Nota del autor:

Hola y bienvenidos nuevamente mis queridos lectores. Les presento el capítulo final de esta historia. Ha sido un largo viaje y aunque aún me quedan muchas correcciones por hacer a los capítulos anteriores para mejorar la calidad de este fic, lo cierto es que ha sido un deleite escribirlo para su entretenimiento.

Verdaderamente les agradezco a todos y cada uno de ustedes por haberle dedicado su tiempo a leer esta historia y seguirme en este largo viaje.

Espero sinceramente que el resto de mis futuras historias también logren ser de su agrado y podamos seguir divirtiéndonos juntos.

Sin más por el momento, los dejo con el capítulo final de Moonbeam. Que lo disfruten y nos vemos en mis próximos proyectos.

Advertencia: Todos los personajes de esta historia pertenecen a sus correspondientes creadores. My little pony y sus personajes son propiedad de Hasbro. La presente historia fue hecha sin fines de lucro y con el único propósito de entretener.

Lean y comenten


Moonbeam

Capítulo 67 – At the very beginning

La yegua caminó por los jardines de la mansión, oculta por la oscuridad de la noche se abrió paso evadiendo a los trabajadores, quienes extrañamente continuaban rondando los límites de la edificación a pesar de la hora, hasta acceder a una vieja fuente que ocultaba la entrada al mausoleo de su difunto amigo.

Aquella noche era el aniversario luctuoso del viejo mayordomo y al igual que lo hacia todos los años, la yegua había decidido visitar la tumba para brindar sus respetos al fundador de la familia Melody. Razón por la cual, había optado por usar un elegante vestido de color negro que Hoity había confeccionado especialmente para esa ocasión, el cual, iba a juego con un sombrero de gran tamaño adaptado con un velo oscuro.

La DJ había visitado el mausoleo la noche anterior para hacer las labores de limpieza y poder pasar esa noche tocando piezas musicales para mantener viva la memoria de su amigo. Lo único que le hacía falta por reemplazar, era el racimo de flores que la yegua llevaba en su hocico.

La unicornio rodeó la fuente para accionar el mecanismo que abría el pasaje oculto para acceder al mausoleo subterráneo, sin embargo, tras notar que el pasaje ya se encontraba abierto, la unicornio albina rápidamente adoptó una actitud cautelosa. A medida que Vinyl descendía rumbo a los niveles inferiores sus oídos comenzaron a percibir el melodioso sonido de las notas musicales que provenían del interior del mausoleo.

Al llegar al fondo, la DJ escaneó con rapidez el interior. Los cientos de vitrinas, repletas de pergaminos y partituras musicales, se encontraban en su mayoría completamente intactos, al igual que los incontables instrumentos musicales que la yegua había recolectado a través de su larga vida. Los miles de recuadros, fotografías, pinturas y periódicos que se hallaban almacenados en el interior, contenían imágenes de grupos musicales, anfiteatros, conciertos o presentaciones, en las que se podía observar un elemento en común. En todas ellas aparecía una yegua albina, la cual llevaba puestos distintos modelos de vestidos y peinados acordes con las distintas épocas a las que pertenecían las numerosas imágenes y pinturas.

Al fondo del mausoleo, Vinyl pudo distinguir una pequeña figura. Se trataba de una potra de pelaje gris, su crin y cola tenían un tono de color negro opaco y en sus flancos se podía observar una cutie mark con la forma de una clave de sol de color rosa brillante.

Vinyl permaneció inmóvil en su posición por un momento al notar dos cosas de gran importancia. La primera consistía en el hecho de que la pequeña potra tenía un parecido idéntico al de su viejo amigo, cuyo retrato se encontraba situado sobre la lápida de mármol. La segunda, tenía mucho que ver con el enorme violonchelo que la pequeña potra estaba tocando mientras leía una de las partituras que había tomado de una de las vitrinas a su alrededor. Aquello era especialmente importante, pues el hechizo que la yegua había casteado en el instrumento evitaba que el violonchelo pudiese ser tocado armoniosamente por cualquier poni que no poseyera un talento especial para la música.

Al darse cuenta de estas dos verdades Vinyl supo que esa pequeña potra sería de gran importancia para ella. Pues finalmente había encontrado a la sucesora del legado que su viejo amigo Cent Melody había creado hace casi mil años atrás.


Celestia abrió los ojos exhausta, el olor a humo y azufre recubría el ambiente a su alrededor. El fuego se había extendido hasta cubrir la capital por completo. Los gritos de auxilio y los llantos incesantes de las incontables victimas asaltaban sus oídos sin miramientos.

Con extremo trabajo, la deidad finalmente se puso sobre sus cuatro patas antes de observar su entorno. Las llamas se extendían hasta donde alcanzaba la vista, las columnas de humo negro habían cubierto los cielos bloqueando la luz del Sol en su totalidad sumiéndola en un infierno. El calor de las llamas le quemaba las retinas e incineraba sus pulmones con cada respiración. Sabía lo que seguía a continuación y aunque ya había visto aquella escena cientos o quizá miles de veces con anterioridad, aún no era capaz de acostumbrarse del todo.

La princesa comenzó a andar por las calles de la capital ignorando las súplicas y gritos de auxilio de las víctimas, sabía de antemano que no podría salvarlos. En una ocasión intentó salvar a un pegaso de ser aplastado por una columna de fuego, solo para ser alcanzado por la explosión de un tanque de gas situado justo detrás de un puesto de globos.

De forma similar intentó usar su magia para sacar a un pequeño poni de entre los escombros de un edificio colapsado, solo para ver con sus propios ojos el instante en el que el cuerpo del poni era desgarrado desde dentro por cientos de tentáculos de alquitrán que se sacudían en su interior.

Sin importar lo que hiciera o cuantos conjuros casteara, la deidad del sol era incapaz de salvar la vida de sus súbditos, por lo que finalmente había decidido hacer lo posible por ignorar los gritos de auxilio a su alrededor.

El centro de la plaza estaba bañado con sangre y trozos de criaturas mutiladas. Celestia no podía estar segura de cuantos de sus súbditos habían sufrido semejante muerte, y de todos modos era imposible contar los trozos de cuerpos desmembrados que se esparcían por todas partes.

Lo más perturbador era sin duda alguna las risitas infantiles que se podían escuchar en las cercanías. Por el rabillo del ojo, la monarca estaba segura de haber vislumbrado la silueta de pequeñas potras jugueteando con los trozos de los cadáveres, algunas mordisqueando los pedazos, mientras otras jugaban con ellos como si se trataran de trozos de muñecos. Sin embargo, cada vez que trataba de enfocar su mirada en las criaturas, estas simplemente desaparecían de su rango de visión, reapareciendo cada vez que la princesa se distraía nuevamente.

Para cuando finalmente llegó a su destino, Celestia pudo sentir una fría sensación recorrer su espalda al percibir la sed de sangre que emanaba de otra entidad en las cercanías.

AAAAAAHHHH

Un grito desgarrador asaltó sus oídos en el instante en el que el cuerpo de un poni cayo de uno de los balcones del castillo, convirtiéndose en un montón de huesos rotos y carne desgarrada tras impactar contra las escaleras que daban a la entrada principal del castillo de Canterlot.

Los ojos de la princesa se redujeron al tamaño de la cabeza de un alfiler justo en el instante en el que reconoció al poni que se había precipitado hasta golpear el suelo.

-No…- susurró la princesa perdiendo la serenidad a un ritmo alarmante. -No, nononononono- dijo repetidamente mientras corría al auxilio del infortunado poni.

Su mente racional le gritaba que debía mantenerse en su posición y no acercarse más, sabía que no había nada que pudiera hacer por ese poni, al igual que no podía hacer nada por el resto de sus súbditos. Los huesos astillados y rotos que sobresalían del cuerpo del poni que se encontraba tendido en el suelo le aseguraban que sin importar lo que hiciera, no sería capaz de prevenir el resultado final.

Aun así, sus emociones terminaron por vencer a su razón y sin pensarlo la princesa se arrodillo a un lado del cuerpo de su estudiante más sobresaliente, quien a pesar de la caída aun parecía continuar respirando entrecortadamente, envuelta en una agonía inimaginable. Aquella a la que Celestia consideraba su protegida, su amiga e incluso hasta cierto punto la consideraba una hija.

Había puesto todas sus esperanzas y toda su fe en ella, y sin embargo había fallado, había fallado de la misma forma en la que falló al tratar de salvar a Luna, de la misma forma en la que falló al tratar de prevenir aquel desastre, la vida de su protegida había terminado tan abruptamente que le era imposible asimilarlo.

JI,JI,JI,JI

La inocente y sádica risita a sus espaldas no hizo más que encender la ira en su interior. -¿Cómo pudiste?- dijo entre sollozos mientras la sangre del cuerpo de su estudiante le manchaba su blanco pelaje con un tono escarlata brillante. -Ella no era parte de esto-

-No seas hipócrita princesa, después de todo, fuiste tú quien la involucró desde un principio- habló otra voz.

-Has pasado 1000 años esperando, desafiándonos, investigando, aferrándote a una idea tan efímera y frágil como la vida de tus súbditos, y todo para qué, al final no conseguiste nada- se burló una tercera voz.

-¡Suficiente!- dijo la princesa cargando su cuerno con un aura dorada brillante mientras abrazaba el cuerpo de la poni de pelaje dorado que mantenía fuertemente entre sus cascos, el cuerpo de la poni que lentamente comenzaba a enfriarse, el cuerpo de la poni que acababa de morir ante sus ojos.

En el pasado, Celestia había intentado hacerles frente, pero sus intentos seguían siendo inútiles. Aun así, no podía evitar sentir cierta satisfacción al intentar descargar su rabia en aquellas criaturas, sin importar que el resultado siempre fuese el mismo.

El rayo de energía lanzado por la deidad del Sol se detuvo en el aire envuelto por un aura de color turquesa que provenía del retorcido y brillante cuerno que emergía de la frente de una de aquellas criaturas. Las seis criaturas habían logrado rodearla sin que la princesa se percatara, sus blancos y afilados dientes adornaban las sonrisas de sus perseguidoras, una de ellas en particular esbozaba una sonrisa maniática, mientras continuaba riéndose de la infortunada victima que Celestia mantenía entre sus cascos.

La princesa no pudo evitar sentir un odio especial hacia aquella criatura en particular, después de todo, de entre todas las sombras situadas a su alrededor, aquella era la que poseía un instinto asesino y sádico superior al del resto. De algún modo estaba segura de que aquella sombra envuelta por llamas negras y rojas había sido la culpable de arrojar a su protegida del balcón del castillo, mientras el resto de las sombras observaban con deleite el espectáculo.

-¿Por qué resistirte?, cuando sabes que no podrás evitar lo que vendrá. Sin importar lo que hagas, no puedes escapar de tu destino Princesa.- dijo la sombra formada por llamas negras y púrpuras con una sonrisa firme en el rostro mientras su cuerno despedía un destello de luz devolviendo el ataque a la monarca del sol, provocando así, que su blanco pelaje manchado de sangre comenzar a arder en llamas.


La deidad se despertó de golpe, su respiración era agitada y aun ahora podía sentir el desagradable aroma a hierro y sal de su carne quemándose. Tras un momento para recolectar sus pensamientos, la deidad finalmente empezó a tranquilizarse al tiempo que su cerebro registraba sus alrededores.

Las calles de la capital habían sido sustituidas por angostos pasillos entre las estanterías de libros. El abrazador calor de las llamas fue sustituido por el agradable calor que emanaba de la vela situada a su lado. La sensación del cuerpo de su estudiante modelo enfriándose entre sus cascos, por otro lado, no había desaparecido por completo.

-Sunset- musitó la deidad para si mientras un par de lágrimas resbalaban de sus mejillas.

Su fracaso como mentora había provocado que su más sobresaliente estudiante se saliera de control y terminase en el mundo al otro lado del espejo.

Pero lo que más la frustraba, era el hecho de que su búsqueda había vuelto a reiniciarse una vez más. Si bien tenía que admitir que Sunset era aún muy joven para llevar la carga que Celestia había tratado de poner en sus hombros, lo cierto era que la princesa del Sol había comenzado a quedarse sin opciones.

La pequeña Sunset había demostrado un gran manejo en los conjuros mágicos, y una excelente comprensión en las materias científicas, sin embargo, la falta de habilidad social y su carencia de amistades parecía haberle afectado más de lo que Celestia hubiera anticipado. Si bien la princesa del sol esperaba que la pequeña pudiese aprender el valor de la amistad impidiendo que su estudiante accediera a la biblioteca y obligándola a convivir con otros ponis, lo cierto era que Celestia realmente no podía entender lo que era la verdadera amistad, muchos si no es que la mayoría de los ponis con los que convivía la seguían por puro respeto y debido a los largos años y reputación que la princesa había forjado con el paso de las décadas, pero a decir verdad, contaba con muy pocos ponis con los cuales podía confiar ciegamente y mucho menos llamar amigos cercanos. De hecho, el ultimo poni al que había podido considerar un verdadero amigo, había abandonado ese mundo varios siglos atrás.

-¿Cómo pude creer que podría mostrarle a Sunset el valor de la amistad siendo que yo misma no cuento con una amistad sólida?- dijo cabizbaja la deidad del sol mientras hundía su cabeza en las páginas desgastadas del libro que había estado leyendo antes de quedarse dormida.

Su cansancio era evidente y tras la partida de Sunset la deidad había doblado sus esfuerzos por encontrar una solución. Sus ojos hinchados demostraban cuan exhausta se sentía. Peor aún, aquellas pesadillas se habían vuelto cada vez más frecuentes y violentas, provocando que sus noches se volvieran más extenuantes.

Celestia no estaba segura de a quien podría recurrir en esos momentos, en especial tomando en cuenta lo delicada que era la información que había recolectado durante años.

Aunque, ahora que lo pensaba aún contaba con un poni en particular con el que podía confiar al 100%. Alguien que la alegraba con su delicada sonrisa. Alguien a quien pensaba que había perdido siglos atrás, alguien a quien no pensó que volvería a ver jamás, alguien que sabía que no la traicionaría.


Flashback

Ese día era soleado y la deidad del sol había optado por aprovechar el excelente clima de primavera para dar un paseo, por lo que decidió tomar un atajo para regresar a la capital tras su reunión con los mandatarios de Saddle Arabia. En parte para alejarse un poco de los problemas burocráticos que enfrentaba todos los días, así como para tomar un poco de aire fresco sin la sensación de estar rodeada de guardias.

Celestia estaba segura de que su actual capitán la reprendería tan pronto como la princesa llegase al castillo, especialmente después de que la deidad abandonase el camarote del tren dejando atrás una única nota y una réplica de ella misma, la cual desaparecería en unas horas.

Si bien la princesa se sentía un poco mal por haber engañado a sus protectores, lo cierto era que estar todo el tiempo rodeada de soldados podía ser muy estresante. Especialmente cuando no la abandonaban ni siquiera para tomar un baño tranquilamente sin que estos estuvieran apostados a cada lado de la puerta de entrada.

De cualquier modo, estaba segura de que no corría ningún peligro en esas tierras, después de todo, los ponis del reino habían logrado disminuir considerablemente los conflictos internos, al punto de que Equestria era considerado el reino más armonioso de todos. Sin mencionar el hecho de que su victoria sobre Nightmare Moon siglos atrás la había puesto prácticamente sobre un pedestal y prevenía a la mayoría de las criaturas de intentar probar su suerte atacándola abiertamente.

Una extraña sensación recorrió su cuerpo en el instante en el que la deidad percibió una enorme fuente de magia emanando de los alrededores. Aquella fuente de energía emanaba una sensación de confort y felicidad como nunca antes la había percibido. Sentía como si la fuente de magia la estuviese llamando, y a juzgar por la sensación que producía en ella, Celestia estaba segura de que se trataba de una fuente de magia benigna.

"Tal vez sea uno de ellos", pensó la deidad al notar que aquella fuente de magia poseía un poder muy similar al suyo, probablemente podría ser incluso mayor. Con suerte la deidad del sol finalmente encontraría a uno de los elegidos que había estado buscando durante siglos, hecho que sin duda ayudase a la deidad a superar la catástrofe que había soñado innumerables veces.

Sin perder tiempo, la deidad se enfocó en el rastro de aquella fuente de energía para posteriormente encender su cuerno con un aura brillante dejando que el rastro de magia la guiara hacia su destino.

Lo siguiente que supo es que se encontraba en un lugar completamente distinto a Equestria, y sin embargo le resultaba vagamente familiar.

El lugar lucía similar al cielo nocturno, cúmulos de nubes formadas de polvo estelar cubrían el suelo mientras pequeñas esferas de luz flotaban por los alrededores. Lentamente la deidad reconoció aquel sitio, habían pasado siglos desde la última vez que había estado en ese lugar.

El sonido de los sollozos de una joven yegua llamó su atención, Celestia avanzó con rapidez esperando encontrar a la yegua del árbol que la había visitado numerosas veces en sus sueños del pasado. Lo que vio, sin embargo, la dejó completamente atónita y sin habla. Frente a ella se encontraba una muy confundida y visiblemente asustada Pegaso de pelaje rosa pastel y crin multicolor.

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- dijo la poni con voz temerosa.

Incapaz de evitar sonreír de felicidad y esforzándose por no saltar sobre la joven poni para envolverla en un fuerte abrazo, la deidad reanudó su avance.

-Cadence.- La voz de la princesa atrajo la atención de la pequeña Pegaso quien al ver a su interlocutora inmediatamente se tranquilizó.

-¡Princesa Celestia!- exclamó aliviada -Por un momento pensé que algo había salido terriblemente mal- añadió la joven.

Celestia levantó una ceja extrañada por el comentario de la joven cuando de pronto una serie de imágenes comenzaron a mostrarse alrededor de la Pegaso rosada.

En ellas Celestia pudo observar varios momentos en la vida de Cadence. Por lo que pudo deducir, tras ser raptada siglos atrás, de algún modo Cadence parecía haber terminado en una aldea de ponis terrestres en una época completamente distinta a la que pertenecía originalmente.

-Veo que a pesar de todo tu vida a sido bastante alegre- comentó la princesa mientras caminaba observando las múltiples imágenes que se proyectaban a su alrededor.

-Si, bueno no puedo negar que mis padres adoptivos han sido muy amables y los habitantes de la aldea son muy amigables conmigo desde que tengo uso de razón.- comentó Cadence.

-Emm, ¿princesa?- pregunto la Pegaso un tanto insegura, la alicornio de color perla la miró esperando por la pregunta que repentinamente había nacido en la mente de la poni. -Bueno, la… la verdad es que me sorprende que supiera mi nombre princesa, después de todo… yo, realmente no recuerdo haberla conocido en persona con anterioridad.- añadió Cadence extrañada por el hecho de que la gobernante del reino supiera con exactitud quien era ella.

-Si, bueno supongo que es normal que algo así te intrigue.- dijo la princesa antes de meditar un poco sus próximas palabras. -Te conozco porque también conocí a tus padres Cadence, y al igual que ellos, tu destino podría ser parte de algo mucho más grande de lo que imaginas- añadió Celestia mirando nuevamente a la Pegaso. -Aunque, no pareces muy sorprendida por lo que te he dicho.-

-Sí, bueno, No. Es complicado, es solo que, a pesar de todo, en mi corazón siempre he sentido que me hacía falta algo. Es por eso que siempre procuré ayudar a otros y brindarles cariño y amor incondicional.- añadió la Pegaso rosada dirigiendo su mirada a la marca en su flanco.

-Entiendo- comentó Celestia observando los últimos recuerdos en los cuales se mostraba a la joven Pegaso rosada abrazando a una unicornio en cuyo cuerno brillaba un aura de color esmeralda, misma que emanaba de un extraño collar del que colgaba una gema de color esmeralda con la forma de un corazón partido por la mitad.

-Dígame princesa, usted sabe ¿por qué mis padres me abandonaron de pequeña a las afueras de mi aldea?-

-Lo primero que quiero que entiendas Cadence es que tus padres no te abandonaron, ellos te amaban y dieron sus vidas protegiéndote de quienes intentaron lastimarte en el pasado. Lo segundo que debes entender es que su sacrificio no ha sido en vano, y el hecho de que estés aquí ahora frente a mí una vez más es prueba de ello- explicó la princesa observando atentamente los recuerdos a su alrededor.

-El poni en este recuerdo en particular me parece bastante intrigante- comentó Celestia sin dejar de observar el ultimo recuerdo de la Pegaso.

-Oh ella. Ella es Prismia, intentó arrebatarle el amor a mi aldea, e igualmente intentó usar su hechizo contra mí para robarme todo mi amor. En un principio pensé que se trataba de una hechicera terrible, pero cuando me di cuenta de lo solitaria que era en realidad, decidí darle el amor que otros no supieron darle.- comentó Cadence mirando el momento en el que el poder de sus sentimientos comenzaban a afectar la gema que colgaba del cuello de la hechicera, antes de ser destruida por completo provocando un destello de luz que envolvió a ambas, tras lo cual el recuerdo desapareció seguido por el resto de las imágenes a su alrededor.

-Así que la fuerza de tu corazón fue capaz de romper la maldición y liberar a Prismia de su infelicidad- concluyo la princesa comprendiendo la razón por la que aquella enorme fuente de energía parecía provenir del interior de Cadence y por qué su magia parecía resonar con la de la joven yegua rosada.

-Si, supongo que sí, en realidad no lo reflexioné, simplemente quería apartar la tristeza que envolvía el corazón de Prismia, realmente no pensé mucho en las consecuencias- comentó Cadence riendo nerviosamente. -Supongo que morir salvando a otro no es algo tan malo- añadió sonriendo, aunque Celestia pudo notar un tono de tristeza en la voz de la Pegaso.

A juzgar por lo que pudo presenciar en aquellos recuerdos, Celestia intuyó que aquella explosión de energía debió ser suficientemente fuerte como para matar a un poni, pero ciertamente era interesante el hecho de que la Pegaso fuera enviada a aquella dimensión en lugar de haber muerto.

"Yo diría que un ataque como ese debió haberte matado, pero tu magia de alicornio permitió que llegaras a este sitio en lugar de ir directo al otro mundo", las palabras de la yegua del árbol resonaron en la mente de la gobernante, pero si Cadence no era una alicornio, ¿cómo podría ser posible que hubiese logrado llegar a ese lugar?.

-Tal vez no sea así.- dijo Celestia colocándose frente a Cadence. -Tu talento especial es brindar amor a quien lo necesita y creo que un talento como ese será de gran relevancia para el futuro del reino. ¿Qué dices Cadence, te gustaría renacer una vez más y seguir siendo capaz de salvar a otros ponis de su propia oscuridad, de la misma forma en la que salvaste a Prismia?-

-¡Lo dice en serio princesa!- exclamó entusiasmada la Pegaso. -Me encantaría, desde que recibí mi cutiemark, entendí que mi lugar en el mundo era procurar por otros y brindarle amor a quien lo necesitara- explicó Cadence.

-En ese caso, creo que la decisión está tomada- respondió la gobernante del Sol extendiendo sus alas, de algún modo sabía que su magia y la de Cadence resonarían nuevamente y si de algún modo Celestia fue capaz de teletransportarse a esa dimensión siguiendo el rastro de magia producido por Cadence, también existía la posibilidad de lograr algo que hasta ese momento solo había pensado que era parte de un sueño.

"Esta es la forma en la que conocí a mis mejores amigas" las palabras de la yegua del árbol resonaron en su mente, si de algún modo aquella unicornio había logrado ascender y convertirse en una alicornio, existía la posibilidad de que Cadence lograra alcanzar ese mismo estado.

Reaccionando con la magia de la princesa del Sol, del pecho de Cadence emergió una esfera de luz que comenzó a envolverla por completo teletransportando a ambas de vuelta a Equestria.

Fin del Flashback


Ciertamente Celestia había dado a Cadence por perdida después de lo ocurrido cientos de años atrás, pero tras haberla descubierto sana y salva en una vieja aldea apartada de las grandes ciudades, la princesa del sol realmente imaginó que era posible que la suerte finalmente le sonriese nuevamente.

La joven alicornio rosada le brindaba esperanza, especialmente ahora que el plazo estaba por cumplirse. Si tenía que admitir algo, era que la presencia de Cadence también le ayudaba a recordar que, incluso cuando las cosas parecían no ir de acuerdo al plan, especialmente después de la huida de Sunset, todavía existía una esperanza, una esperanza a la que debía aferrarse.

-Aunque sigo sin entender cómo fue posible que Cadence llegase a esta época. Ni siquiera Starswirl fue capaz de crear un hechizo de tiempo que pudiese transportar a un poni a un periodo mayor a una semana. Pero lo más extraño es que, si la yegua que raptó a Cadence realmente la trajo a esta época, debió hacerlo basándose en que yo me decidiría a usar los elementos en lugar de sacrificar la vida de Luna por el bien de otros. Y de ser así, esa yegua esperaba que Cadence jugara un papel importante en todo esto. ¿Pero, qué clase de papel podría tener Cadence?- reflexionó para sí la deidad.

Ciertamente, tras haber adoptado a Cadence como su sobrina una vez más y tras volver con ella a la capital. La deidad del sol le pidió a la recién nombrada princesa Mi Amore Cadensa que intentara pasar la prueba del huevo. Prueba a la que, para su desgracia, incluso Cadence fue incapaz de completar. Lo que significaba que, la ahora alicornio rosada, tampoco era uno de los ponis que había buscado durante tantos años.

Celestia miró un viejo libro que permanecía situado en una pequeña torre de libros que había seleccionado cuidadosamente. Aquel viejo libro de hechizos sería la próxima prueba de Sunset, pero en su ausencia, la deidad del sol tendría que buscar a un nuevo estudiante que pudiese poner a prueba, con un poco de suerte, las cosas finalmente podrían llegar a mejorar.

-Mantén una actitud positiva Celestia.- Se dijo a sí misma. -Aun tienes tiempo, solo unos años más para que el sello que mantiene a Luna en su prisión se debilite lo suficiente.- continuó tratando de animarse ella misma antes de dejarse caer nuevamente sobre la superficie de su escritorio. -¿A quién engaño? Sunset era la estudiante más talentosa que tenía, es imposible que logre encontrar a otro poni que sea remotamente capaz de igualarla.-

Celestia miró nuevamente la pila de libros antes de suspirar pesadamente. -A este paso tendré que hacerme cargo de Luna yo misma. Quizá lo mejor será enfrentarme a Luna a solas en el viejo castillo.- la mirada de la deidad decayó aún más.

"Aunque la última vez no pude hacer las cosas bien y dudo mucho que en esta ocasión sea diferente", meditó la deidad.

Estaba segura de que el rencor almacenado en Luna por los últimos 1000 años no sería realmente algo a su favor. Si su hermana no estuvo dispuesta a escuchar razones la última vez, dudaba que pudiera persuadirla en esta ocasión. Solo tenía dos opciones: Combatirla ella misma y derrotarla y correr el riesgo de verse obligada a asesinarla, o encontrar a los ponis que estaban destinados a cumplir con la profecía.

-Quizá tendré que empezar a buscar posibles candidatos fuera del reino.- pensó en voz alta mientras se reincorporaba, después de todo, no era seguro que los elementos se reencarnaran a sí mismos dentro de Equestria, siempre existía la posibilidad de que alguno de ellos, o todos ellos, renacieran fuera del reino.

TOCK, TOCK, TOCK

El sonido de un poni llamando a la puerta de su estudio captó la atención de la monarca. -Princesa Celestia- dijo una voz al otro lado de la puerta de madera.

-Adelante Raven- respondió la princesa tras reconocer la voz de su recientemente contratada asistente personal.

La puerta del estudio se abrió revelando a una joven unicornio de pelaje color blanco, su crin y cola de color castaño se encontraban atados formando lo que parecían ser enormes pelotas de tennis.

-Princesa, ya casi es hora, el próximo grupo de aspirantes se presentarán hoy en la torre de astronomía- comentó su asistente.

-Lo lamento Raven, pero esta vez no me presentaré a la prueba. Necesito un favor: Avísale a Cadence que quiero verla en el jardín privado, hay algo de lo que debo hablar con ella a solas.-

-Como ordene Princesa- respondió la yegua con una reverencia.

-Necesito que te encargues de las pruebas en mi lugar y asegúrate de que Neighsay borre la memoria de las familias que no logren pasar la prueba-

-Así lo haré princesa- le aseguró Raven un tanto vacilante.

-No tienes de que preocuparte Raven, sé que serás capaz de llevar a cabo esta tarea sin problemas, además Neighsay estará ahí para apoyarte-

-Lo sé princesa pero, es solo que aun no entiendo cuál es el objetivo de borrarles la memoria, sé que la prueba es algo que todos los aspirantes deben presentar, pero ¿no cree que es algo excesivo?-

-Es solo una forma de prevención, no quisiera arruinarle la sorpresa a las futuras generaciones si sus padres les dijeran qué tipo de prueba deben enfrentar antes de entrar en la academia, así la diversión es mayor, ¿No lo crees?- comentó la princesa con una sonrisa pícara.

-Debo decir que su sentido del humor es un poco extraño princesa.- respondió Raven antes de aclararse la garganta para añadir. -Lo lamento, no era mi intención insultarla ni nada por el estilo- respondió bajando las orejas, a lo que la gobernante simplemente rio por lo bajo.

-NO tienes de que preocuparte, prefiero saber que eres honesta conmigo y dices lo que piensas en lugar de hablar a mis espaldas Raven.- le explicó la gobernante guiando a su asistente a la salida del estudio.

Si bien, Celestia no le había explicado a Raven el propósito real de aquella prueba, lo cierto era que incluso Neighsay no tenía el total conocimiento del porque aquella prueba había sido implementada por Celestia y Clover the Clever desde la creación de la Academia para Unicornios Superdotados, todo lo que sabía el líder de la AEE, era que la prueba tenía como propósito identificar si alguno de los aspirantes contaba con algún talento excepcional; Mientras que el objetivo por el cual era necesario hallar a dicho poni, era algo que Celestia solo había compartido con la ahora princesa Cadence y con nadie más.

El problema era que ella no podría salir en busca de las reencarnaciones de los elementos, dado que Cadence aún no estaba lista para asumir la responsabilidad de gobernar todo un reino por ella misma, y tampoco sería sensato enviar a la joven princesa más allá de los límites del reino en busca de las reencarnaciones de los elementos por su cuenta.

"Si tan solo Luna estuviese a mi lado" pensó para sí mientras se dirigía a los jardines privados que se localizaban en la parte trasera del castillo.


En algún lugar de Canterlot

-Es hoy, es hoy, es hoy, es hoy- continuaba repitiendo la potrilla sin dejar de saltar sobre la cama de sus padres.

-Arrr- se quejó el semental de pelaje azul oscuro mientras se acurrucaba debajo de las cobijas. -Querida, tu hija está despierta-.

-En las mañanas es tú hija cariño- respondió una hembra de un pelaje púrpura pálido antes de cubrirse la cabeza con la almohada.

-Vamos mamá, papá. Hoy es el día, es hoy, es hoy, es hoy- continuo la potra sin dejar de dar pequeños saltitos alrededor. Sus pequeñas pezuñas, aunque suaves y delicadas como un malvavisco, se incrustaban constantemente en las articulaciones de las extremidades de sus padres.

-Será mejor que se levanten, o no se detendrá- habló un joven corcel situado en el umbral de la recamara.

-De acuerdo. De acuerdo. Ya vamos- protestaron ambos padres levantándose impetuosa y torpemente.

-Siiiii.- dijo la pequeña, dando un gran salto fuera de la cama antes de dirigirse a su habitación a todo galope.

-Eso lo sacó de tu lado de la familia Velvet- dijo el corcel abandonando la comodidad de su cama con cierta pesadez.

Unos momentos después la pequeña atravesó el corredor a toda velocidad.

-Shining…-

-Lo sé mamá, ya me adelanté. Puse un poco de jugo y algunos emparedados en la mesa mientras Twily los despertaba, supongo que así evitaremos…- antes de terminar la oración, la pequeña regreso a toda velocidad, cargando un par de alforjas repletas de libros. -… que Twily se estrese.- finalizó el hermano mayor negando con la cabeza.

-Por poco olvido a la señorita Smarty- se reprochó a sí misma la pequeña unicornio púrpura mientras volvía a su habitación.

-Eso lo sacó de tu lado de la familia Night- dijo Velvet.

Después de tomar un desayuno ligero, la familia se dispuso a emprender su camino rumbo al Castillo de Canterlot. La pequeña unicornio de pelaje púrpura, por su parte, corría de un lado a otro completamente extasiada mientras trataba de apresurar al resto de su familia, repitiendo una y otra vez lo descortés que podría ser si no llegaban a tiempo a su práctica de orientación.

Desde el instante en el que sus padres la llevaron a la celebración del solsticio de verano que se realizó en la capital durante el año pasado, Twilight decidió que estudiaría muy duro para ser aceptada en la academia para unicornios superdotados. Petición a la que ni Velvet ni Night Ligh se negaron. De hecho, y siendo sinceros, ambos padres estaban seguros de que su pequeña poseía un talento innato para el aprendizaje.

A su corta edad, la pequeña unicornio púrpura se había convertido en una fanática de las historias y libros de ciencias mágicas y su pequeño cerebro era prácticamente similar a una esponja que devoraba conocimientos sin mucho esfuerzo.

Twilight conocía de memoria leyendas antiguas, teoremas y mitos. Había realizado con éxito cientos de pociones simples siguiendo las instrucciones de sus libros y por sobre todo poseía un sentido del orden que superaba incluso al de su propio padre. La única preocupación de sus padres, sin embargo, se debía al hecho de que la magia de Twilight era extrañamente inferior a la cantidad de magia de cualquier unicornio promedio de su edad.

Si bien Twilight se las había arreglado para buscar alternativas en la forma en la que usaba su magia para poder resolver la mayoría de los obstáculos, era bastante ovio que a su hija le costaba trabajo canalizar la magia suficiente para poder ejecutar hechizos complejos.

Afortunadamente para la familia, la "Asociación de Educación de Equestria" había considerado que Twilight cumplía con los requisitos mínimos necesarios para asistir a la academia, por lo que, tras recibir su carta de aceptación, Twilight no paraba de contar los días para presentarse finalmente en su primer día a la academia. Extrañamente, sin embargo, la carta también indicaba que la pequeña debía presentarse en una de las torres del castillo para asistir a lo que los profesores definían como: Práctica de Orientación.

Si bien Velvet y Night Light encontraron aquella indicación un tanto extraña, ninguno de ellos decidió comentar nada al respecto. Después de todo, y hasta donde recordaban, ellos también se presentaron a una práctica similar unos días antes de iniciar sus estudios en la academia. Lo realmente extraño era el hecho de que ninguno de ellos recordaba haber hecho algo durante aquella práctica y dado que Shining Armor siempre estuvo más interesado por convertirse en un guardia real para poder cuidar de su hermana menor, el joven potro nunca presentó las pruebas de admisión para integrarse a la Academia para Unicornio Superdotados, razón por la cual tanto Velvet como Night Light no tenían la menor idea de lo que podrían esperar al llegar al castillo.


-Tía- la saludó Cadence teniendo cuidado de no sobresaltar a las aves tropicales que cantaban sobre las ramas del árbol situado a sus espaldas. La joven princesa alicornio de pelaje rosa, se encontraba sentada en un extremo de una mesa de jardín sobre la que se hallaba una tetera, una azucarera y dos juegos de tazas de té colocadas sobre pequeños platos de cerámica.

-Puedo ver que la nota de Raven te llegó a tiempo- comentó la princesa tomando asiento enfrente de la alicornio rosada mientras Cadence servía un poco de té para la princesa del Sol.

-Me causó mucha curiosidad que decidieras llamarme para hablar a solas, así que pensé que sería buena idea beber un poco de té mientras charlamos.- explicó la joven princesa.

-Supongo que te enteraste de lo que sucedió con Sunset- dijo la deidad del Sol aceptando la taza que su sobrina le ofrecía.

-Sí, es una lástima, sé bien lo mucho que la apreciabas.- comentó Cadence. -Y dime tía, ¿qué es lo que piensas hacer ahora?, sin Sunset Shimmer a tu lado será más difícil encontrar el modo de rescatar a la tía Luna, ¿O me equivoco?- comentó Cadence.

SIGHT

Suspiró Celestia un tanto frustrada. -Realmente no sé qué fue lo que hice mal, Le di clases privadas, le ayude a dominar todos los hechizos que me pidió y siempre estuve ahí para ella.- Cadence levantó una ceja. -De acuerdo, no siempre estuve para ella y los últimos meses la estuve evitando, pero lo hice porque realmente pensé que eso le ayudaría a acercarse más a otros ponis de su edad.- explicó la gobernante.

-Sí sabes que Sunset apenas está alcanzando la pubertad, ¿cierto? ¿Qué edad tiene 11, 12?-

-13- respondió la deidad.

-Ese es un número de mala suerte- mencionó Cadence negando con la cabeza. -De cualquier forma, Sunset está en una etapa de rebeldía y sus hormonas apenas están comenzando a afectarle, es normal que a su edad tenga ciertos… arrebatos.- comentó Cadence bebiendo un poco de té.

-¿Desde cuando eres una experta en el tema?-

-No lo soy, simplemente hablo por experiencia. Mis padres me contaron que a esa edad intenté teñir mi crin de rojo y peinarla igual que la cresta de uno de nuestros gallos, tan solo para demostrarle a mis compañeros de clase que yo no era una yegua delicada.- respondió la alicornio rosada bebiendo un poco más de té.

-Cadence, tienes 15 años, no creo que estés en posición de opinar de Sunset de ese modo-

-Sigo siendo mayor que ella y más madura- respondió la princesa de pelaje rosa.

-El problema es que ahora tengo que empezar de nuevo. ¿Cómo se supone que voy a ayudar a estos ponis a llevar la carga que yo misma les puse sobre los hombros, si soy completamente incapaz de encontrarlos?- respondió la deidad con total frustración antes de golpear su cabeza contra la superficie de la mesa de jardín sobre la que descansaba el juego de té.

-Si me lo preguntas a mí, creo que estas enfrentando el problema desde el ángulo equivocado.- Celestia levantó la mirada. -Es probable que ni siquiera tengas que buscarlos. Si los elementos alguna vez consideraron que tú y Luna fueron dignas de ellos, ¿no crees que lo más lógico es que sus reencarnaciones también terminen por buscarte, de algún modo?-

Celestia se enderezó para meditar un poco en las palabras de Cadence. Si bien era cierto que todo rastro de magia en los elementos que permanecían en el castillo había desaparecido por completo, ciertamente era posible que la voluntad innata en la naturaleza de los elementos de la armonía terminara por buscar una forma de alcanzar el balance nuevamente; por lo que existía la posibilidad de que los elementos se mostraran ante ella en el momento indicado y no antes. Después de todo, había pasado los últimos 1000 años aprendiendo todo lo que pudo de aquellas sombras y su origen. Y si realmente aquellos ponis estaban destinados a enfrentarlas, no sería extraño que sus instintos los guiaran hasta ella.

-Sabes es probable que tengas razón Cadence- respondió Celestia antes de invocar un pequeño cofre de madera frente a ella.

-¿Qué tienes ahí tía?- preguntó la joven alicornio.

-Es solo que estaba pensando que quizá también tú estabas destinada a encontrarte con esto.- mencionó la deidad extrayendo del interior de la caja varios trozos de cristal de color esmeralda que Cadence identificó de inmediato.

-Esos son los trozos del collar de Prismia- dijo la joven alicornio un tanto sorprendida.

-Desde que vi esta gema en tus recuerdos, tuve la sensación de que ya la había visto con anterioridad- explicó la deidad usando su aura dorada para colocar los distintos trozos de la gema hasta formar un corazón hecho de cristal. -Debido a eso, decidí traerlos conmigo cuando partimos de tu antigua aldea- añadió la princesa.

-¿Sabes lo que es?- preguntó intrigada la joven alicornio.

-Creo que esto era el corazón de un changeling- respondió la princesa Celestia observando los numerosos reflejos de su rostro en la superficie de la gema.

-¿El corazón de un changeling?-

-Son criaturas capaces de tomar la forma del poni al que más amas, para de ese modo alimentarse de tu amor. Esta gema en particular le perteneció a una princesa que conocí siglos atrás, una princesa changeling de buen corazón, a la que no pude salvar en el pasado- respondió Celestia.

Tras notar las lágrimas en el rostro de la deidad del Sol, Cadence comprendió que aquel recuerdo debía ser uno particularmente doloroso para Celestia.

-Supongo que es irónico que el corazón de esa princesa terminara convirtiéndose en un medio para extraer el amor de otros y resultara ser yo quien lograse evitar que un corazón que fue puro alguna vez, continuase siendo usado para hacer el mal.-

-No es lo único que tú y esta gema tienen en común- murmuró la deidad del sol tras recordar que la misma noche que Celestia Perdió a Cadence, Luna también había perdido a su amada Chrysalis. Resultaba irónico que el día que Celestia finalmente hubiese logrado reunirse con Cadence, el corazón de Chrysalis también hubiese encontrado la forma de presentarse ante la deidad del sol.

-Me sorprende que estén teniendo una reunión familiar sin haberme invitado- la voz de un joven corcel de pelaje color blanco y crin dorada se aproximó a las dos alicornios.

-Lo lamento Blueblood, simplemente quería tener una pequeña charla de yegua a yegua con Cadence, pero de todos modos comienza a hacerse tarde y aún tengo algo que necesito hacer.- comento Celestia terminándose su taza de té con prisa.

-¿Tienes pensado salir otra vez tía?- preguntó Cadence colocándose sobre sus cuatro cascos.

-Sí, necesito ir a la librería por un momento, hay algo que quiero revisar en la sección de hechizos de Starswirl- comentó Celestia.

-¿Necesitas que nos encarguemos de algo en tu ausencia?- preguntó el joven Blueblood.

-Ya que lo mencionas… Raven esta algo nerviosa por tener que encargarse de los resultados de las pruebas de admisión de este año, y creo que le tranquilizaría mucho si uno de ustedes pudiese acompañarla.-

-¡Oh!, sinceramente tía Celestia, aún no sé porque permites que unicornios de familias pobres sean aceptados en la academia, muchos de ellos carecen del sentido de la higiene personal.- se quejó Blueblood. Celestia por su parte tuvo que resistir la tentación de golpearse el rostro con su pezuña a causa de la frustración.

"Lo juro, si no fuera por el juramento que hice de mantener a la familia Blueblood como parte de la familia real, yo misma me haría cargo de destituir a mi sobrino de su título" refunfuñó para sus adentros mientras procuraba mantener la mirada más serena de la que era capaz en ese momento.

-Yo no tengo problema con hacerlo tía.- comentó Cadence.

-Muchas gracias Cadence. Blueblood…- añadió la gobernante mirando al corcel de crin rubia. -Tú te encargaras de la recepción, mañana por la noche tendremos una fiesta de bienvenida para los nuevos estudiantes y sus familias y quiero que seas tú quien prepare el salón para ello.-

-Pero tía…- protestó el corcel antes de notar el gesto de molestia que trataba de asomarse a través de la sonrisa de la monarca.

-Como parte de la familia real, es tu deber relacionarte con cualquier poni del reino, y eso incluye a las familias más pobres.-

-Es muy poco tiempo para preparar una fiesta…-

-Eres un unicornio, estoy segura de que podrás ingeniártelas de algún modo- añadió Celestia, mientras sentía un tic en su párpado derecho. -Por cierto, la recepción deberás prepararla solo, si me entero de que obligaste a alguno de los ponis que trabajan en el castillo a hacerlo en tu lugar, donaré todos tus vestuarios a los ponis de familias pobres. ¿Eh sido lo suficientemente clara en eso?-

-C-Como el agua- respondió resignado el corcel.


Para cuando arribaron al castillo de Canterlot, la pequeña potra de pelaje púrpura apenas era capaz de contener su emoción. Shining estaba seguro de que su pequeña hermana estaba a escasos segundos de perder el conocimiento mientras que Velvet y Night Ligh discutían las actividades que prepararían para celebrar la aceptación de Twilight en la academia.

La fila era extremadamente larga y les tomó lo que parecía una eternidad el poder llegar al fin a la entrada de la torre. Cuando finalmente la familia ingresó en el interior, los cuatro fueron recibidos por un par de ponis vestidos con túnicas largas de color marrón, con acabados en rojo y dorado.

-Oh, Así que esta es la señorita Twilight Sparkle- dijo uno de los ponis mirando a la pequeña con cierto escepticismo mientras revisaba varias hojas que había tomado de un pequeño expediente marcado con el nombre de la potra.

-¡Esa soy yo!- dijo la entusiasta potrilla.

-Mmmm, no parece indicar algún talento especial para la magia, pero obtuviste notas perfectas en las pruebas de preparación- añadió el corcel levantando una ceja. -La verdad es que no tengo idea del porque un unicornio con deficiencias para el uso de la magia desea entrar en una escuela de magia, pero supongo que todo dependerá del examen final- añadió el corcel con un irregular tono serio.

-Emmm, disculpe… dijo usted, ¿prueba final?- dijeron al unísono los cuatro integrantes de la familia.

-Si, a decir verdad, es una prueba que se instaló hace poco para poder determinar si los aspirantes son realmente dignos de ingresar en la academia, aunque en el caso de los menos agraciados se les rechaza de inmediato- explicó el otro corcel de la AEE.

-Espere un segundo, no creo que sea justo rechazar a un estudiante que ustedes mismos ya habían aprobado en la academia, solo por ser incapaz de completar una prueba de admisión de la que jamás nos avisaron.- reprochó Shining Armor saltando al frente del grupo para encarar al representante de la AEE. Velvet y Night Light compartieron una mirada de preocupación.

-Si ustedes están seguros de que ella merece formar parte de la academia, entonces no entiendo cuál es la queja. Por otro lado, el hecho de que te comportes tan a la defensiva jovencito me hace pensar que no confías en que tu hermana será capaz de ingresar en nuestras filas. Y eso, podría darme una mayor razón para no querer que tu hermana se una a una escuela en la que posiblemente no será capaz de seguir el ritmo y de la cual tarde o temprano podría ser expulsada.- respondió el corcel manteniendo la mirada ante la desafiante mirada del joven.

-Yo confío en las habilidades de Twily, pero le aseguro que no pienso permitir que nadie le haga daño a mi hermana- respondió el joven corcel de pelaje blanco y crin azul dando un paso al frente. Su nariz a escasos centímetros de la nariz del evaluador.

-¿BBBFF?- dijo Twilight tocando uno de los cascos frontales de su hermano mayor.

Shining finalmente rompió el contacto con la mirada del evaluador para dirigir su atención a su pequeña hermana, quien lo miraba preocupada. Lo que causo que la mirada del joven corcel se suavizara por completo.

-¿Estas segura de que podrás hacer esto?- dijo Shining acariciando la coronilla de la frente de su hermanita con la punta de su nariz. Twilight asintió una vez, su mirada enfocada y segura de sí.

-En ese caso proseguiremos- añadió el evaluador señalando la puerta situada al fondo del pasillo.

La familia comenzó a avanzar, cuando uno de los evaluadores uso su casco para detener a Shining.

-Lo lamento jovencito, pero tú te quedas aquí, no quisiéramos que intentaras ayudar a tu hermana en su prueba- explicó el representante de la AEE.

-¿Cómo pueden pensar que…?-

-¡Shining!- gritó la pequeña potra corriendo hasta su hermano mayor para aferrarse a él.

-Es suficiente caballeros.- dijo una dulce vos a espaldas del grupo.

-Señorita Cadence- respondieron los evaluadores al unísono.

-Yo me haré cargo de esto.- añadió la joven.

Twilight no tardó en notar que aquella yegua en particular era extremadamente atractiva, tenía un pelaje rosa claro como el algodón de azúcar y una hermosa crin de colores atada con un moñito de color azul. Su cuerpo lucía delgado y tenía un par de alas similares a las de un pegaso, al igual que un cuerno de unicornio situado en su frente. Sin embargo, al mirarla a los ojos el corazón de Twilight pudo sentir una calidez como nunca antes había sentido, una calidez que llenaba su pecho.

Cadence tomo asiento frente a la potra de pelaje púrpura antes de bajar su cabeza hasta su nivel -No tienes nada que temer, esta prueba es muy sencilla y te aseguro que todo saldrá bien. De hecho, que te parece si después de tu examen te invito una cajita de ricas donas, sé de una tienda que vende las donas más deliciosas que hallas probado en tu vida- añadió la joven yegua. Tras notar las alforjas de la pequeña, las cuales estaban repletas de libros, Cadence se aproximó al oído de la pequeña antes de susurrarle. -Además, si te interesa, podría llevarte a ti y a tu familia a conocer la biblioteca del castillo. Está repleta de libros muy interesantes que no encontraras en la biblioteca de la capital.- dijo antes de sonreírle amablemente.

La pequeña asintió silenciosamente mientras se tallaba sus ojos con sus pequeñas pezuñas. Al mismo tiempo, Cadence decidió usar las largas plumas de sus alas para acariciar suavemente la mejilla de la joven potra. -Eso es, luces mucho mejor con una sonrisa en tu rostro- añadió Cadence antes de mirar a los padres de la potra, quienes musitaron un gracias antes de acercarse a sus hijos.

-Ahora… ¿qué te parece si presentas tu prueba? mientras tanto yo cuidaré de tu hermano para que no se sienta solo.- añadió Cadence.

-De acuerdo- respondió la pequeña con un mejor ánimo.

-Eso es, eres una pequeña muy valiente.- dijo sonriendo una vez más. Tras lo cual ella y Shining permanecieron en su lugar mientras observaban a la pequeña potra de pelaje púrpura y sus padres desaparecer del otro lado de la habitación.

-Ella estará bien, ¿cierto?- preguntó Shining.

-Descuida, estará bien, en realidad la prueba no es peligrosa, y aunque yo no pude completarla ellos no me expulsaron-

-¿Lo dices en serio?- Cadence asintió.

-Entonces, ¿por qué…?-

-No les hagas caso, les gusta espantar a los recién llegados. Aunque debo admitir que fue increíble verte saltar en defensa de tu hermanita de esa forma.- añadió la joven.

-No pude evitarlo, Twily siempre ha sido molestada por los potros y potras del vecindario por ser… bueno, diferente, ellos no la entienden y se burlan de ella, es por eso que siempre la he protegido y lo seguiré haciendo.- dijo Shinning señalando su cutiemark.

Cadence notó entonces la marca en el flanco del joven, se trataba de un escudo de color azul oscuro similar al tono de la crin de la pequeña potra, el escudo sin embargo estaba protegiendo una estrella de color rosa brillante, muy similar al color de la franja que recorría la crin de su pequeña hermana, mientras que en la parte superior se encontraban tres estrellas de un color similar a uno de los tonos azules en la crin del joven.

-Así que, tú eres su caballero de armadura brillante, ¿eh?- añadió la joven alicornio al notar la ironía en el nombre del corcel y el significado de su cutiemark.

-¡Oye no te burles!- reprochó el corcel, aunque por su tono de voz, Cadence supo que el otro corcel no estaba molesto en realidad.

-No es burla, es solo que… pienso que es una pequeña con mucha suerte por tener a alguien como tú a su lado. A alguien que siempre estará dispuesto a protegerla sin importar lo que pase.-

-Ella lo vale- respondió Shining Armor.


La pequeña unicornio púrpura se encontraba extremadamente nerviosa, todo el coraje que la joven poni de pelaje rosa le dio se terminó esfumando en el aire tan pronto como ingresó en el salón.

Detrás de ella se encontraba una pizarra con varias anotaciones relacionadas con la teoría universal del movimiento gravitatorio de los sistemas planetarios, algo que Twilight había leído a detalle en uno de los libros que había tomado de la librería de Canterlot meses atrás. En una de las esquinas se encontraba un pequeño podio y un globo terráqueo. Frente a ella se encontraban varias filas de butacas escalonadas en las cuales se encontraban cuatro ponis observándola con expresiones serias y listos para tomar nota de los resultados de su prueba.

La pequeña unicornio sintió como si su cuerpo se hubiese encogido a medida que la habitación alcanzaba dimensiones completamente desproporcionadas e imposibles.

-Twily- dijeron sus padres indicándole a la pequeña que sonriera.

La potra asintió antes de colocar una sonrisa nerviosa en su rostro mientras la puerta situada a su izquierda se abría. Un corcel ingresó en la habitación empujando un carrito relleno de heno y sobre el cual se encontraba colocado un huevo de color purpura.

-Muy bien señorita Sparkle- dijo uno de los examinadores. -su prueba consiste en usar su magia para acelerar el crecimiento de ese huevo y lograr que eclosione- explicó el examinador.

Ambos padres se miraron nerviosos una vez más. Incluso si Twilight tuviese una cantidad normal de magia, aquella prueba era imposible de lograr, principalmente porque una prueba como esa consistía en ser capaz de ejecutar un hechizo de edad correctamente, algo que incluso para ponis bien preparados resultaba extremadamente difícil de realizar.

-Y bien señorita Sparkle- repitió la yegua de pelaje amarillo y crin plateada. Mientras otro de los examinadores tosía un par de veces.

"Vamos, puedo hacerlo" se dijo a sí misma la potra antes de colocarse de frente al huevo. Rápidamente la pequeña unicornio púrpura apuntó al huevo con su pequeño cuerno, e inmediatamente comenzó a canalizar su magia en la punta para poder ejecutar el hechizo.

Intentó una vez generando una pequeña chispa de magia en la punta de su cuerno antes de que la diminuta fuente de energía cesara abruptamente. La pequeña sabía que su concentración era vital para poder invocar su magia correctamente, pero las emociones y el nerviosismo causaban que su concentración se perdiera por completo, sustituyendo su confianza por una sensación de miedo al fracaso.

Intentó un asegunda vez, tratando de concentrar su energía lo más rápido posible, esta vez ni siquiera fue capaz de generar una chispa de energía mágica. La pequeña miró de reojo a los examinadores quienes lucían extremadamente aburridos, uno de ellos tuvo el descaro de dejar escapar un largo bostezo.

Desesperada, Twilight intentó una vez más acercándose más al huevo, cuando esto no funcionó se colocó del lado opuesto para intentar envolver el huevo con su magia, posteriormente subió al carro para intentar imbuir el huevo con su magia antes de volver a bajar del carro y hacer un inútil esfuerzo por menear sus cascos frontales para tratar de obligar a su magia a fluir de su interior y canalizarla en la dirección del huevo. Al final lo único que pudo hacer la pequeña fue emitir una diminuta chispa de magia desde la punta de su cuerno una vez más, antes de caer al suelo exhausta.

Derrotada y completamente desanimada, la potra se sentó sobre sus cuartos traseros antes de disculparse con los evaluadores.

-Lamento mucho que malgastaran su tiempo.- dijo finalmente la potra con los ánimos por los suelos.

Los evaluadores comenzaron a realizar anotaciones con rapidez, seguramente indicando que ella había fallado y no sería aceptada en la academia después de todo.

Repentinamente una fuerte explosión se escuchó en el horizonte al tiempo que una onda de energía multicolor cubría los cielos del territorio Equestre.

Sin saber por qué o como ocurrió, la magia de la pequeña potra se activó tras sentir una extraña conexión con una fuente de energía a su alrededor, una fuente de energía que nunca antes había sentido… una fuente de magia que se propagaba por todo el reino. La potra enfocó su mente en ejecutar el hechizo que había leído en uno de sus libros con anterioridad, disparando así un rayo de energía directo al huevo provocando que este último eclosionara al instante.

Antes de que la pequeña pudiera festejar su triunfo, una sensación helada recorrió su espina dorsal. En su menté pudo ver la imagen de una criatura sombría envuelta en llamas negras y púrpuras, sus ojos destellaban un brillo espectral al igual que lo hacía el interior de sus fauces. Una larga lengua viscosa como el alquitrán relamió la larga fila de afilados dientes, mientras aquella criatura hacia brillar un largo y retorcido cuerno de color turquesa situado sobre su frente.

Una sensación de terror e impotencia la envolvió en un instante obligándola a soltar un pequeño grito ahogado, tras el cual, su magia rápidamente tomó el control de su cuerpo, dejando a la pequeña unicornio de pelaje púrpura en un estado de trance.


-¡Twily!- gritó Shining Armor corriendo hacia la puerta de la habitación, de la cual emergían constantes descargas de energía mágica.

-¡Espera Shining!- le advirtió Cadence derribando al corcel por un costado para evadir una de esas descargas de energía. Inmediatamente ambos miraron a uno de los representantes de la AEE, quien tras ser alcanzado por aquella ráfaga de energía fue inmediatamente transmutado adquiriendo la forma de una máquina expendedora de sodas.

Tras notar que otra de esas ráfagas estaba a punto de golpearlos, el joven corcel usó un hechizo de protección para crear un escudo de burbuja alrededor de ambos. La sorpresa no pudo hacerse esperar en el rostro de los dos jóvenes ponis al notar la grieta que se formó en el escudo tras el impacto de aquella descarga.

-Dijiste que la prueba no era peligrosa- reprochó el corcel reforzando el escudo antes de que otro rayo lo golpeara formando una nueva grieta en la superficie.

-¡No lo es! Pero ese rastro de magia…-

-Es la magia de Twily, está fuera de control-

-Es imposible, esta cantidad de magia no puede residir en una potra tan pequeña- dijo Cadence antes de comenzar a analizar aquella fuente de energía.

"Esa cantidad de magia es mucho mayor a la que Celestia posé en su interior, y lo más extraño es que puedo sentir varios puntos en los que ese rastro de magia parece estarse conectando. Es casi como si…" al darse cuenta de lo que eso significaba, la joven alicornio no pudo evitar sorprenderse por aquel hallazgo. Era imposible que una potra tan pequeña y dulce como lo era la hermanita de Shining resultara ser uno de los seis elegidos. Más aún, el potencial oculto que la potra poseía no era algo que podría tomarse a la ligera.

No podían permitir que la pequeña Twilight callera en el mismo camino que había seguido Sunset, sería de gran importancia para la pequeña aprender a controlar aquella fuente de energía y sobre todo impedir que su magia pudiese corromperse.


Celestia caminaba rumbo a la biblioteca cuando la repentina explosión en el cielo llamó su atención. Aquella onda de energía provenía de Cloudsdale y rápidamente comenzó a expandirse por todo el territorio del reino. Antes de que la princesa pudiese preguntarse la causa de aquel extraño fenómeno, una fuente de magia de enormes proporciones se hizo presente en la torre de astronomía, seguida por la repentina aparición de un dragón púrpura, cuya cabeza perforó el techo de la torre sin previo aviso.

Por un instante la princesa simplemente se quedó mirando a la criatura incrédula por lo que estaba viendo con sus propios ojos. Tras sacudir su cabeza para retomar la compostura la princesa se teletransportó hasta el lugar del que provenía aquella fuente de magia.

Tan pronto como la alicornio apareció en el interior del cuarto, la gobernante del reino no pudo evitar sorprenderse por la enorme cantidad de poder que emanaba de la pequeña potra situada justo en el centro de la brillante luz púrpura que la rodeaba.

La pequeña por otro lado parecía estar tratando de luchar por recuperar el control de su cuerpo mientras algo en su interior parecía estar a punto de despertarse. En el centro de aquella fuente de magia concentrada, la princesa pudo sentir una presencia oscura que, aunque sutil, emitía una sensación que Celestia jamás olvidaría, una sensación que había presenciado un milenio atrás al enfrentarse a Vice y a Nightmare. La presencia de un peligro inminente que permanecía tranquilo e impasible y que, sin embargo, le indicaba a cada fibra de su cuerpo que se trataba de un depredador voraz y sádico al que no debía molestar bajo ninguna circunstancia.

Preocupada por el estado mental de la potra, y principalmente alarmada por lo que la presencia de aquella sombra podía representar si llegase a despertar en ese momento; La deidad se aproximó a la pequeña para colocar uno de sus cascos de forma reconfortante sobre la espalda del pequeño poni, en un intento por canalizar su propia magia para que la potra pudiese recobrar el control, teniendo especial cuidado de no perturbar la presencia de la sombra que permanecía mayormente dormida.

"Tranquila, no tienes nada que temer, todo está bien mi pequeño poni" habló la deidad directamente al corazón de la potra, ganando así la atención de la pequeña, quien, al reconocerla, lentamente comenzó a tranquilizarse retomando el control de su cuerpo al tiempo que la magia que emanaba de su interior volvía a la normalidad, bloqueando por completo la presencia de aquella sombra en su interior.

De un momento a otro el hechizo de la potra se canceló liberando a los evaluadores y regresando a la normalidad a los ponis que habían sufrido los hechizos de transmutación. Así mismo, el enorme dragón volvió a la normalidad convirtiéndose en un pequeño bebé dragón de escamas púrpuras adornadas con una serie de púas verdes.

Una vez que todo volvió a la normalidad, Celestia pudo observar con mayor detalle a la pequeña potra. Se trataba de una potrilla de un pelaje de color lavanda, su crin y cola eran tan lacios como una prenda de seda y tenían un color azul oscuro muy similar al manto nocturno, el cual era atravesado por dos franjas perfectamente alineadas, una de color púrpura y otra con un tono rosa muy intenso. La pequeña unicornio además, tenía un hermoso par de ojos amatistas que la deidad del sol reconoció de inmediato. Habían pasado siglos desde la última vez que los había visto y, sin embargo, el recuerdo de la yegua del árbol siempre había permanecido fresco en su mente.

-¿Cuál es tu nombre?- dijo la princesa con tono sereno.

-Twilight Sparkle- respondió de forma automática la potra mientras masajeaba la base de su cuerno. Celestia supuso que aquella acción se debía a la jaqueca que debió ser provocada por la liberación de toda esa cantidad de magia de forma tan abrupta.

"Así que ese era tu nombre" sonrió la deidad para sus adentros.

-Twilight Sparkle- repitió la Princesa del sol con tono suave.

Al reconocer la voz, la pequeña rápidamente dirigió su mirada a la gobernante con una expresión temerosa, esta vez por la posible reprimenda que la gobernante le daría por causar todos esos desastres, especialmente el agujero en el techo de la torre de astronomía.

-¡Oh! Lo lamento no fue mi intención…-

-Tienes un don muy especial.- la interrumpió Celestia. -Creo que jamás había visto a una unicornio con tu habilidad.- añadió la deidad sin dejar de sonreírle.

"¿Acaso, no está molesta conmigo?" se cuestionó la potra un tanto consternada.

-Pero debes aprender a dominar esa habilidad con estudio.- continuó la gobernante.

-¿Eh?- fue lo único que salió de los labios de la potra.

-Twilight Sparkle. Quiero nombrarte mi protegida personal aquí en la escuela-.

-¿Eh?- repitió la potra, aquello era la mayor elocuencia que podía mostrar en esa situación.

-¿Y bien?- preguntó la princesa.

La potrilla volteó su mirada en la dirección de sus padres, quienes habían regresado a su forma original y asentían con sus cabezas, ambos eran completamente incapaces de ocultar la alegría y orgullo que sentían al escuchar aquellas noticias.

-¡Siiiiii!- grito la pequeña unicornio saltando en el aire.

-Una cosa más Twilight- la interrumpió la princesa.

-¿Más?- respondió la potra con su inocente voz segundos antes de que su cuerpo recordara que debía obedecer las leyes de la gravedad, haciéndola caer de bruces en el suelo.

Sin decir nada más la princesa señaló con una de sus patas frontales el flanco de la pequeña, quien al ver la marca que había aparecido en su pelaje, no pudo evitar sonreír de lado a lado.

-Mi cutiemark- respondió la pequeña antes de comenzar a saltar alrededor de la princesa del Sol completamente llena de algarabía.


Horas más tarde.

Esa noche la deidad se encontraba sentada en el balcón de sus aposentos reales. Su mirada permanecía fija en la enorme esfera plateada que se alzaba en lo alto del cielo resguardada por cuatro estrellas brillantes que se encontraban cada vez más cerca de la superficie de la Luna, sobre la que se hallaba dibujada la silueta de la yegua oscura que permanecía prisionera.

La agradable y fresca brisa resultaba muy reconfortante para la princesa Celestia y el Fenix que se encontraba postrado sobre el hombro de la monarca.

-Celestia- la voz de Cadence llamó la atención de la gobernante. -¿Otra vez estabas cantando la canción de cuna para la princesa?-

-Es lo menos que puedo hacer para intentar aminorar su sufrimiento Cadence- respondió Celestia mientras garabateaba algo sobre la portada de un viejo libro, antes de colocarlo sobre una pequeña pila de libros situada justamente a un lado de la caja de madera en la que permanecía resguardado el desquebrajado corazón de Chrysalis.

Cadence no pudo evitar dirigir su mirada al viejo libro en cuya portada se encontraba grabado un aro de fuego plateado, debajo del cual, se encontraban las letras que la princesa del sol había añadido usando un frasco de tinta hecha con pintura extraída de flores lunares y una pluma de Philomena.

"ECLIPSE" leyó la joven alicornio de pelaje rosa.

-Dime Celestia, ¿por qué le pediste a Twilight que se encargara del dragón? ¿No te parece que aún es demasiado joven para cuidar de un bebé, en especial un bebé dragón? Es decir, no sabemos mucho de esa raza o de sus costumbres.-

-Ella fue la única capaz de sacarlo de ese huevo Cadence. La única después de casi 1000 años. Algo me dice que su vínculo será mucho más fuerte si ella lo educa. Además, es probable que esa potra requiera toda la protección que podamos darle de ahora en adelante.- explicó la deidad.

-Si, eso me temo.- concluyó Cadence. -Cuando surgió esa explosión, pude sentir varios puntos en los que se concentraba una magia similar a la que emanaba de Twilight. ¿Crees que se trate del resto de los ponis que estamos buscando?- Preguntó la joven alicornio.

-Es probable…- respondió Celestia.

-Luces preocupada tía.-

-Cadence, cuando la magia de Twilight se salió de control ¿sentiste algo aparte de su esencia?, algo, digamos, ¿inquietante?-

-No tía, no en realidad. Lo único que sentí fue una fuente de energía enorme emanando de ella, pero aparte de eso no logre sentir ningún tipo de peligro o alguna clase de oscuridad. sin embargo, creo que es importante que evitemos que algo malo le suceda, esa cantidad de poder puede ser peligrosa si se corrompe.- añadió Cadence.

-Coincido contigo. A partir de mañana quiero que te conviertas en la niñera de Twilight, parece que le agradaste y no puedo pensar en nadie más a quien pueda encargarle algo tan importante como esto- mencionó la deidad del sol enfocando su mirada en el horizonte-

-Para mí será un placer Celestia, además Twilight parece una potra muy amable, creo que nos llevaremos de maravilla-

-Me alegra escucharlo-

-¿Tía?-

-¿Sí, Cadence?-

-Solo, prométeme que no harás nada peligroso.-

-Te lo prometo- respondió la deidad.

-En ese caso, buenas noches tía-

-Buenas noches Cadence-

Tan pronto como la deidad de la noche estuvo segura de que su sobrina la había dejado a solas con Philomena, la deidad del Sol sacó un mapa de la región en el que comenzó a hacer anotaciones.

-Estos son los puntos en los que pude sentir la presencia de esas sombras. Si Cadence fue incapaz de percibir su presencia, debe ser debido a que yo si estuve en contacto directo con la magia de Twilight-

El fénix, simplemente emitió un ligero sonido en señal de aprobación.

-Dos de esas fuentes de sombra se encontraban en el viejo castillo, sé de antemano que el alma de vice se encuentra sellada en el interior de la bóveda del castillo, pero no tenía idea de que otra de esas sombras se encontrara sellada cerca de Vice. Pero hay dos cosas que me preocupan. Pude sentir cinco presencias en este mundo, eso significa que dos de esas sombras fueron totalmente destruidas o no se encuentran en esta dimensión.- comentó la deidad.

Philomena nuevamente emitió un sonido, esta vez en tono de pregunta.

-La otra cosa que me preocupa, es que, dos de esas sombras parecían estar completamente despiertas, y creo que una de ellas le pertenece a Maddy, la sed de sangre que despedía es inconfundible.- Añadió Celestia con preocupación. -La otra, estoy segura de que se trata de Grimmy. Aunque parece que aún permanece sellada en Hollow Shades, por lo que será mejor evitar esa área hasta que logre encontrar a los otros elementos y recupere a Luna. No quiero arriesgarme a ir a ese lugar innecesariamente.- concluyo la deidad.

Celestia marcó en el mapa los cuatro puntos. Dos de ellos se encontraban situados en el castillo de las dos hermanas, la tercera marca había sido indicada en la región de Hollow Shades mientras que la cuarta marca se encontraba localizada en una granja de rocas situada más allá de los límites de Gastly Gorge.

-Necesito que tú y Philomena revisen estas regiones, pero tengan extremo cuidado, si Maddy está realmente despierta, es probable que trate de dañarlos-

De entre las sombras emergió un poni de pelaje azul metálico, el cual llevaba puesta una armadura negra con acabados en plateado.

-La guardia nocturna, hará lo posible por mantener el orden majestad, y si de este modo podemos asegurar el regreso de nuestra amada princesa de la noche, le aseguro que hare lo posible por cumplir con esta misión- dijo el poni tomando el mapa para examinarlo con sus ojos ambarinos, los cuales poseían un par de pupilas alargadas como las de un reptil.

El fénix y el caballero de la guardia nocturna observaron el mapa con detenimiento para posteriormente emprender el vuelo en la dirección en la que se encontraba el modesto pueblo de Ponyville.

Celestia por su parte miró la Luna una vez más, en cuya superficie permanecía impasible la figura de Nightmare Moon, estaba segura de que la quinta sombra se encontraba esperando el momento indicado para liberarse de las cadenas que la mantenían prisionera.

-No falta mucho para que las cuatro estrellas rompan tus ataduras hermana.- dijo la deidad del Sol. -Pero no te preocupes Luna, te prometo que también serás libre del control de esa criatura.- añadió la deidad del Sol.

En su prisión mil años se mantendrá.

Hasta que el crepúsculo la logre liberar.

Recitó la gobernante antes de añadir. -Twilight, cuento contigo.- Sin decir nada más, la deidad del sol se quedó mirando el cielo nocturno, mientras dejaba que la luz de Luna bañara su blanco pelaje.


Notas del Autor:

BBBFF: Best Big Brother Friend Forever, esta contracción no quise traducirla al español porque siempre me gusto más como sonaba en inglés.

Con respecto al examen de admisión y lo que expresaron los evaluadores de la AEE, en realidad ellos le mintieron a la familia de Twilight al decirles que la pequeña sería expulsada si no lograba completar la prueba, pues desde un inicio saben que se trata de una prueba imposible de completar. Sin embargo, al no saber esto, los ponis que son evaluados sienten un fuerte estrés y presión durante el examen, esto con el objetivo de provocar que sus emociones activen la magia oculta de los aspirantes, ya que como lo mencionó Starlight en el capítulo 2 de la séptima temporada… las emociones de los unicornios afectan su magia y entre más fuerte sean sus emociones, más fuerte será la magia de dicho unicornio.

Ahora saben porque agregue el detalle del porque el corazón de Crysalis tenía la forma de una gema de color esmeralda con la forma de un corazón, el cual Luna rompió por la mitad cuando tuvo su discusión con Celestia la noche que Chrysalis "murió".

Se que en la serie, cuando Twilight les cuenta a las CMCs como fue que consiguió su cutie mark, Celestia la llama por su nombre desde un principio, aunque es posible que en la serie de MLP Celestia y Twilight podrían haberse conocido mucho antes (cosa que respaldaría el hecho de que la princesa conociera el nombre de Twilight con antelación), para fines de esta historia, tuve que cambiar un poco esa parte de forma que ese fuera el primer encuentro entre ambas.

Una cosa más, realmente no tengo idea de cuantos años tienen de diferencia Twilight y Shining, al igual que tampoco conozco la diferencia de edad entre Twilight y Sunset, por lo que las edades colocadas aquí fueron simples estimaciones. Sin embargo teniendo en cuenta de que Sunset fue la estudiante estrella de Celestia antes de la llegada de Twilight, y en vista de que a Twilight la adoptó como su estudiante modelo desde muy pequeña; consideré que quizá Sunset habría abandonado Equestria a una edad previa a cumplir la mayoría de edad y sin embargo debía ser mayor a Twilight por al menos unos seis años, lo que permitiría que Sunset iniciara sus estudios a la misma edad que lo hizo Twilight de forma que pudiese abandonar el reino antes de finalizar sus estudios hecho que en esta historia ocurre poco tiempo antes de que Twilight fuera aceptada en la academia. Lo anterior lo hice también porque creo que cuando inició la serie de MLP, los personajes debían tener al menos unos 17 o 18 años, principalmente porque Rarity (a quien considero la más madura y la mayor de todas junto con Fluttershy), prácticamente estaba comenzando la creación de "Rarity For You"

Por el momento es todo amigos. Muchas gracias por todo su apoyo y espero verlos en mi próxima historia la cual se centrará en las Mane6 y su relación con las siete sombras… ALLONS-Y.


En memoria de Victor Fidel Amado abuelo y mentor.

Marzo/1938 - Octubre/2018

En memoria de Carolina López Amada tía y ejemplo de vida

Mayo/1947 – Febrero/2020