Pegasus Ryuusei Ken!
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El Redentor 777. La tele transportación es útil a veces y sí, Hibiki irá con todo en busca de venganza y con Tomoe de su lado, hará lo posible para ganar, aunque no será nada sencillo.
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RinMakoto. Si te soy sincero, lo hice más así porque no me miré la saga de Asgard, es que estaba bien aburrida, por eso me salté hasta la saga de Poseidón jaja. Ambos chicos fueron recibidos de forma letal por Tsubaki, a ver cómo le irá a las demás.
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Sin más, comencemos…
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La batalla contra Poseidón había iniciado y los ejércitos se enfrentaron entre sí, siendo el primer encuentro entre la Saintia de Osa Menor junto con su amigo y la General Marina Tsubaki Kousaka.
Aunque esto no fue lo único que se llevó a cabo entre las batallas, dese que ingresaron a territorio marino, todo el grupo se dividió en varios grupos siendo Tomoe y Hibiki el primero, pero otro de los grupos no le iría mal.
Shinonome y Nozaki iban caminando sobre el suelo marino, aunque no parecía ir nada mal.
- ¿Ves algo raro? – preguntó la peli azul.
- No, no siento ningún cosmos malvado, además, siento que las chicas están en varios sitios del fondo marino.
- Espero que no se metan en problemas – suspiró Shinonome – además, hay que estar firmes ya que en cualquier momento pueden aparecer algunos soldados de Poseidón.
- No creo que lo hagan, además… - en eso, las dos sintieron que un cosmos aparecía de la nada y solo se pusieron alerta por si este intentaba atacar.
- Ten cuidado Nozaki.
- Sí.
- Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? – se escuchó una voz y mirando de lejos, encima de una gran piedra marina, miraron como se asomaba alguien con armadura de color naranja con detalles dorados la cual cubría bastante el cuerpo.
- ¿Un General… de Marina?
- Así que aquí estaban las guerreras de Athena, solo son un par de chicas bastante estúpidas.
- Que lindas palabras – dijo en molestia Shinonome mirando la Scale del hombre – esa armadura.
- Yo te conozco, te he visto – el General miró fijo a la peli azul y abrió grandes sus ojos.
- No sé dónde, pero siento que de igual forma te he visto en algún lado.
- ¿Quién eres? – exigió saber el General.
- Ryo de Pegaso.
- Yuuki de Osa Mayor.
- ¿Pegaso? – el tipo solo tuvo un tic en el ojo – entiendo, eres la sucesora del Caballero de Pegaso con el cual mi antecesor luchó contra él y cayó derrotado.
- No me digas que tú eres…
- Así es – el tipo que resultó ser de cabello blanco y ojos de color rojo se quitó el casco y solo miró fijo a las dos Saintias, aunque más a Shinonome – mi nombre es Jan de Caballo Marino, uno de los 7 Generales de Marina y de los más poderosos.
- ¿Jan de Caballo Marino?
- Ahora entiendo, sé que en el pasado tanto Seiya de Pegaso como Bian de Caballo Marino se enfrentaron.
- Por eso que tengo que matarte Pegaso, para vengar la muerte de mi antecesor.
- Oye, vengar antecesores es algo inútil de tu parte, además… - la peli azul elevó su cosmos – ni creas que me ganarás, soy de las más fuertes, ¿Por qué no te rindes de una vez?
- A ver, si me quieres atacar está bien, pero… - el General señaló atrás de él en el que aparecía uno de los Pilares que sostenían los mares del mundo – no creo que con tu cosmos seas capaz de derribar el Pilar que defiendo.
- Mierda, había olvidado el Pilar – susurró Nozaki - ¿que Pilar en este?
- Es el que defiendo, es el Pilar que sostiene el Pacifico norte, pero como dije, dudo mucho que, con tu cosmos, puedas derribarlo.
- Presumido – Shinonome cargó su cosmos en su puño – a ver qué te parece esto. ¡Cometa de Pegaso!
Sin más, la peli azul lanzó una bola de cosmos hacia el pilar, pero este fue detenido por una mano por el General Marino el cual simplemente la desvió como si nada.
- ¿Qué demonios?
- Te dije que, con tu cosmos tan débil, no le causarás ningún golpe al Pilar – el General solo miró fijo a la chica – de veras que no eres digna de llevar esa armadura, se supone que el Caballero de Pegaso siempre sabe que hacer e estas situaciones, pero miro que solo eres una chiquilla sin experiencia.
- No tengo esta armadura porque soy mujer, ¡obtuve la armadura de Pegaso porque soy fuerte! ¡Y te lo demostraré maldito! – Shinonome se enfureció solo miró molesta al General el cual correspondió a la mirada. Detrás de ellos, aparecían la imagen de dos equinos, siendo que ambos representaban a esos animales, solo que en el caso de Jan, su caballo tenía aletas en las patas y Shinonome poseía la imagen de Pegaso.
- ¿Vas a atacar? Adelante, ¿o es que tienes miedo?
- ¡Cierra el pico! ¡Meteoros de Pegaso! – la gran cantidad de meteoros que volaron hacia el General lo hubieran derrotado de no ser porque los esquivó todos y apareció detrás de la peli azul.
- ¡Cuidado Shinonome-san!
- ¿Qué? – Pegaso volteó la mirada y solo se encontró con el General el cual poseía una técnica la cual paralizaba a su oponente por un momento y lo hizo con Shinonome la cual luchaba por liberarse sin éxito alguno.
- ¡Shinonome-san! – Nozaki intentó ayudarla, pero fue detenida por el cosmos de Jan el cual hizo lo mismo con la rubia.
- ¿Eso es todo Caballeros de Athena? Me decepcionan, en especial Pegaso que pensé que me iba a dar más guerra – el tipo se alejó un poco mientras cargaba su cosmos y lanzaba su ataque insignia - ¡reciban el poder del Caballo Marino! ¡Vientos huracanados!
- ¿Qué? – ambas chicas solo miraron como el ataque se manifestó como en la fuerza de un huracán y las impactó tan fuerte que terminaron estrellándose contra el Pilar, pero este no tuvo ningún rasguño, solo fue el golpe que recibieron ambas guerreras las cuales cayeron al suelo adoloridas.
- M-Mierda, eso dolió.
- ¿Ya se darán por vencidas? ¿O prefieren morir de forma estúpida?
- Los Caballeros de Athena no nos damos por vencidos por si no lo sabías – recalcó Shinonome levantándose – además, ni creas que esos ataques me terminarán por matar.
- ¿Qué?
- Aunque me ataques con todo, no me rendiré hasta que me mates y te juro… ¡que ganaremos esta batalla!
- Pegaso – el General Marino apretó fuerte sus puños – pues si deseas morir, te lo concederé, luego de eso, mataré a la otra Saintia o como se llame.
- Ni creas que me ganarás.
- ¡Eso lo veremos! – con eso, Jan levantó su brazo derecho y la zona en la que estaban se formó lo que parecía ser un huracán y este estaba encima de las dos chicas.
- ¿Q-Que es eso?
- ¡Vientos huracanados! – gritó el peli blanco y el ataque cayó sobre las dos Saintias las cuales fueron arrastradas por el ataque del General de Caballo Marino y elevadas por todo el cielo marino hasta que cayeron violentamente al suelo desde una altura bastante elevada – parece que eso fue todo.
Nozaki y Shinonome estaban en el suelo, pero solo la Saintia de Pegaso se logró levantar con algo de dolor.
- ¿Aun sigues con vida Pegaso?
- Ya te dije que no me rendiré a menor que me mates, el entrenamiento que he pasado es más rudo que el tuyo. Tuve alguien que me ha entrenado mejor y aunque no pueda estar con él de forma especial, aun así, le estoy eternamente agradecida por haberme formado mejor.
- ¿Qué demonios dices?
- Nozaki, si me escuchas, déjame a este tipo solo para mí, quiero probar los límites de mi fuerza y demostrar que soy la sucesora del legendario Seiya de Pegaso.
- Mucha palabrería Pegaso, ¡es hora de que mueras! – el General Marino levantó sus brazos en el aire y solo miró fijo a la peli azul - ¡Muere Pegaso! ¡Vientos huracanados!
- ¡Arde cosmos! ¡Cometa de Pegaso! – Shinonome lanzó una bola de energía más grande que sus meteoros de Pegaso y esta se elevó al cielo evitando que el huracán que formaba Jan se realizara de forma correcta.
- ¿Cómo?
- Ahora si la verdadera batalla apenas comienza – con eso, ambos equinos se miraron a los ojos esperando a que cualquiera lanzara el primer ataque.
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En otro lado, Nakano y Nomi iban caminando juntas mientras que solo veían hacia todos lados estando atentas de que algo fuera a pasar o saliera algún enemigo.
- ¿Dónde estaremos? – preguntó Nomi mirando todo el lecho marino.
- A ver, déjame ver si puedo detectar algún problema – con eso, la cadena de la armadura de la peli verde comenzó a moverse sola para detectar alguna energía maléfica – mi cadena de Andrómeda pueda saber si hay enemigos dentro de nuestro rango, pero parece que no porque no se muestra inquieta.
- Por lo menos es algo bueno – dijo la Saintia de Perseo – sin embargo, aún me pregunto donde estamos.
- Ni idea, pero… - en eso, la cadena de Andrómeda de Nakano se empezó a mover en el suelo, cosa que alertó a la peli verde porque su cadena solo se movía de ese modo cuando había alguien con cosmos maligno – hay alguien cerca.
- ¿Quién será?
- No lo sé Nomi-Senpai, pero es alguien que es probablemente un enemigo.
- Mantente alerta Nakano-san, es probable que necesitemos luchar.
- Sí - en eso, la cadena comenzó a mostrarle la dirección de donde venía el cosmos extraño – por allá.
- Vamos – con eso, ambas Saintias solo corrieron hacia donde indicaba la cadena, pero llegando ahí, no miraron a nadie en el sitio.
- No hay nadie.
- Nakano-san, ¿estás segura de que tu cadena no se equivocó?
- Estoy segura, mi cadena no se equivoca nunca, siempre ha sido así – exclamó la periodista mientras en eso, su cadena volvía a moverse en dirección de adelante y eso, apareció frente a ellas, una persona más.
- Vaya, encontré unas personas bastante interesantes – la persona solo venía hacia ellas mientras vestía una armadura de color dorado con naranja, aparte de llevar una careta con aletas en ella, siendo su vestidura en mayor parte de color naranja y con lo que parecían ser alas en su espalda, pero encogidas.
- Esa voz – Nomi frunció el ceño – no pensé que nos encontraríamos bastante rápido.
- Lo mismo digo, líder de las Saintias de Athena – sonrió la mujer la cual parecía estar feliz de haberse encontrado con Nomi y Nakano, en especial con la primera.
- ¿Quién es Nomi-Senpai?
- Es la Presidenta del Consejo estudiantil, Yuko Katou-san, además, una General Marino a cargo de Poseidón.
- ¿Una General Marino?
- Así es, bien adivinado Nomi-san – Yuko miró fijo a ambas Saintias – tal y como dijo ella, soy Yuko Katou, General Marino de Siren.
- Ya recuerdo – Nakano se le quedó mirando fijo a la chica – por las memorias que tengo de Shun de Andrómeda, en el pasado él se enfrentó al General Marino de Siren, Sorrento ¿verdad?
- Así es, mi antecesor Sorrento de Siren fue un gran guerrero que batalló con valentía a los Caballeros de Athena, en especial al Caballero de Andrómeda y aunque cayó derrotado, este nunca lo mató, lo que hizo que se ganara el respeto del Caballero de Andrómeda, aun así, yo soy diferente y solo sigo las órdenes directas de mi señor Poseidón.
- Yo también, aunque Nomi-Senpai sea la más fuerte de todas, yo también he mejorado bastante y he alcanzado un nivel bastante fuerte.
- Pues veremos si eso es cierto – Yuko sacó lo que parecía ser una flauta y solo miró a sus rivales – creo que debes recordar de que va esta flauta Andrómeda.
- Esa flauta – Nakano trató de recordar el uso del instrumento musical de la General, hasta que se dio cuenta de a qué se refería - ¡cuidado Nomi-Senpai!
- ¿Qué?
- Tonada de muerte – con eso, Yuko comenzó a tocar su flauta mientras que por un momento parecía que solo era una canción normal, en eso, Nakano cayó de rodillas tomándose la cabeza y gritando de dolor.
- ¡¿Nakano-san?!
- ¡Esa música… duele! ¡Mi cabeza! – la periodista gritaba del dolor.
- Ahora sigues tu Nomi-san – río la chica y comenzó a tocar su flauta.
- ¡No escucharé eso! – la Saintia de Perseo elevó su cosmos y se iba a preparar para atacar, pero sintió como un dolor agudo en su cabeza y eso la desconcentró - ¡¿Q-Que es esto?!
- No importa que eleves tu cosmos, mi tonada de la muerte irá directo a tus oídos para torturarte.
- ¡M-Maldición! – Nakano se logró levantar a pesar de que la cabeza le estaba jugando mal por el intenso dolor - ¡ataca cadena de Andrómeda!
- Que tonta – Katou dejó de tocar y solo se protegió de la cadena de la peli verde usando un escudo de cosmos y eso provocó que la cadena se regresara a Nakano.
- Maldición.
- Nakano-san, déjame a mí esto – Nomi aprovechó que no estaba usando la tonada de muerte y solo lanzó su ataque - ¡recibe el poder del legendario Perseo! ¡Escudo de Medusa!
- Maldición – antes de que el efecto del ataque de Nomi dieran en la chica, esta logró esquivarlo – por poco olvidé que esa tipa, al poseer la armadura de Perseo, puede convertir a sus rivales en piedra en el caso que miren el escudo de medusa.
- Hay que evitar que esa música suene, aparte de que a lo mejor podemos evitar que llegue a nuestros oídos, pero no sé cómo.
- Lo tengo – Nomi miró a la periodista – Nakano-san, has girar una barrera con tu cadena frente a nosotras, yo atacaré directo a Katou-san con mi escudo de medusa.
- Bien – con eso, Andrómeda solo comenzó a hacer que su cadena forma lo que parecía ser una especie de pared frente a ellas mientras que la Saintia de Perseo alistaba su técnica.
- ¡Conviértete en piedra! ¡Escudo de Medusa! – Shiho volvió a lanzar su ataque hacia la General, la cual tuvo problemas en esquivarlo, pero uno de los rayos fue directo a una de las alas de la sirviente de Poseidón, petrificándole una de las alas de su Scale.
- Mierda – la chica algo molesta tomó su flauta y comenzó de nuevo su tonada de la muerte.
- ¡Ahora sí, escudo de me…! ¡Ah! ¡maldición, esa mierda de nuevo!
- ¡M-Mi cabeza! – Nakano se descontroló con su cadena por el tremendo dolor en la cabeza provocada por la música y sin más, la cadena fue directo a ambas chicas las cuales recibieron unos golpes de parte de la cadena de Andrómeda.
- Saintias de Athena, realmente pensé que me darían más batalla – la General de Siren continuó con la tonada de muerte, pero esta vez con más fuerza e intensidad haciendo que las chicas se retorcieran en el suelo con más dolor en sus cabezas sin poder hacer nada.
- ¡C-Cadena… ataca!
- Es inútil – en eso, la General miró como la cadena fue tras ella y la tomó desprevenida porque esta le dio un golpe en el estómago dejando de tocar su tonada de muerte.
- Logramos evitar que siguiera con su melodía – Nakano se levantó con bastante sudor en el cuerpo, lo mismo que Shiho.
- Realmente son oponentes de temer, aun así, no creo que me puedan vencer si no pueden con mi tonada de muerte – río la chica desapareciendo del sitio, dejando solas a las dos Saintias las cuales se recuperaban un poco de ese ataque tan difícil.
- ¿A dónde se fue?
- Ni idea, pero esa chica realmente es fuerte – suspiró Nomi – de suerte, tu cadena nos salvó, ni siquiera mi escudo de medusa logró hacerle la gran cosa, solo le petrifiqué un ala de su Scale.
- No importa, sigamos adelante que una queda mucho que hacer – con eso, ambas chicas siguieron adelante mientras que esperaban tener una revancha con la General de Siren.
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En la superficie…
- ¿Sientes esos cosmos Ramón? – preguntó Joan desde la academia mientras estaba en su habitación junto con Tsukumo, Ramón y Claudia.
- Sí, parecen ser los cosmos de los Generales de Marina – dijo el peli azul mientras que tenía a la morena recostada en su pecho – son fuertes, puedo decir que están al mismo nivel de las chicas.
- ¿Tendrán problemas?
- No lo creo Tsukumo, necesitan elevar su cosmos al máximo, pero déjame decirte que al principio tenían problemas ya que confiaban mucho en sus cosmos que pensaban que nadie se les enfrentaría, pero esta vez, han entrenado bastante, por lo que podrían con ellos si le ponen ganas.
- Por cierto, ¿A dónde fue Rafael? – preguntó la mexicana.
- Fue a casa de su novia – dijo Joan sobando un poco la barriga de su amada en la cual estaba su futuro primogénito.
- ¿Saben qué? Enviaré algo de ayuda a las chicas, aunque no sea mucho, pero al menos servirá de algo.
- ¿Qué cosa Ramón?
- Les enviaré la Armadura de Sagitario – en eso, desde los pilares en los que estaban las Armaduras Doradas, la Armadura de la novena constelación dorada Salió volando del lugar – Sagitario, ve y ayuda a las chicas.
- ¿Enviaste la Armadura de Sagitario?
- Sí, puede que la necesiten.
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- ¡Vientos huracanados! – Jan de nuevo lanzaba su ataque hacia Nozaki y Shinonome las cuales resistieron fuertemente, pero esos ataques habían sido bastante potentes.
- Sígueme lanzando eso, que me voy a poner de pie siempre – exclamó la peli azul aunque el dolor se le identificaba en el rostro.
- Es hora de que mueras – sonrió el General y en eso, cuando iba a lanzar su ataque de nuevo, fue cuando miraron como un brillo dorado salía de la nada y detenía el ataque del soldado de Poseidón - ¿Qué mierda?
- Eso es… - Shinonome miró como el brillo dorado se ponía frente a ella resultando ser la vestimenta sagrada - ¿Qué?
- ¿Qué hace una Armadura Dorada aquí? – preguntó con impresión la rubia.
- No tengo idea – en eso, la chica de cabello azul miró como la Armadura de Sagitario se desprendía y envolvía todo su cuerpo, piernas, torso, pecho, brazos y finalizando con la careta.
- ¿Q-Que demonios? – exclamó el General mirando el espectáculo - ¿Qué hace esa Armadura Dorada?
- S-Shinonome-san.
- La Armadura de Sagitario – la peli azul quedó anonadada por eso, pero por alguna razón, sintió como si el hondureño hubiera sido el responsable de esto, lo que hizo que se sonrojara – gracias Maldonado.
- ¿Qué harás con eso?
- Te derrotaré – Shinonome se puso en pose de combate envuelta con la Armadura Dorada de Sagitario preparándose para la verdadera batalla entre equinos.
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Continuará…
