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Bran miro atentamente las tormentas formándose alrededor del castillo.
-El bastión de la tormenta, parece cosa de magia- pensó él.
Tal y como su nombre lo declaraba, parecía detener las tormentas que se acercaban, el chico pensó curioso que el nombre le quedaba bien.
-Mi señor- escucho él.
Y vio a la chica que le había imposibilitado dormir bien las últimas noches, la culpable que extrañe tanto a su esposa.
Shirenn Baratheon.
Princesa, hija del rey Stannis.
El chico estuvo a punto de relame sus labios al verla llegar hasta él.
Era algo tímida.
Siempre que venía miraba el suelo.
Pero eso la hacía incluso más preciosa, según el chico.
La chica de quince años, de ojos azules, cabello negro. Había tenido una enfermedad que le dejo las marcas de psoriagrís en la mitad de su mejilla izquierda. Algo que Sansa sin duda podía curar en un abrir de ojos.
Aun así, la chica no perdía su atractivo.
Con sus quince, había desarrollado sus curvas en los lugares correctos, piernas largas, cintura estrecha, pechos más grandes que Meera, al menos. Llevaba un vestido purpura, le llegaba hasta las rodillas, con zapatos de tacón bajo.
-Princesa- saludo él.
-¿No puede dormir?- pregunto ella.
Sabía que Bran se retiro de la cena, hace unas horas y creyó que iría a Dormir.
El chico sonrió.
-No estoy cansado- le respondió el.
La mujer bajo la mirada ante esto.
Se sentía incomoda, y excitada al hablar con él.
Su estomago retumbaba cuando lo miraba y se sentía nerviosa.
Trato de sonreír apenas pudo hacerlo.
Brandon Stark era atractivo según ella.
Sabia de que tenia esposa, pero no pareció importarle, su madre le dijo que era una posibilidad que la tome de segunda esposa a ella.
La idea al principio no le apetecía.
Luego lo conoció y cambio rápidamente.
Aun recordaba su rescate.
Volando por el cielo, invocando un tornado de hielo.
Era como un dios que bajaba a rescatarla.
Un caballero como el de las historias que le leían de niña.
La chica recordaba cada mueca de su rostro mientras Melisandre lo atacaba.
La felicidad de ver como su madre la abrazaba cuando todo termino.
Ella tomo una fuerte decisión y olvido su pena, y se acerco a su lado, para que ambos contemplen la tormenta.
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Arya miraba con calma a la reina de la tormenta, frente a ellos el bastardo Gendry escuchaba a la reina.
El plan era legalizarlo.
Aunque no tenían el poder de hacerlo, no aun al menos.
Arya entendía el plan, mientras que también sabía que daría problemas en el futuro.
Los señores de la tormenta, no aceptaran un bastardo, legalizado o no, como su señor fácilmente.
Gendry tendría que ganar su lugar.
Pero el chico estaba indeciso.
No había sido entrenado para ser un Lord.
Era un bastardo.
Un herrero.
No un Lord.
La reina se retiro a sus aposentos poco después dejando a los jóvenes solos.
Arya lo miro.
-Sigues indeciso- aclaro ella.
Gendry la miro.
-¿Qué pasaría si tu padre te dice que te cases con un rey para ser reina?- le pregunto él.
Arya frunció una ceja.
-Eso no pasara- le aclaro ella.
-Es lo mismo, me están poniendo en un lugar del cual no sé nada, no me gusta, soy un herrero, no un Lord…¿es tan diferente para ti?- pregunto él.
Arya lo miro curiosa.
Se fijo en el hombre, se parecía mucho al rey Robert que su padre le conto cuando era niña.
Era alto, musculoso, su cabello negro corto y ojos azules, ella podía ver claramente los rasgos de Robert Baratheon.
Se sintió intranquila con el bastardo.
Algo andaba mal cuando estaba con él.
Se sentía incomoda, molesta…Excitada.
Trato de negar esas sensaciones y se fijo en el chico.
Apenas si tenía barba.
No, no es que no tenia, se afeito, de mala manera, le quedaban unos pelos en su mentón.
-O fue a propósito, se los dejo ahí, porque le quedan bien- pensó ella.
Arya parpadeo ante lo que pensó.
Miro incomoda a Gendry este tenía los ojos fijos en ella.
-¿Como es Essos?- le pregunto él.
Ella parpadeo nuevamente.
-¿Qué?- pregunto ella.
-Essos, nunca he estado, y presumo que tampoco lo estaré…¿Cómo es? – dijo él.
Ella sonrió.
Divertida ante el cambio de actitud.
La molestia de Gendry Baratheon o Aguas se esfumo en un segundo.
La chica cerro sus ojos y le conto sus aventuras en el otro continente.
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Rickon miraba con diversión a su compañera. Había llegado hace unos días a la isla, había subido un nivel en el camino, estaba en nivel 28 con 2 puntos de habilidad.
La isla del oso era una tierra fría y hermosa, un paisaje con robles y pinos altos. La población se dedica a la pesca.
En varios lugares del norte, había mujeres guerreras, pero Rickon pensó que no eran nada como las Mormont, estas eran duras, acostumbradas a defender sus tierras cuando los hombres están ausentes. La fortaleza de los Mormont es una casa de grandes troncos rodeada de una empalizada de barro. Sobre la puerta hay un grabado que representa a una mujer vestida con una piel de oso, un niño al que amamanta en un brazo y un hacha de batalla en la otra mano.
Era exactamente como eran las mujeres Mormont, tenían un carisma extraño, parecían como las mujeres de acero, las guerreras del pueblo libre, pero al mismo tiempo eran diferentes, seguras de sí mismas, sin temor a decir algo malo contra su Lord o contra su rey.
Sin dudar de sí mismas, obteniendo lo que quieren sin temor, solo con perseverancia.
Y una de las mujeres Mormont, más seguras de sí misma, más carismáticas, y más dura, era quien tenía en frente.
Lyanna Mormont.
Unos trece años de edad como él, de ojos negros, cabello negro, actitud segura de sí misma y una mirada llena de emociones.
-Ochenta te daremos, Stark. No pidas mas- le aclaro ella.
-Sera suficiente osita- se burlo él.
Lyanna lo miro con furia contenida.
-Te dije que no me llames así, mi madre ahora lo hace también, y mis hermanas- se quejo molesta la Mormont.
Rickon les sonrió con arrogancia.
-Te llamo como quiero…Soy tu señor- le indico él.
La Mormont apretó su puño.
-Eddard Stark, es mi señor, no tu, cachorro- aclaro ella molesta.
Rickon alzo una ceja.
-Soy su hijo, eso me hace tu señor también, osita- dijo él con una sonrisa provocadora.
Lyanna tenía el rostro rojo y se acero a él.
-Soy una Mormont, soy una mujer guerrera, no una osita- le aclaro ella.
Rickon siguió con su sonrisa.
-Derrota a un enemigo, y te puedes llamar guerrera- le informo el con suficiencia.
Ella frunció una ceja.
-No es culpa mía, quería ir a la guerra, madre me detuvo- le informo ella.
Rickon alzo una ceja.
-Padre, madre, mis hermanos, y hermanas…Todos trataron de detenerme, y mírame ahora, osita- indico él.
La Mormont se mordió los labios.
-Pues yo también iré, y matare a todos los enemigos del norte- aclaro ella saliendo del lugar molesta.
Rickon miro divertido el verla irse.
La Mormont tenía algo que le atraía.
Molestarla era tan divertido.
Se tomaba las cosas a pecho.
Su sonrisa desapareció.
-Ochenta no serán suficiente, pero no puedo hacer mucho mas…Quizás ir con los Reed- murmuro él.
Su mente de repente se centro en la imagen de Lyanna Mormont.
Negó con la cabeza.
Era linda, no lo dudaba.
Su forma de ser, le atraía también.
Negó con la cabeza nuevamente.
Necesitaba centrarse.
Prepararse.
La toma de Bastión de Tormenta, fue un gran logro, defenderla sería más problemático.
-Debo irme pronto-
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Ned miraba a la mujer algo incomodo.
La mujer frente a él, no había cambiado mucho desde si juventud.
Ashara era alta, de tez clara, con largo cabello oscuro, con un par de canas y ojos color violeta, seguía siendo extremadamente hermosa.
Ned le dijo de la discusión que tuvo con Catelyn.
Podía notar a Ashara nerviosa ante todo.
-No es una obligación claro está- le informo él.
-Entiendo la situación…Es mas estoy de acuerdo en muchas cosas, Ned- le dijo algo cohibida.
Ned no entendía porque, era difícil.
Una segunda esposa.
Nunca pudo notar, que la actitud de Ashara se debía a sentimientos antiguos que aparecían después de tantos años.
-Por otro lado, tanto Rickon como Arya son solteros- aclaro él para mejorar la situación.
Ashara negó.
-Conozco a mi hermano, aceptaría a ti o tu heredero, pero tus hijos menores, no los conoce, Ned…Creo que si le mandas una carta explicando la situación, no habrá problemas- dijo ella.
-¿Sabe de ti?- pregunto él.
-Le informe cuando volví de Essos en una carta. Y sin duda Oberyn le dirá que es verdad- dijo ella.
Ashara fingió su muerte para proteger al príncipe y princesa, hijos de Elia Martell, ni siquiera su familia sabia la verdad.
Ned suspiro.
-¿Qué opinas?- pregunto sinceramente.
Ashara lo miro con una sonrisa.
-¿Qué crees tú Stark? Estoy esperándote por más de diecinueve años-pregunto ella.
Ned se sorprendió.
-A pasado mucho tiempo- susurro él.
Su mirada estaba fija en ella, y la de ella en el.
-Muchos sacrificios, Elia, Brandon, Arthur, Lyanna- murmuro ella.
Ned cabeceo.
-Muchos- admitió el.
Ashara no se contuvo mas, se levanto de su asiento, se dirigió a él.
Lo beso.
Lo beso con tanta fuerza y pasión como el Stark nunca había recibido.
Sus frustraciones.
Sus deseos.
Su esperanza.
Puso todo en el beso.
Ned correspondió.
La empujo sobre la mesa, sin temor, solo con pasión.
Siguió besándola como si no hubiera mañana.
Cuando se recuperaron, se vieron a sí mismos, ella acostada sobre la mesa, con sus piernas rodeando la cintura de él, él con sus manos metidas bajo la falda de ella apretando sus muslos con deseo.
Se recuperaron rápidamente luego de eso.
Se sintieron como dos niños nuevamente, dos niños enamorados, quienes no pudieron cumplir sus deseos.
Hasta ahora al menos.
-Enviare una carta a tu padre- le dijo él.
Ella se soltó y levanto de la mesa.
-Si…Has eso- suspiro ella y se retiro dándole un pequeño beso en la boca antes de salir.
Ned la vio salir aun excitado.
-Eso fue…Intenso- musito él.
-Debo hablar con Catelyn- Pensó ella.
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Tywin escuchaba las preparaciones, en sus manos estaba el informe.
-¿Escorpiones?- pregunto su hija confundida.
-Valyria se mueve por las ciudades libres…No hay mucha opción- dijo él.
Había escuchado de la hija del rey loco, peleando en Meeren con sus dragones, contra los barcos de yiti.
Si solo hubiera muerto no sería un problema.
-¿Robb Stark?- pregunto su hija.
-Sí, la información indica que su esposa es hija del señor de Volantis, quien ahora es parte de Valyria, y la hija del rey loco, sin duda tiene una alianza- informo él.
Si los rumores eran ciertos.
Valyria apoyo a Daenerys Targaryen a dominar las ciudad esclavas, si Robb Stark estaba aliado con Valyria, estará aliado con Daenerys.
-Dragones…Molesto- musito él.
-Escorpiones han derrotado dragones antes- informo Jaime Lannister.
El viejo cabeceo.
-Prepararemos la roca, y el desembarcadero del Rey- dijo él.
-¿Y el dominio?- pregunto Tommen.
- Margaery está en el norte, eso indica que hay una alianza secreta, sino los Stark hubieran amenazado o pedido rescate- aclaro molesta Cersei.
Tommen bajo la cabeza.
-El dominio nos traiciono, ya Euron está ahí para encargarse de ellos…Los Martell están moviéndose extrañamente, en cuanto nos traicionen, los acabare, lo mismo que a los Tyrell, Baratheon y Stark- informo él.
-¿El valle?- pregunto el Cersei.
-No hay noticias de menique aun- dijo él.
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Edric Dayne, escuchaba a su padre.
-¿Entonces entraremos en guerra? ¿Apoyaremos a los Stark?- pregunto confundido.
Su padre tenía una carta en su mano.
-Ned y Ashara siempre estuvieron muy enamorados, es imposible si están seguros que los separemos- dijo entre triste a divertido su padre.
-¿Pero guerra contra los leones?- pregunto incomodo Edric.
No era cobarde.
Pero era cauto.
-Los leones son unos bastardos, acaso has olvidado a nuestra princesa, Elia. Los Leones merecen lo que les pasa…Los Stark y los Dayne siempre han sido cercanos, somos dos de las pocas familias que nuestra sangre, la sangre de los primeros hombres se mantiene- dijo él.
Edric lo sabía.
Los Dayne y Stark están entre las pocas familias que han tenido poco contacto con otras fuera de sus territorios.
Las tradiciones.
La sangre de los primeros hombres era más fuerte en ellos que en los demás.
Había escuchado de Ned y Ashara toda su vida.
Una historia trágica de amor.
Los Dayne siempre estuvieron a favor del compromiso.
La sangre de los primeros hombres se unía en las dos antiguas familias.
Hubiera sido glorioso.
Edric lanzo un suspiro.
-Debemos informar al príncipe Doran- advirtió el.
Su padre cabeceo.
-¿Enviaras una carta?- pregunto él.
-No, en dos semanas, nos debemos reunir con Doran a una reunión personal en Lanza del
Sol, se lo diré personalmente- dijo él.
-Mejor, que no allá pruebas que Tywin pueda usar- dijo el chico.
El viejo cabeceo.
Fuera de la oficina, ambos hombres no pudieron ver a estrellaoscura escuchando detrás de la puerta.
-Así que una alianza por matrimonio con los Stark…A Lord Tywin le gustara saber eso- pensó con malicia.
Sin pensar nada más se retiro.
Debía enviar una carta al desembarcadero del rey.
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FIN DEL CAPITULO
