Hola a todos, ¿Qué tal sus días? ¿Clases virtuales? ¿Trabajo en línea? Espero que todo marche bien para ustedes, sin importar lo que estén haciendo y que cuando puedan tomarse un tiempo libre, puedan disfrutar de la actualización de mi historia. Gracias por su atención ^^ pasen un excelente día y espero volver pronto con un nuevo episodio~


Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Copyright a Riot Games.


Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^


Entre La Sangre Y La Luz

Por Clarisce

Capítulo 65 – Tormenta de Nieve


Voces a lo lejos, podía escucharlas, como fantasmas gritándole al viento, como locos destellos de claridad, la tundra freljordiana reclamaba las vidas que se paseaban por ahí, era una tormenta, de las más terribles vistas sólo por los nativos.

— ¡Señora Crownguard, no podemos seguir avanzando! —informó uno de los soldados acercándose a Tianna.

— Tienes razón, esto sólo empeorará —dijo la dama con armadura, el sólo abrir su boca para hablar le dejaba copos de nieve en la lengua y garganta— ¡armemos el campamento ahora! —ordenó a sus hombres.

La pequeña caravana se detuvo, tan pronto se subió a su caballo, fue rápidamente hasta el final, entró entonces a una de las cabinas y sacudiéndose la nieve logró sentirse mejor, dentro había un par de mujeres, niñeras encargadas del pequeño hijo de Lux, estas se inclinaron y Tianna avanzó ruidosamente hasta la que cargaba al recién integrado miembro de la familia Crownguard.

— ¿Cómo se encuentra? El viaje ha sido muy pesado, ¿muestra algún signo de estrés o se siente mal?

— Mi señora —contestó la que no cargaba al bebé— el joven amo es muy fuerte, su salud es… admirable. Los niños usualmente suelen necesitar de breves descansos y al tener pocas semanas también necesitan cuidados extra, pero el joven amo ha dormido bien y ha comido bien, no llora a menos que sea necesario y su crecimiento como peso es completamente normal, incluso me atrevo a decir que es más grande que otros bebés.

— Es cierto —dijo Tianna curiosa destapando ligeramente al bebé para ver sus diminutos pies— ha crecido mucho, ¿será acaso un gigante? —dijo divertida y el bebé le mostró una ligera mueca— wow, eres muy difícil —dijo al no haberle robado una sonrisa.

— Por lo que sabemos, el gran comandante noxiano, esposo de nuestra señora Luxanna es un hombre de gran altura y complexión —añadió una de las nanas.

— Es cierto, y nosotros también somos bastante altos. Imagino que serás un chico muy grande —dijo Tianna haciéndole algunos mimos con los dedos al pequeño— y fuerte, un digno Crownguard —se animó a decir— mi sobrina trajo al mundo a un niño saludable, espero poder decírselo pronto —acomodó su armadura y unos copos cayeron sobre la pierna del bebé, Tianna los retiró con los dedos— acamparemos en este lugar, busquen un lugar para poner una tienda, en el centro de la caravana para poder protegerlos y pongan todo lo necesario en ella, no dejen que el niño se enfríe por ningún motivo, ¿oyeron? —las mujeres asintieron e hicieron una reverencia para luego ver marchar a la señora Crowguard.

Eso era bueno, ¿verdad? Aquel pequeño bebé crecía con normalidad, estaba sano y podía llegar en el mejor estado hasta su madre, quien sólo se limitaba a no responder. Lux parecía estar más clara que antes, lo único que la hacía alejarse era pensar en ese bebé que decían que era suyo, en su llanto, en su necesidad de estar cerca, no quería… nada, sólo… se cubría el rostro con las manos y pronto las notaba mojadas, estaba llorando, como si fuera natural, como si siempre hubiera estado llorando, ¿qué le deparaba ese futuro? ¿Quién era ella para pensar en que podía escapar a su destino? La gente a su alrededor sólo le mentía, ese niño era no era suyo, su bebé murió… ella lo vio…

¿Dónde estás? —preguntó a la nada, su tienda estaba vacía, su cama fría y sus manos mojadas le recordaban algo desagradable. Saltó de susto. Era la sangre de Draven, se vertía como una fuente de pecado, su cuerpo inmóvil y destruido y ella sin poder usar magia— Darius.

Lo llamó y vio una figura transparente frente a ella, ésta le acarició la cabeza y mostró una sonrisa calmada, caminó luego cerca de la puerta y salió traspasándola. Lux se levantó, su camisón blanco se agitó ligeramente ante la brisa proveniente de aquella salida por donde su amado había desaparecido, ella abrió la puerta sin pensarlo y se encontró con un temporal nevado. Los ojos azules de la joven se quedaron fijos en el cielo, tan blanco y tan pulcro como su propia ropa, giró su cabeza y vio a Darius alejarse de ella, caminó a través de la nieve con pies descalzos hasta que tropezó y cayó a la nieve, se acurrucó en esta y su amor apareció de nuevo, le acarició la cabeza de nuevo "ya pasará" le dijo, no tenía ningún rechazo por su invitación, él se la iba a llevar, lejos…

— Mamá… —dijo una voz muy cerca pero Lux ya cerraba sus ojos— ¡Diablos! ¡Diablos! ¡Diablos! ¡Diablos! —repitió asustado, Dante levantó a Lux entre sus brazos y la llevó a cuestas hasta la tienda. Había caminado una distancia considerable, si él no hubiera hecho una ronda de vigilancia, jamás se hubiera enterado de que estaba acostada en la nieve, fuera del campamento.

La metió dentro, una dama encargada de la joven rubia saltó al ver al soldado entrar lleno de nieve con la ama a la que debía cuidar, sólo había ido por agua caliente para darle un baño, estaba dormida y ahora parecía estar congelada.

— Trae todas las mantas que puedas y manda a que aumenten la leña de esta tienda. Necesita entrar en calor.

Entre Dante y la criada le quitaron la ropa, éste no sintió vergüenza alguna a pesar de que la mujer que lo asistió estuvo en contra en un inicio. Tuvo que hacerlo de esa manera porque no había más personas encargadas, Garen se había llevado a la mayoría de las doncellas y algunas estaban pendientes de la bebé, la cual estaba en peligro al no haber sido alimentada por su madre y estar en este clima tan peligroso.

Tras varias horas, lograron estabilizar la temperatura de Lux, la abrigaron y Dante, se quedó abrazándola, quería darle su propio calor.

Lux abrió los ojos ligeramente y vio como si de un fantasma se tratara a su propio Darius, sosteniéndola en sus brazos, con el cariño y devoción que siempre le había procurado.

Volviste… —murmuró antes de volver a dormir.

— Yo me quedaré con la ama, no saldré de aquí a menos que usted llegue, por favor, déjeme encargarme —dijo la criada.

— No. Yo lo haré, pide por favor a otro soldado que me releve en la ronda de vigilancia de esta noche.

— El amo Garen no estaría de acuerdo.

— Pues él me dejó a cargo. Cumple con tus deberes —ordenó Dante.

— Bien —respondió corta e insatisfecha la mujer.

La nieve volvía a caer calmada, esa noche la tormenta se desplazaba lejos de ellos y más cerca de Tianna, aunque ese no era el único peligro en las estepas de Freljörd.

Un grupo de peligrosos intrusos rodeaban el campamento recién armado pero nadie lo había notado gracias al feroz y llamativo clima, Tianna se relajaba revisando las antorchas, les infundieron magia de protección, por lo mismo no iban a apagarse, ese mago que trajo era muy útil, incluso se arrepentía de no haberlo compensado por sus acciones pasadas, era un chico demasiado entusiasta, tal vez pensó que no quería que se le subiera a la cabeza, sonrió por lo bajo. La magia… era deslumbrante.

Siguió caminando, esta vez lejos de las antorchas y más al borde del campamento, donde no había-

Se detuvo porque algo le llamó la atención, era una huella, una… huella gigante y reciente, la nieve la hubiera cubierto si no fuera porque-

Giró rápidamente y se agachó, un mazo enorme casi la aplasta, sacó su espada y a pesar de que la fuente de luz iluminaba cerca, sólo veía la silueta de una bestia gigante, una terrible abominación.

No puede ser… —musitó por lo bajo y pronto corrió hacia una de las antorchas.

Podía escuchar los pasos enormes de aquella bestia siguiéndole, grito a todo pulmón que los invadían y se arrojó a sí misma para alcanzar la antorcha, la cual estaba encantada, una palabra suya hizo que destellara para llamar a todos los soldados cercanos.

Al hacerlo, cegó a la bestia pero ella misma antes de ello notó varias figuras como las de este rodeando el lugar, sombras de algo inenarrable, la boca le tembló ligeramente pero reafirmó el agarre de su espada para luego ser acompañada por sus hombres.

Peleaban pero no eran nada ante un ataque sorpresa de ese nivel, la única salida era huir, la tormenta poco le dejaba hacer.

— ¡Defiendan la tienda principal!

Gritó más fuerte y sus hombres se dedicaron ya no a pelear para matar sino a evitar que aquellos intrusos se acercaran, debían alejar del peligro al bebé, era su misión, Tianna volvió a correr entre todo ese desastre, en un punto, uno de los trolls la tomó de la pierna, ella balanceó su cuerpo hacia él para cortarlo con su espada, esa criatura sólo se rió de aquella acción. La acercó a su boca abierta, mostrando todos sus dientes.

Tianna no temía a su final pero este… era el peor momento, cerró sus ojos antes de sentir el asqueroso aliento de esa bestia resoplar en su cabellera, por alguna razón se detuvo.

— ¡Mi señora! —dijo Zád con sus manos extendidas hacia aquella bestia azul, lo había paralizado con su magia, pero esto dependía de que él mantuviera su concentración—. ¡Salga de ahí! —gritó el muchacho, a lo que la rubia respondió pateando el agarre del troll.

Cayó al piso y se alejó lo más que pudo mientras el mago usaba todo su control para empujar aquella bestia lejos de ellos.

— "Es muy fuerte" —pensó viendo la acción, Tianna se quedó estupefacta por un instante.

Zád de inmediato cayó al piso exhausto, la señora Crownguard lo levantó entre sus brazos y lo llevó hasta la tienda principal, donde el pequeño los esperaba para partir de emergencia lejos de estos peligros.

— Bájeme, por favor, no es… digno —dijo el joven siendo visto por todos.

— Sólo te traje hasta aquí, no te acostumbres —añadió Tianna pero estaba divertida viendo su reacción.

Estaba rojo e intentó disimularlo tomando sus cosas, a pesar de que caminaba tambaleándose, las dos criadas encargadas del niño cargaron sus cosas y una llevaba al bebé, mientras Zád se ocupaba de retirar a las terribles bestias de su camino, así como Tianna.

— Vaya, vaya… —un gran golpe se dejó escuchar, era un mazo, de hielo, cubriendo la única salida de ese lugar— ¿qué hacen aquí?

Era demasiado grande, demasiado fuerte, ¿quién podía ser? ¿Su líder? Pensó dentro de sí, Tianna, era el troll más grande que había visto en su vida, no tenía… miedo pero… proteger a todos le sería tan difícil. Trundle agitó su mazo y estuvo a punto de aplastar a Tianna pero Zád se opuso, usó sus poderes pero estaba perdiendo, no podía hacerlo a un lado como a los demás, no podía… llegó a tener miedo y entonces.

— VÁYASE SEÑORA, YO- YO- LO DETENDRÉ LO MÁS QUE PUEDA.

Si lo dejaba, él moriría, este troll no iba a golpearlo, iba a matarlo, a comerlo vivo quizás…

— Voy a usar tu espina dorsal como un adorno —dijo Trundle divertido, el intento del mago lo estaba entreteniendo.

Tianna debía decidir, las criadas apenas podían moverse por el intenso miedo que tenían y ella necesitaba cuidarlas hasta el final, evitar que más trolls los dañaran o dañaran al bebé.

— ¡Volveré, sólo aguanta! —gritó Tianna y se llevó a las muchachas con ella.

La luz se iba a apagar, en cuanto él muriera… y su magia dejara de resguardar las antorchas, los trolls iban a acabar con todo, estaba de acuerdo, mientras la señora Crownguard sobreviviera, estaba bien…

— Eres un humano muy molesto —dijo Trundle y movió su cuerpo hacia él con dificultad, acercó su mano hasta su cuerpo y con un dedo le golpeó el costado.

Lo hizo caer al piso lleno de dolor, con ese simple golpe le había roto quizás algunas costillas, ya no estaba bajo su poder, pero debía admitirlo, era la primera vez que alguien lograba detener uno de sus golpes de mazo, le daba ese pequeño crédito. Lo mataría rápido para compensarlo.

— GRACIA POR LA COMIDA —dijo Trundle agachándose con la intención de morderle la cabeza hasta hacerla explotar.

— "Gracias, mi señora, por hacerme sentir parte de algo, por valorarme, por… todo" —decía sus últimas palabras pensando en Tianna, éste cerró sus ojos para luego escuchar un estruendo.

— Nos vemos otra vez, Trundle —dijo una figura puesta en frente del mago.

Era una silueta notable, no era un soldado, no era Tianna Crownguard, ¿quién era ese guerrero? Se preguntó Zád.

— MALDITO NOXIANO, PENSÉ QUE ESTABAS MUERTO —agitó su mazo una vez más, pero Darius se llevó al mago a una distancia segura.

— ¿Estás bien? —preguntó el encapuchado dejando ver parte de su rostro.

— Mi buen señor, muchas gracias —dijo extremadamente agradecido y feliz.

— Ustedes son la compañía de Garen, ¿no es cierto? Qué bueno que llegué a tiempo, ¿sabes dónde está Lux? —preguntó de inmediato.

— Íbamos de camino al campamento pero la tormenta hizo que nos quedáramos.

— Ya veo, no te preocupes, yo me ocuparé de este tonto —preparó su hacha y avanzó una vez más donde estaba aquella criatura.

Se abalanzó nuevamente a la batalla, Zád veía a un guerrero incomparable, sin miedo enfrentarse a esa gran criatura, lo acercaba con su hacha, lo dejaba sangrando y volvía a castigarlo constantemente. Aquellos cortes hechos por el hacha de Darius no dejaban que el troll se curara.

— Nos veremos otra vez, Darius —dijo Trundle y se apartó de una batalla que no podría ganar a causa de sus heridas.

Varios de los trolls se retiraron bajo la orden de Trundle. Zád entonces se acercó de prisa a castaño, lo tomó por el brazo para llamar su atención.

— ¡La señora Crownguard!

— ¿Lux? —dijo confundido Darius.

— No, la otra señora Crownguard, la tía de la ama Luxanne.

— ¿Dónde está?

— Ella se alejó hacia la tormenta para escapar de la invasión.

— Oh… no —apretó los dientes.

— Y ella… y… ah… pero…

— ¿Qué pasa? —preguntó notando su nerviosismo.

Tal vez no sabía cómo decirle eso, aunque él tenía entendido que aquel noxiano llamado Darius estaba muerto, Trundle le había gritando su nombre antes de escapar.

— El bebé está con la señora Crownguard.

— ¿Cuál bebé? —preguntó Darius.

— El bebé de la ama Luxanne está con ellos, tengo entendido que dio a luz en Demacia y fue separada de él.

— Maldición —dijo de inmediato.

— Reúne a todos los hombres que estén bien, encanta más antorchas y busquen al niño —ordenó.

— De-De acuerdo —asintió con miedo y se levantó cojeando.

El noxiano bajó la cabeza un segundo para enfriarse, los golpes de aquella bestia tampoco fueron suaves, la adrenalina le ayudaba a sobrellevar la batalla pasada pero ahora, su hijo estaba lejos, en la tormenta, difícilmente lo encontraría sin ayuda pero no se iba a rendir, tomó una antorcha cercana y se cubrió con la capucha nuevamente para avanzar a la tormenta, necesitaba encontrarlo, no iba a permitirse perderlo también.


Fin de Episodio 65


Nota de la Autora:

A lo mejor Darius está feed xD pero he leído un poco y dicen que en un vs Trundle le gana, ¿algún experto? Bueno, al menos en mi historia, Darius está poderoso, así que... supongo que puede aguantar un vs contra un troll fuertote y en Freljörd jaja~ todo sea gracias a la #tramanojutsu