Y los recuerdos quedan

I

Nada era lo mismo, ya no era la misma ciudad en la que alguna vez pasaron los que ellos consideran los mejores momentos de sus vidas. Pareciera como si se hubieran puesto de acuerdo en mermar la poca felicidad.

Lincoln abrió la puerta con mucha facilidad, hasta las tan recordadas falencias de la casa ya no estaban presentes. Con un gesto hizo que Lynn entrara antes que él.

La chica ya no podía estar segura si aquel lugar fue el nido de tantos momentos alegres y tristes. El que les hayan dado la oportunidad de ver el lugar es la mejor muestra de que el tiempo puede ablandar corazones.

—¿Así es como termina, debilucho?

—No puedo estar seguro.

—Dime que tienes un plan, ¿sigues siendo el hombre del plan, no?

No sabía si responderle, no quería destruir más la poca esperanza que ella misma se creaba en ese instante. No podían hacer nada, aunque así quisiesen.

—Lynn… ¿una carrera hasta al segundo piso?

La mujer de cabello marrón y gris sonrió, sabe que eso siempre la hace recordar esos momentos donde la competencia lo era todo. Subió sin darle ventaja.

II

Lucy en persona se presentó ante ellos para darles las llaves de la casa a la cual no regresaron por obvias razones. Ellos la tomaron con mucho agradecimiento, a pesar de que a su hermana no le haya gustado verlos juntos. Pero ellos tenían derecho.

Lynn en esos momentos no sabía si haber venido fue lo mejor, Lincoln también estaría en las mismas al ver que su antigua habitación volvió a ser un almacén.

No podía creer que la vieja habitación de ella y Lucy fuera un almacén de partes de las literas que alguna vez todas ellas usaron. Se notaba que las termitas arrasaron con la mayor parte de eso.

Las demás habitaciones estaban más que vacías, pareciera que ni un alma hubiera vivido en aquel lugar.

—¿Qué es este lugar? —había algo extraño en su voz— ¿Dónde estamos?

—Lynn, ¿estás bien?

—¡No, no estoy bien! —empezó a llorar y rápidamente se cubrió el rostro— ¿Nos merecemos este castigo?

Realmente no quería responder a eso. No lo quería hacer. Pero por ella tenía que hacerlo.

—Recuerdas que te dije: "Podrás ganar campeonatos y todo los deportes o disciplinas en las quisieses, pero… si íbamos a estar juntos… ibas a sentir la verdadera pérdida" —la tomó del rostro—. Yo sé que esto es difícil, pero ya es en vano sentir remordimiento y cualquier pena.

—E-Es que n-no es justo… —se recargó en el pecho de él— pareciera que se vengan de nosotros… siempre nos odiaron.

La tuvo que abrazar por varios minutos hasta que se sintiese más calmada. Esto fue lo más incomprensible para ambos. Venían entusiasmados en poder sentir el pasado, pero… no era como se esperaba.

—Revisemos el ático y después el sótano, ¿quieres? —hizo que ella lo mirara al rostro.

—D-De acuerdo —se podía notar su desconsuelo.

III

Subir fue muy tedioso porque la entrada estaba asegurada por el tiempo en que nadie quería tener algo con esa estancia de aquella residencia. Lincoln le cedió el pase a Lynn.

Muchas, pero muchas cajas habitaban aquel sitio olvidado. Lynn notó que las telarañas y parte de su cabello combinaban a la perfección, eso la hizo sentir más vacua de lo que ya estaba en su corazón.

Lincoln ya no era ese chico con mucho optimismo de hace treinta y nueve años. La enorme distancia con su familia no fue nada gradual, porque desde hace tiempo se sospechaban de las intenciones de ellos dos y solo bastó la noticia de su convivencia para que las comunicaciones lentamente se quedaran en casi nada.

Lynn al avanzar distraída, tropezó con una caja que la hizo derribar una pila de cajas frente a ella. Inmediatamente, Lincoln la ayudó a incorporarse, pero al hacer eso se percató de lo que había revelado su hermana. Sentó a Lynn en unas cajas y se dispuso a revisar lo caído.

—Fotos, son muchas —revisaba una por una.

—¿De qué? —sintió curiosidad y dolor al mismo tiempo.

—Míralo por ti misma —le dio unas cuatro.

Lentamente la nostalgia se apoderó de ella. Era imposible olvidar esos momentos donde ella, Lincoln, sus hermanas y padres fueron una gran familia feliz.

—¿Lo recuerdas? —le mostró una foto donde ella y él tenían máscaras de lucha libre.

—Claro, nunca podría olvidar ese día donde Lucy y tú pelearon por cosas absurdas y donde se dio el primer paso de nosotros —lo dijo sonriente.

—Pero… no lo entiendo… ¿en qué momento nos tomamos las fotos? —estaba confundida.

—A veces me recuerdas a Leni cuando no estás concentrada, eres alguien tierna así —hizo sonrojar a su amada—. Lisa y Luan tenían muchas cámaras, y yo sabía las ubicaciones —le señaló el ángulo en que se tomó la foto—. Esta es la cámara de nuestra hermana comediante.

Lincoln buscó más fotos y le dio unas dos más para que se empapara en los hermosos recuerdos de su adolescencia.

—Aquí nos estás pateando el trasero a todos en los juegos de mesa y en esta estamos arrojando lo que había en la olla a papá cuando debíamos evitar que entraran ladrones a la casa —lo mostraba con una sonrisa encantadora.

Era algo que no se esperaba, pensaba que sus recuerdos se perderían lentamente con lo diferente que la casa se mostraba. Alguna vez le dijeron que lo más preciado que tiene uno son los recuerdos, y si algo hace que los pierdas… nunca podrías ser la misma, no se podría vivir como se debe.

—Aquí estamos buscando a Lily en medio de la basura que se acumuló —le mostró otras dos fotos. Su amada estaba en regocijo—. Aquí puedes vernos a todos vestidos de los otros, ojalá hubiésemos sabido que Pop-Pop estaba corto de vista y no hacer el ridículo vestidos de las demás —eso la hizo reír—. Y aquí todas ustedes están hipnotizadas por Hugh —recordaba con gracia aquel evento.

—Esto es muy irreal para ser cierto… ¿cómo pudieron hacer todo esto?

Lincoln se puso de pie y le dio la mano a su amada. Ambos salieron de allí para ir al sótano.

IV

—El traje de ardilla, mis viejos balones, la foto de la bisabuela, el suéter de Lori, la guitarra de Luna, ¿el señor Cocos? Sí, el señor Cocos… las gafas de la verdad, la mantita de Lila bebé, La gorra roja, la tiara, las gafas blancas, el viejo libro de mamá, Fenton, Bun Bun… ¿qué es todo esto? —ya no podía sacar conclusiones debido al asombro de reencontrarse con parte del pasado suyo y de su familia.

—Nuestra época dorada, nuestros momentos gratos —no sabía qué más decir.

El peliblanco se dio cuenta que aquellas fotos no tenían manchas, no tenían casi nada de imperfecciones. No tardó en darle sentido a ello.

—Si bien la casa va a ser demolida, eso no le importa a las demás porque fue la voluntad de papá y mamá —eso dejó desconcertada a Lynn—. Solo mira la conservación de las fotos. Ellos siempre nos tuvieron en cuenta —lo dijo sonriendo.

La castaña no entendía aquello porque para ello no tenía sentido la explicación de su amor.

—Pero… ellos se alejaron de nosotros… no puedes decir eso —no salía de su confusión.

—Lynn, ponte en el lugar de ellos, no la sociedad, solo ellos. ¿Crees que se puede perdonar aquello fácilmente? ¿Acaso es algo cotidiano lo de nosotros? —sin querer la hizo sentir mal, pero debía explicarlo mejor—. Hay cosas que es mejor no discutir, hay cosas que se deben mantener al margen, hay cosas que es mejor ignorar… lo nuestro tuvo que ser así —hizo notar su inmensa pena.

Lincoln ahora estaba como Lynn y se sentó en el piso. Recargado en la pared por lo doloroso que era darse cuenta que no se puede obtener todo. Ahora Lynn era la que trataría de calmarlo.

Para unos quincuagenarios ya no era nada sencillo tratar de soportar todo ese impacto emocional que esquivaron por tanto tiempo, y que se prolongaría si no iban.

—¿Recuerdas que la casa por más que tuviera fallas no fue derribada por ese tornado? —estaba sonriente.

—Sí, es la mejor —respondió recuperando la sonrisa.

—Alguna vez me dijeron que los recuerdos se pueden perder y no ser la misma persona… pero al recordar el tornado y todo lo vivido con nuestras hermanas y mamá junto a papá… puedo asegurarte que ni la muerte podrá arrebatarme uno de mis preciados tesoros porque el otro tesoro eres tú —seguido de eso le dio un corto beso en sus labios.

Se quedaron por un buen tiempo recargados en la pared y tomados de las manos. Saber que su familia aún los apreciaba… los llenaba de una felicidad inmensa. Quizás las cosas no resultaron como todo el mundo esperaba, sin embargo, nada es como uno se lo espera.

Que dejaran esas viejas pertenencias y fotos fue lo más gratificante que se les pudo obsequiar a ellos antes del nuevo inicio en aquel lugar.

V

Recordar cuando se pelearon por ir a la playa o a Lactolandia, cuando encontraron el tesoro de Sharon Demonet, el ayudar a Leni a obtener su licencia de conducir, no poder mentir por culpa de Lisa, cumplir el protocolo de hermanas y con Lincoln quejándose de ello, recibir una carta de un supuesto admirador secreto, creer en la mala suerte de Lincoln, quejarse de los platillos de su padre para después pedirlos con gusto, crear una historia por la falta de energía eléctrica, organizar mal la fiesta de su madre, escuchar y bailar con el zorro Fenton por Lily, caer en las trampas de Luan por el día de las bromas, ser chantajeados por Lola, tener que dejar la casa por las termitas, ser la banda que Luna no quiso y que terminó aceptando, pelearse con Lori por su mandato, el ser perfectos como los Yates y muchas cosas más que recordaban con mucho amor.

Lincoln y Lynn decidieron dejar las cosas allí, no importaba porque en sus memorias y corazones siempre estarían esos hermosos momentos vividos con su familia y vecino de Royal Woods.

Antes subir a su coche, dieron un último vistazo al que fue su hogar. Aquel lugar tenía demasiada historia, igual o bastante como las vivencias en la ciudad. Pero su casa de dirección Av. Franklin 1216 fue donde había empezado todo y ahora solo quedaría recordarlas en esas charlas donde se tiene que contar las mejores anécdotas de tu vida, porque esa casa fue donde se dio vida a los Loud. A esa tan recordada familia ruidosa…

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Y este Shot lo creé por el aniversario de la serie. Sé que es corto, pero ha tenido que ser así por el poco tiempo del que dispongo ahora. Espero que les haya gustado y más por ser por el Ship emblema del Fandom (así lo considero). Gracias, nos veremos en otra edición.