Nota de autora: Realmente ha sido un inicio de año difícil. Lamento no haber actualizado, pero ha sido unos meses pesados para mí. Planeaba subir la continuación en la segunda quincena de febrero, pero tuve un contratiempo mayor.

Resulta que uno de mis familiares enfermó de Covid-19, de modo que tuvimos que internarle, dado que mi familiar es una persona mayor. Eventualmente, yo también tuve síntomas de Covid-19, aunque afortunadamente en mi caso solamente fueron algunos síntomas menores, en comparación a la neumonía que sufrió mi familiar. Pese a que aún ando un poco resentida del Covid-19, por suerte ya estoy mucho mejor. Al menos lo suficiente como para poder actualizar la historia.

Por unos tres meses, aproximadamente, solamente podré actualizar una vez al mes. Aunque haré el esfuerzo de actualizar 2 veces en un mes. Yo espero recuperarme al 100% pronto, más o menos en 3 meses (lo que me dijo mi doctora) y entonces sí terminaré ésta historia.

Sin más que aclarar de momento, los dejo con el nuevo capítulo de ésta historia.

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Capítulo XCVI: Sello del Fuego.

Sasuke estaba recargado sobre un sillón de piel, mientras abrazaba a Sakura contra su pecho. La pequeña ninfa estaba completamente desnuda, sentada sobre el regazo de su amado, contra el musculoso pecho de Sasuke y durmiendo profundamente, con su rostro tranquilo y feliz, pese a que no sonreía como tal. Las lágrimas de Sakura habían cesado, a pesar de que ocasionalmente salían a tímidas gotas, entretanto que la pequeña hada roncaba suave y de manera femenina, apenas pareciendo un soplido agudo. El moreno sonreía fascinado con la apariencia hermosa de la princesa de las hadas, pues el cuerpo de él era enorme, musculoso, velludo y venoso, comparado contra el pequeño de Sakura, de apenas un metro treinta y cinco centímetros, delgado, frágil, totalmente lampiño, a excepción de su vello púbico, y suave de la princesa de las hadas. Ambos eran un perfecto contraste del otro, y precisamente por ello se complementaban.

— Sasu-chan... te amo mucho... — musitó Sakura dulcemente, durante sus sueños.

Sasuke sonrió y besó los labios de su pequeña, quien le correspondió aún dormida. Sasuke se sorprendía del cómo es que Sakura le correspondía los besos, mientras estaba en el mundo de Morfeo. Las manos de Sasuke viajaron a las nalgas de Sakura y las acariciaron con suavidad, causando algunos gemidos en la princesa de Iridia. Los pezones de Sakura reaccionaron de inmediato y se apretaron contra el musculoso pecho de Sasuke, quien seguía acariciando las nalgas de Sakura y besando sus labios. El azabache podía percibir cómo salía el semen de la vagina y ano de su niña, por lo que se puso duro como roca.

A pesar de que estaba dormida, Sasuke quiso provocarle sueños húmedos a la princesa de las hadas, por lo que pronto acomodó su pene en el pequeño ano de Sakura, el cual aún escurría de semen, y frotó la punta de su cabezona verga contra el recto de la niña hada, haciendo que Sakura soltara algunos jadeos de placer al tan sólo sentir aquel enorme glande frotarse contra su diminuto ano. El moreno abrió con ambas manos las nalgas de Sakura, para tener mayor acceso al pequeño ano de su niña, dispuesto a cogérsela hasta que no pudiese caminar durante una semana.

— ¿Estás lista, Cerezo? Te voy a meter mi enorme pene por tu diminuto anito — musitó eróticamente el azabache, cerca del oído de su niña — Voy a dejarte tu colita tan abierta que te va a entrar toda mi mano, princesa.

Con aquellas eróticas palabras, Sasuke deslizó su enorme pene dentro del ano de Sakura y comenzó a embestir con moderada fuerza, aunque con firmeza, dentro del recto de la princesa de las hadas, arrancándole un fuerte gemido a la niña hada. Aquel monstruoso pene de Sasuke le estaba dilatando su diminuto ano a Sakura, al menos unos siete centímetros de diámetro, además de que su pequeño intestino apenas y podía acomodar al gigantesco tamaño de la verga de su novio. Curiosamente, Sakura no se despertó con aquella penetración del pene de su amado Sasuke-kun, sino que, en sus sueños, la pequeña ninfa estaba haciendo el amor con su dulce príncipe, recibiendo la colosal verga de Sasuke dentro de su ano.

— ¡Ahhh, Sa-Sasuke-kun...! — gimió entre sueños Sakura.

El moreno soltó un gruñido cuando el diminuto recto de Sakura le apretó con una fuerza increíble, casi al grado de querer arrancársela, pues la ninfa de cerezos llegó a su orgasmo con la pura penetración que le dio su Sasu-chan. Los fluidos vaginales de Sakura salieron expedidos de la intimidad de la pelirrosa, escurriendo a través de sus piernas y empapando tanto el sillón como los testículos y piernas de Sasuke, tanto así que los vellos de las musculosas piernas del azabache se pegaron a las mismas. El Uchiha, sin embargo, enduró bastante bien su propia excitación, además de que él era conocido, por Sakura al menos, de ser un verdadero semental macho alfa que le producía orgasmos prolongados, además de que Sasuke era, literalmente, capaz de tener sexo con su pequeña novia por literalmente horas, sin fatigarse. Algunas veces se prolongaban durante seis horas, para la deliciosa tortura de Sakura.

Sasuke levantó hábilmente de las nalgas a Sakura, quien terminó depositando de manera inconsciente su cabecita en el hombro izquierdo de su novio, y entonces el moreno comenzó a embestir con más fuerza dentro del recto de Sakura, sintiendo la increíblemente suave, cálida, tierna y carnosa textura de la mucosa anal de las paredes rectales de la ninfa, quien soltaba fuertes gemidos a causa del placer de sentir el enorme pene de su Sasuke-kun dentro de su ano.

— ¡Sa-Sasuke-kun...!

A duras penas, el pene de Sasuke cabía dentro de ella, pues ahora era una niña de tan sólo once años, al menos biológicamente hablando, y el pene de Sasuke era tan grande, con sus treinta centímetros de longitud y siete centímetros de diámetro, que incluso cuando tenía dieciocho años biológicos a Sakura le costaba trabajo el recibir aquel monstruo de verga. Cuando por fin Sasuke lograba entrar completamente en el ano de Sakura, en el delicado vientre de la niña hada se formaba un pequeño monte, cuando el glande de Sasuke empujaba contra el mismo, haciendo que Sakura se volviese loca, aún en sueños.

— ¡Sasuke-kun...! — pujó Sakura, al sentir cómo su novio aumentaba el ritmo de las embestidas dentro de su ano, además de que penetraba en lo profundo de ella, siempre levantando una pequeña montaña en su vientre.

Gracias a la lubricación natural del ano de Sakura, el pene de Sasuke entraba y salía fácilmente del recto de la princesa de las hadas, así que el glande del moreno chocaba constantemente contra el vientre de Sakura y hacía que gimiera ahogado, pues no podía contener el placer que le producía el gigantesco pene de su querido Sasuke-kun. Sasuke, por su lado, hundía su cara en el cuello de Sakura, aspiraba el aroma floral de su cabello rosa pálido y chupaba la suave piel de los pequeños, delicados y femeninos hombros de la princesa de Iridia, mientras su pene seguía embistiendo dentro del recto de Sakura, ahora como loco.

El pequeño y precioso cuerpo de Sakura se curvaba de una manera maravillosa, a la vez que sus pezones ya erectos y duros se restregaban contra el pecho de acero de Sasuke, el cual amasaba las preciosas nalgas de Sakura con sus grandes y fuertes manos. La ninfa soñaba que su amado Sasuke-kun se la estaba cogiendo contra el piso, en Edén, a la luz de un bello ocaso de sol, con cientos de cerezos flotando en el aire y la maravillosa luz del atardecer escarlata, reflejándose sobre sus cuerpos. La ninfa, durante su sueño, tomó el rostro del amor de su vida, haciendo lo mismo en el mundo real con su Sasuke-kun, enredó sus brazos en el cuello del azabache y la princesa hada besó los labios del apuesto príncipe de los Uchiha, metiendo su lengua dentro de la boca de Sasuke y jugando con la de él.

— Te amo tanto, Sasu-kun... — musitó Sakura, aún entre sus sueños.

El moreno se sorprendió del hecho de que Sakura lo besaba con tanta pasión, sobretodo porque la niña hada aún seguía dormida, aunque al parecer la princesa ninfa, del reino de Iridia, soñaba con Sasuke y que le estaba haciendo el amor. Sasuke, ciertamente, se sentía orgulloso del hecho de que, aún durante el mundo de los sueños, Sakura lo seguía amando y se entregaba a él durante sus sueños. Sasuke tenía una vaga idea de lo que Sakura soñaba, teniendo en cuenta las dulces y hermosas palabras que Sakura le decía, encima de que las caricias y besos que Sakura le daba eran propias de las sesiones románticas de hacer el amor que ambos compartían cuando se sentían en el estado de ánimo de besarse, acariciarse y mimarse, en vez de las ocasiones donde Sasuke se cogía a Sakura como un loco y la dejaba bañada en semen, el cual igual escurría del ano y vagina de la ninfa.

— ¿Te gusta sentir mi enorme verga dentro de tu anito, Cerezo? — preguntó sensual Sasuke, jamás deteniendo sus embestidas dentro del recto de la pelirrosa.

Sakura gimió fuertemente, arqueando su pequeña y curva espalda como una cuchara, todo sin despertarse de su maravilloso sueño, donde Sasuke Uchiha, el hombre de su vida, la sometía a los intensos placeres carnales.

— Ahhh... Sa-Sasuke-kun... Dios... e-eres tan grande... — gimió en sueños Sakura, cuando su novio le metió toda su enorme verga dentro del recto de ella, hasta que el glande de Sasuke amenazara con traspasar el vientre de la ninfa.

— Y tú estás tan apretada, pequeña — gruñó excitado Sasuke, al sentir cómo Sakura, de manera inconsciente, apretaba el pene de su novio, con las paredes anales de ella.

El moreno aumentó la velocidad y profundidad de las embestidas de su pene, haciendo que Sakura se retorciera como gusano, al sentir cómo el tronco del pene de Sasuke se restregaba deliciosamente contra el tejido mucoso rectal de sus paredes anales. Qué se imaginaría Sakura que Sasuke realmente le estaba haciendo el amor en el mundo real, cogiéndosela analmente con aquel monstruo de pene que tiene entre las piernas. El enorme glande de Sasuke se restregaba constantemente contra el vientre de Sakura, aumentando enormemente el placer que de por sí sentía la niña hada, al recibir la enorme verga de su novio.

De alguna manera, Sasuke se las ingenió para llevar su boca a los pequeños senos de Sakura, mientras seguía embistiendo dentro de su ano, y el azabache comenzó a amamantarse de aquellos diminutos pezones, rodeados por aquella pequeña areola de apenas cinco milímetros de espesor. Cuando la lengua del moreno rozó con el pequeño pezón de Sakura, la ninfa de inmediato soltó un fuerte gemido. Sasuke succionó con fuerza de aquel precioso y pequeño seno de Sakura, como un bebé queriendo sacar leche materna de los senos de su madre.

— ¡Ahhh, Sasuke-kun...! — gritó levemente Sakura, al sentir cómo su novio se amamantaba de sus pequeños senos.

Una mano de Sasuke se dirigió al pequeño clítoris de Sakura y comenzó a masturbar el mismo en círculos, frotando la yema de su dedo contra aquel diminuto botón carnoso. Aquella acción envió una fuerte corriente de placer por todo el pequeño cuerpo de Sakura, quien soltó un grito de placer, todo sin despertarse, para asombro de Sasuke. La realidad era que lo que menos le importaba a Sasuke era que Sakura se despertara en aquel momento, aunque sí que le consternaba el hecho de que alguien pudiese escuchar que estaban teniendo sexo en su pequeña cabina, donde apenas tenían privacidad. Lo cierto era que aquellas cabinas estaban diseñadas como cámaras anecoicas, de modo que ningún sonido en el interior saliese expedido. El mayor riesgo era que abrieran la puerta y que los descubrieran en el acto, especialmente por lo controversial que era que un chico de diecinueve años estuviese teniendo sexo con una niña de once años.

Aún con todo ello, Sasuke no se detuvo en embestir dentro del ano de Sakura, de amamantarse de sus pequeños senos y de masturbar el diminuto clítoris y las nalgas de la pelirrosa, por lo que la niña hada se retorcía como gusano en el asador ante todas las atenciones del pene, boca y manos de su novio. Aquellas caricias, penetraciones y succiones en sus senos, sin embargo, provocaron que el placer de Sakura se disparara a los cielos y que no pudiese contener más tiempo su inminente orgasmo.

— ¡Sasuke-kun...! ¡Oh, Dios...! — jadeó la pelirrosa, excitada de una manera increíble.

Sakura, aún en sus sueños, sintió cómo un cosquilleo le recorría desde la cabeza hacia su entrepierna, y cómo sus paredes tanto vaginales como anales se apretaban, haciendo que a su vez Sasuke gruñera fuertemente, ante cómo su pene era casi triturado dentro del precioso recto de la princesa de las hadas. La suave y cálida mucosa anal de Sakura estrujó con fuerza el pene de su novio y la ninfa sintió cómo Sasuke metía toda su enorme verga dentro de ella, hasta que se asomó a través del vientre de Sakura, casi traspasándolo por completo.

Con unas cuantas embestidas más, Sakura finalmente llegó a su orgasmo, retorciendo su cuerpo como una cuchara y abriendo la boca para soltar un fuerte gemido.

— ¡Ahhh...! ¡Sa-Sasuke-kun...! — gritó fuertemente la niña hada, cuando sintió por fin llegar su orgasmo, además cuando el glande del pene de Sasuke chocó contra su estómago, amenazando con traspasarlo.

Sasuke simplemente soltó un rugido/gruñido con fuerza y expulsó todo su semen dentro del pequeño ano de Sakura, inundando completamente el intestino de la princesa de las hadas. Aún en sus sueños, Sakura se veía a sí misma haciendo el amor con su querido Sasuke-kun, quien la besaba apasionadamente y eyaculaba a mares dentro de su pequeño recto, tal y como Sasuke lo estaba haciendo en el mundo real. La pelirrosa, de hecho, durante todo el acto carnal que tuvo con su Sasu-chan, se veía a sí misma en su sueño haciendo el amor con su querido Sasuke-kun, quien prácticamente se aprovechó de ella, ya que Sakura estaba profundamente dormida y soñando que hacía el amor con su Sasuke-kun.

Pronto, sin embargo, Sakura empezó a despertarse lentamente, por lo que tensó un poco sus ojos, aún cerrados, y por fin abrió sus preciosas esmeraldas, primero teniendo una visión borrosa de un cuerpo sumamente musculoso y un poco velludo, además de que tenía una tonalidad ligeramente bronceada. Al principio, de hecho, Sakura se asustó, pensando que había sido abusada por algún otro hombre que no fuese su amado pelinegro, pero la pelirrosa después parpadeó un poco y por fin tuvo una visión nítida del hombre de su vida, encima de que reconoció aquella fragancia tan masculina e intoxicante que emanaba naturalmente Sasuke. Encima de todo, el cuerpo de Sakura vibraba solamente para Sasuke, tal y como lo hacía en aquel momento.

No obstante, pronto se dio cuenta en la situación en la que realmente estaba, pues sintió los disparos de semen, del pene de Sasuke, dentro de su ano.

— ¡¿Sa-Sasuke-kun?! — le llamó impactada Sakura, con los ojos abiertos como platos — ¡¿Pe-Pero qué estás haciendo?! ¡Kyaaa!

Sakura gritó un poco fuerte, cuando vio cómo Sasuke se dirigió a sus senos y se siguió amamantando de ellos, además de que las grandes manos de su novio apretaron y amasaron sus nalgas con fuerza, haciendo que la pelirrosa gimiera. Pronto, Sakura se percató también de que el pene de su querido Sasuke-kun seguía embistiendo dentro de ella, encima de que Sasuke aún no terminaba de eyacular todo su espeso y cálido semen dentro del ano de ella.

— ¡Sasuke-kun...! ¡Por favor, detente...! — musitó sumamente excitada Sakura, tratando de apartar con sus pequeñas manos la cabeza de su chico — ¡Kyaaa...! ¡No...! ¡Detente...!

Sasuke hundió todo su pene dentro de ella y terminó de vaciar su espeso esperma completamente dentro del ano de la pequeña princesa de las hadas. El moreno succionó una última vez, con fuerza, el seno izquierdo de Sakura y lo soltó, haciendo que el pequeño seno de la niña hada rebotara como una gelatina contra el pecho de ésta. La pelirrosa se tuvo que morder su pequeña mano izquierda, aunque no con mucha fuerza, pues un fuerte gemido amenazaba con salirse de su boca y lo que más le avergonzaba era el hecho de que alguien pudiese descubrirlos; peor aún si se trataba de su madre. De todos modos, ¿cómo es que se vería que una niña de su edad, once años biológicos, estuviese teniendo sexo con un chico de al menos ocho años mayor que ella? ¿Más aún, sexo anal? Su madre perdería el conocimiento si supiese que Sasuke Uchiha estaba eyaculando a mares su semen dentro del diminuto ano de su hija.

— ¡Ahhh...! ¡Sa-Sasuke-kun...! — gritó de nuevo Sakura, cuando llegó a un nuevo orgasmo, mientras Sasuke aún continuaba eyaculando su semen.

El moreno, en cambio, simplemente hundió su pene lo más que pudo dentro del recto de Sakura, todo entretanto que continuaba amamantándose de sus diminutos senos. La pelirrosa, por su lado, estaba perdiendo completamente la razón con la cogida que le estaba dando Sasuke Uchiha. Además de ello, Sakura se estaba sintiendo retacada con tanto esperma que estaba retacando Sasuke en el interior de su ano, al grado de que Sakura sentía como si hubiese bebido litros de agua y que había tenido una indigestión.

Eventualmente, Sasuke terminó de eyacular su semen dentro de Sakura, aunque jamás sacó su colosal pene de su pequeña novia, sin mencionar que tampoco dejó de amamantarse de los pequeños senos de Sakura, quien ya no podía contener sus gemidos.

Sin embargo, Sakura le empujó con fuerza de su cabeza y por fin le apartó, además de que se cubrió sus pequeños senos con sus brazos.

— ¡Sasuke-kun, por Dios! ¡No deberíamos estar haciendo ésto! — le regañó Sakura, fulminando a su novio con la mirada, aunque se notaba claramente que en realidad estaba sumamente abochornada y nerviosa, más que propiamente enojada.

De todos modos, Sakura se prometió a sí misma nunca más maltratar a su Sasu-kun. Ya Sasuke había sufrido demasiado en su niñez, como para todavía tener que endurar el mal trato de parte de ella. Éso se decía constantemente la princesa de Iridia, pero el Uchiha se la ponía tan difícil y tentaba su temperamento, de por sí corto. El peliazabache, por su lado, sonrió arrogante e ingenuo, haciendo enfadar aún más a Sakura.

— ¿Qué tiene?¿No acaso eres mi novia? — refirió Sasuke, con aparente inocencia — Perdón, quise decir mi esposa.

Sakura entrecerró su mirada, al captar el cinismo de su novio, quien aún sonreía arrogante, con su sonrisa insignia.

— ¡Éso no tiene nada que ver, Sasuke-kun! — le reprimió la pelirrosa, incrédula de que Sasuke estaba como sin nada, incluso pasando sus brazos detrás de su cuello — ¡No se supone que debamos estar haciendo... ésto!

El moreno se encogió de hombros, de nuevo tentando el carácter de Sakura, quien parecía querer explotar como lo hacía antes, quizá incluso agredir físicamente a Sasuke. Sakura, sin en cambio, suspiró una vez, buscando calmarse. No debía agredir a su amor. No debía.

— Hey, no te alarmes tanto, princesa. Estamos completamente solos y solamente quería hacerte sentir que realmente me perteneces — enunció Sasuke, sensual y amoroso, al acercarse a los labios de su pequeña ninfa y al abrazarla por la cintura — Nadie vendrá por aquí y tenemos tiempo suficiente para echarnos otros rapidines. Aún tengo mucho semen en mis huevos, ¿sabes?

Sakura se quedó petrificada ante la perversión de su novio. A pesar de que no era la primera vez que lo hacían, ya que Sasuke fue el que le quitó la virginidad, a Sakura aún se le hacía increíble el nivel de perversión al que podía llegar Sasuke, su amado.

Ella, por otra parte, era todo lo contrario. Todo el pudor del que carecía Sasuke, ella lo tenía en creces. El moreno se rió levemente, muy a su estilo engreído, y besó a Sakura en los labios, con lo cual hechizó a la princesa hada.

— Vamos, Cerezo... Tan sólo déjate llevar por el placer, pequeña... — le sugirió el apuesto pelinegro, sonriendo tan seductor que Sakura casi se sentía desmayar.

Pero justo cuando Sasuke besó los labios de la niña hada, quien cerró sus ojos de la vergüenza y del placer que sentía, cuando las grandes manos de Sasuke acariciaron sus preciosas nalgas, de pronto el comunicador de Sasuke sonó, sorprendiendo a ambos. El moreno gruñó fastidiado y tomó con coraje el comunicador que le había dado Aino. Por supuesto que se trataba de algo importante, y quizá por ello era que más le molestaba al príncipe de los Uchiha. Sakura simplemente se alegró de ello, pues Sasuke estaba más que dispuesto a continuar con la ardiente sesión de sexo y ella estaba segura que terminaría desmayándose del tremendo placer al que la sometería su novio; su Sasuke-kun.

— Aquí Uchiha, cambio — respondió Sasuke, con su tono de voz molesto, pero estoico al mismo tiempo.

¡Hey! ¡¿qué diablos se supone que estás haciendo, gorila? — se escuchó a través del comunicador — ¡Se supone que estamos de misión para recolectar los sellos del cosmos y tú te desapareces, idiota!

— ¡¿Qué diablos te importa, maricotas?! ¡No es asunto tuyo! — le respondió igual de ácido el azabache — ¡¿Qué demonios quieres, estúpido?! ¡Estoy ocupado en un asunto importante con Sakura, imbécil!

¡¿Qué diablos te imaginas, retrasado?! ¡Se supone que eres el líder de la misión y deberías estar aquí, desde hace al menos un par de horas! — argumentó Naruto, igual de fastidiado que el Uchiha — ¡Mueve tu grasiento trasero hasta acá y continuemos con la maldita misión!

Antes de que respondiera agresivo, la ninfa de cerezos se le adelantó a su novio.

— En seguida vamos, Naruto-san — respondió Sakura, por adelantado.

Sin embargo, Sasuke negó y le arrebató a la princesa hada el comunicador, el cual la chica había tomado.

— ¡¿Qué acaso no pueden hacer nada sin mi, manga de inútiles?! — espetó Sasuke, entrecerrando su mirada — ¡¿Quién diablos creen que soy?! ¡¿Su niñera?!

¡¿De qué diablos hablas, zoquete?! ¡Se supone que eres el líder de la misión!

— ¡El líder, no su caballero en armadura brillante! — rebatió el Uchiha, bebiendo un trago de alcohol que tenía en una mesa al lado, con lo cual se calmó un poco — Escucha, Uzumaki. Estoy ocupado en algo importante, ¿de acuerdo? Ocúpense ustedes de los otros dos sellos. Sakura y yo estamos atareados e indispuestos en éste momento. Ya nosotros obtuvimos dos de los sellos y creo que ya es hora de que ustedes hagan algo productivo. Además, Aino está con ustedes. Pueden armarla sin nuestra presencia.

— ¡Deja de decir idioteces, Uchiha! ¡Tienes que...!

— Arréglatelas como puedas, maricotas. Cambio y fuera.

Sasuke cortó la comunicación de inmediato, dejando a Sakura con los ojos abiertos como platos.

— ¡Sasuke-kun! ¡¿Cómo pudiste hacer éso?! — le regañó la ninfa — ¡Se supone que estamos aquí para recolectar los sellos del cosmos, no de luna de miel!

— Oye, ya es hora de que aquellos inútiles hagan algo de provecho, ¿no lo crees? Siempre están dependiendo de que nosotros dos les salvemos el trasero.

— ¡Éso no importa, Sasuke-kun! ¡Mas te vale que te vistas y que volvamos con los chicos! — insistió la pequeña hada — ¡Y ni te atrevas a hacer lo contrario, porque te juro que no volverás a tocarme por el resto de tus días!

Sasuke, en cambio, sonrió torcido. Arrogante, como siempre. Engreído, como de costumbre. Y aquello tentaba el carácter explosivo de Sakura. A veces le costaba no volver a ser una tsundere, ya que Sasuke era un verdadero cretino, en ocasiones. ¿Por qué motivo lo amaba? Oh, claro. Porque es su dulce príncipe.

— Bah, como si pudieras aguantar un sólo día sin que te haga el amor.

— ¡Oh! ¡¿Quieres apostarlo?! — le desafió Sakura, enojándose como antes solía hacerlo — ¡Pues si tú no vuelves con los demás, yo sí lo voy a hacer! ¡Yo sí me tomo en serio lo de la misión, al contrario de ti! — argumentó — ¡Ni se te ocurra intentar detenerme, porque te dejaré inconsciente con mi hechizo narcótico, como en Medel!

Sasuke gruñó fastidiado y se pasó sus manos por el cabello.

— Tch. ¡Bien, de acuerdo! — vociferó irritado el moreno, tomando sus ropas y vistiéndose de inmediato, con agresividad — Demonios. Cómo odio a ése idiota de Chaos. En cuanto lo vea, voy a arrancarle su puta cabeza, para terminar con todo éste circo.

Sasuke se incorporó, tras colocarse sus pesadas botas de combate, y se colocó su capucha tonalidad chocolate. Sakura, en cambio, apareció nuevas ropas, similares a las que antes tenía, con sus poderes mágicos, dando un giro en el acto.

La ninfa entonces se acercó a su amado, le sonrió y le tomó de su mano izquierda.

— Vamos, Sasuke-kun. Ya tendremos tiempo de estar juntos después. Ahora, tenemos un universo que salvar — dijo dulcemente Sakura, poniéndose de puntitas y besando, como pudo, la mejilla de su novio.

— Sí, como sea. Espero que el próximo Pain Elemental no nos dé tanta lata.

Sasuke y Sakura caminaron afuera de la pequeña habitación en la que estaban, no sin antes tomar el comunicador que le correspondía a cada uno, junto con las armas y provisiones.

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Tras aproximadamente unos diez minutos, finalmente Sasuke y Sakura aparecieron en la cabina de mando, mientras que los demás parecían analizar unos planos y crear una estrategia para el próximo punto extremo de Prime.

— ¡Lamentamos la tardanza! — se disculpó Sakura, apenas llegaron — Tuvimos un contratiempo importante — se excusó, fulminando a su novio con la mirada.

Todos se quedaron extrañados de la mirada que le enviaba Sakura a su amado, mientras que el Uchiha se mostraba indiferente. Todos, al menos Naruto claro, porque el rubio sabía que Sasuke seguramente se estaba cogiendo a Sakura.

— ¿De verdad? ¿No será que aquel contratiempo tiene que ver con agasajes? — preguntó indiferente Naruto, buscando fastidiar a Sasuke.

Sakura se abochornó intensamente y desvió su mirada a un costado. Sasuke simplemente rodó sus ojos y resopló. En serio que en aquel momento el azabache tenía ganas de hundir la cabeza de el Uzumaki dentro de su torso y arrancarle la carne de su pecho.

— No te importa, idiota — contestó el moreno, mostrándole el dedo medio al pelirrubio, quien sonrió torcido — Como sea, ¿cuál es la alarma?

— Por fin tenemos ubicado el próximo destino. Sin embargo, el cúmulo galáctico RXJ1347, en la constelación de Virgo, tiene condiciones atmosféricas mucho peores de lo que imaginábamos — informó Aino, mostrando un cúmulo de tonalidad rojo escarlata, aunque constantemente se agitaba y brillaba con gran intensidad — Tan sólo a dos mil millones de kilómetros desde RXJ1347 se puede percibir una temperatura de cien millones de grados Kelvin. En el interior de aquel cúmulo galáctico, se debe sentir una temperatura similar a ciento cuarenta quintillones de grados Kelvin. Es muy probable que lo que mantenga unido el cúmulo sea un kugelblitz.

— Lo que quiere decir que...

Aino se le adelantó a Sakura, asintiendo.

— En efecto, princesa Cerezo: Ni siquiera nuestra tecnología podría permanecer en el interior de aquel cúmulo galáctico por más de una hora. Ni siquiera podremos estar a diez mil kilómetros del kugelblitz que mantiene unida a aquel cúmulo galáctico, pues nos calcinaría en un instante — argumentó la pelinegra, señalando la fluctuación de temperatura al que estaba sometido RXJ1347; sencillamente brutal — A lo sumo, apenas podremos acercarnos una unidad astronómica de aquel kugelblitz. Dudo mucho que simples mortales como ustedes puedan aproximarse, menos aún permanecer, en aquella zona tan terrible, donde se alcanza en el ambiente ciento cuarenta quintillones de grados Kelvin y donde en el kugelblitz debe haber una cantidad inconmensurable de grados Kelvin.

Sasuke y Sakura analizaron detalladamente aquel plano en el panel de vidrio que era a la vez el monitor de la computadora de la nave interestelar. Lo cierto es que apenas y había objetos estelares alrededor de aquel gas ionizado que era el plasma que componía al cúmulo galáctico, pues la temperatura parecía ser brutal tan sólo a un año luz de distancia del cúmulo galáctico. Encima de todo, los vientos agresivos de aquel cúmulo, aunque no comparado al del sello del viento por supuesto, expulsaban aquella temperatura de cien millones de grados centígrados a su alrededor.

— ¿Cuál es la distancia máxima a la que podemos aproximarnos al centro del cúmulo, sin comprometer la nave? — preguntó Sasuke, mirando aún el panel.

Aino tecleó unos botones en el mismo panel, de modo que hizo algunos cálculos en relación a la radiación térmica que emitía aquel cúmulo galáctico, los cuales aparecieron en la ventana que funcionaba como monitor. Aino entonces expandió el área que rodeaba a RXJ1347.

— Podemos ingresar poco más de un año luz dentro del cúmulo, antes de que nuestros sistemas comiencen a fallar a causa de la tremenda radiación térmica — anunció la presidenta de la república de Juno, mostrando el panel de la nave — Si nos adentramos más, existe el peligro de que se licue completamente nuestra nave. De adentrarnos más, nos sublimaríamos al instante. Existe un punto de no retorno, mejor dicho una zona de la muerte, en donde podríamos aproximarnos, mas no permanecer tanto tiempo en ella. Cuando mucho unas cuatro horas. La nave tiene un sistema de refrigeración para contrarrestar la radiación térmica del kugelblitz, mas apenas funcionaría por algunas horas.

Sasuke miró a Sakura, cuando volvió su cabeza a su costado izquierdo, entretanto que la ninfa enarcaba una ceja.

— ¿Crees que puedas crear un túnel de gusano para cruzar hasta la zona céntrica, Cerezo? — le preguntó el moreno a la ninfa.

Sakura abrió sus ojos como platos, temiéndose las siguientes palabras de su amado.

— No me digas que... — musitó Sakura, aunque perfectamente audible para su novio — ¡¿Acaso piensas ir tú solo?! — dedujo la pelirrosa, colocando su pequeña mano izquierda en su pecho — ¡No! ¡De ninguna manera permitiré que cometas una locura de aquel calibre, Sasuke-kun! ¡No me importa si tengo que dejarte en coma por el resto de tu vida, si con ello te salvo de una muerte por incineración! — determinó la ninfa, aunque más con miedo que con adamancia.

Sasuke negó calmadamente, extrañando aún más a Sakura.

— Aún no me dejas terminar, molestia — le reprendió algo enojado el Uchiha, aunque la niña hada difícilmente se molestaba con su novio por aquel apodo tan acertado — No creas que no he pensado en las consecuencias de exponerse a la temperatura al límite de la física, Sakura. No sin antes tener un plan en mente, por supuesto.

Ahora cada vez más intrigada, Sakura parpadeó unas cuantas veces, viendo en los ojos del hombre de su vida que realmente había una estrategia por parte del príncipe dragón, como algunos conocían a Sasuke.

Sakura entonces decidió confiar en su amado Sasuke-kun.

— ¿De qué se trata, entonces? — preguntó curiosa la pelirrosa.

Sasuke le hizo una seña a Sakura de que le acompañara, de modo que la ninfa obedeció. El moreno tenía el plan perfecto para acceder al cúmulo galáctico RXJ1347.

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Utilizando el factor warp, la nave donde viajaban Sasuke, Sakura y el resto apareció en una zona distante, en la constelación de Virgo, a aproximadamente unos cien millones de kilómetros de aquel cúmulo galáctico que mostraba una luminosidad impresionante, segunda en el universo únicamente detrás del sello de la luz. Desde la distancia donde estaban, los chicos podían sentir un brutal calor en el interior de la nave, a pesar de que una barrera electromagnética bloqueaba la mayor cantidad de radiación térmica que expulsaba en el espacio exterior aquel cúmulo de galaxias.

Advertencia: Temperatura interna alcanzando los sesenta y cinco grados centígrados. Procediendo a reducir los niveles de humedad y activando los refrigeradores ambientales — anunció la computadora.

— Computadora: Activar campo de fuerza y turbinas criogénicas — ordenó Aino, mirando el cúmulo galáctico a través del monitor de cristal.

Atención: Activando turbinas criogénicas y campo de fuerza.

De pronto, la nave fue rodeada con un campo magnético que mantenía a raya la mayor parte de la radiación, de modo que la temperatura se redujo de nuevo a unos cómodos quince grados en el interior de la nave. La pelinegra ordenó a su tripulación a aumentar la velocidad de modo que pronto se hallaran en el interior del cúmulo galáctico, el cual parecía una colosal nebulosa, y los pilotos asintieron, iniciando la velocidad warp uno. Con un tirón algo violento, pronto la nave ingresó al cúmulo de galaxias, mostrando una infinidad de las mismas, planetas ardiendo al rojo vivo, algunos agujeros negros de masa intermedia, aproximadamente de un millón de masas solares, y al fondo se veía un colosal kugelblitz de tipo ultramasivo, el cual quizá poseía al menos unos diez mil millones de masas solares, aunque hecho de energía por supuesto.

— Ése debe ser nuestro destino — dijo Aino, examinando con el panel de la nave aquel kugelblitz — Se trata de una especie de agujero negro que contiene en su interior energía en vez de masa y que está a una temperatura de ciento cuarenta quintillones de grados Kelvin, incluso en sus alrededores. No podremos acercarnos más de una unidad astronómica, lo que es lo mismo que ciento cincuenta millones de kilómetros.

— Con éso es más que suficiente — afirmó el Uchiha — Será mejor ir a prepararnos.

Sasuke caminó hacia la parte trasera de la nave, acompañado de Sakura, dispuesto a seguir su estrategia. Sakura aún estaba sumamente consternada del plan que tenía Sasuke, por lo que sentía cómo su corazón se agitaba. El azabache y la ninfa eventualmente llegaron a la parte trasera de la nave, donde les esperaba un gigantesco dragón que parecía hablar con los otros dragones elementales. Ignis se volvió a Sasuke y lo miró a los ojos.

Supongo que es a partir de aquí donde viajaré yo, ¿cierto? — dijo el dragón del fuego.

Sasuke asintió.

— ¿Crees poder contener con tu aura de fuego la temperatura de aquel kugelblitz? — preguntó Sasuke, únicamente para asegurarse.

Bah, ¡por supuesto que puedo contenerlo, mocoso! ¡Para mí éso no es nada! — exclamó orgulloso el enorme reptil legendario — Te recuerdo que soy tan poderoso como tú, si no es que incluso más.

Sasuke soltó un monosílabo y rió levemente.

— Sí, claro. Te recuerdo que hace cuatro años te derroté en combate.

No lo hiciste. Simplemente decidí rendirme, porque si no terminaríamos destruyendo a Terra — contestó burlón Ignis, aunque también había algo de irritación en su mirada — Que no se te olvide que, cuando todo ésto termine, volveremos a pelear y voy a acabar contigo. Yo seré el supremo amo de éste universo.

Sasuke encogió los hombros.

— Como sea. A partir de éste momento, serás tú contra lo que sea que esté dentro de aquel sello del fuego — interrumpió el moreno — ¿A cuántos de tus dragones llevarás contigo?

A ninguno de ellos — replicó el señor de las bestias, sorprendiendo un poco a Sasuke y demasiado a Sakura, quien de los tres era la que más estaba preocupada — De todos modos, si la temperatura es tan alta, no creo que los demás dragones estén en su mejor forma. Encima de todo, soy el único que puede sobrevivir a una potencial temperatura infinita, en caso de que detone aquel kugelblitz.

— No realmente. Yo también puedo sobrevivir a aquella temperatura, pero de nada serviría quedar inconsciente a causa de una temperatura tan elevada — rebatió Sasuke, encogiendo los hombros, dejando pasmada a Sakura, quien no sabía de ello, y con una ceja enarcada a Ignis — Como sea. Prepárate a partir de una vez.

— Antes de que emprenda su viaje, señor Ignis, quisiera entregarle ésto — dijo Sakura.

La pelirrosa materializó entre sus manos una esfera que parecía hecha de cristal templado, totalmente transparente y de un diámetro de un metro. La misma además colgaba de una argolla en forma de anillo esferoide oblato, aunque aún mantenía una simetría similar al de una esfera. En realidad, de acuerdo a las leyes de la física, no existe en el universo las esferas perfectas, pues la gravedad las distorsiona para que adquieran una forma de esferoide oblato.

La princesa ninfa le entregó aquella esfera a Ignis, usando sus poderes psicokinéticos para levitar la esfera, e Ignis la tomó con una mano, examinando aquel orbe con su mirada entrecerrada.

¿Qué se supone que es ésto, aparte de lo obvio? — preguntó el reptil alado, mirando a la pelirrosa.

— Es una esfera generalmente usada en adivinación y magia de tipo espacio/tiempo — señaló la ninfa — Debido a la extrema temperatura del cúmulo galáctico, no podremos usar los comunicadores que Aino-san nos entregó previamente, pues ningún material podría sobrevivir a la tremenda temperatura de Planck y sería imposible comunicarnos con los radio-comunicadores. Por ello, tendremos que depender de la magia y telekinesis. En realidad, usaremos las mismas frecuencias sonoras y luminosas, exceptuando que la esfera será el principal receptor de aquellas frecuencias. Digamos que sería la versión mágica o Fata de los radio-comunicadores.

Ya veo. Sí que piensas en todo, mocosa — le dijo en un cumplido el dragón, colgándose aquella enorme esfera en el collar que tenía en la garganta.

— ¿Ya estás listo para viajar al cúmulo galáctico? — preguntó el azabache al monstruo.

¿Tengo otra opción?

— Puedes resignarte a ser controlado por Onikage — se burló el moreno, sonriendo torcido.

Primero muerto que someterme a ése maricón. Abre esa condenada compuerta para que terminemos con ésto de una buena vez.

— Bien.

Sasuke tocó un botón en su comunicador en su oído derecho y activó su radio-transmisor.

— Aquí Uchiha. Ya estamos listos para enviar a Ignis al sello del fuego.

Entendido, Uchiha-san. Abriré la compuerta de inmediato. Manténganse dentro de la zona de conservación o recibirán niveles peligrosos de radiación térmica — avisó la pelinegra, a través de los comunicadores de Sasuke y Sakura.

— De acuerdo. Mientras tanto, yo crearé una barrera mágica para protegernos a todos, con lo cual aislaré la temperatura del cúmulo — informó la pelirrosa, activando su aura rosa pálido.

Muy bien. La compuerta se abrirá en tres... dos... uno... ¡ahora!

Tal y como avisó Aino, la compuerta inferior de la nave espacial se abrió y Sakura activó un campo de fuerza, repeliendo de inmediato los restos del brutal calor que lograba, de alguna manera, traspasar la barrera electromagnética que rodeaba a la nave, ya actualmente al rojo vivo. Por supuesto, el único que no fue protegido directamente por ambas barreras de energía fue Ignis, quien fácilmente podía tolerar aquel calor como si se tratara de un simple viaje a la playa. El viento, sin embargo, era bastante fuerte, pero el aura de Sakura ayudaba a controlar aquella radiación térmica.

Muy bien. La compuerta estará abierta por un minuto. Procedan a su conveniencia — pidió Aino, a través del comunicador.

— Todo depende de ti ahora, Ignis. Mueve tu enorme y apestoso trasero, antes de que nos cocinemos — ordenó Sasuke, cubriéndose con su brazo los ojos.

Cállate. Tú no me das órdenes — espetó el dragón, aunque pronto tomó vuelo y agitó sus alas para mantenerse volando.

Ignis entonces se alzó en lo alto de la nave, la cual era tan grande que la pura habitación donde estaban Sasuke, Sakura y el resto de los dragones era de al menos unos cien metros de altura, y entonces el dragón del fuego se arrojó en picada hacia el exterior de la nave, de modo que voló fuera del campo magnético de la nave, exponiéndose a una temperatura simplemente atroz. Sin embargo, gracias a que él era un ser de fuego, Ignis pudo endurar a la perfección el calor que vaporizaría el tungsteno de inmediato.

— Ya está fuera del campo de fuerza, Sakura — avisó Sasuke, mirando al dragón que aleteaba en el espacio exterior.

Sakura asintió y juntó sus manos frente a su pecho, a modo de rezo, cerró sus ojos y recitó un mantra en latín, de modo que su aura se expandió aproximadamente unos dos metros alrededor de su cuerpo. Frente a Ignis, se abrió una dilatación espaciotemporal, en forma de un agujero negro de Kerr, y un vórtice se formó frente al legendario dragón del fuego, quien apenas pudo ver cómo el tiempo/espacio se distorsionaba frente a él, con una lente gravitacional, aunque la fuerza de atracción no era tan fuerte como los típicos agujeros negros.

— ¡Con ello podrás cruzar directo al interior del cúmulo galáctico! — indicó Sasuke, alzando su voz a causa del tumulto — ¿Será que realmente puede escucharme? Según tengo entendido, no hay suficiente presión del aire como para que el sonido viaje en él y vibre de manera adecuada.

— Lo puede hacer, mientras se mantenga en las proximidades de la nave, de acuerdo a lo que me dijo Aino-san — corroboró Sakura.

— Bien. ¡Muévete de una vez, Ignis! ¡No hay tiempo que perder! — le ordenó Sasuke al dragón.

El dragón prefirió no discutir con Sasuke y de inmediato ingresó dentro de aquel agujero de gusano, perdiéndose en el interior del mismo al instante. Tras ello, de inmediato se cerró la compuerta de la nave y se selló perfectamente, de modo que la temperatura de la habitación volvió a unos relativamente tolerables treinta y cinco grados centígrados, aunque se viciaba fácilmente y hacía que el calor se sintiese más intenso de lo que realmente era. Sakura, por su lado, desactivó su aura y desvaneció su energía en forma de plasma.

Por parte de Ignis, el dragón voló a través de aquel túnel espacio/tiempo, quedándose asombrado por el cómo se curvaba el tejido espaciotemporal alrededor de él, como si alguien estirara un spaguetti y lo transformara en un anillo. Al fondo, Ignis vio una luz intensa, totalmente blanca y que emanaba una fuerte radiación térmica, por lo que el dragón voló a toda la velocidad que le permitía su enorme cuerpo y sus alas, lo cual en realidad era sorprendente para su tamaño. Tal vez podía viajar a unos quinientos kilómetros por hora.

Tras aproximadamente un minuto de vuelo, Ignis finalmente cruzó todo el túnel de gusano, de modo que se encontró dentro de la densa, brillante y abrasadora nebulosa, rodeado de cientos de estrellas del tipo Wolf-Rayet y con temperaturas simplemente impresionantes. El aire se hacía sumamente denso y difícil de respirar para cualquier ser mortal, pero para Ignis no era mayor inconveniencia, puesto que él podía sobrevivir aún en los lugares más calientes del cosmos, tal y como lo era el cúmulo galáctico RXJ1347.

El enorme dragón vio al fondo aquel kugelblitz, el cual brillaba con una intensidad impresionante e irradiaba una energía simplemente brutal. De no ser porque aquel horizonte de sucesos contenía aquella energía, seguramente todo el cúmulo galáctico terminaría abrasado en una nebulosa colosal a ciento cuarenta quintillones de grados Kelvin. El dragón voló lo más veloz que pudo hacia aquel kugelblitz, imaginándose que en aquella zona se hallaba el sello del fuego.

Señor Ignis... ¿puede escucharme? — se escuchó de repente cerca del dragón del fuego.

El monstruo dirigió su mirada a la esfera de cristal que colgaba de su collar y vio que brillaba con intensidad. No podía ver nada, a causa de la posición del collar y su mandíbula de reptil dracónico, pero sí podía saber que se trataba de la voz de Sakura.

¿Qué sucede, mocosa? — preguntó el dragón.

Me imagino que, para éstas alturas, puede ver aquella singularidad espaciotemporal a lo lejos, en aquel kugelblitz en el centro del cúmulo galáctico, además de que debe estar a una unidad astronómica de distancia desde la esfera de energía, ¿cierto?

Sí así es, mocosa. ¿Cuál es tu punto? Ya estoy viajando en dirección a ello, si aquella es tu pregunta.

Lo sé. Tengo un perfecto campo de visión de los alrededores, gracias a la esfera que actualmente está portando en su collar, m'lord — anunció la pelirrosa.

Desde la nave de Aino, se podía ver a todos los terrícolas y junonianos alrededor de otra enorme esfera de cristal, mucho más grande que la que portaba Ignis, de aproximadamente unos dos metros de diámetro, la cual a su vez estaba colocada sobre una estructura con forma circular, donde se sostenía dicho orbe mediante unos soportes de metal reforzado e inoxidable. Incluso Sasuke estaba espectando todo lo que Ignis hacía.

Diablos... A pesar del enorme tamaño de aquel kugelblitz, podría jurar que se halla a una distancia absurda — espetó Ignis, quien volaba lo más rápido que podía hacia aquel objeto masivo.

Por supuesto. A pesar de las dimensiones colosales del kugelblitz, similar a un agujero negro de masa intermedia, o un millón de masas solares, la distancia entre su posición actual y el mismo es de más de cien millones de kilómetros — remarcó Sakura, siendo apoyada con un asentimiento de parte de Aino — A la velocidad a la que actualmente viaja, le tomaría aproximadamente unos treinta y cinco años el llegar hasta el centro del cúmulo galáctico. Por ello, he decidido utilizar tirones gravitacionales de parte de un agujero negro para incrementar su velocidad y que pueda guiarse con sus propias alas. Aquello es llamado como Aceleración por Asistencia Gravitatoria.

¿Asistencia Gravitatoria? Creo que, en algún dado momento, llegué a escuchar de ello — comentó Ignis — Se trata de utilizar el campo gravitatorio de un objeto masivo para acelerar o frenar, de acuerdo a la trayectoría, un cuerpo, ¿no es verdad?

En efecto — confirmó Sakura — Debido a que los Agujeros Negros poseen el campo gravitatorio más poderoso de cualquier objeto con masa, podremos acelerar su velocidad a valores similares a los de la luz, de modo que pueda alcanzar el kugelblitz en cuestión de ocho minutos, como máximo.

Bien. Espero tu señal entonces, mocosa.

Por supuesto. Deme un segundo, señor Ignis — pidió la ninfa.

En la nave, Sakura cerró sus ojos, juntó sus manos en el pecho y expulsó su aura apenas a unos centímetros de su cuerpo, creando una muy leve ventisca dentro de la habitación, así como una agitación similar a un temblor de un grado en la escala sismológica.

Por el lado de Ignis, de inmediato se materializó frente a él un agujero negro de masa estelar, aproximadamente cien masas solares, y el orbe creció apenas un diámetro de trescientos kilómetros, aunque la gravedad que ejercía era sumamente poderosa y comenzaba a devorar cuanta materia o energía se encontraba en el camino. Incluso Ignis sentía el poderoso campo gravitacional, además de que veía cómo es que aquel agujero negro comenzaba a rotar a una velocidad impresionante, quizá cercana a la de la luz, encima de que un relativamente pequeño disco de acrecimiento comenzaba a formarse alrededor de aquel remanente estelar.

Un agujero negro de Kerr, ¿huh? Ya veo. La fuerza de giro junto con la gravedad incrementaría mi aceleración a valores absurdos — refirió el legendario dragón.

Sakura abrió sus ojos, de modo que éstos se colorearon de una tonalidad rosa pálido y el cabello de la ninfa se agitaba un poco, como si estuviese en una ventisca, junto con sus ropas de estilo lolita. La ninfa, además, extendió sus brazos a los costados, manteniendo activa su aura, junto con el efecto en aquella región del espacio/tiempo donde había creado, mediante sus poderes y la mecánica cuántica. El dragón de fuego simplemente vio que aquel agujero negro lo atraía hacia sí con una gran fuerza, mediante tirones gravitacionales, y el monstruo simplemente voló en dirección hacia el remanente estelar, sabiendo de antemano lo que debía hacer para obtener fuerza de propulsión.

De acuerdo. Ahora, todo lo que necesita hacer, señor Ignis, es volar en dirección al agujero negro y utilizar la energía del campo gravitatorio para incrementar su aceleración. Para ello, necesitará ingresar a la ergosfera del agujero negro de Kerr y girar al menos una sola vez, después usando la mayor cantidad de potencia para escapar.

Éso imaginé, mocosa. Muy bien, pues entonces haré éso.

Ignis voló lo más rápido que pudo en dirección al remanente estelar, de modo que ingresó a la ergosfera del mismo y comenzó a girar a una velocidad abrumadora en la ergosfera, dando vueltas y vueltas alrededor del mismo, hasta que Ignis adquirió una velocidad casi cercana a la de la luz, quizá de un noventa y nueve punto nueve por ciento progresivo, hasta que no cupiese dentro del multiverso la cifra tras el punto.

— Muy bien. Ya adquirió una velocidad demasiado cercana a la de la luz, apenas unas cienmilmillonésimas por debajo de la velocidad de Planck, como también se le conoce a la constante de la luz— informó la pelirrosa, mirando la esfera de cristal— En cuanto vea el kugelblitz, prepárese para despegar. Necesitará utilizar toda su fuerza disponible para lanzarse directo al agujero kugelblitz.

Ignis asintió, a pesar de que ni Sakura ni los demás podrían verle, y entonces se preparó con sus alas extendidas para lanzarse al vacío, en cuanto tuviese una visión libre de aquel kugelblitz. El dragón del fuego entonces entrecerró su mirada y aleteó para cortar el poderoso viento de aquel pequeño quasar que Sakura creó con sus poderes, de modo que él adquiriese la energía necesaria para el despegue.

Apenas tuvo una visión del kugelblitz, Ignis de inmediato se lanzó al vacío, usando su gran fortaleza física, y gracias a la energía rotatoria del agujero negro de Kerr, el enorme dragón salió expedido a la misma velocidad a la que estaba girando alrededor del remanente estelar, por lo que se convirtió prácticamente en un cometa, cuando las llamas de su cuerpo se activaron para desmantelar las partículas de materia que se hallaba a su paso. Desde lo lejos, se podía prácticamente ver como un enorme meteoro, de al menos unos diez metros de diámetro, viajaba a una colosal velocidad por el espacio, en dirección al sello del fuego a lo lejos. Gracias a que Ignis era prácticamente el dios del fuego, al menos el señor de las bestias, el calor a ciento cuarenta quintillones de temperatura no era nada para él.

Durante algunos minutos, aproximadamente unos cinco, Ignis voló a una impresionante velocidad, entretanto que Sakura le ayudaba con el empuje warp a acortar la distancia que recorría a una velocidad de traslado impresionante. Era un espectáculo impresionante el ver al imponente dios dragón volar como un auténtico cometa por el cielo, encima de que viajaba a una velocidad casi cercana a la de la luz, como un temible meteoro a punto de colisionar contra aquel kugelblitz a lo lejos.

— Muy bien. Manten la trayectoría, lagartija — le ordenó Sasuke — Más te vale que te vayas preparando para cualquier clase de sorpresa. No me extrañaría el saber que te estén esperando toda clase de monstruos en tu aterrizaje.

Éso ya lo sé, tarado. No tienes porqué decírmelo, mocoso.

— M'lord... Prepárese para el aterrizaje. Si colisiona a la velocidad que lleva, es probable que cause una explosión termonuclear y posiblemente una Nova. Intente reducir su velocidad desde algunos kilómetros antes — le advirtió la ninfa pelirrosa.

Lo sé. Rayos, parecen mis niñeras.

Tras unos segundos más, Ignis por fin vio el kugelblitz frente a su mirada, el cual lucía de los trescientos kilómetros de diámetro que Sakura le demostró. El monstruo entonces se incorporó en posición horizontal y aleteó varias veces, intentando reducir su velocidad, lo cual logró progresivamente, hasta que se mantuvo con unos relativamente cómodos mil quinientos kilómetros por hora, encima de que pegó lo más que pudo sus alas al cuerpo, además de que se colocó como flecha, con sus brazos musculosos pegados al cuerpo.

Ignis entrecerró su mirada, viendo una extraña plataforma muy cerca del kugelblitz, y entonces el monstruo alado giró en el aire y se dejó caer sobre ella. Al impacto, el monstruo levantó un enorme jet de plasma, similar a los que expulsaban los quasars, y lentamente el dragón alado se incorporó, extendiendo sus extremidades que usaba para volar a los costados, además de que desaparecía el manto de fuego que le rodeaba.

Ignis... ¿aún estás ahí? — preguntó Sasuke.

Sí. Por fin estoy cerca de ésta cosa. Hay una plataforma de material sólido, seguramente con la misma composición que tienen las estrellas de preones, pues aún no se ha fundido ni ha sido absorbida por el kugelblitz.

Por supuesto. Quizá estén a cuatrillones de grados Kelvin, pero mientras no alcancen la temperatura de Planck, o no caigan dentro del horizonte de sucesos del kugelblitz, nada sucederá — confirmó Sakura — Dígame, m'lord, ¿puede hallar alguna pista del sello del fuego?

Ignis examinó sus alrededores, tratando de visualizar algún objeto en particular, pero lo único que veía era aquel kugelblitz que brillaba con una intensidad bestial y la brutal temperatura que expedía aquel orbe de plasma por encima del límite de la temperatura de la física del universo Prime. Encima de todo, el viendo supercalentado le hacía difícil el poder enfocar su mirada, pese a que permanecía estable en el suelo, gracias a su enorme peso de, literalmente, varios cientos de miles de millones de toneladas en masa, gracias a la densidad ósea y la de su piel.

Nada, mocosa. Todo éste lugar es un maldito desierto ardiente — respondió Ignis — Me cuesta trabajo el pensar que realmente en éste lugar se encuentre el susodicho sello del fuego. Ningún objeto, más allá de ésta plataforma donde estoy parado, podría mantenerse en estado sólido. Dudo mucho que el sello se encuentre adentro de ésa cosa, pues sería consumido por la temperatura del kugelblitz.

De pronto, del suelo que pisaba Ignis, ardiendo a una temperatura brutal que al monstruo legendario ni le afectaba, se formaron cientos de demonios de toda clase. Sin embargo, parecían más espectros hechos de fuego de tonalidad blanco grisáceo, encima de que parecían ser parcialmente transparentes, como auténticos fantasmas, y su composición material era de lo que parecía ser el mismo material de las estrellas de preones, con una intensidad luminosa similar al de los quasars.

Los monstruos rugieron ferozmente, intentando intimidar al señor de las bestias, pero el legendario dragón de Terra simplemente entrecerró su mirada y tensó sus puños, para después adquirir la postura del Bei Long Quan, similar a como Sasuke lo hacía cuando estaba a punto de combatir contra enemigos poderosos. Después de todo, todos los estilos del Shaolin Quan fueron inspirados por los llamados Cinco Animales del Wushu, de modo que Ignis era parcialmente el inspirador de dicho estilo, aunque en realidad no era como tal un dragón de oriente, como lo eran los antiguos dragones de Nan Long.

¡Bah! ¡No son más que basura todos ustedes! — espetó el enorme reptil legendario, amo del fuego — ¡Acabaré con todos ustedes de inmediato!

Apenas terminó de hablar el legendario dragón, los demonios espectro se arrojaron contra el enorme monstruo de diez metros. Ignis dio un giro hacia su izquierda y atacó a uno de los monstruos con una patada giratoria de quinientos cuarenta grados, haciendo que el monstruo saliera volando a lo lejos y que se perdiera en el espacio exterior. Otro de los demonios atacó a Ignis con un puñetazo, pero el reptil legendario detuvo el golpe con su mano izquierda y entonces asestó un veloz haymaker al estómago de su oponente, causándole una severa lesión al demonio que lo partió a la mitad y lo desmanteló en una pila de fotones y neutrinos.

A otro de los monstruos, Ignis le golpeó con su cola llameante, al dar un giro hacia su derecha e impactar con la parte baja, donde estaba una llama ardiente en tonalidad azul turquesa, ardiendo a una increíble temperatura. El coletazo causó que el demonio fuese destrozado en cientos de pedazos y que sus partes se desvanecieran como si un plasma se extinguiese, volviéndose una pila de partículas subatómicas. Apenas giró para encarar a los demás monstruos, Ignis rodeó su puño derecho con llamas turquesa, brillantes como una estrella del tipo Wolf-Rayet, atacó el suelo a un grupo de demonios, con lo cual levantó una onda de energía de fuego, a muy altas temperaturas, la cual consumió completamente a los demonios que le enfrentaban, o cuando menos a la mayoría de ellos.

Uno de los demonios, sin embargo, materializó un par de cuchillas con cadenas, las cuales por supuesto estaban ardiendo junto con las cadenas, y giró haciendo malabares con aquellas cuchillas, con las cuales atacó a Ignis. Hábilmente, el dragón alado evadía aquellas cuchillas, incluso dando algunas volteretas hacia su espalda, apoyándose en sus grandes manos para caer de pie y seguir esquivando aquellos golpes. El demonio, por otro lado, arrojó al frente sus cuchillas e intentó golpear al monstruo legendario como si se trataran de látigos, pero Ignis desviaba con manotazos aquellos golpes, reaccionando con algunas rocas que levantaba del suelo con una patada y que arrojaba con puñetazos al monstruo.

El demonio saltó por lo alto, colocó ambas cuchillas a su costado derecho y entonces dio una especie de corte lateral con ambas, intentando decapitar limpiamente al temible dragón del fuego. No obstante, Ignis atrapó ambas cuchillas con su mano izquierda y le dio un fuerte tirón a las cuchillas, para después rodear su puño con fuego turquesa e impactar el cuerpo del monstruo con su puño llameante. Con aquel brutal impacto, Ignis desmanteló por completo al demonio, no dejando ni un sólo rastro del mismo. Las cuchillas de cadena también se desvanecieron por completo.

Ignis se vio rodeado por cientos de demonios Imps de fuego, junto con algunos Brutes de plasma supercalentado, por lo que voló hacia los demonios y atacó con una patada llameante a los monstruos, levantando cientos de erupciones de fuego, demoliendo tanto el suelo como los monstruos que le rodeaban, aunque algunos Brutes sobrevivieron, junto con algunos Revenants, los cuales básicamente eran demonios con rostro esquelético y con una extraña armadura similar a la de los gladiadores. Aquellos Brutes levantaron con extraños poderes enormes porciones de roca, rodeada de plasma, y la arrojaron contra el enorme dragón, quien demolió cada cometa con sus poderosos puños, apenas entraban en contacto con los mismos.

El dragón del fuego azotó ambas manos en el suelo y con ello sacudió todo el terreno con un brutal terremoto que devastó el piso, al erguir numerosos pilares de tierra y crear una onda de marea de roca y tierra que se alzó por lo menos un kilómetro de altura, tal y como si un meteoro hubiese impactado en el terreno. Aquella ola de tierra que viajó al menos un año luz de diámetro destruyó al resto de los demonios menores que confrontaba Ignis, apenas dejando un líder Brute, del mismo tamaño que él, con vida.

El Brute, por su parte, dio un enorme salto hacia Ignis, sosteniendo en lo alto sus manos juntas, y entonces en ellas se formó una esfera de plasma, de tonalidad verde esmeralda, la cual brillaba con una tremenda intensidad, aunque no comparable al del kugelblitz, e irradiaba una temperatura tremenda, apenas por debajo del límite físico de la temperatura. El monstruo arrojó aquel orbe de energía contra Ignis, rugiendo ferozmente en contra del legendario dragón, y la esfera de poder adquirió un jet de plasma, además de que viajó a cientos de miles de millones de kilómetros por hora, de modo que parecía casi invisible, al superar la velocidad de la luz, incluso con un estampido luminoso.

Ignis, en cambio, detuvo con ambas manos aquel orbe de energía, arrastrándose algunos metros por el suelo, aproximadamente unos cien, y después aferró sus enormes y fuertes patas, de modo que detuvo con éxito el ataque de su enemigo. Con sus enormes y poderosas manos, Ignis pulverizó aquel orbe de energía, de modo que contuvo el poder en su mano derecha, y entonces arrojó la misma contra el Brute, quien hizo un malabar en el aire, muy hábil y veloz, para esquivar aquel ataque.

Para entonces, sin embargo, Ignis se arrojó en un ataque volador contra su enemigo, preparando su garra derecha con llamas, y lanzó un zarpazo a su enemigo, quien bloqueó el ataque de Ignis con sus manos. El dragón del fuego reaccionó con su garra izquierda, igualmente llameante, y el Brute desvió el ataque de un manotazo. El demonio golpeó el vientre del señor de las bestias con una patada trasera en el estómago y lo mandó a volar contra una roca puntiaguda, aunque estaba en posición vertical y únicamente se pulverizó.

Ignis entonces se arrojó contra el demonio y chocó la palma de sus manos contra los de él, empujándose con fuerza contra el otro. El suelo se resquebrajó como si estuviese teniendo lugar un colosal y devastador terremoto. El suelo empezó a expulsar lava a por lo menos un año luz de distancia e incrementaba aún más la temperatura del sitio, de modo que el suelo comenzaba a licuarse progresivamente, formando un enorme mar de lava que flotaba en el espacio.

Ignis rugió con fuerza, intimidando un poco al demonio con su potente rugido, y después le dio un cabezazo con su cráneo, para después morderlo con sus enormes dientes y arrancar el brazo del demonio, quien rugió del dolor y se arrodilló sosteniendo el costado donde su musculoso brazo anteriormente estaba. Ignis entonces sostuvo con sus manos aquel monstruo, lo elevó por lo alto y rugió nuevamente con agresividad, para de un solo movimiento partirlo por la mitad, acabando finalmente con la vida de aquel Brute.

Un par de cíclopes, quienes de alguna manera habían sobrevivido al cataclismo que provocó Ignis, se arrojaron contra el monstruo del fuego, quien los tomó con ambas manos de sus cuellos, los incineró hasta casi licuarlos y entonces los azotó el uno contra el otro, con lo cual los desmanteló por completo en una pila de partículas subatómicas. El resto de los demonios que se intentaron incorporar fueron derribados de nuevo por un poderoso y oscuro rugido de parte de Ignis, quien levantó su cabeza y bramó con la potencia de una explosión termonuclear.

¡Al diablo con todos ustedes! ¡Los voy a matar de un sólo ataque! — vociferó el temible dragón del fuego, cruzando sus brazos frente a su fornido pecho.

Ignis soltó otro rugido y expulsó una llamarada muy poderosa, expandiendo una onda de choque térmica a centillones de grados centígrados, con lo cual consumió por completo a los últimos demonios sobrevivientes. Desde lo lejos, prácticamente parecía como si una hypernova se expandiera a una velocidad por encima a la de la luz, además de que arrasaba con todo lo que se hallaba a su paso, creando incluso una agitación del tiempo/espacio, como si se produjese un segundo Big Bang que se expandía más allá de todos los complejos de supercúmulos en el universo Prime.

— ¡Capitán, maniobras de evasión! — ordenó Aino al líder de los pilotos — ¡Activen campo de fuerza!

— ¡A la orden, presidenta! — dijo el mencionado, quien golpeó con un poco de fuerza un botón grande y con ello incrementó la potencia de la barrera de plasma que protegía a la nave.

Tras ello, el capitán maniobró la nave para evadir la letal radiación térmica que expulsó Ignis con sus poderes, causando que los que estaban dentro de aquel vehículo espacial se tambalearan un poco. Sasuke agarró a Sakura y la cargó, para evitar que cayera al suelo.

— Dios... no puedo creer que aquel monstruo sea tan poderoso... — dijo Aino, recuperando su centro de apoyo, cuando vio aquella esfera que Sakura creó hace unas horas.

— Éso no es nada. Ignis tiene mucho más poder de lo que está demostrando — explicó Sasuke, ya cruzado de brazos y con Sakura a su izquierda — Ni siquiera yo mismo sé hasta donde llegan los poderes de Ignis.

Sakura abrió sus ojos como platos y miró a su novio.

— ¿De verdad tiene tanto poder el señor Ignis? — le preguntó la pelirrosa.

El azabache asintió.

— Si llegásemos a pelear Ignis y yo, con nuestro verdadero poder, seguramente terminaríamos destruyendo el multiverso, antes de que podamos terminar nuestra contienda — aseveró el Uchiha, mirando cómo por fin el fuego que creó Ignis se desvanecía — Quizá él y yo tenemos los mismos poderes. No estoy completamente seguro, pero tal vez ninguno de los dos seríamos capaz de derrotar al otro. En el mejor de los casos, ambos terminaríamos inconscientes, tras la pelea.

Todos se quedaron perplejos ante lo remarcado por Sasuke. Por lo poco que habían visto, especialmente Sakura, Sasuke era demasiado poderoso, tanto que quizá de todos los presentes, además de Sakura, él era el único capaz de vencer a Magnus Chaos y a sus secuaces. Pensar que Ignis era tan poderoso como Sasuke era inimaginable, a pesar de que el señor de las bestias era conocido por ser la bestia más temible de todo el universo Pime. Sakura, de todos, era la más impresionada con saber del potencial oculto de la "mascota" de su amado Sasuke-kun.

De vuelta a Ignis, el dragón vio cómo todos sus enemigos estaban completamente licuados, siendo absorbidos por la lava radiactiva y convertidos en partículas subatómicas, del tamaño de los preones. El monstruo extendió sus alas, levantó una poderosa ventisca con sus poderes y soltó una densa fumarola de humo, oscureciendo momentáneamente la visión de los chicos con una cortina de humo negra.

Bah, qué basuras tan molestas — espetó oscuramente y furioso el dragón del fuego — ¿Aún están ahí, tontos?

¿Qué sucede, Ignis-sama? — preguntó Sakura, escuchándose a través de la esfera de cristal en el cuello del monstruo legendario.

No he logrado hallar una sola pista con respecto al susodicho sello del fuego — recalcó Ignis — Lo único que puedo pensar es que aquel kugelblitz está relacionado con el sello, o que incluso aquel orbe de energía es el sello. Supongo que éstas basuras fueron las encargadas de proteger el kugelblitz, porque se trata del sello del fuego.

Supongo que tiene sentido — dijo Sasuke, a través de la esfera, en realidad mediante la magia de Sakura — Es probable que nadie hubiese contemplado el hecho de que algún ser biológico fuese capaz de aproximarse a una zona tan peligrosa como el cúmulo galáctico RXJ1347, juzgando por los inútiles que tuviste que confrontar hace unos momentos.

Es lo más probable. Una verdadera lástima para ellos. No contaron con que el amo del fuego estuviese aquí presente — exclamó orgulloso Ignis, irguiéndose completamente — Como sea. Voy a examinar ésa cosa y ver si puedo hallar el susodicho sello del fuego, ya para largarme de éste lugar. Tan sólo espero que no haya más malditas basuras que me estorben.

Por ello no deberás preocuparte, señor de las bestias — anunció una voz dentro de aquel cúmulo galáctico.

Ignis entrecerró su mirada y miró a todos lados, tratando de encontrar con su visión de dónde provenía aquella voz, pero lo único que veía Ignis era cientos de miles de millones de estrellas de toda clase y tipo espectral, numerosas galaxias, junto con numerosos quasars e infinidad de remanentes estelares. Incluso podía ver los sistemas planetarios que orbitaban a las estrellas, junto con nebulosas y otros cuerpos celestes, pero el dragón del fuego no ubicaba de dónde provenía aquella voz.

El monstruo gruñó, azotando su enorme pata derecha en el suelo, al mismo tiempo que tensaba sus puños y los colocaba a cada costado de su torso, a la altura de sus costillas.

¡Quien quiera que seas, muéstrate ahora mismo! — bramó irritado el imponente reptil, aún buscando a su oponente con la mirada.

Muy bien. Si es que así lo deseas...

De pronto, el kugelblitz en el centro del cúmulo galáctico, a unos cincuenta millones de kilómetros de distancia desde Ignis, brilló con una tremenda intensidad, aunque sin expandirse, y pronto detonó una onda de choque lo suficientemente poderosa como para devastar al menos el diámetro ocupado por todos los filamentos galácticos en Prime. Ignis se cubrió a causa de la intensidad luminosa a la que fue sometido, pues el calor expulsado por aquel hypernova que creó la onda expansiva no le afectó en lo más mínimo.

Cuando toda aquella radiación térmica pasó, Ignis finalmente se descubrió la mirada y vio a un enorme monstruo de al menos unos diez metros de altura, similar a la altura regular de Ignis. El monstruo parecía una especie de fusión entre murciélago vampiro y cabeza de carnero, con cientos de lo que parecían ser cuernos esparcidos por todo su cuerpo y unos ojos totalmente blancos y brillantes como estrellas.

Al ver a su oponente, Ignis extendió sus alas a los costados, mostrando que no estaba en lo más mínimo intimidado por aquel demonio con alas de murciélago, adornadas por cuernos. El dragón del fuego gruñó, mostrando adamancia absoluta.

¿Tú eres el guardián del sello del fuego? — preguntó agresivo Ignis, mirando con sus orbes escarlata al demonio.

El demonio sonrió burlón y asintió.

En efecto, señor de las bestias — afirmó el demonio, igualmente extendiendo sus alas a los costados — Mi nombre es Xaphan, y soy el guardián del sello del fuego, conocido como la Puerta del Infierno. Como supongo que ya lo dedujiste, soy el Pain Elemental del fuego. Más que guardián de ésto, soy el amo del fuego del cosmos y dueño del supercúmulo de Virgo.

¿Entonces eres un esclavo más de Chaos, Elemental? — cuestionó en desprecio el dragón legendario.

No me confundas con aquellos patéticos Daemons. Yo soy el amo del fuego y el más poderoso de todos los Pain Elementals — remarcó Xaphan, mostrando sus temibles colmillos, además de que tensó los músculos de su cuerpo y la vascularidad resaltó en el mismo — Estaba esperando a que ése gusano de Chaos aparezca por aquí paca acabarlo con mis propias manos, mas no me esperaba que vinieras en persona, Lord Ignis — agregó — Debo decir que es un honor para mí el por fin conocer al señor de las bestias.

El demonio hizo una reverencia, similar a como un caballero paladín lo haría para con su monarca, pero Ignis soltó una fumarola, indiferente ante los absurdos ademanes de aquel demonio que no le impactaba en lo más mínimo.

Veo que soy más popular de lo que esperaba — se burló de vuelta Ignis, aunque tenía un rostro serio y agresivo — Sin embargo, detesto la competencia, especialmente cuando basuras tratan de arrebatarme el título del amo del fuego. Encima de todo, no eres más que un patético demonio. Un ser inferior a un legendario dragón como yo.

Ignis se posicionó en su postura de combate del Bei Long Quan, similar al estilo del Dragón del Norte de Sasuke, y aumentó poco a poco su poder, haciendo temblar el suelo como si se tratara de un terremoto a escala de todo el universo.

No me gusta perder el tiempo hablando, así que pasemos a la pelea, ¿quieres? — demandó el poderoso dragón legendario — Voy a matarte aquí mismo. Éste lugar será una tumba perfecta para tu cadáver calcinado y carbonizado.

El otro monstruo rió entre divertido y malévolo, colocándose en una postura de combate agresiva, además de que también aumentó su aura.

De acuerdo. Te haré ver el infierno en vida, señor de las bestias.

Ambos demonios expulsaron un aura de fuego, aumentando su llamarada a cuando menos un kilómetro de diámetro, haciendo que el terreno explotara con una onda de choque llameante, y finalmente ambos monstruos rugieron con fuerza, como dos animales salvajes.

Con aquel rugido, ambos seres se arrojaron al ataque.

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Desde hace tiempo, siempre he querido hacer un combate solo para Ignis y demostrar porqué incluso Sasuke lo respeta en combate. Y mejor aún si aquel combate es con un demonio. Siempre me ha fascinado imaginar una pelea entre dragón y demonio.

En fin. Sin más que aclarar por el momento, me despido de ustedes, linduras, y nos vemos en la próxima entrega.