Azul Eléctrico
La muerte de la bestia
Mis manos aún temblaban cuando tome el Kunai con ambas manos y lo detuve justo frente a mi corazón. Un pensamiento fugaz cruzo mi mente: mi cuerpo terminaría con dos cicatrices, la que hizo Sasuke sobre mis costillas y la que yo haría justo sobre mi corazón. Al menos una parte de los recuerdos de Sasuke seguiría en mi cuerpo para siempre. Siempre pensé que una cicatriz así me haría sentir mal, que querría borrarla a toda costa pero en realidad termino siendo todo lo contrario, esa cicatriz era la prueba más grande de que por más lejano que estuviera ahora, Sasuke había estado conmigo, Sasuke había atravesado hasta lo más profundo de mi ser y me había dejado herida.
Tenia que hacerlo ya, mis manos temblaban tanto que no iba a ser capaz de sostener el Kunai por mucho más tiempo. Me sentía tan culpable, estaba a punto de dejar a Naruto solo, mi hermano gemelo, mi única familia. Suspiré, era eso o terminar con la vida de inocentes y si estaban muy cerca todavía, también con las de mis amigas. Siempre pensé que antes de morir estaría tranquila pero no era así, estaba completamente asustada, a este paso no iba a lograrlo.
—Tres.— dije animándome a hacerlo rápido
—Dos.— conté mientras me temblaban los labios y por un segundo sentí falsamente que Sasuke me abrazaba, que me besaba. Estaba delirando pero me iría con la sensación de tenerlo cerca, de tenerlo para mí. Que miserable existencia, estaba a punto de morir pero me consolaba la idea de que un falso Sasuke estuviera a mi lado mientras sucedía, de que al menos entre delirios, Sasuke fuera completamente mío.
—Uno.— dije respirando aún más rápido que antes y mis manos temblaban tanto que temía que se me cayera el Kunai de entre las manos.
—¡Cero!— grite cerrando los ojos y finalmente el acero se lanzaba contra mi corazón, sostenido por mi propia maldición y mis propias manos.
Este era el final, un final que estaba escrito desde antes de nacer, sellado cuando la bestia fue sellada en mi interior, yo moriría por el zorro de las mueve colas tal y como lo habían hecho mis padres antes de mi.
—¡Detente!— gritó una voz desesperada
Sentí como una mano detenía mis manos con fuerza. Escuche como caían un par de gotas y cuando abrí los ojos encontré la mirada blanca, llena de desesperación y determinación de Hinata. Estaba sentada frente a mi, una mano detenía las mías y la otra tomaba el Kunai con fuerza, clavándoselo en la palma tan fuerte que sangraba y las gotas de sangre caían pesadamente sobre mi ropa.
—¡Suéltame Hinata!— ordene
—¡No hagas esto!— gritó mirándome a los ojos como nunca antes había hecho
—¡Voy a perder el control, entiéndelo y suéltame!— le grite —Porfavor suéltame.— le pedí
—Lo siento Naruko.— dijo soltándome poco a poco
Suspiré y cuando estaba tomando fuerza para clavarme el Kunai de nuevo un par de manos golpeó mi cuerpo con fuerza sobre puntos estratégicos. Hinata tenía su Byakugan activado y me había golpeado con el puño suave.
—Tu Chakra no podrá recorrer tu cuerpo, ni el del zorro.— me dijo mirándome a los ojos
Inmediatamente sentí como el Chakra, tanto el mío como el de Kurama, abandonaban mi cuerpo rápidamente, dejándome completamente sin fuerzas.
—Hinata.— dije despacio perdiendo fuerzas con cada segundo que avanzaba.
—¿Qué sucede Naruko?— dijo respirando agitadamente, había hecho un gran esfuerzo.
—Llevame a mi habitación Porfavor.— le pedí mirando al suelo.
Hinata me tomo del brazo y me levanto. Camine dificultosamente para salir del baño y cuando llegamos a mi cuarto me dejo sobre mi cama. Logré equilibrarme sentada pero ya no tenía fuerzas en absoluto.
—Hinata déjame sola Porfavor.— le pedí
—No voy a dejarte, no importa cuánto me lo pidas Naruko.— dijo con voz amable pero decidida.
Nos quedamos en silencio por un par de minutos hasta que ya no pude más. Todo el peso de haber estado a punto de acabar con mi vida y el dolor me cayo en cima como una roca. Llore ruidosamente, dolorosamente y Hinata se quedó en silencio. Llore tan fuerte como me permitian mis pulmones, tan fuerte como mi destrozado corazón me gritaba que lo hiciera. ¿Porque mi vida tenía que ser tan miserable, tan llena de dolor y de desgracia desde el momento en el que nací? Llore tanto como pude y estaba segura de que hacía demasiado ruido. Gritaba llena de dolor, de pena por mí misma y de soledad.
Escuche como entraban por la puerta principal varias personas pero no deje de llorar mientras mi vista se nublaba.
—¡Naruko, Naruko escúchanos!— gritaba Tsunade acercándose rápidamente
—¡Naruko aquí estoy!— gritaba Naruto
Tsunade se detuvo al lado de la cama junto a un escuadrón de Anbus y Naruto.
—¿Qué pasó?— preguntó Tsunade
—Naruko, estuvo a punto de perder el control, ha intentando detener al zorro clavándose a sí misma un Kunai en el corazón pero detuve el flujo de Chakra con el puño suave.— explicó Hinata despacio
Yo ya había dejado de llorar. Todo estaba completamente negro, supuse que habían cerrado las cortinas para que nadie viera dentro.
—¿Qué tan avanzado estaba el Chakra?— preguntó Tsunade
—Sus ojos estaban completamente rojos Tsunade-sama.— explicó Hinata
—¿Y cortaste el flujo de Chakra de golpe?— preguntó Tsunade casi gritando
—Hai, Tsunade-sama.— contestó despacio Hinata
—¿Porque está oscuro el cuarto?— pregunté finalmente
—Maldita sea.- maldijo Tsunade tomándome la cara con sus manos —Abre los ojos completamente.— me pidió pero aún estábamos a oscuras
—¿Qué pasa Tsunade-ba-chan?— preguntó Naruto preocupado
—Hinata salvo a Naruko cortando completamente el flujo de Chakra pero las redes de Chakra del zorro corrían fuertemente hacia sus ojos para volverlos rojos y cuando Hinata corto el flujo de un solo golpe…-dijo Tsunade preocupada
—¿Qué pasó?— preguntó Naruto desesperado —¡No te quedes a medias!— gritó
—Quizá Naruko halla perdido la visión para siempre.— explicó
