Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)
Harén de Harry.
HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.
SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.
Star Wars: Clone Wars
¡Una Galaxia dividida!
¡Después de obtener la victoria en la batalla de Geonosis, el ejercito de droides del Conde Dooku, ha tomado el control de las principales rutas del hiperespacio, aislado a la republica de gran parte de su Ejercito de Clones!
¡Con pocos clones disponibles, los generales Jedi no pueden controlar el Borde Exterior, conforme más y más planetas se unen, a los Separatistas de Dooku!
¡Pero una serie de extrañas e inexplicables revoluciones en cientos de planetas Separatistas, han acabado en la destrucción de cientos de fábricas de Droides de batalla y liberaciones de estos planetas!
¡Mientras los Jedi están ocupados con una guerra, no queda nadie para resguardar la paz, el caos y el crimen se extienden, mientras que los inocentes se vuelven víctimas, en una Galaxia sin ley!
Capítulo 81: La naturaleza nuestra aliada es.
Ahsoka Tano, escuchó un llamado a su puerta. Nadie respondió, la puerta se abrió, y Anakin ingresó en la habitación, usando La Fuerza, abrió las ventanas, dejando entrar la luz solar, Ahsoka gimió enfadada y se cubrió con una de sus almohadas, hasta que su maestro usó La Fuerza, enredándola en sus sabanas y tirándola al suelo, haciéndola gritar y despertar agitada.
— ¡¿Y eso porqué fue, maestro?! —preguntó la Togruta enfadada.
—Son las siete de la mañana, vamos a entrenar Sabionda —ordenó Anakin.
—Sí señor. —Dijo la joven Padawan, emocionada mientras corría hacía al baño. — ¡Sales hacía la derecha, y te espero en la séptima puerta que encontrarás!
— ¡Sí señor!
Luego de dos horas de entrenamiento, con Anakin, Ahsoka se arrepentía de haberse graduado de la Academia Jedi, y consideraba seriamente, volverse uno con La Fuerza, como una opción muy cuerda.
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— ¿Ven algo? —preguntó el rey del planeta Toydaria.
—Nada. No recibimos señal alguna de La Republica, Su Alteza —dijo uno de los soldados.
—Saludos Rey Katuunko —dijo Asajj Ventress, ante los alienígenas de largos dedos palmeados, y su rasgo más característico, eran sus picos cortos de apariencia arrugada.
— ¿Quién eres? —Preguntó el rey.
—Vengo de parte de mi maestro, él tiene una propuesta —dijo Asajj, enseñando un Holo-Disco, el cual se encendió. El rey reconoció al hombre.
—Saludos Rey Katuunko, gran rey de Toydaria. —Dijo el anciano, realizando una reverencia.
—Conde Dooku. —El rey sabía muy bien, como eran los Separatistas. Temía, por lo que pudieran hacerle a su planeta, pero estaba listo para luchar, y morir por la libertad de su planeta.
—Tengo entendido que va a reunirse, con mi antiguo maestro: Yoda —dijo Dooku. —Él tiene pensado, pedirle que permita a los Jedi montar una base, a cambio de protección.
—Sus espías son eficientes, Conde —dijo el rey, mientras hacía una señal, y uno de los guardias, se movía ligeramente, a una posición más ventajosa, para asesinar a la Dathomiriana.
—Preguntaré: ¿Cómo pueden los Jedi protegerlos a ustedes, si no pueden protegerse a sí mismos? —preguntó el Conde.
— ¡Ja! Todos saben, sobre los ataques que han sufrido sus bases y sus fábricas de droides de batalla, Conde Dooku, y se sabe que muchos de esos ataques, no son por parte de los Jedi, sino de... Usuarios del Lado Oscuro. —Dijo el Rey, sonriente. Aquello asombró al Conde, ¿Cómo conocía ese Toydariano, esa información? —Le preguntaré: ¿Puede usted, ofrecer algo a algún planeta, si es que estas revoluciones son armadas bajo sus barbas, y sus droides destruidos, así como sus políticos asesinados?
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—Aquí la nave Republicana Blue Sky, a la delegación real de Toydaria, por favor respondan —pero el clon solo encontró estática. —General Yoda, solo hay estática, algo parece estar interfiriendo las comunicaciones.
—De inmediato al planeta, descender debemos. —Pidió el maestro Yoda.
—A la orden —dijo el capitán clon.
Dos cruceros Separatistas aparecieron, por delante y por detrás, abriendo fuego contra la nave Republicana, que realizaba acciones evasivas, salvándose por poco, pero perdiendo sus escudos.
—Tarde es, en la trampa caímos —dijo Yoda, mientras comenzaba a concentrarse y a meditar, al tiempo que creaba un escudo de La Fuerza, permitiendo que se acercaran al planeta. Y al saber, que no serían alcanzados por los laser de sus enemigos, Yoda juntó sus manos, ocasionando que las naves Separatistas, colisionaran, una contra la otra. —Escapar debemos.
—Irá en una Capsula de escape, maestro. Es importante que los Toydarianos se unan a la república —dijo el capitán clon. —Craft, Heg, Due, con el maestro Yoda.
— ¡Entendido, señor! —dijeron los tres clones, guiando al maestro Yoda a una capsula.
—Arrojen las bengalas —ordenó el capitán clon.
— ¡Sí señor! —dijo V-675
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— "Señor, veo capsulas de escape, pero están siendo destruidas" —susurró uno de los guardaespaldas, al rey. Pero Asajj y el Conde, lo escucharon perfectamente.
— ¿Qué otra prueba necesita, de la superioridad Separatista, mi Lord? —preguntó el Conde Dooku.
—Señor, tenemos otra Holo-llamada —dijo un guardaespaldas, entregando el Holo-disco, que él tenía y se mostró la imagen de un clon, quien entregó el dispositivo de comunicación, al maestro Yoda.
—Maestro Yoda, me alegro de verlo sano y salvo —dijo el rey feliz y aliviado.
—Un placer verlo es, mi lord —dijo el maestro Yoda, antes de volver su mirada. —No estaba al tanto, de que mi antiguo aprendiz, en esta reunión se encontraría.
—El Conde se invitó solo, maestro. Me temo, que él es el culpable de... su desastrosa y aparatosa llegada a mi planeta, me disculpo. —El rey hizo una reverencia.
—El maestro Yoda, es un buen negociador —dijo Asajj —Sin lugar a dudas, podría convencerlo, majestad.
— ¿Qué deseas? —preguntó el rey enfadado.
—Enviaré a mis mejores tropas. Si el maestro Yoda escapa, usted se unirá a la Republica, pero si lo capturamos, se unirá a los Separatistas —dijo Asajj.
El rey se enfadó por aquello. —No solicité la presencia del maestro Yoda, para poner a prueba sus habilidades. Él tiene honor, al contrario de usted y su...
—El reto acepto, su alteza. —Interrumpió el maestro Yoda. —Antes del anochecer, arribaré. Lo mejor que tengas, debes de enviarme, joven Padawan Oscura.
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El maestro Yoda comenzó a caminar.
—Maestro Yoda, el punto de reunión es hacía allá —dijo Craft, señalando hacía atrás.
—También Ventress en esa dirección vendrá. Carguen solo lo indispensable, mucho peso, lentos los hará. —Ordenó el maestro Yoda.
—Sí señor —dijo Craft.
Los cinco clones, comenzaron su camino, siguiendo al maestro Yoda. Era el más anciano, pero también el más sabio, y sin lugar a dudas, sabría lo que hacía, al tomar un camino alternativo.
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—Traigan al maestro Yoda —ordenó Ventress.
— ¿Cómo es él? —preguntó un droide.
—Es el anciano verde... ¡Con el sable de luz! —gruñó Ventress, encendiendo el suyo y colocándoselo en la cara, al droide.
—Entendido, vámonos —ordenó el capitán Droide, guiando a las tropas, hasta el camino, donde recibieron una señal, de la nave del maestro Yoda. Las horas pasaron, y llegaron a la zona. —Alto... —Pero los tanques no dejaban de moverse. — ¡Dije alto! —todos se detuvieron, estaban rodeados de la flora del planeta. —No podemos cruzar por allí.
—Se equivoca, mire esto... En marcha —ordenó otro droide, su tanque avanzó, pero al chocar contra un arbusto, salió propulsado hacía atrás. —Tiene razón, no podemos.
—Por última vez: obedezcan órdenes. —Pidió el droide exasperado.
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—Sus tanques no pueden cruzar —dijo Due.
—Menos somos, y menos poder de fuego tenemos, pero más listos somos —dijo el maestro Yoda. —Dispersarse deben ustedes, este y oeste.
—De inmediato, general —dijo Craft. —Due...
—Puedo solo, señor —dijo Due.
—Heg, ven conmigo —ordenó Craft, siendo seguido por su compañero.
Cuando los droides llegaron al área, los clones miraron sorprendidos, como algunos de los droides, se desarmaban por sí solos.
— ¡Fuego! —ordenó Craft, mientras que los láseres comenzaban a caer, mientras que más droides se desarmaban, por el poder del maestro Yoda.
— ¡Demonios, Droides B2! —gruñó Heg enfadado, mientras abría fuego con su ametralladora, Due cambió el estilo de disparo de su rifle, ahora disparando bajas del tamaño de pelotas de tenis, que destruían dos droides a la vez.
— ¡Espero que el general pueda llegar al punto de encuentro! —rogó Due, mientras derribaba a un clon.
— ¡Al acantilado, rápido! —ordenó Craft, mientras iban retrocediendo.
En eso, dos droides B2 se elevaron del suelo, y dispararon contra los otros droides, al tiempo que las ramas de aquellos raros árboles, se volvían flexibles y largas, agarrando a los droides y apretándolos, hasta hacerlos explotar.
—Justo a tiempo, señor —dijo Heg, suspirando ahora, más calmado.
—Electro-Bastones, preparados —ordenó Yoda.
—Sí, general —dijeron los clones, mientras continuaban su camino.
Los droides detrás de ellos, comenzaron a sonar, los clones se volvieron, solo para ver como el maestro Yoda, deformaba los brazos de los droides B2, y se transformaban en unas raras, y muy rudimentarias escopetas, o algo parecido.
—Genial —Dijo Craft, mientras agarraban las armas, creadas a partir de los droides, y continuaban su camino.
Mientras caminaban, el maestro Yoda, comenzó a cortar algunas ramas de árboles y a agarrar trozos de maderas, y creaba armas rudimentarias, entregándolas a los clones.
—Los rifles reglamentarios tienen otras dos cargas. Los rifles B2, unas doce ráfagas. Tres lanzas para cada uno —Dijo Heg.
—Heg, ¿alcanzar a esos dos gusanos para mí, puedes? —pidió Yoda.
—Sí señor —dijo Heg, subiéndose al árbol y agarrándolos, Yoda los mató con las lanzas.
—En este planeta, en mis tiempos de Padawan estuve —dijo el maestro Yoda. —El maestro N'Kata, a este planeta me trajo y a un grupo de criaturas, a perseguirme envió, con la Fuerza controlarlas logró y yo... —lanzó una risa. —Por mis medios sobrevivir debía, ¡y de mi sable de luz, me despojó! Crear armas rudimentarias tuve que, aprender lo que podían darme las criaturas. La naturaleza nuestra aliada es.
— ¿Cómo la sangre de los gusanos? —preguntó Due.
—Venenosa y corrosiva es —dijo Yoda sonriente.
—Esta cueva peligrosa es —advirtió. —Recojan piedras rojas, y granadas tendremos.
— ¡Sí señor! —dijo Heg esperanzado y comenzó a buscar piedras rojas, junto a un divertido Due.
— ¿Y las piedras verdes? —preguntó un sonriente Due.
—Cuidado debes tener, si te equivocas, un ácido liberarás de ellas —advirtió el maestro Yoda.
—Entendido —dijo Due.
Entonces, el sonido de los tanques Separatistas se escuchó.
—A trabajar —dijo Craft.
A varios metros por debajo de ellos, estaban cruzando por un camino, los droides y tanques.
—El momento para ayudarme, sabrán —aseguró el maestro Yoda, quien activó su sable de luz, y se lanzó a la batalla.
— ¡Granadas y rocas rojas! —ordenó Craft, mientras que arrojaban todo, causando una lluvia explosiva, contra los droides.
Cuando un cañón creyó tenerlo a tiro (literalmente, ante la boca del cañón), disparó, pero el maestro Yoda lo esquivó y otro tanque explotó.
—Retrasados estamos, llegar tarde educado no es —dijo Yoda.
—Droidekas —gruñó Heg, tomando su bazuca y disparando a una formación rocosa, antes de seguir con calma a sus compañeros.
Los Droidekas, fueron aplastados por la roca.
—El maestro Yoda viene hacía acá, majestad, y al parecer... ha descubierto un nuevo uso para algunos de nuestros minerales —dijo un asombrado escudero.
—Desearé un reporte, de esos minerales, más tarde —dijo un feliz rey Katuunko. El holograma del conde Dooku apareció. —Tenía usted razón, Conde. Solo un Jedi y tres soldados, no son rivales para cientos de droides y una veintena de tanques. Más bien... Les faltaría medio millón, para siquiera hacer un rasguño a las ropas y armadura del maestro Yoda, y a sus fieles soldados.
—Le ruego que lo piense, por favor Rey Katuunko —pidió el Conde Dooku.
— ¿Tan poca fe me tienes, mi joven Padawan? —preguntó el maestro Yoda, llegando en brazos de Craft, pues tenían mochilas-cohete. —Sigo siendo... más viejo y sabio que tú.
—Su agente me aseguró, que el maestro Yoda tendría una pelea justa. —dijo el rey Katuunko, mirando con enfado a Dooku. —No negociaré con aquellos, que no cumplen su palabra. —El holograma desapareció y Ventress lanzó un ataque, que hubiera decapitado al rey, de no ser porque el maestro Yoda detuvo los brazos y muñecas de Ventress, con La Fuerza, los tres clones arrojaron rocas explosivas, mientras que el rey, sus escudos y el maestro Yoda, se alejaban, y Ventress acababa malherida, para luego huir. —Maestro Yoda, me alegra que pudiera llegar sano y salvo. Para Toydaria, será un honor tener una base de la Republica.
