Espera! ¡Espera! ¿Qué quieres decir con que Yuma esta en dulce espera? ¿A que te refieres con eso?
-Bueno...-Astral entonces sintió los colores subirse a su rostro. Y desviando la mirada fue entonces que sonrió con orgullo y alegría. Contestando de la misma manera- Verán los milagros ocurren en todo el mundo. Y los nuestros no son excepción. Así que. Ya saben, Yuma es un chico milagroso...
-Ve al punto...-Menciono con ligera molestia Vector. Haciendo que Astral le mirara ahora de manera burlona. Mirándolo a los ojos fue que respondió.
-Yuma esta en cinta. Esta embarazado. Tiene de gestación al menos 18 semanas. En resumen. Seré padre muy pronto...
Y eso basto para que los Emperadores y el Rey Varian se quedaran en blanco. Ajenos al mundo que les rodeaba. Mientras el Embajador y Tron reían sonoramente ante aquellas reacciones. Ojalá hubiese una cámara cerca.
Minutos pasaron hasta que Vector logro salir de su estupor. Y lanzándose ante su rival, fue que le tomo del cuello. Acercándolo a su rostro. El cual demostraba furia, confusión y asombro.
-¡¿Cómo?!-Exclamo al peliblanco
-¿Cómo que?- Respondió Astral en clara burla.
-¡Sabes a lo que hablo! ¡No te hagas el tonto conmigo!-Grito con enojo el pelinaranja.
Astral entonces de un golpe certero lo alejo de él. Vector cayo sin mas al suelo. Y sobándose la zona dañada fue que miro con molestia a su rival. El cual acomodando su ropa fue que siguió jugando con él.
-Vaya creí que ya te habían explicado el proceso... Pero supongo nunca es tarde para aprender. Veras. Cuando un Rey del Mundo Astral y un Humano salvador del Mundo Astral se quieren mucho, pero mucho mucho...
-¡No maldición! ¡No!-Interrumpió el pelinaranja parándose del suelo- Me refiero a cómo fue posible que Yuma dejara que pasará esto...
-A sobre eso... También fue toda una sorpresa para nosotros...-Admitió el peliblanco mirando a su rival- Así que mejor cálmate. Que aún no termino de hablar...
-Tu maldito Astraliano...-Susurro Vector con claro enfado. ¡Ahora su amigo se pondría gordo por eso!
Después de eso no tardo mucho tiempo para que se escucharan gritos alterados por parte de los demás Emperadores. Mientras un pobre Ryoga se dejaba caer sobre la mesa. El Embajador y su Guardia solo veían esto con burla. Vaya que no aguantaba nada estos seres poderosos.
Y eso que aún faltaba hablar de muchas cosas más.
