Azul Eléctrico

Hojas de Arena

Toda la semana fue bastante silenciosa, llovía casi todo el día y no estaba acostumbrada a que lloviera tan seguido aunque según me decía Naruto, eso era algo común en la aldea de la hoja en esta temporada de año. El día se pasaba ligero porque lo único que hacía era pasar el tiempo con los chicos, tomando el té con Neji y Hinata o de compras con Ino. Tenía esa sensación de que no me dejaban sola a propósito porque siempre había alguien conmigo y llegaban a la hora en la que la otra persona se iba. De alguna manera se los agradecía porque en momentos en los que estaba sola era cuando los recuerdos me inundaban de nuevo y ya no tenía ánimos para nada, solamente para dormir con la esperanza de que entre sueños me encontrara con esos ojos que tanto me hacían falta.

Ya se había cumplido exactamente una semana y un día de que había salido del hospital y estaba en casa tomando el té con Hinata, ambas vestíamos una playera y reíamos por la coincidencia.

—Te recuperas muy rápido.— dijo Hinata sonriendo tímidamente

—Siempre ha sido así.— dije recordando todas mis heridas anterior

—¿Cual ha sido tu peor vez?— preguntó Hinata despacio

—Supongo que está.— dije mirando a la ventana, había comenzado a llover otra vez —¿Y la tuya?— pregunté regresando la mirada a esos ojos perla

—Hubo una vez.— dijo haciendo una pausa —En los exámenes Chuunin hubieron combates entre los que habíamos calificado a la última ronda.— dijo tímidamente

—¿Y contra quien peleaste?— pregunté emocionada

—Contra Neji.— respondió y me dejo con aún más curiosidad

—Pero Neji te adora, como es posible que esa fuera tu peor herida.— pregunté confundida

—Veras... Neji solía odiar la rama principal de la familia así que en ese momento no sólo no me quería, sino que me detestaba.— confesó con tristeza

—¿Cómo es eso posible?— pregunté sin dar crédito a lo que acababa de escuchar

—Sabes Naruko, Neji ha cambiado mucho desde entonces, desde que fue vencido por Naruto y desde que te conoció.— dijo con una pequeña sonrisa

—Si no me lo dijeras tu no podría creerlo.— dije quedándome asombrada

En ese momento tocaron la puerta interrumpiendo nuestra tarde y me extrañó aquella manera en la que lo hicieron, tan impersonal y sistemático, ninguno de mis amigos tocaba así la puerta.

—¿Quién es?— le susurré a Hinata y quien segundos después activo su byakugan

—Es un Anbu.— dijo despacio

Suspiré y me puse de pie para abrir la puerta y tal como me lo advirtió Hinata había un Anbu del otro lado. Su máscara era en forma de pájaro con un raya roja a cada lado de los ojos.

—Uzumaki Naruko.— dijo con voz fría

—Hai.— respondí calmada

—Lady Tsunade necesita su presencia ahora.— explicó

—Creo que ya es hora de irme.— dijo Hinata tomando su paraguas y saliendo rápidamente de la habitación

—Venga detrás de mí.— me pidió y asenti

Tome mi paraguas y camine detrás del Anbu hasta llegar a la oficina de Tsunade. Suponía que el Anbu estaba algo desesperado por tener que caminar debajo de la lluvia pero si así era no dijo ni una sola palabra al respecto. Tenía una chaqueta café que no me dejaba ver su cabello pero podía ver que era bastante alto. Finalmente llegamos con Tsunade quien me miraba estudiándome.

—Naruko, me alegra ver que estás recuperada.— dijo sin dejar de mirarme

—Siempre me recupero rápidamente.— dije despacio

—Te hable para asignarte una misión.— dijo yendo directo al grano —Se que hace solo una semana que saliste del hospital y tuviste una fuerte batalla pero es necesario que la hagas.— dijo mirándome con sus ojos avellana

—Lo entiendo.— dije sin problema

—El Kazekage te crió bien.— dijo para sí misma —Necesito que te vayas esta misma noche a Sunagakure y le cuentes a tus padres que estás bien, saben a grandes rasgos que te sucedió pero me pidieron que te enviara inmediatamente.— dijo la Hokage

—Alistare mi equipo entonces.— dije

—Dos Anbu te acompañarán.— dijo —Te esperarán en la puerta a las 7:00.— ordeno y salí de la oficina.

De camino a casa la tormenta seguía creciendo pero el caos que sentía dentro de mí me confundía aún más ¿Qué haría cuando viera a Gaara? ¿Le confesaría lo de Sasuke o lo guardaría para mí misma? ¿Sería mejor terminar con Gaara? No, no podía terminar con Gaara por más egoísta que fuera pero la culpa me mataría de alguna u otra forma porque aunque no estuviera aquí, sabía que una vez que estuviera en los brazos de Gaara podría olvidarme del mundo como lo había hecho antes.

Fui directamente a casa y vi que Naruto no estaba, eran las 5:30 así que no tendría mucho tiempo para organizarme. Prepare únicamente mi paquete de herramientas ninja ya que iba a casa de mis padres y técnicamente tenia suficiente ropa para pasar una semana allá y si me faltara algo mi madre estaría encantada de que fuéramos de compras. Me di una larga ducha y antes vestirme con mis usuales ropas de misión titube recordé que la última vez que me lo había puesto fue en la batalla con Sasuke y debían estar destrozadas. Me peine con dos coletas altas, me puse una pantalonera negra y una venda en la pierna derecha, una playera de red y tome una de las dos sudaderas anaranjadas clásicas de mi hermano.

Mire el reloj y ya eran las 6:00. A pesar de que la hora marcada era a las 7:00 cualquier Shinobi respetable llegaría por lo menos 15 minutos antes lo cual me dejaba solamente 45 minutos para ir a comer a Ichiraku y visitar el templo antes de salir. Escribí rápidamente una nota explicándole a Naruto a donde me iba y salí corriendo hacia el distrito Uchiha.

Como siempre el único sonido que se escuchaba era el de mis pisadas sobre la tierra mientras corría al templo. Recé rápido pidiendo por la vida de Sasuke y que Kamisama me lo devolviera pronto. Después corrí de nuevo hasta llegar a Ichiraku pidiendo un platillo lo más rápido que pudieran hacerlo.

En cuanto pague la cuenta mire el reloj de pared que había en Ichiraku y quedaban exactamente 17 minutos para las 7:00 y se hacían 5 minutos hasta la puerta. Corrí sobre los tejados para acortar tiempo y logre llegar antes que los Anbu así que simplemente me quede de pie mirando el bosque donde tendría que viajar por tres días. Mi odio por el bosque no había mejorado nada, de hecho, probablemente solo había empeorado y de solo verlo me daba la sensación de que no saldría de ese infinito mar verde. Un par de minutos después sentí dos presencias detrás de mí y supe que habían llegado.

—Uzumaki Naruko ¿Hay algo que debamos saber antes de partir?— preguntó uno de los Anbu que resultaba ser el mismo que me había escoltado hasta Lady Tsunade. Yo sabía que era una pregunta reglamentaria que los Anbu hacían cada vez que escoltaban a alguien.

—Mi nombre en Sunagakure no es Uzumaki.— explique mirándolos —Mi nombre es Sabaku no Naruko, se los digo para que al entrar cuando nos pidan identificarnos sea mas sencilllo.— explique y comencé a avanzar hacia el bosque. Consolándome con la idea de que entre más pronto empezará, más pronto terminaría.

Subimos a los árboles y sin decir nada se colocaron uno delante mío y uno detrás. El sujeto que iba adelante era un poco más bajo que el de la máscara de pájaros pero vestía exactamente igual que aquel otro. Avanzamos por el bosque a una velocidad acelerada pero no me queje, lo que quería era salir pronto de ese bosque aunque eso significara cansarme más de lo usual. Mi mente era una tormenta mientras más pasaban las horas. No iba a decirle nada a Gaara, no podía perderlo a él también pero se lo diría después, eso seguro, no iba a mentirle a Gaara por siempre ¿Cómo se lo tomaría? era una persona bastante oscura, quizá se enojaría conmigo y buscaría matar a Sasuke y fue ahí donde se escapó otro suspiro, ni siquiera Gaara podría encontrar a Sasuke ahora mismo.

Las horas seguían pero mis ojos solo veían árboles y hojas sin cambio alguno, más que el cielo oscureciéndose hasta que finalmente la noche nos alcanzó. Los Anbu se detuvieron sin decir una palabra y el pájaro comenzó a hacer sellos hasta que una barrera casi invisible rodeo un círculo de veinte metros a nuestro alrededor.

—Es una barrera de Chakra, nosotros somos invisibles del otro lado y nos advertirá la presencia de alguien más.— explicó antes de que preguntara.

—Yo haré la primera guardia.— señaló el otro Anbu de cabello corto y gris

—¿A qué horas haré guardia?— pregunté mirando al Anbu de máscara en forma de oso con una raya morada a la mitad de la frente

—Naruko-san usted no hará guardia.— me explico cómo si fuera una niña, aunque no debía tener más de 20

—Si no hago guardia entonces dormirán solamente cuatro horas.— señale

—Es nuestro deber escoltarla, nuestras capacidades superan al promedio y no nos es necesario dormir mucho.— explicó el Anbu Pájaro.

Asenti con la cabeza mientras sacaba de mi pequeña mochila café un sleep in y un bento que me habían preparado en Ichiraku para desearme buena suerte en el viaje. Comi tranquilamente bajo las estrellas deseando lo mismo que rezaba siempre: que Sasuke volviera. Termine de comer y me dormí a un par de metros del Anbu, soñando con un cabello tan negro como la noche y una piel tan blanca como la luna.

Los siguientes dos días pasaron casi idénticos al primero y sentía que tenía los labios sellados, no había dicho una sola palabra desde la primer noche y los Anbu solamente hablaban entre ellos sobre la guardia de la noche, así que además de no hablar, solamente escuchaba unas seis palabras al día lo que hacia de estar travesía algo aun mas tedioso.