Estaba aturdida, su mente debatía entre el sueño y la consciencia, el zumbido en sus oídos se confundía con el grito de una multitud enardecida que bramaba una palabra al unísono.

—¡Otra!

Colette se removió en su sitio, no del todo segura de si había despertado ya, o si seguía sumida en su letargo de cansancio y somnolencia, lo que sí tenía claro era el significado de aquel bramido que seguía retumbando en los linderos de su mente con insistencia, como si pretendiera sacarla de su letargo o sumirla en la ensoñación de una noche de locura y frenesí.

Por supuesto que entendía qué era aquel grito al unísono, recordaba perfectamente el concierto, la manera en que la gente se rehusaba a permitir que aquella fiesta terminara.

Las miradas cómplices de todos, las sonrisas de los Couffaine, que enarcaban una ceja en su dirección como si cuestionaran a la cantante, y a Marinette sonriéndole mientras murmuraba: Qué todo termine como empezó.

Make a move. La primera canción con la que se habían confrontado, aquel primer encuentro en el bar que se había convertido en su fuerte, en su guarida, en su punto de reunión y, eventualmente, en su proyecto personal.

La gente había gritado las estrofas de aquella canción mientras Marinette y Colette cantaban al unísono, todo un mundo de gente, ajena a las razones de ambas chicas para llorar mientras sus voces se entretejían la una con la otra, con la sensación de que, por fin, cerraban un ciclo que parecía no tener final.

Final…

Colette abrió los ojos cuando aquella idea la golpeó, por supuesto, aquel concierto era el final, estaban a dos pruebas de terminar el torneo, dos semanas más y ella podría irse lejos, y jamás esa idea le pareció tan dolorosa como ahora, que se asomaba al costado de su cama y se había encontrado a Oliver fuertemente aferrado a su almohada favorita, profundamente dormido.

—¡Hey —llamó en voz baja, sonriendo dulcemente al verle tan tranquilo —, Lu! Lu… ¡Louis!

El muchacho gruñó por lo bajo, hundiendo su rostro en la almohada mientras se removía incómodo, buscando una mejor postura a pesar de llevar todavía el vestuario puesto encima, pero no hizo amago de despertar del todo.

—Louis —repitió la chica lanzándole otra almohada, divertida al escucharlo gruñir de nuevo mientras se adueñaba de la segunda almohada y se acurrucaba mejor —, hoy es la boda de tus padres, ¿te lo vas a perder?

Oliver gruñó en el suelo y se puso bocarriba, recostándose por encima de las almohadas y sonriendo con aires bobalicones mientras su espalda se curvaba sobre el algodón.

—No puedo creerlo —gruñó Colette molesta, girando con violencia en la cama y bajándose de un salto para dirigirse hacia su cajonera.

La chica de pronto se había convertido en un huracán y ahora se movía a toda prisa en dirección al baño, abrazando la ropa entre sus brazos y cerrando con un portazo, dejando a Louis pasmado en el piso.

—Tan pronto la una —murmuró el muchacho divertido, poniendo el brazo sobre los ojos y sonriendo con más ganas —, siempre se pone histérica cuando le da la una y no se ha arreglado —gruñó después mientras Sass y Pollen salían de sus escondites y lo sobrevolaban un poco, lo mismo que Plagg a su lado —, pero hoy es la boda.

—Colette tenía que estar en el departamento a la una —anunció divertido Plagg mientras volvía a ocultarse entre los pliegues de su chaqueta.

—Sí, pero mamá y papá no se han despertado —advirtió divertido el guitarrista —, o ya habrían llamado preocupados por Colette.

—¡Y una mierda! —exclamó la chica justo antes de escucharse un estrépito.

Oliver se levantó de un salto y avanzó a pasos firmes hasta la puerta del baño, decidido a verificar la seguridad de su amiga.

—¡Si entras te mato!

—Sí, ella está bien. Oye, ¿está bien si preparo el desayuno? Llamaré a mamá para saber cómo van.

—Sí, desayuno, por favor —refunfuñó la guitarrista, consiguiendo que Oliver soltara una carcajada antes de alejarse en dirección a la cocina.

—Definitivamente está bien.


83.-La decisión de Louis

Ya vi el capítulo de Luka, ya vi todos los spoilers, ya se me rompió el corazón en mil pedazos y ya vi las mil y un maneras en las que tengo que reestructurar este fic para apegarme al canon lo más posible. No voy a renunciar a algunos de mis personajes como lo es Louis, ya que su construcción creció junto con el trabajo de Marianne E, y eventualmente con el apoyo de Saya y Asami, así que seguiremos buscando las mil y un maneras de hacer crecer esta historia. Este capítulo NO CONTIENE SPOILERS, pero futuros capítulos seguro los tendrán, prometo añadir alguna nota para advertirles y puedan leer sin temor. Honestamente este es uno de los pocos capítulos que tenía planeados desde que creamos a Oliver, y el contenido general estaba diseñado para llevarse a cabo finalizando el torneo, pero decidí adelantarlo por cuestiones de salud mental jajaja. Espero lo disfruten tanto como yo.

TheBlacKat: Jajaja perdón, me esfuerzo mucho para que sean cada vez mejores.

Sonrais777: me encantó escribirlo, y tal vez es que me hace falta ir a uno jaja pero quería hacerles sentir ahí

Mu Bug Moon: este capítulo es algo que tenía planeado desde hace muchísimo tiempo, no sabía ni por dónde empezarlo. Este y el que viene, espero mantener las expectativas a la altura. ¿Por qué Jeanette? Para que pudiera ocurrir lo que viene a continuación.

RubyMoon Li: Gracias, de verdad gracias. Me alivia y me encanta saber que logré el objetivo con el concierto, ahora a lo que falta, que tengo muchos cabos por atar si quiero seguir con la calidad y las justificaciones jaja, amo a Andree y Denisse, no puedo con ellos.

Manu: actualizar cada vez me cuesta más jaja pero sigo al pie del cañón, y a la espera de nuevos capítulos de la serie, a ver con qué energizantes aventuras nos rompen el corazón ahora, saludos. No quisiera responder al comentario por no hacer spoilers ya que ya vi el capítulo y vaya si me rompió el corazón, no sabía si encontraría fuerzas para continuar escribiendo, pero aquí estamos jajjaa

Viper Couffaine: Ayyy, no sé si ya viste el capítulo, no haré spoilers, no sé ni cómo sentirme, tanto así que preferí adelantar otros temas, pues sólo nos queda esperar a ver qué pasa.

Ryuketsu no Hana: Gracias por los comentarios, la verdad este concierto lo venía planeando hace semanas, era algo que necesitaba sacar de mí para poder plasmar el desarrollo actual de los personajes. Afortunadamente ya mejor de salud, aunque un poco corta de tiempo. Andree y Denisse son de mis favoritos, amé poder escribirlos juntos en el concierto, mas lo que falte. Gracias por las canciones, en cuanto tenga una chance les doy una escuchada y te mando sus descripciones, pero primero quiero poner en orden todo lo demás.

Mariana: gracias por advertirme de los capítulos, y por ponerme al tanto de que todo se había desmadrado jajajajaj espero que lo que viene te guste y consiga ser el ansiolítico que esto pretendía ser al principio. ¿Te acuerdas cuando decíamos que "Los votos de amor" iban a ser el último capítulo? Sí cómo no. Te adoro.

Saya: Gracias por escucharme sufrir cuando estaba viendo el capítulo fatídico que terminó de afianzar los votos de amor. Ahora tengo música y tema para todo lo que se viene. Que nos agarre confesadas.

Asami: Un drama tras otro jajaja, pero esperemos que sea para bien, que luego de escribir la boda Lukanette seguro regresaré con ideas reforzadas para el Byanako, esto apenas comienza.


Cuando Colette llegó al departamento de Luka, se encontró con Marinette profundamente dormida en el sillón reclinable mientras Kagami le aplicaba una mascarilla para humectar la piel de su rostro, la oriental levantó la mirada hacia la recién llegada y sonrió llevándose el índice a los labios, pidiendo silencio.

Denisse salió de la cocina, llevando consigo un tazón con manzana picada, el siguiente gesto de la diminuta asistente le sorprendió sobremanera, puesto que dedicó una sonrisa dulce a Colette mientras saludaba con una mano. ¿Hacía cuánto tiempo Denisse y Marinette estaban sentadas en la oficina de Luka mientras la asistente le decía a su amiga que Colette no sólo era una innombrable en su presencia, sino que era un alma sin redención?

Y Colette se dirigió hacia Denisse con los brazos abiertos, quitándose los lentes oscuros para estrechar entre sus brazos a la joven que sonrió agradecida, mientras Marinette se removió incómoda en su sitio, haciendo un puchero mientras Kagami ahogaba una risita nerviosa.

—¿Por qué sigue dormida? —murmuró Colette mientras dejaba sus cosas y se dirigían al comedor —¿No se casa hoy?

Denisse soltó una risa por lo bajo y asintió una vez mientras Kagami les servía té.

—No tiene caso maquillarla a esta hora, la ceremonia es a las siete, entonces decidimos dormir un poco y dejarla en paz.

—De todos modos —murmuró Denisse mientras revisaba su reloj de muñeca —, Chloe le ayudó a hacer todos los arreglos al vestido, ya está listo, y sólo nos queda peinado y maquillaje, ambas cosas pueden hacerse en una hora y al mismo tiempo. Si la despertamos a las tres para que coma algo, a las cuatro estaremos vistiéndola y estaremos listas con tiempo de sobra.

—Tienen todo planeado —aduló Colette antes de dar el primer sorbo.

—Y muchas damas —soltó Kagami a manera de queja, pero divertida también —. Chloe, la reina de la firma, vendrá a las cuatro para maquillar a nuestra estrella, Juleka y Rose quisieron venir a ayudar con los peinados de las demás, los vestidos de todas están en la habitación de invitados, bueno. Esto será una zona de guerra.

—Espera. ¿Y los novios?

—Adrien se llevó a Luka a la mansión —soltó Denisse con cierto alivio —, pero parece ser que Erik y Andree también estaban involucrados, no queremos saber nada al respecto y no queremos a los chicos aquí para no darle mala suerte a la novia.

—Y entonces ¿yo que hago con mi perro faldero?

—¡Escuché eso! —exclamó Oliver desde la entrada, consiguiendo que Marinette diera un respingo en su sitio antes de volver a caer profundamente dormida, y que las tres chicas salieran a hurtadillas y a toda velocidad para tratar de taparle la boca.

Oliver retrocedió viendo a su madre y levantó las manos, con todas las cosas que llevaba cargando, en señal de rendición. La bolsa negra con marca de diseñador, las cajas de zapatos, la mochila y el bolso de Colette. Bueno, al menos intentó levantar las manos, procurando no tirar nada, sabiendo que podría despertarla.

—Sí —soltó Kagami causándole un escalofrío al muchacho, gesto que no pasó desapercibido para Colette —, y nosotras te escuchamos a ti.

—Perdón, me iré al rincón con los muchachos y me portaré bien.

—No, espera, necesito pedir un favor —admitió Denisse revisando su teléfono antes de ofrecer una mirada de disculpa hacia el muchacho —, no van a entregarnos los zapatos de Marinette, hay que recogerlos en la firma Agreste, parece ser que se quedaron sin mensajeros disponibles.

—Hay varias cosas por resolver.

—Nosotros lo haremos —ofreció Colette volviendo a ponerse los lentes oscuros y sonriendo para Oliver, que asintió una vez mientras profería un suspiro resignado —. Si de todos modos la bella durmiente seguirá con su hechizo dos horas más, y yo de todos modos no podré dormir, no veo por qué no lanzarme en mi corcel motorizado. ¿Verdad que me dejarás ir sola? —canturreó divertida mientras Oliver dejaba las cosas.

—Ni lo pienses —soltó el muchacho alcanzando a Colette en el pasillo —, mientras tu cabeza sea un blanco de este torneo, no quiero que andes sola por ahí.

—Manda los pendientes por mensaje —exclamó Colette a todo pulmón antes de dar un portazo y conseguir que Marinette se enderezara de un tirón, antes de volver a recostarse, demasiado perdida en su propio cansancio y haciendo a Denisse y Kagami suspirar.

—Dios, no puedo con esta mujer —soltó la asistente antes de volver a la cocina seguida por Kagami que le concedía la razón.

.

Andree sonrió destapando una cerveza para Erik mientras Luka se miraba el traje en el espejo, dudando todavía de su apariencia, con la pajarita sin anudar y el cabello hecho un desastre natural. Dios, estaba hecho un caos.

—¿Estás dudando, Couffaine? —bromeó Erik mientras Adrien se sentaba entre él y el rey caimán, los tres mirando a Luka con cierto aire burlesco en la mirada.

—Esperé toda mi vida para este momento —musitó el guitarrista mientras se giraba para verse el costado, sintiendo las pinzas flojas, sintiendo que algo faltaba o lucía mal —, no me voy a echar hacia atrás ahora que el sueño de mi vida está al alcance de mi mano.

—Más les vale que le pongan Andree a su primer hijo —soltó divertido el rey caimán mientras Adrien escupía el trago a su cerveza, pasmado ante aquello.

—Olvídalo, se llamará Erik —defendió el otro muchacho mientras daba palmadas al rubio, tratando de ayudarle con el atraganto.

—¿Erik Andree? Perdón, no merece esa masacre —soltó el rey divertido mientras Luka les dedicaba una mirada de reproche.

—Las chicas se encargan del resto —murmuró Adrien al ver el desasosiego en la mirada de su amigo, preguntándose qué le tenía tan agobiado.

—Con Kagami al frente es sencillo estar tranquilo —admitió Luka ladeando el rostro un poco, pero sintiendo que el nerviosismo aumentaba —, pero con Lila todavía suelta... Podrían pasar mil cosas y lo sabes. ¿Qué haremos si hay un ataque de akuma? O si Lila decide aparecer. Si de pronto hay un terremoto en la ciudad no tendremos cómo correr y...

(Have all the songs been written? - The Killers)

—¡Mon Dieu! Lo negativo se contagia —exclamó Adrien levantándose hacia Luka y anudando su pajarita con movimientos diestros para que su amigo pudiera ver el trabajo final que su modista personal había conseguido, antes de peinarle un poco el cabello con las manos —, no escuchaba un discurso así desde la última vez que hice planes para una cita con Marinette.

—No fue hace tanto —musitó Luka acongojado, tras pasar saliva con dificultad.

—Y aquí estamos, contigo a punto de partir hacia el altar.

—Perséfone te adora —soltó Andree recargando los codos en las rodillas mientras Erik asentía divertido —, no hay un sólo gesto que ella haga que no te pertenezca.

—No dudo de mi reina oscura —admitió el guitarrista mientras se abotonaba los puños bajo la atenta supervisión de Adrien —, ni de mí. Sólo digo que todo podría salir mal.

—Luka —espetó Adrien ofuscado —, si un akuma ataca durante tu boda, vamos a los puntos de contingencia y que los justicieros de París se encarguen.

—Ladybug...

—Ladybug no es la única portadora que protege nuestra ciudad, hay otros que trabajan por su cuenta, no importa con cuántos akumas ataque Lila, ellos los detendrán sin que tengas que separarte de tu musa. Además, fuiste un héroe por un día, gracias a ti, Hawk Moth no puede hacer crecer su poder más de lo que ha hecho hasta ahora.

—Se puede poner creativa —cortó agradeciendo las palabras de su amigo, sintiendo que el temor dimitía.

—Sí, nosotros también. ¿No has considerado que casarte en las catacumbas de París mientras un akuma destroza la ciudad es la historia de amor más romántica contada en nuestros tiempos modernos?

—¡Ah, sí! —exclamo con sarcasmo, consiguiendo que Andree y Erik rompieran a reír en carcajadas —Definitivamente estoy ansioso por recitar "en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad" mientras nos vemos rodeados de huesos y polvo.

—Sería toda una anécdota.

—Sólo quiero una anécdota —confesó Luka mirando en el espejo, los ojos de Adrien observarle con curiosidad —. Sí, acepto.

—Me harás sonrojar —bromeó felino el rubio —, y no creo que a Marinette le haga gracia que la dejes plantada el día de su boda por huir con tu padrino de anillos.

—¿Para que Kagami nos persiga con su katana? —exclamó el guitarrista mientras sus amigos reían con más ganas todavía y Luka se quitaba el chaleco y la camisa —Tú no tienes temor de Dios ¿verdad?

—Tengo siete vidas todavía.

Iván y Nino entraron a la habitación mientras Luka se reía a carcajadas, atorado en la camiseta ineterior que se enredaba en torno a sus brazos, dificultándole respirar.

Fue Iván quien le ayudara a quitarse de encima aquella prenda y dejarle reír libremente.

—¿Cómo? —Espetó Nino divertido —¿Pretenden tratar de matar al novio sin nosotros?

—Jamás en la vida —exclamó Adrien saludando con un abrazo efusivo antes de presentar a los reptiles formalmente, aunque ya se conocieran y hubiesen coincidido mil veces.

—Pensé que veríamos a tu primo por aquí —admitió Iván mientras entregaba a Luka una bolsa de papel con bollos tibios dentro.

—No, él iba a llevar a Colette a casa, supongo que lo agarraron de su recadero —dedujo el guitarrista antes de sacar un rol de canela y morderlo, ahogando un gruñido de satisfacción ante aquel postre —. Están buenos —dijo con la boca llena, haciendo reír a Nino por lo bajo.

—Mýlene los envía, con saludos y las mejores vibras.

—Y Alya envió chocolate con avellana, pero me lo tomé.

—¡No! —exclamó Luka sonriendo, dejándose caer en el sillón y obligando a sus amigos a hacerle espacio entre gruñidos —No me hagas eso el día de mi boda.

—Iré por tazas —anunció Erik levantándose con dificultad, dando codazos para quitarse de encima a Luka —, Luka ya me tiene hasta el copete de su famoso chocolate avellanado, quiero ver si de verdad es tan bueno.

—¿Listo para el gran Sí? —cuestionó Iván ilusionado.

—Desde que tengo dieciséis —prometió Luka conmovido, sintiendo que poco a poco reivindicaba todo el dolor causado a la gente de su vida.

Por un momento, ver a Iván y Adrien en la misma habitación, cada uno con su respectivo estilo, con sus sonrisas, con su alegría, ver a Nino confiado y relajado, ver a Erik y Andree revoloteando por ahí mientras todo se acomodaba, por un momento Luka sintió el balance por completo en su vida, sonriendo satisfecho.

Ahí estaba todo, su pasado oscuro, su vida como portador, su carrera como músico, todo en la misma habitación girando en torno a su primordial inspiración y la boda que ocurriría unas pocas horas después.

No pudo evitarlo.

No era común verlo así, normalmente portaba una sonrisa apacible o una expresión feroz, pero las risas y charlas se apagaron con su sollozo, cuando el muchacho bajó la cabeza y sonrió ocultando sus facciones. Las miradas de todos se posaron sobre él mientras el guitarrista se levantaba con un movimiento torpe y se dirigía a la ventana, apreciando las nubes grises arremolinadas en el horizonte. Llovería...

Llovería esa tarde...

Igual que la noche en que hizo su primera confesión importante al quitarse la máscara frente a su musa.

Llovería, igual que la primera vez que Marinette estuvo completamente segura de él.

Llovería, como cada vez en que su mundo se había cimbrado hasta los cimientos, dejando la tierra removida y lista para ser sembrada de nuevo.

El brazo de Adrien rodeó sus hombros, el rubio no dijo nada, se limitó a admirar el paisaje mientras el resto de sus amigos se reunían alrededor, guardando cada uno la distancia que les pareció prudente para el momento. Ambos suspiraron, guardando ese momento hasta la eternidad mientras sentían en el alma las caricias de sus kwamis, prometiendo dar todo de sí para proteger esa paz que tanto tiempo les había costado alcanzar.

.

Sentir el viento arremolinarse en torno a su cabello, colándose en el casco arañando sus mejillas, pero sin llegar a sus ojos. El ruido del motor y la poderosa vibración del monstruo detenido, Colette sonrió con ganas cuando Oliver volvió un poco el rostro para mirarle por el retrovisor y revolucionar el motor de la motocicleta, arrancándole una carcajada a Colette antes de arrancar de nuevo y comenzar a driftear por las calles de la ciudad.

Pertenecía a ese lugar.

Colette suspiró suavemente mientras recargaba mejor la cabeza contra el hombro del muchacho y se permitía soñar con una imposibilidad, sus manos se aferraban al torso del muchacho, le sentía respirar contra su pecho, podía oler su perfume aún con los cascos y el smog, y sonrió con ganas cuando una mano de Louis soltó el manillar para entrelazar sus dedos con los de ella un segundo en la siguiente luz roja, haciéndole sonrojarse con ganas.

Camisetas negras, botas de baqueta, pantalones gastados de mezclilla, las chaquetas de reina de las serpientes y reptil honorario, los cascos llenos de calcomanías, tenían toda la pinta de bad boys por fuera, pero cualquiera que viera a través de los cascos polarizados, podría darse cuenta de lo enamorados que parecían en ese instante, en el que habían cumplido con todas las tareas de su lista y se disponían a volver.

Y por eso fue que a Colette le tomó por sorpresa que Oliver girase a la derecha y encaminara hacia el canal en lugar de volver al departamento de sus padres, pero no dijo nada, suspiró mirando el reloj en el tablero y percatándose de que tenían algunos minutos para seguir disfrutando de aquel instante.

Guardaron silencio un poco más, mientras el muchacho estacionaba la moto y se sacaba el casco. Guardaron silencio mientras se encaminaban hacia el puente más cercano, ocultos bajo los destellos de la tarde y los reflejos del agua. Guardaron silencio mientras Oliver se detenía, encarando a Colette con una sonrisa ladeada y un gesto de disculpa, justo antes de que el muchacho levantara la mano para despejarle el rostro a la chica y le acariciara una mejilla.

—¿Lo escuchas? —murmuró él, consiguiendo que Colette cerrara los ojos y asintiera una vez.

El río corriendo bajo ellos, el golpeteo del agua contra la roca y el concreto, el paso a través de las compuertas entreabiertas y arrastrando su cauce un poco más.

—Este debe ser —murmuró la chica abriendo los ojos para sostener la mirada de Louis.

—¿Qué cosa?

—Luka una vez me dijo que, cuando se sentía más perdido, le gustaba ir a un lugar a escuchar la sinfonía del agua. Pero nunca me dijo a dónde iba.

Y de nuevo guardaron silencio, por primera vez sin saber cómo iniciar aquella conversación.

Oliver observó a detalle los ojos de Colette, llenos de agua, de angustia, de miedo, de frustración. ¿Hacía cuánto tiempo eran cómplices en las calles? ¿Hacía cuánto tiempo que se había mudado a su departamento? ¿Hacía cuánto tiempo estaban juntos tanto rato que ahora sólo con mirarse era suficiente para adivinar su siguiente movimiento? Porque aquellos dos parecían leerse el pensamiento, y moverse como si estuviesen atados al otro, como si ejercieran entre ellos una fuerza más poderosa que la gravedad misma.

Colette lo miraba con los ojos anegados. En sus ojos había un reclamo presente, pero ¿cómo abordarlo sin sonar desesperada?

—¿Quién era ella? —murmuró al fin la chica, bajando el rostro y conteniendo las ganas de llorar, no podía darse el lujo de volver con los ojos hinchados por el llanto y la tristeza.

—Nos escuchaste —concedió Oliver en medio de un suspiro.

—Es difícil no prestar atención cuando una voz femenina a la que yo no invité, se mete a mi casa mientras tomo una ducha.

Oliver asintió lentamente, comprendiendo aquello lentamente, sintiendo que, o las piezas no encajaban del todo, o él tenía el rompecabezas incompleto.

—¿Por qué es tan importante quién era ella?

—¿De verdad?

—Colette...

—¿Qué quieres que diga, Louis? —interrumpió la chica retrocediendo un paso, dejando al muchacho pasmado por la intensidad de sus emociones y de aquella confesión, que comenzaba con las primeras gotas de lluvia esa tarde —Me enamoré, y no quería hacerlo, no quería enamorarme de ti, porque sé que en cualquier momento te largarás de regreso a tu tiempo, a tu mundo, y podrás dejar atrás los recuerdos que hemos creado y seguir con tu vida, pero yo me voy a quedar aquí, sola, sin una meta, sin futuro, rota. No quería enamorarme, y fui yo la que te pidió que no fueras por ahí, fui yo la que arruinó cada posible momento romántico que pudiera surgir entre nosotros, fui yo la que mandó todo al carajo y caí en este juego estúpido, me enamoré, pero sé que te irás.

—Y ¿entonces? ¿Por qué confesarte ahora?

—Porque yo tampoco quiero que te largues de mi vida sin que te haya dicho que... ¡Ay! A la mierda —exclamó antes de cerrar la distancia entre ellos, lanzando sus brazos en torno al cuello del muchacho y robándole un beso.

Sí, le besaba, Colette estaba besando a Oliver, a Louis con cierto aire de desesperación, no podía ocultar la rabia ni la tristeza que le daba darse cuenta de que estaba, irrevocablemente, enamorada del hijo de su ex. Qué extraño suena cuando lo pones así, pero, así como ella nunca imaginó que terminaría metida en una situación tan cómica y tan estresante al mismo tiempo, jamás pudo prever que terminaría profundamente enamorada de alguien que, antes de verla como la reina de las serpientes, la vería como a un ser humano.

Y vaya si Louis se tomó su tiempo para corresponderle (casi pudo escuchar a Colette reclamarle con sus "maldita sea, Couffaine!"), pero si todo se estaba yendo ya al carajo, qué más daba corresponder al ósculo con el que soñó tanto tiempo.

No, no sólo correspondió al beso, tomó entre sus manos la cintura y la espalda de Colette, matando cualquier milímetro que amenazara con extenderse entre ellos, ahogando las distancias y, de paso, su culpa. Aquel beso no fue simple cortesía, sino la promesa de que encontraría la forma para que ella no tuviera que quedarse sola nunca más.

Oliver rompió el contacto, tomando entre sus manos las mejillas de Colette y pegando su frente a la de ella, suspirando mientras sentía en sí mismo las ganas de llorar.

Bueno, no tenía por qué haber secretos entre ellos. No luego de lo que había ocurrido esa mañana.

Porque Bunnyx había estado en el departamento de Colette, hablando con Louis sobre su regreso, sobre los cambios ligeros en el futuro, sobre lo bien que había cumplido su misión, sobre su entrenamiento completo.

Pero aquella charla no iba sólo de felicitaciones y buenos deseos, sino de mucho más.

—Ella es la mujer que me entrenó para hacer esta misión, venir aquí, usar el miraculous de la serpiente y los demás que he usado. También es la que se ha encargado de mantener una brecha abierta entre este tiempo y el mío, y así yo pudiera comunicarme a placer con mi gente. Ella es la guardiana que se encarga de que el delgado velo del tiempo y el espacio no se rasgue por mis berrinches, y vino a hablar de mis condiciones para regresar a mi tiempo.

Colette suspiro tratando de bajar el rostro, pero Oliver la obligó a mirarle de nuevo.

—Sé que te vas...

—No, espera, hay... hay algo que necesito decirte antes de que saques conclusiones. Ni siquiera soy yo el que tiene algo para decir —corrigió al final, soltando a Colette y sacando un sobre del bolsillo interior de su chaqueta —, perdón. Debí entregar esto antes.

La guitarrista recibió el sobre y se quedó pasmada al reconocer la caligrafía de Jeanette en cada trazo. Su boca se secó en un instante, se sentía mareada, y agradeció mucho cuando las manos de Oliver se cerraron en torno a su cintura, dándole soporte.

Sí, en el interior venía una carta, y Colette levantó los ojos hacia Oliver antes de rasgar el papel y revelar el contenido.

Mi linda Colette:

Seguramente para cuando esta carta llegue a tus manos ya habrás llorado mi muerte varias veces, te habrás enojado y reconciliado con todo el mundo, habrás hecho alguna que otra rabieta y, de verdad espero que sí, dado algún concierto.

Sabes, Oliver perdió la cuenta de cuántas veces intentamos salvarlos a todos, y en medio de uno de esos viajes en el tiempo, me golpeó la conciencia de una posibilidad que ya había olvidado.

Oliver me explicó que los viajeros del tiempo son capaces de recordar todo lo que han vivido cada vez, pero el resto del mundo olvida, como nos pasó a nosotras y a muchos otros.

Bueno, pues yo recordé algo, una realidad en una de las miles de variables del destino.

Una variable en la que perdí la vida.

Y no hablo de una muerte a manos de Lila Rossi, sino algo más trillado y torpe. Aunque Lila ciertamente estaba involucrada.

Colette, ¿recuerdas ese día en el que escoltamos a la desgraciada de Rossi hasta sus bodegas? Hubo una persecución, tú trabajaste de cerca con Cobra, y resulta que yo fallecí en un accidente vehicular. No lo recordaba porque era como si hubiese ocurrido en otra vida, pero de pronto, en medio de todos los intentos desesperados de Oliver por arreglar las cosas, me di cuenta de que todos los minutos prestados, de verdad eran prestados. Hacía mucho yo debía haber salido de la ecuación, y, en lugar de ello, me permitieron quedarme un poco más, hasta que estuvieras lista para partir.

Le he pedido a Oliver prometerme algo, de hecho, lo he obligado a prometérmelo, y ese algo es cuidar tu corazón. Tú y yo siempre supimos que no éramos almas gemelas, sino el camino hacia algo más, y si de algo estoy segura es de que Oliver te mira con la misma adoración que siempre le envidiamos a Luka y Marinette.

Tú hace mucho habías llorado mi muerte, y tal vez la despedida no sea tan dura, tal vez ahora puedas seguir adelante porque ya me había muerto alguna vez. Me molestaría más si te quedas estancada que si avanzas, porque seguramente te estoy observando desde algún lugar.

Esta es mi última despedida de ti, lindura, y es la última vez que te lo voy a hacer prometer.

Colette, por lo que más quieras, sé feliz.

Te quiero, y te querré siempre, y espero que me quieras siempre, pero también espero que sigas adelante sin importar qué.

Tuya, siempre.

Jeanette.

.

Le dio tiempo de procesarlo. Oliver sostuvo a Colette entre sus brazos mientras las rodillas le fallaban y ella no encontró la fuerza para sostenerse. Se sentó con ella en el regazo mientras la chica releía la carta por enésima vez, como si buscara algún atisbo de mentira o de engaño en aquellas palabras, la contuvo cuando sintió que lloraría y esperó paciente a que ella lo mirara, levantándose de un salto y sacudiendo la tierra de su ropa.

Oliver se levantó lentamente antes de encarar por fin a Colette.

Y aunque pasaron largos segundos antes de que cualquiera de los dos dijera algo, al final hablaron al unísono, con una determinación férrea que consiguió quebrar la última barrera que los mantenía separados.

—Llévame a tu tiempo.

—Quiero llevarte conmigo.