Point Place, Wisconsin.
Lunes 03 de Marzo de 1992.
Casa de Jackie y Steven Hyde.
Donna subió las escaleras luego de escuchar un ruido. Kelso estaba hablando con la pared, al principio a Donna le pareció gracioso porque pensó que estaba bromeando pero luego comenzó a preocuparse. Kelso no estaba diciendo cosas con sentido, entre los murmullos pudo entender su propio nombre y luego sacudió la cabeza. Donna se escondió detrás de la puerta para poder escucharlo con más claridad.
—Tienen que esconderse porque hicieron algo muy malo, muy malo. — Se decía — Tienes que confesar, confiesa lo que hicieron tienes que contárselo a la policía. Confiésalo, confiesa lo que hicieron— repetía — ve a contárselo a mamá, mamá sabrá que hacerlos y va a castigarlos a todos, a todos.
— ¿Donna?— Donna se sobresaltó. La voz de Fez la había golpeado en el lomo como un bloque de hielo. — ¿Qué haces?
—Nada — se apresuró a contestar, disimulando— Estaba… estaba… vine a buscar a Kelso para la cena.
Fez la miró incrédulo como decidiendo si le creía o no. Luego miró hacia la habitación.
—Kelso — llamó Fez — ¿Vienes a cenar?
Kelso salió de su trance y caminó hacia la puerta. Su rostro estaba completamente cambiado.
—Ah, hola Donna ¿Cuándo regresaste?
Donna se dio cuenta de que su tono de voz había cambiado también.
—am, sí, yo… esta mañana ¿tomaste tu medicamento?
—Oh— Kelso sacó el frasco anaranjado de su bolsillo — Casi lo olvido — se rio. Luego se llevó la pastilla a la boca y se la tragó sin parpadear y sin desviar la mirada de su amiga. — Ya está ¿Ves?— caminó hacia abajo — Eres como ellas, mi esposa y mi madre. Brook siempre me dice que no olvide las pastillas. — iba diciendo mientras bajaba las escaleras
Fez lo siguió de cerca como si se hubiera olvidado del malentendido.
Donna frunció el ceño y quiso seguirlos pero alguien llamó a la puerta y tuvo que atender.
— ¿Sí?
—Buen día, ¿Steven Hyde?
—No se encuentra. Pero volverá pronto.
—Ah, en ese caso, aquí está su correo. Noté que el buzón desapareció.
—Oh si— Donna se asomó— hubo un breve cambio de propietario. Pero volveremos a colocarlo.
— ¿Es su esposa?
—No, yo, soy su… su… hermana más bien
—Oh, lo siento
—Descuide. ¿Debo firmar algo?
—No, es solo el correo. — Donna lo tomó— Que tenga buen día
—Igualmente — dijo ella y cerró la puerta.
Donna resopló.
—Hablando de ella ¿Dónde está Jackie?
Kelso sorbió su cereal
—Fue de compras.
Donna frunció el ceño
— ¿Tan temprano?
—Ayer— dijo Fez
— ¿Qué? ¿Y no ha vuelto?
—Bueno, tal vez fue a otro lado… ya sabes con su amante. Aprovechando que Hyde salió de la ciudad.
El motor del auto anunció la llegada de Hyde y Eric afuera. Donna levantó el correo para dárselo pero Hyde entró muy rápido y paso de largo.
—Hyde llegó tu…
Hyde subió las escaleras con prisa.
— ¿Jackie? — llamó revisando los cuartos. — ¡Jackie! ¿Dónde estás?
— ¿Cuál es su problema? — pregunto Fez. Eric iba entrando y le contestó.
—No lo sé. Ha empezado a actuar raro, vino así la mitad del camino.
— ¡Hyde!— llamó Donna — ¿Qué sucede?
Hyde terminó de bajar la escalera.
— ¿Dónde está Jackie?
—Con su amante. — dijo Kelso con la boca llena de cereal
—Fue de compras — dijo Fez
— ¿Ahora?
—Ayer
Hyde y Eric se miraron preocupados.
— ¿Fue de compras ayer y no se preguntaron porque no volvió?
Kelso se quedó pensando por un instante.
— ¿No te dijo a dónde iba?
Hyde estaba comenzando a respirar con agitación.
— ¿Por qué no nos calmamos? — Sugirió Donna — Hay que preguntar en el centro comercial. Seguro que alguien vio para donde se fue. ¿Puedes llamarla?
—Ya lo intenté. — Dijo Hyde caminando de un lado a otro — Voy al centro.
—Espera, relájate. — Sugirió Eric — Seguro que ella está bien.
—Tú quédate aquí. Llámame si regresa. — dijo Hyde y salió por la puerta.
Eric lo siguió con la mirada, preocupado hasta que el auto se perdió en la vuelta de la calle. Kelso estaba jugando con el correo, parecía despreocupado. Donna estaba asustada también.
—Espero que este bien — dijo ella
Kelso tiró su cereal y se levantó de un brinco.
— ¡Llámalo, llámalo! — Espetó — ¡Ya sé dónde está!
Hyde llegó al centró y preguntó con la fotografía, nadie estaba seguro de haberla visto, excepto un chico del departamento de sueros que dijo haberla visto en el pasillo por la tarde del día anterior, pero no vio para donde se fue luego de que abandonó la tienda. Hyde comenzaba a sentir un dolor agudo en el estómago. Tiraba de su cabello sin querer tratando de contenerse de empezar a gritar su nombre por ahí.
— ¿Puedo ayudarle en algo señor?— dijo el policía cuando Hyde se acercó.
— Mi esposa estuvo aquí ayer, pero no ha vuelto a casa desde entonces, es... —sacó la fotografía — es ella. ¿La vio? Pudo haber pasado por aquí. Pueden buscarla
—Puede hacer un reporte pero… si se perdió ayer no creo que vayan a empezar a buscarla hasta que hayan pasado 48 horas.
— ¿Qué clase de estupidez es esa? Jackie nunca desaparece, no ella… algo le paso ¿no lo entiende?
—Lo siento señor, pero no puedo ayudarlo. Debe ir a la comisaria a llenar un reporte.
Hyde enrojeció de furia.
— ¡Váyase a la mierda!
Hyde volvió a su auto y alcanzó a contestar el teléfono para calmarse.
— ¿Ya regresó?
La voz de Eric sonó temblorosa, como si le diera miedo decirle lo que quería decirle.
—No. Pero… Tenemos una nueva nota. Carl se la llevó al depósito de IOES dice que sabe lo que le hicimos a Polly y que debes ir tú solo a buscarla. De lo contrario…
Hyde entrecerró los ojos.
—De lo contrario ¿Qué?
—Le hará daño.
Hyde colgó el teléfono y arrancó el auto como nunca había conducido en su vida. Si alguien tenía que morir esa noche, no sería Jackie.
