Azul Eléctrico
Margaritas & Girasoles
Estaba a punto de hacerlo, los Anbu estaban a punto de atraparme y me sentía completamente acorralada, No había otra manera, el fuego que me estaba quemando internamente empeoraría, pero intente no pensar en eso. En cuanto comencé a aceptar más poder del zorro de las nueve colas me sentí en el mismísimo infierno, mi cuerpo ardía desde la punta de mis dedos y me incineraba consumiendo mis piernas, subió a las caderas hasta llegar a mis brazos y comencé a gritar, no pude sostenerme más y el viento del Anbu oso se me hizo caer con un fuerte impacto en la trampa de los Anbu pero poco me importó en esos momentos, mi cuerpo dolía como aquella vez que había muerto y no deje de gritar aún cuando me golpe contra la prision del Anbu pájaro.
—¡Naruko-san contrólese!— gritaba el pájaro
—¡No deje que el zorro la consuma!— gritó el oso desesperado
El Anbu cerró completamente su jaula y eso de alguna manera me consolaba porque había perdido todo el control de mi cuerpo, solo podía escuchar mis propios gritos y sentir el dolor consumiéndome. Intenté reprimirlo pero no había marcha atrás, un Chakra rojo oscuro comenzó a rodearme desde la punta de la cuarta cola y mediante se acercaba el dolor empeoró, ya no podía soportarlo y el Chakra estaba cerrándose en torno a mi cara para sellarme completamente.
Todo estaba borroso, como si no fuese yo misma y solo fuese una espectadora, recuerdo haber avanzado entre los bosques después de destruir la jaula del Anbu pájaro, pero no podía recordar nada más, solo dolor por todas partes hasta que finalmente cerré los ojos y caí inconsciente.
Cuando recupere la conciencia me sentía demasiado exhausta para abrir siquiera los ojos, por lo que me quedé inmóvil más o menos una hora. Con el olor que me rodeaba podía percibir que estaba en el hospital, de nuevo, y aún sin abrir los ojos podía sentir los rayos del sol sobre mi piel, así que debía ser de día. Si concentraba Chakra en mi olfato, podría oler un delicado pero constate olor a girasoles.
Me quede un rato pensando de donde podría venir el olor a girasoles, primero pensé que quizás hubiera muerto, después una idea mucho más lógica me llego a la cabeza, si estaba en el hospital quizá Neji me hubiera traído girasoles porque que eran sus flores favoritas.
Pensé en Neji una hora más, como su castaño cabello estaba atado en una simple y desorganizado listón, como su piel era clara pero sus ojos eran del blanco mas puro aunque más allá de eso, en mi mente recordaba todo el tiempo que había pasado con el. Neji siempre había parecido interesado por mí y mis sospechas quedaron claramente confirmadas en aquella comida cuando Rock Lee confesó que Neji estaba enamorado de mi, cuando me había pedido que olvidará lo que había dicho Lee y después de eso todas las tardes que pasamos juntos. Siempre había sido muy amable conmigo y muy considerado, era tan sencillo dejarse llevar por los tratos de Neji.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando alguien entró a mi habitación.
—Kakashi-sempai.— hablo un hombre que no había oído jamás y al parecer Kakashi estaba en mi habitación también.
—Tenzo.— respondió Kakashi tranquilo
Se quedaron en silencio durante un momento.
—¿Así que ella es tu alumna?— preguntó Tengo
—Hai.— respondió Kakashi
—Es idéntica al cuarto y a Kushina-sama.— dijo Tengo
—Exactamente los mismos cabellos rubios, tranquila como Minato-sensei mientras Naruto es tan terco y necio como Kushina-san.— dijo Kakashi y por su tono de voz casi apostaría que estaba sonriendo.
—Vaya alboroto que causaron.— dijo Tenzo -Y ahora se ve tan calmada y pacífica.—dijo Tenzo acercándose a mi
—Lleva inconsciente una semana.— dijo Kakahi —Los doctores dicen que mejorara y podría despertar en cualquier momento, pero era esperable que entrará en coma después de ese traumatismo.— suspiro Kakashi —No debería estar tan calmada.— dijo más para sí mismo que para Tenzo
Se quedaron en en silencio un momento, estaba sorprendida, había estado inconsciente por una semana y al parecer inclusive había entrado en coma. Era verdad que me dolían los músculos uno por uno pero no creía que pudiera llegar a ese grado, no recordaba nada que me hubiera causado semejante herida.
—¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Tenzo y Kakashi suspiro pesadamente
—No lo sé exactamente, estaba en Sunagakure con el Kazekage y su familia escoltada por dos Anbu, llevaba más de una semana allá cuando de pronto Naruto comenzó a liberar repentinamente el Chakra del zorro sin motivo alguno, fue entonces cuando entraste y lograste contenerlo hasta que el Chakra retrocediera, después los guardias en turno de la puerta lograron ver que algo se acercaba a una increíble velocidad. Cuando lograron ver que era descubrieron que era Naruko rodeada del chakra del Kyuubi, ya sabes lo que sucedió después.— dijo Kakashi
—Después de contener a Naruto logramos detener a Naruko antes de que entrase a la aldea, entre varios Jounin lograban contenerla hasta que pude completar el sello y hacer retroceder el Chakra de las cuatro colas.- dijo Tengo
—Horas después buscaron a los Anbu que habían escoltado a Naruko solo para encontrarlos casi mortalmente heridos a ambos a varios kilómetros de ahí. Al parecer Naruko salió sorpresivamente de la aldea a media noche envuelta por el Chakra del zorro, intentaron hacerla reaccionar y cuando estuvieron a puro de capturarla la cuarta cola se formó y Naruko cedió completamente su conciencia.— dijo Kakashi
—¿Qué sucedió con los Anbu?— preguntó Tenzo preocupado
—Lograron traerlos al hospital a tiempo y se están recuperando en el piso de abajo.— dijo Kakashi
Se quedaron en silencio por otro momento mientras yo procesaba todo lo que habían dicho, me había vuelto una bestia por descuido propio y por poco había asesinado a los Anbu.
—No deberías pasar aquí todo el dia, te invito a comer.— propuso Tenzo
—No lo sé, no quiero que despierte sola y se asuste de nuevo.— replicó Kakashi
—No ha despertado en una semana, no veo porqué habría de despertar ahora mismo.— dijo Tenzo insistiendo —No me hagas llevarte a rastras Sempai— lo amenazo
—De acuerdo.— dijo Kakashi
Ambos salieron de la habitación dejándome sola. Abrí los ojos y me mire, definitivamente parecía que me hubieran golpeado, estaba cubierta de vendas del pecho para abajo, también de los brazos y cubierta con una bata de hospital. Estaba en la misma habitación que la vez anterior, blanca con un par de sillones y una gran ventana.
No me sentía con ánimos para ver a nadie pero tenía que ver a los anbu que por poco había asesinado, en ese momento me ardió profundamente la idea de que me hubiera gustado haber sido visitada por Sasuke después de que mi corazón se detuvo. Después de ponerme de pie aún con el cuerpo adolorido y desconectar la máquina con esa facilidad que había adquirido, decidí que no podría simplemente llegar con las manos vacías.
Use un simple jutsu de transformación y me convertí en Kakashi, así nadie me haría preguntas al andar por la calle y simplemente pensarían que acababa de salir del hospital justo como Kakashi había hecho. Tome dinero de mi pequeña mochila de viaje que estaba en la mesita de noche junto a mí precioso kimono negro hecho jirones. Mire por un segundo un ramo de girasoles que seguramente me habría traído el chico de ojos perla.
Salí por la ventana para no levantar sospechas y camine tranquilamente por las calles de Konoha como si no sucediera nada hasta llegar a la florería Yamanaka. Para suerte mía nadie me saludo por las calles e Ino no estaba atendiendo la florería, después de pensarlo un poco pedí dos ramos de margaritas y regrese al hospital caminando tan tranquilamente como había salido.
Llegue con la señorita de recepción del hospital que miraba curiosa los dos ramos.
—Buenas tardes Kakashi-san, ¿En qué puedo ayudarle?— respondió la chica muy amablemente
—¿Cuál es la habitación de los anbu?— pregunté con cuidado de que la voz de Kakashi se escuchara natural y calmada
—Esta en el tercer piso, están en una habitación compartida, el número es 302.— Dijo sonriendo
—Gracias.— conteste sencillamente
Subí las escaleras sintiendo como los músculos cansados me ardían y comprendí que debía tener incontables moretones y cortadas por todo el cuerpo. Subí sin decir nada hasta encontrar la habitación de los anbu.
Suspiré antes de entrar pero era muy tarde para arrepentirse, al menos tendría el honor de ir a disculparme en vez de quedarme como una simple niña llorando.
—Adelante.— indicó la voz de un hombre y entre con ambos ramos
Mire la cara sin cubrir de ambos hombres, tenían el cabello corto y la piel clara, salvo algunos moretones en el rostro y los brazos. El pájaro debía tener alrededor de 30 años, su cabello era castaño oscuro a juego con sus ojos. El oso era mucho más joven, no debía pasar de los veinte años y en cierta manera tenía un parecido con el pájaro, salvo que su rostro se veía algo más avivado e infantil además de que sus cabellos eran castaño claro. Ambos me miraban con curiosidad hasta que el oso hablo.
—Kakashi-sempai.— hablo el oso mirándome
—No me digas que nos has traído flores.— dijo sonriendo el pájaro
No conteste nada, simplemente avance hasta quedar entre las camas de ambos anbu y deshice el jutsu de transformación ganándome una mirada sorprendida de los hombres.
—Naruko-san.— hablo el oso sorprendido
Hice la reverencia de pie más profunda que me permitía el dolor, era lo menos que podía hacer.
—Se de sobremanera que no hay forma de pedirles perdón después haberles hecho esto.— dije mirando al suelo aún en la reverencia —Pero le ofrezco mis más humildes disculpas y les ruego que acepten estas margaritas.— dije poniéndome de pie otra vez
—Naruko-san, no debería estar de pie.- dijo el pájaro preocupado —Además no hay nada que perdonar, es nuestro trabajo.— dijo mirándome con una sonrisa sincera
—No es como si lo hubieras hecho a propósito.— dijo el oso con su sonrisa juvenil
Les entregue a cada uno un ramo de margaritas y me disculpe de nuevo antes de usar el jutsu de transformación y convertirme en Kakashi para volver a mi habitación.
Subí las escaleras para llegar a mi piso, mis piernas estaba cansadas pero esta vez me ardieron mucho más, un dolor que se expandió a todo el cuerpo. Cuando mire la puerta me sentí increíblemente mareada, todo me daba vueltas con cada paso que daba y mis pensamientos se retorcían hasta que no poder mantener una idea coherente. Me faltaba poco para llegar a mi cuarto, llegue en un par de pasos y en cuando puse la mano en la perilla los bordes de mi visión de tornaron oscuros cerrando con oscuridad mi visión en cámara lenta, al mismo tiempo mis piernas me fallaron y justo antes de cerrar los ojos escuche un grito
—¡Naruko-san!— gritó rápidamente el Anbu oso
