Azul Eléctrico
Copas de vino
Corrí por los tejados hasta salir de la aldea para llegar al lugar acordado por Kankuro, pero por más que corriera sobre los techos de las casas color arena estaba segura de que iba a llegar por lo menos veinte minutos tarde, la heladería estaba inconvenientemente justo del otro lado de la aldea.
Cuando llegue me encontré con Temari y Kankuro sentados sobre un gran mantel café oscuro a cuadros y una canasta de picnic.
—¡Lamento llegar tarde!— grite mientras me sentaba con ellos
—Pensé que habías cambiado de opinión y no vendrías.— dijo Kankuro preocupado
—Yo no te hubiera perdonado de la noche a la mañana, Baka.— le dijo Temari a Kankuro
—¿Quién te pregunto?— dijo Kankuro y un segundo después recibió un golpe en la cabeza de la rubia de ojos verdes
Me reí mientras tomaba uno de los sándwiches que había preparado Kankuro.
—Son deliciosos.— dije reconociéndolo
—Eso es porque no los ha preparado el Baka.— dijo Temari —Los preparo Mamá.— dijo delatando a Kankuro
—Eso es porque cocina delicioso, nadie puede cocinar como ella.— dijo sonriendo
—Hey, yo también cocino bien.— se quejó Temari
—Por eso tú pastel de incineró.— dijo Kankuro y de nuevo recibió un golpe de Temari
Me reí mientras los dos seguían discutiendo pero finalmente acabamos nuestros Sándwiches, seguimos hablando por horas hasta que llegó el atardecer, Kankuro sacó tres copas y una botella de vino de la canasta.
—¡Nada como una buena copa de vino en un Picnic!— gritó Kankuro
—¿Pretendes que Naruko beba vino?— preguntó Temari molesta
—¿Qué más da? No vamos a decirle a nadie.— dijo sonriendo mientras servía las copas
—¿Estás consciente de que edad tiene?— insistió Temari molesta
—Da igual, Gaara es solo un par de años mayor y no es raro que bebamos un rato.— dijo Kankuro poniendo una copa frente a Temari y otra frente a mi
—¿Gaara bebe?— pregunté despacio mientras sentía una pequeña opresión en el pecho
—Bebe más que yo, podría apostar que se lleva una botella o por lo menos una copa a su habitación cada noche.— dijo riéndose a todo pulmón hasta que se dio cuenta de la mirada de Temari y mi rostro —Supongo que no debería haberle dicho eso a su novia.— dijo tomándose la copa en un par de tragos —¡Pero es tan complicado que también seas mi hermana!— dijo sirviéndose de nuevo
La opresión en mi pecho se hizo mayor, jamás me hubiera imaginado que Gaara bebiera, es más, hubiera juzgado por mentiroso a cualquiera que se atreviera a decírmelo que no fuera Kankuro, además, Kankuro acababa de decirme que bebía mucho más que él y Kankuro ya iba en su segunda copa en menos de cinco minutos y Temari le quitó el vino cuando comenzó con la tercera.
¿Quién era verdaderamente Gaara? Esa pregunta me atormento por el resto del Picnic, Kankuro se bebió la copa que yo había dejado sin siquiera tocar y volvimos a casa.
Los siguientes días pasaron increíblemente lentos, cinco días se sentían como cinco semanas y lo peor es que ya sabia el motivo de mi inquietud: sentía como si no conociera a Gaara en absoluto. ¡Pero no tenía ningún sentido! Gaara era con quien había crecido, yo sabia de memoria cada gesto de su rostro y hasta sabía con qué regularidad iba a cortarse su despeinado cabello rojo, Sabía que su comida favorita era el Sunagimo y cuánto odiaba el Yokan, sabía cuál era su color favorito, sabía que le gustaba y que odiaba, si eso no era conocer a alguien ¿Qué era? Porque me consumía esa horrible sensación de pensar que Gaara había cambiado.
Para el sexto día se había vuelto una obsesión y un pensamiento recurrente que Gaara podría haber cambiado pero para esas alturas yo misma había contraatacado todas mis sospechas hasta quedar satisfecha, excepto una, que Gaara era un alcoholico.
Decidí dejar de atormentarme a mí misma y comprobar con mis propios ojos si la afirmación de Kankuro era real, porque si cada noche Gaara bebía, ya fuera una copa o una botella, debía haber evidencia por lo menos. Suspiré pesadamente mientras salía del balcón de mi habitación. Estaba vestida con un kimono liso muy simple y de color verde oscuro.
Camine hasta la habitación de Gaara y me detuve frene a la puerta poniéndome la mano en la boca ¿Qué haria si Gaara resultaba ser alcoholico? Suspiré mientras abría despacio la puerta, Si era alcoholico entonces yo debía saberlo. Entre rápido cerrando la puerta detrás de mí con la esperanza de que no se dieran cuenta de que había entrado y cuando me giré me quede un momento mirando la habitación. Era exageradamente grande, como todas las habitaciones en la casa del Kazekage, las paredes era de ese suave color arena que tenía toda la casa y los muebles eran de una caoba exquisita, haciendo resaltar la enorme cama roja de Gaara. Suspiré pesadamente y al hacerlo me inundó la nariz el olor de Gaara, aquel olor con el que había despertado todas las mañanas en las que dormí atrapada en sus brazos. Intenté sacarme ese recuerdo de la mente cuando comencé a mirar la habitación en un indicio de alcohol. Me di cuenta de que la habitación estaba algo desordenada, más de lo que normalmente estaba y un mal presentimiento me inundo. A simple vista no había nada de lo que Kankuro había mencionado pero yo sabía que Gaara no era estupido, el guardaba todo en un pequeño compartimento de su mesita de noche. Me paré en seco frente a la mesita en donde probablemente están escondido el vino y me quedaron claras dos cosas: estaba a punto de violar la privacidad de Gaara y la segunda cosa era que si verdaderamente había alcohol, no cabía duda de que Gaara lo tendría en ese pequeño mueble frente a mi. Mis manos estaban casi temblando cuando toque la perilla del pequeño mueble de caoba, tome una gran bocanada de aire y reuní mis últimas fuerzas para abrir ese pequeño cajón con un gran significado.
No había una botella o dos, ese pequeño mueble estaba lleno de botellas a más no poder, una o dos estaban completamente llenas, y había una a la mitad, pero la gran mayoría estaban tan vacías que dudaba que de alguna de ellas se pudiera sacar una gota. Cerré el cajón de golpe haciendo sonar las botellas pero no me importó. Salí de la habitación cerrándola sin mucho cuidado y llegue corriendo a mi cama. Sin darme cuenta comencé a llorar y no me costó saber la razón: A mí no me daba miedo encontrar botellas en la habitación de Gaara, a mí no me daba miedo que fuera el más perdido alcoholico de todo el país del viento, a mí en realidad me daba miedo lo que eso significaba: Que Gaara había cambiado y yo había dejado de conocerlo.
Abrace mi almohada mientras lloraba en silencio, Gaara habia sido la única constante en mi, Si Gaara que era el último pedazo reconocible en mi destruido corazón entonces yo estaba completamente perdida.
—No es cierto, no es cierto, no es cierto.— me repetía a mí misma mientras abrazaba la almohada entre llanto hasta quedarme dormida.
De pronto me despertó el ruido de la puerta abriéndose.
—¡Naruko!— dijo Kankuro animado
—¿Qué sucede?— pregunté adormilada
—Lo siento, no sabía que estabas dormida, solo pensé en que te haría feliz saber la noticia.— dijo mirándome
—¿Qué noticia?— pregunté
—¡Gaara llega mañana a las 8:00!— gritó animado y saliendo de la habitación
No pude evitar llevarme las manos a la cara desesperada. Me sentí completamente perdida, aunque sabía perfectamente que estaba sucediendo, Gaara estaba en camino de regreso y yo estaba llorando en mi habitación, ambos iluminados por la luz de la misma luna.
