El Nuevo Lord Protector:

Capítulo 73: Rin, los perros del infierno vuelven a por ti


Después de su intervención, las tres mujeres a su alrededor la miraban pasmadas.

—Yo… lo siento, Irasúe-sama, pero me he despertado antes de lo previsto…

—No quiero alarmar a nadie, pero el cachorro acaba de abrir por primera vez los ojos —dijo aterrada Fumiko, y por lo que podía entender Rin, seguramente no era la mejor noticia que querría escuchar Irasúe esa noche.

—Niña tonta… —empezó a decir.

Pero no le dio tiempo a más. Rin al despertarse se había movido ligeramente, y el sello ya no correspondía con lo que debía sellar. Podía verse en la superficie del vientre que el cachorro había despertado y había comenzado a moverse. Al despertarse, también había pasado gran parte de la capacidad sedativa del veneno, y con gran dolor, Rin abrazó a su vientre tomando a su vez las manos de la mononoke.

Se lo he dicho muchas veces ya, confío en la providencia, podemos hacer mucho y agradezco su ayuda, pero lo que tenga que ser, será —pensó, alto, claro, mientras cerraba sus ojos ya empapados en lágrimas.


12 de mayo de 1504 – calendario juliano

Pasaron unos instantes, en los que Irasúe se quedó inmóvil, mientras Rin era asistida para aguantar el dolor lo más inmóvil posible. Había planificado mucho, pero dormir a un demonio perro que se hubiera despertado en plena noche sin luna, era casi imposible. Ninguna de las cosas que se le ocurrían conseguiría su objetivo sin hacer daño a Rin. Por eso había planificado esmeradamente la cantidad de veneno para dormirla, los días que la tendría dormida sin comer (sólo le había dicho a la otra humana que la alimentaba para que no fuera a intervenir a último momento) y un sello cuidadosamente trasado para sellar a la criatura. Pero ahora el cachorro se había despertado y querría salir, seguramente.

Sólo la sacó de su ensimismamiento una cosa, las manos de Rin. A pesar de estarse retorciendo del dolor, intentaba mantenerse quieta porque sabía lo del sello y lo de mantenerse inmóvil. Notó cómo la miraba llorando, y le sujetaba las garras clavadas en su vientre de manera suplicante. Pero no decía nada. Qué extraña criatura. Echó un vistazo a su mente, y entendió todo: ella no paraba de decir que confiaba en la providencia, y lo que tuviera que ser sería. La escuchó alto y claro. No le gustaba la decisión que estaba teniendo que tomar, pero haría caso a la niña. Después de todo se le había dado bastante bien sobrevivir confiando de esa manera hasta ahora.

—Humana, fuego fatuo, comenzad a preparar todo en caso de que se produzca el parto. No es lo que nadie desea ni es lo ideal, pero no por ello debemos dejar de estar preparadas. —Si no hubiera sido un ser sobrenatural, seguramente su nerviosismo se habría notado en su voz, pero no fue así. —Fumiko, dime que ven tus ojos, cuál es el estado del cachorro.

Enseguida las mujeres de manera diligente se dispusieron a cumplir con lo ordenado.

—El cachorro, la criatura esta despierta. Está furioso, y está comenzando a crecer más deprisa. Tiene los ojos del padre.

—Lo esperado, hasta que no tenga consciencia de sí mismo seguirá siendo un monstruo con sed de sangre y se hará cada vez más fuerte en cada luna nueva. —Miró hacia el cielo una vez más. Rin podría estar acostumbrada a confiar en la providencia, en el destino y a entregarse. Pero ella trazaba su propio destino y el de los demás. Incluso sabía que el día en el que muriera pasaría a formar parte del cielo estrellado, dictando el destino de los hombres. Así que no pensaba entregarse a nada ni a nadie. —Niña, intenta tranquilizarte, tienes que contener al niño. Si lo sigues teniendo de esa manera descontrolada acabará por matarte para poder salir.

Rin seguía sollozando mientras asentía, aunque no sabía cómo hacer lo que le decía Irasúe. Le dolía, no sentía sus piernas, pero empezó por lo único a su alcance que podía intentar controlar: su respiración.

—Mi señora, el cachorro se mueve, pero no hay contracciones como cabría de esperar en un parto.

—Porque no está de parto. ¿Escuchas, niña? No estás de parto. Ese niño no va a nacer esta noche. Si tanto te pones en las manos de la providencia, escucha sus señales y házselo saber a tu hijo. Que se quede en su sitio o acabará destrozándote y matándote para salir.

—Irasu-úe-ss-sa-maaa yo- —dijo entrecortadamente entre respiraciones —no- no sssee AAAHHHH d-dueleee

—¿Quieres ser madre, ¿verdad? Tranquiliza a tu hijo, si estás muerta no podrás ser madre.

Rin comenzó a llorar más desesperanzadamente que antes, preocupando a las mujeres que volvían con todo para preparar el parto. Atsuko dejó todo a un lado, acercándose a Rin, sin importarle demasiado acercarse demasiado a la demoniza madre que estaba inmóvil detrás de Rin. Tenía un mal presentimiento. Era poco probable que se hubiera puesto de parto ya, porque su vientre lucía igual, y no parecía ya tanto llorar del dolor como antes, sino por algo más.

—Fumiko-san, ¿qué ha pasado mientras íbamos a por todo?

—No mucho más, el cachorro ya estaba despierto cuando os fuisteis.

—La señora Rin está llorando más que antes.

—Ah, eso, honorable Irasúe-sama dice que no podrá ser madre si no tranquiliza al cachorro porque la destrozará por dentro.

Atsuko hizo lo que pudo por no externalizar la furia y la frustración que la empezaban a quemar por dentro. Claro que sí, de tal palo tal astilla. Claro que Sesshomaru era así si así era su madre.

—Vaya practicando, o va a ser un desastre de abuela. —le dijo ácidamente a Irasúe, mientras se acomodaba al lado de Rin, a tomarle la mano. —Escúchame preciosa. Lo has hecho bien todo este tiempo.

Irasúe la miró con bastante molestia, pero lo más racional era dejarla hacer a la sirvienta humana, si eso servía para tranquilizar a Rin y que esa noche no acabara en carnicería.

—Nooo no lo he hecho bien, me desperté y me moví del sello, despertó mi niño… y-y me v-voy a morir sin siquiera conocerlo o oo ponerle un nombre yo…

—No te vas a morir. Escúchame —le siguió repitiendo con cariño y tiento —No te vas a morir, estamos aquí desde el principio para ayudarte. Respira. 1, 2, 3, 4 sostiene, espira, 1, 2, 3, 4, aguanta, así, muy bien, sigue así.

Siguió así un rato, hasta que consiguió que dejara de llorar.

—No estás de parto, pero tienes un niño que seguramente sea un dolor de cabeza, y vas a estar ahí para verlo crecer. Ahora —le dijo acariciando su mano y ayudándola a colocar otra en su vientre —le tienes que hacer saber que no es hora de salir a jugar aún, que todavía le queda para nacer.

—E-escucha bebé, todavía queda para nacer, tr-tranquilo mi vida.

—Así, muy bien, rin, lo haces muy bien.

Fumiko vio con asombro tras un rato de tranquilizar a Rin, el cachorro había cesado en sus intentos de moverse.

—¡Irasúe-sama, está funcionando!

—Pues claro que está funcionando, hay que tranquilizarla, no decirle que se tranquilice o morirá —le contestó automáticamente Atsuko, sonsacando una sonrisilla a Rin. —Bien, tu sigue, tranquila. ¿Recuerdas alguna nana de tu madre?

—No, sólo las que me ha cantado Atsuko-san en la hacienda Oda…

—¿Pues que te parece si cantamos una juntas? —Rin asintió —Haru, ve a por algún instrumento que toques bien para acompañar. Eso le servirá.

(Enlace de nana para ambientar, es una nana tradicional de la era Edo: youtube watch?v=IM0tAp5ijHc sin espacios) :)

Y así siguieron, hasta que el sol asomó por el horizonte, cuando Rin se desmayó del cansancio, y el cachorro se durmió.

22 de mayo de 1504 – calendario juliano

Pasaron un par de días, en los que Rin no estaba dormida como antes, sino que inconsciente. Cuidadosamente fue atendida, limpiada, alimentada con miel y agua. Luego despertó, sólo para pedir ser dormida de nuevo, tenía miedo de despertar de nuevo al cachorro y que acabara naciendo antes de tiempo.

Niña, ¿tanto deseabas hacer padre a mi hijo como para pasar por todo esto? No sé hasta qué punto me escuchas o si recordarás algo de todo esto que te estoy haciendo saber. Arriesgaste primero tu vida sólo por ser su mujer. Muchas veces. A pesar de que estamos malditos seguiste a su lado. Ahora te estás esforzando, y aceptando mis garras venenosas en tu vientre además de un montón de dolor y sufrimiento por la ínfima posibilidad de no traer a un hanyou a este mundo a sufrir por no encontrar su sitio. El cachorro está siendo poderoso, pero no es el caso. ¿Qué te mueve a hacer todo esto? ¿De dónde saliste? Miré en las estrellas mil veces cuál sería el futuro de mi hijo porque me preocupa. Soy su madre después de todo. Fui yo quién lo rescataba cuando hacía las cosas mal, quien lo bañaba de pequeño y quien le enseñó a matar. También siempre estuve ahí para aquellas lecciones de vida que tuviera que aprender. Si hubieras sido una estrella seguramente hubieras escrito el futuro de mi hijo en el cielo. Pero no, eres una simple humana y estás aquí, confiando ciegamente y entregándote a mis brazos para que te ayude a traer a este niño al mundo. ¿Sabes acaso qué clase de monstruo traerás al mundo si no es mitad humano? Traerás a un perro demonio, un ser indomable, una criatura del cielo a la que no podrás seguir el paso y especialmente sanguinaria en las noches sin luna. Traerás al mundo a un niño que seguramente aprenda a matar antes que a escribir, otro ser más que esté condenado al desprecio de los dioses.

Eso es, prefieres a los monstruos antes que a los tuyos, y quieres ser madre de un monstruo. Pero escúchame bien. No será fácil en ningún momento del camino. Si consigues lo que quieres, ese niño nacerá siendo un monstruo y no podrás reconocer a tu propio hijo. Te dolerá tenerlo. No entenderás cómo has podido traerlo al mundo ni pasar por todo esto. No te despertará amor, no te despertará compasión, te despertará miedo. El mismo miedo que habrás sentido cuando fuiste arrastrada por los perros del infierno más de una vez. Si eres capaz de escuchar nada de lo que estoy diciendo, quédate con esto: no esperes amar a tu hijo a primera vista como cualquier madre, y no te olvides de los perros del infierno. Vendrán más veces a por ti, pero sé perfectamente que ya sabes lidiar con perros. Conviértete en su ama, domina a la muerte, y vivirás lo suficiente para ser madre de tu hijo el tiempo que necesites hasta conseguir amarlo, como pasa con las humanas y sus hijos.

—No se equivoque… —pensó Rin en un suspiro —Amaré a mi hijo, no importa qué. Ya no tengo miedo. ¿No lo sabía? Allí afuera, cuando venía de camino aquí los ejércitos no sólo me conocieron como la esposa de Sesshomaru, sino como a la humana sin miedo.

Interesante….

—Estoy cansada, Irasúe-sama

Entonces duerme. Sabré otra vez de tu voz en unos días, poco queda ya para que nazca el niño

27 de mayo de 1504 – calendario Juliano

El sol avanzaba inexorablemente hacia su posición de mediodía mediodía. Hacía bastante calor ese día, la humedad del verano se estaba haciendo notar y Rin sudaba bastante.

—Traed más agua fresca, traedle comida, y sal de Hamón (N/A: sales de amoníaco, pero es el nombre antiguo y tal, es para despertar a la gente). También aseguraros de poder partir en cualquier momento a preparar lo necesario para el parto —Ordenó Irasúe.

El resto de mujeres en la sala la miraron extrañadas. Si el niño nacería en luna llena, ¿Por qué se estaba comenzando a preparar en mitad del día?

—¿A qué estáis esperando? Traed todo lo necesario, pronto habrá que despertar al cachorro y provocarle el parto. No hay demasiado tiempo.

—Esto… no quiero llevarle la contraria, pero Irasúe-sama… —Comenzó a decir dudosa Fumiko, la única en ese momento capaz de decir algo.

—Sé lo que estáis pensando, se mirar el cielo, en un par de horas comenzará la luna llena, aunque sea pleno día. Sólo que no la vemos aún. Vamos, a preparar todo, no tenemos todo el día.

Enseguida las mujeres sin oponer más resistencia comenzaron con todos los mandatos y algunos preparativos más al saber que el parto se esperaba antes. Sellaron otra vez la puerta una vez estuvieron dentro, ya que Rin seguramente gritaría en el parto y no debían intervenir desde fuera alarmados por los alaridos de ella. Cuando volvieron a rodearla, Rin comenzaba a abrir los ojos. Se encontraba bastante desorientada hasta que le acercaron las sales a la nariz para que las oliera.

—Igh, qué asco, ¿qué es eso? —preguntó asqueada. A su lado tenían agua y comida para ofrecerle. Tenía hambre y sed, pero si tomara algo en ese estado seguramente lo vomitaría. —No, no quiero nada, sólo no quiero tener ganas de vomitar. Me siento asquerosa, sudada y pegajosa. Lo siento, Irasúe-sama, seguramente hasta huela mal.

—El olor de los humanos siempre me ha disgustado, aunque normalmente tú estés más limpia e intentes tapar el olor con perfume.

Oh, gracias por la sinceridad. Si es que más mal llevada no podía ser. Seguramente, aunque haga todo esto por su nieto al mismo tiempo tiene ganas de negarse sólo por estar teniendo que lidiar con una humana —pensó automáticamente Rin. Estaba de mal humor, y sabía que se avecinaba más dolor, estaba incómoda y no se sentía realmente acompañada. Casi quería llorar de la impotencia. ¿Por qué se había prestado a ello?

He dicho que me disgusta el olor de los humanos, me traen malos recuerdos. No he dicho que huelas mal. —sintió decir a Irasúe, invadiendo su mente de nuevo —Pide todo lo que necesites, debes estar cómoda. Ahora haré algo que te dolerá, pero debo separarme de ti unos momentos. Hay que distinguir dónde empieza el aura del niño, comprobar cómo nacerá.

Rin asintió mirando a la diosa canina. Lo mismo era dura, pero amable después de todo, igual que su esposo. Una lágrima recorrió su mejilla, las emociones se le agolpaban y le daban ganas de llorar además de lo mal físicamente que estaba. —Estoy preparAAAAAHHHH-AAAH!

Irasúe no la dejó ni terminar de decir la frase, porque en cuanto supo que estaba preparada separó las garras que seguían clavadas en el vientre de ella antes de que se arrepintiera y cambiara de opinión. Rin después de soportar ese dolor ardiente de las garras de ella salir de su cuerpo después de tanto tiempo clavadas en ella, pudo ver con horror cómo primero parecía empezar a desangrarse para que luego la sangre recorriera el camino de vuelta en cámara lenta y las heridas se cerraran por sí solas.

—Esto… no es natural, n-no es normal… —Empezó a decir aterrorizada Rin.

—¡Irasúe-sama! ¡El cachorro ha vuelto a despertarse!

Poco después de que Fumiko exclamara eso tras su observación constante del cachorro en el vientre, pudieron ver como alrededor del ombligo de Rin comenzaba a dibujarse una luna en cuarto creciente alrededor de su ombligo y unas líneas muy parecidas a las de las mejillas de Sesshomaru a los costados de su torso.

—¿P-por qué pas-sa esto? N-no entiendo, tengo miedo, las cosas no pasan así, los humanos no curamos tan rápido, n-ni deberían dibujárseme estas cosas …

Silencio absoluto. La única que sabía con seguridad qué estaba pasando era Irasúe, y no se dignó a responderle ni una sola palabra. Era obvio que habían conseguido lo que quería, que el niño fuera un demonio puro al privarle de la sangre de su madre en el trimestre más crítico del embarazo. Pero lo que nunca le dijo ni a ella ni a nadie, igual que anteriormente había mentido ligeramente acerca de la falta de alimento para Rin, también prefería no decir nada cerca de que esas marcas en su vientre eran una clara señal de que como demonio, su hijo estaba intentando poseer a la primera humana en su camino de destrucción: a su madre. Pero las heridas antes se le habían curado antes de que el cachorro despertara, así que podría evitar que la poseyera de la manera más efectiva que conociera.

Abrazó a Rin por detrás de la manera más cariñosa que era capaz de demostrarle. Eso la tranquilizaría, podía mimetizar acciones como esas si era necesario, y así la podría inmovilizar más fácilmente si era posible. El resto de las mujeres estaba nerviosas e impacientes, pero Irasúe no. A pesar del contratiempo que habían tenido en plena luna nueva, ya todo marchaba como estaba planificado. En unos momentos el sol estaría en la posición exacta para que comenzara la luna llena, aunque no se viera desde allí, había aprendido muchas cosas de astronomía, y estaba completamente segura. Envió a que calentaran el agua y cubrieran el sitio en el que estaba Rin, porque si sus cálculos no fallaban —y nunca lo hacían — la embarazada rompería aguas de un momento a otro.

Para Rin por fin comenzaba a ser todo más calmo. El abrazo de Irasúe la tranquilizaba. Casi se imaginaba a Atsuko explicándole cómo comportarse cuando se pusiera de parto mientras estaba dormida, tras que le dijera lo mala abuela que era antes. Se hundió en el abrazo, ya no se sentía nauseabunda y pidió un poco de agua para beber. Hacía mucho que nada pasaba en condiciones a través de su garganta y casi la quemo de lo helado, pero le supo a fantasía poder beber por fin agua. Haru en cuanto la notaba sudar la abanicaba, Atsuko le enjuagaba y secaba el sudor, y Fumiko le monitorizaba todo. Tan tranquila comenzaba a estar cuando una contracción suave, como cuando sangraba una vez al mes, se hizo sentir. Luego otra, y otra. Hasta que sintió algo que no le hubiera gustado nada de nada que hubiera pasado: sintió que se había meado encima

—¿Me he...?

—¡Has roto aguas! —exclamó Fumiko pero sin demasiada emoción, como siempre.

—Mi señora, haré como me explicó, comenzaré a comprobar la dilatación, Fumiko-san, intercámbiame el lugar.

Así pasó otro rato, bajo la radiación inclemente del sol que comenzaba a hipnotizar a Rin, quien no se encontraba muy en sí: las contracciones comenzaban a ser dolorosas y llevaba sin casi alimentarse tres semanas. Pero no llegó a desmayarse. Pero sí su consciencia comenzaba a sentirse invadida. Se sentía con ganas de gruñir, de destrozar todo cuanto encontrara en su camino hasta abrirse paso hasta la libertad del cielo. Y ese cambio comenzaron a verlo exteriormente en Rin las testigos allí presentes. Los ojos de ella se volvieron rojos y su rostro comenzaba a tener un aspecto más canino.

Irasúe se acercó a su oído para susurrarle: —Estás comenzando a ser poseída por el perro-demonio que tienes en el vientre. Sólo hay una manera de que él no consiga poseerte, y es que voy a hacerlo yo.

Rin no conseguiría responderle. Irasúe con un aspecto más monstruoso y perruno que antes, hundió más a Rin en su abrazo, sus brazos se habían acabado por meter en el interior del pecho de Rin, ahora envolviéndola en su abrazo directamente al corazón. Lo seguido a eso Sólo fueron los gritos desmesurados de Rin, y el movimiento errático de la criatura aún en el vientre materno. Atsuko no sabía qué hacer para mantener la calma. Pronto Rin estaría completamente dilatada y estaba viendo en persona una doble posesión demoníaca.

Pero en medio de todo ese caos algo peor se sintió aparecer, a la vez que la flamante luz del sol no parecía iluminar tan bien la estancia. Se escucharon más ladridos, arañazos en el suelo. Una amenaza invisible se acercaba inexorablemente hasta el grupo de mujeres desde las esquinas oscuras de la estancia, donde no daba el sol.

—¡Son los perros del infierno! —Chilló Fumiko, ella con sus peculiares ojos podía verlos perfectamente, y daba muestras de comenzar a tenerles miedo, aunque intentaba esconderlo.

—¿Y que hacemos? Irasúe-sama está ocupada luchando en la posesión demoníaca de Rin.

—Si han venido es que está a punto de morir, ella se ha escapado demasiadas veces de la muerte ya —dijo en un intento de estar calmada Fumiko —¿Cómo han conseguido entrar? Es pleno mediodía, todas las esquinas deberían estar iluminadas.

—No esa —dijo con su habitual voz plana Haru, señalando una esquina oscura de la que parecían haber salido, la cual cda vez tenía más pinta de haberse convertido en una grietal

—¡¿Qué tiene que ver las malditas esquinas?! —gritó Atsuko, cada vez más asustada de sentirse rodeada de una amenaza invisible sumado a un parto y los aullidos de Rin.

—Los perros del infierno sólo pueden salir en luna nueva o desde las grietas y las esquinas en sombra. No es que sea un camino fácil salir del infierno hasta aquí.

—¿Si tenemos luz y evitamos las esquinas no pueden pasar? —preguntó desesperada Atsuko ante la falta de instrucciones y no saber cómo lidiar con ello Fumiko la miró muy expresivamente con cara de 'ni idea, no se me ocurren cosas cuando unas fauces extrañas me amenazan' —Vamos a intentarlo, Haru-san, ¿puedes rodearnos de un círculo de fuego?

Haru obedeció enseguida, no demasiado convencida, pero no había más ideas ni más opciones. Cada vez sentían más gruñidos y comenzaron a ver cómo sus garras empezaban a destrozar y arañar el suelo que pisaban, pero se detuvieron mágicamente ante el círculo creado por Haru, dando un respiro a todas en la habitación. Atsuko comenzaba a llorar de los nervios, arrodillada ante Rin, esperando que el niño pudiera nacer ya, pero sólo veía una unión monstruosa delante de ella y un vientre que parecía moverse de dentro hacia afuera de manera errática. Cada vez más ladridos, aullidos, hasta que por fin se escuchó entre toda esa cacofonía la voz de Rin.

—Esta vez puedo verlos… —dijo bajito primero —¡Esta vez puedo veros! —les dijo a los perros —¡Soy Rin la humana sin miedo, ¡y no es mi hora aún! Habéis venido a mi palacio y sólo permitiré vuestra entrada porque ahora ¡Estáis a mi servicio!

Los aullidos no pararon, aunque parecían ser menos amenazadores, y habían dejado de arañar el suelo bajo sus garras. Los gruñidos, tanto de Irasúe, Rin y de los perros comenzaron a oírse cada vez más al unísono en una especie de música o latido, que parecían acompasar a las contracciones del parto.

Hasta que, por fin, en otros tres gritos de dolor, el cachorro nació.

Este fue un día particular: una humana domó perros infernales, y pudo dar a luz a un demonio. Pero lo más importante, es que aunque completamente exhausta, Rin se durmió feliz:

Había podido ser madre.


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Hola mi gentecilla bonita! Lo primero, ¡Feliz día de la madre! nada, tardé una semana más porque me empeciné la semana pasada en ordenar mis magic XD Lo del parto y que coincida con el día de la madre es casualidad de la buena, porque siempre me entero tarde de cuando es el día de la madre jajja (al menos es hoy en España lol)

¿Qué tal os ha parecido el capítulo? ha sido un poco difícil de escribir esto. Para la gente que haya prestado atención a los días y se haya dado cuenta de algo: la traslación de la Luna dura efectivamente 28 días, pero vistos desde la tierra sumados a la rotación de esta, el mes lunar dura 29,53 días, aprox.

respuestas:

arual17: tanto trabajo no ha sido en vano. Habrá un hanyou, pero no este, no aún. Es que necesitamos un demonio puro para la historia, ya verás por qué :3

Bueno bebes, esto es todo, muchas gracias a todos los que me leéis, espero que os haya gustado, un abrazo de oso panda y hasta la próxima! :3