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Rickon preparaba sus cuchillas.

Lyanna lo miraba desde una silla.

-¿Podría ir? – le dijo ella.

Rickon la miro y alzo las cejas.

-¿Para? ¿Entretenimiento?- provoco él.

La mujer lo miro con furia contendida.

-¿Crees que no puedo pelear?- le pregunto molesta.

Rickon cabeceo.

Lyanna se levanto y golpeo en el estomago.

El chico cayó al suelo adolorido.

-Era una broma, osita. No te pongas así- le dijo él.

Esta le miro con una ceja fruncida muy molesta.

-Soy una Mormont, una mujer de guerra- aclaro ella.

-No tienes experiencia alguna en guerra, sabes que Dacey no lo permitirá- le dijo el acercándose y sentándose a su lado.

Lyanna mordía su labio frustrada.

-No es justo- informo ella.

-La guerra no es justa- indico él.

Esta le miro.

Pocas veces el chico era tan serio.

El la miro con curiosidad, eran los pocos momentos que estaban a solas, ambos con sus trece años se sentían algo incómodos ante la situación.

Los sentimientos.

Pero también excitados ante las experiencias de estos.

Rickon no se dejo estar y beso sus labios con calma.

-Volveré- prometió el.

Ella le miro y cabeceo.

-Mas te vale cachorro, o te iré a buscar a Dorne yo misma-

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Robb miraba como sus hombres se preparaban, en los puertos de Volantis.

Al principio no estaba seguro de si llevar a Talisa o dejarla con su familia a salvo.

Pero opto por llevarla, más segura en el norte o los ríos.

Bajo la mirada de los Stark.

-Bien Lord Robb, le encargo a mi hija- escucho a su suegro.

Robb cabeceo.

-Lamentamos no poder quedarnos más- dijo él.

El viejo asintió.

-¿Alguna noticia del rey?- pregunto Robb.

El viejo negó.

-No, lamentablemente parece que Qarth tiene mejores defensas de lo que creíamos- informo él.

Robb cabeceo.

Pudo ver a Jorah Mormont ordenar a hombres llevar cajas pesadas a los barcos.

Oro

Comida

Armas

Regalos de Volantis, o mejor dicho de Jon para las guerras en Poniente.

-Estamos listos- escucho a su esposa.

Y ambos se metieron al barco.

Zarparon unos minutos después.

Robb miro a Talisa recostarse mientras su bebe dormía.

-¿Quieres hablar?- le dijo ella.

El la recorrió con una sonrisa.

-¿Hablar? Me gustaría hacer otras cosas- le dijo él.

Talisa alzo una ceja.

-Hablo en serio, escuchaste los rumores, Margaery Tyrell - dijo ella.

Robb suspiro.

Si los había escuchado.

Pero no podía confirmar nada, hasta no hablar con su padre.

-Padre no me informo nada, no sé qué decirte- aseguro él.

Ella cabeceo.

-¿Qué crees tú?-pregunto él.

-Una alianza con el Dominio, nos daría un reino entero, y con mucha comida y oro- le dijo ella.

-No hablo de política- dijo él.

-Que quieres que te diga, compartir mi esposo no era una de mis ideas, el solo hecho me hace enfadar, pero te despose sabiendo esa posibilidad- aclaro ella.

-¿Lo sabías?- pregunto incrédulo.

-Claro, soy una Volatina, puede que mi padre no tenga más de una esposa, pero si crees que no tiene amantes, te equivocas- aclaro ella.

Robb la miro incomodo.

Ella encogió de hombros.

-A mi madre le da igual, mientras el este para ella, pero los Tyrell son diferentes, no voy a cederte, compartirte, no tengo mucha opción, pero no voy a cederte Robb- aclaro ella.

Robb se sentó a su lado.

-Nunca te voy a dejar, no se que se trae padre con los Tyrell, pero a ti te amo, eso no cambiara- le aseguro ella.

-Lo siento, estoy demasiado emocional…Creo que Volantis me dejo algo sensible- susurro ella.

Robb la beso.

Ella correspondió el beso.

-Dime que me amas- susurro ella.

-Te amo- suspiro él.

Se recostó sobre ella con sumo cuidado.

Ella se dejo acostar.

No dijo nada de cómo le quitaba su ropa.

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Jon ataco sin piedad a los soldados que se aproximaban.

Tenía su habilidad de espada nivel ocho, aura de sangre activada.

Jon la consideraba una de sus mejores habilidades, hasta el momento al menos la que más usaba en batalla, aun no tenía las dos mejoras pero esta habilidad hacia que tus oponentes sean afectados por el conjuro sangre, y estos pierden vida por segundo, no se puede evitar.

El chico ni siquiera necesitaba golpearlos, ni bien su espada choque contra sus armas, armaduras o escudos y la habilidad se activaba.

Era muy útil, ya que lastimaba rápidamente, lo que agotaba a sus enemigos en segundos, y los terminaba rápidamente.

A su lado su gran ejército envestía a los enemigos. Además de los que trajo de Valyria, no tuvo opción que seguir invocando unos cuantos pelotones más, por las pérdidas que tuvo en las batallas contra Qarth.

Había invocado.

Soldados de nivel 4 de invocaciones.

3000 espadachines.

1000 lanceros.

500 arqueros.

50 Curanderos de las invocaciones de nivel 6.

200 paladines de las invocaciones de nivel 7.

Pero aun con todas esas fuerzas.

No había mucho que pueda hacer sin destruir los escudos.

Jon estaba seguro que era un escudo que requería muchos sacrificios humanos para mantenerse.

Con estar un par de semanas atacando, desapareciera.

Pero también los sacrificios eran ciudadanos de Qarth.

A Jon le preocupaba eso.

No vino a ser partícipe de masacre de ciudadanos, vino a dominar Qarth.

Vino por su justicia.

Su venganza.

-Pero no sacrificare civiles para obtenerla- musito él.

Su única opción era destruir el escudo.

Dragones podían hacerlo.

Ahora mismo podía invocar un caballero de dragón mas del que tenía ayudándole a sus hombres.

El problema era que incluso si los dragones puedan destruir el escudo. Era peligroso.

El fuego de dragón, arrasaría también la ciudad.

Sus civiles.

Nobles.

Soldados.

Y los objetos mágicos de esta.

En palabras simples.

Estaba entre la espada y la pared.

Vio como dos mercenarios se acercaban.

Estaba furioso.

Y ataco.

El primero cayó al suelo ante el golpe a su espada, ya sea por el poder o por la magia Sangre.

El segundo fue atravesado en un segundo por su espada.

Giro para ver al otro hombre levantarse a dolorido.

-Aura de los elementos- susurro.

La espada estallo en llamas y lo atravesó haciendo que se incinere, sintió un brillo en sus ojos y llego a la habitación blanca.

Miro a Arya ahí.

-Hola ¿como estas?- pregunto ella.

-Qarth es problemática- dijo él.

La chica le sonrió.

-¿Te ves feliz?- pregunto él.

Ella se sonrojo.

-Oh, y eso, cuéntame- le pidió el.

Ella negó.

-Después. Cuando nos veamos de verdad- le prometió ella.

Jon sonrió. Y se dirigió al ordenador.

Jon Nieve

Titulo: Rey de Valyria/ Rey de Volantis/ Rey de los dragones

Puntos de habilidad:11

Nivel 58: (0/186000)

Salud: 5900/5900

Mana 5850/5850

Atributos: Elite

Habilidades: 2

Espadas Nivel 8

Invocaciones Nivel 8

Puso en espada.

Has seleccionado habilidades físicas, espada.

¿Deseas gastar ocho puntos de habilidad y obtener la primera mejora de la habilidad espada a nivel 8?

Si/No

Jon presiono que sí.

Aceptado

Habilidades físicas

Espada

Nivel 8

Todas las habilidades físicas, dan puntos físicos al jugador cada vez que suba de nivel, según suba de niveles, los puntos físicos, como fuerza, resistencia, velocidad y salud se incrementan.

Adquirido

Esta habilidad tiene una mejora.

Jon sintió a sus músculos explotar de dolor, decenas de imágenes aparecieron en su mente, movimientos de espadas, de ataque y defensa, el chico lanzo un suspiro de dolor y miro la pantalla.

Espadas

Nivel 8

Gasta 100 de mana.

Aura de sangre

Hace que tus oponentes sean afectados por el conjuro sangre, pierden salud por segundo, no se puede evitar.

Mejora 1: Desmiembra miembros que golpea aumentando el estado sangre x 2.

Jon cabeceo antes de salir.

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Cat y Ned aun no se creían lo que Arya, les dijo.

Su hija, la loba, anuncio su compromiso, con el hijo bastardo de Robert, este se presento ante ellos como el próximo señor del Bastión de tormenta.

No sabían que penar.

Ned sinceramente no pensó que alguien podría conquistar a Arya, demasiado libre para atarse a un compromiso.

Miro a Gendry no pudo evitar confundirlo con Robert.

Lo había visto en el desembarcadero del rey, trabajando en una herrería.

No pudo hace otra cosa que felicitarlos.

Catelyn hubiera preferido un no bastardo, pero el hecho que sería convertido en el heredero de los Baratheon sumo puntos para ella.

Y sinceramente Arya se veía feliz con el gran muchacho, algo que Catelyn jamás pensó ver.

La mujer vio como sus hijos crecían.

Robb casado con un hijo.

Sansa casada y siendo una reina o al menos cuando conquisten el desembarcadero del rey y coronen a Aegon lo será.

Bran casado y posiblemente con una segunda esposa.

Rickon anuncio su compromiso con Lyanna Mormont hace unos días.

Y ahora Arya.

-Ya son grandes- pensó ella.

Aunque Rickon no superaba los trece aun.

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Tywin escucho atentamente al informante.

-Lanza del sol tomada, Camposestrella también, los Yronwood siguen dando pelea pero están bajo control- dijo este.

El viejo león cabeceo.

-¿Cual fue la reacción de los Stark?- pregunto él.

-Por lo que se sabe, están preparando una flota- escucho él.

Tywin cabeceo.

Myrcella llego hace unos días, no salía del cuarto.

Tywin no le importaba realmente, pero la chica podría darles información.

Por otro lado.

Tywin pensó que ella no sabría nada.

Estaría enfadada por la situación.

-Se parece a su madre- pensó el molesto.

Negó con la cabeza.

-Dale las ordenes, que se preparen para los Stark- dijo él.

El informante cabeceo.

-No podrán contra el norte- le aclaro él.

Tywin se encoge de hombros.

-Nos da tiempo, para prepáranos, Dorne es un pequeño sacrificio- dijo este.

-¿Sacrificaras un reino entero? – pregunto él.

-El único reino que importa es el oeste- aclaro Tywin.

Este cabeceo y salió del lugar.

Otro hombre entro.

-Lord Tywin- saludo este.

-Euron, ¿está todo listo?- pregunto este.

-Partiré de inmediato, hemos confirmado que Olenna se junto con Ned Stark, y que con la reina Margaery en el norte, es cuestión de tiempo- informo este.

El viejo león cabeceo.

-Destruye cada casa del dominio que proteja a los Tyrell- término él.

Euron se inclino como saludo antes de salir.

-Un lannister siempre paga sus deudas- musito el

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Oberyn miro como los caballos se preparaban.

Pudieron llegar hasta Yunkai, en barco.

Pero las batallas entre las antiguas ciudades esclavas y Yiti.

Impedían el paso de barcos.

Debía llegar a Meeren a pie, o en caballo.

Los cincuenta hombres que trajo, les fueron suministrados armamento y caballos para viajar.

Le preocupaba llegar tarde.

No tenía información.

-Padre no puedes seguir así, se que te preocupa, pero nada podemos hacer hasta llegar a Meeren- informo con frialdad Nymeria.

-Espero que Valyria nos ayude- le dijo él.

Nymeria lo miro.

-Lo harán, Rhaenys es nuestra sangre, incluso si se hacen los difíciles, las serpientes de Arena pagaran cualquier precio al rey si nos ayuda- informo ella.

Oberyn la miro con curiosidad.

-Esa forma de hablar me hace recordar a Tyene- dijo él.

Ella encogió de hombros.

-Lo que sea por Dorne- dijo ella.

-No hará falta, el rey es justo- dijo Obara señalando su lanza de plata.

Un regalo del rey de Valyria la última vez que estuvieron aquí.

Sin decir más, salieron en sus caballos hacia Meeren.

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FIN DEL CAPITULO