Como era de esperarse en una situación temerosa y confusa a la vez, un grupo de soldados nerviosos liderados por Brain Unglaus ingresaron a la habitación del Rey Ramposa no sin antes pedir permiso para ingresar.

—Su Majestad, un dragón celeste aterrizó en el patio frontal hace aproximadamente cinco minutos, tres seres de luz lo montaban y dicen ser mensajeros del Reino Hechicero.

—¿Mensajeros? —Repitió el anciano a la par que se ponía de pie y colocándose un abrigo se acercaba hasta ellos en la puerta— ¿Alguno de mis hijos lo han recibido? ¿Han ofrecido un lugar de descanso?

—Unas cuantas sirvientas se están encargando de atenderlos en estos momentos. —Brain retrocedió y dejó que Ramposa dirigiera el camino. Él y el resto de soldados lo seguían a sorprendentes pasos veloces.

—Bien. Su Majestad había mencionado que pronto enviaría mensajeros para una reunión con planeación de vista al futuro y las nuevas rutas comerciales.

Un par de sirvientas que salían de una habitación al ver al Rey sin compañía de compañeras se inclinaron y comenzaron a seguirlo también. El Rey sin perder tiempo pero sin mirarlas les dio una orden.

—Llamen a mis dos hijos y que esperen en mi habitación, díganles que no tardaré en ir y que tengo información sobre la reunión con Su Majestad.

—Entendido. —Contestaron ambas a la par que se detenían y tomaban otro pasillo diferente, nadie lo vio pero ellas esperaban estar presentes para escuchar todo y luego divulgarlo.

—Su Majestad —Llamó Brain y obtuvo una mirada de reojo como afirmación de que estaba siendo escuchado— No quiero sonar grosero pero estos enviados son seres de luz muy poderosos... no creo que él los haya invocado. ¿Tal vez es una trampa?

—Es una tontería pensar eso Brain. —Contestó de inmediato el anciano soltando una risa suave sin burla— Menciona a un hombre o ser que haya podido controlar un dragón celeste para que sirva como un simple transporte para su mensajero.

El espadachín se quedó en silencio y no hizo más preguntas hasta después de que llegaron al lugar. Los soldados que su amigo Gazef entrenó personalmente lo seguían con las mismas dudas pero mantenían la apariencia para no molestar al Rey que juraron eterna lealtad.

La criatura colosal considerada perteneciente a la raza más fuerte de este Mundo se encontraba recostado como un felino en espera. La mirada de todos viajaron desde el dragón hasta los dos seres luminosos con cabezas de leones y alas en las espaldas que estaban mirando el cielo y sus alrededores.

—Bienvenidos. Soy el Rey Ramposa III, ustedes deben ser los mensajeros de Su Majestad el Emperador Hechicero Ainz Ooal Gown-sama.

Ambos lo miraron por unos segundos luego asintieron e hicieron auna ligera reverencia. Uno dio un paso adelante mientras sacaba una carta blanca con decoraciones doradas en los bordes. El Rey lo tomó con cuidado sin dejar de verlos, eran muy hipnotizantes y más con la melena dorada que fluía suavemente con el viento.

—Nuestra misión es entregar este documento al Rey Ramposa del vasallo Reino de Re-Estize. Tenemos un tiempo límite de espera y es de una hora. Además, el amigo de nuestro creador pidió que seamos amables y respondemos todas las preguntas que tengamos conocimiento.

—¿Con creador te refieres a Su Majestad?

—Por supuesto. —Dijo uno en respuesta a Ramposa, Brain escuchó atentamente sin lograr ocultar su expresión incrédula.

—A pesar de que nuestro creador es un no-muerto, él tiene el poder suficiente para invocar a seres divinos como nosotros que pertenecemos a la Octava Esfera... —Comentó y nadie le entendió. "... Mortales..." pensó— Veo su duda y confusión. Todos los seres divinos pertenecemos a ciertas esferas que son nueve en total. En la primera esfera se encuentran los Ángeles, en la segunda los Arcángeles, la tercera es de los Principados y así.

—Eso... concuerda con los niveles de magia según lo que tengo entendido —Comentó Brain luego de analizarlo— Los de la Teocracia utilizan normalmente Principados de Fuego para sus ataques a semi-humanos y heteromórfos.

—¿Son invocaciones del Octavo nivel? —Preguntó Ramposa al entenderlo— Es una magia muy avanzada que nadie de este Mundo a excepción de los Seres Mayores pueden utilizar.

—Está equivocado. —Negó el que dio la información de las esferas.

—Nuestro creador es un no-muerto, y aunque es muy poderoso no debería de poder invocarnos con magia de nivel por ser opuestos en karma. La única manera es que utilice magia superior, el nivel once.

Los jadeos no se hicieron esperar y aunque la mayoría quería gritar: '¡ES IMPOSIBLE!' no lo hicieron por temor a ser perforados por aquellas lanzas que portaban los querubines.

El Rey decidió entonces abrir la carta y leer el contenido para desviar su atención de la gran revelación. Dentro encontró una pequeña pluma blanca con detalles celestes en algunos lugares, leyó y firmó sin darle otra revisión, guardó la pluma en su bolsillo y entregó la carta al divino más cercano.

—Nos despedimos Rey Ramposa III y compañía.

Batieron sus alas y se acomodaron en la espalda del dragón que ya los esperaba listo. Los humanos solo pudieron despedirse en silencio sin dejar de verlos. Al cabo de unos minutos Ramposa comenzó a caminar de nuevo y Brain lo siguió mientras daba una orden para que ayudaran a las sirvientas a guardar la improvisada recepción.

—Sé que no tengo el derecho a preguntar pero ¿qué decía la carta Su Majestad?

—Una reunión. Mañana mismo vendrán otros dragones para llevarnos hasta el Reino Hechicero.

—¿Llevarnos? Espero que si son usted y sus hijos quienes irán debería de llevar al menos un par de guardias confiables para su seguridad.

—Somos un Reino vasallo, ¿qué sentido tendría llevar guardias para ver a Su Majestad? —Rió Ramposa tranquilo— Pero tienes razón. Quiero que tú y Climb nos acompañen. Renner mencionó que Blue Rose ya se encuentra allá, quizás podamos contactarlas.

—Algo me dice que la princesa estará de acuerdo con que Climb acompañe así que yo igual iré. Es joven y todavía le falta mucho por aprender, me gustaría protegerlo hasta que pueda mantenerse en una gran pelea solo.

—Tienes un gran cariño a ese chico.

—Es un buen amigo y discípulo, también mi última conexión con Gazef. No quiero perderlo también.

El tema de Gazef todavía era complicado para el Rey. Sabía que fue Ainz quien lo mató, pero también sabía que lo trató con respeto hasta después de su rápido e indoloro final. No había resentimientos, al menos ya no ahora.

Ingresaron a su habitación para encontrase con sus hijos y Climb que lo miró tanto a él como a Brain para evaluar la situación. Contó todo sin guardar un detalle y pronto Zanac comenzó con ayuda de su hermana a encargarse de los pocos asuntos que habían para no tener responsabilidades por al menos tres días.


Casi media hora después el dragón de escarcha con dirección al Imperio llegó y generó las mismas reacciones que tuvieron los soldados del Reino de Re-Estize. El Emperador Jircniv que se encontraba degustando su almuerzo temprano dejó todo y fue hasta los mensajeros con solo Nimble a su lado.

Recibió la carta y pidió un tiempo para leerla en privado. Mientras ordenó que algunas sirvientas con mucha experiencia pusieran cómodos a los dos seres de luz que a la vista parecían no necesitar nada.

Jircniv no caminó tan lejos, ingresó en la primera habitación que vio y sacó a todos los presentes que habían, los cocineros dejaron los utensilios y alimento para obedecer sin demora al Emperador de Sangre.

Abrió la carta con cuidado y agarró la misma pluma que le dieron a Ramposa. La miró por unos segundos a detalle por si tenía algún tipo de magia maligna peo al no encontrar nada comenzó a leer el contenido muy lento para no perderse nada.

En resumen el escrito era corto pero detallado y directo, mantenía el respeto pero a la vez daba la sensación de que era superior, el lugar de la firma estaba impecable al costado de lo que sería la firma de Ainz y alguien llamado Bellriver.

Miró de nuevo la pluma y tras pensarlo un poco pero sin opciones firmó. No pasó nada después que lo hiciera así que con un suspiro de alivio, dobló el documento como vino y lo volvió a guardar en la carta.

—Lleva esto a la Corte de Magos y haz que lo analicen con profundidad. —Entregó la pequeña pluma con suavidad a Nimble y salió de la cocina sin dejar de hablar— Tienen permiso escribir con el pero nada de abrirlo o podrían dañarlo.

—Entendido Su Alteza... ¿Necesita algo más? ¿Quizás llamar al secretario o a Baziwood?

—No, no molestes a Baziwood, hoy tiene libre y está con sus cinco esposas. Tal vez más tarde pero no ahora. Yo mismo los llamaré a ambos.

Nimble asintió y partió hasta el edificio que era la Corte de Magos Imperiales. A pesar de llevar unos cuantos años sirviendo a Jircniv todavía no tenía la confianza que su amigo Baziwood tenía con el Emperador, de tal manera no pudo preguntar sobre la el escrito de la carta.

Jircniv se quedó en su lugar por unos momentos analizando lo que leyó en su mente pero no encontró intenciones ocultas. La única cosa que le pareció interesante fue que tendría una reunión con el no-muerto, el viejo Ramposa y el Rey Caspond.

Se agarró la cabeza en frustración, esta mañana había amanecido con buen humor y ahora le llegaba esto. Debía de iniciar los preparativos para poder dejar el Imperio por unos días, también tenía que cancelar algunos encuentros con sus concubinas.

Apretó el puente de su nariz y luego respiró hondo. Salió de la cocina y fue de nuevo hasta los mensajeros, realmente tenía preguntas sobre sus orígenes pero no creía que sea apropiado, por lo tanto calló y entregó la carta con una sonrisa perfeccionada a lo largo de los años.

—Lamento la demora. Necesitaba leerlo con mucha atención para entender lo que Su Majestad quería trasmitir.

Ellos lo miraron en silencio y luego asintieron, fue extraño pero casi podía jurar que pudieron leer sus emociones y verdaderos pensamientos a profundidad en esos pocos segundos.

—Nos despedimos humano Emperador Jircniv. —Dijo el que aceptó la carta de regreso.

—... Respetando la orden adicional que nos dieron no tomaremos medidas contra usted por sentir miedo y repulsión hacia nuestro creador pero como seres perteneciente al cielo, uno de los lugares existentes para almas que consideramos buenas, le decimos que no podrá ingresar a menos que cambie esos pensamientos. El infierno lo espera. —Advirtió el otro y luego como uno solo volaron en dirección al dragón dejando petrificado al Emperador.

Sin necesidad de una orden la gran criatura helada y con alas alzó vuelo de regreso al Reino Hechicero, este trató de no pensar mucho en el no-muerto que ahora tenía como amo por temor de molestar a sus creaciones que claramente se disgustaron con el Emperador.

—No temas criatura alada. —Uno de los querubines colocó su palma con garras en sus escamas y acarició con cuidado y afecto— Lo que dije al humano es una ligera mentira, las almas nunca irían a tales lugares sagrados o diabólicos, simplemente van a un lugar inhabitado para vagar o descansar solos por la eternidad, dependiendo como han vivido y sus acciones tomadas.

—... Eso suena peor. —Respondió mientras pensaba en su padre, en su hermano y todas las criaturas que morían.

—Quizás así sea, pero agradezcamos la dicha que tenemos por servir a tal señor. En el cielo todos esperamos ser convocados por seres similares a él... El infierno y otros lugares llenos de criaturas místicas como nosotros deben de pensar igual.

—Tú que eres perteneciente a este Mundo y tienes el honor de estar bajo su mando debes de poner todo de ti por conplacerlo. —El otro querubín se interpuso en la conversación— Esfuérzate por sobresalir, esfuérzate por ser útil, te aseguro que si lo haces vivirás cómodo y sin preocupaciones.

El dragón pensó profundo en lo largo del camino de regreso. Casi a mitad de llegar ya se había decidido seguir lo dicho y convertirse en alguien leal de corazón, sus alas dieron un gran movimiento para aumentar la velocidad y llegar más rápido de lo que se suponía podría hacer.


El último dragón, el hermano primogénito de los tres, llegó a la ciudad de Hoburns un poco cansado. Sus alas aún en un duro entrenamiento lograron mantener su ritmo veloz en todo el trayecto pero a cambio obtuvo ligeros dolores cuando llegó por fin. Uno de sus pasajeros viendo su estado aplicó magia curativa en él y al instante estuvo como nuevo. Solo pudo agradecer en silencio con la cabeza baja.

Un grupo de paladines se acercaron con lanzas en mano pero casi sin hostilidad. De entre ellos salió una joven con cabello dorado, mirada asesina y un arco grande muy llamativo que gritaba "Súper" en su nombre.

—¿Quiénes son ustedes y con qué propósito han venido al Reino Santo? Soy la proclamadora, arquera y antigua escudera personal de Su Majestad el Emperador Hechicero Ainz Ooal Gown-sama, Neia Baraja, conocida también como la "sin rostro" u "ojos locos"...

—Somos enviados del Reino Hechicero por parte de nuestro creador Ainz Ooal Gown-sama. Hemos venido a entregar esta carta de invitación al Rey de este Reino.

Rápidamente el ambiente cambió, la arqueta sonrió genuinamente pero dándose cuenta de sus propios ojos se cubrió con los visores que Su Majestad le obsequió.

—Por aquí por favor, les llevaré personalmente con el Rey Caspond. —Acomodó su arco y esperó a que los querubines bajaran del dragón; luego dispersado a los paladines que servían bajo su mando dio inicio a la caminata— Además, perdonen si nos encontramos con la vice-capitana Remedios Custodios... ella tiene un gran rencor y hasta podría decirse odio hacia Su Majestad.

—... Tienes mucha lealtad y respeto hacia nuestro creador, nos complace. —Dijo uno, el indicio de una pequeña sonrisa en esa cabeza de león blanco fue visible para los ojos entrenados de Neia.

—Él salvó al Reino Santo de su casi inevitable destrucción, ayudó a recuperar varias ciudades tomadas por los semi-humanos y demonios que servían al Demonio Emperador Jaldabaoth, incluso después de obtener lo que quería y pertenecía de parte de sus amigos continuó brindando ayuda para que podamos recuperar la gran pérdida que tuvimos. Para mí es natural querer servirle hasta el fin de los tiempos.

—Ya veo. —Dijo satisfecho el otro— Ya que somos criaturas convocadas no tenemos un amplio conocimiento de lo que este Mundo ha pasado pero saber que nuestro creador ha hecho tantas buenas obras llenan de orgullos nuestros metafóricos corazones.

—¿Son convocaciones pero llaman a Su Majestad creador? ¿Podrían explicar eso?

—Es nuestra manera para demostrar nuestro máximo respeto. Para cualquier criatura convocada el título creador es dado a quien creemos se lo merece. Y nuestro creador se lo lleva con honores.

Neia sonrió aún más con esas palabras. Diferentes emociones cálidas le inundaron el pecho y se sintió muy bien. Ni siquiera cuando fue aceptada como escudera sintió algo parecido, solo Su Majestad lograba tal efecto de admiración.

—Si no es molestia preguntar algo mas privado... ¿Saben cómo se encuentra Su Majestad? No ha pasado mucho desde la última vez que lo vi pero-

—Te preocupas, lo entendemos. Él se encuentra en perfecto estado, el poco tiempo que estuvimos a su lado notamos la comodidad y alegría que desbordaba su aura estando al lado de sus amigos.

—Es bueno saberlo. Cuando lo escuché aquella tarde fue muy nostálgico y aunque no tiene expresiones faciales pude saber que añoraba volver a estar en compañía con los otros Supremos.

Neia terminó de hablar justo cuando llegaban a una habitación en específico, no se escuchaban voces pero si sonidos leves de movimientos. Daba a entender que una persona estaba dentro y no podía ser otro que Caspond.

Tocó la puerta y esperó el pase. Los querubines acomodaron sus posturas y siguieron a Neia dentro, donde efectivamente un hombre los esperaba ya de pie y con una expresión de asombro cuando la ex-escudera explicó sus presencias.

—Es un honor estimados mensajeros, soy Caspond Bessarez, el Rey Santo.

—Esto es para usted. —Y entregó la carta sin demasiadas ceremonias. Algo, un sexto sentido les dijo a los dos querubines que este era un compañero servidor de su creador— Tenga en cuenta de que tenemos una hora de espera por su decisión.

—Se agradece pero les aseguro que no durará mucho. Si desean pueden tomar asiento los tres.

Caspond se sentó y Neia lo imitó. Él leyó con lentitud pero expresaba lo que contenía con su rostro. Finalmente asintió feliz y tomando la misma pluma firmó con un movimiento de muñeca fluido.

—Neia-san, mañana iremos al Reino Hechicero, ¿te gustaría venir con nosotros? Sería bueno tenerte para equilibrar junto a Gustav a la vice-capitana Remedios.

El rostro de la arquera se iluminó aunque trató de disimular un poco, su respuesta afirmativa y llena de energía fue clara, inmediata. Complació a los tres que estaban en la habitación.

Luego de eso y una corta conversación sobre los quehaceres cada uno volvió a donde su deber llamaba. Caspond a los papeleos de ser Rey, Neia a entrenar junto a los paladines y arqueros que servían bajo su mando, y los querubines montados en el dragón de regreso al Reino Hechicero.