Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

Star Wars: El Ataque de los Clones

Hay inquietud en el Senado Galáctico.

Varios miles de sistemas Solares han declarado sus intenciones de abandonar la República...

El movimiento separatista, bajo el liderazgo del misterioso Conde Dooku, han hecho difícil que el número limitado de Caballeros Jedi mantengan la paz y el orden en la galaxia.

La Senadora Amidala, la ex reina de Naboo va a regresar al Senado Galáctico para volar sobre la cuestión crítica de formar un EJÉRCITO DE LA REPÚBILICA para ayudar a los abrumados Jedi...

Capítulo 71: El misterio de Kamino.

Jango Fett, era un reconocido caza-recompensas, y le habían pagado una sustanciosa suma de créditos, a cambio de cumplir con su trabajo. Por desgracia, la Senadora Amidala, su blanco estaba en el Templo Jedi. ―El Templo Jedi... ingresar, no será tarea fácil.

Mientras tanto, en el templo, Padme Amidala, caminaba, siendo escoltada por Mace Windu, Anakin Skywalker, Yoda y Qui Gon-Jin.

― ¿Cómo es posible, que no pudiéramos adelantarnos a este atentado, maestro Yoda? ―preguntó Mace Windu. ―No debería de haber sido una sorpresa, para los prudentes de espíritu como nosotros.

―Esta perturbación en la Fuerza, el futuro nubla ―dijo Yoda.

―La profecía se está cumpliendo, el lado oscuro crece ―dijo Mace nervioso.

Yoda suspiró. ―Solo quienes el lado oscuro siguen, sentir lo que el futuro depara puede.

― ¿Tendrá que ver, con la nueva amistad de Sheda Obaset, o con su Padawan? ―preguntó Mace Windu, tratando de que no sonara como una acusación.

Pero Yoda negó con la cabeza. ―En la mente de Harry Potter ingresé recientemente. Aunque el título Darth utilizan, no son auténticos lores del Sith. Intentando mantener el balance en la Fuerza, están los amigos en Korriban, una guerra no se busca.

― ¿Hay quienes sí la buscan? ―preguntó Mace, el maestro Yoda asintió.

―Buscándolo están. Los Separatistas, y otros usuarios del Lado Oscuro, cercanos son. La meditación he usado, una realidad ante mí, se ha alzado. Skywalker y Potter, auxiliarnos deben. ―Dijo Yoda.

― ¿La Profecía del Elegido? ―preguntó Windu, y la respuesta llegó a su mente. ― ¿Skywalker?

Yoda asintió. ―Skywalker. Solo si él seguir su destino elige.

― ¿Dónde entra Potter, en este tema? ―preguntó Windu.

―Un apoyo para Skywalker. Alguien que comprenderlo puede, que seguir su línea de pensamiento puede, y una nueva visión, sobre los temas que lo aquejen, puede darle. ―Dijo Yoda.

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Padme se vistió rápidamente, cuando escuchó el pitido de que alguien venía a visitarla, en sus aposentos, se vistió con una túnica larga, y se pasó las manos por el cabello, en un intento por peinarse.

Anakin ingresó en la habitación. ―Mi maestro ha bajado, a los pisos inferiores y todo está en orden, Senadora.

―Gracias por su ayuda, joven Skywalker.

―No es una molestia.

―Y, aun así, pareces decepcionado ―dijo Padme.

Anakin suspiró. ―Creo que sería mejor, si estuviéramos persiguiendo al asesino, en lugar de estar aquí, solo esperando a que algo ocurra. No es normal en el maestro Qui-Gon.

― ¿Qué es lo normal, entonces? ―quiso saber Padme.

―Aceptar ordenes, pero tener la libertad necesaria, para tener iniciativa y pensar de forma independiente. Si no fuera así, me habría dejado en Tatooine.

Padme sonrió. ―Cuando no obtienes la respuesta que buscas, la improvisas.

―Hago todo lo que puedo con cada problema que me encuentro. ―Admitió Anakin.

― ¿Cómo deseas actuar? ―preguntó ella.

―Ir a buscar rastros del asesino. Si pudiera atraparlo, podría descubrir el origen de los atentados. En cualquier caso, estarías más a salvo, y nuestro deber se simplificaría.

Anakin abandonó la habitación, y fue a meditar. Fue a la sala, se sentó en el sofá, con las piernas recogidas, y con las manos sobre el abdomen, y las puntas de sus cinco dedos tocándose, mientras que ingresaba al metafísico reino de la Fuerza, logrado sentir todo cuanto había en la habitación. Era tal, y como el maestro Qui-Gon le explicó hace ya diez años, cuando lo sacó de Tatooine: Todo está hecho por La Fuerza.

Obi-Wan ingresó en la habitación, y discutió un poco con Anakin, por sus métodos.

Padme tomó una siesta, pero no logró conciliar el sueño, antes de sufrir de una pesadilla, en la cual era perseguida por un asesino, pero repentinamente, Anakin bajaba desde un edificio, colocándose ante ella, encendiendo su sable de luz índigo y desviaba los disparos laser, cambiando cada, pocos segundos, los grados de inclinación del sable, protegiéndola con su vida.

La mujer despertó, no fue un sueño desagradable. No vio, como fuera de la ventana un pequeño droide esférico flotaba en el aire, y con dos pequeñas manos, cortaba en un círculo en vidrio. Luego deslizó un tubo por el cual, se arrastraron dos repulsivos gusanos de color blanco. Se arrastraron bajo las persianas y se acercaron a la cama, donde dormía la senadora.

Anakin y Obi-Wan, conversaron un poco sobre el porqué los Jedi no tomaban papeles activos en la política, y Obi-Wan se enfadó, cuando quedaba más que claro que Anakin confiaba en Padme y en Palpatine, pero justo cuando Obi-Wan estaba por decirle, que algo siempre había sido extraño en el Canciller, ambos sintieron un peligro viniendo desde la habitación de la Senadora, se miraron, y corrieron, siendo seguidos por Lin, hacía la habitación.

Padme despertó intranquila, encontrándose ante los dos gusanos, y profirió un grito horrorizado, Anakin, Obi-Wan y Lin ingresaron.

Con maestría, Anakin esgrimió el sable de luz, matando a las criaturas, R2 y los demás, miraron la ventana, la cual fue rota por el droide que dejó las criaturas, el droide encendió varias luces, en el frente. Rápidamente, dándose cuenta de que era una bomba, Anakin empujó al droide y lo mandó hacía la estratosfera del planeta, haciéndolo explotar, y salvándose ellos.

R2-D2, comenzó a hacer algunos pitidos y enseñó un holograma en el cual se veía un escaneo total del droide que había dejado las criaturas, que casi hieren a Padme, luego el droide enseñó una grabación, la cual no sabían cómo había conseguido el droide, de alguna forma, había logrado hackear la memoria del otro droide, y ahora veían ante ellos, un holograma de la persona que intentó atentar contra la vida de Padme Amidala, al mirarse los dos Jedi, fueron a buscar sus Speeders y a darle caza a la persona, mientras que Lin se quedaba a cuidar de Padme.

El tráfico de Coruscant debería de haberle servido a la asesina, como una ruta de camuflaje y posterior escape, pero no fue así. Gruñó, cuando vio a los dos Jedi persiguiéndola, y el chico de cabello más corto, era bastante temerario, a la hora de volar, se estaba acercando rápidamente a ella. Sacó entonces su rifle, y disparó casi a ciegas, pero sonrió bajo su casco plateado, cuando vio que le atinó a uno de ellos.

Obi-Wan comenzó a caer desde una gran altura.

Anakin vio aquello y gruñó, sacó de su bolsillo un diminuto droide-rastreador, que arrojó con todas sus fuerzas físicas, y se ayudó de La Fuerza, para lograr pegar el droide al Speeder, del asesino, para luego descender, y recoger a su maestro, el cual iba descendiendo a una gran velocidad, pero lo bueno de ser Anakin Skywalker, es que se era temerario, y no se temía a casi nada, eso le permitió tener los nervios de acero, para acelerar su Speeder, y agarrar del brazo a Obi-Wan, y permitirle subirse en su Speeder.

― ¡Lo perdimos! ―declaró Obi-Wan.

―No. No lo hemos perdido. ―Obi-Wan no entendió por qué su amigo decía eso, hasta que vio el tablero del Speeder, y notó el rastreador. ― ¿Listo? ―Obi-Wan suspiró, solo asintió, y se agarró a Anakin cuando él aceleró, haciéndolo gritar del miedo. Odiaba el estilo temerario y casi suicida de Anakin para volar.

Obi-Wan solo gritaba histérico y aterrorizado, mientras Anakin se metía por toda clase de atajos, y acortaba camino con el sicario.

Los dos Speeders zigzagueaban, en el tráfico, mientras ellos iban en contravía.

― ¡No te preocupes Obi-Wan, está desesperado! ―trató de tranquilizarlo Anakin, mientras enseñaba una sonrisa, y aumentaba la velocidad, con un Obi-Wan que gritaba asustado, mientras sentía el viento en sus ropas, y creía que moriría en el próximo giro de timón.

La asesina trató de perderlos, acercándose a una refinería eléctrica, pero el imperturbable y actual Padawan de Qui-Gon la siguió, con nervios de acero.

― ¡ES UNA REFINERÍA ELECTRICA, AMINORA! ―Gritó Obi-Wan.

―No me tenderá una trampa, yo voy a tendérsela a ella ―aseguró Anakin.

― ¡¿ENTONCES PORQUÉ ACELERAS?! ―Preguntó Obi-Wan, no quedaba nada de su habitual calma, solo el terror de morir.

La asesina se giró y los vio. Anakin se acercaba cada vez más, e incluso activó su Sable de Luz. La asesina ascendió y causó un destrozo en una ventana, pero Anakin y Obi-Wan, le seguían por debajo.

Ambos Speeders, ingresaron en un túnel de tren, y el Speeder de la asesina giró hacia la derecha, y parecía ir en dirección contraria, pero Anakin negó con la cabeza, y con una sonrisa en sus labios, mientras aceleraba.

―A... Anakin... ¡Ella fue en dirección contraria! ―dijo Obi-Wan, cuya alma parecía estar más fuera de su cuerpo, que dentro.

―Tranquilo, vendrá hacía acá, son las 22:00 ―dijo Anakin, pero Obi-Wan no entendió, solo vio a Anakin, detenerse en el final del túnel y activar un cable.

Zam Wesell, fue por el mismo camino, que Anakin había previsto. Pero no lo hacía por gusto, sino porque el tren venía detrás suyo, no pudo distinguir el cable, hasta que fue muy tarde, resultando propulsada, y luego fue sujeta por una fuerza invisible y colocada cara a cara, con Anakin Skywalker, imposibilitada para soltarse de aquello que la tenía capturada, su casco fue retirado de su rostro, y Obi-Wan tocó su frente, con su dedo pulgar, tomando la información, que necesitaban de ella: Fue contratada por otro Caza-recompensas llamado Jango Fett.

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Los maestros del Consejo Jedi, ordenaron que Padme Amidala, fuera llevada a su planeta de origen: Naboo, mientras que buscaban a ese tal Jango Fett.

Anakin comentó algo de suma importancia, y que el Consejo parecía estar olvidando. ―Como líder de la Oposición, al acta de la creación de un ejército, la Senadora Amidala, podría llegar a negarse a abandonar la Capital.

―Hasta que el asesino capturado sea, nuestro juicio ella deberá respetar. ―Dijo el maestro Yoda.

―A la Senadora Amidala, en estos momentos solo le interesa la votación, maestro Yoda ―dijo Anakin.

―Por favor Anakin, pide al Senador Palpatine, que prepare una escolta ―ordenó el maestro Windu, Anakin asintió.

―Solo quería decir, cuán importante es para la Senadora la votación ―dijo Anakin.

―Dejaste en claro tus sentimientos hacía ella ―dijo Qui Gon, quien se veía calmado.

Minutos después, Anakin estaba ante el Canciller Palpatine, a quien consideraba como otro mentor. Un mentor que le ofrecía solidos e importantes consejos.

Además, de que siempre se había sentido bienvenido en ese despacho.

―Daré una orden ejecutiva. ―Dijo Palpatine, al escuchar las preocupaciones de Anakin. ―La conozco bastante bien, sé que no desobedecerá algo así, incluso si descubre que eres tú, quien me ha pedido esto.

―Gracias, señor.

―Finalmente, tienes una misión en solitario. La paciencia da frutos, Anakin. ―Dijo Palpatine. ―Con paciencia, un rio puede pulir una roca imponente, y abrirse paso.

Anakin no pudo evitar sonreír. ―Usted siempre me pidió ser paciente. Siempre dijo que ellos me observaban, y que tarde o temprano me darían una misión de alto rango, gracias por sus consejos, su Excelencia.

―Al final, es algo que tú mismo lograste, por tu propio pie. Con tu fuerza y tu dominio sobre las emociones, yo solo te di algunas palabras, solo eso, muchacho. ―Dijo Palpatine.

―Gracias, su excelencia.

―Veo un brillante futuro. Algún día, serás uno de ellos: En gran maestro Anakin Skywalker, tan grande y recordado por las generaciones futuras, como el propio maestro Yoda ―dijo Palpatine calmado, mientras que Anakin enseñaba una sonrisa, por debajo de su sonrojo.

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Mientras que Anakin y Padme, partían en una Nave Caza, de camino a Naboo (algo que no agradaba en lo más mínimo a Padme)

―Odio la idea de esconderme ―confesó Padme a Anakin.

―No te preocupes, ahora que el Consejo ha ordenado una investigación oficial, los maestros Qui-Gon y Obi-Wan, no tardarán en dar con el contratista del Caza-Recompensas. ―Tranquilizó Anakin.

― ¡No he trabajado todo un año para acabar con el Acta de Creación Militar, para luego no estar presente cuando se vote! ―gruñó furiosa.

―A veces debemos de olvidar nuestro orgullo y hacer lo que se nos pide ―replicó Anakin.

―Eres joven, no sabes de política, por favor. ―Rogó la mujer.

―Perdóneme, mi lady...

―Annie, no.

―Por favor, no me digas así.

― ¿Como? ―preguntó Padme confundida.

―Annie. Por favor, no me llames "Annie", dime Anakin.

― ¿Por qué no? ―preguntó confundida.

―Cuando me llamas Annie, me siento como si aún fuera un niño. ―Confesó Anakin.

Padme lo miró sonrojada. ―Vamos a la nave. Por cierto, ¿Qué es lo que te ofusca?

―El maestro Qui Gon, dice que estoy listo para las pruebas, pero Obi-Wan dice que preferiría que esperáramos más tiempo ―dijo Anakin, negando con la cabeza. ―Al parecer, Obi-Wan piensa que aún me quedan más cosas por aprender, y sé que estuvo en contra de que yo realice esta misión, totalmente en solitario.

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Obi-Wan había conseguido algo de la presunta caza-recompensas, que perseguía a Padme, pero intentó con un droide que no le dio resultados, y fue a buscar a un viejo amigo.

No era el tipo de amigos que un Jedi ordinario debería tener. Pero Qui Gon-Jin, no era un Jedi ordinario y sus contactos, eran los de sus Padawans...

Y ahora mismo, Obi-Wan necesitaba la asistencia de Dexter Jettset, un Besalisko.

―Vaya, Obi-Wan esta es la segunda vez que veo esto. La anterior, fue el año pasado. ―Aseguró Dexter, mirando el dardo envenenado.

―Intentaron matar a la senadora Amidala ―informó Obi-Wan.

―Este amiguito... pertenece a los clonadores. Un Saberdart de Kamino. Estoy totalmente seguro. ―Dijo Dexter, sin dejar lugar a dudas.

― ¿Kamino? ―preguntó Obi-Wan, entonces otra pregunta vino a su mente. ― ¿Entonces, por qué no aparece en los archivos del Analista?

―Las limaduras en el costado, este símbolo ―dijo Dexter señalándolo. ―Ya sabes amigo, la diferencia entre conocimiento y sabiduría. ―Una sonrisa apareció en los labios de Dexter.

―Gracias ―dijo Obi-Wan, dándole una buena suma de Créditos.

―Más allá del Borde Exterior. Doce Parsec más allá del Laberinto Rishi, al sur. Busca la Estación Espacial, no será posible que te pierdas. ―Dijo Dexter.

―Gracias ―dijo Obi-Wan sonriente, comió algo a pedido de Dexter y volvió al templo Jedi, a una velocidad de vértigo, que hizo chillar de miedo, a la pobre y joven Lin. ―Con que así se sintió Anakin, ¿eh?, decido a resolver un misterio.

―Ma... ¡Maestro! ―gritó Lin, aferrándose con sus garras a la silla. Obi- Wan disminuyó la velocidad, solo entonces la Bothan, quien tenía el cabello erizado, debido al temor que llegó a sentir.

―Perdón por eso, Lin ―pidió Obi-Wan sonrojado. ―Pero, quiero llegar pronto al templo, necesito hablar con Jocasta.

― ¿Es sobre ese objeto que recogiste en la persecución? ―preguntó Lin, Obi-Wan asintió. ― ¿Puedo verlo? ―Obi-Wan enseñó el dardo, ella se lo llevó a la nariz, y luego lo alejó de su cuerpo. ― ¡Ah! ¡Esta cosa, contenía veneno Malkite themfar!

―Con que así, planeaban asesinar a la Senadora Amidala ―gruñó Obi-Wan, mientras aceleraba y tomaba un ataque, en un giro violento, haciendo gritar nuevamente a Lin.

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Horas después, Obi-Wan estaba en la biblioteca, siendo atendido por Jocasta Nun, quien preguntaba por Kamino.

―No suena como ningún sistema Planetario, que yo conozca ―dijo Jocasta.

―Me lo dijo Dexter. ―Comentó Obi-Wan, de brazos cruzados. ―En algún lugar, al sur del Laberinto Rishi.

―Es el tipo de indicaciones, que te daría un rufián callejero.

―Lo es. ―Sacó el proyectil de su bolsillo, y enseñó las marcas. ―Pero este proyectil, tiene marcas que no están en los archivos.

Yocasta, enseñó que no había nada. Ni en los archivos, ni en los holo-mapas.

Ofuscado preguntó si podía llevarse el Holo-Mapa, Yocasta asintió y le entregó el mapa.

La respuesta, vendría desde la inocencia, de un pequeño. Uno de los veinte quienes eran entrenados por el maestro Yoda: Había un planeta en ese lugar, pues la gravedad era visible en el mapa, pero, ¿y si se hubieran eliminado los archivos?

Con esa respuesta, Obi-Wan partió hacía Kamino.