Azul Eléctrico
Explicaciones
Íbamos sobre los árboles y a medida que avanzábamos el paisaje se volvía cada vez más y más desértico lo que automáticamente me ponía de buen humor. Cuando por fin llego el medio día caminábamos únicamente sobre la arena y comencé a avanzar mucho más rápido. Me sentía como un caballo salvaje y los Anbu simplemente avanzaban a mi ritmo. Cuando finalmente pude ver unas enormes puertas y el cañón de la aldea no pude evitar sonreír.
Cuando porfin llegamos, un par de Jounin estaban charlando animadamente mientras hacían su turno de guardia y se giraron al escuchar pasos, Nos pidieron nuestras identificaciones y sin más que agregar nos dejaron pasar, los Anbu me siguieron hasta que llegue a casa de mis padres.
Toqué la puerta y sentía un hormigueo por todo el cuerpo, por fin estaba en casa.
—Buenas tardes.— dijo mi madre abriendo la puerta.
—¡Mamá!— grite abrazándola
—¡Mi niña!— gritó mi madre abrazándome también -Rasa Naruko ya llego.- dijo mi madre y en ese momento mi padre llego a la puerta
—¡Papá!— grite emocionada
—Naruko, estás bien.— dijo sonriendo abrazándome y después miro a los Anbu que seguían en la puerta
—Esperaremos hasta que sea momento de escoltarla a casa.— dijo el pájaro monótonamente
—Gracias por traer sana y salva a mi hija.— dijo el Kazekage
—Es nuestro trabajo Kazekage-sama.— dijo el otro Anbu y en un pestañeo desaparecieron
Entramos a la casa y todo estaba como lo recordaba, era amplio y decorado detalladamente por mi madre pero a pesar de que todo estaba impecable y en perfecto orden como un museo, lo sentía completamente hogareño.
—Deja las cosas en tu cuarto y luego vienes a la sala.— dijo mi madre tranquilamente
—Hai.— dije asintiendo
Entre a mi cuarto que estaba perfectamente acomodado también. Era una habitación de más del doble de la que compartíamos Naruto y yo. Tenia un estilo de cuarto de princesa con una ventana enorme que tenía una hermosa vista a mi aldea de la arena, aunque sí lo mirabas bien, recordaba a la ventana que había en la habitación de Sasuke porque era igual de amplia. Dejé mis cosas a un lado de la cama y suspiré alejando esos pensamientos sobre el uchiha de mi mente, no podría olvidarlos pero al menos los mantendría a raya hasta que estuviera sola.
Camine hasta el piso de abajo donde encontré a mis padres estaban sentados en la sala comodamente. Me sentía tan feliz de tenerlos a ambos aqui, ahora solo faltaban mis hermanos y Gaara.
—No sabes cuanta falta haces aquí.— Comenzó a decir mi madre
—Faltaba una de mis niñas rubias.— dijo mi padre sonriendo, era algo extraño el verlo sonreír
—Los extrañaba tanto, no saben cómo hubiera sido mi vida de no haberlos tenido.— dije y me costó guardar mis lagrimas
—Todo está bien cariño, nosotros siempre seremos tus padres y tú siempre serás nuestra niña pequeña.— dijo mi padre
—Gracias.— dije soltando el aire que no sabía que estaba guardando —¿Dónde están todos?- pregunté al ver la casa vacía.
—Kankuro y Temari tuvieron que ir a supervisar la academia y Gaara está en una misión fuera de la aldea.— dijo el Kazekage
—No sabía que a Gaara se le permitiera salir de la aldea sin Kankuro ni Temari.— dije extrañada
—Eventualmente llegaría el momento en el que lo hiciera.— dijo mi madre —Aunque sea mi hijo es un Shinobi de la arena.— dijo suspirando
—¡Ya estamos en casa!— dijo Kankuro entrando por la puerta
—¡Temari, Kankuro!— grite emocionada corriendo hacia la puerta
—¡Naruko!— gritaron al unísono y nos abrazamos lo tres
—Pensamos que llegarías mañana.— dijo Temari
—Pero es un gusto que mi hermanita esté aquí.— concluyó Kankuro
—Ahora que estamos todos juntos creo que ya es hora de que nos cuentes que fue lo que sucedió.— recordó el Kazekage
—¿Sucedió algo?— preguntó Kankuro
Suspiré pesadamente antes de recordarlo todo para poder contárselos, habían pasado tantas cosas en este medio año que parecía como si hubiesen sido por lo menos tres años
—Nuestro equipo consistía en cuatro personas, mi hermano, Haruno Sakura, Uchiha Sasuke y yo.- comencé
—¿Un equipo de cuatro personas?— preguntó mi madre
—Eso es porque los equipos se crearon sin pensar que yo volvería, cualquier equipo en el que me hubieran incluido sería de cuatro, así que decidieron escoger el de mi hermano.— explique
—Es entendible.— dijo el Kazekage mirándome con sus ojos y cruzando los brazos
—Orochimaru, uno de los tres legendarios sannin, se tornó hacia el mal como las cinco naciones Shinobi ya lo saben. Ha hecho un jutsu de inmortalidad en el que su alma irá más allá de la muerte, pero su cuerpo no puede resistirlo por mucho tiempo, así que debe de haber un sacrificio para cambiar su cuerpo cada tres años.- dije mirando a los ojos a mi padre pero también podía ver la cara de horror de Kankuro y la cara de asco de Temari
—¿Cada cuerpo le dura solo tres años?— preguntó Temari asqueada
—Los jutsus prohibidos tienden a pagarse con vidas humanas.— dijo mi padre con firmeza
—Es por eso que son prohibidos Temari.— dijo Kankuro recalcando lo obvio
—Cállate y deja que Naruko termine de hablar.— dijo Temari regañándolo
—Como les decía.— dije poniéndome sería de nuevo — Lo que más deseaba era un contenedor perfecto, uno que perteneciera a un ninja poderoso y que durará más de tres años, Es por eso que.— dije tomando aire —Lo que más deseaba era el cuerpo de Sasuke, un cuerpo joven con un Kekkei Genkai casi extinto e increíblemente poderoso.— dije recordando sus ojos Rubí
—¿Es decir que secuestró a Sasuke?— preguntó mi madre preocupada y un suspiro se escapó de mis labios irremediablemente
—No fue asi.— dije y tuve que tragarme mis lagrimas, preferiría clavarme yo misma un Kunai en la pierna antes de llorar frente a mi padre —Un clan tan Poderoso suele prevalecer mucho más que cualquier otro, sus ojos color sangre pueden ver movimientos a velocidad sobrehumana como si estuvieran en cámara lenta, sus genjutsus más simples pueden noquear a un Jounin y los de más alto rango subliman la voluntad de las bestias con cola, pueden ver los finos flujos de Chakra y son capaces de copiar jutsus y sellos de mano unos tras otros sin importar si se trata de jutsus rango S.— dije y cuando termine vi como todos me miraban
—Haces que suene como algo más allá de la realidad.— Dijo Temari mirándome
—Sasuke era el chico de piel pálida y cabello negro ¿no es así?— preguntó Kankuro
—Hai.— respondí asintiendo
—Pero sus ojos eran negros.— respondió Kankuro
—Los Uchiha activan su Sharingan a voluntad, tanto tiempo como lo deseen gastando una cantidad mínima de Chakra, ya que esa técnica esta ligada a su sangre, cuando no está activado sus ojos son de ese negro ónix que ustedes vieron.— explique recordando con detalle la larga explicación que Hinata amablemente había accedido a darme, le había pedido que me diera toda la información sobre el Sharingan que pudiera así que cada día llegaba con un pesado libro para mí al hospital.
—Ya entiendo.— dijo Temari —¿Y cómo es posible que ese clan que haces sonar como si fuera de otro mundo haya desaparecido?— preguntó mirándome con su ojos verdes
—Nunca quise preguntarlo.— dije esquivando su mirada por un momento —Pero lo único que Sasuke desea en esta vida es la venganza de su clan.— dije mirando a mi padre —Y me dejo claro muchas veces que para eso necesita poder y eso es lo que Orochimaru le ofrece, poder para lograr lo que sea.— dije entristeciendome
—¿Eso es lo que más desea en la vida?— dijo Temari sorprendida —¿Aunque lo mate?— preguntó
—Eso es lo que más desea en la vida, más que tener una vida propia.— dije pensando en mis palabras
—¿Estás completamente segura de eso?— preguntó mi madre preocupada
—La última vez que nos vimos me dijo que.— dije mirando el techo por un segundo para estar completamente segura de que podría decir las siguientes palabras sin titubear —Él me dijo que ya no tenia futuro porque estaba condenado a seguir el camino de su pasado.— dije y sentí como mis labios temblaban
—Eso es horrible.— dijo mi madre —Es solo un joven y cree que su existencia está condenada.— dijo mirando a mi padre
—¿Qué sucedió después?— preguntó el Kazekage
—Un escuadrón de un Chuunin y cinco gennin lo seguimos hasta la frontera entre la tierra del fuego y la tierra del arroz.— dije recordando —Lo escoltaba un grupo que se hacían llamar los cuatro del sonido.- dije
—He oído hablar de ellos, entiendo que Konoha esté falto de elementos pero mandar un grupo de gennin y dos de ellos jinchuurikis.- dijo mi padre mirándome desesperado —Podrían habernos pedido ayuda, si les pasara algo yo.—dijo
—No había manera, Sasuke se alejaba minuto a minuto y todos nos comprometimos devotamente a ir tras de él aún a costa de nuestras vidas.— dije mirándolo con firmeza
—¿Y qué pasó?—preguntó mi madre mirándome con una mezcla de preocupación y curiosidad
—Uno a uno mis camaradas fueron cayendo, deteniendo a cada uno de los cuatro del sonido con su propio esfuerzo individual.— dije entre dolida y orgullosa —Hasta que cuando mi hermano y yo alcanzamos a Sasuke, intentamos hacerlo reaccionar de un modo u otro.— dije haciendo gestos desesperados con las manos —Pero no hubo manera y comenzaron a pelearse.— dije recordando el puñetazo que ambos se dieron cuando hicieron sonar ese impresionante estruendo
—¿Tú no peleaste?— preguntó Temari
—Me vi obligada a hacerlo cuando mi hermano estuvo a punto de recibir un golpe demasiado poderoso, después perdí la conciencia.— mentí mirándolos a todos intentando distinguir si me creían pero así pareció ser —Mi hermano estuvo a punto de vencerlo cuando uno de los subordinados más poderosos de Orochimaru, un hombre de cabellos blancos y ojos jade, se unió a la batalla y finalmente mi hermano perdió.-— dije mientras los recuerdos pasaban frente a mis ojos como una imagen vivida, y de nuevo, volvía a estar ahí.
—¿Y luego?— preguntó Temari
—El hombre estaba decidido a acabar con nuestras vidas.— dije y mire a mi madre al borde del llanto —Pero Sasuke lo amenazo para que nos dejara en paz y se quedó con nosotros hasta que alguien venía en nuestra ayuda.— dije intentando que Sasuke sonara mejor ante mis padres
Nos quedamos en silencio mientras todos pensaban en lo que me había pasado hasta que Kankuro se levantó de su asiento con una mirada encendida.
—¡Eso no es justificante!- gritó Kankuro mirándome —¡Ese bastardo traidor ni siquiera merece llamarse a sí mismo un hombre, mucho menos un Shinobi!— gritó enojado —¡Cómo pueden haber arriesgado sus vidas por alguien cuya existencia es basura, un simple estorbo sin padres que le dijeran como ser algo que no fuera escoria!— gritó mirándome, no pude soportarlo más y me puse de pie también
—¡Cállate!— le grite volviendo mis manos en puños para no golpearlo —¡Tú no sabes hasta dónde puede llevarte la soledad! ¿Como podrías saberlo? ¡Tú no sabes lo que es no tener padres!— grite.
Estuve a punto de dejarme llevar y darle un golpe directo en la mandíbula pero solo logre enterrarme las uñas tan fuerte que logre hacerme sangrar las palmas de las manos. Salí corriendo de la sala intentando no tocar nada para no mancharlo.
—No es lo que quería decir.— se disculpó Kankuro —Lo siento mucho Naruko, no estaba pensando.— se disculpaba mientras me seguía hasta salir de la sala
No le conteste una palabra más por miedo a perder mi frágil autocontrol y seguí corriendo hasta llegar a mi cuarto, cerré la puerta con mucha fuerza haciendo que sonara por toda la casa y subí a mi cama. Estaba furiosa ¿Cómo podía hablar así de Sasuke? Kankuro siempre había tenido una vida fácil, en cuanto decidió ser marionetista el Kazekage le consiguió las mejores marionetas, en cuanto Temari decidió dedicarse a los jutsus de aire el Kazekage le obsequió esa enorme arma que siempre cargaba consigo y logró enseñarle un par de valiosos jutsus de viento.
Sasuke no había tenía una vida tan fácil, lo único que tenía era un honor que proteger y un alto estándar que cumplir como legado de los Uchiha. Por más que me gustaría mentirme, no podría creerme mis propias mentiras y la verdad era que Sasuke, aún en su ausencia, era la luz de mi vida, era lo primero que pensaba por las mañanas y lo último en que lograba recordar por las noches, sus ojos Rubí eran los que constantemente iluminaban mis sueños y alumbraban mis pesadillas, el era ese pequeño pensamiento que siempre surgía al tener un segundo libre, el era el causante de mis alegrías y de mis más dolorosas heridas.
Y en la soledad de mi cuarto, en la oscuridad de la noche en el desierto, una lágrima recorrió mis mejillas porque finalmente quedó claro: Sasuke era mi obsesión desde que me había dejado, porque cada mañana nacía con el recuerdo de sus besos y cada noche moría con el dolor de su partida.
