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Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 67. No lo distraigas.

─ ¡¿Pero cómo demonios pasó?!

─ Si eres lo suficientemente tarado como para no haber tenido sexo antes, no es mi problema.

El pelirrojo se puso rojo pero tenía su ceño fruncido.

─ ¡Yo he sido un hombre muy masculino y he cumplido con mi deber haciendo sentir bien a mi novia!

Un cojín le fue lanzado a la cara.

─ ¡Me importan una mierda tus detalles de tu vida sexual!

─ Porque tú te burlaste de mi falta de vida sexual pero si tengo.

Dijo ahora, apartando la mirada.

─ ¡Me importa una mierda si coges o no!

─ ¡Pues ya cambia de tema!

─ ¡Fuiste tú quien inició metiendo las narices donde no te importa!

─ ¿Ahora son novios?

─ No me compares contigo, cursi de porquería.

─ ¿Al menos le dijiste que lo quieres?

Le lanzó otro cojín a la cara, este con mayor fuerza que el anterior.

─ ¡Yo no quiero a ese inútil!

Fue ahí cuando el pobre hombre de dientes afilados se quedó confundido.

─ ¿Entonces porque tuvieron sexo?

─ ¡Eso no es de tú jodida incumbencia, ahora lárgate de aquí!

Fue lo último que escuchó Kirishima, cuando Bakugo lo sacó a empujones de su casa, para posteriormente cerrarle la puerta en las narices.

Algo no estaba bien y le daba miedo averiguar que estaba detrás de aquel encuentro tan extraño.

YYY

─ Quiero que me digas ¿Qué demonios está pasando?

Fue lo que una semana después de su discusión con el estúpido pelos de mierda, los rumores de su extraño comportamiento alrededor de Midoriya le llegaran a Aizawa.

Cuando Uraraka iba a verlo entrenar, Shota intentó convencerla de hablar con él para que solucionaran las cosas, porque no sabía que estaba pasando pero si sabía que eso afectaba el rendimiento de ambos. En lugar de escuchar su consejo, ella decidió poner distancia, yéndose de la cuidad y renunciando. También sabía que Izuku le temía a Bakugo, pero siendo el chico muy tímido, y Bakugo muy explosivo pues lo consideró normal. Sobre todo porque en esta ocasión, pues no le llegaron habladurías del tema. O no le tocó presenciar nada. Sin embargo, esos dos tenían algo que no le gustaba en lo más mínimo.

Ninguno le decía nada en realidad, pero no hacía falta. Solo un ciego no se daría cuenta del tipo de miradas que ese par se lanzaban. Lo que lo tenía preocupado, fue que los rumores de que andaban peor que en otras ocasiones eran ciertos, él mismo los llegó a ver intercambiando gestos y miradas cargadas de no sabía si era imbécil por notarlo, pero creyó que de coquetería.

Eso no era bueno en ningún sentido. Debido a las personalidades de ambos, más la obvia rivalidad entre ellos, si llegaban a llevar su relación más allá de lo profesional, sería un caos. Sus posibles encuentros en el ring de por si cargarían un aire de rencor, peor aún si cargaban sentimientos ambivalentes por mantener un noviazgo y aparte competir entre ellos. No le parecía sano. Sin mencionar que ese niño de cabello verde era en este momento, la futura estrella del gimnasio, no podía distraerse o dejarse convencer de abandonar todo porque se enamoró.

/Eso es algo que no permitiré bajo ningún motivo/

Bajo esa línea de pensamiento, obligó a Katsuki a venir a su oficina, a sentarse a hablar donde lo había tenido antes, solo que sin éxito nunca.

─ ¿Y bien? Estoy esperando.

El rubio esquivó su mirada y siguió mirando a otro lado.

─ ¿Qué demonios se supone que hago aquí?

El de cabello negro se tocó el puente de su nariz, con frustración.

─ Deja de hacerte el tonto, Bakugo. Tú y yo sabemos que de nuevo, estamos aquí para hablar de lo que sea que esté pasando entre Midoriya y tú.

─ No está pasando una mierda.

─ ¿Estás seguro?

─Si, joder ¿Por qué demonios no estaría seguro?

─ Porque se miran uno al otro, como si se gustaran ¿Están saliendo o algo así?

─ ¡A mí no me gusta para nada ese inútil de porquería!

─ Pues más te vale que no pase nada entre ustedes, tú y yo sabemos que esa relación seria un desastre. El muchacho está a tan solo un par de meses de lograr ser lo suficientemente competente para lograr su primera pelea. En este momento lo último que necesita, es que tú o quien sea lo esté distrayendo de su meta.

Bakugo lo miró indignado.

─ ¡¿Me está diciendo que no le estorbe?!

Aunque el rubio se puso furioso, Aizawa no se asustó ni un poco, por eso dio su última sentencia.

─ No lo distraigas.

Tras aquello, Katsuki salió de ahí hecho una furia, azotando la puerta.

YYY

¿Qué tal si las cosas entre ambos se ponen coquetas? Pues para saberlo, ve el próximo: Capítulo 68. Coqueteo descarado