Capítulo 3 – El tren infinito

La visión de Dusk se había apagado. Sin darse cuenta había caído en un profundo sueño, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor. En su mente, Dusk flotaba en una biblioteca gigante mientras leía sus libros favoritos, uno de sus sueños más recurrentes. Y tan inmerso estaba en esa lectura imaginaria, que Dusk hubiera seguido disfrutando de ese bello sueño si no hubiera sido por un extraño grito que lo sacó de sus fantasías.

"¡DUSK! ¡RESPONDE!" Se escuchó el grito de Spike resonando en su mente, causando que el unicornio lavanda finalmente despertara.

"¿Spike?" Dijo Dusk confundido, levantándose y mirando hacia todos lados, sin encontrar a su pequeño hermano.

Al ver a su alrededor, Dusk quedó aún más confundido al ver que estaba sobre su antigua cama, en la que había sido su habitación en Canterlot. Entonces lentamente Dusk recordó que había llegado allí con Sunset Shimmer, y luego… ¿Se había quedado dormido?

Mientras miraba hacia todas partes, intentando entender lo ocurrido, Dusk se sorprendió al ver cuatro pergaminos sobre la cama. Entonces los abrió y se sorprendió al ver que eran de Spike.

Cada uno de los pergaminos había sido escrito muy rápidamente, explicando como Sunset había llegado a Ponyville y había manipulado a Fluttershy, Applejack, Rarity y Pinkie Pie para hacerlas sentirse mal consigo mismas. Mientras más leía Dusk, más entendía lo que sucedía y más se enojaba.

"¡Sunset usó un hechizo para dormirme!" Dijo Dusk furioso, golpeando enojado la cama al recordar finalmente lo que había sucedido aquella mañana.

Lo último que podía recordar Dusk era cómo Sunset le había pedido conocer a sus amigas sin que él estuviera presente, a lo que Dusk se había negado. Entonces ella se le había acercado y lo había hechizado sin que se diera cuenta.

"¡Agh! ¿¡Cómo pude confiar en ella de nuevo!? ¿¡Qué clase de amiga usaría un hechizo para dormir a su amigo!?" Dijo Dusk pensando en voz alta y golpeando su cara con un casco. Entonces, por alguna razón, recordó la vez que justamente él había hecho eso mismo con sus amigas la vez que iban a enfrentar a Nightmare Moon. Aquello hizo que Dusk se enojara aún más, no con Sunset, sino consigo mismo, al darse cuenta de lo hipócrita que podía ser. "¡Basta! ¡No es lo mismo! ¡No intentes justificarla!" Agregó Dusk enojado consigo mismo, negando que una parte de él siguiera esperando que Sunset fuera una buena amiga.

Decidido a no perder más tiempo, Dusk se levantó rápidamente de la cama y corrió hacia la puerta, listo para ir a Ponyville a enfrentar a Sunset. Sin embargo, en cuanto Dusk puso un casco sobre el pomo de la puerta, se detuvo, miró hacia atrás, y fue hasta el escritorio que allí había.

"En todo lo que me demoraré en tomar el tren y llegar a Ponyville, Sunset puede decirle muchas más cosas malas a mis amigas…" Pensó Dusk con una mirada determinada, levitando las cartas que Spike le había enviado y comenzando a escribir una respuesta que motivara a sus amigas. "Sunset puede engañarlas y decirles que son unas inútiles. Pero eso no es cierto, ustedes son mil veces más brillantes y especiales que ella… Espero que esto se los recuerde hasta que vuelva a Ponyville." Pensó Dusk terminando su carta y enviándola mágicamente a Spike.

Luego de enviar la carta, Dusk se levantó del escritorio y rápidamente se acercó a la puerta de nuevo. Sin embargo, se detuvo al escuchar que alguien golpeaba la puerta. Entonces Dusk la abrió y se sorprendió al ver que era la mayordomo de la princesa Celestia, Sweet Creme.

"La princesa Celestia solicita su presencia en el castillo, joven Dusk." Dijo la mayordomo de melena azul, de forma muy ceremoniosa.

"¿La princesa sabía que yo estaba acá?" Preguntó Dusk sorprendido.

"Ella lo sabe todo." Respondió Sweet Creme entrecerrando sus ojos, pues sentía casi como una ofensa que alguien insinuara que la princesa no sabía algo.

Repentinamente pareció que Sweet Creme recordó algo y miró con cuidado detrás de Dusk, como si esperara encontrar a alguien más.

"¿Sunset Shimmer no está contigo?" Preguntó Sweet Creme, intentando ocultar su preocupación.

"No, ella no está. Ella…" Respondió Dusk, recordando nuevamente que Sunset estaba con sus amigas. Y aunque quería tomar el primer tren a Ponyville, ahora debía de ir al castillo antes de poder irse. "No importa. De prisa, vamos con la princesa. Si solicita mi presencia, debe ser por algo importante." Agregó Dusk rápidamente, cerrando la puerta de la torre y caminando rápidamente para ir pronto con la princesa y volver aún más pronto con sus amigas.

Al ver que Dusk se apresuró, Sweet Creme también se apuró y caminó junto a Dusk, recordando que su princesa le había pedido que lo escoltara hasta el castillo. Mientras caminaban, Dusk repentinamente abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta de algo.

"¿Cómo sabías que Sunset podía estar conmigo? ¿Sabías que ella volvió a Canterlot?" Preguntó Dusk, mirando intrigado a la mayordomo.

Ante la mirada inquisitiva de Dusk, Sweet Creme desvió la mirada y luego apretó sus labios nerviosa.

"Ella apareció la noche de la Gran Gala, justo cuando tú y la princesa desaparecieron." Dijo Sweet Creme con una mirada apenada. "Ella… me obligó a decirle dónde podían estar tú y la princesa."

Al escuchar aquello, Dusk disminuyó su ritmo de caminar y abrió lentamente sus ojos al percatarse de algo importante.

"¿¡Sunset sabía lo que sucedió entre mis amigas y yo en la Gran Gala!?" Preguntó Dusk, mirando preocupado a la mayordomo.

"Yo… yo no se lo dije." Respondió Sweet Creme un poco asustada, luego ella puso una mirada pensativa y preocupada al recordar lo sucedido. "No se lo dije, pero… quizás ella escuchó cuando le conté a la princesa lo sucedido… Tengo la impresión que ella ya lo sabía cuando habló conmigo. Ella estaba muy decidida a reunirse contigo esa misma noche."

"Ella sabía sobre las declaraciones de amor de las chicas… ¡Y nos interrumpió a propósito!" Pensó Dusk enojado, y ahora más asustado al pensar que Sunset podía lastimar a sus amigas al burlarse de sus sentimientos.

"Ella siempre ha sido así… Engaña y manipula a todos, con tal de conseguir lo que quiere." Agregó Sweet Creme con una mirada de resentimiento, como si recordara algo de su pasado. Aquello llamó la atención de Dusk, quien solo entonces pensó en algo que no había pensado en años.

"Sweet Creme… ¿Recuerdas que hubo un tiempo en que tú, yo y Sweet Caramel nos reuníamos en el castillo a jugar? Siempre pensé que no me habían vuelto a llamar porque hice algo malo, pero… ¿Había otro motivo oculto?" Preguntó Dusk con algo de tristeza, algo que tomo completamente por sorpresa a la joven mayordomo.

Pese a la mirada de Dusk, Sweet Creme ignoró a Dusk y simplemente siguió caminando. Entonces Dusk la detuvo y la miró con una mirada suplicante.

"Sweet Creme, necesito saber si Sunset hizo algo para alejarlas de mí aquella vez. No puedo volver a confiar en Sunset, y para eso, necesito saber todo lo malo que ella hizo en el pasado, para no volver a caer en sus trampas ahora en el presente." Dijo Dusk con una triste mirada.

La joven mayordomo miró asustada a Dusk, luego cerró sus ojos con fuerza mientras seguía indecisa. Ella tenía un secreto que la princesa Celestia no podía saber, y Dusk era demasiado cercano a la princesa, no podía arriesgarse a contárselo. Sin embargo, Sweet Creme entendió que ella le debía algo a Dusk luego de lo que ella y su hermana le habían hecho la noche anterior en la Gran Gala. Entonces ella suspiró y lo miró seriamente.

"Debes… Debes prometer no contárselo jamás a la princesa." Dijo Sweet Creme con una mirada de culpa, a lo que Dusk asintió. Entonces Sweet Creme comenzó con su historia.

"Aquel día tú llevaste a Sunset al castillo, y los cuatro jugamos y nos divertimos juntos. Nada nos hizo sospechar ni a mí ni a mi hermana de la verdadera personalidad de Sunset. Entonces, luego que nos despedimos, Sunset volvió al castillo diciendo que quería pasar un rato más jugando con nosotras. Las tres fuimos hasta la habitación de nuestro abuelo, que era donde nos alojábamos mientras recibíamos nuestro entrenamiento. Sin embargo, Sunset insistió en hacer algo más divertido, más atrevido… Así que nos convenció de ir a la habitación de la princesa. Su majestad no estaba allí, ya que estaba tomando un baño, pero aún así, mi hermana y yo estábamos muertas de miedo por entrar sin permiso, pero Sunset entró sin problemas y nos insistió en que también entráramos."

"Sí… Ella suele ser muy persuasiva." Dijo Dusk, desviando la mirada con rencor.

"Una vez que entramos en la habitación, estuvimos solo unos cuantos segundos, hasta que escuchamos un ruido y todas escapamos. Las tres corrimos a escondernos en la habitación del abuelo… Fue solo entonces que nos dimos cuenta que Sunset había traído consigo la corona de la princesa." Dijo Sweet Creme con una mirada de culpa mientras recordaba aquello. "Caramel y yo estábamos aterradas, pero Sunset se puso la corona y se puso a jugar, fingiendo que ella era una reina. Mientras Sunset más jugaba, menos miedo teníamos, pues ella contagiaba esa seguridad, tanto que incluso mi hermana y yo también nos pusimos por un momento la corona para imaginarnos lo que se sentiría ser una princesa… Tan distraídas estábamos en nuestras fantasías, que saltamos del susto al escuchar que alguien golpeaba la puerta. Era uno de los guardias, que estaba en busca de la corona. Con el susto, ninguna de las tres sabíamos quién había tenido la corona al final, y no la veíamos por ninguna parte, lo que pensamos que era una suerte, ya que el guardia tampoco nos vio usando la corona. Entonces el abuelo Kibitz nos llamó y nos pidió salir del castillo mientras los guardias buscaban la corona perdida; sin embargo, antes de irnos, Sunset se acercó a un guardia y le dijo que debería buscar la corona en la habitación del abuelo Kibitz. Caramel y yo estábamos horrorizadas que Sunset nos delatara, sin embargo, ninguna había podido encontrar la corona luego que el guardia nos sorprendiera, por lo que pensamos que aunque buscaran de nuevo, no podrían encontrarla. Pero…"

"La corona estaba allí." Dijo Dusk, adivinando el truco de Sunset.

"Cuando el guardia nos sorprendió la primera vez, fue como si la corona hubiera desaparecido. Sin embargo, cuando fueron a revisar la segunda vez, luego que Sunset les dijera, la corona estaba en medio de la habitación, ¡A plena vista!" Continuó Sweet Creme contando la historia. "Al ver que la corona estaba en su habitación, el abuelo Kibitz nos miró a mí y a mi hermana con una mirada de profunda decepción. Luego… él se culpó a sí mismo y dijo que él la había sacado."

"Al día siguiente, se realizó una pequeña ceremonia en la que se anunciaba que mi abuelo Kibitz renunciaba a su cargo como mayordomo real… Con mi hermana sabíamos que nuestro abuelo amaba su trabajo y él jamás renunciaría, así que lo más seguro era que lo hacía luego de culparse por haber robado la corona de la princesa. Intentamos hablar con nuestro abuelo, pero él se negó a hablar del tema, solo nos dijo que prometiéramos nunca más hacer algo tan tonto y siempre serle fieles a las princesas. Sin embargo, a pesar de lo que nos pidió el abuelo, con mi hermana estábamos decididas a decir la verdad, hasta que Sunset, quien había estado en la ceremonia de despedida junto al archimago, se nos acercó. Ella nos dijo que ya habían expulsado a nuestro abuelo, y si nosotras decíamos la verdad, también nos expulsarían de los mayordomos reales, y que… nosotras acabaríamos con el gran legado de mayordomos que tiene nuestra familia. Solo tuvo que decir eso para convencernos de no decirle a nadie la verdad. Sin embargo, eso no le bastó a Sunset. Luego de convencernos, ella dijo que lo había pensado mejor y que era su deber acusarnos a nosotras dos para que la princesa no tuviera de mayordomos a unas ladronas. Entonces Caramel y yo le rogamos que no le contara a nadie la verdad… Aún recuerdo la sonrisa que Sunset puso al saber que se había salido con la suya… Ella nos dijo que no le contaría a nadie lo del robo de la corona, si nosotras… prometíamos no volver a verte nunca más. Por eso fue… que nos alejamos de ti."

"Pero… ¡Todo fue culpa de Sunset! ¡Ella sacó la corona! ¡Ella las inculpó!" Dijo Dusk molesto y sorprendido por que la mayordomo no quisiera contarle la verdad a la princesa.

"No tenemos como probarlo. Además, te olvidas de algo importante…" Dijo Sweet Creme, mirando seriamente a Dusk. "Nosotras somos mayordomos reales. No somos cualquier pony. No importa que mi hermana y yo no hubiéramos tomado la corona de la habitación de la princesa. Nosotras permitimos que Sunset lo hiciera, y eso manchará por siempre nuestra honra como mayordomos… Al igual que la culpa que sentimos por hacer que nuestro abuelo se tuviera que retirar por nuestra culpa."

Al escuchar las palabras de Sweet Creme, Dusk bajó su vista y volvió a molestarse al comprobar lo manipuladora que había sido Sunset. Había usado la lealtad que sentían las gemelas Sweet por mantener en alto el honor de su familia, para hacer que ellas se alejaran de él. Aquello le recordó a Dusk que, tal como escribiera Spike en sus cartas, Sunset parecía estar haciendo lo mismo con sus amigas en Ponyville… ¡Fuera lo que fuera que le pidiera la princesa, debía hacerlo rápido, y volver pronto a Ponyville! ¡Antes que Sunset le hiciera algo irremediable a sus amigas!

Finalmente Sweet Creme y Dusk Shine llegaron al castillo, en específico, al jardín del palacio, en donde Celestia había dicho que lo esperaría.

"Gracias por acompañarme… Y por decirme tu secreto." Dijo Dusk Shine una vez llegaron al jardín del palacio, viendo que Sweet Creme se retiraba. "Yo… Lamento que no hubiéramos podido ser amigos de potrillos."

"Yo… también lo lamento." Dijo Sweet Creme con una triste mirada. "Y también lamento lo sucedido en la Gala. No quería interrumpir esos importantes momentos entre tú y tus amigas, pero la princesa creía que era lo mejor para ti." Agregó Sweet Creme, volteándose y retirándose del jardín.

"¿Qué? Espera… ¿¡La Princesa Celestia te pidió que interrumpieras las declaraciones de mis amigas!?" Preguntó Dusk, sorprendido ante aquella nueva revelación.

"No, yo no fui quien le dio esa orden a Sweet Creme." Dijo repentinamente Celestia, caminando por el jardín, haciendo que Dusk se sorprendiera al verla. "Quisiera hablar de eso, pero ahora mismo hay asuntos más urgentes que atender." Agregó Celestia con una mirada seria, algo que inmediatamente puso en alerta a Dusk sobre la gravedad del asunto.

"E-Estoy a sus órdenes, princesa." Dijo Dusk con una pequeña reverencia, anticipando que la princesa lo había llamado allí por algo muy urgente.

"Extraños fenómenos han empezado a ocurrir en toda Equestria. Cambios con el clima, desapariciones, magia descontrolada… Al parecer todo esto empezó en las costas más alejadas de Equestria, pero cada vez los extraños fenómenos se acercan más hacia el corazón de Equestria." Dijo Celestia con un semblante serio mientras caminaba por el jardín, haciendo que Dusk la acompañara. "No sé qué puede estar ocurriendo, si es algún enemigo extranjero que está invadiendo, o algún ser mágico que nos ataca. Así que envíe a Luna a investigar la costa Oeste en Vanhoover, y a Cadance a investigar la costa Este en Manehattan. Sin embargo, temo que pronto yo también tendré que partir para investigar otras posibles… fuentes de los ataques."

"Otras posibles fuentes… ¿¡Piensa ir al Tártaro!?" Dijo Dusk asustado, adivinando que la princesa pensaba ir al lugar más peligroso de toda Equestria.

"Hay grandes males que permanecen encerrados allí, y debo comprobar que nada ha escapado de allí." Dijo Celestia, mirando con una mirada tranquilizadora a su fiel estudiante para que no se preocupara. "Al irme, no puedo dejar desprotegida la capital del reino, así que dejaré Canterlot a tu cuidado, Dusk." Agregó Celestia con una pequeña sonrisa, que se contraponía perfectamente con la cara de miedo y asombro de Dusk.

"¿¡Quiere que yo me encargue de proteger Canterlot en su ausencia!?" Dijo Dusk impactado.

"El comandante y los capitanes de la guardia real acompañaron a Luna y Cadance a vigilar las costas, así que en términos de poder y habilidad mágica, no hay nadie más apto para proteger la capital en mi ausencia que tú, Dusk." Dijo Celestia con una cariñosa sonrisa. "Oficialmente Canterlot estará bajo la protección del Príncipe Blueblood, pero ambos sabemos que él no podrá… responder adecuadamente si alguien llegase a atacar la capital." Agregó Celestia, tornando sus ojos hacia arriba, imaginándose a un ejército invadiendo Canterlot y a Blueblood corriendo de miedo.

"Pero yo… yo no podría…" Dijo Dusk nervioso, inseguro de la gran responsabilidad que la princesa pensaba dejar sobre él. Entonces Dusk abrió grande sus ojos al recordar que debía volver a Ponyville, y con esto que le pedía la princesa, él no podría salir de Canterlot quizás en varios días hasta que la princesa volviera. "Yo… Yo necesito volver a Ponyville."

"Si es por tus amigas, ya le envié una carta a Spike, pidiéndole que él y tus amigas vinieran a Canterlot para hacerte compañía en esta difícil labor." Dijo Celestia, adivinando lo que Dusk parecía estar pensando. "No sé cuánto tiempo estaré fuera, así que creo que lo mejor es que tú y tus amigas estén juntos. Además… seguramente Sunset Shimmer está en Ponyville planeando algo contra tus amigas, así que una vez ellas estén aquí, nadie podrá entrar al castillo, y tú y tus amigas podrán tener el tiempo suficiente para poder hablar a solas." Agregó la princesa sonriendo.

"¿¡Tú sabías que Sunset estaba en Ponyville!?" Dijo Dusk impactado.

"No, pero pensé que eso es lo que ella haría. Sunset es una yegua muy lista, pero ella no es la única que puede leer el movimiento de los demás ponies y adivinar lo que harán." Dijo Celestia con una pizca de orgullo, sonriéndole pícaramente a Dusk.

Al entender que Celestia se había tomado el tiempo para llamar a sus amigas y así ayudarlo a solucionar sus problemas sentimentales, Dusk suspiró sonriendo, agradecido de tener a una maestra tan atenta e inteligente como la princesa. Sin embargo, esa sonrisa de alivio se esfumo de la cara de Dusk al ver que repentinamente Celestia había dejado de caminar y miraba hacia el frente con una mirada aterrada. Entonces Dusk miró hacia donde Celestia miraba, pero no vio nada raro, solo un pedestal de roca roto en medio del jardín.

"¡Guardias!" Gritó Celestia asustada, corriendo hacia donde estaba el pedestal de roca roto.

En solo dos segundos, cinco guardias armados aparecieron velozmente al escuchar el llamado de su princesa, corriendo hacia donde ella estaba y rodeándola para protegerla, amenazando a Dusk con sus lanzas, ya que parecía que él era el único que estaba allí además de la princesa.

"Guardias, ¿¡Qué pasó con la estatua que estaba aquí!?" Preguntó Celestia muy asustada, haciendo que los guardias se preocuparan, ya que nunca la habían visto en ese estado.

"Eh... al parecer alguien rompió esa estatua en la Gran Gala del Galope, su majestad. El reporte matutino nos informó que algunos pequeños pedazos de roca habían sido encontrados junto al pedestal." Respondió uno de los guardias, recordando el reporte de aquella mañana.

El rostro de Celestia se puso más pálido de lo que ya era al escuchar aquello. Entonces Celestia miró hacia el cielo, en donde el Sol se mantenía en lo más alto, y solo entonces se dio cuenta que a esa hora del día el Sol debería estar más cerca del horizonte, ya que debía estar próximo a atardecer. Al percatarse de eso, Celestia activó velozmente su magia e intentó mover el Sol. Por varios segundos Celestia se concentró y aumentó su magia, pero por más que lo intentó, no logró mover el Sol.

"Lo sabía… aquella vez también empezó así… ¿¡Cómo no se me ocurrió que ÉL podía ser el causantes de este desastre!?" Susurró Celestia, hablando más consigo misma que con los demás, con una mirada muy asustada.

"¿Princesa?" Dijo Dusk preocupado, al ver a la princesa tan perdida en sus pensamientos.

"Cometí un error al enviar a Luna y Cadance tan lejos. El enemigo está más cerca de lo que pensábamos." Dijo Celestia mirando preocupada a Dusk y luego a sus guardias. "¡Guardias, prepárense! Montaremos defensa aquí en Canterlot."

"¡Sí princesa!" Dijeron los cinco guardias automáticamente. Ninguno de ellos sabía que pasaba, pero si era algo que asustaba a la mismísima princesa del Sol, significaba que era muy grave. Entonces los cinco guardias corrieron para avisar al resto de la guardia real.

"¿Ya no te irás de Canterlot?" Preguntó Dusk, aún muy confundido por todo lo que pasaba, y por lo que la princesa no le decía.

"Me quedaré aquí protegiendo la capital. Y tú ahora tienes una misión mucho más importante." Dijo Celestia acercándose a Dusk y mirándolo seriamente. "Debes volver inmediatamente a Ponyville y cuidar esos valiosos objetos que tienes contigo."

"¿Valiosos objetos? ¿Se refiere a los elemen-?" Dijo Dusk, sin alcanzar a terminar su frase, ya que Celestia puso rápidamente un casco en su boca para callarlo.

"No lo digas, Dusk. Hay oídos en todas partes, y el enemigo al que nos enfrentamos… Puede estar en cualquier parte." Dijo Celestia mirando con cuidado a Dusk. Luego, con el mismo casco con el que había callado a Dusk, Celestia lo movió para acariciar el rostro de su querido estudiante. "Debes tener cuidado Dusk, no puedo darte más detalles por ahora. Solo ve y cuida lo que acabo de pedirte… Pueden ser nuestra única esperanza contra el caos que se avecina."


Luego del pedido de la princesa, Dusk salió corriendo del castillo e inmediatamente fue hasta la estación de trenes, en donde le entregó al supervisor de la estación una carta firmada por la princesa, en donde indicaba que un tren debía partir inmediatamente a Ponyville. Sin reproches al ver el timbre de la princesa, el supervisor ordenó que el próximo tren que llegara fuese abordado por Dusk y se devolviese inmediatamente a Ponyville.

Mientras esperaba la llegada del tren, la curiosidad de Dusk lo mataba por saber a qué se enfrentaban. Pero más importante que su curiosidad, eran su lealtad y confianza en su maestra, y si la princesa decía que no podían hablar en voz alta y que el enemigo podía estar en cualquier parte, solo eso le bastaba a Dusk para seguir sin dudar las órdenes de su maestra.

Finalmente llegó un tren a la estación y Dusk se paró inmediatamente frente a una de las puertas, a esperar que todos los pasajeros bajaran para subir lo antes posible e ir hasta Ponyville. Pero esa impaciencia por subir al tren se desvaneció al ver que justamente del mismo tren al que pensaba subir, bajaban Spike y sus amigas, quienes al verse de frente, se quedaron congelados, como si ninguno de ellos se hubiera esperado encontrarse allí.

"Chicas… ¿Por qué están aquí?" Preguntó Dusk sorprendido, luego del impacto de ver allí a sus amigas, dado que no se habían visto desde la noche de la Gran Gala.

"Eh… la princesa nos envió una carta, pidiéndonos venir a Canterlot." Dijo Spike levantando una ceja confundido al ver que ninguna de las yeguas había respondido la pregunta de Dusk.

Solo entonces Dusk recordó que la princesa le había dicho que había llamado a sus amigas, antes de descubrir que el enemigo que atacaba Equestria parecía estar ya en el corazón del reino.

El silbato del tren sonó, anunciando la partida de emergencia del tren con destino Ponyville. Entonces Dusk miró asustado a sus amigas y las empujó de vuelta al tren.

"No hay tiempo de explicar, debemos volver inmediatamente a Ponyville." Dijo Dusk mientras el tren comenzaba a moverse, logrando subir justo antes que este empezara a moverse más rápido.

Una vez arriba del tren, Dusk suspiró aliviado. Sin embargo, ese alivio fue solo pasajero, pues solo le hizo falta levantar su cabeza para darse cuenta que por alguna razón el ambiente a su alrededor se sentía muy tenso, como si sus amigas no fueran capaz de verlo directamente a los ojos. Ninguna de ellas había mencionado palabra alguna, ni siquiera pese a que Dusk las había empujado para devolverse a Ponyville cuando acababan de llegar a Canterlot. Aquello definitivamente era preocupante, pero Dusk no podía estar seguro de cuál era la razón de esa actitud de sus amigas, si era por lo que Sunset les había dicho… O porque él las abandonó luego de la Gran Gala sin darles una respuesta a sus sentimientos.

"¡Es la primera vez que estamos solos desde que ellas se me declararon!" Pensó Dusk asustado, dándose cuenta de algo sumamente importante. Pero entonces Dusk recordó la cara de miedo de la princesa y la misión que le había encargado, lo que hizo que Dusk sacudiera su cabeza al darse cuenta que había cosas más importantes de las que preocuparse en ese momento.

"Chicas… Hay… Hay muchas cosas de las que tenemos que hablar, pero por ahora debemos concentrarnos en volver a Ponyville. La princesa nos dio una importante labor, y creo que…" Dijo Dusk, intentando hablar con tranquilidad, comenzando a intentar explicarles a sus amigas lo que había sucedido con la princesa y el peligro al que parecía estar expuesta toda Equestria. Sin embargo, todas las palabras de Dusk cayeron en oídos sordos.

"¿Qué pasaría si algún día a alguna de ustedes se le ocurre declararle su amor a Dusk? El pobre Dusk no sabría qué hacer ni qué decir si alguna de ustedes se enamorara de él." Fueron las palabras que Sunset había implantado en las mentes de las cinco yeguas. Palabras que hacían eco una y otra vez al darse cuenta que Dusk parecía seguir evadiendo el tema que tanto les importaba a ellas, dándole una vez más la razón a las crueles palabras de Sunset Shimmer.

Con eso en mente, las cinco yeguas mantuvieron unas miradas apagadas, y mientras Dusk seguía hablando, intentando explicarles la gravedad de la situación; las cinco yeguas simplemente se dieron la vuelta y se sentaron en los asientos del tren. Como si inconscientemente ninguna pudiera prestarle atención a las palabras de Dusk en ese momento, lo que hizo que Dusk se congelara al no entender su reacción.

"¿Qué sucede?" Susurró Dusk asustado, sin entender el comportamiento de sus amigas.

"Dales un minuto, creo que aún les duele lo que Sunset les dijo." Dijo Spike preocupado. Entonces él y Dusk se acercaron a unos asientos y se sentaron. Luego Spike comenzó a contarle a su hermano lo que había sucedido después que él enviara su última carta a Dusk.

"¿¡Hizo una Rainplosión Sónica!?" Gritó Dusk asombrado, tanto que un par de ponies que habían subido también a aquel vagón, se asustaron con el repentino grito. Sin embargo, ninguna de las amigas de Dusk, sentadas en los otros asientos, se inmutó con aquel grito. Parecía que cada una de ellas estaba perdida en sus propios pensamientos y preocupaciones.

"Sí, bueno, no fue tan buena como la original, pero sirvió para asustar a las chicas." Dijo Spike con una mirada preocupada, continuando con los hechos ocurridos posteriormente, con la llegada de la carta de Dusk y las palabras finales de Sunset.

"Lo sabía… Nunca debí permitir que Sunset volviera a mi vida." Dijo Dusk golpeándose el rostro con su casco luego que Spike terminara de contar lo sucedido.

Repentinamente el vagón del tren se oscureció e iluminó velozmente, como si la luz del sol pasara a través de una valla que lo ocultaba y los dejaba ver velozmente. Y sin aviso, la luz que empezó a iluminar fugazmente el tren cambió rápidamente de color luego de oscurecerse, haciendo que el vagón se oscureciera e iluminara de forma multicolor velozmente. Aquel fenómeno duró solo unos cuantos segundos, y luego el tren quedó iluminado normalmente, tal como había estado antes de esa peculiar luz.

"¿Qué fue eso?" Dijo Dusk confundido, mirando a su lado y asustándose al ver que Spike ya no estaba allí. "¿¡Spike!?" Gritó Dusk mirando hacia todos lados. Entonces él se puso de pie y miró hacia atrás, en donde vio que solo él y sus cinco amigas seguían en el vagón. Tanto Spike como los demás pasajeros habían desaparecido.

"Me deshice de los personajes secundarios para darle la importancia que se merecen a los verdaderos protagonistas de esta historia." Dijo repentinamente una profunda voz masculina, que resonó en todo el vagón, poniendo en alerta a los seis ponies que quedaban dentro de aquel vagón.

Inmediatamente Dusk corrió al centro del carruaje, en donde sus amigas se reunieron con él, entendiendo rápidamente que algo extraño y potencialmente peligroso estaba ocurriendo, y que necesitaban estar unidos pese a todas las inseguridades que sintieran en ese momento.

"¿¡Quién eres!?" Gritó Dusk mirando hacia el techo del salón, iluminando su cuerno para poder defenderse de cualquier magia que lo atacara a él o a sus amigas por sorpresa.

"¿Quién soy yo se preguntan?" Dijo la misteriosa voz, con un tono de burla. "Pues…" Repentinamente cayó una cortina roja en la parte del frente del vagón, luego empezó a sonar una música muy parecida a una caja musical, el telón rojo se levantó y dejo ver que ahora había una variedad de marionetas de ponies, todas moviéndose y bailando mecánicamente al son de la música, mientras cantaban una canción…

"¡Jiji, Jaja, Jojojo!

Él es Discord, él es Discord, el mejor señor del caos.

Él es Discord, él es Discord, todo el mundo grita, ¡Sí!

Modesto, hábil y genial, apenas se contiene.

Con tanto caos para dar que no puede contenerse, contenerse. ¡Contener! ¡Contener! ¡Contener!

¡Jiji, Jaja, Jojojo!

Él es Discord, él es Discord, es el que tú vas a conocer.

Él es Discord, él es Discord, el genio que no podrás vencer.

De los draconequus el mejor es, el más genial que tú podrás ver.

¡El gran Discord ya está aquí!"

Justo cuando la música terminaba, un gran trono se elevaba entremedio de las marionetas, sin embargo, no había nadie sentado en dicho trono.

Ante la extraña y bizarra imagen que acababan de ver, los seis ponies se quedaron desconcertados, sin saber qué había sido todo ese extraño espectáculo y de dónde había salido. Solo Pinkie Pie parecía estar un poco más divertida que sus demás amigos por aquella loca presentación, pero a pesar de eso, también guardó silencio. No fue hasta que unos aplausos se escucharon en la parte de atrás del vagón, que los seis ponies parecieron despertar de su incredulidad.

"¡Bravo! ¡Eso fue magnífico! Me preocupaba que fuera algo exagerado el show, aunque quizás hubiera sido mejor si hubiera terminado con un gran incendio." Dijo sentado en los últimos asientos del vagón un enorme draconequus, una criatura que casi todos los ponies desconocían, excepto Dusk, que en algún momento de sus estudios, había leído acerca de esas extrañas y poderosas criaturas, pero que hasta ese momento, pensó que eran solo un mito. La extraña criatura además vestía un sombrero de copa, unas extrañas, enormes y redondas gafas oscuras, y una larga chaqueta color rojo.

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"¿¡Quién eres!?" Preguntó Dusk dando un paso hacia adelante para proteger a sus amigas.

"¿¡Es en serio!? ¿¡Qué acaso no escuchaste la canción!?" Dijo Discord alzando sus cejas y fingiendo sentirse indignado, tronando sus dedos y deshaciéndose de su extraño atuendo. "Yo, querido Dusk, soy Discord, el señor del caos." Agregó el draconequus, levantándose de su asiento y alzando sus garras para que los seis ponies vieran su portentosa y magnífica figura.

"¿¡El señor del caos!?" Repitió Dusk asustado, no reconociendo el nombre de Discord, pero si reconociendo aquel título.

En sus clases de historia antigua de Equestria, se contaba una antigua leyenda sobre un extraño ser llamado el señor del caos, que había traído la confusión y destrucción a Equestria, hasta que había sido detenido por las hermanas alicornios y los seres más poderosos de la antigua alianza Equestre.

"¡Este es el ser al que le temía la princesa! ¡Debemos huir ahora mismo! ¡No tenemos oportunidad de vencerlo sin los elementos de la armonía!" Pensó Dusk aterrado, entendiendo la gravedad de la situación. Pues si se había requerido de varios poderosos seres mágicos para derrotar a ese ser del caos hacía mil años, quizás ni siquiera los elementos de la armonía serían suficienteS para vencerlo esta vez.

"Oh, no servirá de nada teletransportarte lejos de aquí." Dijo Discord sonriendo al ver que el cuerno de Dusk se iluminaba intentando usar su magia, sin conseguirlo. "Dale un vistazo afuera." Agregó Discord apuntando una de sus garras hacia una de las ventanas del vagón.

Sin poder evitar mirar hacia donde apuntaba Discord, los seis ponies quedaron en shock al ver lo que había tras las ventanas. Al parecer ya no se encontraban en las vías del tren, ¡Ni siquiera en la tierra! Lo único que podían ver afuera era un espacio oscuro lleno de estrellas, como si el tren estuviera andando por el espacio sideral.

"¿Les gusta? ¡Bienvenidos al Tren Infinito!" Dijo Discord con alegría, esta vez vistiendo un traje de maquinista de tren. Entonces el draconequus se estiró hacia la cuarta pared del vagón, levantando una ceja. "Con tantas referencias en esta historia, más vale que el autor esté pagando derechos de autor." Susurró Discord, hablándole a un público invisible.

"Dusk… ¿Qué hacemos?" Preguntó Fluttershy aterrada, acercándose a Dusk temblando luego de ver que parecían estar flotando en el espacio.

"Permanezcan juntas." Susurró Dusk mirando rápidamente a todas sus amigas, sin saber qué hacer ante tanta demostración de poder por parte del señor del caos, pero sabiendo que fuera lo que fuera que enfrentasen, eran más fuertes si los seis estaban juntos.

"Lo siento, este es mi tren, así que deben seguir mis reglas." Dijo Discord sonriendo perversamente y alzando una de sus garras para chasquear sus dedos. "Y la regla de este tren es: solo un pasajero por vagón." Entonces Discord chasqueó sus dedos y un gran destello los cegó a todos por un segundo.

Lo siguiente que supo Applejack fue que ella estaba sola en el vagón, aunque no estaba segura si aquel era el mismo vagón en el que había estado hacía un segundo atrás.

"¿Dusk? ¿Chicas?" Dijo Applejack mirando hacia todos lados, sin obtener respuesta alguna.

Al comprobar que estaba sola, Applejack sintió miedo de lo que pudiera haberle ocurrido a sus amigas. Sin embargo, antes que el miedo la invadiera, ella cerró sus ojos y se tranquilizó, sabiendo que nada conseguiría entrando en pánico. Luego se acercó hacia la puerta frontal del vagón, pensando que si sus amigas no estaban en ese vagón, quizás estuvieran en otro.

Justo antes que Applejack abriera la puerta del vagón, sin que se diera cuenta, la garra de Discord apareció al lado de su cabeza y movió sus dedos, lanzando un extraño hechizo, que hizo que los ojos de Applejack giraran al entrar en un trance.

"Qué curioso, pensé que iba a tener que buscar más a fondo para encontrar tus miedos. Pero al parecer alguien ya lo hizo por mí." Susurró la voz de Discord justo cuando su garra desaparecía y la conciencia de Applejack volvía.

En cuanto Applejack abrió la puerta y pasó al siguiente vagón, se sorprendió al ver que ya no estaba en un vagón de tren, sino en un enorme jardín en medio de la noche, el cual le tomó un segundo a Applejack darse cuenta que era el jardín del castillo real, en donde ella había estado la noche anterior en la Gran Gala del Galope.

"¿¡Qué corrales es esto!?" Dijo Applejack confundida, mirando hacia atrás para ver la puerta por donde había ingresado, sin embargo, esta había desaparecido.

Entonces Applejack vio que tras ella solo estaban los muros del castillo, en donde los ponies disfrutaban de la Gala como si nada extraño hubiera pasado. Y no solo eso, Applejack se percató que vestía su vestido de gala, lo que la dejó aún más perpleja.

"¿Applejack?" Dijo detrás de Applejack una voz que ella bien conocía.

Al darse vuelta, Applejack vio que allí estaba Dusk, vistiendo su traje de gala. Todo estaba exactamente igual a como ellos habían estado la noche de la gala, justo en el momento en que…

"Dusk… Yo te amo." Dijo Applejack involuntariamente, como si su boca se hubiera movido por si sola.

Esas palabras bastaron para que el corazón de Applejack se acelerara y olvidara lo que había ocurrido minutos antes, al creer que estaba en un tren. Nada de eso había ocurrido realmente, ella había vuelto a ese importante momento de su vida, todo era exactamente igual, pero esta vez, nadie los interrumpiría.

Al escuchar las palabras de Applejack, Dusk se sonrojó y desvió la mirada nervioso.

"Applejack, yo… yo tengo que ser honesto contigo, como tú siempre lo eres conmigo. Yo… no te veo más que como una amiga." Respondió Dusk, mirando con una mirada triste a Applejack.

"Eh… Oh… Yo… Yo lo entiendo… E-Está bien…" Dijo lentamente Applejack, bajando su mirada y sintiendo como se le partía el corazón. "N-Nosotros somos amigos… No debí confundir las cosas…" Tartamudeó Applejack, intentando ser fuerte, pero sintiéndose desolada y avergonzada.

"Te lo dije, que siempre te diré la verdad." Dijo Dusk, acercándose un poco más a Applejack. "Yo soy un unicornio de Canterlot, tú solo una yegua de campo, ¿Cómo creíste que podríamos hacer una buena pareja?"

"S-Sí… F-Fue muy tonto creerlo, jeje…" Dijo Applejack intentando reír para ocultar su dolor al escuchar esas palabras. Ella sabía que el hecho que Dusk la rechazara era una posibilidad, pero nunca se imaginó que dolería tanto.

"¿¡Cómo es que confundiste así nuestra amistad!? ¿Qué dirían mis padres si llevara a una pony de tierra con tu acento y dijera que es mi novia? ¡Les daría un infarto!" Dijo Dusk riéndose ante tal absurda idea.

"Por favor… ya basta." Susurró Applejack, no pudiendo evitar cerrar sus ojos y soltar unas lágrimas al escuchar todas esas palabras de parte de Dusk.

"¡Pero es la verdad! ¡Tú me lo enseñaste! ¡Siempre ser honesto!" Dijo Dusk mirando fijamente a Applejack. "¿Qué pensabas? ¿Que dejaría mis estudios, me casaría contigo y me convertiría en un pony granjero?"

"Por favor…" Rogó Applejack llorando, sabiendo que todo eso era verdad, pero aún así, no quería escucharlo.

"Una yegua sin modales, ni estudios, no habla bien, le gusta ensuciarse, y solo sabe hablar de manzanas… Podría estar con cualquiera de las chicas, pero ser tu novio… ¡Eso sería ridículo!" Dijo Dusk con una mirada de disgusto.

"¡Ya basta!" Gritó Applejack llorando, sin poder soportar más la cruel verdad.

"Sí, ¡Sí! Basta de tanta honestidad." Dijo sorpresivamente Discord, apareciendo sobre Applejack mientras esta lloraba y tocándola con una de sus garras, causando que los ojos de Applejack giraran y su pelaje perdiera un poco de su color, señal de una mente manipulada.

Mientras tanto, en otro de los vagones, algo muy similar había sucedido con Fluttershy. Ella se asustó a más no poder al ver que estaba sola en ese tenebroso tren espacial, pero luego de entender que sus amigas podían estar en peligro, Fluttershy se acercó a la puerta para ir al siguiente vagón. En ese momento la garra de Discord actuó sobre la mente de Fluttershy para buscar sus temores, antes que Fluttershy entrara al siguiente vagón.

Tal como con Applejack, al atravesar la puerta, Fluttershy apareció en otro lugar muy diferente al que había esperado, en la conocida pastelería de Ponyville, Sugarcube Corner. Al darse cuenta de eso, Fluttershy saltó de la impresión y miró hacia atrás, dándose cuenta que la puerta que había atravesado había desaparecido.

"¿Qué pasa Fluttershy? Te ves asustada." Dijo Pinkie Pie repentinamente, acercándose a Fluttershy al ver que ella permanecía estática en medio del salón.

"¡Ja! Eso no es algo nuevo, ¡Ella siempre luce asustada por algo!" Dijo Rainbow Dash riéndose juguetonamente mientras comía pastel en una mesa junto a sus demás amigas.

"¡Chicas!" Gritó Fluttershy feliz de encontrar a sus amigas, corriendo hacia donde estaban. "¿¡Qué pasó!? Lo último que recuerdo es que estábamos en un tren y luego esa extraña criatura las hizo desaparecer.

"¿Extraña criatura?" Preguntó Applejack confundida. "¿No habrás tenido alguna pesadilla?"

"Quizás yo soy la extraña criatura." Dijo repentinamente Dusk, entrando a la pastelería y dándole un pequeño beso en la mejilla a Fluttershy, causando que la pegaso amarilla se sonrojara completamente. "Te adelantaste. Pensé que ahora que eres mi novia, querrías llegar a las fiestas siempre juntos, como hacen las parejas."

"¿T-T-Tú novia?" Tartamudeó Fluttershy, sintiendo que su cerebro se negaba a aceptar lo que acababa de escuchar. Sonrojándose completamente al pronunciar esas palabras.

"Sí… No es necesario que nos lo restriegues en la cara, cariño." Dijo Rarity fingiendo estar molesta, y luego sonriendo. "Quién pensaría que tendrías el valor para declarártele a Dusk en la Gran Gala."

Al escuchar eso, Fluttershy quedó con la boca abierta y miró a Dusk sorprendida.

"L-La declaración… ¿¡Tú la aceptaste!?" Preguntó Fluttershy sorprendida y emocionada.

"Por supuesto, por eso somos novios ahora." Dijo Dusk sonriendo tiernamente.

Tras escuchar la confirmación de lo que ella creía imposible, Fluttershy se quedó con la boca abierta por unos segundos, luego apretó fuerte su boca y se dio la vuelta.

"¡Vuelvo enseguida!" Gritó Fluttershy, corriendo velozmente hacia el baño.

Una vez estuvo sola, Fluttershy apretó sus cascos contra su boca para silenciar el grito de felicidad que hizo, sintiéndose más feliz de lo que jamás había estado. ¡Todo había sido una mala pesadilla! La desaparición de Dusk luego que ella se le declarara, la aparición de la antigua amiga de Dusk, ese loco tren en el espacio… ¡Dusk había aceptado sus sentimientos! ¡Dusk era su novio! ¡Y sus amigas lo aceptaban! Fluttershy no podía sentirse más feliz que en ese preciso momento.

Luego de unos segundos, Fluttershy finalmente salió del baño y fue hasta el salón principal. Sin embargo ella se detuvo al escuchar que sus amigas parecían estar hablando sobre ella.

"De verdad lo siento chicas. Saben que lo que siento por ustedes es mucho más fuerte de lo que siento por Fluttershy, pero… simplemente no pude rechazarla." Dijo Dusk con una voz melancólica.

"No te preocupes, lo entendemos." Dijo Applejack también triste. "Todas sabemos lo débil e indefensa que es Fluttershy. Ella no podría manejar el rechazo."

"Exacto, yo… yo no quería lastimarla. Ella es tan buena amiga, yo no podía romperle el corazón." Dijo Dusk muy triste.

Al escuchar eso, Fluttershy cayó al suelo y se puso a respirar agitadamente. Toda la felicidad que había sentido segundos atrás se esfumó en un instante. Todo lo que había creído era falso. Dusk no la quería, él estaba con ella solo… porque no quería lastimarla.

"Sé que estoy con ella por lástima, pero mientras ella sea feliz, creo que todo estará bien." Dijo Dusk con una voz algo cansada. "Es lo mejor que podemos hacer."

"No… Eso no es ser bueno…" Susurró Fluttershy detrás de la pared tras la que se ocultaba, llorando al descubrir la verdad. "Dusk quiere protegerme… Pero me está lastimando más que nunca." Agregó Fluttershy cerrando sus ojos, sintiéndose traicionada y lastimada.

"Lo ves, mucha bondad puede ser perjudicial. A veces hay que ser un poco más rudo para enfrentar la realidad." Dijo la voz de Discord, mientras una de sus garras aparecía sobre la cabeza de Fluttershy y alteraba su mente, causando que el pelaje de la pegaso perdiera color.

Al mismo tiempo, en otro de los vagones, Rainbow Dash volaba a toda velocidad, llegando a la puerta de su vagón, atravesándolo y entrando en otro vagón vacío exactamente igual al anterior. Desde que ella había descubierto que estaba sola, había volado velozmente a la puerta para buscar a sus amigas, pero este era el décimo vagón en el que entraba, y todos estaban igual de vacíos.

Antes que Rainbow Dash pusiera un casco en la siguiente puerta para intentarlo por undécima vez, la garra de Discord tocó suavemente la cabeza de Rainbow Dash y buscó los recuerdos que necesitaba para seguir con su plan. Entonces Rainbow Dash entró en el siguiente vagón, y finalmente pudo entrar en un vagón distinto, aunque este era mucho más distinto de lo que se esperaba.

Rainbow Dash ya no se encontraba en el tren, de alguna forma ella se había transportado al castillo de Canterlot, la misma noche en que ella se le había declarado a Dusk en la Gran Gala del Galope. De hecho, ella usaba su vestido de gala y justamente se encontraba parada sobre Dusk, justo como ella había estado antes que él desapareciera luego de declarársele.

"¿¡Tú me amas!?" Dijo Dusk con una mirada de incredulidad, mirando a la pegaso desde el suelo.

"¿¡Eh!?" Dijo Rainbow Dash asustada, saliendo de encima de Dusk, lo que el potro aprovechó para ponerse de pie. "¿¡Qué pasó!?"

"Pasa que acabas de declarárteme." Dijo Dusk un poco avergonzado, rascándose la cabeza. "Mira Rainbow… tú me agradas, pero no podría estar con alguien como tú. Una relación se basa en la confianza y yo… no creo que pueda confiar en ti."

"¿¡Qué!? ¿¡De qué estás hablando!? ¿¡Cómo que no podrías confiar en mí!?" Dijo Rainbow Dash sorprendida, sintiéndose ofendida por lo que Dusk le decía.

"A lo que me refiero es, que no podría estar con una yegua que ni siquiera es capaz de mantener su propia palabra." Dijo Dusk mirando a Rainbow Dash nervioso, ante la confundida mirada de la pegaso. "Pon de ejemplo lo que acaba de pasar con los Wonderbolts, ¿Cómo es que te escondes de ellos si se supone que tu sueño es volar junto a ellos?"

"Yo… Yo lo hice porque quería verte." Dijo Rainbow Dash muy nerviosa, dolida de que Dusk la mirara con esa mirada de desconfianza.

"¡Pero era tu sueño! ¿¡Cómo pudiste abandonar tan fácilmente todo en lo que creías!? ¿¡Te das cuenta de lo inconsecuente que eres!?" Dijo Dusk mirando seriamente a Rainbow Dash.

"N-No es cierto… Yo… yo estoy siguiendo a mi corazón." Dijo Rainbow Dash nerviosa, cada vez más asustada de lo que Dusk le decía.

"¿Y qué hay de mí? Cuando te decía algún cumplido, decías que no te gustaba, te burlabas de mí y decías que era un cerebrito, ¿¡Y ahora dices que te gusto!?" Dijo Dusk mirando con disgusto a la pegaso.

"Y-Yo no quería que tú…" Dijo Rainbow Dash retrocediendo asustada mientras Dusk avanzaba más cerca de ella y la fulminaba con la mirada.

"Eres solo una yegua sin convicción, una yegua que no cree en nada y que cambia de parecer cada vez que le conviene." Dijo Dusk mirando con una mirada de desprecio a Rainbow Dash. "Se supone que eras la representante de la lealtad, pero ser leal no es solo no fallarle a otros, sino seguir fielmente tus propias creencias y principios, ¡Ser consecuente entre lo que piensas, dices y haces! ¡Sin mentirte a ti misma ni a los demás!"

"Yo… Yo no quería…" Dijo Rainbow Dash finalmente quebrándose ante las duras palabras de Dusk, cerrando sus ojos y soltando unas lágrimas al sentir romperse su corazón.

"Ocultar la verdad no es la mejor forma de ser leal con uno mismo, ¿O sí?" Dijo la voz de Discord, tocando con su garra a Rainbow Dash mientras lloraba, causando que su mente se alterara y su pelaje perdiera color.

En otro de los vagones, la garra de Discord revisaba los recuerdos de Rarity justo antes que esta abriera la puerta de su siguiente vagón. Una vez la unicornio atravesó la puerta, se encontró que ya no estaba en el tren, de hecho ni siquiera se encontraba de pie. Ahora ella se encontraba sentada en el Café de Ponyville, en el tradicional desayuno que ella y sus amigas tenían una vez por semana.

"¿Cómo pasó esto?" Dijo Rarity muy confundida, mirando hacia todas partes al no entender cómo había llegado al Café.

"¿¡Cómo pasó esto!? ¡ESTO es lo que tú provocaste!" Dijo Rainbow Dash muy enojada, golpeando la mesa y mirando furiosa a Rarity.

"¿D-De qué están hablando?" Preguntó Rarity asustada, olvidando por un segundo que había estado en aquel tren mágico al ver que no solo Rainbow Dash, sino sus otras tres amigas también la miraban con enojo.

"¡No te hagas la inocente! ¿¡Cómo fue que te atreviste a declararte a Dusk en la Gala sin avisarnos!?" Dijo Pinkie Pie muy molesta.

"Yo… Yo pensé que era el momento adecuado." Respondió Rarity nerviosa, sin entender cómo sus amigas se enteraron de su declaración de amor.

"¡Eres una egoísta que solo piensas en ti!" Gritó Fluttershy muy enojada con lágrimas en sus ojos. "¡Pensé que éramos amigas!"

"T-Todas queríamos estar con Dusk Shine, yo… ¡Yo solo quise que el conociera mis verdaderos sentimientos!" Gritó Rarity asustada, viendo como todas su amigas la juzgaban.

"Eres una vil y vanidosa egoísta." Dijo Applejack mirando enojada a Rarity y señalándola. "Ni siquiera quisiste decirnos lo que harías, ¡Todo lo hiciste en secreto! Sabías que todas sentíamos lo mismo por Dusk, y tú te aprovechaste para tomar ventaja y quedártelo solo para ti."

"¡No! ¡Eso no es cierto!" Gritó Rarity aterrada. "Todas lo juramos, que haríamos nuestro mejor esfuerzo para enamorar a Dusk, y yo… yo solo quería que él me quisiera tanto como yo lo quiero."

"Pues te felicito, ahora tienes un novio, pero a cambio te quedaste sin amigas." Dijo Rainbow Dash poniéndose de pie, al igual que sus demás amigas. Entonces las cuatro le dieron una última y fulminante mirada furiosa a Rarity y se fueron de allí.

"No… Yo no quería esto…" Dijo Rarity llorando, viendo como sus amigas la abandonaban.

"No puedo creer lo que acabo de escuchar." Dijo repentinamente Dusk, apareciendo detrás de Rarity.

"¡Dusk!" Dijo Rarity llorando, volteándose para ver a Dusk, pero inmediatamente ella se congeló al ver que Dusk la miraba con la misma mirada furiosa que sus amigas.

"Las chicas tienen razón, no puedo creer que creí que podría enamorarme de alguien como tú." Dijo Dusk mirando con desprecio a Rarity.

"¿D-De qué estás hablando?" Dijo Rarity débilmente, sintiendo que la mirada de Dusk la atravesaba como un cuchillo.

"Pensé que podría enamorarme de ti porque eras la pony más generosa que había conocido. Pero ahora veo que solo eres una egoísta que solo piensa en sí misma." Dijo Dusk molesto.

"No, yo… yo solo quería ser tu novia…" Dijo Rarity entre llantos, sintiendo que su corazón dolía a más no poder al estar perdiendo tanto a sus amigas como al pony que amaba.

"Ahora estarás sola… Todo por tu egoísmo desmedido." Dijo Dusk, volteándose y yéndose también de allí, dejando a Rarity llorando y respirando agitadamente por el dolor que sentía.

"Sniff… No es justo… Yo… Sniff… Solo quería sentir lo que era el verdadero amor…" Lloró Rarity desconsolada, apretando fuerte sus ojos y dientes. "¿¡Es tan malo querer algo solo para mí!?" Gritó Rarity, sintiendo que por ser siempre generosa, jamás podría tener nada.

"Sí querida… Yo te ayudaré a acabar con esa inútil generosidad…" Susurró Discord mientras su garra tocaba la mente de Rarity y su pelaje y melena se volvían más grises y opacos.

Momentos antes, en otro de los vagones, Pinkie Pie se disponía a ir al siguiente vagón luego de ver que estaba sola. Sin embargo, tal como sucediera con sus amigas, antes que Pinkie avanzara, la magia de Discord actuó sobre su mente y busco los recuerdos que hicieran más fácil manipularla. Algo que siguió sorprendiendo a Discord por lo fácil que era, pues esas cinco yeguas parecían tener muy fresco en sus mentes sus temores e inseguridades.

En cuanto Pinkie Pie avanzó al siguiente vagón, se sorprendió al ver que se había transportado al gran salón de baile del castillo real, vistiendo su traje de gala. Y frente a ella se encontraba Dusk Shine, viéndola fijamente. Ambos estaban parados detrás del escenario central, exactamente igual a cómo había sucedido la noche de la Gran Gala.

"Pinkie… ¿Qué fue lo que dijiste?" Preguntó Dusk, mirando perplejo a Pinkie Pie.

"Yo… Yo…" Susurró Pinkie Pie confundida, sin entender qué había sucedido, pero sabiendo que algo raro estaba pasando. Sin embargo, antes que ella pudiera reaccionar, su boca se movió automáticamente, como si estuviera reviviendo todo lo vivido esa noche. "Yo... Dije que te amo." Dijo Pinkie Pie, reviviendo ese sentimiento de nerviosismo y emoción que había vivido esa noche al abrir su corazón y decir esas palabras.

Al escuchar eso, Dusk se quedó inmóvil, mirando a Pinkie Pie sin reaccionar. Entonces él finalmente bajó su cabeza y puso un casco sobre su rostro.

"¡Pfft! Es una broma, ¿Verdad?" Dijo Dusk poniendo su casco sobre su boca para intentar aguantar su risa. "¡Jajaja! Cielos Pinkie, eres tan bromista."

"¿Eh? N-No… ¡No es una broma!" Dijo Pinkie Pie, sorprendida y asustada de la reacción de Dusk.

"¡Jajaja! ¡Tiene que ser un chiste! ¡Jajaja!" Continuó riéndose Dusk, para total espanto de Pinkie Pie. "¡Jajaja! No… ¡No puedo creer que creyeras que tú podías gustarme! ¡Jajaja!"

Ante la risa de Dusk, Pinkie Pie comenzó a temblar de miedo y vergüenza, y dio una pasó hacia atrás. Lo que hizo que el telón del escenario cayera y que todos los demás ponies en el salón pudieran verlos, lo que aterró aún más a Pinkie Pie al ver cómo todos los ponies curiosos veían con extrañeza cómo Dusk no paraba de reírse.

"¡No sabes nada del amor! ¡Jajaja! ¿¡Creías que solo porque hiciste un tonto baile para mí me enamoraría de ti!? ¡Jajaja!" Continuó riéndose Dusk, tomándose su estómago adolorido por reír tanto. "¡Eres tan cómica! ¡De verdad eres la perfecta representante de la risa! ¡Jaja!"

Al escuchar las palabras de Dusk, todos los demás ponies en el salón, que habían participado de la coreografía de Pinkie Pie, entendieron que su declaración de amor había sido un total fracaso, y todos comenzaron a reírse de aquella desafortunada y ridícula pony rosa.

"Ya basta…" Dijo Pinkie Pie tapándose sus ojos, comenzando a llorar. Ella no solo había sido rechazada, ella había sido ridiculizada y todos la veían y se burlaban de ella por haber abierto su corazón.

Entonces Pinkie Pie salió corriendo llorando, abriéndose paso entre los ponies del salón que la apuntaban y se burlaban. Pero entre todas las risas, la que más clara se escuchaba y la que más le dolía, era precisamente la risa de Dusk, quien no podía para de reírse, haciéndola sentirse humillada y devastada emocionalmente.

"¡Ya no se rían!" Lloró Pinkie Pie mientras seguía corriendo, en un salón que parecía infinito y que nunca se acababa.

"Sí… No más risas… ¡Deseo concedido!" Dijo Discord con una malvada sonrisa, tocando con su garra la cabeza de Pinkie Pie, haciendo que, al igual que sus amigas, algo cambiara en su mente, y su pelaje perdiera color y brillo.

En otra parte del tren infinito, Discord se preparaba a atacar a su última víctima, el único potro de ese grupo de ponies. En cuanto Dusk descubrió que sus amigas desaparecieron, corrió a la puerta del vagón para salir en su busqueda. Ahí fue cuando la garra mágica de Discord apareció al lado de la cabeza de Dusk y buscó en sus recuerdos algo divertido con lo que jugar con él, y así poder manipularlo.

Los segundos pasaban y parecía que a diferencia de las otras yeguas que tenían sus miedos a flor de piel, los miedos de Dusk estaban más escondidos, lo que obligó a Discord a tomarse más tiempo con este pony y hurgar un poco más a fondo.

"Hmm… ¡Oh! Qué decepción…" Dijo Discord luego de revisar la mente de Dusk.

Las palabras del draconequus sirvieron para que Dusk lograra salir por un instante del trance, se diera la vuelta y activara su magia para defenderse del señor del caos.

"¿¡Qué es lo que estabas haciendo!?" Gritó Dusk enojado, apuntando su cuerno brillante hacia Discord, sintiéndose asqueado al sentir que algo había entrado en su mente.

"Tranquilo, solo estaba revisando tus recuerdos para ver con qué manipularte." Dijo Discord encogiéndose de hombros. "Pero la verdad, no me gustan los juguetes usados."

"¿¡Qué significa eso!?" Dijo Dusk enojado, luego abriendo grande sus ojos al recordar algo más importante. "¿¡Dónde están mis amigas!?"

"El tren aún no llega a la estación, así que obviamente siguen en el tren." Dijo Discord riéndose, como si lo que dijera fuera lo más obvio del mundo. "Dime, ya que no voy a jugar con tu pequeña mente, ¿Qué tal si hacemos un trato?"

"Ni loco." Respondió inmediatamente Dusk, en secreto usando su magia para intentar localizar a sus amigas, pero todo hechizo que probaba parecía inútil en ese tren.

"Bueno, si no quieres cooperar, volveré más tarde." Dijo Discord con una malvada sonrisa, decidiendo jugar un juego diferente con Dusk. Entonces Discord tronó sus dedos y desapareció del vagón.

Apenas el draconequus desapareció, Dusk se volteó rápidamente y abrió la puerta del vagón. Al hacerlo, se congeló al ver que al fondo del otro vagón había un pony, que también había abierto la puerta frontal de su vagón y miraba al siguiente… ¡Era él mismo! Era como si el siguiente vagón fuera una copia exacta de ese vagón, con él mismo al otro extremo opuesto del vagón. Entonces Dusk miró hacia atrás suyo y descubrió que la puerta trasera del vagón también había sido abierta, y esta vez había un pony exactamente igual a él que a su vez veía hacia atrás, tal como él lo hacia, haciendo imposible que en ningún segundo Dusk pudiera ver su propio rostro.

Inmediatamente Dusk entendió que estaba en una trampa, sin embargo no se dio por vencido y de igual forma corrió hacia el siguiente vagón, mientras sus reflejos de atrás y del frente de él también lo hacían, siempre manteniendo la misma distancia, no importaba cuantos vagones Dusk atravesaba, siempre era igual, entrando en el mismo vagón una y otra vez.

"Esto no puede seguir para siempre… ¡Debe haber un final!" Pensó Dusk determinado a seguir corriendo y atravesando los vagones, siempre con el temor latente de la frase que Discord había dicho: 'Este es el Tren Infinto', y si era así… entonces Dusk no tenía salida.

Dos días habían pasado desde que Dusk había quedado encerrado. Ya no intentaba cambiar de vagón. Más que un tren infinito, Dusk entendió que las puertas parecían crear una deformación en el espacio que provocaba que volviera siempre al mismo vagón. Y por más que Dusk intentara buscar la magia que lo activaba, no pudo contrarrestar aquel poder, por lo que finalmente solo se quedó esperando en el vagón, pensando en todas las maneras posibles que tenía para defenderse de Discord y rescatar a sus amigas, ninguna de las cuales parecía muy prometedora ante la abrumadora magia del señor del caos.

Al estar en estado de alerta, Dusk inmediatamente activó la magia en su cuerno para defenderse al sentir una perturbación mágica. Entonces Discord apareció justo frente a él, como siempre, con una gran y malvada sonrisa.

"Han pasado dos días, ¿Qué dices? ¿Estás listo para hacer un trato conmigo? Ni siquiera has escuchado de qué se trata." Dijo Discord flotando divertido como si estuviera en una hamaca invisible frente a Dusk.

"No me interesa. Sea lo que sea que planees, no pienso ayudar a un ser que solo planea liberar el caos en Equestria." Dijo Dusk con una mirada determinada, mirando desafiante a Discord mientras iluminaba amenazantemente su cuerno.

"Huff… qué aburrido eres." Dijo Discord levantando una de las mangas de sus brazos, haciendo aparecer un reloj sobre su brazo desnudo. "Supongo que necesitas pensarlo por más tiempo. Te veré en unos cuantos meses." Dijo Discord, tronando sus dedos y desapareciendo nuevamente.

Encerrado donde estaba, sin poder usar su magia para escapar, Dusk no podía hacer más que contar los segundos, minutos y horas que pasaban. Y así Dusk estuvo atrapado por otros dos meses hasta que Discord volvió a aparecer en el vagón.

En cuanto Discord apareció, él inmediatamente notó que la soledad comenzaba a afectar finalmente a Dusk. Su melena parecía más desordenada y su mirada también parecía más agotada.

"Han sido dos meses difíciles, ¿No es así?" Dijo Discord divertido al aparecer en el vagón y ver a un exhausto Dusk Shine.

"Es una ilusión… No puede ser que haya sobrevivido tato tiempo sin comer ni beber nada de agua." Dijo Dusk, olvidando su cansancio y volviendo a mirar desafiante a Discord.

"Jeje, pobre Dusk, ¿Crees que esto es una ilusión? Te lo aseguro, todo esto es real, y tu mente lo sabe, porque poco a poco se va debilitando ante la triste realidad… que jamás podrás escapar de aquí." Dijo Discord sonriendo perversamente. "Así que… ¿Ya estás dispuesto a escuchar cuál es el trato que quiero proponerte?"

A diferencia de la vez anterior, esta vez Dusk no fue capaz de negarse inmediatamente. Esta vez él solo guardó silencio, tan agotado que pensó que quizás podría escuchar la propuesta esta vez antes de rechazarla. Aquello hizo que Discord sonriera satisfecho al ver que ya comenzaba a mermar la resistencia mental de Dusk.

"El trato es: Tú me dices dónde están los elementos de la armonía, y yo te libero a ti y tus amigas de este tren infinito, ¿Qué dices?" Dijo Discord con una falsa mirada de inocencia.

"¡Lo sabía! La princesa tenía razón, ¡Discord busca apoderarse de los elementos de la armonía! ¡Los elementos son la clave para detenerlo!" Pensó Dusk preocupado.

"¡No podrás mantenerme encerrado aquí por siempre!" Dijo Dusk enojado, rechazando inmediatamente la propuesta del señor del caos. "¡Es imposible que las princesas no vengan a enfrentarte al ver que desapareciste un tren completo!"

"Jeje, ¿Aún no lo entiendes?" Dijo Discord burlándose. "¡Este es mi tren! Y cada vagón tiene sus propias reglas del caos. Este en particular es especial, ya que está aislado del tiempo. Aquí puedes sentir el paso del tiempo de forma infinita, ¡Pero fuera de este vagón, no ha pasado ni siquiera un segundo!"

Al escuchar aquello, los ojos de Dusk se abrieron en asombro y perplejidad ante aquella revelación, pues Dusk entendía que era imposible que hubieran pasado dos meses sin que las princesas lo fueran a rescatar, ¿¡Pero detener completamente el tiempo!? ¿¡Era la magia del caos tan poderosa como para ser capaz de crear algo tan complejo!?

"Parece que necesitas un poco más de tiempo para que pienses sobre mi pequeña propuesta." Dijo Discord alzando su garra y tronando sus dedos, desapareciendo de allí nuevamente, dejando a Dusk completamente aterrado de lo que podía suceder…

Un año entero pasó Dusk en completa soledad. Se obligaba a dormir y meditar para impedir que esa soledad afectara su mente, adivinando que Discord quería vencer su resistencia poco a poco, ya que al parecer tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo. Pese a todo, día tras días se hacía más difícil el pensar que estaba encerrado y que sus amigas podían estar en peligro. Aunque si lo que decía Discord era cierto, en ese más de un año que él había estado encerrado, nada había sucedido fuera de ese terrorífico vagón de tren aislado del tiempo.

Finalmente Discord volvió a aparecer en el vagón, justo donde Dusk lo recordaba haber visto desaparecer un año atrás. En cuanto Discord vio a Dusk, sonrió malvadamente al ver cómo el tiempo había avanzado en Dusk. Su melena estaba larga y sucia, y sus ojos se veían perdidos, como si le costara diferenciar si lo que veía era real o no, y más importante aún, esta vez Dusk no fue capaz de defenderse automáticamente con su magia en cuanto Discord apareció. Esta vez Dusk solo se quedó mirándolo fijamente sin reaccionar.

"Así que… ¿Ya estás listo para aceptar el trato?" Dijo Discord con una perversa sonrisa. "Si no aceptas, podrías terminar muriendo de ancianidad en este vagón, completamente solo."

Al escuchar aquello, Dusk miró fijamente a Discord, y para sorpresa del draconequus, Dusk sonrió.

"Jejeje… Eso no pasará… Yo no moriré así." Dijo Dusk con una risa cansada, recordando que debido a la cocatriz que había visto a los ojos, ya sabía cómo moriría, y por primera vez Dusk agradeció tener esa maldición, para así comprobar que él no moriría en un lugar como ese.

Tras la risa de Dusk, Discord puso una mirada seria, ya que él era el de las bromas, no le gustaba que los demás se rieran de él.

"Bien, has demostrado tu punto. Parece que ni siquiera amenazarte con que morirás en completa soledad sirve para hacerte cambiar de opinión." Dijo Discord tronando sus dedos, haciendo que el vagón cambiara súbitamente. El primer cambio que Dusk notó, fue que él nuevamente se veía tal y como había estado cuando subió al tren por primera vez, con su melena bien cortada, su mente menos agotada, y su semblante en mucho mejor estado. "Este es otro de los vagones. Supongo que tendré que llevar al vagón del no-tiempo a alguna de tus amigas para ver si ellas pueden soportar mentalmente todo lo que tú aguantaste." Agregó Discord mirando de reojo a Dusk con una muy malvada sonrisa.

Al escuchar aquello, Dusk se puso pálido. Él había estado aislado por más de un año y sabía lo brutal que era ese castigo para la mente, estar completamente solo y aislado. Él a duras penas lo había sobrellevado, siempre con la esperanza de que todo era una ilusión y con la certeza absoluta de que no moriría allí. Sin embargo, imaginarse a sus amigas sufriendo lo que él había sufrido, hizo que Dusk se paralizara del miedo.

"¡No!" Gritó Dusk aterrado, haciendo que Discord se acercara y lo mirara fijamente con una mirada llena de satisfacción.

Dusk no podía sacarse de su cabeza que la princesa le había dicho que bajo ninguna circunstancia revelara dónde estaban los elementos de la armonía, ¿¡Pero qué más podía hacer!? Él podía arriesgar su propia seguridad y salud mental, ¡Pero lo que no podía hacer era sacrificar a sus amigas!

"Los elementos están en un cofre… en la biblioteca de Ponyville…" Dijo Dusk lentamente, cerrando sus ojos con dolor, sintiendo que no solo estaba traicionando la confianza de la princesa, sino que también estaba poniendo en riesgo a toda Equestria.

Al ver esa cara de dolor en Dusk, Discord sonrió satisfecho y se acercó a Dusk con una malvada sonrisa.

"Ya lo sabía… Recuerda que pude ver tus recuerdos y los de tus amigas con solo con mover mis dedos." Dijo Discord riéndose, moviendo los dedos de sus garras frente a Dusk, quien se quedó impactado ante esa revelación. "Todo esto fue solo para divertirme, para ver esa cara de dolor al saber que estabas traicionando a toda Equestria solo por salvar a cinco yeguas… Esta vez, la amistad no salvó a los pequeños ponies... Esta vez fue la amistad la que condenó a toda Equestria al caos, ¡Mwahaha!" Se rio Discord diabólicamente.

Entonces Discord tronó sus dedos y un gran flash cegó por un segundo a Dusk. Una vez Dusk recuperó su vista, vio que Discord ya no estaba allí. Y no solo eso, al ver por las ventanas Dusk vio que el tren ya no estaba volando por el espacio, sino que se podían ver las praderas y montañas normales del paisaje cotidiano de Equestria.

"Dusk, ¿Qué haces de pie en medio del vagón?" Dijo Spike sentado en su asiento.

Solo entonces Dusk se percató que tanto Spike como los demás pasajeros del tren habían vuelto también. Sin embargo, faltaban cinco yeguas muy importantes, que al parecer no habían vuelto luego de la desaparición de Discord.

"¡Las chicas! ¿¡Discord se las habrá llevado!? ¡Quizás están en otro vagón! ¡Debemos ir a buscarlas!" Gritó Dusk completamente asustado, agarrando a Spike por los hombros y moviéndolo de un lado a otro.

"Eh… Eh… Eh… ¡Alto!" Dijo Spike mientras Dusk no dejaba de agitarlo, soltándose del agarre de Dusk. "¿Puedes explicarme de qué estás hablando?"

"¡Discord! ¡El señor del caos! ¡Apareció en medio del vagón y nos transportó a mí y las chicas a un tren mágico!" Dijo Dusk casi histérico, sin creer que Spike no se hubiera percatado de su desaparición. Entonces Dusk miró hacia la puerta del vagón y agarró a Spike para que lo siguiera. "Ven conmigo, te iré contando en el camino mientras buscamos a las chicas."

Tras eso Dusk y Spike corrieron al siguiente vagón mientras Dusk comenzaba a contarle más en detalle a su pequeño hermano lo que había sucedido.

"¡Oye! ¡A quién llamas personaje secundario!" Gritó Spike ofendido cuando Dusk le contó porque no lo habían desaparecido junto a Dusk y las chicas.


En el pueblo de Ponyville, la mayoría de los ponies estaban afuera disfrutando de ese peculiar día, pese a que llovía copiosamente sobre el pueblo. Y la razón de ello era precisamente por la lluvia, ya que todos estaban asombrados de ver como llovía chocolate en vez de agua. Y por supuesto, los más felices eran los potrillos y potrancas, que saltaban y abrían grande sus bocas para atrapar todo el chocolate que pudieran.

"¿Qué deberíamos hacer con esto?" Preguntó Thunderlane, quien estaba sobrevolando Ponyville junto al resto del equipo del clima.

"No sé ustedes, pero yo pienso disfrutarlo antes que se acabe." Dijo Derpy sonriendo mientras comía algodón de azúcar, siendo ella misma la que había descubierto que de eso estaban hechas las extrañas nubes que hacían llover chocolate. "Quien quiera que lo hizo, ¡Quisiera darle las gracias!"

Al escuchar ese comentario, Discord sonrió satisfecho mientras se mantenía oculto. Hacía solo instantes había aparecido en Ponyville luego de divertirse con Dusk y sus amigas en el tren, y ahora, antes de obtener su gran carta del triunfo, el draconequus aprovechó de escuchar lo felices que eran los ponies con sus pequeñas nubes caóticas.

"Siempre es bueno escuchar que alguien reconoce tu trabajo." Dijo Discord fingiendo soltar una lágrima.

Discord solo había creado esas nubes para divertirse y confundir a lo pegasos del clima, pero al escuchar que los ponies disfrutaban de su magia del caos, hizo que un extraño sentimiento apareciera en él, una extraña satisfacción que no sentía desde muchos años antes de ser petrificado.

"¡Brrr! No quiero volverme blando." Dijo Discord con un escalofrío. Entonces tronó sus dedos y todos los caminos de Ponyville se convirtieron en jabón, causando que todos los ponies comenzaran a resbalarse y caer. "Así está mucho mejor."

Tras eso, Discord decidió finalmente ir por su premio y voló hasta el enorme roble que era la biblioteca del pueblo. Como un fantasma, Discord atravesó la puerta y voló directamente hasta la habitación de Dusk.

"Veamos… los elementos… los elementos…" Dijo Discord mientras tronaba una y otra vez sus dedos, y cada vez que lo hacía, algo desaparecía de la habitación de Dusk. Así fue como desaparecieron los libros, muebles, cama y escritorio de la habitación de Dusk, pero por más que buscó, Discord no pudo encontrar el cofre con los elementos de la armonía.

"Es de mala educación entrar en la casa de alguien sin ser invitado." Dijo repentinamente una voz detrás de Discord, lo cual lo sorprendió.

Al voltearse para ver quién era, Discord puso una sonrisa traviesa al ver a la yegua amarilla de melena rojo y dorado que lo miraba.

"Bueno, estuve mil años encerrado en piedra, supongo que mis modales pueden estar algo oxidados." Dijo Discord mirando con interés a la yegua que estaba parada frente a él. "Veamos… tu nombre era Sunset Shimmer, ¿No es así?"

Al escuchar que el extraño ser sabía su nombre, Sunset se sintió más inquieta de lo que ya estaba, pero su perfecta cara de póker se mantuvo intacta, sin mostrar sus verdaderas emociones. La verdad era que Sunset estaba aterrada. Como experta en duelos de magia, hacía mucho que había aprendido a captar el nivel mágico de sus adversarios, y ciertamente ella había enfrentado oponentes que eran muy hábiles y poderosos. Pero este extraño ser salía de toda escala, no solamente en poder, sino en el tipo de poder, ya que a diferencia de otros unicornios, la magia del caos de ese ser era un aura totalmente distinta y aterradora. Sunset lo entendió en menos de un segundo, ese ser podía convertirla en un gusano con un solo chasquido de sus dedos.

"Así que me conoces. Que bien, es bueno que sepas el nombre de la yegua que volverá a convertirte en piedra, Discord." Dijo Sunset fingiendo estar tranquila y mirando atentamente las reacciones del extraño ser para saber si había acertado. Al ver que el draconequus abrió sorprendido sus ojos, Sunset sonrió al descubrir que su apuesta había resultado. "Así que sí eres el señor del caos. Pensé que eras solo un mito. De hecho, ni siquiera tu nombre aparece en los libros comunes de historia. Pero afortunadamente el archimago guardaba libros muy interesantes sobre la historia antigua de Equestria. Es lo único bueno de haber vivido en la casa de un ambicioso coleccionista de libros y objetos antiguos."

"¡Muy bien! Tenías mi curiosidad, ahora tienes mi atención." Dijo Discord sonriendo y mirando con interés a la yegua. "La verdad es que yo también estaba curioso por conocer a la yegua que hizo tan fácil mi trabajo."

"Pues así soy yo, siempre dispuesta a ayudar a los demás." Respondió Sunset sin pizca de duda, pese a que no tenía idea de a qué se refería Discord. Pero para Sunset, esta era solo otra partida de ajedrez, una que perdería en un solo movimiento si mostraba cualquier punto débil.

"Fue tan cruel lo que hiciste con esas cinco yeguas, ¡Ni siquiera yo podría haberlo hecho mejor con mi magia! Gracias a eso pude ver fácilmente ver sus miedos y atacarlas sin que sospecharan nada." Dijo Discord riéndose.

"No lo entiendo, ¿Por qué alguien tan poderoso se tomaría la molestia para atacar a las amigas de Dusk…? ¡Solo hay una respuesta posible!" Pensó rápidamente Sunset, comprendiendo lo que estaba sucediendo.

"Ya sé por qué estás aquí… Buscas los elementos de la armonía." Dijo Sunset mirando fijamente a Discord, entendiendo que al parecer el señor del caos le temía al poder de los elementos.

"Hmm… ¿Sabes dónde están?" Dijo Discord cambiando seriamente su semblante, poniéndose un poco incómodo al ver que a pesar de todo, aquella yegua seguía sin sentirse intimidada ante su presencia.

En ese instante Sunset sonrió y usó su magia, levitando un pequeño cofre que estaba tras de sí.

"Cuando supe que Dusk guardaba estos valiosos objetos, no pude evitar darles un vistazo." Dijo Sunset sonriendo arrogantemente. "Parece que Dusk usó un hechizo de clave mágica parecido al que uso en mi diario para cerrar este cofre, pero estoy segura que-"

Antes que Sunset terminara de hablar, Discord tronó sus dedos para atraer el cofre hasta él, sin embargo, eso no sucedió. En cuanto Discord usó su magia, tanto Sunset como el cofre se transformaron en ondas y se desvanecieron, como si fueran un espejismo.

"¿De verdad creías que te enfrentaría de frente sin protegerme antes?" Dijo la voz de Sunset resonando en la habitación.

"Huff… Otra yegua que quiere hacerse la heroína." Suspiró Discord cansado, tronando sus dedos y haciendo que la magia de Sunset para ocultarse se desvaneciera, mostrando que estaba al otro lado de la habitación, aún sosteniendo el cofre.

Entonces Discord volvió a tronar sus dedos, pero Sunset inmediatamente usó su magia para contrarrestar la de Discord, lo que sorprendió un poco al señor del caos.

"Vaya, eres fuerte. No veía a nadie rechazando así mi magia desde que me enfrenté a Celestia." Dijo Discord con una mirada de asombro. Sin embargo, él rápidamente cambió su mirada a una más seria. "Pero te diré lo mismo que le dije a ella. Tú simplemente no puedes ganar."

Tras esas palabras Discord empezó a tronar rápidamente sus dedos, activando velozmente su magia. Ante los ataques de Discord, Sunset tuvo que usar toda su habilidad y concentración para defenderse e impedir que la magia de Discord actuara sobre ella o sobre el cofre con los elementos.

Asombrado con la resistencia de Sunset, Discord empezó a caminar hacia ella, siempre tronando sus dedos y activando velozmente su magia. Mientras que Sunset estaba contra la pared, traspirando por el enorme esfuerzo de contener la magia de Discord, sintiendo como su magia se iba agotando debido a la enorme cantidad de magia que debía usar. Finalmente Discord llegó frente a Sunset y sonrió, sabiendo que este era el límite de la magia de Sunset y que ya no podría resistir más.

"¡Alto!" Gritó Sunset agotada, respirando agitadamente pero siempre manteniendo su mirada de póker para mostrarse fuerte ante los demás.

"¿Qué pasa? ¿Quieres que te dé unos segundos para descansar?" Dijo Discord fingiendo estar preocupado, levantando su garra para volver a usar su magia.

"Aún… Aún me queda un poco de magia." Dijo Sunset respirando agitadamente. "Si vuelves a atacarme, haré que los elementos desaparezca y vayan a donde jamás podrás encontrarlos."

"¡Jajaja! ¿Y por qué eso tendría que ser una amenaza? ¡Eso es precisamente lo que quiero! ¡Deshacerme de esas tontas rocas mágicas!" Dijo Discord riéndose.

"Exacto… Lo que tú quieres es deshacerte de ella para asegurarte que nadie las use contra ti." Dijo Sunset usando la mejor sonrisa de blufeo que tenía. "Pero si las teletransporto lejos, nunca sabrás donde están. Podrás gobernar Equestria por años, pero tendrás que vivir con miedo, siempre mirando sobre tu hombro, con el temor de que algún día otro pony las encuentre y las pueda usar contra ti."

Al escuchar aquello, Discord dejó súbitamente de reírse y puso una mirada sería. Aquello hizo que Sunset sonriera al reconocer que finalmente tenía el control sobre el juego.

"Entonces, ¿Dices que estamos estancados?" Dijo Discord, levantando una ceja molesto.

"Para nada, yo jamás osaría enfrentarme al poderosos señor del caos." Dijo Sunset desviando la mirada y luego volviendo a mirar directamente a Discord a los ojos, con una gran sonrisa. "Así que dime… ¿Te interesaría hacer un pequeño trato?"

# Fin del capítulo 3