Azul Eléctrico

Arena de Hojas

A la madrugada siguiente me desperté alrededor de las 6:00 AM. Me mire en el espejo y forcé una sonrisa hasta que pareciera natural. Me fui directo a la ducha y ya estando en la tina un par de lágrimas se escaparon, hoy vendría Gaara ¿Entonces porque estaba tan triste?

Termine de bañarme y enrede mi cabello en una toalla blanca mientras caminaba hasta mi closet, Saque del cofre un precioso kimono antiguo que me habían obsequiado mis padres para mi cumpleaños anterior. Era negro con bordados extremadamente finos que representaba una noche sobre un campo de flores silvestres, las costuras de las flores eran increíblemente detalladas en tonos amarillos y azules, pero sobre todo de un precioso color rojo.

Tome una decisión, Esperaría a Gaara preciosamente vestida, maquillada y con una actitud igualmente bella, me olvidaría de todo lo que sentía y de todo lo que había visto para poder recibir a Gaara tan enamorada de él como lo estaba antes de irme a konoha, lo esperaría con los brazos abiertos y solo así, me daría cuenta de lo equivocada que había estado, de que Gaara aún me amaba y de que mi vida tenía soporte de nuevo, que en realidad Gaara jamás había dejado amarme y en el fondo de mi corazón, también deseaba que yo tampoco hubiera dejado de amarlo jamás.

Me vestí y peine mi cabello en unos delicados caireles que llegaban por encima de mi cintura, me maquille con una simple sombra, un delicado delineado que hacía que mi rostro se viera felino y pinte mis labios del mismo color de aquellas vibrantes flores rojas del kimono.

Mire el reloj y ya eran las 8:00. Baje las escaleras y prepare el más exquisito té para después ponerlo en una fina bandeja de plata y subirla a mi habitación.

Me serví a mí misma una taza al ver que pasaba una hora, después siguieron pasando las horas y las tazas hasta que era medio día y me había acabado todo el té. Un vacío horrible me inundó completamente ¿Porque no llegaba Gaara aún? Ya eran las 12:00 y se suponía que habría llegado a la 8:00, es decir que habían pasado por lo menos cuatro horas. Decidí ignorar la idea de que algo pudiera haberle pasado, de que no hubiera querido venir a casa. Pero cualquier posibilidad me asustaba, Gaara podría haber muerto, al fin y al cabo era un ninja en una misión, o quizá se había enterado de mi regreso y quería postergar todo el tiempo posible para no tener que verme. Finalmente no tuve más opción que seguir esperando, algo en mi pecho me impedía dejar de esperarlo, como si el mundo se fuera derrumbar si no lo hacia. Estar en mi cuarto con la bandeja y el té solamente me hacían pasar más lentamente los minutos así que decidí sentarme en el balcón de mi habitación y distraerme mirando la calle principal.

Pasaron las horas y el ocaso comenzaba a salir sin señales de Gaara. La calle principal estaba ajetreada todo el día pero en cuanto el sol comenzaba a ocultarse era como si toda la aldea hubiera tenido la misma idea de pasear por los restaurantes, bares y lugares de entretenimiento de la calle principal pasada la media noche.

Me sentía como un cachorro abandonado, había puesto muchísimo esmero en esperar a Gaara, todo el día no había probado un bocado y me había forzado a no pensar en nada que no fuese mi novio de cabellos rojos. Cada vez que surgían en mi mente esos incomprensibles orbes rojos hacia hasta lo imposible para sustituir ese pensamiento por un par de comprensivos ojos aqua. Esa fue la única manera en la que logre quedarme esperándolo, porque no podía pasar un momento en el que no estuviera en mi propio conflicto mental intentando fervientemente destruir a Sasuke de mí y llenar ese espacio roto con Gaara, había pasado más de quince horas con la esperanza de que Gaara fuera esa fuente con la cual llenaría cada pedazo seco en mí misma, ciegamente confiada en que una vez que llegara, todos mis problemas habrían desparecido, fue por eso que había perdido todo sentido del tiempo y solo podía guiarme por la altura del sol.

Desilusionada, estuve a punto de ir a desmaquillarme y de quitarme el Kimono cuando a la lejanía mire un chico con un inconfundible cabello rojo avanzo iluminado por las luces de la aldea. Estaba a punto de gritarle aún sabiendo que a esa distancia y con el ruido de la gente no podría oírme pero no fue eso lo que me detuvo. Gaara no venia solo, un grupo de chicas estaba rodeándolo y el parecía disfrutarlo.

A medida que avanzaba pude ver que estaba riendo. Gaara no solía hablar con nadie a menos que fuera estrictamente necesario pero no podía negar que ahora mismo estaba rodeado de chicas y riéndose justo frente a mis ojos. Sentí un horrible sentimiento brotar desde lo más profundo de mi corazón y bombear rápidamente hasta llegar a todo mi cuerpo, era un sentimiento de confusión, miedo pero sobre todo de una hirviente rabia que empeoraba segundo a segundo: eran celos. Me clave las uñas abriéndole la herida de hace unos días pero era la única manera de seguir de pie en el balcón y no lanzarme ahí mismo hacia el. Lo mire acercarse y note que además de las chicas que lo rodeaban había una a cada lado tomándole del brazo. Mi respiración se agitó a un nivel sobrehumano cuando por fin se detuvo frente a la casa y una de las chicas que llevaba del brazo lo beso, justo frente a mis narices.

Baje corriendo las escaleras como un demonio y salí a la calle cerrando la puerta de un increíble portazo que hizo que Gaara y su harem me miraran asustadas.

Naruko.—dijo Gaara despacio mientras me paraba frente a él y las chicas se alejaban un poco

¡Qué demonios es esto!— grite mirándolo furiosa

Naruko puedo explicártelo, no sabía que estabas aquí.— dijo preocupado, incluso estando a un par de metros de mi podio oler el indistinguible aroma del alcohol, Gaara había estado bebiendo, y mucho.

Comienza a explicarte.— dije poniéndome más furiosa segundo a segundo, era una rabia tan peligrosa y ardiente que me estaba consumiendo como si fuera fuego.

Naruko yo.— dijo haciendo una pausa -No creo que debamos de hablar de esto en público.— dijo mirando a la gente que se había detenido para observarnos

Te ordeno que me lo digas ahora.— le grite haciendo que más gente se acercará a nuestro alrededor

Si eso es lo que quieres.— dijo un poco más serio -Naruko, hace tiempo que quiero decirte esto.- comenzó a hablar —Cuando nos dijeron que te irías nos sentíamos completamente perdidos, como si de un momento a otro el mundo en el que vivíamos de hubiera hecho trizas.— dijo con su voz grave —Pero en cuando de fuiste yo.— dijo y me miró con sus ojos Aqua —Me di cuenta que habíamos estado juntos desde siempre, que todo había sido así siempre, yo solo te había mirado a ti y tú solamente a mí pero.— dijo haciendo una pausa —En cuanto de fuiste me sentí triste aunque debo confesarte que conforme pasaban los días sentía una enorme liberación, como si se estuvieran abriendo nuevas oportunidades frente a mi que nunca había tenido.— dijo

Sentí como mis manos temblaban de miedo y rabia que se incrementaba mas y mas a cada minuto pero no pude hacer nada más que clavarle las uñas con más fuerza hasta que pude sentir como cayó una gota de sangre al suelo, Gaara no se dio cuenta de nada y continuó hablando.

Tengo que confesarte que cuando fui a visitarte a la aldea ya no sentía nada por ti, porque eres más una costumbre que un sentimiento genuino.— dijo con una mirada que nunca había visto antes en esos ojos Aqua —Te bese pensando que era sólo la distancia, que todo seguía igual pero de camino de regreso me di cuenta de que no era así, que yo era una persona distinta a la que se había enamorado de ti.— dijo y comencé a perder el control

¿Estás terminado conmigo?— pregunté mirándolo a los ojos

No puedo seguir con alguien con quien no siento nada, hasta ahora me doy cuenta de que fue un error haberme involucrado así contigo, yo necesito más libertad, conocer a más personas y.—

Interrumpí a Gaara dandole una cachetada en frente de todos, estaba perdiendo mi autocontrol segundo a segundo y mi mano se movió sola hasta golpear a Gaara, sentía como si dentro de mi odio estuviera surgiendo un horrible poder.

Estaba hecha pedazos, todo lo que había sentido, todo lo que había hecho por Gaara para que él simplemente llegara rodeado de otras chicas que inclusive lo besaron como si fuera lo más natural del universo, como si mi existencia jamás hubiera tenido lugar, eso me hacía perder el control, que se comportarán como si mi vida no tuviera valor alguno. Todo desde el comienzo inconscientemente había girando en torno a Gaara, desde el momento en el que me avisaron que seriamos separados sentía un abismo, todo el camino me consolaba pensando en el, cada vez que veía a Sasuke me sentía indescriptiblemente feliz, pero siempre hubo ese deje de culpabilidad que atribuía a la estupida explicación de que nadie podía ser tan humanamente feliz aunque todo estaba claro ahora, esa culpabilidad que en días me comía viva sin poder explicármelo a mí misma era Gaara. Jamás en mi vida me había sentido tan Segura, tan amada, tan comprendida y tan completa como cuando Sasuke me había besado, si pudiera dar la vida a cambio de volver a esos momentos estaba ciegamente segura de que lo haría encantada pero mi "relación" con Gaara me había hecho sentir como la peor escoria que hubiera existido jamás, el momento más preciado de toda mi vida había sido arruinado por mi "relación" con Gaara ¡Y el estaba frente a mi ahora mismo, explicándome que yo había sido un simple error, que era nada más que un obstáculo para lo que era su libertad! Una chica lo había besado minutos atrás y el ni se había inmutado porque habría que ser increíblemente estupida como para no creer que eso hubiera pasado anteriormente, quizá inclusive se hubiera acostado con alguien en mi ausencia, tenía 16 años pero era por mucho el chico más atractivo de la aldea de la arena y por si fuera poco muy posiblemente el sucesor del Kazekage y por consecuente el futuro hombre más poderoso de todo el país, claro que habría chicas detrás de el. Todo había sido mi culpa, si tan solo me hubiera dado cuenta de que yo ya no amaba a Gaara, si tan solo hubiera escuchado a mi corazón entonces yo habría seguido con Sasuke, El jamás me hubiera dejado, no me hubiera asesinado, ¡No estaría tan vacía! ¡No lloraría cada noche por su ausencia! ¡No sufriría tanto dolor! ¿y para que había hecho ese sacrificio? ¡Para encontrarme con que Gaara se arrepentía de mi! como alguien que compra un objeto y luego se da cuenta de que no tiene un uso! Ahora era cuando verdaderamente me sentía como la peor escoria sobre la faz de la tierra, como la más herida pero sobre todo como la más humillada.

¡Le pegaste a Gaara-kun!- se quejó una de las chicas con un tono de voz chillona

¡Quién te crees que eres para hacerlo sangrar!- dijo otra creyendo que mi sangre era en realidad la sangre de su amado Gaara

Mire a la chica con todo el odio que alguna vez había sentido y pude ver que era la chica que había besado a Gaara.

¡Eres una bestia!- gritó asustada —¡Tienes los ojos rojos como los de un demonio!- gritó corriendo seguida por todas las chicas

Gaara me miró y en sus ojos pude distinguir terror puro.

Eres una basura.— dije mirándolo a los ojos —Si te atreves a hablarme de nuevo o tan siquiera mirarme...Te mato.— lo amenace haciendo que bajara la vista al suelo inmediatamente como un niño asustado

Logré contenerme clavándome aún más profundamente las uñas que se sentían cada vez más largas mientras me daba media vuelta entre la gente y entraba a la casa.

Gaara acababa de romper conmigo y mi rabia crecía terroríficamente segundo a segundo pero la tristeza logró calmarme un poco. ¿Gaara decía que haber estado conmigo era un error? Entonces desaparecería para siempre de Sunagakure, sería como si nunca hubiera estado. Subí corriendo a mi habitación con el nuevo poder recorriendo mis venas y en un segundo la destruí toda hasta reducirla a muebles rotos y escombro. Como si jamás hubiera estado ahí.

Era justo como Sasuke decía que pasaría, en una relación de dos jinchuurikis simplemente llegaría el momento en el que uno o ambos perdiera el control, pero no imagine que sería yo. La ira iba subiendo conforme pasaban los minutos hasta que llegó un punto en el que me di cuenta que me cubría una delgada capa de Chakra rojo pero no le di importancia, solo sentía que tenía que salir de ahí cuanto antes. Tome mi equipo ninja y recorrí toda la casa, sabía perfectamente dónde estaba el álbum de fotos así que me apresuré a tomar todas las fotos en las que apareciera yo. Para estas alturas la capa de Chakra se tornaba más gruesa conforme pasaba el tiempo y sentía como mi mente se nublaba poco a poco. Tome todas las fotos y las mire, era incapaz de romperlas, mamá adoraba ese álbum así solo que las guarde con resignación.

Tenía que salir, tenía que salir, como si jamás hubiera estado aquí, esos eran los pensamientos que estaban en mi mente. Salí por el balcón para no encontrarme con nadie y no hacerlo peor pero por más que intentará sus palabras retumbaban en mi mente torturandome una y otra vez "No puedo seguir con alguien por quien no siento nada, fue un error haberme involucrado contigo".

Mis uñas se habían vuelto mucho más largas en un abrir y cerrar de ojos, mi mente se nublaba mas y mas. Había dos sentimientos que estallaban como bombas dentro de mi cabeza, estaba furiosa pero la ira me hacía sentir un poder como nunca antes.

Salí por los techos de Sunagakure a una velocidad impresionante mientras la capa de Chakra crecía y crecía hasta salir de la aldea. Algo en mí me decía que este nuevo poder era peligroso, pero había una voz aún más fuerte gritándome que esa nueva fuerza me ayudaría a escapar y a estas alturas mí mente solo pensaba en eso: Tenía que salir.

Ya había avanzado un par de kilómetros a la lejanía de la aldea cuando sentí dos presencias que me flanqueaban.

¡Naruko-san Deténgase ahora mismo!— me ordenaba el Anbu pájaro

No le respondí, si me detenía no habría manera de escapar y yo tenía que salir, era lo único que quería, tenía que salir. Me estaban alcanzando y por el rabillo del ojo pude ver que el pájaro comenzaba a hacer señales con las manos. La necesidad de escapar me hizo dejar que más poder fluyera a través de mi, sentía que me quemaba la sangre pero a estas alturas yo ya no pensaba mucho, tenía que salir y ya.

Cuando mire tenía una gruesa capa de ese Chakra rojo y dos colas del mismo material, entonces lo comprendí, era ese Chakra no me pertenecía a mi sino al zorro de las nueve colas, a Kurama. No me importaba más, con el Chakra del zorro o no yo iba a salir de la aldea tan pronto como fuera posible. Los Anbu se acercaban pero podía ver el trabajo que les costaba igualarme la velocidad, para este punto todo a mi alrededor se veía borroso. Me apresuré, tenía que ir más rápido, no debían alcanzarme, yo tenía que salir de ahí a como diera lugar.

Los Anbu estaban acercándose, el pájaro invoco un jutsu de prision gigante que apareció justo a unos veinte metros y me comenzaba a rodear. No había manera en que me diera media vuelta, la prision iba a a cerrarse. Rápidamente logre convocar un Rasengan con la esperanza de que lograra atravesarla y aunque el impacto entre el Rasengan y la prision sonó increíblemente fuerte, con la nueva fuerza que me rodeaba no me costó mucho trabajo romper la barrera y cruzar al otro lado pero justo después el Anbu con máscara de oso acelero, iba alcanzándome en velocidad.

No me importaba el precio, yo iba a salir de Sunagakure y nadie iba a detenerme. Acepté gustosa el ardor por todo el cuerpo gracias al incremento de Chakra con lo que se terminó de formar la tercera cola.

¡Detente ahora!— me gritaba uno de los Anbu pero ya no distinguía cual de los dos era.

No conteste, solo avance mucho más rápido y cuando me di cuenta ya había llegado al bosque. Era mucho más rápida que antes pero eso no significaba que estuviera acostumbrada a la nueva velocidad, ir por encima de los árboles seguramente era aún más rápido, pero corría el riesgo de dar un mal paso y que los Anbu me detuvieran. Avance tan rápido como pude cruzando el bosque por debajo y creí haber dejado finalmente a los Anbu atrás.

Conforme más pasaba el tiempo más me ardía todo el cuerpo, era como si literalmente me estuvieran quemando pero sin esta velocidad no podría hacerle frente a los Anbu, me atraparían sin lugar a dudas. Y justo cuando creí haberme librado de ellos en un par de segundos el Anbu oso estaba frente a mí y antes de poder reaccionar comenzó a soplar viento tan rápido como un huracán. Era difícil mantenerme en el mismo lugar pero la fuerza del viento no hacía más que aumentar, detrás de mí estaba el Anbu pájaro con una prision idéntica a la anterior. Si lograban meterme ahí estaba perdida sin lugar a dudas. Tenía que aceptar más Chakra, tenía que tolerar el dolor porque tenía que salir costase lo que costase ¡No iba a volver a Sunagakure! ¡Preferiría morir!

Suspiré entendiendo lo que eso significaba, tendría que aceptar más poder, mucho más poder para salir de esta situación a como diera lugar costará lo que costará, si tenía que que entregarme al zorro de nueve colas, lo haría con gusto, lo haría una y cien veces.