Todos los personajes son de la serie Star Vs Las Fuerzas Del Mal, de la creadora Daron Nefcy, lo único de mi autoría es la historia aquí presentada.
Les presento el final alternativo. Debido a que se deben de resolver varias cuestiones se publicarán varios capítulos. Para disfrutar este otro final, se debe de ignorar el epílogo, el prólogo y el capítulo final, así que esta trama empieza justo después del XXV-B cuando Moon regresa al castillo.
Un deseo… todos guardaron silencio, sabían lo que significaba aquello.
— ¿Pedí un deseo? — Rhombulous preguntó, mientras miraba a los comisionados que lo observaban con desagrado ¿Era posible que incluso un ser creado con magia pudiese pedir deseos al Mal?
La sala se quedó en silencio, eso era demasiado, al parecer no podían solucionar un problema porque aparecía uno mucho peor; la putrefacción del bosque, la inmortalidad de Toffee, el trono de Meteora, el aborto de Moon y ahora la falta de memoria de Rhombulous, era un caos, y todo se debía al mismo ser repugnante.
El silencio estuvo un poco más de tiempo hasta que Omnitraxus habló:
— No vamos a resolver nada sin saber con qué estamos tratando, debemos de conocer todo acerca de Mal… — Si bien su comentario fue lógico, eso hizo que las ideas de los presentes se encaminaran.
— El que lo conoce mejor que nadie es Toffee — Aseguró Rasticore — Ha convivido con él por años, pero tengo mis dudas, yo también he convivido con él y no sé mucho, sólo lo que le conviene o lo que quiere que sepa, no sé ni cómo apareció ni cuál es su propósito, es un ente milenario.
Las miradas ahora se fueron hacia Glossaryck, si esa cosa tenía cientos de años, significaba que Glossaryck debía de saber algo porque tenían la misma edad.
El hombrecillo sintió las miradas y suspiró:
— No esperen mucho de mí, esa cosa ya estaba cuando yo fui despertado, y se supone estaba sellado, su magia es imperceptible para mí, así que no pude identificarlo, lo único que sé es curioso y tiene cierta fascinación por la vida de los humanos.
— ¿Por qué sabes eso? — Preguntó Hekapoo.
— Porque es lo opuesto a mí: un desinteresado por lo que ocurre a mí alrededor. ¿Por qué creen que los creé en primer lugar? ¿Por bondadoso? — Preguntó irónico — No, lo hice para que facilitaran mi existencia.
Lady Winter agradeció que los comisionados tuviesen menos sentimientos que los humanos, porque ese comentario le dolería a cualquiera.
— Tenemos que hablar con Toffee — Regresó a la conversación Rasticore, es lo único que se me ocurre.
No fue necesario que lo repitiera, Lekmet rápidamente fue hacia la puerta que separaba al Septarsis de todos los demás y le habló para que los acompañase.
— ¿Qué ocurrió?
— Cuéntanos todo lo que sepas sobre el Mal — Exigió Omnitraxus. — Y si digo todo, es todo.
El lagarto tragó.
— ¿Necesitan que empiece con algo en específico?
Hubo un momento de silencio, todos tenían sus propias ideas de como comenzar la plática.
— ¿Por qué tú? — Rompió el silencio Meteora, ella era la futura Reina, debía de actuar como una. — ¿Por qué de todos los seres vivos, mewmanos y monstruos fuiste tú el elegido para recibir su bendición de tener deseos ilimitados? ¿Qué te hace tan especial a los demás? ¿Qué hiciste para merecerlo sin pagar nada a cambio?
El silencio perduró en la sala, esa era una pregunta muy simple, pero que a la vez daría gran paso a que los demás pudiesen darse una idea más clara de la relación que ambos tenían.
— No lo sé, no realmente — Confesó — Yo no recuerdo nada de mi pasado hasta que me encontraron en el bosque, cuando lo hice, el Mal se apareció frente a mí y me dijo que alguien le había pedido que me cuidase y que cumpliera todo lo que yo pidiera. No me dio muchos detalles, estaba demasiado aturdido, pero se presentó como un sirviente que obedecía a alguien más.
— Él no obedece a nadie.
— A menos se alguien lo haya pedido como deseo.
— ¿Se puede pedir eso?
Las preguntas comenzaron a abordar la habitación, ni Rasticore conocía esa parte de la historia.
— Por lo que entiendo — Volvió a tomar la palabra el lagarto — El Mal no tiene una magia propia en sí, sino que necesita algo para poder realizarla, es por eso que cada vez que cumple un deseo pide algo a cambio, para poder materializarlo, él solo se limita a jugar con las energías y se alimenta de las emociones que sus benefactores dejan atrás. Usualmente la tristeza, desesperanza y enojo son las que más le nutren.
— Eso es asqueroso — Soltó Hekapoo.
— Es por eso que no tiene bando, porque no le importa a quien sirve, sino que necesita servir para seguir existiendo. — Concordó Toffee. — Aun así, mi caso fue distinto, a pesar de que alguien deseó deseos ilimitados para mí, él no tenía la energía suficiente para hacerlo ya que no tenía todo lo opuesto a lo que yo deseaba, por lo que tomó una energía mucho más natural y común para poderse alimentar, la Vida.
— ¿Vida? ¿Qué así no también se autonombra él?
— Sí. Aunque la vida que tomaba era la del bosque donde fue despertado. Por eso encontraron toda esa masa negra de contaminación, era la naturaleza ofreciendo su fuerza para que yo pudiese cumplir mis deseos.
Nadie dijo nada, simplemente Rasticore se acercó y le dio un puñetazo en la cara.
— ¿POR QUÉ NUNCA ME LO DIJISTE? ¿SABES EL DESATRE QUE HICISTE? ¡NOS ESTÁS MATANDO POR TU EGOISMO!
— ¿Debo de responder eso también? — Toffee no se defendió, aceptó con gusto el puñetazo de su compañero.
— Después, después arreglan sus problemas — Soltó Rhombulous — ¿Qué más sabes?
Rasticore soltó a su compañero para que siguiese hablando, no son antes amenazarlo con la mirada.
— Del porqué fui elegido por él, nada más sé eso, y si me preguntan sobre la persona que pidió el deseo por mí, sospecho que fue una mujer, porque él a veces hablaba de ELLA.
— ¿Ella?
— Ella. No sé quién sea pero la odia.
— Entonces un "ella" pidió un deseo para beneficiarte, no te acuerdas de nada hasta que apareciste en el bosque, justo en el mismo momento cuando el Mal fue despertado.
— Sí. — Respondió Toffee a Omnitraxus que estaba haciendo un recuento de la narración. — Yo desperté al día siguiente.
— Eres un ser vivo, él es un ser mágico, por eso te tardaste. — Dijo Glossaryck mientras miraba penetrantemente a los ojos del lagarto, como si intentara leerlo. — Tú no apareciste a causa de él, tú apareciste con él, ambos fueron despertados al mismo tiempo con el mismo hechizo.
— ¿Disculpa? ¿A qué te refieres con ello? — Lady Winter parecía nerviosa, ella recordaba muy bien esa noche cuando lo despertaron.
— Sólo hay una mujer a la que él podría odiar con tanta fuerza y aun así estuviese obligado a cumplir sus deseos, claro que los pudo cumplir porque ella los pagó con tiempo, el tiempo congelado y casi eterno de su vida. Dime Toffee… desde que llegaste al castillo ¿No te han aparecido en la mente imágenes de alguien? Soñado con alguna persona desconocida en repetidas ocasiones por ejemplo, o cuando vas caminando por el pasillo y ves que alguien pasa y te recuerda a esa persona. ¿Has visto a alguien así?
El lagarto tragó saliva, sí, él había estado soñando con una mujer. Al inicio deseó que fuese Kathya, su sustituto de madre, sin embargo con el tiempo los sueños fueron más nítidos y podía identificar que la mujer de sus sueños era Mewmana, una de cabello rizado.
— Sí. A veces he soñado con una mujer desconocida.
— ¿Mewmana de cabello oscuro?
No supo por qué pero sintió miedo.
— Sí.
— ¿De casualidad la has visto a través de Moon?
Tal vez para los asistentes esa fuese una pregunta absurda, pero Toffee entendió muy bien a qué se refería "a través", recordó de inmediato la escena donde se dieron su primer beso. Fue en la habitación de Moon, ella lo hizo pasar y sin que él se percatase de los rombos que caían al piso comenzaron a platicar y luego a besarse. A decir verdad él estuvo a nada de tomarla como suya en ese mismo instante, sólo que cuando abrió los ojos para admirarla, no la estaba viendo a ella, veía a una mujer de cabellos oscuros con una mirada sumamente triste.
Él se alejó y fue cuando Moon comenzó su metamorfosis, quiso creer que la imagen que vio fue a causa de dicho cambio, pero ahora no estaba tan seguro.
— Sí.
Glossaryck cerró los ojos.
— Creo que tengo una pista sobre esto, necesitaré el libro de hechizos y el de las profecías. Rhombulous ve por ellos. Toffee regresa a tu celda. Majestad, tomaremos un pequeño receso, y en la noche le diré de mis descubrimientos. Por favor, vaya a comer y no se preocupe, creo que hemos avanzado bastante.
— ¿Bastante? — Fue lo que preguntaron Lady Winter y Rasticore al mismo tiempo. ¡No habían avanzado en nada!
— Entendido, creo que me llevaré a mis acompañantes a mis aposentos. — Meteora interfirió, sabía que algo había ocurrido.
— Por favor. — Concordó Glossaryck. Y con un simple gesto el trio compuesto por Lady Winter, Rasticore y Meteora cruzó la puerta de salida.
Glossaryck se les quedó viendo hasta que confirmó que realmente se hubiese ido.
— ¿Y? ¿Qué es lo que has descubierto? — Preguntó Hekapoo al lado de Lekmet. Esa era una de las pocas veces donde el hombre cabra se veía molesto.
— Es Eclipsa. — Soltó el hombrecillo sin mirar a nadie en específico. — Ella fue quien pidió el deseo primario.
— ¿Eclipsa? ¡Estás de broma! ¡Ella sigue viva y cristalizada aquí en el castillo!
Glossaryck negó con la cabeza.
— Lo sé, pero ella es la Reina más poderosa que he visto, si quisiera hubiese podido escapar hace tiempo, no obstante cuando fue cristalizada su magia era demasiado débil, como si anteriormente hubiese hecho un hechizo que le costó un gran esfuerzo.
Lady Winter y Meteora paseaban por los jardines de rosas mientras eran escoltadas por Rasticore detrás, nadie hablaba, estaban perdidos en sus pensamientos, ni siquiera la idea de comer los podía hacer sentir tranquilos.
— No me gusta para nada esto — Dijo Meteora mientras detenía su andar.
— Concuerdo, él nos está ocultado algo. — Dijo su compañero lagarto — Glossaryck no me causa ninguna confianza.
— ¿Escuchaste lo que dijo? ¿Qué fue despertado? ¿A qué se refiere con ello? ¿Y porque dijo que el Mal es lo opuesto a él? ¿Tienen alguna relación?
Sus preguntas acapararon toda la atención de los presentes, él parecía entender muy bien lo que estaba ocurriendo, las preguntas hacia Toffee lo confirmaban, sin embargo no dijo nada al respecto para ello.
— ¿Tal vez conozca algo Moon? — sugirió Lady Winter. — Ella convivió más con Glossaryck y leyó el libro que pidió, puede que sepa algo.
— ¿Usted cree?
— Es lo único que se me ocurre, eso o pedir un deseo para descubrir la verdad sobre todo.
El silencio reinó por un momento, a pesar de ser una idea irónica, no era tan mala después de todo.
— No — Ordenó Rasticore — Ni se te ocurra Meteora, no puedes hacer eso.
— ¿Por qué no? — Preguntó ella, mientras más pensaba en sus opciones, más entendía que esa era la más factible — Soy la heredera al trono y debo de hacer algo para solucionar los problemas que tiene el Reino.
— En primera, porque eso problemas no los causaste, y en segunda, ni siquiera sabemos si Comet te va a dar el poder, ¡Quien sabe! Puede que esté tramando otro plan para deshacerte de ti.
— No me interesa — Respondió ella. — Suficientes problemas le causé a Moon por mi silencio, quiero, por primera vez hacer algo con lo que me sienta bien. No importa si es reconocido o no…
— Meteora…
— Lady Krystal — Dijo la joven — ¿Aún recuerda el hecho de invocación? ¿El que usó hace tanto tiempo?
La nombrada se sobresaltó, sí ella lo recordaba a la perfección.
— Por supuesto… — Dijo en un susurro — No puedo olvidar nada de esa noche por más que lo desee.
— ¿Qué se necesita para invocarlo?
— Princesa… — La mujer pensaba igual que Rasticore, era demasiado peligroso volver a hacer un trato con el Mal. — Es peligroso…
— Además de innecesario — Agregó una cuarta voz, el Mal en su versión esférica. — no me necesitas invocar porque yo siento a quienes me necesitan y aparezco ante ellos. Todos en este castillo por un momento han pensado en invocarme, pero tú fuiste la única que se atrevió a decirlo en voz alta, felicidades.
El ambiente se tornó mucho más frio cuando el Mal pasó de convertirse en una luz blanca a una oscura. Rasticore rápidamente se posicionó frente a las dos mujeres en señal de defensa.
— No sé para qué haces eso si sabes que yo no puedo atacar físicamente.
Esa frase aunque cierta, no hizo que la posición de defensa del Septarsis se detuviera.
— no importa, no voy a dejar que te acerques a ella.
— ¡Que buen caballero! ¡No sabía que ya habían vuelto a aceptar monstruos en el castillo! — Se burló, mientras la energía corría de un lado al otro haciendo que fuese difícil visualizarla, aunque la voz parecía ser tan estática como siempre. — ¡Felicidades!
Una cosa era pensar en invocar al Mal y otra muy diferente era pedirle un deseo cuando ya se le tenía enfrente. Aunque fuese sólo un ser de luz lograba erizar la piel de quienes estuvieran cerca de él, su presencia indicaba las consecuencias de hacer un trato con él.
— ¿Entonces? — Se dirigió a la joven — ¿Qué deseas?
Meteora se obligó a ser fuerte.
— Respuestas.
— ¿A qué preguntas?
— ¡Todas! Toffee, la contaminación, tú: tus propósitos y verdaderas intenciones.
El brillo del ser comenzó a cambiar, se estaba emocionando.
— Desde hace mucho tiempo nadie se preocupa por mí.
— No me estoy preocupando por ti — Aclaró ella con la voz más firme. — Quiero destruirte, deseo conocer la forma de hacerlo.
— Hay una forma, sí, pero para eso necesitas pagar el precio correspondiente… ¿Te atreverás a hacerlo? ¿La futura Reina actuará igual que las pasadas?
Ese dilema moral era el que rondaba la mente de Meteora, ella quería ser alguien de bien, pero sentía que aun así el fin no justificaba los medios, si pedía el deseo estaría repitiendo el patrón que quería destruir.
— Yo lo haré. — La voz de Rasticore era firme. Ambas mujeres se le quedaron viendo admiradas. — ¿Cuál es el precio?
— Si deseas ver algo del pasado, dejarás de ver algo del presente y del futuro.
— ¿Perderé mi vista?
— Uno de tus ojos, sin la posibilidad de regenerarse.
Meteora vio asustada a Rasticore, no, ella comprendía muy bien el orgullo que tenían los de su raza por su regeneración, si perdía uno de sus ojos viviría con una humillación constante de no ser lo suficientemente digno de su habilidad.
— No te atrevas — Le amenazó — Como tu futura Reina te prohíbo que lo hagas. — No podía permitir que él se humillase de esa forma.
— Como tu amigo me preocupo por tu seguridad, yo me las arreglaré. Siempre lo hago. Acepto.
Antes de que Meteora pudiese decir algo más, el trío fue cubierto por una luz enceguecedora.
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