Episodio 97: Dancing in phantasmic hell (part 1)
- ¿Nuestra tumba? ¡No nos hagas reír! – Respondió Luis, avanzando con paso veloz hacia De Rais junto a los demás - ¡Entréganos a René!
Guilles, sin moverse un palmo en su trono, sonrió.
- ¿René, dices? Es un nombre muy común en este país – Se burló - ¿Cuántos Renés pueden haber pasado por esta catedral, Fernández?
- ¡El hijo de los Lecarde, idiota! – Contestó el español, alterado, apuntándole con su mano enguantada - ¡MAXIMUM DISCHARGE!
La descarga, aún mayor que la que empleó días atrás para anular el Dragon Breath de su amigo, pareció alcanzar de lleno al vampiro, pero al disiparse la luz lo encontraron tal cual estaba, intacto.
- ¡Violencia! – Exclamó – ¡El recurso de aquellos que han llegado al límite de lo que su intelecto puede dar! Hace tiempo que vosotros ya llegasteis al del vuestro, de todas formas.
- ¿De qué cojones estás hablando, De Rais? – Lo interrogó el pelirrojo.
- ¡Vamos, Erik Belmont! – Respondió éste, levantando ligeramente los antebrazos en un movimiento pesado - ¿Te me vas a hacer el tonto ahora? ¡Habéis caído una por una en todas mis trampas, y os ha llevado demasiado tiempo descifrar las únicas pistas que dejé atrás! Muy inteligentes no creo que seáis, la verdad.
- ¿Pistas?
El no muerto se echó a reír.
- ¿Creéis que iba a dejar a una de mis sombras pululando por las calles de París a pleno día? ¿Y los sietes, alimentados constantemente por mi propia magia? ¿Y a Brauner, dejando entradas a su estudio libremente por mis dominios? ¿Y el libro que encierra todos los secretos de esta catedral expuesto al público? – Rió de nuevo - ¡Por el infierno! ¡No soy tan estúpido como para dejar de controlar todo eso!
Callaron mientras Erik recordaba y encajaba todo. Entonces... ¿¡Eso quería decir que había estado jugando con ellos todo el tiempo!?
- ¡Habéis conseguido algunas victorias, lo admito! – Continuó el vampiro, algo más serio – Incapacitasteis a Barthory y liberasteis al comisario, expulsasteis a Brauner y destruisteis su cuadro ¡Incluso impedisteis el rapto del séptimo niño! – Su sonrisa volvió – Pero ¿Lo demás? ¡JA! ¡Fuisteis exasperantemente lentos y torpes!
Aunque lo disimulaba, Simon parecía ahora impresionado, pero no por De Rais, la mayoría de aquellos sucesos habían ocurrido la noche en que Orlox "sacudió" la ciudad. Indudablemente los había ayudado, pero… ¿Por qué?
- Sí, lo del séptimo niño fue una victoria importante – Intervino de repente el menor de los Belmont – Me acuerdo bien de ese combate ¡Creo que aquella noche el estúpido y torpe fuiste tú!
De Rais rechinó los dientes al recordar aquella humillación, no obstante se mantuvo firme, aparentando conservar la calma.
- Te subestimé, muchacho, lo sé – Admitió mientras Simon fingía un estornudo en el que coló la palabra "excusas" – Pero sólo retrasaste lo inevitable. Lo que sí me gustaría saber – Los miró uno a uno, estudiándolos - ¿Quién de vosotros, cazadores, pudo destruir el cuadro de Brauner?
- Fui yo – Contestó Claire con una sonrisa orgullosa - ¡Y estamos aquí para hacer lo mismo contigo!
Aquella confesión dibujó una sonrisa enigmática en el Lord, que la miró de reojo.
- Vaya… tenías que ser tú precisamente, Claire Simons – Articuló – Por alguna razón lo esperaba, puede que fueras la única persona en todo el mundo capaz de lograrlo.
Por alguna razón, la chica se sintió intimidada. Jamás había visto a ese vampiro ¿Cómo podía saber lo más mínimo sobre ella? Su expresión desconcertada acrecentó la sonrisa de De Rais.
- Tú no nos has visto nunca, pero nosotros lo sabemos todo sobre ti – Sentenció.
- ¡Vale, Monsieur je-sais-tout! – Lo interrumpió Erik – No hemos venido aquí a hablar, si no a recuperar a René Lecarde – Echó a correr hacia el vampiro - ¡Y a hacerte pagar por todo, de camino!
Repentinamente sintió un tirón, y cómo una mano lo desviaba de su camino y hacía caer mientras una poderosa corriente de aire pasaba a su lado. Era Claire, que se lanzó tras él y lo apartó justo antes de que recibiera el contragolpe de su enemigo.
No tuvo tiempo ni de preguntar qué había ocurrido, frente a él pasaron Luis y Simon, corriendo y con sus armas empuñadas, listos para desencadenar un ataque en cualquier momento.
- ¡MEGA DISCHARGE!
- ¡LIGHTING BALL!
Las técnicas combinadas del Belmont y El Fernández vieron el mismo destino que el Maximum Discharge que Luis lanzó al principio, éste se detuvo desconcertado, pero Simon continuó su carrera. Él sabía qué era y cómo derribar aquella defensa.
En su avance evitó las ya familiares flechas oscuras que en su momento no pudo contrarrestar, le extrañó no encontrar más resistencia, ni siquiera los gigantescos brazos que tantos problemas le dieron en su día, pero no podía pararse a pensar en eso, lo único que podía hacer en aquel momento era…
- ¡HOLY FIST!
Arribó a su enemigo a toda velocidad y lo golpeó con aquel explosivo puñetazo azul, sin embargo, esta vez no se rompió nada, ni su puño encontró el rostro del vampiro, sólo una barrera a la vez sólida y etérea que había contenido su golpe, y le dejaba ver el sonriente rostro de De Rais al otro lado.
- ¿Crees que no he aprendido de mis errores, muchacho? – Preguntó, arrastrando cada palabra – No voy a caer en lo mismo dos veces. Y ahora, mira a tu espalda.
Obedeciendo, Simon giró la cabeza hasta ver la escena que se levantaba tras de sí: Luis forcejeaba contra una de las gigantescas manos, y Claire esquivaba continuamente la otra mientras cuidaba que Erik, incapaz de verla, no fuera golpeado también.
- Os habéis equivocado otra vez. Definitivamente sois idiotas – Se burló otra vez.
El Belmont se retiró previendo un contraataque, pero no fue lo suficientemente rápido y la onda expansiva de una explosión oscura lo envió junto a sus compañeros.
¿Qué pasaba? ¿¡Por qué era tan débil esta vez!?
En el momento en que se levantó, De Rais detuvo sus ataques y sonrió de oreja a oreja, evidentemente disfrutando mientras los humillaba.
- ¡Este combate acaba de empezar y ya lo habíais perdido de antemano! – Profirió – La primera vez que nos encontramos dije que yo sabía todo lo que pasaba en esta ciudad ¡Y no fanfarroneaba! ¡Os he observado! ¡He visto cómo vivís, cómo pensáis! ¡Cómo lucháis! – Lanzó una carcajada al aire - ¡Vuestros combates por evitar la tragedia de esos niños me han vuelto indestructible para vosotros! – Movió las dos gigantescas manos fantasmales hasta formar un cuenco con ellas, como si sujetara una esfera – El conocimiento es poder, cazadores ¡Y yo lo tengo!
Dicho esto y sin previo aviso lanzó uno de aquellos tremebundos puños contra Erik, el único que no podía verlos, los demás se dispusieron a reaccionar pero, para su sorpresa, el pelirrojo saltó limpiamente sobre el apéndice y aterrizó de forma elegante, sonriendo.
- "El Conocimiento es poder" - Parafraseó - Me gusta, coincide con mi corriente de pensamiento, y luego está lo de "Aprender de los errores del pasado" Son mis dos máximas, pero la experiencia me ha enseñado que por sí solas no sirven para ganar.
En esta ocasión saltó hacia atrás justo antes de que, según pudieron ver los otros tres cazadores, las dos manos fantasmagóricas chocaran la una contra la otra intentando aplastarlo.
- Todo este rollo de la guerra psicológica que nos llevas aplicando desde que empezó la noche ha estado bien: Derrota de una antigua rival más poderosa que nosotros, recibirnos en la penumbra, enfrentarnos a nuestras vivas imágenes… y ahora menospreciarnos. Es algo que funciona con mentes débiles, pero lo que es nosotros - Volteó levemente para encarar a Simon, Luis y Claire - ¿Alguno tiene la más mínima impresión de que va a perder este combate?
- No
- ¡No!
- ¿Estás de coña?
Las respuestas, llenas de convicción, dibujaron una sonrisa que el Belmont dedicó a un Guilles De Rais cuyo ceño empezaba a fruncirse.
- Las palabras están bien - contraatacó éste - Pero habéis fracasado dos intentos de alcanzarme De verdad creéis que - Recogió uno de los brazos gigantescos y lo lanzó de nuevo en forma de puñetazo - ¿¡Podéis hacerme nada!?
Simon saltó sobre la cabeza de su hermano y rechazó el golpe de un único y preciso latigazo, aterrizando delante de él.
- Conocimiento es poder, Guilles-como-te-llames - Respondió - Y ya te he vencido una vez - Embistió una vez más al vampiro – Sé cómo derrotarte, así que… ¡PUEDO HACERLO DE NUEVO!
Convencido, el vampiro respondió a Simon tratando de aplastarlo con el otro brazo, pero encontró la rápida oposición de Luis y Clare, ante lo que volvió a intentarlo convocando un estallido oscuro que el muchacho atravesó protegiéndose con una Deffensive Cross y, antes de que se diera cuenta, lo tenía enfrente de nuevo.
- ¡HOLY FIST!
Mismo resultado. Más allá de una explosión de luz azul no hubo ningún cambio en la posición de De Rais, ni su barrera había mostrado el más mínimo signo de flaqueza.
- Esperaba un contraataque feroz, Belmont - Masculló Guilles - ¿¡Y me vienes con esto otra vez!?
Lo rechazó con una nueva deflagración, no sin antes reparar en que el muchacho sonreía extrañamente, no comprendió la razón hasta que su conjuro fue engullido por una poderosa luminiscencia blanca.
- P-Pero ¿¡Qué diablos!?
Simon, que ya había caído al suelo, plantó su mano en el suelo y, con ojos desafiantes, gritó lo que parecía el final de un aria:
- ¡GOBBLING LIGHT TRAP!
La luminiscencia creció y comenzó a rodear peligrosamente al lord, que miraba a un lado a otro entre furioso y confuso.
- ¿¡Cuando demonios has hecho esto!? - Exclamó mientras, alarmado, abandonaba el trono que ahora se desvanecía.
No recibió respuesta, pero de entre todos los presentes a Luis en particular no le costó entender lo que Simon había hecho: Improvisar. Nunca tuvo la intención de usar el Holy Fist, tan sólo lo había simulado para plantar infinidad de pequeños residuos energéticos a su alrededor, a los que alimentó enviándoles su propia aura a través del suelo para convertirlos en pequeños orbes de poder sacro que destruirían cualquier cosa que tocaran.
- Simon - Lo llamó el Fernández - ¿Qué buscabas exactamente?
- Hay algo que se nos escapa - Explicó el joven mientras se erguía - Pero la base sigue siendo la misma: La energía sagrada es su punto débil, de lo contrario no se habría levantado del trono.
- ¿Entonces...? - Claire comenzó a hablar, pero se vio interrumpida por una lluvia de flechas negras que se vieron obligados a esquivar.
- ¡Mi hermano lo ha vencido una vez y puede volver a hacerlo! - Dijo el pelirrojo a los demás - Si da alguna instrucción o pista ¡Sigámosla!
Otra andanada de proyectiles, en esta ocasión el menor de los Belmont levantó una Deffensive Cross mientras se lanzaba de nuevo al combate, plenamente consciente de que ese mismo ataque lo contaminó en la batalla anterior.
- ¿¡No sabes hacer otra cosa!? - Le espetó mientras continuaba su embestida.
- No me desafíes - Contestó De Rais mientras simulaba un garrazo con su mano derecha - ¡O te saldrá caro!
Su instinto le salvó y se detuvo a tiempo, pero aún así sintió algo parecido a unas garras que trataron de hendir en su carne. De alguna forma. mientras se apartaba pudo ver cómo en el aire se dibujaba una especie de desgarro múltiple de color negro.
- ¿¡Estás bien!? - La pregunta de los tres cazadores, que lo alcanzaron enseguida gracias al parón, fue casi simultánea, y no le había dado tiempo a abrir la boca cuando vio ambas manos fantasmales abalanzarse contra ellos.
- Mierda... ¡CROSS BARRIER! - El cuarteto se vio rodeado por la esfera de cruces convocada por Simon, que detuvo el ataque de su enemigo en seco. Rechinó los dientes al darse cuenta de que no podía hacer otra cosa que defenderse ¿Iba a ser así siempre? - ¡Luis! ¡Claire! - Los llamó - ¿Podéis abrirnos paso?
Los aludidos asintieron y, con una descarga y un Needle Spike, rechazaron los apéndices y dieron vía libre a los hermanos, cuyo avance intentó detener el vampiro con el empuje invisible que el captor de Alicia empleó contra el menor en el pasado, y funcionó.
Pero mientras Simon se vio repelido - que no derribado - Erik acusó el golpe sin dejar de avanzar y, tras protegerse de un nuevo garrazo con su Salamander, lanzó un golpe de pura fuerza bruta en forma de su mejor puñetazo, imbuido de lo que en principio De Rais pensó que sería la energía del puño de dragón, pero que resultó ser un demoledor Holy Fist.
- ¡Idiota! - Espetó mientras, pese a no haber visto su seguridad comprometida, se veía obligado a rechazar el empuje del pelirrojo - No importa cómo de fuerte sea ¡NI EL PUÑO SAGRADO MÁS PODEROSO ME ALCANZARÁ JAMÁS!
- ¿Y los dos puños más poderosos? - Respondió Erik
- ¿¡Cómo!?
De repente sintió un nuevo empuje acompañado de la explosión azulada del Holy Fist de Simon, que había golpeado justo al lado de su hermano. El no-muerto apretó los dientes mientras su defensa empezaba a flaquear. Aún así, seguían sin ser capaces de romper la barrera.
No obstante...
- ¡HOLY FIST! - Los hermanos complementaron sus ataques con un nuevo puño sagrado usando cada uno su brazo libre, en ese momento la protección invisible estalló, haciéndose añicos y permitiendo a los nuevos ataques alcanzar el plexo solar del Lord, que salió volando irremisiblemente a causa de la potencia de los impactos.
Luis y Claire descansaron, momentáneamente liberados del ataque de las manos espirituales, mientras Simon y Erik retrocedían de un salto para tomar posiciones. El menor chasqueó la lengua.
- Sólo había invocado una barrera más fuerte - Masculló con un deje de decepción - ¡Eh, Guilles! ¿¡Qué clase de estrategia es esa!?
- No sabía que habías completado el Holy Fist - Observó el Fernández desde atrás, mientras se acercaba a los hermanos.
- Yo tampoco - Reconoció el pelirrojo - Pero me pareció buena idea intentarlo.
- Ha salido bien, pero... - Intervino Claire - ¿No es un poco irresponsable dejar a la suerte el funcionamiento de un ataque?
- La suerte sólo es otro poder personal - Respondió él, sonriendo confiadamente - Llevo toda mi vida dependiendo de ella.
No tuvieron tiempo de decir una palabra más, repentinamente Claire y Luis levantaron a la vez dos barreras frente a los hermanos, protegiéndolos otro de aquellos etéreos garrazos, los cuatro cazadores se pusieron en guardia frente a aquello, contemplando cómo los escombros bajo los que había quedado sepultado De Rais salían volando en un estallido, revelando al vampiro recién alzado, sucio y con el odio marcado en su rostro, las manos fantasmales crispadas, amenazantes.
- Bien... os he subestimado - Articuló con fingida tranquilidad mientras sacudía el polvo de los hombros de su traje - No pensaba que pudierais llegar tan lejos.
- Sí ¿Quién iba a pensar que derribaríamos una barrera más fuerte con un ataque más fuerte? - Se burló el menor de los Belmont - ¡Somos unos putos genios!
- ¡SILENCIO! - Los cazadores prestaron atención, aunque sólo fuera por saber qué les respondería el Lord - Hasta ahora me he limitado a jugar con vosotros ¡Ahora os mataré!
Lanzó sus dos manos espirituales contra los jóvenes, pero antes incluso de que hubieran recorrido la mitad del camino que los separaba ambas fueron rechazadas por sendas descargas eléctricas.
- O sea, que ya podemos dejar de contenernos ¿Verdad? - El Fernández, que había emitido las descargas, se adelantó a los hermanos - Perfecto - Adelantó su puño enguantado - ¡Mi Agnea lleva vibrando toda la noche!
De Rais no respondió, con un grito furioso lanzó una andanada de proyectiles mucho más intensa que las anteriores, Simon respondió a esto levantando una Cross Barrier al tiempo que Claire contraatacaba con un poderoso Needle Spike que el vampiro se vio obligado a esquivar mientras, con otro garrazo, atacaba y destruía la barrera y obligaba a Erik a adelantarse con su brazalete alquímico para protegerlos a todos.
- ¡Erik! - Claire acertó a sostener al pelirrojo, que estuvo a punto de dar con sus huesos en el suelo por la potencia del impacto.
- Estoy bien - La tranquilizó - Ese era potente ¡Me parece que lo hemos cabreado!
- No podemos convertir esto en una guerra de proyectiles - Observó ella - Llevamos las de perder.
- ¡Coincido! - Simon, que había quedado detrás según sus compañeros se había ido adelantando, emergió de entre ellos y se lanzó a recorrer el espacio que los separaba de De Rais evitando las deflagraciones que éste convocó para protegerse.
- ¡Son aleatorias! - Exclamó el español, impresionado - ¿Cómo puede verlas y esquivarlas?
No sólo los estallidos, el joven Belmont también se vio obligado a rechazar y evitar in extremis los dos apéndices que, fallado su objetivo, atacaron a los otros tres guerreros, respondiendo Luis y Claire con un certero tajo de sus Yasutsuna y No Name.
Entre tanto, Simon alcanzaba a De Rais atacando instantáneamente con una Lighting Ball que el Lord, como ya hiciera en su primer encuentro, contrarrestó con una esfera de pura oscuridad, anulándose ambas mutuamente.
- ¿Nos dirás donde está el crío? - Preguntó Simon, llevando su mano a la empuñadura del látigo.
El Lord no respondió, sólo le mostró sus colmillos con una amplia sonrisa.
- Vale - Pareció a punto de desenrollar el arma, pero en lugar de ello fintó y lanzó un Holy Punch con su otro brazo - ¡Te arrancaré esos colmillos uno a uno hasta que me lo digas!
De algún modo, De Rais logró deslizarse entre la tormenta de puñetazos y alcanzó al Belmont, clavándole sus afiladas uñas negras en su pectoral izquierdo, a lo que el muchacho respondió rechazándolo con un codazo y, ésta vez sí, lanzando un latigazo que por muy poco no alcanzó su objetivo.
Simon se llevó brevemente la mano a la herida, sangraba y dolía, pero no era nada que no pudiera soportar, de hecho, era consciente de que recibiría más en aquel combate.
El dolor no lo detendría. No fallaría.
Al igual que Luis, él también decidió dejar de contenerse, rápidamente empezó a concentrar y moldear su aura en su interior hasta que adoptó un estado similar a la de su hermano.
- What the... - Claire, que sentía por primera vez aquella intensidad proveniente de Simon, se detuvo por un instante - ¿¡Qué coño es eso!?
- El fuego de la purificación - Aclaró Erik, que esperaba a tener un hueco para acudir al combate junto a su hermano - Un estado superior de aura – dibujó una sonrisa con tinte orgulloso - ¡Sí que lo ha dominado rápido!
De regreso al combate, Guilles no sólo no se había sentido intimidado, si no que además había comenzado una verdadera tormenta de ataques contra el muchacho, que apenas podía reaccionar; después de verse obligado a levantar dos cruces defensivas consecutivas, finalmente decidió arriesgar y atacar con un latigazo flamígero que el Lord no logró evitar del todo, chamuscándose ligeramente el hombro.
- Eres peligroso... - Observó.
- ¿Ahora te das cuenta? - Replicó el Belmont mientras adoptaba una posición de combate adelantada.
Simon procedió a contraatacar atrapando al vampiro en un sello sagrado, pero éste, que lo había observado en su anterior enfrentamiento, se elevó levitando y se abalanzó contra el muchacho, éste retrocedió de un salto y evitó la embestida saltando y, en el aire, dando una voltereta trasera para golpear a Guilles con una patada en el pecho en pleno vuelo que impactó de lleno, elevándolo unos metros por el impacto, seguida de un nuevo latigazo que lo alcanzó en el costado.
Visto el éxito de sus dos últimos ataques intentó realizar otro más, pero en esta ocasión el Lord lo evitó transformándose en niebla para reaparecer a la espalda de Simon, estaba listo para iniciar un contraataque cuando, de repente, sintió una potente patada en su propia espalda que lo devolvió a donde antes se encontraba su trono.
- ¿Llego tarde a la fiesta?
Era Erik, que finalmente había logrado abrirse paso entre los dos apéndices gracias a sus compañeros y ahora permanecía de pie, con su pierna derecha recogida después de atacar a Guilles con una poderosa patada lateral.
El derribo, por otra parte, permitió tomarse un respiro a Luis y Claire, que bajaron por un momento sus armas.
- Mierda... ¡Así no hay manera! - Masculló ella con fastidio.
- No te entiendo - Respondió el español - No estamos teniendo ningún problema, yo al menos ni siquiera estoy cansado.
- No me refiero a eso - Chasqueó la lengua - Luis ¿Podrías cubrirme por unos minutos?
El joven la interrogó con la mirada.
- Sé donde está René - Aclaró ella - Puedo sentirlo, pero si no me concentro no podré romper el sello y sacarlo de aquí.
Cruzaron sus ojos por unos segundos, Luis la miraba entre impresionado e incrédulo, pero finalmente se decidió.
- Esas estúpidas manos no son un problema - Resolvió finalmente - Yo las contendré, tú concéntrate tanto como necesites.
- ¡Gracias!
Claire retrocedió de un salto para colocarse detrás del español mientras al mismo tiempo éste retenía un nuevo ataque, y Simon y Erik contenían una nueva embestida de De Rais. El objetivo sin embargo era distinto ahora, si bien el menor no había estado atento el hermano mayor había escuchado atentamente la conversación a su retaguardia y decidió facilitarles la labor lo máximo posible.
Rápidamente acumuló fuerzas y las liberó, rechazando al vampiro de un empujón para evitar que continuara atacando a Luis y Claire, pero sorprendentemente, este resistió el envite y respondió atacando al pelirrojo con un orbe oscuro a bocajarro que lo traspasó, haciéndolo caer de rodillas, herido.
La respuesta de su hermano a esto no se hizo esperar, inmediatamente lanzó una cruz que hirió al nosferatu y, antes de que pudiera responder, le propinó un latigazo vertical descendente que lo desequilibró, apenas se había recuperado cuando Erik se alzó de nuevo y contraatacó con todas sus fuerzas.
- RISING DRAGON!
De Rais se vio inevitablemente arrastrado por la corriente de energía ascendente liberada en el uppercut que el Belmont le propinó, sin embargo, en mitad de la ascensión aún pudo lanzar otro garrazo al aire que golpeó directamente a Simon, abriendo una sangrante herida en su hombro derecho, justo el brazo con el que manejaba su látigo.
- ¡Mierda! - El joven retrocedió un par de pasos con la mano en la laceración y los dientes apretados, se dispuso a lanzar un latigazo en respuesta, pero el dolor lo frenó.
El pelirrojo se despistó un momento con esto, el tiempo suficiente como para que De Rais empezara a caer de nuevo preparando otro ataque tras esfumarse el impulso del Dragón Ascendente, los dos hermanos saltaron hacia atrás justo a tiempo para escapar de una columna de luz negra que se generó al llegar el Lord al suelo.
- ¡OS TENGO!
Antes de que los hermanos se dieran cuenta, Guilles se había posicionado justo frente a ellos y los atacaba a bocajarro con una especie de onda expansiva, Erik acertó una vez más a cubrirse con su brazalete para absorber el impacto, pero Simon no resistió y salió volando hacia atrás, recibiendo como doloroso remate un puñetazo en la espalda de una de las dos manos espirituales, estampándose contra el suelo a causa del ángulo y quedado justo al lado de De Rais, que le lanzó una mirada triunfante.
- No te veo tan gallito ahora, enano.
El muchacho despegó la cara del polvoriento firme, sacudió la cabeza y se llevó la mano a la nariz, que sangraba. Estaba rota, y dolía.
- Mira al frente - respondió él, entre dientes - gilipollas.
Cuando lo hizo, encontró frente a sí al pelirrojo atacándole, pero no se trataba de un Dragon Punch o un Holy Punch, sencillamente un poderoso puñetazo flamígero que el vampiro tuvo a bien esquivar para clavar su garra derecha en el vientre de Erik, que no mostró reacción alguna.
- Os tengo... ¡A los dos! - Exclamó triunfante.
- Joder... - Luis, que contemplaba el combate desde su posición mientras mantenía a raya los apéndices, apretaba los dientes con preocupación - ¡Claire! ¿¡Te queda mucho!? ¡La cosa no pinta nada bi... - No pudo continuar, una ensordecedora ignición lo calló al instante e incluso hizo abrir levemente los ojos a la muchacha. La situación parecía haberse invertido otra vez.
Guilles de Rais había retrocedido de nuevo más allá de donde se encontraba su trono, sus ropajes se habían calcinado en un buen grado e incluso él mismo parecía sufrir quemaduras, frente a él, las manos de Erik llameaban y las de Simon, que aún se incorporaba, emitían un poderoso fulgor blanco, en el aire aún flotaban algunas ascuas que se apagaban poco a poco.
- ¡Te tenía atrapado! - Articuló el Lord casi en un grito - ¿¡Cómo has podido hacerme tanto daño!? ¿¡Cómo!?
- Ha sido una casualidad - Contestó el mayor mientras miraba a su hermano - Si Simon no te hubiera pillado con el sello sagrado tal vez no me habría atrevido, pero... - Sonrió burlonamente - Dime ¿Te ha gustado? ¡Creo que lo llamaré Petit Enfer!
Aquello no hizo maldita gracia al vampiro que, enloquecido de rabia, embistió a los hermanos, los cuales se echaron cada uno a un lado para evitarlo y, antes de que se le ocurriera atacar a Luis y Claire, Simon lo contuvo con su látigo.
- ¡Estamos aquí, Guilles! - Espetó mientras daba un tirón con su arma.
El vampiro lanzó su garra al tiempo que se volteaba, pero en esta ocasión el chico si reaccionó en el momento adecuado y levantó una cruz defensiva que lo protegió del impacto, mientras Erik embestía preparándose para aplastar a De Rais con su puño, siendo rechazado por un estallido oscuro que lo tiró al suelo, se dispuso a levantarse para contraatacar, y en ese momento algo los detuvo a todos.
- ¡LO TENGO!
Era Claire, la joven británica había abierto por fin los ojos y miraba a un punto vacío de la habitación, a la izquierda de donde antes se encontraba el trono, sus ojos redondos estaban completamente abiertos y presentaban una expresión digna y poderosa, penetrante, como si fuera capaz de ver más allá de la realidad.
- Lo... ¿Tiene? - Murmuró Simon, confuso, mientras Erik y Luis sonreían al mismo tiempo.
Después de aquello, ninguno de los tres cazadores pudo discernir qué ocurrió exactamente, por un momento la energía que llenaba la estancia se agitó y la imagen que éstos percibían vibró como lo hace el horizonte durante los días calurosos, durante aquel breve tiempo sintieron como si unos enormes ojos lo escrutaran todo. Entonces, se produjo el cambio.
Una sexta aura se unió a la de los cuatro cazadores y el vampiro, era un aura durmiente y pura, como si nada hubiera podido mancharla aún, la siguieron con la mirada hasta donde provenía, exactamente desde el punto al que Claire miraba desde que levantó los párpados.
Una extraña burbuja flotaba en el aire, dentro de ella se encontraba René, aún con su pijamita de diario y dormitando en posición fetal, su aura de color blanco verdoso brillaba por primera vez desde que lo conocieron, como si le hubieran forzado a manifestarla.
- El... crío... - Articuló Simon, casi sin palabras.
- ¡René! - Exclamó Erik, casi llamando al niño.
- ¡René! - Luis apartó la mano fantasmal de un golpe de espada, envainó su Katana y cargó sus piernas de electricidad dispuesto a echar a correr para rescatar al bebé, pero apenas había dado tres zancadas cuando tuvo que detenerse para protegerse de un desgarro etéreo que lo cogió desprevenido.
Guilles De Rais, por su parte, reía.
- Increíble - Alcanzó a decir tras reducir un poco la fuerza de sus carcajadas - ¡Increíble! ¿¡Quién me lo iba a decir!? ¡Así que la famosa chica con la Mirada del Emperador se encuentra aquí, en París! ¡Y tenías que ser - Señaló a Claire - TÚ!
- ¿Y qué si soy yo? - La aludida recuperó su expresión normal y echó a andar hacia los tres cazadores y el vampiro - Ya no puedes esconder más al niño ¡Así que entréganoslo!
Su expresión ahora era dura, poderosa, dominante, y se clavaba en los ojos del Lord como dos cuchillos, pero él no parecía sentirse afectado lo más mínimo por ésta.
- A mí no puedes ordenarme - Replicó - Ni siquiera eres un vampiro y, aún si lo fueras, no puedes dominar a un lord.
- ¿Quién ha dicho que esté usando la Mirada ahora? - Claire levantó su mano izquierda y apuntó con ella directamente a De Rais mientras una serie de pequeños cristales empezaba a flotar en el aire rodeando su muñeca - Quiero que nos des al crío, y lo vas a hacer ahora.
Los tres cazadores la miraban, confusos, el cambio en su actitud y sus ojos eran más que notables y no sólo eso ¿Qué era la Mirada del Emperador? ¿Por qué De Rais hablaba de órdenes? ¿Era un poder de dominación?
- Así que quieres que os lo de... - Frente al vampiro habían empezado a generarse una serie de saetas oscuras, mucho más abundantes que los cristales, ya convertidos en Needle Spikes más grandes que el antebrazo de la muchacha, que Claire había invocado - ¿¡Y pretendes que os lo entregue por la fuerza!? ¡Qué divertido!
- No me he expresado bien - Respondió ella, sonriendo - No te estoy ordenando o pidiendo que nos lo des, te estoy diciendo que vas a hacerlo.
El vampiro, al grito de "NO ME HAGAS REÍR" lanzó su andanada mientras Claire proyectaba su contraatacaba, en ese momento sintieron una nueva alteración, algo completamente diferente a lo de antes, y cuando se quisieron dar cuenta la muchacha había desaparecido literalmente de donde se encontraba, perdiéndose los proyectiles en la profundidad de la sala.
- Qué...
- Qué demonios...
- ¿Dónde está? - El pelirrojo empezó a buscarla frenéticamente con la vista, hasta que giró la cabeza y encontró algo que no esperaba: Claire se encontraba donde estaba René, y la burbuja había desaparecido, medio segundo más tarde se dio cuenta de que la joven, que se encontraba arrodillada y doblada, de espaldas a ellos, abrazaba al bebé en sus brazos y respiraba muy pesadamente - ¡Claire! ¿¡Estás bien!? - La llamó, alarmado por su estado.
- Tengo... tengo al niño... - Alcanzó ella a decir entre jadeos mientras alzaba el brazo derecho formando el símbolo de la victoria con sus dedos.
- Qué... ¿Qué cojones ha pasado? - Preguntó Luis al aire, visiblemente confuso.
- ¡YO LO SÉ! - Gritó de repente De Rais, sobresaltándolos a todos - ¡YO SÉ LO QUE HA PASADO!
Repentinamente el vampiro lanzó sus dos brazos espirituales contra el techo sobre la joven, golpeándolo con tal fuerza que hizo temblar la habitación y provocó que comenzaran a desprenderse pequeños escombros; Claire, aparentemente demasiado cansada para huir, sólo se encogió para proteger al niño a toda costa mientras los cazadores, horrorizados, contemplaron cómo el polvo y los restos dieron paso a pequeños cascotes, de los cuales uno llegó a golpear la cabeza de la muchacha.
Esto levantó las alarmas de Erik que, siendo el más cercano, echó a correr hacia ella con el objetivo de sacarla de allí, pero sus piernas fallaron a mitad de carrera ¡Buen momento para acusar el cansancio acumulado!
Alzó la cabeza justo para ver cómo Luis con su Agnea y Simon con su látigo destruían como podían - aún resistiendo los ataques de De Rais - los escombros que se precipitaban sobre ella, por lo que inmediatamente echó a correr de nuevo y la alcanzó en dos zancadas.
- ¿¡Estáis bien!? - Le preguntó mientras la agarraba del brazo y la alzaba - ¡Joder!
Sintieron otro golpe sobre sus cabezas y ambos alzaron la mirada para ver de qué se trataba - En ese momento el pelirrojo pudo ver la sangre que había brotado por la herida abierta en la cabeza de Claire a causa del pedrusco - De Rais había vuelto a golpear el techo, y los escombros que se desprendían en esta ocasión eran mucho mayores, Erik la agarró y sacó del área, y en pocos segundos se habían vuelto a reunir los cuatro, pero en esta ocasión con René protegido en los brazos de Claire.
- ¡Claire! - Exclamó inmediatamente Simon apenas estuvo a su altura.
- ¿¡Estás bien!? - Preguntó el Fernández al momento de reunirse.
- ¿¡DONDE DEMONIOS CREEIS QUE VAIS!?
Naturalmente, De Rais, no dispuesto a permitir que se llevaran al niño, se abalanzó contra ellos furioso, pero mientras Simon y Luis asistían a la muchacha Erik se lanzó al contraataque, interceptándolo con un puño de dragón que lo mandó a volar, dándoles algo de tiempo.
Tras esto llegó hasta ellos y los observó por unos momentos, la sangre vertida por la herida en la cabeza de la muchacha había llegado hasta su cuello y apenas empezaba a secarse, Luis, que sostenía y revisaba a René, había sufrido al igual que Simon algunas heridas y contusiones nuevas mientras se afanaban en evitar que tanto ella como el infante no sufrieran ningún daño de gravedad.
- ¿Está bien René? - Preguntó finalmente a su compañero.
- Está dormido profundamente - Informó él - Magia. No parece haber sufrido ningún daño.
- Bien... - El cuarteto sonrió con alivio - Claire - La aludida volteó para mirarle - Lo siento, no reaccionamos del todo bien, fue todo muy... rápido.
- No importa - Respondió ella, sonriendo - Lo importante era que el bebé saliera sano y salvo, y hemos cumplido.
La expresión del pelirrojo se agravó, serio. No le hacía maldita gracia que hubiera sufrido semejante herida a causa de su lentitud.
Se sobresaltaron al ser interrumpidos por un bramido ensordecedor, De Rais se había levantado de nuevo y estaba furioso, las manos fantasmales, que habían vuelto a reaparecer desde su espalda, se mostraban crispadas, capaces de aplastar a cualquiera que se pusiera en su camino.
- ¿¡A DONDE CREÉIS QUE VAIS!? - Gritó con una voz podría oírse en todo París - ¡OS MATARÉ!
Terminado el bramido lanzó uno de los brazos con una velocidad y potencia inusitadas, Simon, Luis y Claire se prepararon para invocar sus mejores protecciones, pero antes de que pudieran hacerlo ocurrió algo que los sorprendió: El ataque había sido detenido, pero no por una barrera o por acción del propio De Rais. Erik acababa de contenerlo con su propia mano derecha.
- Qué demo... ¡Erik! - Exclamó el español, sorprendido y asustado, mientras se dirigía hacia él.
- Ahora que tenemos a René va siendo hora de ponernos serios - Dijo éste - Yo me encargo de esto, vosotros salid de aquí.
Ninguno de los tres pudo ocultar su sorpresa.
- Pero...
- ¡Tío! ¿Estás loco?
Claire, con un evidente gesto de preocupación marcado en el rostro, se adelantó.
- ¡No podemos dejarte aquí sólo! - Respondió con decisión.
El pelirrojo tardó en responder, por su respiración y la tensión de sus músculos se notaba que luchaba por contener el empuje del apéndice espiritual.
- Ya... tenemos a René - Contestó finalmente, respirando con pesadez por el creciente esfuerzo - Ahora todo lo que hay que hacer es sacarlo de aquí... - Gruñó - ...Mientras alguien contiene a De Rais - Miró hacia atrás, a su hermano y su colega - Simon... tiene largo alcance con su látigo, vendrá bien para abrir camino, y Luis… - Guardó silencio durante un par de segundos, todavía forcejeando - …su envergadura y velocidad… …lo hacen un buen guardaespaldas - Gruñó de nuevo, intentando empujar con todos los músculos de su torso - Él se hará cargo de la... retaguardia.
- Todo eso está muy bien, tío - Lo interrumpió el español - Pero tú te sabes de memoria el mapa, eres el único que tiene una ruta de escape.
- Esto... - El hermano menor, dubitativo, finalmente sacó un papel doblado que había escondido en su cinturón - Erik me dio un mapa antes de entrar - Lo sacó y sacudió - Podremos usarlo para salir de aquí.
Luis miró alternativamente a ambos hermanos.
- ¿Estás seguro de esto? - preguntó finalmente al pelirrojo, que giró la cabeza hasta que pudiera ver su perfil.
- Tranquilo… - Dijo con una sonrisa confiada - ¡Puedo ganar!
El Fernández permaneció en silencio, mirándolos a todos, finalmente pareció tomar una decisión y se encaminó a la puerta de la sala.
- Si está sellada con magia, abrirla será un juego de niños - Se detuvo un instante e hizo señas a Claire y Simon con la cabeza para que lo siguieran - ¡Vamos!
Simon lo siguió inmediatamente con paso veloz, pero ella se retrasó un poco más, con René en brazos y mirando al pelirrojo con preocupación, éste, al sentir aquellos ojos, sencillamente alzó su pulgar izquierdo, el cual tuvo que recoger al momento para detener el segundo puño, que lo empujó varios metros hacia atrás.
- SALID DE AQUÍ - Gritó mientras contenía el doble ataque - ¡VAMOS!
A su espalda escuchó los pasos apresurados de la muchacha y el portón abrirse gracias a la magia de Luis, apenas la estancia volvió a cerrarse y sellarse concentró todas sus fuerzas en ambos brazos y, con un bramido, rechazó los puños fantasmales de un único empujón potenciado gracias a su aura escarlata.
A lo lejos se encontraba De Rais, furioso y al mismo tiempo sorprendido por ver a alguien competir de tú a tú con la titánica fuerza de sus apéndices. Pese a la distancia, sintió los ojos turquesa del cazador clavarse en los suyos, desafiantes.
- Ahora, Guilles De Rais ¡Esto es sólo entre tú y yo!
