Preparaos para la batalla…
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RinMakoto. Hibiki apenas obtiene el poder que desea, y el ataque combinado mantendrá las cosas calmadas, pero no tanto. Jaja, pobre Claudia, ya ni eso puede.
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El Redentor 777. Mi mexicana favorita seguirá siendo virgen por el momento jaja. El ataque fue algo que se me ocurrió de la nada. El Clamor Latino parece a las movidas de Eddie Guerrero, tuve que buscar de él y realmente tenía buenos movimientos con buenos nombres jeje.
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Sin más, comencemos…
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Por el momento las lluvias habían estado frenadas, sin embargo, ya para media noche las grandes cantidades de agua volvían a caer, pero con más violencia que antes, como si Poseidón estuviera molesto por haber sido interrumpido de su agua.
- ¿Otra vez lloviendo?
- Por favor, no quiero que caiga más lluvia – reclamó Yasmina desde su habitación – por cierto, ¿y Kudo?
- No ha vuelto en todo el día, tal parece que se fue algún lado.
- Mañana es el día del enfrentamiento final contra Poseidón, ya muchos están hartos de tanta agua.
- Y eso sin contar que tanto Ramón, Joan y Rafael-Senpai están bastante cansados, tal parece que su ataque absorbió casi todo su poder.
- Queda que juguemos nosotros – suspiró Hibiki – tendré que ir con las Saintias a batallar y enfrentar de una vez a Kousaka.
- ¿Cuál Kousaka?
- La líder de los Generales de Marina.
- No importa, la derrotaré y demostraré que ahora soy mejor que ella – dijo el peli humo apretando sus puños.
- Amigo, ¿Qué hubiera pasado si no hubieras cambiado de Academia?
- Creo que no hubiera durado mucho, aparte de que formaría parte de las fuerzas de Poseidón, pero me siento mucho mejor estando como guerrero de Athena.
- Vaya, realmente tomaste una buena decisión.
- Aunque de igual forma no creo que vayas a superarme – habló con arrogancia Yasmina ya que se seguía sintiendo orgulloso de su rango dorado.
- No hables así – Shinji llegó a donde estaban los demás – aunque seamos del rango dorado, hay que guardar los valores por los cuales debemos mostrar a los demás caballeros.
- Bien, lo que diga señor serio.
- ¿A dónde estará Kudo?
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Mientras tanto…
El peli negro estaba en un tierra bastante lejana, a pesar de haberse ido rápido el día anterior, logró llegar.
Aunque todo el sitio estaba con agua encima debido a las fuertes lluvias y llegando, notó como había varias plantas las cuales parecían ser inofensivas.
Sin embargo, cuando estaba por entrar, sintió un cosmos acercándose a él, pero eso lo puso en pose de combate por si necesitaba pelear.
- ¡¿Quién anda ahí?!
- ¡L-Lo siento, solo soy yo Kudo-kun!
- ¿Tsubasa? – el peli negro miró a la castaña la cual llevaba su armadura puesta - ¿Qué haces aquí?
- Bueno, como dijiste que te irías a entrenar por tu cuenta, pues decidí acompañarte.
- Se supone que batallarán para librarse de Poseidón, no deberías estar aquí.
- Lo sé, pero no podía dejarte solo, ¿Qué tal si alguien te atacaba?
- Estaré bien, estoy concentrándome en entrenar para ser más fuerte, así que, si alguien me puede atacar, lo enfrentaré mucho.
- Kudo-kun – Tsubasa sabía que el chico tenía un gran deseo de pelear y volverse más fuerte, por lo que un rival poderoso lo podría doblegar, aun así, no aceptaría eso.
- Por lo que estuve investigando, aquí se encuentra el poder de los Caballeros de Piscis, no sé de qué se trate, pero descubrí que aquí podría estar la solución para ser Caballero Dorado.
- ¿Caballero Dorado? – la castaña sabía del deseo de ser del rango dorado de su amigo, pero en eso, solo miraba como llegaban a un campo de flores rojas.
- ¿Rosas?
- ¿Qué hace un campo de rosas rojas aquí? – la Saintia de Equuleus intentó pasar por el campo de flores, sin embargo, al mismo tiempo, sintió como sus fuerzas se iban de su cuerpo y de la nada, tosió y se tapó la boca con la mano, pero se llevó tremenda sorpresa al ver lo que tosió - ¡¿de dónde salió la sangre?!
- ¿Qué cosa? – el peli negro se acercó a ella pasando por el campo de flores llegando a ella y llevándosela ya que notaba que la chica luchaba por estar de pie - ¿estás bien Tsubasa?
- No sé porque… cof… me pegó eso – la chica se recuperaba poco a poco, aunque el efecto era igual – no me atacó nadie.
- ¿Segura de que no te atacó nadie?
- No… solo sentí como el cuerpo se me puso débil y los pulmones se me congelaban… no sé qué me pasó.
- Pero yo no sentí nada – el chico se volvió a poner en el campo de rosas buscando la causa de lo que le hubiera afectado a su amiga, pero no encontraba nada.
- Kudo-kun.
- Tsubasa, no encuentro nada sospechoso – el peli negro seguía revisando por todos lados, el campo de rosas rojas era grande, pero llegando a un momento en el que luego de revisar varios metros de rosas, logró divisar lo que parecía ser una casa - ¿y eso?
- ¿Qué cosa?
- Es una cabaña – Kudo se fijó bien para ver si era una ilusión o qué, pero su sentido de la vista no le falló - ¡sí, es una casa!
- ¿La puedes ver incluso con la lluvia?
- Sí, ¿puedes venir por aquí?
- Lo intentaré – Tsubasa comenzó a caminar rumbo a su amigo, pero a mitad de camino, las fuerzas se le volvían ir a Tsubasa del cuerpo, sentía todo pesado y su Armadura más pasada todavía - ¿p-por qué me pasa esto?
- Pero no pasa nada con las rosas, es más, no siento nada de nada Tsubasa.
- N-No entiendo – la chica solo se cubrió la boca – no puedo seguir moviéndome, mi cuerpo no me responde.
- Déjame a mí – con eso, el peli negro tomó en estilo nupcial a la Saintia de Equuleus y la llevó por todo el campo de rosas lo más rápido que pudo hasta que llegaron a la cabaña.
Unos minutos después, el chico bajó a la de ojos azules la cual parecía estar más débil, pero logró ponerse de pie, aunque con dificultad.
- ¿Por qué no te afectaron las rosas?
- Pero es que no sentí nada con las rosas, se sentía todo normal.
- Conmigo no fue así – exclamó la castaña – no importa, ¿Qué hay en esa cabaña?
- Ni idea, pero será interesante ir a ver – con eso, ambos chicos solo fueron a ver que pasaba en esa casa, pero como suponían, esta estaba vacía, como si nadie la hubiera habitado en muchos, pero muchos años.
- Parece que no hay nadie – Kudo entró junto con la castaña y solo encontraron varias cosas como libros, una vieja cama y muchos otros objetos.
- ¿Por qué la cabaña está rodeada de plantas?
- No lo sé, pero esto no me gusta – Tsubasa se sentía aun peor por alguna razón.
- ¿Te sigues sintiendo mal?
- Sí, pero aun no entiendo de donde viene.
- Deben ser las rosas, esas deben tener algo, pero no encuentro sentido ya que a mí no me afecta por alguna razón.
- Me acostaré un poco – la de ojos azules solo se recostó a tratar de descansar ya que lo que fuera que le afectara la había debilitado bastante.
- Saldré a investigar un poco – con eso, Kudo solo salió de la cabaña y notó que todo el lugar estaba cubierto con rosas rojas, aunque caminando un poco por la entrada de la cabaña, encontró algo que llamó poderosamente su atención, más la inscripción que estaba en la lápida - ¿u-un Caballero Dorado?
Kudo había descubierto el descanso de uno de los Caballeros de Piscis de hace muchas generaciones, el cual correspondía a Lugonis, de hecho, la tumba tenía la inscripción:
"Rugonis
Golden Saint Pisces"
- ¿Lugonis de Piscis? – el peli negro solo abrió los ojos en grande - ¡ahora lo entiendo! ¡La razón por la que Tsubasa se puso tan mal fue por las rosas! ¡Las rosas son venenosas!
Con eso, el chico se volvió a meter a la cabaña en la que su amiga dormía, pero de inmediato, le puso un cubre bocas hecho de su camiseta al arrancarse una de sus mangas, esto para que no se viera afectada por el veneno de las rosas.
Tal parecía que el veneno de las rosas hechas por el antiguo Caballero de Piscis no lo afectaba a él.
- ¿Tendré resistencia al veneno? – el chico solo se puso a investigar en los libros que había en los estantes. Al revisar las fechas de estos se daba cuenta que realmente eran antiguos.
Los libros de información eran de principios del siglo XVIII y pertenecieron al Caballero de esa época y explicaba algunas cosas sobre el rango dorado de Piscis, pero lo que más lo impresionó fue encontrar el diario de Lugonis de Piscis.
A revisarlo, encontró varias cosas en las cuales se empezó a interesar ya que le daba información sobre los Caballeros de la respectiva constelación.
"Como Caballero de Piscis he vivido en la soledad desde siempre, cada vez que alguien se acercaba a mí, me alejaba, esto para no ser tocado por mi sangre envenenada. Los Caballeros de Piscis tenemos una gran variedad de armas, pero nuestra desgracia es que nuestra sangre es el peor de los venenos. Sin embargo, eso mismo nos hace inmune a cualquier tipo de veneno, las rosas rojas que contienen suficiente veneno para matar espectros, es inofensiva contra nosotros. Si eres un Caballero de Piscis o alguien que aspire a ser uno, si tienes la resistencia al veneno de las rosas, entonces eres alguien que fue elegido por los dioses para ser Caballero."
- ¿Resistencia al veneno? ¿Las rosas? ¿Sangre envenenada? – Kudo solo pudo asentir ante esto y durante varias horas se quedó leyendo sobre todo lo que necesitaba saber sobre los Caballeros de la última constelación del zodiaco.
Tsubasa poco a poco fue despertándose y solo miró al peli negro el cual seguía leyendo un poco.
- ¿Kudo-kun?
- Tsubasa – el chico dejó todo y solo se dirigió hacia ella - ¿Cómo te sientes?
- Un poco mejor, pero… ¿Por qué tengo un cubre bocas?
- Te lo puse de mi camiseta, pensé que te sentaría mejor – el chico se acercó a ella – tenías razón, las rosas son las del problema.
- ¿Por qué?
- Tal parece que esta es la antigua casa de uno de los anteriores Caballeros Dorados de Piscis, Lugonis, técnicamente esta casa está aquí desde principios del siglo 18.
- ¿Qué hay de las rosas?
- Las rosas son venenosas, de suerte, al tener el cosmos lo suficientemente elevado como tú, no sucumbiste de inmediato, pero conmigo es algo totalmente diferente.
- ¿Y eso sería?
- Soy inmune al veneno de las rosas rojas de Piscis, lo que quiere decir que…
- ¿Qué quiere decir?
- Que probablemente sea un aspirante a Caballero Dorado de Piscis, sin embargo, solo hay algo que pueda probar que soy digno de ser del rango dorado.
- ¿Y eso sería?
- Esto – el chico mostró un frasco pequeño en el que se encontraba un líquido rojo oscuro, cosa que se veía muy extraño.
- ¿Y eso que es?
- Sangre, pero no cualquier sangre – suspiró el chico – es sangre envenenada de Lugonis. Lo leí en su diario y esta es la razón por la que los Caballeros de Piscis son tan mortíferos en combate, porque su sangre es el peor de los venenos.
- ¿El peor de los venenos?
- Si, una sola gota es capaz de matar incluso a los Jueces del Inframundo que de por sí son igual o más poderosos que los Caballeros Dorados, así que te puedes imaginar el poderío que tiene esto.
- Pero… ¿Qué harás con eso?
- Quiero probar que tan compatible soy con la sangre envenenada de Lugonis de Piscis – decía con determinación el peli negro – también averigüé que al hacer contacto con esta, lo más probable es que me vaya muy mal, me empiece a sentir muy enfermo, tanto que pueda estar al borde de la muerte, si no es que me mata primero.
- ¡¿Vas a arriesgar tu vida así?!
- Si me quiero volver más fuerte, lo haré con gusto – el chico abrió el frasco y de él salió un olor tan fuerte que Tsubasa se tuvo que tapar el rostro porque era demasiado fuerte para ella, pero para Kudo resultó ser un poco agradable.
- Es muy fuerte.
- Es porque es el peor de los venenos existentes en la Tierra – el chico solo se le quedó mirando al contenido – comenzaré con el Ritual de Lazos Rojos.
- ¿Qué es eso? – preguntó muy extrañada Tsubasa.
- Lazos rojos es el ritual de sangre entre un Santo de Piscis y su pupilo. Intercambiando una gota de sangre de una herida hecha en la punta de los dedos de cada uno de ellos en este ritual, la sangre transmitida circulará en los cuerpos de cada uno durante algunos años, si aquel que reciba y no resista la sangre envenenada de Piscis, tendrá una muerte terrible.
- ¿E-En serio?
- El veneno es algo muy mortal, pero no me dejaré caer en la soledad, sé que deberé hacer algo al respecto sobre mi sangre si lo consigo, pero por el momento probaré si soy digno. Por el momento quisiera hacerme más fuerte, así que solo se recomienda hacerlo con una gota, pero eso durará años, así que lo haré con mucha sangre.
- ¡No hagas eso! ¡Sí haces eso lo más probable es que mueras al instante por el tremendo veneno!
- Lo sé, pero es algo que dijo el Caballero Lugonis – el peli negro solo miró el diario del antiguo Caballero Dorado – q.
- Kudo-kun – Tsubasa se sentía apenada, pero estaba muy preocupada por la seguridad de su amigo – entonces te acompañaré.
- ¿Eh?
- ¡Yo haré el ritual contigo!
- ¡No hay manera de eso Tsubasa! ¡No tienes resistencia al veneno! ¡Morirías al instante!
- ¡P-Pero quiero ayudarte! ¡No quiero que pases solo toda tu vida si logras hacerte más fuerte! ¡Por eso quiero estar contigo!
- Tsubasa – el peli negro se sintió impresionado por eso, la determinación de Tsubasa no era chiste, realmente quería hacer eso con él, pero de nuevo recordó que normalmente no podían haber dos personas del mismo rango de Piscis, solo uno podía sobrevivir.
- Kudo-kun – la castaña se quiso una pequeña herida en el dedo mostrándoselo – hagámoslo.
- Tsubasa, no quiero que mueras con esto…
- No me importa… no puedo dejarte solo en esto.
- Y-Yo… - Kudo no tenía excusas para decirle que no hiciera eso, pero sabía que la de ojos azules no retrocedería ante eso y sin más, solo tragó saliva – bien, pero por favor, si no puedes soportarlo, déjalo por favor.
- Bien – Kudo también se hizo una pequeña herida en el dedo y sin más, ambos solo tragaron saliva mientras dirigían sus dedos hacia la sangre del fallecido Caballero Dorado y en menos de dos segundos, los chicos sintieron como la sangre les empezó a quemar todo el cuerpo.
- ¡¿Qué mierda es este dolor?! ¡Quema como el demonio!
- ¡Kudo-kun, esto quema como el infierno! – decía Tsubasa entre gritos de dolor, pero trataba de soportar mientras tenía el dedo aun en la sangre de Piscis.
- ¡S-Si no aguantas, quita el dedo!
- ¡No! ¡No lo haré!
- ¡Tsubasa!
- ¡Esta mierda arde! ¡Pero lo haré de todos modos!
- ¡Bien, solo unos segundos y… ¡ah! ¡Esto duele, siento que todo el cuerpo me quema!
Los dos chicos sacaron el dedo del frasco de sangre envenenada, el peli negro dejó el frasco a un lado y los dos solo cayeron al suelo tomándose el cuerpo sintiendo el peor dolor de sus vidas, la sangre, mejor dicho todo el sistema circulatorio les quemaba, sentían que las venas se les destruirían, pero eso solo era sensación.
El veneno de la sangre de Lugonis era fuerte, no por algo casi mata a uno de los mejores caballeros en la antigüedad como lo fue su aprendiz e hijo adoptivo, Albafíca.
Tsubasa y Kudo seguían retorciéndose del dolor infernal del efecto de la sangre de Piscis, por lo que solo seguían gritando y en eso, se abrazaron tratando de calmar el dolor.
- ¡¿Por qué arde tanto esta sangre?!
- ¡Kudo-kun, me duele todo! ¡Mi sangre… me quema!
- ¡Resiste Tsubasa! ¡Saldremos de esta vivos!
Ambos jóvenes estaban sufriendo, pero lo hacían juntos, lo que llevar este calvario de la sangre envenenada sería menos doloroso para ellos. Tsubasa no necesitaba hacer este ritual, pero al ver a su amigo Kudo hacerlo, decidió unir este destino con él.
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Al día siguiente…
Finalmente había llegado. Los Caballeros de Athena, específicamente las Saintias y Hibiki, estaban más que listos para partir a la batalla.
- ¿Estarás bien amigo? – preguntó Shinji al peli humo.
- No te preocupes, ganaremos a como dé lugar.
- Tengan cuidado – dijo Joan al lado de Tsukumo, la cual por obvias razones no iría a batallar ya que debía cuidarse en su embarazo.
- ¿Y Arihara? – preguntó Shinonome.
- Tsubasa dijo que no iría a la batalla porque debía ir a otro lugar – dijo Tomoe recordando la información que le dio su mejor amiga.
- Que irresponsabilidad de Arihara-san, cuando volvamos la interrogaré por hacer eso – suspiró Nomi – aun así, debemos batallar, somos 10 las que batallaremos. A eso, sumándole a Inoue-san.
- Daré lo mejor de mí para librarnos de esta amenaza – el peli humo se miraba motivado, Tomoe lo podía confirmar ya que los entrenamientos le habían servido al igual que a ella.
- Chicos – Ramón se acercó al grupo de Saintias y el peli humo – suerte.
- ¡Sí! – entre lluvias torrenciales, el grupo de 11 guerreros atenienses fueron en su lucha para detener los planes malévolos del Emperador Poseidón. Hibiki era el más emocionado por esto, pero él tenía un objetivo en mente.
- Kousaka… te demostraré lo mucho que he crecido y te haré ver que Hibiki Inoue, es alguien poderoso, más que tú.
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Continuará…
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Y hasta aquí el capítulo de hoy.
La parte de Tsubasa y Kudo fue bastante agotador de escribir, pero si no entienden lo de la sangre de Piscis, pueden buscar sobre los Caballeros Lugonis de Piscis y Albafíca de Piscis.
Ambos compartirán ese destino de la sangre envenenada. Ya a partir de la próxima semana, entramos de lleno en el combate entre los Marinos y los Caballeros.
Sin más, este ninja se despide.
Bye.
