La noticia de que Takuto se cambiaría de escuela sorprendió, no se sabía las razones detrás de la transferencia pero a Taiga eso poco le importaba, necesitaba verlo para exigir una explicación.
- ¡Vieja bruja! – El castaño irrumpió en la oficina de Shiho, la presidenta estaba ahí sentada en su escritorio, por el otro lado igual estaban Tsukumo y Carlos.
- ¿Deseas saber algo Shimazu Taiga? – Preguntó esta con su calma habitual.
- Seguro sabes por qué Takuto se transfiere, exijo que me digas todo.
- Lo siento, pero las razones son información clasificada de la escuela, no puedo proporcionarlo a nadie. – Eso solo irritó más a Taiga.
- Será mejor que lo digas.
- Calma ahí Shimazu-san. – Tsukumo tuvo que intervenir. – Enojarte con la presidenta no servirá de nada.
- Tsk, maldita sea… - Exclamó por debajo, Shiho soltó un suspiro.
- Entiendo como te sientes, a mí igual me sorprendió la razón cuando obtuve los papeles a entregar a la subdirectora, pero no considero adecuado que sea yo quien te lo diga, es mejor si vas a verlo, aun tienes oportunidad, no se irá de la ciudad sino hasta mañana.
- Entendido… - El castaño no dijo nada más y se retiró, Shiho se veía cansada.
- En serio me causa bastantes problemas…
- Debió ser un impacto grande presidenta. – Expresó Carlos.
- Lo sé… incluso a mí me tomó desprevenida que de repente se mudara… - Puso expresión seria. – Si alguien puede hacerle cambiar de opinión es su mejor amigo, dejémoslo en sus manos.
Al salir de la sala, el castaño no se quedaría ahí, como tal también se encontraba Shinonome a un costado.
- ¿Pudiste averiguar algo? – Preguntó ella, Taiga negó con la cabeza.
- Solo podemos saberlo yendo donde se encuentra, al menos me avisó que no se irá sino hasta mañana.
- Entiendo… realmente debo hablar con él. – La peliazul estaba ansiosa por verlo, necesitaba conocer la verdad de su propia boca, pase lo que pase.
El tiempo pasó lento mientras ya más querían ir a averiguar, cuando finalmente se dio la salida de la última clase, los dos se apuraron, no avisaron antes sobre que no habría practica ese día, era más importante ir donde vivía el peligris y entonces saberlo todo.
- ¿Sabes donde vive? – Preguntó Shinonome.
- He ido a su casa en unas ocasiones, así que vamos a que nos diga todo.
Los dos avanzaron por una zona residencial hasta llegar a un edificio de apartamentos, ahí Taiga sabía el número de la puerta, al llegar, tocó el timbre.
- Un momento. – Se escuchó una voz, al momento de esperar, una mujer abrió la puerta. – Taiga-kun, me alegra verte y veo que no vienes solo.
- Soy Shinonome Ryo, amiga de Takuto. – Respondió la peliazul.
- Entiendo, me alegra que hayan venido a despedirse antes de irnos, Takuto está en su habitación recogiendo sus cosas, pueden pasar. – La madre los dejó pasar, ahí ya se encontraban varias cajas donde tenían sus cosas dentro, Taiga fue junto a la chica a la habitación de Takuto, la puerta estaba abierta, así él se encontraba acomodando igual cosas, al verlo, el peligris sonrió por debajo.
- Sabía que vendrías a verme… y Ryo-chan, eso seguro es sorpresa.
- Será mejor que expliques todo, ahora mismo. – Exigió el castaño.
- Claro, solo dame algo de tiempo a que termine con esto. – Takuto continuó metiendo sus cosas en cajas mientras los otros dos esperaron, al poco tiempo que terminó, ya se sentó en su cama. – Listo, ahora puedo hablar.
- ¿Por qué tienes que mudarte? Quiero saberlo. – preguntó Shinonome, Takuto sonrió por debajo.
- Verán… esto es un asunto familiar, ya dije acerca de que igual antes me mudé a Tokio.
- Es cierto, a la mitad de nuestro tiempo en secundaria. – Respondió Taiga.
- Eso es porque mi abuela vive en Tokio, ella realmente es alguien que nos quiere, digamos que soy su nieto favorito, en sí ella se alegra cuando estaba a su lado, ya luego mi padre obtuvo trabajo aquí y por eso volvimos pero ahora la situación se ha puesto grave, ahora mismo mi abuela está en cama y no resistirá mucho, a lo mejor le quedan unos tres meses de vida. – Eso tomó por sorpresa a ambos. – Antes de morir, ella desea que estemos a su lado, por eso mi padre consiguió empelo en Tokio y debemos irnos, para estar junto a ella.
- Pero eso significa, te perderás el resto del torneo. – Respondió Taiga.
- Lo sé, igualmente me preocupa lo que sucederá con el equipo, pero la familia siempre es primero. – Sonrió el peligris. – Lamento no poder quedarme, si todo sale bien, luego de los tres meses, podría regresar por mi cuenta, mi madre sabe lo mucho que me gusta estar aquí, obtendré un departamento y viviré por mi cuenta.
- Ya entiendo… en tal caso no podría detenerte realmente. – Respondió Taiga. – Admito haberme enojado un poco por no saber la razón, pero tienes razón, necesitas estar con ella.
- Me alegra que lo entiendes. – Miró ahora a la peliazul. – Ryo-chan.
- No digas nada… - Expresó esta con seriedad. – Sé que quieres mucho a tu abuela, yo tampoco dejaría sola a mi familia, pero… - Apretó los dientes, quería decir algo pero no salían las palabras de su boca. – No importa, solo cuídate.
- Claro. – Acarició el cabello de Shinonome, esta se sonrojó. – Por si acaso, mañana me iré al mediodía, por si quieren despedirse.
- Claro amigo, tres meses pasarán en un santiamén, seguro volveremos a verte aquí. – Taiga extendió su puño, Takuto sonrió, chocando ambos, Shinonome solo mantuvo la miraba baja, lo que quería decir no salió.
Esa noche, Shinonome estaba en su habitación, recostada en su cama mirando el techo, ya la noticia se propagó por el grupo del equipo y como tal las chicas estaban tristes pero entendían las razones de su parte, solamente la peliazul, muy dentro de ella se negaba a aceptarlo.
- (Quería decirle algo, pero no sé que era… que puedo hacer…) – Apretó el puño por debajo, en ese momento recibió una llamada en su celular, lo tomó para ver el número, era el de Takuto, contestó rápidamente. - ¿Sí?
- Ryo-chan, si no te molesta, quisiera que nos encontráramos para hablar mejor.
- Bien, iré ahora. – Sin perder el tiempo, la peliazul se puso una chaqueta encima y avisó a su madre para salir, iría al sitio más cercano y donde más veces han chocado, el centro de bateo. Al llegar, ahí vio al peligris sentado en un asiento, saludándola.
- Gracias por venir.
- Solo porque parece ser algo importante. – Respondió esta, aunque buscaba esconder que se apuró, el peligris soltó una pequeña risa.
- ¿Jugamos un rato?
Así los dos entraron a una cabina cada uno, dando inicio a la máquina lanzapelotas, Takuto bateó una enviándolo al blanco de Home run, Shinonome no quería quedarse atrás y también bateó con seguridad, dando a la misma zona que el peligris.
- Has mejorado bastante. – Comentó Takuto.
- Desde que nos han entrenado, he visto los resultados. – Respondió esta. Siguieron un rato más hasta que se agotaron, abandonando las cabinas, fueron a sentarse, el peligris fue a comprar dos bebidas de la máquina expendedora, con él agarrando una Coca Cola y para Shinonome, jugo de melón. – Gracias.
- Quise llamarte porque esta será la única vez que podríamos jugar durante un tiempo. – La peliazul bajó la mirada. – No solo eso, también te llamé por otra razón.
- ¿Cuál? – Ella levantó la mirada, de repente Takuto puso rostro serio.
- Esto lo hago porque sé que, de no hacerlo, me arrepentiré después. Han sido unos meses divertidos desde que llegué nuevamente, encontrarme con mi mejor amigo, entrar al equipo y entrenarlas, pero lo que más me ha gustado fue haberte conocido.
- ¿Eh? – Las mejillas de Shinonome se pintaron de rojo.
- Sé que tienes una personalidad muy fuerte, eres terca, ruda, nada sincera y no te gustan las cosas indecentes.
- ¿Me estás insultando? – Una vena surgió en la frente de la chica.
- Pero igual he observado cuanto esfuerzo has puesto para jugar, puedo decir que realmente amas el béisbol y deseas llegar mucho más lejos que cualquiera, aunque sean del mismo equipo, sigues viendo a Tsubasa-chan como una rival a vencer, te esfuerzas mucho más que nadie y eso no pasa desapercibido, realmente me ha cautivado.
- ¿Q-Que estás tratando de decir?
- Ryo-chan… no pensé que a estas alturas sería algo complicado de decir… - Se rascó la nuca. – Lo que trato de decir es que… me gustas…
- ¿Eh? – La peliazul se sonrojó en extremo en ese momento, Takuto soltó un suspiro.
- Finalmente pude decirlo… lamento si fue a estas alturas pero…
- ¿Realmente tenías que decirlo? – Expresó ella por debajo, apretando el puño. – Justo cuando te estás mudando, que ahora vengas a decirme eso, yo no sé qué decir…
- Ryo-chan.
- ¡Como se supone que deba reaccionar a eso! – Gritó ella, por suerte estaban solos por lo que nadie más escuchó. - ¡Estoy confundida por todo esto, no sé que es lo que siento y ahora dices que te gusto, eso no es justo!
- Calma Ryo-chan, yo…
- No digas nada. – Lagrimas empezaron a salir de los ojos de la peliazul. – No es justo… en serio no lo es, yo… ¡Te odio, no quiero verte otra vez! – Sin previo aviso corrió lejos de ahí.
- ¡Ryo-chan, espera! – Takuto quiso detenerla pero fue demasiado tarde, ella se había ido. – Creo que lo arruiné… lo entiendo, si ella me odia, no la culparé, pero espero logre poner sus sentimientos en orden…
Shinonome siguió corriendo lejos de ahí, no sabía que pensar, lo único que tenía en mente era alejarse, no deseaba ver a Takuto, al final se detuvo llegando a un parque, el mismo donde se encontró con él por primera vez.
- No es justo… decir eso antes de irse, no es justo… - Se recostó contra un asiento mientras seguía llorando.
Llegó la mañana siguiente, en las clases, Taiga estaba en su salón y sabía que Takuto se iría pero le sorprendió no ver a Shinonome, ella no era el tipo de persona que faltaría, así llegó el almuerzo.
- Hoy se va ¿no? – Preguntó Tsubasa, el castaño asintió.
- Creo que podremos ir a despedirnos todos, si pedimos permiso a Kakehashi-sensei. – Respondió Taiga.
- Sería un buen gesto. – Asintió Nozaki.
- ¿No está Shinonome-san aquí? – Preguntó Asada.
- No la he visto, es raro, ella ha mantenido un registro perfecto de asistencias. – Comentó Taiga.
- Intentaré llamarla. – Tsubasa sacó su teléfono para marcar al número de la peliazul pero sonaba que estaba apagado o fuera de servicio. – No responde…
- No sería justo que todos vayamos a despedirnos de él y no esté presente, aunque sea arrastrada, la traeré aquí. – Iwaki estaba por irse pero Taiga la detuvo. - ¡Oye!
- Es mejor no molestarla, despedirnos de Takuto es lo importante ahora, reunamos a todo el equipo y vamos. – Las demás asintieron, yendo por las demás para encargarse de la despedida.
Mientras tanto, el peligris estaba revisando por última vez su habitación que estaba vacía, una sonrisa gentil cruzó su rostro.
- Pensar que no veré este sitio por un tiempo… - bajó la mirada, recordando lo ocurrido anoche con Shinonome. – Después de eso, no creo que venga a despedirse, ya luego le pediré perdón por aquello.
- Takuto, el camión de la mudanza ya va a salir, igual debemos irnos.
- Ya voy. – A la llamada de su madre, ya era tiempo de bajar, así cuando dejó su habitación por última ocasión, llegó hasta la entrada, llevándose una sorpresa. – Todos están aquí.
- Claro que no dejaríamos que te vayas sin una despedida. – Expresó Iwaki, como tal, todo el equipo estaba ahí reunido, para verles por última vez, Takuto sonrió.
- Gracias por venir.
-No es justo que te vayas, ni siquiera he logrado acostarme contigo. – Expresó Honjou con lagrimones, el resto tuvo gotones en sus frentes.
- No será por mucho tiempo, solo me iré unos tres meses, ya luego prometo volver.
- ¿Realmente lo harás? – Preguntó Ukita, Takuto acarició su cabeza.
- Claro, puede que me pierda este torneo, pero los estaré apoyando, ya lo saben.
- Sabes que siempre tendrás un lugar de regreso en el equipo. – Comentó Taiga, el peligris asintió.
- Una vez acaben mis asuntos, prometo volver, el equipo y todos se han vuelto una parte importante de mí que no puedo abandonar.
- Ten buen viaje amigo. – Taiga abrazó por última vez a Takuto.
- Lamento esto pero Shinonome-san no pudo venir. – Informó Tsubasa, el peligris ya sabía lo ocurrido, por lo de anoche.
- No importa, me despedí de ella antes.
- Ya es momento de irnos. – Informó su madre.
- Es la hora. – Así fue al vehículo. – Espero que logren llegar lejos y ganar el torneo.
- Eso haremos. – Respondió Taiga, todas las chicas comenzaron a despedirse, Takuto sonrió mientras igual lo hacía, subiéndose al auto, así este arrancó para irse.
- (Ryo-chan…) – Por dentro el peligris se sintió triste de que ella no fuera a despedirle, era la persona que más deseaba ver al final. Así el vehículo empezó a alejarse, no muy lejos de ahí estaba una figura, Shinonome lo vio de lejos.
- (Shimada-san…) – Extendió su mano, queriendo alcanzarlo aunque sabía que era inútil. – (Yo… soy una idiota… todo porque no sé expresar bien mis sentimientos… ya muy dentro lo sabía pero intenté negarlo…)
Shinonome empezó a llorar en ese momento, se sentía enojada consigo misma por no haberle dado una mejor despedida, debió ser como siempre y despedirle de una forma habitual para que cuando vuelva todo siga igual pero desde la confesión sabía que eso no sería posible, fue el detonante que le hizo darse cuenta de lo que ella sentía y ahora se lamentaba no haber respondido de vuelta.
- (Esto realmente duele… yo… quería verlo otra vez y decirle de vuelta esto… que yo… también lo amo…)
Ninja Britten 11: La verdad que ahí fue sorprendente saber lo de Takuto y pues para Shinonome fue mayor sorpresa de lo pensado, ya así que no pudo dejarlo pasar.
El Redentor 777: Sí que Honjou disfrutó ganarles a las idols y demás, ya con Takuto, pues la verdad que tiene sus razones de peso y eso, aunque no le guste a Shinonome, se hace.
Pues bien, como ya vimos acabamos con gran drama y Shinonome se dio cuenta de lo que sentía, pero es tarde porque se ha ido, claro que eso no será todo, tengo planes para los siguientes caps al respecto con esta trama y en el próximo verán lo que tengo preparado, hasta el próximo cap. Saludos.
