(Vale of tears – Jason Tai)
—En la salud y en la enfermedad —recitó diligentemente Luka, tomando entre sus manos las de Marinette y sonriéndose ambos a pesar de sentirse lento lo que ocurría —, en lo próspero y en lo adverso —continuó mientras la chica contenía las ganas de llorar, atribuyendo aquella sensación a la emoción de haber llegado por fin al altar —, en la riqueza y en la pobreza...
Todo a su alrededor estaba dulcemente iluminado, destellos naranjas y rojizos arrancados a las ventanas del lugar, sonidos sordos que llegaban desde el exterior, las risas de los niños, el ladrido de algún perro al fondo, charlas ininteligibles.
Y aquello se sentía incorrecto de tantas maneras.
¿Qué pasaba?
—Yo, Marinette Dupain-Cheng —Luka hizo una mueca de angustia un momento, viendo por encima del hombro de Marinette, pero regresando sus ojos a los de ella, como si le prometiera que todo estaba bien —, te tomo a ti, Luka Couffaine —pero esos no eran sus votos, esas no eran las palabras de amor que ella quería dedicarle a Luka, ella había escrito otra cosa, ¿por qué de pronto pronunciaba los votos convencionales? —como mi legítimo esposo —sentía espesa la saliva en su boca.
Hacía demasiado calor, sentía el sudor bajando lentamente por su espalda, deslizándose por su columna mientras ella se removía incómoda, sintiendo de pronto el vestido convertido en una camisa de fuerza.
¿Podía alguien explicarle lo que estaba ocurriendo? Porque ella estaba del todo perdida en medio de la nostalgia del sueño cumplido.
(Wasteland – Jason Tai)
—¡Yo me opongo! —se escuchó desde el fondo, una voz familiar y, al mismo tiempo, demasiado extraña como para ser de un conocido.
Pero Marinette estaba segura de que se encontraría con los ojos verdes de Adrien en cuanto levantara la mirada, porque en lo profundo de su alma sabía perfectamente que la voz le pertenecía a él.
No, aquel hombre no era Adrien, pero ciertamente se le parecía muchísimo.
Alto, rubio, ojos azules, traje negro de charro con bordados verdes, antifaz...
¿Era un portador?
—María, por favor —suplicó aquel hombre levantando una mano, un sombrero charro hacia Marinette, mirándole con súplica y rompiéndole el corazón.
¿María?
Luka la adelantó.
No.
No fue Luka el que lo hizo.
Un hombre, vestido con una camisa vieja, con un pantalón café, con los tirantes ajustados mientras se quitaba la boina y miraba con desprecio al hombre que se oponía a la boda.
—No te metas entre Claire y yo, no te atrevas.
—¡Kiyoko —escuchó Marinette a su lado; aquella era la voz de Kagami y aquel pretendía sonar como su nombre, pero cuando Marinette volvió el rostro para buscar sus ojos, no fue con su amiga con quien se topó, sino con una mujer de largos cabellos negros y un kimono ceremonial, como si estuviese a punto de vestirse como samurái para ir a la guerra —, ikuzo!
Y cuando Marinette bajó la mirada para tomar los volados de su falda y correr hacia la mujer que le extendía la mano para mostrarle el camino de huida, se percató de que el vestido que llevaba no era el que había confeccionado para ese día, sino que había salido de Italia, finales de mil ochocientos, y ella no era María, Claire, Marinette o Kiyoko. Su nombre era Fiorella.
Sintió que el viento se arremolinó en torno a ella en cuanto corrió los primeros pasos, sintió el suelo desaparecer bajo sus pies, sintió la oscuridad arremolinándose en torno a su cuerpo y todo el entorno se desvaneció en la penumbra.
Y entonces ella golpeó el suelo de costado, su cabeza rebotó una vez y Marinette escuchó las voces de Kagami, Alya, Juleka y Denisse llamarla a los gritos.
Una pesadilla...
La diseñadora se sentó con dificultad, sobándose la cabeza mientras sus amigas se arremolinaban alrededor de ella, mirándole con curiosidad y angustia, pero la joven les dedicó sonrisas tranquilas y miradas tranquilizadoras.
—Descuiden, no es la primera vez que me caigo dormida —prometió Marinette mientras Juleka le revisaba la cabeza, percatándose de que, afortunadamente, el golpe se lo había dado cerca del nacimiento del cabello, si se hinchaba o se enrojecía, estaría oculto bajo su cabellera.
Dormida...
No, aquello no se sentía como estar dormida, se sentía como se habían sentido cada una de sus visiones en el pasado, las vidas de sus antecesores. Aquel sueño se sentía como una visión en la que, de verdad, había visto a varios compañeros de encarnaciones previas. No sólo Adrien, Luka y Kagami, sino a Nino, Alya, Chloé...
¿Qué significaba haberlos visto al mismo tiempo?
Bueno, no lo averiguaría ese día, tenía cosas más importantes que hacer. Sonrió agradeciendo el cuidado de sus amigas y se levantó mirando la hora.
—¡Dios! Ya casi es hora —exclamó corriendo al baño y soltando un grito al percatarse de la mascarilla en su rostro, haciendo a las chicas reír dulcemente ante aquello.
—Es Marinette —murmuró Alya mientras se levantaba, negando con la cabeza, lista para tranquilizar a la portadora.
84.-La verdad
Aunque este podría tomarse como un Universo Alterno, voy a tratar de acomodar la historia para que se apegue al canon todo lo posible, si se me van fallas argumentales o si notan contradicciones, juro que no ha sido mi intensión (¿Por qué no seguí con lo de los one shots? Así podría haberlo arreglado más fácil jajajajaja facepalm para mí)
TheBlacKat: Ok, me sentiré orgullosa de lograr hacerte llorar jajajja creo que con este capítulo lo voy a conseguir al menos en una ocasión, juro que necesitaba esto como bálsamo luego de los primeros capítulos de la cuarta temporada, jajaja corre por los pañuelos desechables, que se llegó el gran día.
RubyMoon Li: Jajajaj sí, perdón, no quería dejarlo tan abrupto, pero necesitaba desesperadamente ponerme a trabajar este capítulo, espero dejar todo un poco más claro por acá. Creo que lo que tiene con Luka era más real y me conmueve que no quiera estarle mintiendo y demás, pero ayyyy, tiene que haber una forma jajaja y Adrien y el primer amor, bueno, no puedo decir nada al respecto jajajaja mucho tiempo fui fan del cuadro amoroso que implicaba a los protas, pero Luka me robó el corazón. Colette ya se merecía calma, tengo a otras dos personitas reclamándome desde hace tiempo por la tragedia en la que metí a la pobre guitarrista y aquí está mi reivindicación jajjaja a ver qué sale después.
Sonrais777: No sabes cómo moría por revelar esta idea. Era el plan original desde la creación de Oliver, ayyyy, por fiiiin pude soltar el secreto jajjaja
Manu: esperemos sea así, no pueden habernos tenido en ascuas con la promesa del Lukanette y el Adrigami para dejarnos así, no es justo. Honestamente no sé qué decir respecto a lo de Fei, Brigitte y Félix, hace rato no me hago teorías por lo mismo de que prefiero dejarme sorprender, no me encantaría ver a Luka con ninguna que no sea Marinette jajja pero a ver qué planes tiene Tomas para esto jaja
Mu Bug Moon: Ya surtí mi kit de supervivencia, pero no sé si mi corazón de para tanto, lo peor es que voy a terminar sacando mis frustraciones en las últimas rondas del torneo jajajjaaja, falta la pelea contra Cobra y otras cosas, tengo miedo jajajaja los personajes ya hacen lo que quieren, yo nomás estoy de espectadora. Ve por pañuelos, habrá lloración en este cap también, creo. Ya estoy trabajando la actualización de OC, no estoy segura, pero creo que esta semana tendré listo otro capítulo, me tardé más de la cuenta tratando de releer la historia para no dejar cabos sueltos, pero con todo lo de la 4t es demasiada información para mi kokoro jajajja. Eso sí, luego del especial de Shanghái se vienen cosas interesantes para el siguiente arco, que tengo mucho dándole largas, pero bueno. Qué bien que te gustara, nos leemos pronto.
Marianne E: Creo que he hecho muchos guiños a las partes que más me han conmovido de tus historias, pero de verdad espero hacer del guiño de este capítulo algo que haga justicia a todos los fangirleos que me hiciste dar cada que publicaste un OS o un capítulo más de las historias que ya seguía. Por fin llegaron los votos de amor. Gracias por tanto.
Saya: lo prometido es deuda, te entrego el popurrí jaaja espero sirva de bálsamo luego de tanto dolor y tanta ansiedad con los capítulos de la cuarta temporada. Gracias por acompañarme en los dramas y aguantar tanto audio sufriendo jajajaja y lo que nos falta. Tengo pendiente un Adrigami, veré si puedo abordarlo el cap que sigue o si libero primero otro de los fragmentos que tengo meses queriendo spoilerearte jajjajaa disfruta los votos.
—Bunnix es la guardiana del tiempo —dijo Oliver mientras se acercaban a la motocicleta, tomados de la mano, disfrutando de hablar en voz baja para no quebrantar la quietud del momento, del arrullo del agua, de la calma y la paz que ofrecía aquel paraje —, ella me contactó cuando supo que una brecha del tiempo se había quebrantado por los intentos de Hawk Moth por acabar con la paz, no. Ella me contactó cuando supo que era la vida de mi padre la que abría la brecha.
—Recuerdo cuando me contaste esto. Evitar la muerte de Luka en la carrera no era tu misión.
—No, mi misión era impedir todo lo que pasaría después.
—¿Por qué?
—Porque si moría en esa carrera, él nunca se habría convertido en Melek Taus, el miraculous del pavorreal seguiría en manos de Hawk Moth y ella habría convertido a XY en el siguiente creador de Amoks.
—¿Qué? El idiota de Xavier —exclamó Colette con pasmo, consiguiendo que Oliver soltara una carcajada al escucharle.
—Porque él estaba enamorado de Chloé para ese entonces, y —Oliver volvió a soltar una carcajada, admirando la curiosidad infantil en los ojos de Colette —. ¿De verdad te tengo que explicar a ti cómo el rechazo de un ser amado puede convertirte en un akuma?
—En un akuma lo entiendo, ¿en un creador de amoks?
—Tienes razón —concedió Oliver mientras Colette se recargaba contra la motocicleta y cruzaba los brazos, indispuesta a irse de ahí sin tener una respuesta clara en medio de tanta confusión —, sin mi padre de por medio, XY habría caído en la confusión de un amor platónico y un alma gemela, demasiado drama para mi madre y para Chloé… De acuerdo, de acuerdo —soltó el muchacho levantando las manos en señal de rendición —. Bunnix vino a hablar conmigo para hacerme saber que el tiempo se me terminaba, tengo que volver cuanto antes a mi época, y entonces me puse a hablar con ella sobre algunas cuestiones que no están a negociación.
—Wow, chico malo —se burló Colette divertida, dándole un golpecito en el hombro, haciéndole reír también —, te pones rudo si te lo propones.
—Peleé contra ella —admitió en medio de una risita floja —. Todas las veces en que ella rebobinó, molesta —recalcó cuando la mirada de Colette se convirtió en un gesto de incredulidad —. Lo curioso de los portadores que afectan el tiempo es que tienden a recordar, así que sólo pudimos estar de acuerdo en una cosa. No llegamos a ninguna conclusión peleando, así que preferimos sentarnos a dialogar los términos de mi regreso. Primero debo ayudar con el torneo, con la pelea de Cobra, es para lo que te he estado entrenando en estos días.
—Esa parte no la entiendo todavía, ¿por qué? El poder de la reina de las serpientes no servirá de mucho en una pelea de uno contra uno.
—Colette —interrumpió Oliver en medio de un suspiro, componiendo una expresión grave que hizo a la chica pasar saliva con dificultad —, Cobra ha tenido a dos portadores hasta ahora.
—Ay mierda...
—En este momento, yo soy Cobra.
—¿Tú eres la persona con la que casi engañamos a los portadores por el trabajo de Lila? —espetó dolida, ofendida, confundida con lo que acababa de confesar Oliver.
—No —prometió tomándole ambas manos, sonriendo con dulzura —, no. En ese tiempo Cobra tenía otro portador, pero justo ahora soy yo quien lleva encima la serpiente oscura. No te preocupes por eso. La razón por la que te estoy entrenando para usar el poder de la serpiente es para que puedas salvarme la vida.
—Pero...
—Andree ya no quiere que papá pelee contra Cobra, pero no se puede desdecir a estas alturas del partido, estoy seguro de que puede ganarme.
—Louis —murmuró la chica soltándose de un tirón —, yo fui una portadora, me convertí por una noche en justiciera de París, sé lo que el miraculous le hace a tu cuerpo, te da fuerza, velocidad, reflejos, no hay manera en la que un ser humano común y corriente venza a un portador.
—Papá lo hará, ya verás que sí.
—Si te dejas ganar, ellos lo verán y...
—Colette —soltó Oliver tomándole el rostro y sonriendo de medio lado —, no me estás escuchando. Luka Couffaine no perderá contra Cobra, ya lo verás.
La chica suspiró asintiendo una vez.
—Peleas contra Luka, ¿y luego?
—Y luego terminas el torneo y nos vamos —confesó con una sonrisa radiante —, no espero que creas que me iba a ir así como así. Hablé con Bunnix. En mi tiempo, en la época en la que vivo, no hay registros de tu vida luego del final del torneo. Las declaraciones de prensa decían que te fuiste a España a empezar de cero, abandonaste los escenarios sin dejar rastro, te seguiste escribiendo con mi madre un tiempo y luego el mundo te perdió la pista, cumpliste con tu promesa de desaparecer, tal y como dijiste en tus declaraciones... Hablé con Bunnix sobre la posibilidad de pedirte que me acompañaras, no te puedo dejar —admitió al final, con los ojos apretados en un gesto de dolor mientras unía su frente a la de ella —, me enamoré de ti profundamente. En mi vida fuiste un amor platónico al que conocí cuando tenía quince años, pero conocerte de verdad, estar contigo, convivir mientras ocurrían todas estas cosas. Colette, te lo juro, no podría vivir sin ti. O al menos no querría hacerlo porque...
Los labios de Colette volvieron a cerrarse sobre los suyos, haciéndole suspirar mientras correspondía al contacto, sintiendo que se relajaban ambos, que el mundo se volvía poco a poco un lugar más bonito.
Sonrieron rompiendo el contacto, mirándose a los ojos antes de que Colette compusiera una mueca de desagrado.
—¿Qué pasa? —quiso saber Oliver, confundido.
—Ya estoy escuchando a tu madre y su discurso de "esa no te conviene". Me conoce demasiado.
—Mamá te adora
—Sí, como amiga, pero como nuera...
—Creo que le encantará —prometió Oliver conmovido —, no te adelantes a las circunstancias. Además, hoy estará ocupada como para…
—¡La boda —exclamó Colette pasmada, empujando a Oliver y subiéndose a la motocicleta de un salto antes de mirarle con apremio y reproche —, muévete, corazón! Vamos tarde.
Oliver soltó una carcajada ante aquello, antes de ocupar el lugar atrás de la chica y aferrarse a su cintura.
El monstruo, como ella solía llamar a su motocicleta, dio un tirón hacia el frente que hizo tambalear al copiloto antes de soltar una carcajada.
—Tómalo con calma, primor —exclamó por encima del rugido del motor.
—Ya que lleguemos lo tomo con calma, bebé —respondió la chica divertida, deleitándose en la forma en que las manos de Oliver se cerraban en torno a sus costillas.
.
Estaba nervioso.
¡Dios! Estaba nervioso.
¿Por qué estaba tan nervioso?
Los invitados esperaban afuera de la iglesia, charlando animadamente mientras esperaban por la novia, todos salvo Luka, que se mordía la uña del dedo meñique mientras miraba cada varios segundos hacia la entrada al atrio, preguntándose por qué no aparecía el auto de Juleka con su prometida encima.
—¿Terminaste con tu plato de entrada o te ofrezco mi meñique? —bromeó Adrien al ver a Luka bajar la mano para frotar sus palmas, mirando a su alrededor y sonriendo a la gente que llegaba y se adentraba en la iglesia.
—Planeaba seguir con el pulgar, pero de pronto se me quitó el hambre.
—Luka, faltan quince minutos, relájate.
—Sí —musitó en medio de un suspiro, buscando calma en las esmeraldas del rubio mientras más gente seguía llegando a la iglesia —, perdón, sí. Es que, he esperado doce años por este momento, no me pidas calma justo ahora. O empeorará mi estado.
Adrien sonrió revisando su reloj y asintiendo una vez antes de pasar de nuevo un brazo sobre los hombros de Luka, ofreciéndole calma sin darse cuenta de aquello.
—Está a punto de entrar —prometió el rubio mientras miraba sobre su hombro y sonreía con ganas —, saluda a la gente mientras esperas, no seas descortés.
—¡Ja! No tengo cabeza para existir.
—Menos cabeza vas a tener ahora, créeme.
Luka miró sobre su hombro, movido por la curiosidad, y sintió que se le secaba la garganta al ver a Louis Couffaine entrando al atrio al lado de Jagged Stone, ambos hombres riendo y bromeando alegremente entre ellos mientras se acercaban.
Sí, se le cerró la garganta al verlos llegar juntos mientras Anarka pasaba saliva unos metros atrás.
Dios, ¿podía ponerse incómodo el momento? Luka sintió que sudaba frío al verlos ahí, pero respiró profundo para serenarse y se encaminó hacia ellos, armándose de valor mientras Sass le transmitía también un poquito de calma.
—Hola —murmuró el muchacho alternando miradas con ambos hombres, preguntándose qué hacer a continuación.
Los brazos de Louis se cerraron en torno a su cuello y Luka correspondió al abrazo con una sonrisa melancólica en el rostro. Olía a colonia, a la misma colonia que se ponía cuando él era un niño pequeño y Louis tenía una entrevista formal o un día importante. Llevaba un traje gris oscuro completo, el más elegante que le hubiese visto hasta ese momento, también el más fino (sí, tanto hablar con Marinette y Adrien le había dejado varios conocimientos sobre moda y estilo), y agradeció sobremanera cuando él le desorganizó un poco el cabello, sonriendo dulcemente.
—Dios —musitó divertido al ver a su hijo tan nervioso —, tranquilo, te dará algo.
—Dame algo de crédito —soltó Luka frunciendo el entrecejo mientras Jagged le abría los brazos también, permitiendo que fuera Luka el que se acercaba para reclamar su abrazo.
—Let's give him a break —exclamó Jagged divertido —¿Listo para el gran paso?
—Desde que tengo dieciséis.
De nuevo, Louis le desorganizó un poco el peinado al muchacho, consiguiendo que Adrien los alcanzara al fin, sacando un peine del bolsillo interno y reorganizando la mohicana de Luka mientras refunfuñaba por lo bajo.
—Mírate nada más —soltó Jagged barriendo a Luka de pies a cabeza, reconociendo el conjunto como un esmoquin completo —. Hoy ni siquiera pareces una estrella de rock. ¿Qué te hizo esa mujer?
Luka soltó una carcajada mientras Adrien terminaba de arreglarlo otra vez.
Zapatos lustrados, de charol, brillantes como la noche. Camisa blanca, obviamente, finamente planchada y diseñada a la medida, el sastre se había esforzado mucho en confeccionarla de manera que resaltara lo mejor en la figura de Luka, que sus hombros anchos se vieran estilizados y se pronunciara la diferencia con la cintura. Pantalón negro con sus respectivas franjas de seda a los costados, resaltando ligeramente con su brillo contra el mate de la tela. El fajín iba oculto bajo el chaleco gris claro en combinación con la pajarita y las solapas de la chaqueta recta, porque a pesar de ser negra tradicional, tenía seda en las solapas y el cuello, un toque elegante que hizo resaltar el azul cian en su cabello. El pañuelo del bolsillo había sido meticulosamente seleccionado para hacer perfecto juego con el color de su cabello y no desencajar con los ojos de Marinette. El cabello lo llevaba trenzado al costado de la cabeza, tres hileras de trenzas apretadas al igual que en su concierto anterior, y el resto peinado de lado, una mohicana que pretendía ser un gesto rebelde que le recordara a todo el mundo que él era el guitarrista de Kitty Section y además un solista reconocido de talla internacional, pero que había terminado encajando perfectamente con todo el juego de galantería y elegancia.
—Listo —anunció Adrien a media voz —, como nuevo.
—Qué sorpresa verlos juntos —murmuró Luka para sí mismo, encarando a los recién llegados.
—Perdóname Luka —comenzó Louis divertido, metiendo las manos en los bolsillos y bajando la mirada, abochornado —, pero no me iba a perder la boda del hombre al que crie como si fuera mi propio hijo.
Luka sonrió con las mejillas sonrojadas, avergonzado tras el recuerdo que le invadió la mente al escucharle decir aquellas palabras, la forma en la que se había estructurado esa frase.
Luka tendría quince años más o menos, Louis había llegado al barco de la libertad en la madrugada, al mismo tiempo que Luka. Le había seguido la pista luego de la última pelea de bar y ahora le suplicaba que dejara a los reptiles.
Luka jamás olvidaría aquellas palabras, la frase gritada en medio del rencor y la desesperación de saber que no podía hacer nada.
—Tú ni siquiera eres mi padre, no te atrevas a decirme qué hacer.
Porque suficiente era no saber quién era su padre biológico como para que, encima, el hombre al que había admirado desde que se había casado con Anarka justo antes de romperles a los tres el corazón, viniera a pedirle que no se uniera a los reptiles.
—Tenía que estar en la boda de mi hijo —se corrigió a sí mismo con una sonrisa radiante, antes de que Jagged carraspeara divertido —. Y este distinguido caballero que me encontró en el camino se ofreció a traerme.
—Yo soy invitado de la novia —bromeó el rockero haciendo a Luka reír, antes de ponerle una mano en el hombro y sonreír de medio lado —, tampoco yo podía perderme este momento, hijo.
—¿Ahora todo el mundo llama hijo a Luka Couffaine? Déjenme sumarme —pidió Travis Maunier llegando hasta ellos y sonriendo ampliamente, abriendo los brazos y apretando a Luka contra su pecho cuando el muchacho le recibió la felicitación —, déjame darle el pésame a Marinette antes de que diga "sí, acepto".
—Si alguien grita que se opone, lo mato —soltó Luka entre divertido y angustiado.
—¿Eh? ¡Pero si yo me quería oponer por el bien de Mari! —exclamó Gustav llegando hasta ellos antes de atrapar el cuello de Luka con el brazo y amenazar con rascarle la nuca con los nudillos, ganándose una amenaza silente por parte de Adrien.
Y entonces, Kagami entró corriendo al atrio en busca de Adrien para hacerle saber que habían llegado por fin, el auto de Juleka hizo acto de aparición y Adrien llamó a todo el mundo a entrar a la iglesia, a los padrinos y familiares acomodarse en fila para entrar.
—¿No baja? —urgió Luka alzando la mirada y maldiciendo el polarizado ahora que veía a Juleka salir de su vehículo y saludarle con el movimiento de su mano.
—Es de mala suerte, la verás cuando camine hacia el altar —soltó Adrien empujando a Luka hasta hacerle tomar posiciones.
Tom y Sabine se acercaron a él antes de volver a su sitio, y el panadero sonrió dando una palmada al hombro de Luka mientras contenía el llanto.
—Tom quiere que sepas que estamos orgullosos de ustedes dos —informó Sabine enternecida, tomando una mano de Luka y sonriéndole para infundirle valor —, y no podríamos estar más felices ahora que por fin darán este paso tan grande y tan esperado.
El padre de Marinette asintió varias veces con la boca apretada en un puchero que conmovió a Luka, también él quería llorar, pero el canon comenzó a sonar desde dentro de la iglesia, anunciándoles que debían comenzar con su procesión.
Anarka sonrió ofreciendo su brazo a Luka y el muchacho sonrió asintiendo una vez, avanzando a pasos lentos por aquel pasillo que pareció eterno.
Vio a sus amigos del instituto, a los amigos de Adrien y Marinette. No pudo evitar el nudo en la garganta al percatarse de que cada portador llevaba en su vestimenta los colores de su miraculous, un guiño personal que se había convertido en su marca de agua con el paso de los años para todos y cada uno de los momentos clave en su vida. Alya usaba el pendiente a todas luces (siempre alegando que lo había comprado como una baratija en un bazar de imitaciones), la corbata de Nino con diseños de tortugas. Kagami usando un vestido chino con un dragón bajando por el costado. Las solapas verdes de Adrien y sus mancuernas de garras. Chloé llevaba un vestido a rayas amarillas y negras mientras su coleta lucía varios listones negros.
Colette, Oliver y Erik estaban sentados más allá. Los tres lucían las chaquetas de reptiles por encima de la ropa de gala, y ambos reptiles oficiales usaban en su ropa los colores distintivos de sus divisiones.
Sonrió divertido, no pudo ahogar la risa al ver a Denisse de pie al lado de Andree. La asistente llevaba el cabello suelto, sus rizos desorganizados por primera vez lucían ordenados y dulces, caireles que enmarcaban su rostro con delicadeza, sujetos por una diadema plateada con algunos destellos; el vestido verde esmeralda de cuello redondo y cola de pato también tenía varios bordados en piedras plateadas y blancas, haciéndole lucir como un precioso reloj de arena. La chica se había horrorizado al escuchar la tonalidad que Marinette había propuesto al diseñarle la vestimenta, pero incluso su cabello rubio oscuro parecía más vibrante, y sus ojos, ocultos tras los lentes de marco negro, parecían relucir como dos faros mientras ella se limpiaba discretamente las lágrimas, procurando no arruinarse el maquillaje. Andree a su lado, a pesar de llevar sobre los hombros la chaqueta que lo distinguía como rey de los reptiles, usaba un esmoquin azul eléctrico con las solapas negras de seda, parecía un modelo de revista, y también parecía estar a punto de echarse a llorar mientras se peinaba hacia atrás su cabellera cobriza, desviando el rostro cuando Luka le buscaba la mirada.
Kitty Section...
Juleka y Rose se sujetaban por las manos, mirando a Luka con una sonrisa radiante, estaban en primera fila al lado de Iván, cada uno portando sus colores distintivos, casi podía verlos usando aquellas máscaras de papel maché que Marinette había pintado con sus propias manos cuando tenía quince años y Bob Ross había intentado robarles un triunfo. Mýléne obviamente estaba al lado de su novio, resguardada bajo su brazo, sonriéndole con un gesto amplio y las mejillas llenas de lágrimas.
Por fin se terminó el pasillo y Luka pudo darse la vuelta para encarar la entrada. Adrien se paró a su lado, poniendo una mano en su hombro y tirando un poco antes de murmurar en su oído.
—Si alguna vez le vuelves a romper el corazón, no tendré piedad al masacrar tu cuerpo y matarte después —prometió con una sonrisa radiante, pero veneno destilando en cada palabra, haciendo a Luka tensarse en su sitio.
—Si alguna vez le vuelvo a romper el corazón —respondió usando el mismo tono de voz mientras sonreía con ganas, sabiendo que la amenaza era real, pero que Adrien se encontraba ahora tan preocupado por la felicidad de Marinette como por la suya —, yo mismo me voy a entregar.
—Ahora respira —pidió suavizando la voz y dejando la tensión ir en un suspiro que contagió al guitarrista, haciéndole estirar el cuello para tratar de ver el final del pasillo —, que está por entrar la mujer que más te ama en este mundo.
Luka suspiró orgulloso al escuchar aquellas palabras y asintió una vez.
Sabía que la marcha nupcial era la música que anunciaba la entrada de Marinette al templo, pero esa no fue la música que Luka escuchó en su cabeza cuando por fin, la novia apareció en la puerta de la iglesia aferrada al brazo de su padre, suplicando no tropezar con sus propios tacones.
Por Dios, había caminado cientos de pasarelas. ¿Por qué tanto nervio ahora?
(Life to come – The Killers)
El rostro cubierto por un velo de seda fina, no podría verla hasta que estuviera más cerca, pero no quedaba dudas, se trataba de su musa, de su Petit.
La chica parecía diminuta al lado de su padre, que se limpiaba las lágrimas cada varios segundos y sonreía con orgullo.
El vestido era blanco, sí, blanco puro y largo al suelo, escote en V, tirante ancho de pliegues, un diseño que tenía aires griegos por donde le mirases, ceñido a la cintura por un cinturón bordado de pierdas rosa pastel con alguno que otro cristal rojo o negro.
Porque ese día ni ella ni Luka llevaban sus colores de portadores a todas luces, a diferencia del resto. Ese día ellos portaban con orgullo el rosa y el azul, el cliché clásico llevado a otros niveles. Hades y Perséfone cumpliendo con el mito y consumando aquella unión sagrada destinada a ser. Porque esa boda no se trataría de dos portadores luchando contra el destino con tal de estar juntos, sino de dos muchachos locamente enamorados y preparados para escribir su propia historia de amor.
Adrien volvió el rostro, preguntándose si Luka habría perdido el habla por fin.
¿Cómo no conmoverse ante esa escena?
Luka estaba erguido en toda su estatura, con las mejillas cubiertas de lágrimas, con el cuerpo tieso por la ansiedad y la sorpresa, admirando a su hermosa novia caminando hacia el altar a pasos lentos, odiando y amando su sentido musical y que lo estuviera haciendo a tempo.
—Ahí está tu novia —murmuró Adrien con media sonrisa.
Y Luka por fin se quebró. Rompió en llanto, cubriendo sus ojos un momento antes de levantar la mirada y llevarse ambas manos a la boca, riendo y sollozando por igual. Sí, ahí estaba su novia, hermosa, radiante, real...
Marinette usó la mano del ramo para levantarse el velo y sonreírle al guitarrista, saludando tímidamente en la distancia y luchando contra sus propias ganas de llorar, recordando la conversación de la madrugada, antes de ocultarse de nuevo bajo la tela.
—¿Llorarás cuando me veas en el pasillo? —había cuestionado ella, medio dormida, mientras Luka le acariciaba el cabello con parsimonia.
—Na —había dicho con desenfado, llevando la mano libre bajo su nuca —, he esperado este momento toda una vida, más bien sonreiré como el hombre más orgulloso de París.
Mentiroso.
Se dobló sobre sí mismo una vez cuando la chica agitó el ramo a manera de saludo, con las mejillas sonrojadas y pensando para sí mismo un "qué bonita es", que había sonado por primera vez cuando ella tartamudeó en su camarote, una vida atrás.
—Me voy a casar con ella —dijo Luka con un puchero mimado e infantil, mirando a Adrien mientras las lágrimas seguían saliendo.
El rubio soltó una risa antes de darle una palmadita en el hombro y asentir, suspirando profundamente y viendo a Marinette con un amor en los ojos que, para cualquier persona, sería muy difícil de explicar.
La chica volvió a ocultar su rostro tras el velo, haciendo a Luka reír con ganas, pero en voz baja, preguntándose si Marinette estaría tan nerviosa como él mientras se dirigía hacia su destino.
Los metros se redujeron a centímetros, Tom se detuvo al fin, encarando a su hija antes de descubrirle el rostro y acariciarle una mejilla. Marinette se colgó de su cuello, parada en las puntas de los pies con mucha dificultad, recibiendo el abrazo de aquel hombre antes de darle dos besos y encarar ambos a Luka.
—Ella es mi tesoro más grande —dijo Tom a media voz, haciendo a Luka asentir con solemnidad —, por favor, cuídala mucho —su voz se quebrantó de último minuto mientras él le ofrecía a Luka una mano a manera de saludo, gesto que pretendía ser una ofrenda, pero se sentía como una súplica.
Luka aceptó el apretón, sus manos chocaron haciendo eco por el lugar y haciendo a alguno que otro dar un brinquito por la impresión.
—Ella es mi mayor tesoro también.
—Sé que sabrás hacerla feliz —admitió Tom con una sonrisa dulce.
—Tom —soltó Luka con un nudo en la garganta, secando sus lágrimas con la mano disponible, con tal intensidad que al aludido se le cerró la garganta —, yo te juro por mi vida que dedicaré cada minuto disponible de mi existencia para hacerla la mujer más feliz del mundo.
—Ay, Dios —murmuró Marinette haciendo respingar a los hombres de su vida.
Luka cambio su atención a Marinette mientras Tom se retiraba, le tomó el rostro en un acto devoto, admirando a detalle su belleza, como si fuera la primera vez que la veía, como un mortal contemplando a la diosa más bella.
No pudo evitarlo, se arrodilló frente a ella y sonrió de medio lado.
—Marinette Dupain-Cheng, ¿Todavía te quieres casar conmigo?
El guitarrista le besó la mano, la chica soltó una risita por lo bajo mientras Luka se enderezaba y ambos encaraban al sacerdote, listos para lo demás…
Lo demás no, el principio.
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Luka pasó saliva con dificultad, se sentía aletargado, rígido, Marinette a su lado Lucía tranquila y entusiasta, escuchando atentamente las palabras dichas por el sacerdote, sonriendo y asintiendo ante sus palabras, respondiendo educadamente cuando las oraciones lo ameritaban; sabía que a su alrededor la gente sonreía y lloraba, pero cada sonido llegaba hasta él como un eco distante y distorsionado. Recitó las oraciones en automático, siguiendo las voces del resto y mirando a Marinette de reojo, gesto que le servía para asegurarse de ir correcto en lo que decía.
Tomó asiento, se puso de pie, respondió a las oraciones, bajó la cabeza, todo en automático mientras la ceremonia ocurría sin que él pudiera siquiera percatarse de aquel hecho.
Dios, se había preparado para ese momento durante tanto tiempo, pero bien le había dicho su padre que nada le haría estar listo para el gran sí.
—Nana dijo unos votos preciosos, yo me quedé llorando como un tonto cuando la escuché. Dios, debí ir primero —soltó con risas flojas y desgarbadas antes de palmera el brazo de su muchacho—. No, no estaba listo para eso, conocía sus votos desde tiempo atrás, pero escucharla decirlos… nada te prepara para eso.
—¿… ni nadie los presione? —dijo el sacerdote, haciendo a Luka volver de golpe a la realidad.
—¿Perdón? —soltó confundido en medio de un respingo.
—Yo sí —soltó Marinette con voz cantaría, divertida ante el desconcierto de su enamorado.
Y aunque Marinette a su lado soltó una risa discreta oculta tras su ramo, Kagami tuvo que detener a Adrien, que hacía amago de levantarse con toda la intensión de ir a golpear a Luka.
—Dale una oportunidad —murmuró la oriental, dando palmaditas a la rodilla de su novio.
El sacerdote le dedicó una mirada de reproche a Luka, negando con la cabeza ante su distracción antes de aclararse la garganta y repetir con aires fastidiados.
—¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad, sin que nadie los obligue ni nadie los presione?
—¡Ah, eso! —exclamó el guitarrista, haciendo a Marinette reír con más ganas —. Sí, no veía la hora.
—¿Seguro? —insistió el sacerdote enmarcando una ceja con sarcasmo, pero la mano de Luka encontró la de Marinette a su lado, y el muchacho sonrió confiado.
—Si el Dios en el que creo hizo mi alma con un propósito —murmuró intenso antes de mirar a Marinette a los ojos y hacerla sonrojarse —, fue para llegar con esta mujer al altar.
—Luka —musitó Marinette en medio de un suspiro, un hilo de voz que salió sin fuerzas.
El sacerdote carraspeó antes de aclararse mejor la garganta y mirar con reproche al muchacho, reacio de admitir que se había conmovido con aquellas palabras, negando con la cabeza mientras Adrien se serenaba en su sitio, cruzando los brazos fuertemente contra su pecho.
—¿Están dispuestos a amarse y honrarse mutuamente en su matrimonio por lo que reste de vida?
—Sí —respondieron al unísono —, lo estamos.
—¿Hay alguien presente que desee oponerse a esta unión, o sepa de alguna cuestión por la que este matrimonio no deba llevarse a cabo?
Marinette enarcó las cejas, componiendo una mueca de nerviosismo, "¿Crees que alguien se oponga?"; Luka sonrió guiñándole un ojo. "Todo estará bien"
Algunos murmullos entre los presentes, el cuchicheo habitual durante la pausa obligada, las personas preguntándose si alguien se opondría, y luego Colette girando en su sitio, mirando a la gente.
—Si alguien se atreve a oponerse se las verá con las serpientes del herpetario.
Oliver a su lado se cubrió los ojos sintiendo pena ajena mientras Erik asentía, respaldando la amenaza de aquella serpiente y Andree soltaba una carcajada.
Luka ahogó una risa discreta mientras Marinette volvía la vista, pasmada ante lo que había ocurrido, entre divertida y escandalizada. Definitivamente su boda sería la anécdota más divertida que pudiera contar a sus hijos alguna vez. Aunque Oliver hubiera estado presente.
El sacerdote volvió a carraspear, considerando seriamente oponerse a continuar mientras las cosas siguieran así de irreverentes, pero algo en la mirada enamorada que Luka y Marinette intercambiaron, le hizo suspirar con resignación. Tampoco era la boda más rara que hubiese oficiando. Hasta ahora.
—Frente a frente —ordenó para los novios.
Marinette y Luka se tomaron de las manos y sonrieron radiantes, con los ojos anegados y a punto de desbordarse.
—No es justo —murmuró Marinette en medio de una risita mientras Luka sacaba el pañuelo de su bolsillo para limpiarle el rabillo de los ojos —, yo estoy usando delineador.
—Yo te cubro, ma cher… —prometió a media voz antes de entregarle su pañuelo y acariciarle una mejilla, y aquella, como tantas otras, fue una promesa dicha con voz trémula, un secreto que les pertenecería a ellos para la eternidad.
La curiosidad movió a los presentes, ¿qué había dicho Luka para que Marinette sonriera de aquella forma radiante y orgullosa? Las mismas palabras que Panthère solía dedicarle a Ladybug cuando peleaban lado a lado. Cinco palabras en las que le entregaba su vida.
—El novio primero —inició el sacerdote, viéndose interrumpido por Luka.
—Sí, por favor, estoy seguro de que ella me hará llorar y perderé la voz.
Fue un carraspeo, la paciencia agotándose lentamente en aquel ministro mientras Luka y Marinette se encogían en su sitio bajo la atenta mirada de sus invitados, ella mirándolos de reojo, él mirando al sacerdote.
—Y me imagino que tan distinguido caballero, escribió sus propios votos.
—Algo así —murmuró Luka alzando la mirada hacia Iván, que ya se dirigía hacia ellos con la guitarra del novio y una sonrisa radiante mientras los murmullos llenaban aquella iglesia y Marinette abría los ojos, sorprendida por aquella intervención. ¿Qué planeaba Luka?
De pronto todo el nerviosismo se había desvanecido y Luka volvía a sentirse como pez en el agua, porque el único otro lugar al que pertenecía con tanta intensidad como a los brazos de Marinette, era aquel en el que podía sostener su guitarra, qué mejor si podía combinarlas, y el día de su boda.
(MIRACULOUS | SOUNDTRACK: Luka's Tune for Marinette [SEASON 3 SPECIAL | BOTH VERSIONS])
Marinette suspiró con los ojos anegados, recogiendo las lágrimas en el pañuelo de Luka antes de que se desbordaran, y liberó un sollozo reconociendo la primera melodía que Luka había compuesto para ella luego de que, al fin, se hicieran novios por primera vez.
—Luka —murmuró la chica conmovida mientras la gente comenzaba a lagrimear también.
—Sabes, Petit, memoricé los votos de cuatro religiones con tal de entender cuál iba mejor para hacerle justicia a lo que tú merecías en este día tan importante, y descubrí que se parecen mucho entre ellos —murmuró al ritmo de los arpegios —, el formato es muy similar entre sí: Yo, Luka a Couffaine, te tomo a ti, Marinette Dupain-Cheng como mi legítima esposa para serte fiel: en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en el COVID y cuando pase la pandemia.
Marinette soltó una carcajada ante esas palabras, lo mismo que algunos de los asistentes.
—Excéntrico —acuso divertida.
—Te estás casando conmigo —refutó agachándose en una rodilla, hablando como si le dijese loca o algo parecido —, para amarte y respetarte durante cada día de mi vida —concluyó con una sonrisa soñadora —. Sin embargo, no hacía justicia a lo que quería prometerte, porque todo eso ya te lo había prometido y demostrado, de hecho, tengo testigos.
Algunas voces se alzaron tímidamente para respaldar aquello, y aunque Adrien podría haberle gastado una broma, prefirió guardarlo para la fiesta, para un momento menos solemne, aunque Luka y Marinette hubiesen logrado quitarle toda la seriedad.
—Y lo has hecho increíble —prometió Marinette enternecida por la sonrisa boba que le dedicó su enamorado.
—Sabía perfectamente que prometerte la luna y las estrellas sería trillado, y aunque convertimos los clichés más gastados en magia pura, creo que actualmente no hay una estrella que no haya sido prometida, salvo, tal vez, tu sonrisa. Así que no, tampoco eso iba bien. Pensé hacerlo con música, y ya te había compuesto todas las canciones posibles, muchas ni las conoces —apuntó divertido mientras cambiaba la nota de su círculo, haciendo a Marinette mirarle con curiosidad —, pero para presentarte esas canciones me queda una vida por delante, así que pensé en tomar las palabras que otros habían dicho antes de mí. Por cierto, no quiero que esto se me olvide, Maunier quería darte el pésame antes de que dijeras "acepto".
Marinette volvió el rostro hacia el detective y rio disimuladamente cuando lo vio asentir, encogiéndose de hombros.
—Y Gustav también.
—¡No es cierto! —Gritó en defensa el aludido —Yo me iba a oponer.
Murmullos, risas, Marinette amenazando con lanzar su ramo en dirección al aludido y Luka deteniéndola con el siguiente cambio de rasgueo.
—Hace doce años que sueño con llegar a este día y, durante años: Todos mis amigos dijeron, que debería seguir adelante, ella es solo una chica más. No dejes que se te pegue tan fuerte al corazón. Y todos mis amigos dicen que no estábamos destinados a ser y que es un mundo enorme, ella es solo una chica más, sólo una chica más. (Just another girl – The killers). Qué equivocados estaban, tu definitivamente eras la indicada, y me lo decías con cada gesto de tu existencia. Algo en la forma en que ella se mueve que me atrae como ninguna otra amante. Algo en la forma en que me enamora... ahora no la quiero dejar (Something – The beatles). Era difícil pensar en otra cosa, y que todas mis ex novias me perdonen, empezando por una de tus damas de honor, pero tenían todas ellas algo en común: ninguna era tú, y no importa qué hice en estos años, jamás hubo algo que me ayudara a sacarte de mi corazón, así que el día de hoy Te desafío a dejarme ser el elegido para ti, prometo que valgo la pena para sostenerte en mis brazos (One and only - Adele). No me queda el tono, lo siento —se excusó cortando abruptamente su canción, cambiando los rasgueos y el tono en que tocaba antes de reanudar —así que, ¡vamos!, dame una oportunidad para probar que soy el que puede caminar esa milla contigo hasta que comience el final, no, no era lo que trataba de decir, después pensé Yo no vi esto venir, lo admito. Pero si piensas que me retractaré, olvídalo. Te dije que sería el elegido, estaré ahí en la vida que está por venir. Y si tú clamas mi nombre yo correré, ya sea o no esta noche, o en la vida que vendrá (Life to come – The Killers), pero no sólo lo había visto venir, encima lo ansiaba, tenía que cambiar de estrategia, ¿recuerdas que te invité a salir para esta fecha? Bueno, Es una bonita noche, nosotros buscábamos alguna tontería para hacer. ¡Hey baby!, creo que quiero casarme contigo (Marry you – Bruno Mars)
—¡Basta! —exclamó Marinette desternillándose de la risa mientras Luka ralentizaba sus rasgueos.
—¿Es la mirada en tus ojos o es la bebida? ¿A quién le importa, baby? Creo que quiero casarme contigo.¿No? —cuestionó mientras Marinette seguía riéndose y sacudía la cabeza de un lado al otro —, pues entonces no. Sin embargo, quiero dejar claro algo: Lo supe cuando te sostuve, que no te dejaría ir, no, no, no (Runaways – The killers). Dios, definitivamente es más fácil con música —soltó divertido mientras Marinette reía un poco ante la forma en que Luka parecía estar recapitulando toda su historia juntos en aquellos votos de amor —. No tienes idea de cuántas noches pasé queriendo cuidar de ti, velar por tus sueños, convertirme en un guardián, y me preguntaba si alguna vez me concederías el placer de caminar a tu lado otra vez. ¿Temblarías si rozara tus labios? ¿Te reirías? Oh, por favor dime esto. Ahora, ¿morirías por aquel a quien amas? Sostenme en tus brazos esta noche. Puedo ser tu héroe, baby, puedo desaparecer el dolor con un beso, estaré a tu lado por siempre, tú me puedes dejar sin aliento (Hero – Enrique Iglesias).
—Tú ya eres mi héroe, Luka —soltó Marinette en medio de un sollozo.
—Entonces es simple: Hoy te prometo amor eterno, ser para siempre tuyo en el bien y en el mal. Hoy te demuestro cuanto te quiero amándote hasta mi final (Hasta mi final – Il divo). Marinette, decidí tomarte la palabra, estos son mis votos, porque a la mujer que logró tomar todo el miedo que tenía de enamorarme de verdad y lo rompió en mil pedazos que se perdieron entre las estrellas y su reflejo en el Sena al pie de mi camarote, a la única persona que logró hacer brotar de una todos mis miedos e inseguridades, a la mujer que bailaba valses sin música al lado del Sena a los dieciséis, y que vino llorando a mí cada vez que su mundo se deshizo, y que corrió a mis brazos cada vez que su mundo volvió a empezar, a mi reina del inframundo, no puedo prometerle menos que esto —Luka volvió la mirada al sacerdote, que también parecía conmovido ante tanta palabrería, aquella parte del discurso era para él, no para su esposa, así que prestó especial atención a las palabras del guitarrista, asintiendo para que prosiguiera —, de todo lo dicho hasta este momento, sí a las anteriores, me caso con ella.
Aunque todos los presentes se sentían muy conmovidos por los votos de Luka, trillados y originales al mismo tiempo, Marinette se desternilló de risa, comprendiendo como un chiste local a qué se refería Luka al decir que le tomaba la palabra.
¿Hacía cuánto habían bromeado al respecto? ¿Una vida? ¿Un mes? ¿La mañana anterior?
Luka terminó con sus acordes y arpegios, entregó la guitarra a Iván y volvió al altar, enarcando las cejas como si pudiera su opinión a la chica.
—Lo dicho —aseguró ella asintiendo, todavía conteniendo las ganas de romper en carcajadas y limpiando sus lágrimas —, fue perfecto.
—Ahora la novia —pidió el sacerdote mirando a Marinette.
—No esperes que yo lo haga con la guitarra —pidió ella divertida mientras Luka le acariciaba las manos con los pulgares —, aunque si alguien pudiera tocar la armonía de "La vie en rose" para mí, se lo agradecería mucho. En do.
—No "La vie en rose" —bromeó el muchacho con un puchero infantil —, es sosa y empalagosa.
—¡Es un himno al amor!
—Es una canción de suvenir turístico.
—¡Es bellísima!
El sacerdote se aclaró la garganta, mirando a los novios con el entrecejo fruncido. Marinette bajó un poco el rostro, apenada claramente, mientras Luka sonreía a manera de disculpa.
—Es que eres un amargado —soltó la chica entre dientes, por lo bajo, pero Luka igual la escuchó volviendo el rostro a toda velocidad, mirándole con suspicacia y una sonrisa ladina.
—Amargado: adjetivo calificativo de un individuo con buen criterio.
—¿Podemos seguir? —soltó el sacerdote, ofuscado por el comportamiento infantil de aquel par, ignorando por completo que Sass se retorcía divertido en el bolsillo de su portador, lo mismo que Tikki oculta entre el ramo de la novia.
—Luka Couffaine —soltó la chica irguiéndose, sujetando con firmeza las manos del guitarrista y haciéndole soltar un par de risas discretas con lo acartonada que se puso ante el último reproche —, yo, Marinette Dupain-Cheng te tomó como mi legítimo esposo, para amarte, respetarte… —dudó. Por un momento la chica dudó al pronunciar aquella palabra, y si bien los más cercanos a ellos intercambiaron miradas de preocupación ante dicho gesto, la sonrisa del guitarrista que contraía nupcias esa tarde sólo hizo por ampliarse ante la sinceridad de aquella chica —. Te mentí, Luka.
Silencio…
El silencio se alzó por todo el espacio cuando Marinette pronunció aquellas palabras. Invitados, familiares, amigos, incluso la gente que no conocía a los novios y que había asistido a aquella ceremonia se había quedado en silencio cuando la diseñadora pronunció aquellas palabras.
La duda que se alzaba entre los extraños de manera uniforme, la misma pregunta se conjugaba en sus mentes de manera diferente. ¿Cómo era posible que, luego de semejantes votos, la chica saliera con algo así?
¡No!
No, simplemente no.
Aquella tal Marinette Dupain-Cheng no tenía derecho a arruinar ese momento tan especial que Luka había creado. Los votos del guitarrista habían levantado suspiros y sonrojos a la audiencia, despertado deseos e ilusiones, y más de alguna chica había fantaseado con ser ella a la que se le recitaban aquellas promesas. ¿Cómo se atrevía la tal Marinette Dupain-Cheng a arruinar el momento?
(Mi verdad – Maná & Shakira)
Pero el novio sonreía radiante.
—Ah, ¿me mentiste?
—Sí —y su respuesta fue pronunciada con tal determinación que la gente a su alrededor guardó todavía más silencio, si es que aquello era posible.
Incluso el sacerdote tenía una mirada de reproche para la novia, que sonreía débilmente mientras la mano del guitarrista tomaba su mejilla en una caricia dulce y soñadora.
No todos estaban asustados, Adrien también sonreía desde su sitio, y Kagami. Alya no estaba segura de qué pensar, Juleka estaba horrorizada.
Colette quería matarla, a pesar de la sonrisa ladina de Luka. Y el brazo de Oliver le rodeo los hombros, apretándola a su costado para evitar que se moviera.
—El otro día —comenzó insegura, sonriendo tímida mientras recargaba el rostro contra la palma de Luka antes de mirarse de nuevo a los ojos —, bueno, es que, tu dijiste, yo mentí cuando dije que no eras el centro del universo —si Luka retiró la mano fue solamente por la sorpresa de aquella declaración que le hizo retroceder medio paso, como si de verdad las palabras de su musa acabaran de tomarle desprevenido luego de tanto tiempo de conocerla perfectamente —, estabas alardeando —puntualizó la chica divertida, acusando de nuevo a Luka de ser un fanfarrón a todas luces —, y alguien tenía que ponerte los pies en la tierra, así que te mentí y dije que no eras el centro del universo cuando, la verdad, te habías convertido en el centro de mi propio mundo. Te mentí una buena cantidad de veces la primera vez que fuimos novios, era mentira cuando dije que me fui del cine por agua y no volví hasta finalizar la película, mentí en el Liberty cuando fui al repelente de mosquitos, te mentí cuando fuimos al museo y dije que me perdí en el ala nueva. Mentí en la biblioteca cuando dije que me había olvidado del teléfono en casa y tenía que volver. Mentí cuando dije que ya no estaba enamorada de Adrien a los quince, y luego mentí de nuevo cuando dije que no tenías de que preocuparte por seguirlo viendo; lo confieso aquí y ahora, si me estaba viendo con Adrien cuando cumplimos nuestro sexto mes de novios esta vez, fue él quien me llevó a elegir la Fender que te regalé.
—Desgraciado —exclamó Luka divertido, apuntando a su padrino con el dedo —, sabía que estabas involucrado, ¿por qué lo negaste?
—¡Se lo juré por mi anillo! —Defendió el rubio, divertido —Y ya se está confesando ella.
Luka soltó una risita y miró a Marinette, enarcando una ceja en espera de la siguiente confesión.
—¿Alguna otra confesión? ¿Eres Ryuko? ¡Por favor confiesa que eres Multimouse!
Marinette le soltó un golpe al brazo, agresión ante la que Luka soltó una carcajada encogiéndose en su sitio.
—¿Really, Luka? ¿Multimouse?
—¿Qué? A ti te gusta Viperion.
Marinette suspiró, molesta y divertida en partes iguales, sabiendo que aquello era un juego secreto entre ellos y los portadores de tiempo completo.
—Aquí el caso es… que si tratara de enumerar todas las veces que te mentí alguna vez no terminaría, y quería llegar a esto: la primera vez que fuimos novios yo tenía quince años, tú me pediste la verdad, y en ese tiempo te dije que era lo único que no podía contarte sin saber cuánto daño te haría puesto que mucha gente te había ocultado la verdad antes que yo. Antes de decir mis votos, quiero confesar.
Anarka estaba sentada en medio de Louis y Jagged, y los tres sabían perfectamente a que se refería Marinette con aquellas palabras. Ellos tres le habían ocultado la verdad a Luka tantas veces y tanto tiempo que se había convertido en su rutina, y sabían que era por el bien de su muchacho, pero pesaba. Así que agradecieron internamente que Marinette diera aquel discurso conmovedor que terminaría por eximir sus pecados y borrarlos de su historia personal.
—Dime la verdad, Petit —pidió el guitarrista con voz dulce —, y sea cual sea, la aceptaré.
—La verdad es, Luka Couffaine —comenzó en medio de un suspiro que contagio a varios de los presentes, suspiro que sirvió para dejar ir lo último de culpa que le quedaba en el cuerpo al poder decir por fin aquellas palabras que había venido cargando durante doce años —, que roncas después de presentarte en un concierto muy activo —primero fue una mueca de sorpresa, y luego Luka hizo un gesto de disculpa que Marinette respondió con un asentimiento y una risita, entrelazando los dedos y acercándose un paso —. La verdad es que el otro día quemaste la base para la tarta de Juleka, y la tuve que repetir. La verdad es que odiaba tener que dejarte esperando en nuestras citas. La verdad es que estuve enamorada de ti más tiempo del que alguna vez estuve dispuesta a admitir por miedo de ser ese monstruo egoísta que eligió a otro sobre ti sólo por tratar de impresionarle. La verdad es que la primera vez que fuimos novios yo estaba enamorada de tu padrino de anillos.
—Pero eso nunca fue un secreto —apuntó Luka divertido.
—¿Lo sabían todos menos yo? —exclamó Adrien, pasmado.
Marinette ignoró la sorpresa de su amigo y sonrió mientras Luka le besaba la frente, un gesto para ayudarle a seguir.
—La verdad, sí —murmuró Kagami en su oído antes de besarle la mejilla.
—La verdad es que todavía me pongo nerviosa cuando se acerca tu cumpleaños, nuestro aniversario, navidad, no sé qué regalarte que sea especial, significativo y útil, ya estuvo bueno de que haga ropa, hago ropa todo el tiempo.
—La verdad —interrumpió Luka con una sonrisa infantil —, si tú me regalas un marco hecho de pasta pintada, o bolitas de papel crepe, igual será perfecto.
(Por lo que reste de vida – Thalía)
Marinette soltó una risita por lo bajo, abochornada por el entusiasmo infantil del guitarrista frente a ella.
Definitivamente la boda no se parecía en nada a la visión que había tenido esa mañana, no había portadores ancestrales, no había dolor o tristeza, no había dudas ni peligros. Las últimas luces de la tarde se colaban por los ventanales altos dando una sensación cálida a la sala. Destellos capturados por los vestidos de gala y las lágrimas de los presentes, ella misma sintiendo ganas de llorar al ver a Luka con los ojos anegados ahora que, por fin, estaban recitando sus votos de amor. Y la dicha rebosando en los corazones de todos, desde Andree en la tercera banca a punto de echarse a llorar mientras Denisse le ofrecía un pañuelo de papel, hasta XY cerca de la entrada porque había llegado tarde como para sentarse al lado de Chloé.
—¿Recuerdas aquella tarde al lado del río, cuando me mostraste la sinfonía del agua? Ese día me pediste la verdad y te dije que era lo único que no te podía contar, y no sabía cuánto daño podía hacerte, pero la verdad es que ese día te estaba protegiendo de mis monstruos y demonios, de todos aquellos que nos perseguían incesantemente, amenazando con quitarnos todo, pero ¡qué ingenua fui! —soltó sonriendo mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y ambos unían sus frentes, sonriendo como un par de niños —, todo el tiempo fuiste tú quien me protegió en realidad.
—¡No digas tonterías, Petit! —exclamó el muchacho apresando a Marinette entre sus brazos y sonriendo ambos dulcemente —Siempre me has protegido con tu vida y yo no sé cómo voy a equilibrar la balanza.
—¡Ay Luka! —exclamó la chica levantando el rostro y mirando al guitarrista a los ojos, que lloraba también —Tú y yo estamos en perfecto equilibrio, no podrías darme más, ni podría ser yo más feliz que cuando estoy a tu lado. La verdad es que tú creíste que a Adrien Agreste le lloré un mar, y en realidad tú fuiste la razón por la que lloré un océano entero, porque no merecías tanto daño y yo sabía que jamás podría expiar mi pecado por haberte causado tanto dolor… La verdad es que yo quería contártelo todo, pero no podía hacerlo… Y ahora ya sabes mi secreto, no esta confesión trillada —dijo entre dientes y risitas, liberando ambos una mano para limpiarse el rostro y contagiando a los asistentes con nerviosismo —, ni el hecho de que siguiera enamorada de Adrien cuando tenía quince años, no sabía que eso no era un secreto; no, ahora sabes toda la verdad… La verdad es que te amo, Luka Couffaine, la verdad es que no queda entre nosotros ninguna sombra qué perdonar o qué reprochar, la verdad es que has demostrado ser mucho más de lo que merezco, aunque haya quienes crean lo contrario (comenzando por tu padrino de anillos y mi dama de honor), la verdad es que no veía la hora para poder decirte todo esto, decirte que quería convertirme en tu reina tal y como lo pediste, y enlazar nuestras almas al fin. La verdad es que esta tarde vengo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y así amarte y respetarte por lo que reste vida… C'est toi pour moi, moi pour toi dans la vie —entonó la chica con voz trémula, consiguiendo que Luka soltara un sollozo ligero antes de besarle la muñeca, donde tenía el tatuaje de aquella canción grabada por su propia mano —, Il me l'a dit, l'a jure pour la vie.
No pudo evitarlo, Luka abrió la boca y la música salió sin poderlo evitar, cantando a dueto, al unísono, sellando aquella promesa de la misma forma en que todo comenzó.
—Give your heart and soul to me, and life will always be La vie en rose.
—Et des que je l'apercois alors je sens en moi, mon coeur qui bat.
El sacerdote carraspeó de nuevo, Luka y Marinette se encogieron de hombros, sorprendidos, antes de mirarle con una sonrisa de disculpa, un gesto infantil y enamorado que hizo que aquel hombre suspirara, rodando los ojos.
—Que el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la Iglesia y cumpla en ustedes su bendición. Lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre. Los anillos.
Hubo una pausa, la gente guardó silencio, acomodándose todos en sus sitios, recomponiéndose luego de tantas emociones, mientras Marinette volvía a cubrir su rostro con el velo.
Pasaron algunos segundos sin respuesta, así que los novios levantaron la mirada hacia Adrien al percatarse de que nadie se acercaba. El rubio dio un saltito en su sitio antes de levantarse a toda prisa, acercándose a ellos con las mejillas ligeramente sonrojadas y haciendo a Marinette reír, mientras Luka le dedicaba una mirada de reproche, negando con la cabeza.
—Ah, para padrino —se quejó mientras Adrien suspiraba.
—Fueron demasiadas emociones para unos votos de amor.
—Yo quisiera verte tratar —soltó Marinette divertida, en el mismo tono del rubio.
—Pronto —prometió él, mirando a Kagami un momento, haciéndola pasar saliva y sonreír dulcemente ante aquello.
No fue como volver a su letargo, ahora estaba presente, más presente de lo que se había sentido en toda la ceremonia. Luka puso el anillo en la mano de Marinette y pasó saliva con dificultad cuando ella hizo lo mismo, recitaron los rezos, recibieron las bendiciones, inclinaron la cabeza con sonrisas radiantes mientras el sacerdote les daba una última bendición, un sermón y un consejo. Se sentían flotando en las nubes, como si todo aquello fuera una ensoñación.
Y entonces pronunciaron aquellas palabras con las que Luka había soñado desde que mandó hacer aquel anillo de zafiro para regalarlo a su musa.
—Los declaro marido y mujer, ya puede besar a la novia...
Suspiraron al unísono, se pusieron frente a frente, Luka tomó los bordes del velo y, con un movimiento agraciado y amable, descubrió el rostro de su esposa, sonriendo ahora sí como el hombre más orgulloso de París.
—Ahora la voy a besar, señora Couffaine —alardeó el muchacho con una sonrisa socarrona, haciendo a Marinette reír discretamente.
—Lo estoy esperando, señor Couffaine.
Se movió tan rápido que Marinette no tuvo tiempo de prepararse, soltó un grito cuando los brazos de Luka se cerraron bajo sus caderas y él la levantó, dando una vuelta en su sitio. Intercambiaron una mirada soñadora con el corazón acelerado, pero latiendo también al unísono.
—Mi Hades... —murmuró la chica divertida, enamorada.
—Mi Perséfone —respondió el guitarrista con devoción mientras deslizaba un poco a Marinette para ponerla a su alcance.
Y en el momento en que sus besos se unieron en comunión, aquel contacto cálido e inocente, ambos sintieron que les quitaban una carga de encima, fue como un ventarrón recorriendo todo el lugar, envolviendo a los presentes.
Y no sólo a los novios, a todos los portadores.
Porque esa corriente de aire, esa sensación que Marinette y Luka tuvieron, como si algo tirase de ellos hacia atrás, como si algún espíritu se les saliera del cuerpo y les liberase de su prisión, aquello lo sintieron todos los portadores, y los kwamis serían los únicos en ver la iglesia llena, no sólo de amigos, familiares y extraños, sino de todos los espíritus de aquellos que alguna vez habían sido portadores, como si el primer beso de aquel matrimonio hubiese logrado, por fin, romper con las cadenas de un destino que les ataba como jaula de oro.
Desde el ramo, desde el chaleco, desde los bolsos, desde los sacos. Todos los kwamis presentes vieron a cada una de las almas que habían sido portadoras de miraculous en ese momento, todos y cada uno de ellos mirando la escena de forma individual.
Porque el primer beso del matrimonio Couffaine no lo dieron el portador de la serpiente y la portadora de la catarina, no lo dio la guardiana de los miraculous ni el portador más poderoso del zodiaco, no lo dieron dos almas que luchaban desde hacía siglos para tener una segunda oportunidad, no lo dieron Hades ni Perséfone, sino Luka y Marinette.
Sólo Luka y Marinette. Un guitarrista y una diseñadora, dos personas como cualquier otro par.
Libres por primera vez para escribir su propio destino mientras las almas que alguna vez fueron parte de ellos sentían la libertad de dejarles en paz, disfrutando su felicidad.
Luka y Marinette rompieron el contacto un momento mientras el guitarrista deslizaba a su esposa hacia el suelo y la gente estallaba en aplausos. Se miraron a los ojos como si fuera la primera vez que lo hacían, como hacía años no podían. Luka contempló en los ojos de aquella niña de catorce años la tristeza del corazón roto, Marinette observó la dulzura en las facciones de aquel muchacho mayor que ella mientras alejaba la pena, y de pronto estaban en el camarote de Luka en el Liberty, dando el primer beso que nunca llegó, sabiendo que, por fin, estaban donde pertenecían.
Así que Luka tomó el rostro de Marinette entre sus manos y dedicó un segundo beso a su boca, suspirando y llorando ante la sensación de que podrían ser felices.
Juntos.
