Point Place, Wisconsin.

Martes 04 de Marzo de 1992.

Bodega de proceso de desechos IOES

— ¡JACKIE! —Hyde irrumpió pateando la puerta. — ¡JACKIE!

Jackie estaba sentada en una silla en el medio de la bodega y amordazada con varias cintas, sobre una plataforma de siluro.

— ¡Jackie! — Hyde corrió hacia ella

Carl se asomó desde la sombra que la recubría y puso una pistola en la cabeza de su esposa. Hyde se detuvo frente a ellos.

— ¡Suéltala!

—Eres muy exigente —dijo Carl — Pero nunca cedes nada a cambio ¿No, hombre de la luz? Ponte de rodillas— pronunció la pistola en la sien de Jackie — ¡PONTE DE RODILLAS, BASTARDO!— Jackie sollozó

Hyde obedeció y se hincó.

—Suéltala… ella no, por favor…

— ¿"Por favor"?— se rio Carl — ¿Me suplicas? Apuesto a que mi hermana te suplicó también ¿no? ¿Te acuerdas de ella? ¡Solo tenía diez años!

—Entiendo lo que sientes…

— ¡NO, NO LO ENTIENDES, CALLATE BASTARDO, CALLATE!

—Tienes motivos para estar enojado, pero no es justo que se lo cobres a ella. No tiene nada que ver con esto. Es entre tú y yo. — musitó Hyde con cuidado de no alzar la voz para no provocarlo.

—Y tu amigo el policía no te olvides. Pero no te preocupes, cuando termine con tu esposa iré por sus hijos.

—Entonces mátame a mí— pidió Hyde

—Te mereces vivir. Te merecer ver esto. Te traje aquí para que lo veas, para que veas como lo hago y sufras como yo sufrí, sin poder hacer nada al respecto. ¡Eso es lo que te mereces!

—Me lo merezco pero ella no… si la matas te convertirás en lo mismo que yo.

— ¡Ya es tarde para mí! Deja que yo me preocupe por mi alma.

—Lo de Polly fue un accidente.- insistió Hyde, un tanto desesperado porque el otro parecia determinado a disparar.

—Puedes culpar al azar cuanto tú quieras pero no fue un accidente, un accidente es lo que pasa cuando naces hombre o mujer, un accidente es lo que pasa cuando derramas un vaso con agua, un accidente es lo que pasa cuando te resbalas con un charco de agua… no cuando lo devoras todo a tu al rededor y cuando le arrebatas la vida a una niña de diez años ¿Eso es un accidente para ti? ¡Para mí no es un accidente, no se llama accidente! ¡Se llama homicidio, ustedes lo hicieron y siguieron su vida como si nada! No sabes lo que es un accidente. ¡MIRA A TU ALREDEDOR! ¡MIRA TU ACCIDENTE!

Las luces se encendieron, poco a poco, el haz fue iluminando el rostro de la pequeña niña en las miles de fotografías esparcidas por la plataforma que llevaba desde sus pies a los de Jackie donde la silla se tambaleaba hacia la caída de los tanques de desechos. Hyde tragó saliva. El hombre volvió la atención a su esposa.

—Accidentalmente la tomé a ella, ¿eso te va a parecer un accidente? Yo creo que no. Los accidentes no son accidentes cuando le pasan a alguien que amas ¿no es cierto?

Hyde estaba empezando a perder la paciencia.

—No podíamos hacer nada por ella, lo intentamos pero…

— ¡Lo sabias, siempre lo supiste! ¡No te entregaste!

—No tenía sentido, no le hubiera devuelto la vida. — replicó Hyde tratando de tranquilizarlo. Conocía esa mirada, la mirada que ha llegado a una locura de magnitudes incomparables. Una locura incapaz de controlarse dentro de una frágil capa de humanidad. Si no lograba calmarlo le dispararía a Jackie sin dudarlo. — Entiendo que estés enojado pero eso no va a cambiarlo, no lo cambia en absoluto, si alguien merece pagar por eso esto soy yo. No ella.

—Que mejor manera de pagarlo que poniendo a tu familia en un ataúd. Tú no sabes lo que duele perder a una hermana ¿o sí? ¡Pues me imagino que lo sabrás pronto! ¿Te gusto mi sorpresa en la casa del anciano? ¿Quedo bien rostizado o a medio crudo?— Hyde escuchó algo cayendo dentro de su cuerpo. Algo se hizo moronas. —Sí, fui yo. - Se burló Carl al ver su reacción - No sabes el gusto que me dio la cara que pusiste. — siguió Carl.

Jackie comenzó a llorar mirando a su esposo a los ojos.

— ¡No, no me entiendes, todavía! Pero pronto vas a comprenderlo por fin. No me entiendes ahora pero voy a hacer que lo entiendas. Te lo prometo. Pagarás cada lagrima de mi madre y cada desgarre de mi pecho con los latidos de tu inmundo corazón.

—Lo siento mucho Carl— Trató de hablar Hyde, su voz sonaba como si hubiera perdido el aire luego de un maratón — No puedo solucionar lo que ha pasado. No puedo regresar en el tiempo y traerla de vuelta, lo intenté todas las noches durante 12 años, no se puede, es imposible.

Carl se rio sin tono.

—Lo lamento yo, yo lo siento, lo siento porque esto es algo que tengo que hacer. No puedo fallarle a ella. No puedo — espetó Carl. Sus ojos estaban enrojecidos. Su mirada vacía, había perdido toda noción de cordura.

—No— Hyde se acercó despacio —Si bajas esa pistola yo te prometo que podemos solucionarlo, aun tienes una familia. Sé lo que le hiciste al hijo de Regano— Carl abrió expectante los ojos. — Sé que estás dispuesto a pagar las consecuencias pero que nunca es suficiente para ti y lamento ser yo quien te lo diga pero… Nunca va a serlo. No importa si me matas y matas a Kelso o matas a nuestras familias juntas y a todos nuestros amigos y conocidos porque nada de eso va a resolverlo. Nada de lo que hagas o de lo que hagamos nosotros va a devolverte a tu hermana. — Carl pareció reflexionar con la idea por un segundo. Pero se repuso y volvió a apuntar a Jackie —Yo sé que no fue responsable nuestra reacción pero piensa en lo que tú hiciste con Regano. Estabas asustado de ti mismo y apuesto a que ha vivido en tu memoria desde entonces. Así como ella en la nuestra. Entiendes lo doloroso que es vivir pensando en ello, viéndola en tus sueños todos los días. Sabes que es el peor castigo…

— ¡CALLATE! ¡NO LO ENTIENDES! ¡CALLATE!- Carl golpeó a jackie, la silla tratabilló con un repiqueteo sobre el fondo produciendo el eco de un chillido.

Hyde sintió un escalofrio.

—No hagas esto, Carl. Ya lograste lo que querías con tu venganza, me quitaste a Leo. No sé vivir sin ese hombre, él era mi persona. Sé que la tuya era tu hermana, sí que lo entiendo.

— ¡NO LO ENTIENDES!

—El dolor no se irá nunca, viejo, lo lamento… nunca se va, yo lo sé. Yo me merezco esto, no lo estoy negando. Pero creo que si debes matar a alguien es a mí. Kelso no tuvo nada que ver en esto, ni mi esposa. Yo lo hice todo solo. Yo la maté, yo la enterré.

— ¡Ellos lo sabían!

— ¡Ellos no lo sabían!

Carl disparó al techo.

— ¡Mentiroso!

Hyde se agachó sintiendo como sus piernas perdían la fuerza para sostenerlo. No estuvo tranquilo hasta que miró a Jackie y confirmó que no había sufrido ningún daño. Hyde miró la pistola, las fotografías regadas por el suelo y el atuendo de Jackie. Carl la había metido en un vestido infantil que probablemente había pertenecido en vida a su difunta hermana. Volvió a su memoria la imagen de su esposa bailando con él en la sala de su casa… su casa… su hogar.

— ¿Sabes qué? — Hyde se determinó a llamar su atención y confiar en que Jackie podría escapar. —Pude salvarla — le dijo —Pero no quise hacerlo. - Carl dejo de apuntar a Jackie con la pistola y apuntó hacia a Hyde con los ojos envilecidos. —De hecho. La golpee repetidamente con una roca para matarla— mintió Hyde. Jackie chilló para detenerlo pero su esposo siguió hablando. — ¡No sabes la satisfacción que sentí cuando dejó de moverse!

Carl le disparó. Hyde se arrojó detrás de los tambos de Resistol. Carl disparó de nuevo. Hyde trastabilló detrás y la bala rozó su pierna. Como la segunda bala tampoco lo alcanzó, se guardó el arma y se lanzó contra él que ya estaba muy cerca. Hyde lo recibió con una lámina y se la rompió en la cara. Pero Carl era corpulento y el golpe no lo noqueó, sino que le dio el vigor suficiente para devolverle el golpe. Hyde cayó a un lado y gateó para huir al refugio de los otros botes, pero Carl alcanzó a pisarle la herida de la pierna, aunque se le escapó de todas formas y lo pateó. Se escuchó el chillido de Jackie. Las cuerdas de la silla tiraron de ella, la silla quedó al borde de la caída de la maquinaria de desechos, una sola aspa de esa máquina la haría pedazos si caía en su interior.

— ¡La recuerdo suplicándome! — gritó Hyde escondido detrás de las láminas. - Carl lo persiguió. Jackie trató de zafarse pero solo acercó más la silla al borde. Carl le disparó de nuevo a Hyde, él trató de esquivarlo arrojándose al suelo pero la bala le dio en un costado del hombro.— ¡Y seguí golpeándola! — rugió con la poca fuerza que le vino del dolor del impacto cuando vio que el otro volvía a dirigir su atención hacia su esposa. Funcionó, Carl volvió tras él.

Hyde dio otro paso hacia atrás pero no calculó donde pisaba y su pierna se atoró. Carl le dio alcance y lo golpeó en la cara. Hyde cayó al suelo y trató de levantarse pero Carl llegó primero y le dio otro golpe con el puño. El hombre recogió una roca y la alzó sobre su rostro ensangrentado. Hyde cerró los ojos aceptando lo que venía.

Sintió el primer golpe a medias, el sonido de la roca chocando contra su propio cráneo se apagó dejando un zumbido sordo en su tímpano y la sangre de su frente le encegueció los ojos. Carl dio un segundo golpe y Hyde fue incapaz de desviar la fuerza de este porque no pudo verlo. El golpe le rompió la nariz, el ardor llegó hasta la parte baja de su mandíbula donde sintió un trago de sangre escociéndole por la garganta. Hyde dejó de moverse todavía consciente. Entonces escuchó un forcejeó.

Jackie había logrado zafarse pero en lugar de correr se había abalanzado contra Carl. Carl se la quitó de encima con un empujón y luego le disparó al abdomen, pero Jackie era delgada y no le dio. Trató de levantarse con torpesa, aturdida por el sonido del disparo. Hyde escuchó el alarido de su esposa y trató de incorporarse pero su cuerpo no le respondía. Si intentaba mover la mano derecha se movía su pierna izquierda; era como si su cerebro se hubiera sumido en una confusión absoluta.

Carl tomó a Jackie por el cabello y la arrastró por el suelo sobre las fotografías de su hermana. Jackie se retorció y lo pateó pero Carl ya no sentía dolor. Jackie alcanzó la pistola y le disparó en el costado. Carl se revolvió con dolor y la dejo ir. Jackie se levantó y trató de dispararle de nuevo pero se había quedado sin balas. Así que se arrojó contra él y lo mordió. Carl le dio un golpe en la cara y Jackie perdió la visión de un ojo. Luego la agarró del cuello y la azotó contra el piso donde comenzó a ahorcarla.

Hyde le saltó encima de repente. Carl apartó a Jackie con un manotazo y volvió a tirar a Hyde, él se arrastró hacia atrás. Carl le pisó la mano y le dio una patada en la cara. Hyde se giró y escupió un diente con un coagulo de sangre. Algo estaba subiendo desde su estómago. Carl lo inclinó hacia adelante pero Hyde le vomitó encima y él alejó la mano dándole tiempo de agarrarlo también y recargar su peso para golpear su cara contra el asfalto. Carl babeó la sangre resultado del golpe y forcejeó con el cuello para soportar el peso de Hyde. El otro consiguió rodar para ponerse encima y Carl le presionó la bala que tenía en el pecho cerca del hombro. Hyde lo soltó con un alarido de dolor.

Carl se levantó y volvió a tirar a Hyde aprovechándose de su agonía.

—No sabes la satisfacción que voy a sentir cando dejes de moverte— dijo Carl y sacó un cuchillo que traía metido en la bolsa. Apuñaló a Hyde primero en el pecho y luego en la cara, pero Hyde detuvo ambos ataques con la poca fuerza que le quedaba en los brazos.

-¡CARL!- Gritó Jackie. Carl se giró y por un momento le pareció que estaba viendo a su hermana. Hyde aprovechó para erguirse un poco y enterrarle su propio cuchillo pero Carl salió de su trance y le dio otro golpe y atajó con el cuchillo. La punta del filo estaba llegando a la cara de Hyde cuando la sangre de Carl le salpicó en los ojos haciendo que se la tragara y se quedara ciego al mismo tiempo.

Jackie lo había penetrado con un rastrillo de las aspas que había encontrado y lo había atravesado por la espalda. Carl todavía pudo levantarse y dar algunos pasos antes de caerse muerto cerca de la puerta sobre una de las fotografías de su hermana, le dio tiempo de tomarla y mirarla hasta su último aliento y fue lo último que vieron sus ojos.

Jackie corrió a ver a su esposo.

El sudor frio estaba haciendo que el cuerpo de Hyde temblara con violencia, aunque no estaba seguro de porqué. Tragó saliva y solo le supo a sangre. Jackie se inclinó sobre él y lo abrazó llorando horrorizada con el aspecto de su marido. Hyde sintió frustración por no poder decirle que se encontraba bien. Cuando intentaba hablar solo emitía un rugido mudo que no alcanzaba a sonar. Hyde quiso abrazarla de vuelta pero sentía como sus parpados le pesaban y sabía que estaba a punto de desmayarse.

Jackie se incorporó y lo agitó por los hombros para mantenerlo despierto pero cuando vio que era inútil se acostó junto a él y se hizo un ovillo llorando en su regazo. Hyde perdió la conciencia poco a poco sintiendo a penas el calor de las lágrimas de su esposa sobre la piel de su cuello. Tuvo miedo, ese temor que viene cuando uno esta muriendo.

—Steven — Oyó que le llamaba Red.

—Heidi ¿eres tú?— Leo le puso una mano en el hombro y Hyde cerró los ojos, tranquilo.