Capítulo XCVII: Duelo de Titanes.
Ignis y el demonio Pain Elemental se infundieron de elemento fuego y entonces se lanzaron al ataque. Xaphan fue el primero en atacar a Ignis con un puñetazo llameante, por lo que el dragón respondió con un puñetazo similar, con una llama de tonalidad turquesa. En la colisión, se creó una onda de choque de un plasma supercalentado y barrió con todos los escombros en el suelo, además de sacudir potentemente el terreno, aunque apenas se cimbró por tan sólo unos segundos. El dragón y el monstruo chocaron sus manos en contra de la del otro y se empujaron de las mismas, a la vez que gruñían de manera imponente y aumentaban sus auras de fuego.
El demonio, sin embargo, arrojó contra el dragón una llamarada de su boca, directo a su rostro, con lo cual hizo que el monstruo legendario retrocediera unos pasos, soltando unos quejidos y algunos zarpazos al frente, tratando de atinarle a Xaphan ante su ceguera temporal, pero el demonio del fuego se abalanzó en un vuelo contra el señor de las bestias, con las manos extendidas al frente, y con ello lanzó volando a Ignis contra una enorme roca que explotó como una supernova. El demonio entonces voló a lo alto y cargó su enorme aura, para entonces extender sus alas y materializar un orbe de plasma en el frente de su boca, incluso sacudiendo el tejido tiempo/espacio a su alrededor.
Con un rugido demoniaco, el guardián del sello del fuego disparó un rayo de plasma que viajó a la velocidad de la luz y que tenía un diámetro de al menos unos mil kilómetros, con aproximadamente un millón de kilómetros de largo. El ataque se enterró en aquella gigantesca porción de tierra semilicuada y levantó una erupción de la lava a absurdas temperaturas, muy cercanas a ciento cuarenta quintillones de grados centígrados, y entonces de nuevo se sacudió todo el suelo, lanzando brotes de lava al espacio. El rayo de energía que arrojó Xaphan se esparció por todo el territorio y aquel suelo de lava brilló con una tonalidad amarillento oscuro metalizado, encima de que el mar de lava se sacudió con un poderoso remolino, parecido al de los huracanes que agitaban los planetas gigantes gaseosos.
Al aumentar un poco más su aura, el demonio aumentó el poder de su ataque y por fin detonó con una fuerza abrumadora, similar al estallido de rayos gamma que sucedían en el centro de los quasars mas masivos en el universo. Debido a ello, desde incluso el horizonte cosmológico de luz se podía ver cómo resplandecía una oscura energía amarilla. El tejido espaciotemporal se sacudió con tal violencia que parecía como si la mano de Dios sacudiera con violencia al universo, con tal fuerza que incluso Aino y el resto tuvieron que alejarse del sitio o serían afectados por las tremendamente poderosas ondas gravitatorias.
Cuanto toda la calamidad pasó, sin embargo, se pudo ver cómo en el sitio se dio una detonación de energía, similar a una hypernova, y del fondo de aquel mar de lava salió Ignis, volando a lo alto, aún con aquel plasma que lanzó Xaphan con su boca. El dragón enorme se detuvo a la misma altura del demonio guardián del sello y entonces extendió sus alas a los costados, dejando sus brazos descansados a los costados y mirando ferozmente al otro monstruo. Ignis entonces expulsó sus llamas, creando al mismo tiempo una poderosa corriente de aire calentado que ascendía con fuerza como un huracán, y después el poderoso dragón soltó un rugido de guerra, haciendo temblar sorpresivamente todo el universo Prime.
Ignis entonces se rodeó de nuevo con una enorme esfera de fuego, de al menos un kilómetro de diámetro, y se arrojó de nuevo en un vuelo contra Xaphan, contra quien comenzó a lanzar veloces y agresivos puñetazos y patadas que al demonio le costaba esquivar, encima de que varios de ellos tenía que bloquearlos con sus musculosos brazos. Ignis dio un giro hacia su izquierda y atacó con una patada de giro directo a la cabeza del demonio, por lo que éste tuvo que utilizar su antebrazo para detener la patada del reptil alado, aunque no contó con el hecho de que Ignis era demasiado poderoso y por ello salió expedido a un costado, para después estamparse contra una enana marrón que se hizo pedazos a la colisión.
Ignis, en cambio, salió volando en dirección a donde Xaphan terminó arrojado. En cuestión de algunos segundos, el enorme monstruo apareció frente al demonio y lo atacó con una patada llameante, de modo que Ignis enterró al guardián del sello dentro de otra enana marrón, haciendo que se hiciera polvo en el acto y que explotara como una pequeña nova. Una vez que ambos quedaron desenterrados de aquella estrella, Xaphan se recuperó al girar hacia sus espaldas, al extender sus alas, y entonces disparó desde sus manos un rayo gamma a absurdas temperaturas, aunque Ignis fácilmente enduró el ataque al cruzar sus alas al frente y protegerse de la mayor parte del daño, menos algunas quemaduras menores, además de que fue arrastrado por algunos metros.
Eventualmente, el enorme coloso legendario de Terra repelió el ataque al extender sus alas a los costados y dispersar la energía de aquel poder. Ignis entonces levantó en alto su cabeza, cargó una llamarada en su enorme hocico y entonces soltó su aliento de fuego blanco, con un rugido, contra el otro demonio que volvió a arrojar un jet de plasma en contra del coloso de Terra. Ambos ataques chocaron y crearon una explosión tremenda que arrasó con todo dentro de al menos un año luz de área. Lejos de que los ataques se extinguieran, los monstruos siguieron expulsando energías desde su boca y manos, respectivamente.
Desde lo lejos, donde Aino y el resto estaban, se podía ver dos colosales orbes de fuego, de una tonalidad turquesa y blanco, de Ignis y Xaphan, y cómo dos enormes rayos de poder bregaban entre ellos, enviando por doquier descargas de radiación gamma, rayos eléctricos y ondas de choque ionizadas que viajaron a por lo menos un parsec de distancia desde donde se daba el encuentro de ataques de ambos monstruos.
Eventualmente, ambos colosos soltaron más energía de sus cuerpos y en el medio del ataque se produjo una gigantesca esfera de energía, de cuando menos unos cien metros de diámetro, similar a los orbes que rodeaban a ambos monstruos. Fue cuestión de tiempo para que ambas energías detonaran, con la misma potencia que una supernova, al tener encerrado en su interior una cantidad brutal de energía que arrasó con al menos un diámetro de un parsec y que sacudió la fábrica del universo dentro de la misma área.
Tras ello, y durante aquella cortina de luz, Ignis se rodeó de sus llamas turquesa alrededor de todo su cuerpo y se arrojó en un agresivo vuelo contra el otro monstruo. Dado que el demonio aún no tenía una visibilidad clara de su entorno, no pudo evitar recibir el poderoso ataque de parte de Ignis, quien lo mandó a volar contra un relativamente pequeño satélite natural, el cual explotó con una potencia impresionante, en combinación con las llamas de Ignis que consumían al demonio.
El dragón del fuego voló rápidamente hacia la posición de Xaphan y preparó sus garras que afiló al extenderlas al costado, además de que arqueó sus alas al costado, las cuales se infundieron de su elemento fuego. Apenas tuvo al monstruo a unos metros de su cuerpo, Ignis arrojó un zarpazo llameante con su garra derecha, la cual combinó con otro zarpazo de su garra izquierda, y después conectó una infinidad de veloces, agresivos y poderosos puñetazos, todos cargados de fuego, para después darle un doble golpe de martillo, con lo cual lo mandó a volar a la semisólida corteza que tenían a cientos de metros abajo.
El monstruo legendario de Terra voló a toda velocidad al suelo e interceptó al otro monstruo con un rodillazo de su pierna derecha, con lo que detuvo la agresiva y veloz caída de Xaphan, quien gritó oscuramente del dolor, y en seguida Ignis alzó al demonio con una patada. A continuación, Ignis sostuvo agresivamente del cuello del demonio y se lo apretó con fuerza, para en seguida dar un giro de quinientos cuarenta grados hacia su izquierda y arrojar al monstruo a lo lejos, el cual salió proyectado a la velocidad de la luz, con una potencia impresionante.
Xaphan traspasó varios satélites naturales, los cuales iban progresivamente reduciendo la velocidad a la que volaba por los aires, además de que lo hacían dar volteretas en el aire, encima de que recibía múltiples daños menores. Ignis rugió con potencia, haciendo temblar toda el área ocupada por los filamentos galácticos, y entonces cargó llamas de nuevo en su boca. Ignis disparó una increíblemente poderosa llamarada de fuego etéreo hacia Xaphan, quien aún giraba en el aire, y conectó limpiamente su ataque, de modo que de nuevo sucedió una explosión similar en proporciones a una hypernova, por lo que un área de al menos un megaparsec se iluminó completamente y una temperatura de Planck arrasó con los alrededores, dentro de la misma área. Aino y el resto apenas tuvieron tiempo para protegerse con una barrera electromagnética, o de lo contrario habrían sido consumidos por aquella poderosa llamarada que arrojó Ignis desde su boca.
Por algún motivo, Ignis entrecerró su mirada y vio cómo un gigantesco kugelblitz le fue arrojado, de modo que el enorme monstruo legendario extendió sus enormes brazos al frente y paró con éxito aquel ataque, aunque fue arrastrado aproximadamente unos cien metros a lo lejos. En cuanto pudo detener con éxito el ataque, Ignis enterró aún más sus manos en el mismo, lo sostuvo con fuerza y desgarró completamente del mismo, como si se tratase de un velo que rompía con sus enormes manos.
Sin embargo, Ignis no contó con el hecho de que el demonio que confrontaba ya estaba enfrente de él y Xaphan le dio una patada directa a su vientre, con lo cual hizo que Ignis se doblegara y que saliera volando a la velocidad de la luz, a una distancia inconmensurable. Xaphan desapareció de la zona y reapareció a las espaldas de Ignis, para propinarle un puñetazo en forma de cruzado a su espalda y después giró quinientos cuarenta grados hacia la derecha. El demonio guardián le conectó una poderosa patada de gancho aérea al dragón, infundida de plasma a temperaturas absurdas, y entonces hubo una explosión que expandió una onda de choque de plasma a un parsec de diámetro. Ignis salió expedido a lo lejos, dando cientos de vueltas en el aire, y colisionó violentamente contra un remanente estelar que quedó completamente destruido ante el impacto.
Ignis, no obstante, recuperó pronto su postura de combate y rodeó su enorme cuerpo con llamas etéreas de tonalidad blanco azulado metalizado, ahora incrementando la temperatura hasta niveles al límite de la física, y después voló en dirección del monstruo demonio. Cuando llegó ante Xaphan, Ignis dio una hábil vuelta en el aire, incrementó la poderosa llama de su cola, y golpeó con ella en la cabeza del otro demonio, quien salió arrojado al suelo a gran velocidad, donde se colisionó con un brutal terremoto y una erupción de lava radiactiva que se elevó a por lo menos un parsec de altura.
Ignis descendió a toda velocidad hacia el suelo, de modo que llegó a la enorme plataforma semirocosa donde estaba enterrado Xaphan, y entonces preparó su puño derecho llameante. En cuanto el legendario dragón llegó al suelo, impactó su puño en el vientre del demonio, de modo que le hizo vomitar su repugnante sangre y hundirse aún más dentro de una colosal zanja que se abrió al menos un año luz de diámetro y que ambos cayeran al vacío. Sin embargo, aún mientras caían, Ignis y Xaphan recuperaron sus posturas en el aire y siguieron combatiendo cuerpo a cuerpo.
Ignis tomó con su mano izquierda del cuello al demonio e impactó su mano derecha múltiples veces en su rostro, aturdiendo a su enemigo con cada golpe y sacándole sangre en el proceso, además de desfigurar progresivamente su faz. El guardián del sello del fuego, sin embargo, detuvo el golpe de Ignis y lo pateó en el vientre, con lo cual lo alzó un poco. No obstante, el dragón legendario se recuperó de inmediato y disparó de su boca un orbe de fuego, a una temperatura absurda, y con ello hizo que del cráter donde estaba su enemigo se levantara un enorme pilar de fuego blanco, el cual se extendió al menos un trillón de kilómetros de distancia y calcinó todo el terreno, licuándolo completamente. La explosión que siguió al ataque fue equiparable al de una supernova que se extendió un radio similar al del ataque anterior de Ignis, brillando como una quasiestrella.
Desde la explosión, sin embargo, salió el demonio alado con sus garras cubiertas de un plasma oscuro, el cual irradiaba una intensidad abrumadora para sorpresa de los que espectaban la pelea entre ambos monstruos, pero Ignis detuvo el ataque de su enemigo al sostener con sus propias enormes manos las de su enemigo. Xaphan, sin embargo, le dio un fuerte rodillazo a Ignis, con lo cual lo hizo retorcerse y escupir un poco de sangre, y en seguida el demonio guardián atacó al dragón con una serie de puñetazos cruzados y veloces. Primero, atacó con un gancho al costado derecho del rostro de Ignis, continuando con otro gancho de su puño izquierdo. Sin embargo, el dragón ahora lo desvió con su mano izquierda a un costado y atacó con un puño trasero al vientre de su enemigo, para después continuarlo con otro puño trasero al rostro del demonio, con lo cual lo aturdió y le hizo retroceder unos pasos. Ignis entonces giró hacia su izquierda y golpeó al monstruo con su cola llameante, para después combinarlo con una patada de giro inversa, con su pie izquierdo.
El demonio se recuperó en el aire y tensó su puño derecho, donde cargó otra aura oscura, y entonces se arrojó contra Ignis, a una impresionante velocidad, ésta vez conectando limpiamente su ataque contra el vientre de su enemigo, con lo cual lo mandó a volar algunos cientos de metros hacia su espalda, donde el legendario monstruo de Terra giró como un rehilete. Ignis, sin en cambio, se rodeó de su aura de fuego azul turquesa y se arrojó contra el demonio, girando en sentido lateral a gran velocidad, como si se tratara de un enorme tornado de llamas azuladas.
Ignis impactó contra el demonio, pero el guardián del sello del fuego detuvo el ataque del monstruo con sus manos e hizo un enorme esfuerzo para frenar finalmente a Ignis, quien colisionó su codo izquierdo en el monstruo demonio y lo aturdió un poco. El dragón del fuego hizo un giro con voltereta a sus espaldas y atacó a su enemigo con una patada de voltereta que impactó en la mandíbula del demonio. Tras ello, Ignis atacó con una patada trasera, directo al vientre de su enemigo, y luego juntó sus puños a lo alto, ahora colisionando un poderoso golpe de martillo doble en la espalda del monstruo. Aquel ataque mandó a volar al demonio al suelo, pero Ignis lo interceptó en el aire, al caer velozmente a cuando menos la mitad de la velocidad del sonido, y entonces atacó al demonio con un rodillazo a su vientre.
El legendario monstruo de Terra entonces lo atrapó con sus dos brazos, en un vicioso agarre que casi le destroza los huesos a Xaphan, e Ignis entonces comenzó a girar a una velocidad frenética, al igual que extendió sus alas a los costados. Pronto, el giro adquirió no solamente una velocidad tremenda, sino que la fuerza centrífuga creó un poderoso huracán en al menos un área de un año luz, agitando poderosamente el tejido tiempo/espacio casi con la misma fuerza que lo haría un terremoto catastrófico.
Ambos monstruos traspasaron varios planetas, aún girando en el aire, y eventualmente llegaron hasta otro enorme planeta rocoso, por lo que el reptil alado dejó caer al otro monstruo, quien se impactó con violencia contra el suelo de aquel planeta y se hundió en el interior del mismo, causando un poderoso temblor en el subsuelo que casi destruye el cuerpo celeste. Ignis aterrizó en sus dos patas y extendió las piernas un poco, para después cargar su aura de fuego y levantar sus manos a lo alto.
El dragón del fuego rugió con furia y entonces azotó sus enormes manos en el suelo de aquel exoplaneta, con lo cual además de levantar una ola de marea de tierra también alzó una marea de fuego que consumió todo el terreno. La explosión fue tan poderosa que prácticamente destruyó todo el planeta, haciendo que explotara y que arrasara al menos con un área de varios billones de kilómetros cuadrados, de modo que incluso otros planetas, satélites y estrellas fueron destruidos por el ataque tan poderoso de Ignis, quien atacaba de una manera similar a cuando Sasuke utilizaba su Doble Impacto Meteoro, al colisionar ambas manos contra el terreno y levantar una onda de marea de lo que parecía ser lava turquesa.
Ignis rugió con fuerza y sacudió con un terremoto el suelo, de nuevo levantando sus enormes manos a lo alto, y entonces azotó un puño tras otro en el suelo del planeta, no solamente sacudiendo el mismo con violencia, sino que con cada impacto levantaba una enorme marea de lava turquesa a lo alto, en realidad una erupción de lava radiactiva, pero que se expandía como una colosal ola de marea que arrasaba con el suelo. Cada golpe levantaba una poderosa explosión de fuego, con una onda de choque térmica que devastaba el suelo y los alrededores. Ignis alzó de nuevo sus manos y las azotó en el suelo, pero ésta vez destruyó por completo el planeta, de modo que se expandió una poderosa nebulosa por toda un área de al menos un parsec.
Aquella explosión hizo que Xaphan sufriese de daños en su cuerpo, de modo que salió expedido hacia otro planeta, en el cual se estampó y se enterró al menos unos diez metros en la corteza de aquel otro planeta rocoso. Ignis rugió fuertemente, haciendo temblar el tejido espaciotemporal de nuevo, y se arrojó contra el guardián del sello del fuego, con un puño rodeado de fuego turquesa. Al llegar, sin embargo, el demonio del fuego extendió sus manos al frente y disparó una poderosa onda de plasma, a una temperatura de cien quintillones de grados Kelvin, y con ello mandó a volar a unos cientos de metros al dragón elemental, quien recuperó su balance en el aire y detuvo un puñetazo de Xaphan contra su rostro, parando de nuevo otro puñetazo de la mano izquierda del demonio.
Durante unos segundos, ambos demonios se forzaron de las manos, tratando de abrumar al otro, pero el señor de las bestias poco a poco comenzó a superar en fuerza al Pain Elemental. Eventualmente, Ignis le dio un rodillazo en el vientre y después dio un giro al frente para entonces atacar con un coletazo llameante, al rodear todo su cuerpo con llamas, de modo que arrojó al vacío a Xaphan, aunque el demonio se recuperó y disparó con sus manos un rayo de energía de plasma supercalentado, a pesar de que Ignis se protegió con sus enormes alas. El dragón disparó de su boca otro orbe de fuego, de un diámetro aproximado de cinco metros, y el orbe de fuego supercaliente viajó a una velocidad supersónica. En cuestión de segundos, impactó contra Xaphan y creó una explosión cósmica que se extendió a por lo menos un parsec de puro radio, además de que iluminó el cielo de una tonalidad turquesa por aproximadamente un minuto, encima de que incrementó la temperatura de la constelación a niveles peligrosos. Aino y el resto tuvieron que alejarse del sitio, pues la temperatura brutal amenazaba con abrumar los campos de fuerza de la nave y licuar completamente la nave espacial.
Cuando la explosión se disipó, Aino y el resto vieron que varios planetas, la mayoría de hecho, habían sido consumidos completamente y en el vacío espacial se podía apenas apreciar un enorme cúmulo de asteroides relativamente pequeños.
— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó Karin, una vez que el destello se disipó y no se podía apreciar el paradero de ambos monstruos.
— ¡Capitán! ¡Inicie rastreo por sonar! — ordenó Aino, volviendo su mirada a uno de sus hombres; el piloto de la nave.
— ¡A la orden, mi señora! — contestó el líder de la tripulación de la nave, quien comenzó a teclear en el panel de control.
— Jamás imaginé que ése monstruo sería tan poderoso... — dijo Tenten, mirando aún la esfera de cristal que había creado Sakura, con gran asombro — Supongo que no por nada es conocido como el señor de las bestias...
Con aquel otro enunciado, todos supieron que la monja hablaba de Ignis, quien aún no podía ser rastreado adecuadamente dentro de la calamidad que había sucedido con la pelea.
— Éso no es nada — rebatió Sasuke, por lo que todos, exceptuando los pilotos de la nave, volvieron su mirada hacia el azabache — Ignis no ha demostrado ni aún una mínima parte de su verdadero poder. Aquello que ha demostrado hasta ahora no es nada. Es completamente insignificante y patético.
Todos, incluyendo Sakura, se quedaron con los ojos abiertos como platos. Si de por sí Ignis ya había demostrado un impresionante poder de pelea con aquel combate que tuvo contra el guardián del sello del fuego, al grado de haber destruido numerosos planetas, deshabitados para alivio de Sakura y Kaguya, era increíble para todos el imaginar que Ignis poseía mucho más poder del que era capaz de destruir al menos un parsec de puro radio. Un parsec fácilmente era poco más de treinta billones de kilómetros, o aproximadamente tres años luz, y era increíble que alguien como Ignis poseyera tal poder. Aunque, por otro lado, Sasuke, Sakura y Kaguya fácilmente eclipsaban aquel poder, claro está.
Por otro lado, Sasuke ha sido el único ser en confrontar a Ignis en serio y sobrevivir en combate, así que era el único que había experimentado el verdadero poder del señor dragón de primera mano. No había motivo para dudar de sus palabras.
— Sasuke-kun... tú... ¿tú alguna vez ya has enfrentado a Ignis-sama en combate? — preguntó curiosa Sakura — Aparte de aquella vez que me narraste, por supuesto.
Sasuke asintió, volteando a ver a Sakura, momentáneamente.
— Algunas veces solíamos tener roces y conflictos de intereses, por lo que terminábamos peleando — confirmó como sin nada el Uchiha, lo cual dejó pasmados al resto — Ciertamente, jamás he podido enfrentarme a Ignis con nuestro verdadero poder, debido a que seguramente destruiríamos a toda la creación por completo. No obstante, tengo la certeza absoluta de que ésa lagartija alada posee un poder quizá equiparable al mío o al tuyo, Sakura.
Aquello dejó anonadados a todos, incluyendo a Sakura. ¿Tan poderoso realmente era Ignis? De ser así, era una suerte que estuviese de su lado. Seguramente ni Sakura podría detener a semejante monstruo, o al menos así pensaba la princesa hada.
— ¿Tanto así? — dijo Karin, impresionada de las palabras del pelinegro — Sin embargo, tal parece que aquel demonio guardián del sello del fuego iguala los poderes de Ignis-sama. Ambos han peleado prácticamente al mismo nivel y parecen no palidecer en habilidades de combate — remarcó.
— Lo que más me sorprende es ver que Ignis es extremadamente hábil en combate cuerpo a cuerpo — añadió Kakashi, frotándose la mascada, en el área donde estaba su espesa barba, a modo reflexivo — Es decir, por supuesto que he escuchado que es literalmente la bestia más poderosa de Terra y probablemente todo Prime, pero se me hace increíble el ver que sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo, o por lo menos en encuentros cercanos, son igualables a los de los monjes guerreros. Es como si estuviese viendo una representación del estilo Bei Long Quan y el Nan Long Quan, fuera de los guerreros dragón que practican los estilos externos, por supuesto.
Sasuke asintió un par de veces, para luego extraer su cigarro de cannabis y comenzar a fumar de él. Tenten igual le dio la razón al paladín, al asentir y hacer un gesto parecido a "Mmm-hmm".
— Es obvio, Sir Kakashi. Recuerde que los Cinco Animales del Kung Fu fueron inspirados en bestias legendarias como Bai Hu, Shen Long y otros seres mitológicos. Se dice, de hecho, que probablemente el líder de los dragones elementales, ahora a quien conocemos como Ignis, fue el creador del estilo del dragón — informó la pelicastaña, quien recibió un simple asentimiento de parte de Sasuke, mientras seguía fumando tranquilo — Juzgando por el cómo pelea Lord Ignis, debemos suponer que aquel mito es verdad. Por lo menos, él tuvo mucho que ver en el posterior desarrollo del Bei Long Quan y el Nan Long Quan, llamados igualmente estilo del norte y sur, respectivamente.
— En realidad, los movimientos que se empleaban en los Cinco Animales del Wushu fueron meramente inspirados en las cinco bestias legendarias — corrigió Sasuke, aunque era tan sólo una extensión del hecho real que afirmó la castaña — Los movimientos de los Cinco Animales del Kung Fu fueron inspirados en los movimientos del dragón, o sus alegados movimientos, los de la serpiente, el tigre, el leopardo y el mono. Muchos de ellos se extendieron a la grulla, el lobo, el león, el águila, el pájaro, el fénix, la pantera, mantis religiosa y otros numerosos animales; todos ellos procedentes del templo del norte, donde se originó el estilo Waijia o estilo externo. Incluso la escuela de estilo interno, conocido también como Neijia, se inspiró en animales para crear sus tres estilos elementales: Yin Fu Baguazhang, Xingyiquan y Taijiquan, los cuales después fueron ampliados para incluir los estilos Bajiquan y Yiquan.
Ahora fue el turno de asentir de Tenten, con el mismo gesto anterior.
— Exacto. Originalmente, fueron pensados como movimientos de ejercitación para los monjes de los templos shaolin, pero posteriormente fueron adaptados para el combate cuerpo a cuerpo, como respuesta de la invasión samurai del imperio del sol naciente, el cual masacraba a los anteriormente pacifistas monjes — recalcó la monja — Durante más de mil quinientos años de práctica de artes marciales Wushu, los monjes shaolin, particularmente los guerreros dragón y fénix, pasaron de ser ovejas de matadero a los guerreros más poderosos y temibles de Terra. Uno de mis ancestros fue el que peleó en la primera guerra de Terra y por sí solo acabó con más de quinientos samurai y shinobi.
Sakura y el resto, exceptuando Kakashi y Sasuke, estaban impresionados por el relato que dieron tanto Sasuke como Tenten. Por supuesto que no dudaban de las capacidades de combate de los monjes guerreros, pues Sasuke y Tenten eran los guerreros dragón, o fénix en el caso de la castaña, definitivos, pero jamás se esperaban que los monjes shaolin tuviesen un trasfondo cultural impresionante. Prácticamente, Terra estaba fundamentado en los heroicos guerreros y su legado cultural.
— Miren... tal parece que siguen peleando... — interrumpió Karin, apuntando al enorme orbe de cristal que Sakura había creado con sus poderes.
Todos volvieron su mirada a aquella enorme esfera y, efectivamente, vieron cómo algunas enormes ondas de choque, de al menos un diámetro de un año luz, se expandían rápidamente y violentamente a través del universo, sacudiendo la fábrica de Prime con las mismas y devastando cualquier clase de materia o energía que se hallaba a su paso. Debido a la reacción termonuclear que generaban las explosiones de los ataques, se podía ver cómo se expandía una especie de nebulosa de tonalidad turquesa con escarlata sumamente caliente y brillante, casi como un quasar.
Sasuke y Sakura siguieron con la mirada cada punto de colisión, mientras que el resto apenas podía seguirles la pista a los dos enormes monstruos. La excepción era Kaguya, quien, tal y como su hija, poseía las mismas habilidades oculares de la princesa de las hadas. El ritmo de las explosiones se volvía un tanto frenético y repetitivo, con una frecuencia relativamente alta, aunque ciertamente limitada a la velocidad de dos seres enormes como Ignis y Xaphan, pero no por ello dejaba de ser impresionante. Seguramente, si estuviesen peleando en un área lo suficientemente grande, como para abarcar por lo menos un cettaparsec de pura área, lo más probable es que ahora estaría completamente devastada. Ya era increíble el simple hecho de que Ignis pudiese no solamente sobrevivir en el espacio exterior, sin necesidad de respirar oxígeno como todos los demás seres vivos, sino que incluso podía mantener una agresiva pelea contra uno de los Pain Elemental, conocidos como los seres más poderosos de todo Prime.
Finalmente, ambos monstruos aparecieron enfrente del otro y se soltaron un poderoso puñetazo al rostro, aunque ésta vez no salieron volando a causa del impacto, a pesar de que el golpe generó una poderosa onda de choque que se expandió años luz de distancia por el cosmos y que demolió cuanto objeto de materia se encontraba en su camino. Ignis y aquel monstruo chocaron algunas veces más sus puños y patadas en contra del otro, aunque varios de ellos eran parados y desviados por el otro, hasta que finalmente ambos se dieron un cabezazo y un último puñetazo en el rostro, con el cual finalmente fueron mandados a volar contra dos planetas que, milagrosamente, se salvaron de la detonación de la onda expansiva.
Al expandir de nuevo sus energías, tanto Ignis como Xaphan se liberaron de los planetas donde quedaron enterrados, destruyéndolos en el acto con sus impresionantes poderes de sus auras de fuego. Ignis miraba furiosamente al burlón demonio guardián del sello del fuego, quien sonreía macabro y procedía a limpiarse un poco de sangre que salía de la comisura de sus labios.
— Vaya, vaya... Sabía que eras poderoso, señor de las bestias, pero jamás me imaginé que serías así de poderoso, Lord Ignis... — alabó burlón el imponente y horripilante demonio con cabeza de carnero, riendo oscuro y socarrón — Debo decir... es un gran honor para mí el poder combatir contra el legendario dragón del fuego. Sin embargo, me temo que no puedo permitir que alguien más me arrebate el título del amo del fuego, Lord Ignis.
Ignis soltó un bufido de molestia, expulsando una densa fumarola de humo oscuro con sus fosas nasales, con lo cual cubrió momentáneamente el panorama con aquel espeso y negro humo, similar al producido por la quema de carbón.
— ¿Acaso pretendes alabarme para evitar tu muerte, Pain Elemental? Éso no va a funcionarte, gusano. Voy a matarte de todos modos — amenazó fríamente Ignis, igual escupiendo un poco de sangre de su boca — Soy yo el que detesta tener competencia de una basura como tú. En éste universo no pueden existir dos señores del fuego y no seré yo el que perezca en combate, Xaphan.
— ¿Realmente ésa es la única razón por la cual combates en mi contra, señor de las bestias? — cuestionó en burla el demonio, cruzando sus brazos y riendo entre dientes — Tal parece que más bien sirves a alguien más, Lord Ignis. El tan sólo estar aquí, a cinco mil millones de años luz de Terra, me hace pensar que has sido esclavizado para los intereses individuales de un amo. ¿O me equivoco, dios dragón?
Ignis entrecerró la mirada, al ver la mirada de burla del demonio guardián Pain Elemental. Sorprendiendo un poco a Xaphan, Ignis negó.
— No es así — negó el imponente dragón, haciendo que el demonio del fuego enarque una ceja — Es cierto que actualmente estoy cooperando con el último de los Uchiha, con el propósito de no solamente salvar el planeta que me pertenece, sino de derribar a aquella escoria de Magnus Chaos, mas yo no respondo a absolutamente a nadie más que a mis propios intereses personales. El que trabaje con los patéticos mortales no significa que les sirva — argumentó, aunque el demonio seguía burlón e incrédulo — En cuanto terminemos con éste desastre, yo volveré a ser el amo de Terra y del multiverso. Ni siquiera el último de los Uchiha, ni la mocosa hada de cabello de salmón, me detendrán.
Xaphan sonrió en burla, poniendo un rostro de intriga.
— ¿Ultimo de los Uchiha? ¿Una hada de cabello de salmón? — repitió redundante el Pain Elemental — Oh... ya comprendo... — masculló, deduciendo lo que insinuaba el dios dragón — Con que el príncipe Uchiha, el descendiente de Adán Cromosómico, y la princesa Cerezo, descendiente de Eva Mitocondrial, son tus aliados, ¿huh? ¿Será que ellos se encuentran dentro de éstas proximidades? ¿O acaso estarán escondiéndose en Terra, como ratas en su madriguera, mientras te envían a ti a hacer el trabajo sucio, cual vil mercenario y carne de cañón? — enfatizó en clara burla.
Ignis negó levemente.
— Ellos se encuentran a aproximadamente un año luz de distancia, contemplando la pelea que tenemos — explicó Ignis, apuntando con su dedo a una zona a lo lejos del cúmulo galáctico, donde se hallaban Sasuke, Sakura y el resto en la nave, de modo que Xaphan miró en la misma dirección momentáneamente — Gracias al imbécil al que le haces un fellatio, nos vemos obligados a hacer una caza de brujas y a frenar la destrucción del cosmos y el omniverso.
— Ya veo... Con que su objetivo es detener a Chaos de acceder al portal al multiverso, en el Vacío KBC, al obtener primero ustedes la mayor cantidad de sellos elementales posibles. Debí imaginármelo desde un principio — dedujo el demonio — Supongo que, de alguna manera u otra, ya han derrotado a Volos y a Thalassa, ¿no es verdad?
De nuevo, el dragón del elemento fuego asintió.
— El mocoso Uchiha y su noviecita lo hicieron. Debido a que soy el único que puede estar expuesto a éstas temperaturas extremas, me tocó a mí ir por el sello del fuego — continuó Ignis, igualmente limpiándose un poco de sangre de la comisura de sus labios — Regularmente, demandaría que te rindas y me entregues el sello del fuego, pero odio ser un maricón compasivo, además de que estoy al cien por ciento seguro de que jamás te rendirías tan fácilmente, ¿cierto?
Xaphan asintió, sonriendo macabro.
— ¿Por qué motivo lo haría? No siempre se tiene la oportunidad de combatir contra el poderoso Lord Ignis, señor del fuego y de las bestias. Además de todo, aún si se tratara de alguien más insignificante, como un patético humano, jamás entregaría el sello del fuego de buenas a primeras. Mucho me temo que solamente podrás obtener el sello del fuego cuando logres arrebatarlo de mis frías y muertas manos, Ignis-sama.
Ignis sonrió torcido, poniéndose en la postura del Bei Long Quan, tal y como Sasuke lo hacía en ocasiones.
— Por mí no hay ningún problema, estúpido. No dejaré de ti ni tus repugnantes entrañas — amenazó el dragón, aumentando su aura de fuego a niveles masivos — Voy a vaporizarte con mis llamas eternas.
— De acuerdo. No más calentamiento, entonces. A partir de ahora, pelearé con todo mi poder — anunció Xaphan, haciendo que Ignis entrecierre su mirada — Te recomiendo que hagas lo mismo, si es que buscas siquiera tener una oportunidad de sobrevivir a éste combate, señor de las bestias.
Dentro de la nave de Aino, todos, exceptuando Sasuke, estaban impresionados de escuchar las palabras de aquel horripilante demonio.
— ¡¿Acaso dijo que únicamente estaban haciendo un calentamiento?! — se preguntó a sí misma Aino, quien tenía los ojos abiertos como platos — ¡Pero si han peleado de una manera impresionante hasta ahora! ¡Juraría que podrían haber hecho polvo todo el supercúmulo de Virgo!
— Tsk, no sé qué demonios piensa que está haciendo ésa maldita lagartija — masculló Sasuke, quien estaba cruzado de brazos y mirando con su mirada afilada la esfera de cristal — ¡Hey, Ignis! ¡Date prisa de una maldita vez y acaba con ése gusano! ¡¿O es que acaso necesitas que alguien más vaya hasta allá a ayudarte en la pelea?!
Ignis gruñó, sin mirar a la esfera de cristal en su cuello, milagrosamente aún intacta.
— ¡Cierra la boca, idiota! ¡Ni de broma permitiré que alguien interfiera en ésta pelea! — contestó agresivo el dragón legendario — ¡Ésta pelea es mía y de nadie más! ¡Si alguien se atreve a interferir, lo mataré con mis propias manos! ¡Y me importa un carajo si se trata de tu pequeña concubina, Uchiha!
Sakura infló sus mejillas cómica y de manera infantil, al escuchar tan vulgar insulto de parte de aquel legendario monstruo, mientras que Sasuke gruñía por lo bajo. Si el azabache estuviese ahí presente, le habría soltado un poderoso puñetazo en el vientre a su "mascota", pero se hallaban a un año luz de distancia desde donde Ignis y Xaphan estaban peleando cuerpo a cuerpo. Encima de todo, Sasuke terminaría inconsciente y con quemaduras considerables, al ser sometido a cuatrillones de grados centígrados.
— ¡Entonces deja de perder el tiempo y acaba con él, lagartija apestosa! — contestó Sasuke, fulminando con la mirada la imagen de Ignis, a través de la esfera.
— Como sea. ¡Nadie se meta en ésta pelea, o yo mismo les arrancaré la cabeza! — advirtió Ignis, volviendo su mirada hacia Xaphan — Continuemos con la pelea. No más contratiempos ni juegos. Voy a matarte ahora mismo.
El demonio del fuego asintió.
— Muy bien. Te demostraré el cien por ciento de mi poder, señor de las bestias — informó el guardián del sello, extendiendo sus alas a los costados.
Xaphan entonces cruzó sus brazos al frente, además de que arqueó sus piernas un poco a los costados, apenas unos veinticinco grados, y gruñó distorsionado, con lo cual comenzó a aumentar su aura a niveles simplemente impresionantes. Incluso desde el año luz donde se hallaban Sasuke y el resto, dentro de la nave interestelar de Aino, todos pudieron sentir el tremendo sismo que sacudió todo el tejido espaciotemporal, el cual se agitó como una tela de seda en un huracán cósmico. Sasuke, Kakashi y Naruto fueron los únicos que pudieron mantener su balance, puesto que incluso Sakura tropezó en el suelo, aunque su novio, Sasuke, la ayudó a incorporarse de inmediato.
Todos, exceptuando Sasuke, vieron pasmados cómo aquel demonio, guardián del sello del fuego, expandía su brutal aura a niveles colosales. Literalmente hablando, ninguno de ellos, exceptuando Sakura, Sasuke y Kaguya, habían presenciado de primera mano semejante poder. Ni siquiera el mismísimo Chaos, quien encontraron en el planeta Kepler-443b donde combatieron él y Sakura, igualaba los poderes de aquel Pain Elemental temible. Tal parecía que ni Volos ni Thalassa juntos igualaban aquel tremendo poder de pelea que Xaphan mostraba.
A pesar de que todos estaban impresionados con los tremendos poderes de Xaphan, tanto Sasuke como Ignis se mantenían estoicos. El primero porque francamente nunca se impresionaba con los poderes de sus oponentes, y porque el Uchiha se caracterizaba por la carencia de aquella emoción conocida como el miedo. El segundo porque, tal y como Sasuke, confiaba perfectamente en sus tremendos poderes como una bestia legendaria de Terra. Ignis únicamente se mantenía estoico, mirando los impresionantes poderes de Xaphan, apenas con su mirada entrecerrada.
El demonio entonces extendió a los costados sus brazos y expulsó su colosal aura, que se expandió al menos unos cien billones de kilómetros de diámetro, tal y como una supernova lo haría. Ignis únicamente se cubrió de la radiación térmica y luminosidad de la explosión con sus enormes alas, pues el resplandor que disipó el demonio era fácilmente equiparable al de un quasar, o incluso superior. La temperatura alcanzó niveles peligrosos, casi al grado de ser atrapada dentro de un kugelblitz, pero dentro de la zona únicamente se podía apreciar un destello blanquecino, en la frecuencia gamma, el cual enceguecía absolutamente todo. De hecho, todos en la nave se tuvieron que proteger su mirada, pues habrían quedado ciegos de ser expuestos ante tremendo destello.
Cuando aquella energía tremenda se dispersó completamente, en el ambiente se podía ver un viento de tonalidad rojo sangre, viajando a velocidades impresionantes y que mantenía la temperatura del sitio a niveles absurdamente altos. En el medio de toda aquella calamidad, estaba la figura de Xaphan, quien ahora tenía alrededor de su cuerpo unos extraños tatuajes en forma de runas que parpadeaban en una tonalidad rojo escarlata. Su figura ahora lucía un tanto más musculosa que antes, con venas saltándole por todo el cuerpo. Ignis, sin embargo, no se inmutó.
— Bien. Prepárate a morir, señor de las bestias — amenazó Xaphan.
El demonio desapareció de la mirada de Ignis y entonces reapareció frente a él, moviéndose a una velocidad simplemente impresionante. Cuando reapareció frente a Ignis, el demonio le soltó una patada al vientre, con lo cual hizo que el dragón vomitara sangre, para después atacarle con una patada de giro directo a la cabeza, de modo que Ignis salió volando a un costado, girando a una velocidad impresionante y demoliendo cuanto cuerpo celeste se encontraba a su paso. Ignis, sin embargo, se recuperó como pudo y reaccionó con un puñetazo a Xaphan, en cuanto lo tenía al frente, pero el demonio desapareció de nuevo, reapareció a las espaldas del reptil legendario y disparó de su boca un rayo de energía oscura a muy altas temperaturas, el cual golpeó a Ignis en la espalda y lo hizo salir volando contra otro planeta. El dragón se enterró dentro del mismo y el rayo hizo que el cuerpo celeste explotara con la potencia de una nova, al menos devastando un área de mil millones de kilómetros cuadrados.
Aún dentro de aquella explosión, Xaphan extendió sus brazos a los costados, creó en sus manos dos enormes orbes de aura oscura, cada uno con un diámetro aproximado de dos metros, y cargó su masiva aura de nuevo a niveles impresionantes, de modo que parecía una estrella del tipo hypergigante roja, aunque con una tonalidad vino. Pronto, el guardián del sello del fuego disparó una infinidad de rayos de energía que colisionaron contra un objeto en el medio de aquella violenta explosión, con lo cual expandió una nebulosa de energía gamma y que disipó un destello de tonalidad amarillento, más cercano al ocre, encima de que la temperatura aumentó a niveles críticos de la física.
Desde lo lejos, únicamente se apreciaba cómo aquel demonio bombardeaba a Ignis con una infinidad de rayos oscuros que explotaban con una potencia simplemente devastadora, similar a cuando menos mil gigatones de potencia en cada impacto. Tras haber prácticamente lanzado al menos unos mil rayos contra la posición donde debía estar Ignis, Xaphan concentró una increíble cantidad de energía a lo alto, cuando levantó sus enormes y musculosos brazos a lo alto, en un orbe de un diámetro aproximado de cinco metros. El demonio bramó poderosamente y aumentó aún más su aura, si aquello siquiera era posible, y el orbe que le rodeaba alcanzó aproximadamente un diámetro de al menos un kilómetro.
Cuando el orbe que sostenía a lo alto Xaphan se expandió a niveles colosales, además de aumentar su energía y potencia a niveles extraordinarios, el guardián Pain Elemental arrojó con ambos brazos aquel orbe de poder contra Ignis, quien seguía sepultado dentro de aquella supernova que creó Xaphan. El orbe de energía que creó el demonio detonó con una potencia simplemente devastadora, de modo que se expandió con la misma potencia y energía que una hypernova, llamado también supernova hyperluminosa, arrasando al menos con un megaparsec de pura área en el tejido espacio/tiempo.
Sin embargo, aún cuando no se había disipado aquella energía, se escuchó el poderoso rugido de Ignis, quien mandó a volar toda aquella candente nebulosa con su poderoso bramido y sus alas, las cuales agitó con violencia, y su aura se expandió a niveles colosales, prácticamente al mismo diámetro que la del otro monstruo. Ignis entonces detonó aquella energía y expandió una onda de choque que barrió con un área similar a la ocupada por todos los filamentos galácticos de Prime en su totalidad. La onda expansiva incluso estaba ionizada, debido al aura turquesa de Ignis, de modo que parecía más una onda de choque de plasma, y de hecho la temperatura de la misma equiparaba casi al kugelblitz que encerraba el sello del fuego.
Cuando Ignis logró dispersar la nebulosa, con sus alas y su rugido, el dragón detonó de nuevo su aura, además de que se limpió la comisura de su enorme hocico con su mano derecha, retirando un poco de la sangre que salía de su boca.
— ¿Éso es todo lo que tienes, Pain Elemental? — cuestionó Ignis, mascullando con frialdad y odio hacia su enemigo.
Xaphan entrecerró su mirada y fulminó con la misma la mirada del dragón.
— ... Porque no me impresionas, guardián del fuego — complementó el legendario reptil.
El demonio se rió y levantó su puño derecho a la altura de su rostro, para después cerrarlo rápidamente y con ello crear una explosión de su oscura aura tonalidad rojo sangre, expandiendo en el acto otra onda de choque, aunque apenas con un año luz de radio.
— No es así. Aquello apenas es una muestra de mi verdadero poder, señor del fuego — avisó en sentencia el demonio — Te demostraré porqué soy el más temido de todos los Pain Elemental, Lord Ignis.
— Te quedarás en el intento... — respondió el dragón.
Cuando terminaron de hablar, tanto Ignis como el demonio se arrojaron en un vuelo y en el acto colisionaron un puñetazo llameante, escarlata contra turquesa, y la explosión expandió una hypernova muy poderosa, junto con una nebulosa sumamente incandescente, de al menos un cuatrillón de grados centígrados. Ambos demonios después comenzaron a combatir cuerpo a cuerpo, lanzándose numerosos combos de puñetazos y patadas contra el otro, aunque ninguno de los dos pudo conectar limpiamente ni aún un sólo ataque, dado que apenas atacaban ambos desviaban, esquivaban o paraban los ataques con sus extremidades.
Ignis evadió una patada al vientre con un giro hacia su izquierda, dando primero un movimiento hacia su flanco diestro, y entonces atacó con una patada de gancho directo a la cabeza de su enemigo. A pesar de que Xaphan se defendió al cubrirse con sus brazos del poderoso ataque, la patada llevaba demasiada fuerza que prácticamente lo mandó a volar contra un enorme planeta rocoso, unas diez veces más grande que Terra, y el monstruo traspasó el cuerpo celeste con su enorme cuerpo.
Ignis preparó sus garras afiladas, las rodeó de aquel fuego turquesa semitransparente y entonces voló a toda velocidad en contra del otro monstruo. Aún durante el aire, Ignis atacó con un violento zarpazo a su oponente, ésta vez logrando conectar con éxito el ataque que cortó y quemó al mismo tiempo la carne del demonio, además de producir una poderosa onda expansiva. Ignis combinó aquel ataque con seis zarpazos más que produjeron el mismo efecto del primero, para después tensar su puño diestro y conectar un uppercut directo a la mandíbula de Xaphan.
Justo antes de que el demonio saliera volando a lo alto, Ignis voló en la misma dirección y dio un giro en lo alto, para después atacar con su cola, totalmente cubierta en llamas turquesa, con la cual impactó en la cabeza del guardián del sello y lo arrojó contra otro planeta que ardía a una temperatura de aproximadamente diez mil grados centígrados, aunque se mantenía sólido a causa de la enorme gravedad a la que estaba siendo sometido por su masivo núcleo. Ignis igualmente voló en la dirección a donde estaba el planeta enorme y aterrizó violentamente sobre el mismo, sacudiendo al cuerpo celeste en el acto.
Al aterrizar, Ignis expandió de nuevo su aura y salió volando en dirección de su enemigo, quien recién se incorporaba del brutal golpe. Xaphan, en cambio, ahora enterró sus brazos dentro de la lava y detonó sus energías tal y como su enemigo. De alguna manera, la lava que se adhirió a los brazos de Xaphan se solidificó con la cohesión de su aura y se formó como dos enormes rocas de carbono, extremadamente duro y pesado. Además de ello, Xaphan controló adecuadamente las llamas alrededor de su cuerpo y con ello infundió aquellas rocas de carbono en sus brazos, de modo que sus enormes y musculosas extremidades parecían dos antorchas.
Cuando Ignis llegó ante él, Xaphan atacó con un golpe de la roca en llamas que tenía en su brazo derecho, causando una lesión menor en el dragón, el cual quedó aturdido a causa del impacto en su cuerpo. El demonio continuó con su ataque de la otra roca en llamas, impactando directo en la cabeza de Ignis, quien de nuevo se aturdió, ladeó la cabeza y escupió sangre en el acto. El Pain Elemental entonces atacó con ambas rocas, dejándolas caer desde lo alto sobre el cuerpo de Ignis, y después intentó atacar por los costados.
Para entonces, sin embargo, Ignis tensó sus puños, se protegió con sus antebrazos del ataque, y con ello destrozó las rocas de lava solidificada que tenía Xaphan en sus brazos. De inmediato, el dragón del fuego tomó de la cabeza a su enemigo, apretándole con violencia la misma, y después asestó un golpe de empuje contra el pecho de su enemigo, con lo cual lo mandó a volar a lo alto, aproximadamente a un kilómetro de altura. El demonio colisionó en el suelo y se arrastró por unos cientos de metros rodando, hasta que la tierra hizo su efecto de frenado y se detuvo por completo.
En seguida, Ignis voló a lo alto, emanó su poderosa aura de tonalidad turquesa y rugió con increíble potencia, casi destruyendo el enorme planeta de lava en el que estaba peleando, junto con Xaphan. Tan pronto expandió su aura, Ignis concentró una enorme cantidad de fuego en su hocico y disparó aquel fuego a una presión y densidad simplemente impresionante, tanto que prácticamente parecía un poderoso GRB, con una similar temperatura. El ataque era perfectamente cilíndrico y alcanzaba al menos unos dos metros de puro diámetro, además de que se extendía prácticamente al menos un kilómetro a lo lejos.
Desafortunadamente, para el dragón, Xaphan ya se había recuperado de manera óptima y optó por volar al nivel del suelo para evadir aquel ataque. El fuego de Ignis, expulsado a través de su hocico, fundió toda la roca del planeta y convirtió al colosal cuerpo celeste en un enorme mar hirviente, casi al punto de ebullición, de modo que se levantó en el cielo oscuro una densa cortina de humo que encegueció todo el panorama, aunque aún se podía ver la silueta del demonio del fuego volando a nivel del suelo. Ignis cortó su ataque momentáneamente y después atacó de nuevo al monstruo guardián del sello, cuando tuvo una visión más clara de su enemigo.
Después de varios disparos, algunos de ellos que demolieron montañas y montículos de roca y tierra, Ignis finalmente pudo asestar un golpe limpio contra su enemigo, impactando directamente en el pecho de Xaphan, quien soltó un quejido de dolor y salió expedido al suelo con el ataque. Cuando la poderosa llamarada sepultó al demonio dentro de aquel enorme planeta de lava, inmediatamente el cuerpo celeste explotó con una potencia simplemente abrumadora, por lo cual la explosión hizo temblar el planeta, brotó unos enormes pilares de lava por encima de la densa exopausa del planeta y entonces el núcleo sólido del planeta se resquebrajó. Tras algunos segundos, el planeta explotó con una potencia similar a una nova, demoliendo un área de al menos un millón de kilómetros cuadrados.
A causa del daño de la explosión, Xaphan cayó libremente a través del espacio exterior, con llamas turquesa en su cuerpo, girando como rehilete, aunque a una velocidad relativamente baja, y con humo saliendo de su cuerpo, a causa de las quemaduras terribles que le produjo aquel ataque de parte de Ignis. El dragón del fuego, por su lado, voló velozmente en dirección de aquel monstruo con el que peleaba, infundió todo su cuerpo en llamas y entonces comenzó a girar horizontalmente como un rehilete, a una impresionante velocidad, de modo que parecía un enorme remolino de fuego que consumía todo a su paso e incrementaba brutalmente la temperatura del sitio a niveles sumamente peligrosos. De no ser por el hecho de que Ignis y Xaphan eran seres de fuego, representantes del conocido como el elemento más poderoso del Cosmos, ambos habrían sido consumidos por el tremendo calor que estaba cercano a sobrepasar la temperatura de Planck, el límite de temperatura en todo el universo y posiblemente también del multiverso.
Tras volar durante unos segundos, y cuando apenas Xaphan se estaba recuperando del ataque, Ignis finalmente impactó violentamente contra su cuerpo, de modo que lo "arrastró" por el vacío del espacio exterior a una velocidad simplemente alucinante, pues no había materia, ni aún partículas de aire, que interfirieran en el vuelo de Ignis. El dragón prácticamente alcanzó la velocidad Mach 1 en su vuelo, rompiendo con facilidad la barrera del sonido y creando un estampido sónico con el vuelo y el impacto, aún ante la ausencia de aire el el espacio exterior. Xaphan ni siquiera pudo gritar de dolor, pues el impacto fue tan violento que le hizo vomitar sangre y ahogar su grito de dolor en su garganta, mientras que el dragón legendario de Terra rugió con furia e incrementó tanto su velocidad como el poder de su aura de fuego que le rodeaba ahora por lo menos a un kilómetro de diámetro y tenía una densidad tremenda.
Maniobrando su vuelo en el cielo, Ignis se dirigió ahora a un cuerpo celeste que creía nunca presenciaría en su vida, exceptuando cuando Sakura empleaba su magia prohibida. Ignis vio un relativamente compacto cuerpo, con apenas un diámetro similar al planeta enano del sistema solar de Terra, conocido como Plutón. El demonio guardián del sello del fuego, por su lado, estaba tan adolorido y paralizado por la tremenda lesión que le causó Ignis que no pudo reaccionar debidamente, apenas limitándose a golpear con algunos codazos la espalda rugosa de Ignis, sin conseguir zafarse del vicioso agarre de parte del señor de las bestias.
Eventualmente, ambos monstruos colisionaron con aquel cuerpo celeste, el cual se trataba de una estrella de neutrones muy masiva, para el tipo de remanente estelar por supuesto, y gracias a la tremenda gravedad de aquella estrella colapsada, segunda en todo el multiverso y solamente después de un agujero negro, la colisión fue simplemente brutal. Ambos colisionaron en la superficie de la estrella de neutrones a la velocidad de la luz, debido al brutal tirón gravitacional de la misma, con lo cual se creó en el acto una hypernova de dimensiones y potencia colosales. La energía del aura de Ignis se ionizó y detonó al instante, por lo que se expandió una onda de choque simplemente monstruosa, la cual prácticamente barrió al menos con un megaparsec de pura área y demolió toda materia que se hallaba a su paso. De no ser por los poderosos escudos de plasma, creados por los campos electromagnéticos de la nave, seguramente habrían sido vaporizados casi todos los que se hallaban en la nave, o por lo menos habrían sufrido daños considerables en sus cuerpos.
Cuando la onda expansiva de plasma se disipó, al perderse en el vasto universo, para sorpresa de todos, exceptuando Sasuke, Sakura y Kaguya, la estrella de neutrones enduró bastante bien en impacto de Ignis y Xaphan contra su superficie, a pesar de que se resquebrajó considerablemente y se sacudió poderosamente a causa del choque de los enormes cuerpos de los dos seres legendarios. Pronto, el remanente estelar comenzó a repararse a sí mismo, todo debido a la brutal presión que ejercía la superficie de la estrella colapsada y la monstruosa gravedad que estaba muy cercana a los límites del universo, a veces conocido como gravedad de Planck.
Después de la explosión termonuclear en el remanente, Ignis se incorporó con algo de pesadez, aunque más aturdido por el impacto que propiamente lesionado, y se limpió la sangre de la comisura de su hocico, mientras veía a su enemigo derribado en el suelo, con numerosas quemaduras y heridas considerables en todo su cuerpo, encima de que vomitaba constantemente sangre de su enorme boca. Los colmillos y dientes de Xaphan estaban bañados en sangre y su pecho estaba prácticamente embalsamado con aquel fluido de la vida. No obstante, eventualmente el demonio se movió un poco en el suelo y se incorporó con la misma pesadez que lo había hecho el legendario monstruo de Terra, quien estaba apoyado en su rodilla y palma derecha. Xaphan, en cambio, se apoyaba en ambas rodillas y manos, mientras tosía constantemente sangre y gruñía a causa del dolor.
— Dios... ésos dos... ¿Cómo es que aún siguen con vida? — se preguntó Tenten, impresionada de ver, a través de la bola de cristal, la pelea de aquellos legendarios monstruos.
— No por nada Ignis es conocido por ser uno de los seres más poderosos de todo el universo. Posiblemente de todo el omniverso — argumentó Sasuke, secundado por Sakura, quien asintió un par de veces, aunque ella simplemente se dejaba guiar por lo que apreciaba.
— Además, Ignis-sama se está enfrentando a otro de los seres más poderosos en Prime. Uno de los seis Pain Elemental, guardianes de los sellos elementales del cosmos — añadió Sakura, quien estaba igual de anonadada por los tremendos poderes del dragón del fuego, especialmente al ver la devastación que había causado su pelea.
— Lo que es más increíble de todo es cómo es que pueden permanecer en pie en aquel remanente estelar — habló por fin Kaguya, quien estaba silenciosa desde el principio — La gravedad de una estrella de neutrones es simplemente colosal. Es el segundo objeto más denso conocido en toda la física. Recordemos que, a mayor densidad de un cuerpo, mayor será el peso, el cual a sí mismo se define como la fuerza que es ejercida sobre un cuerpo por un campo gravitatorio.
Naruto parpadeó un par de veces. Él no era propiamente hablando un erudito de la física, por lo que en ocasiones se le complicaban los términos tan complejos, como la diferencia entre masa y peso. Karin era el mismo caso, mientras que el resto lo comprendió a la perfección.
— Uh... ¿ok? — dijo Naruto, no queriendo sonar ignorante, aunque falló estrepitosamente.
Sasuke rodó los ojos, mientras que los demás se contuvieron de echarse una carcajada sonora.
— En serio eres un idiota, Usuratonkachi — espetó Sasuke, sin siquiera dignarse a mirar al rubio, el cual lo fulminaba con la mirada — Lo que Kaguya quiere decir es que Ignis y aquel otro demonio están ahora de pie sobre un cuerpo celeste que tiene una gravedad simplemente inconmensurable y que limitarán sus movimientos. Es como intentar moverse dentro de un objeto sólido.
Sakura asintió de nuevo, dándole la razón a su novio. La pequeña ninfa levantó su pequeño dedo índice izquierdo.
— A mayor masa, mayor efecto de la gravedad sobre de un cuerpo. A mayor densidad, mayor es el efecto del peso, el cual es la unidad de medida de la fuerza gravitatoria que actúa sobre un objeto — explicó Sakura, en términos que todos podrían comprender, incluido Uzumaki Naruto, según ella — Todo cuerpo que posee masa, posee un peso. Todo cuerpo que cuenta con cierta cantidad de materia, conocida como masa, así sean los infinitamente pequeños preones, ejerce una atracción gravitatoria sobre de otro cuerpo. Incluso nosotros los humanos ejercemos el mismo efecto sobre los demás cuerpos celestes en el universo, tal y como los planetas.
— ¿Huh? ¿Quieres decir que nosotros también atraemos a los demás cuerpos celestes con nuestro campo gravitatorio? — preguntó Naruto a la joven ninfa.
La pelirrosa asintió.
— En efecto. Todo lo que tiene masa, posee un campo gravitatorio, incluso la antimateria — señaló Sakura — Debido a que nuestra masa es relativamente baja, y la mayor parte de los objetos en el cosmos son mucho más masivos y densos que nosotros, nuestro campo gravitatorio apenas y tiene un efecto de atracción infinitamente pequeño sobre el resto de los objetos en el universo. Entre más alejados estemos del centro del campo gravitatorio, el efecto de la atracción gravitacional disminuye. Asímismo, éste se incrementa mientras más cercanos estén los objetos. Incluso los objetos más distantes del cosmos, como la galaxia GN-Z11, la más distante de Prime, ejercen un efecto gravitacional sobre nosotros, aún si éste es increíblemente pequeño, al grado de ser incalculable con las matemáticas actuales.
— ¿Me pregunto a cuántos G estarán actualmente endurando Ignis y aquel monstruo llamado Xaphan? — se inquirió a sí mismo Kakashi, frotando su mandíbula por encima de la mascada, como era su tic común.
— Tomando en cuenta la densidad de una estrella de neutrones, y el diámetro de la misma, el cual no debe ser mayor a los treinta kilómetros como máximo, Ignis y aquel demonio llamado Xaphan deben estar sometidos a una gravedad aproximada de 10^13 m/s^2 — calculó Kaguya, a simple vista — Esto quiere decir que es de un orden de cien mil millones a un billón de veces la gravedad de Terra.
Naruto estaba más confundido que antes. Karin también estaba un poco confundida, aunque no propiamente por los números científicos como lo estaba el rubio, sino por el hecho de que se le hacía increíble que Ignis y Xaphan no hayan sido aplastados por la brutal gravedad del remanente estelar. Ni se imaginaba la brutal presión a la que estaban siendo sometidos aquel par de monstruos, además de que el impacto en la corteza de la estrella de neutrones debió haber sido simplemente brutal, juzgando por el área dañada de aquella estrella colapsada, la cual parecía ser de al menos unas cinco a seis masas solares.
— Um... y en idioma humano... ¿qué es éso? — preguntó dudoso Naruto.
Sasuke se golpeó la frente, sacudiendo la cabeza al mismo tiempo.
— Demonios, Dobe. ¿Qué acaso únicamente piensas con la cabeza de abajo? — se burló el azabache, aunque parecía más irritado que propiamente burlón.
— ¡Hey, ya te dije que yo no soy un erudito! — se defendió el rubio, mostrándole el dedo medio, pese a que Sasuke seguía pendiente de la inactividad de Ignis y Xaphan, quienes aún se recuperaban del impacto.
— Diez elevado a la decimosegunda potencia significa que la gravedad de una estrella de neutrones es de un billón de veces la de Terra — le respondió Sakura, volteando a ver al rubio, sonriéndole amigablemente y levantando su pequeño dedo izquierdo, de nuevo — Es prácticamente imposible moverse en la superficie de una estrella de neutrones, para un ser común. Se requeriría de una fuerza de Planck para moverse en un remanente estelar de aquel tipo.
Sakura, al finalmente caer en el veinte, cambió su rostro alegre por uno parcialmente preocupado, aunque no al grado de ser histérico.
— De hecho, ahora que lo analizo como tal, deberíamos ayudar a Ignis-sama a luchar contra aquel monstruo. Dudo mucho que posea las energías o fuerzas necesarias como para moverse libremente en aquella estrella de neutrones — señaló Sakura, viendo a su amado a sus obsidianas, mientras que Sasuke la volteaba a mirar también — No después de los daños que ha tenido a través de todo su cuerpo, claro está.
— Opino lo mismo — secundó Kaguya, de modo que casi todos, exceptuando Sasuke, volvieron su mirada ahora a ella — Después de todo, ambos parecen haber sido lesionados considerablemente por el impacto en la superficie de la estrella colapsada...
— ¡De ninguna manera! — gruñó Ignis, quien finalmente se había incorporado con algo de dificultad de aquel remanente estelar — ¡Les dije claramente que ésta era mi pelea! ¡No quiero que absolutamente nadie se meta en ella, si no quieren morir en el intento! — sentenció.
Kaguya entrecerró su mirada, consternada por la sangre que salía del hocico de Ignis, quien, pese a estar lesionado y escupiendo sangre constantemente, permanecía en pie, desafiante y aparentemente listo para una nueva ronda de batalla.
— Lord Ignis... por favor... considere su actual situación... — suplicó pacíficamente Kaguya, con voz solemne y templada, aunque con un obvio tinte de consternación — No solamente está lesionado considerablemente, sino que el remanente estelar sobre el que está en pie impedirá que pueda combatir de manera adecuada. Cabe mencionar, además, que todos los ataques de energía que utilicen, o llamados también ataques elementales o especiales, no tendrán efecto en el sitio en el que se encuentran, dado que la brutal gravedad de la estrella de neutrones atrapará cualquier clase de energía, a menos que sea luz, dentro de su campo gravitatorio.
Incluso cuando todos se quedaron petrificados ante ello, a excepción de Sasuke y Sakura, quienes ya sabían de antemano aquello, tal y como Kakashi y Neji, Ignis en cambio parecía ni inmutarse del hecho de que estaba siendo sometido a una brutal presión atmosférica.
— Por favor, Ignis-sama... le suplico que nos permita ayu...
— ¡Cierra la boca, maldita hada! — le interrumpió Ignis a la princesa de la luna, quien miraba aún calmada el objeto de cristal por el cual todos apreciaban la pelea — ¡Tu maldita especie casi extingue a la mía y es un insulto a nuestro honor el que pretendas hacerla de niñera! ¡Para mí, tú y la perra de tu hija no son más que escoria! ¡De ninguna manera permitiré que una asquerosa y repulsiva hada venga a querer hacerse la superhéroe! ¡Primero, prefiero morir en éste maldito lugar!
— Ignis-sama... — musitó asombrada Kaguya.
Para ninguna de las hadas presentes les era sencillo el simplemente tener que escuchar el terrible pasado de sus ancestros y el oscuro legado que habían dejado los Homo Fata de antes, aún cuando ya habían pasado tantísimo tiempo, mucho antes incluso de que las civilizaciones actuales, o los humanos comunes de hoy en día, conocidos como Homo Sapiens Sapiens, existiesen. De hecho, Sakura, hasta hace unos meses, jamás se habría imaginado el oscuro pasado de su especie, lo ambiciosos y malévolos que eran, y los efectos tan devastadores que tuvieron en la especie humana. Era algo con lo que Kaguya y Sakura, tal vez todo Iridia, tendría que lidiar por el resto de su existencia.
Por otro lado, no era propiamente que Ignis odiara a la especia Fata, pues en aquel momento su orgullo estaba hablando por él, sino que él tenía un fuerte sentido del honor y odiaba definitivamente ser una damisela en apuros. Si la única opción que tenía era aceptar la ayuda de un montón de seres inferiores como los humanos y las hadas, o morir en combate, entonces preferiría siempre entregarse a la guadaña de la muerte. Definitivamente odiaría que Sakura y Kaguya, aún más Sasuke, le salvaran el trasero.
No. Definitivamente, no dejaría que nadie le ayudase. De cualquier manera, él era conocido como Ignis; el señor de las bestias y el amo del multiverso, ahora que había comprobado de primera mano que realmente existía.
— ¡Nadie se meta en ésto! ¡Es la última vez que lo advierto! — amenazó el dragón, limpiándose agresivamente la sangre que salía de su boca y que dejó de emanar cuando se pasó su fuerte antebrazo derecho — ¡Si alguien intenta acudir a mi auxilio, sea quien sea, lo mataré a sangre fría! ¡No se los advertiré de nuevo!
Sakura, sin embargo, no estaba muy convencida de ello. Incluso ignoró los insultos de parte de aquel temible dragón negro, con una llama turquesa en la punta de su larga cola, y jaló de la manga de la casaca de Sasuke, con lo cual llamó la atención del mismo.
— Sasuke-kun... por favor... tenemos que intervenir en la pelea... — suplicó Sakura, ahora por fin no pudiendo ocultar su consternación — Si no hacemos nada al respecto, Lord Ignis morirá en aquel sitio, seguramente de una manera lenta y terrible, aplastado por la gravedad de la estrella de neutrones...
Sasuke, sin embargo, miró a su pequeña novia de manera calmada y negó, al agacharse frente a ella y al acariciarle los brazos.
— No podemos, princesa. Ésta lucha es de Ignis y de nadie más. Quizá no lo puedas entender, Cerezo, pero es cuestión de honor como un guerrero — secundó el azabache a su mascota, como él siempre solía llamarle — Ignis puede que no sea humano como nosotros, pero en definitiva tiene un código de honor, como cualquier otro guerrero, y se rige estrictamente por él, como todo un guerrero draconiano.
— Pero...
— Cerezo... — le interrumpió Sasuke a su amada princesa hada, al mismo tiempo que la miraba a los preciosos orbes esmeralda que poseía la ninfa de cerezos — Todo estará bien. Ignis no es cualquier animal, ni cualquier tonto. Él sabe muy bien lo que hace, además de que él es un guerrero de élite — aseguró — Él es quizá tan poderoso como tú lo eres, a pesar de que no lo aparente.
Sakura aún estaba dudosa, pero confiaba en Sasuke. Quizá él tenía más motivos para desconfiar de ella, pues Sakura le había desobedecido dos veces para ser exactos y las consecuencias habían sido graves. De hecho, de no ser por la intervención de Sasuke, de nuevo, en Kepler-443b, seguramente ahora la humanidad estaría completamente extinta. Ignis también tenía mucho que ver en la actual supervivencia de los terrícolas, pues fue él quien ayudó a Sasuke a salvarla a ella y a sus amigos.
Al final, Sakura suspiró y asintió.
— De acuerdo. Sin embargo, si veo en peligro de muerte a Ignis-sama, me teletransportaré de inmediato a la zona de batalla y lo sacaré de ahí — advirtió calmadamente Sakura, aunque jamás ofensiva.
Sasuke asintió.
— No será necesario, pero como gustes.
De vuelta a la pelea, Xaphan por fin se incorporó del suelo de aquella estrella de neutrones, sumamente adolorido y lesionado por la colisión, pero aún estaba en condiciones para seguir peleando. Usando las llamas de su cuerpo, Xaphan curó sus heridas, al cauterizarlas con fuego, a pesar de que le produjo lesiones por quemaduras de tercer grado. Pronto, no obstante, desapareció el dolor, cuando el sistema nervioso del demonio fue afectado completamente y cuando su carne se endureció como carbón, producto de las quemaduras de sus llamas escarlata.
El demonio gruñó y azotó su puño derecho sobre la corteza del remanente estelar, causando un terrible deterioro en el mismo y una sacudida en toda la estrella colapsada, con un conocido como starquake. Ignis, en cambio, simplemente extendió sus alas a los costados y se colocó en su postura de combate del Dragón del Norte.
— Vaya que eres un hueso duro de roer, Xaphan — dijo Ignis, mientras enterraba sus pies en el suelo, impresionando a varios dentro de la nave — Incluso después de haber recibido mi Flare Drive, con una considerable cantidad de mi poder, y al haber impactado en la corteza de un material al menos diez mil millones de veces más duro que el mismísimo acero templado, sigues en pie. Aunque no es como si fueses a durar otra ronda, Pain Elemental.
Xaphan se incorporó lentamente, haciendo un esfuerzo para moverse a causa de la terrible gravedad. No obstante, al ser uno de los Pain Elemental, el más poderoso según él, se forzó a utilizar su verdadera fuerza para poder movilizarse adecuadamente, o por lo menos a la misma velocidad que se movería un monstruo de su tamaño, en una gravedad similar a la del planeta Terra. Ignis, en cambio, permanecía calmado y sin hacer esfuerzos.
— Regularmente, dejaría que te rindieras, pero odio tener que ganarle a alguien poderoso, mediante la secesión. Además, tal y como lo expuse al principio, no puede existir en el cosmos dos amos del fuego — argumentó el dragón del fuego, soltando una corta llamarada turquesa de su hocico, apenas un segundo — Realmente lamento que tengas que morir aquí. Yo habría optado por darte un sepulcro adecuado. Supongo que tendré que levantar un cenotafio, cuando vuelva a Terra.
Xaphan soltó un bufido y gruñó de fastidio.
— Guarda tus palabras, para cuando logres derrotarme, señor de las bestias — respondió agresivo el demonio Pain Elemental — De ninguna manera podrás derrotarme y seré yo el que te sepulte en el interior del agujero negro que se creará, cuando te destruya junto con ésta inútil estrella de neutrones.
— Muy bien, entonces. No más juegos, ni pérdida de tiempo. Acabaré contigo de inmediato, Pain Elemental — replicó oscuro Ignis.
Apenas terminó de hablar Ignis, se arrojó contra el demonio, tal y como el otro monstruo se arrojó contra el dragón. Tan pronto llegaron el uno frente al otro, impactaron sus puños y crearon una violenta onda de choque que destruyó el resto de los cuerpos celestes que hallaron a su paso. De nuevo, ambos monstruos se atacaron con otro golpe, causando un efecto similar al anterior ataque, y eventualmente ambos monstruos colisionaron sus puños en el rostro del otro. No obstante, debido a la pesada gravedad de la estrella colapsada, ninguno de los dos salió volando con el poderoso golpe que se propinaron.
Ignis y Xaphan se atacaron con un puñetazo, pero ahora hicieron un uppercut a sus vientres e impactaron con semejante violencia, al grado de que ambos escupieron sangre y causaron una sacudida brutal en la estrella de neutrones, incluso resquebrajándola enormemente, para sorpresa de todos en la nave, excepto Sasuke. Ambos monstruos se golpearon algunas cuantas veces, atacándose con toda clase de golpes, como puñetazos, patadas, zarpazos llameantes y combos de golpes.
Eventualmente, Ignis y Xaphan cargaron sus puños con llamas y se arrojaron el uno contra el otro. Ignis atacó con un puñetazo a su enemigo, pero el demonio guardián del sello del fuego saltó y voló por los aires, de modo que Ignis golpeó el suelo del remanente estelar y casi lo destruye por completo, aunque la tremenda gravedad de la estrella colapsada mantuvo estable el cuerpo celeste. Lo que sí provocó el ataque de Ignis fue un poderoso jet de plasma que se expandió a por lo menos un trillón de kilómetros de altura desde el centro de aquella estrella de neutrones.
Xaphan, en cambio, giró en el aire y se arrojó en una patada llameante contra su enemigo, directo a la espalda del mismo, con el objetivo de traspasar el cuerpo de Ignis y matarlo de un sólo ataque. Sin embargo, cuando el demonio Pain Elemental estaba a punto de impactar contra el cuerpo del dragón del fuego, el poderoso monstruo legendario de Terra giró hacia su derecha y atrapó con su mano diestra la pata rugosa del demonio, lo giró por el aire, lo impactó contra un extraño monte hecho del mismo material del remanente estelar y entonces después Ignis arrojó al monstruo a lo lejos, atravesando otros montes del mismo material de la estrella colapsada. A continuación, el dragón del fuego voló en aquella dirección y, cuando estuvo a la altura del otro monstruo, a la misma distancia de vuelo, le atacó con un poderoso puñetazo al vientre, haciendo que Xaphan vomitara sangre y que cayera violentamente al suelo del remanente estelar.
Al impactarse, Xaphan creó una explosión de plasma colosal que levantó una ola de marea de energía ionizada, además de que ésta creció al menos un millón de kilómetros a lo alto y resplandeció con una energía simplemente impresionante; tanto que prácticamente igualaba al de los blazars más brillantes en el cosmos. Ignis de inmediato descendió en picada, con su cuerpo en llamas turquesas, y de inmediato comenzó a girar como un rehilete, transformando su cuerpo en un remolino de fuego que giraba a una enorme velocidad. El enorme dragón se auxilió de la pesada gravedad del remanente estelar para incrementar la velocidad de caída, al igual que extendió sus alas completamente para equilibrar su vuelo en caída, junto con el hecho de que pegó sus brazos a los costados de su cuerpo.
En cuanto descendió a enorme velocidad, Ignis apuntó directo al cuerpo de Xaphan, quien recién se recuperaba de su caída, pero el demonio guardián pronto expandió su aura y extendió sus brazos a lo alto, con lo cual detuvo de inmediato la caída del enorme monstruo de Terra, deteniéndolo completamente en el acto. Gracias al poder de Ignis y a la fuerza bruta de Xaphan, el remanente estelar comenzó a sacudirse con una violencia impresionante, al grado de que incluso la fábrica del universo también se sacudió con la misma fuerza que se agitaba la estrella de neutrones, hasta que el efecto del sismo se sentía prácticamente a por lo menos un parsec de distancia, desde el epicentro del movimiento telúrico.
Ambos monstruos hacían uso de su tremendo poder, en un intento de abrumar a su oponente, pero al parecer ambos estaban igualados en fuerzas. Ninguno de los dos cedía ni aún un poco, a pesar de que Xaphan estaba siendo progresivamente sepultado dentro de una enorme zanja, de al menos unos cincuenta metros, dentro de aquel remanente estelar que liberaba rayos de plasma con el brutal starquake al que era sometido a causa de las fuerzas de Ignis y el Pain Elemental.
Ignis, sin en cambio, incrementó a niveles radicales su aura y pronto explotó con la potencia de una hypernova, expandiendo una nebulosa muy poderosa, brillante y calorífica, a quintillones de grados centígrados. La enorme aura de llamas turquesa de Ignis se expandió a por lo menos un kilómetro de radio, encima de que la presión que creó el reptil legendario de Terra se elevó a los límites de la física y el temblor ahora sacudía toda la constelación, a por lo menos un radio de un megaparsec. Xaphan apenas podía contener todo el poder al que Ignis lo sometía, y se notaba que hacía un enorme esfuerzo para contener toda aquella potencia que emanaba Ignis con su ataque.
Al final, Ignis aumentó al máximo su poder y levantó a lo alto su puño derecho. Con aquel puño llameante, el dragón golpeó la cabeza de Xaphan, con lo cual lo aturdió completamente y lo hizo tambalearse unos pasos. Ignis aprovechó aquella debilidad de Xaphan para de nuevo aumentar sus poderes, ésta vez logrando que su aura creciera al mismo tamaño de la estrella de neutrones, y finalmente se enterró con Xaphan, en el interior del poderoso y denso remanente estelar. Ambos fueron sometidos a una temperatura peligrosa, mas no devastadora para dos seres del fuego como ellos.
A pesar de que el ataque de Ignis generó una explosión catastrófica con el impacto en el núcleo, el cual expandió una monstruosa hypernova a una distancia absurda, casi similar al diámetro del horizonte cosmológico de luz, la estrella de neutrones se mantuvo estable, aunque severamente dañada. La explosión eventualmente se disipó, dejando apenas una enorme nebulosa a temperaturas absurdas que prácticamente podría haber vaporizado cualquier material existente en Prime. Era un bello espectáculo en tonalidades azul turquesa, amarillo intenso, rojo escarlata y múltiples tonalidades del gas ardiente a muy altas temperaturas. Incluso aquellos dentro de la nave que comandaba Aino, se cubrieron los ojos a causa del tremendo resplandor, e incluso se sentía la tremenda temperatura a la que era sometido toda la constelación de Virgo. Claro que dentro de la nave apenas se sintieron unos setenta grados centígrados, pero los suficientes para casi sofocar a los presentes y hacerlos sentir que estaban dentro de un horno.
Eventualmente, sin embargo, la explosión se disipó por completo y apenas una tenue nebulosa viajaba por el ambiente, aunque su temperatura decreció considerablemente, apenas a unos miles de grados centígrados; aún así a niveles peligrosos para humanos regulares. Una vez que se aclaró el panorama para todos los presentes dentro de la nave, se pudieron ver dos figuras dentro de un enorme cráter de al menos un kilómetro de diámetro, correspondientes a Ignis y Xaphan.
El primero tenía algunas heridas por todo el cuerpo, aunque ninguna de ellas considerable, pero sí que le daban un aspecto feroz, junto con sus alas parcialmente lesionadas con raspones y un poco de piel descarapelada, aunque no a grados considerables. El segundo, sin embargo, se encontraba en peores condiciones, con numerosas heridas considerables alrededor de su cuerpo, quemaduras de tercer grado en sus extremidades, carne y huesos expuestos y el demonio casi nadaba dentro de un enorme charco de sangre oscura y repulsiva.
Ignis eventualmente parpadeó un par de veces, soltó un gruñido de aparente dolor y se incorporó en una rodilla, viendo al otro demonio que intentaba ponerse de pie, pero fallaba estrepitosamente en siquiera levantarse, al usar sus manos para apoyarse. Tal parecía que las fuerzas finalmente habían abandonado a Xaphan, quien permanecía en el suelo totalmente inerte y adolorido, soltando algunos quejidos del terrible dolor que atravesaba su enorme cuerpo totalmente pulverizado y magullado. Literalmente hablando, Xaphan ya no sentía sus costillas y percibía que varios de sus órganos internos habían sido hechos pedazos.
Ignis se levantó completamente y extendió sus alas un poco, demostrando que aún tenía las fuerzas suficientes para combatir a su enemigo, quien ahora yacía tendido en el suelo, vomitando sangre ocasionalmente. Pronto, el demonio Pain Elemental sintió cómo Ignis lo levantaba del suelo, del cuello, y cómo lo erguía a lo alto, además de que le apretaba viciosamente la garganta, casi al grado de querer arrancarle la cabeza. Xaphan apenas podía tener una visión borrosa de su enemigo, pues incluso su conciencia le estaba traicionando y sabía que lo único que le esperaba era la muerte.
— Se terminó todo, Pain Elemental — sentenció Ignis, mirando con ferocidad a su enemigo malherido — Admito que diste una muy buena pelea, pero incluso alguien tan poderoso como tú, un Pain Elemental, jamás tendría oportunidad alguna de derrotarme en combate. Ni siquiera tu amo, Magnus Chaos, podría hacerlo.
Xaphan entrecerró su mirada, para enfocar debidamente a su enemigo, y después sonrió malévolo, aunque ya no podía hacer nada al respecto, más allá de esperar su inevitable muerte a manos de Ignis, el legendario dragón del fuego.
— Viviste como un servil, pero morirás como un guerrero, Xaphan. Al menos podré concederte la digna muerte de un soldado, Pain Elemental — añadió la legendaria bestia de Terra.
— Y será un honor el ser asesinado por el poderoso Ignis... — confirió el demonio guardián del Sello del Fuego — Te concedo la victoria de ser el amo del elemento fuego, señor de las bestias... Tu título perdurará para la posteridad y el multiverso rememorará el día en que Ignis Flagro pasó a ser el dios del fuego... Hasta el día en que volvamos a confrontarnos, señor de las bestias, y por fin te extermine para siempre... Hasta entonces, Ignis Flagro...
Ignis ignoró por completo aquello.
— Descansa en paz, Pain Elemental...
Ignis arrojó con un puñetazo a Xaphan, mandándolo a volar por lo alto, y el dragón del fuego entonces cargó de nuevo su aura al máximo, haciendo que aquella llamarada que rodeaba su cuerpo creciera a tamaños simplemente absurdos. Aquella llamarada creció a una dimensión de al menos un año luz y una temperatura de al menos un sextillón de grados centígrados, además de que todo el universo tembló poderosamente, lo cual sacudió todo el tejido espaciotemporal en el cosmos. Aquel fenómeno hizo que todos dentro de la nave, e incluso los presentes en Kepler-22b, conocido como Juno para los habitantes de dicho planeta, casi perdieran el balance.
Ignis rugió poderosamente, incrementando el temblor en todo el universo, y alzó sus musculosas manos a lo alto, cargando en ellas dos enormes orbes de fuego etéreo. Dentro de la nave, Sasuke abrió los ojos como platos, al ver la inminente acción de parte del dragón del fuego, quien estaba dispuesto a usar una de sus técnicas más poderosas. Una que Sasuke no había visto hace mucho tiempo.
— ¡Ése idiota...! ¡¿Acaso piensa...?! — masculló por lo bajo Sasuke.
— ¡Desaparece para siempre, Pain Elemental! — bramó el dragón, confirmando las dudas del moreno.
Ignis entonces dejó caer sus manos al suelo de la estrella de neutrones, por lo cual Sasuke se alertó.
— ¡Al suelo todos! — ordenó Sasuke, tomando a Sakura de su pequeño cuerpo y tirándose al suelo de inmediato, protegiéndola de todo.
Ignis finalmente colisionó sus enormes manos en el piso de aquel remanente estelar y con ello se produjo una cataclísmica explosión que expandió una hypernova de alcances simplemente devastadores, la cual creó una onda de choque simplemente brutal que se extendió a más allá del horizonte cosmológico de luz y que se perdió en los confines del universo Prime. Del suelo, se levantó un plasma supercalentado que incluso superó el límite de la temperatura de la física del cosmos y que devastó todo objeto que se halló a su paso. La explosión resultante era incluso superior a la del Big Bang, de modo que de no ser por los poderes de Sakura, quien controlaba ahora la mecánica cuántica a la perfección y a su nivel más elemental, el universo Prime entero habría sido destruido en aquel preciso instante.
Todo el universo Prime se iluminó con el destello turquesa de la poderosa llamarada que Ignis levantó con su ataque y toda materia no protegida por el aura de Sakura, concretamente hablando su campo de fuerza tonalidad rosa pálido, fue vaporizado al instante con aquel poderoso fuego turquesa que parecía más un jet de plasma colosal, de un diámetro simplemente inmesurable, al grado de que abarcó todo el universo, incluso más allá del diámetro total del horizonte cosmológico de luz. El temblor que causó el devastador ataque de Ignis estuvo a punto de destruir el cosmos, incluso con los poderes de Sakura, quien fácilmente rivalizaba con el legendario dragón del fuego, por lo menos en habilidades especiales, no físicas.
Xaphan simplemente soltó un alarido a causa del tremendo ataque consumiendo por completo su carne. Dentro de la explosión, únicamente se podía presenciar cómo aquel ataque de Ignis deformaba el cuerpo del demonio y cómo lo convertía en polvo, o en éste caso en una pila de partículas subatómicas. Y cuando el cuerpo entero de Xaphan fue desmantelado por el ataque de Ignis, se produjo una segunda explosión de una hypernova, de modo que otra onda de choque barrió con todo el universo, perdiéndose para siempre a través de todo el cosmos y brillando con la intensidad de toda la energía luminosa disponible en todo Prime, incluyendo la de los quasars más masivos en el cosmos.
Sakura soltó un agudo grito, más de la impresión que otra cosa, y se cubrió su cabeza con sus manos, al sentir la perturbación de la energía liberada por el ataque de Ignis. El resto también se cubrió del ataque, a pesar de que en realidad, gracias a los poderes de Sakura, el brutal ataque de Ignis no podía afectarles directamente. El resto de los dragones, presentes dentro de la nave, simplemente cubrieron a los terrícolas de la explosión, solamente en caso de que los poderes de Sakura llegasen a fallar. Aunque aquello era prácticamente imposible, dado que la pelirrosa ahora tenía un control perfecto del MEST.
Cuando la explosión se extinguió completamente, cuando se perdió la energía del plasma en los confines del universo Prime, todos se incorporaron del suelo. Todos, a excepción de Sasuke, vieron cómo la estrella de neutrones, donde peleaban Ignis y Xaphan anteriormente, ahora estaba completamente pulverizada y convertida en una pila de átomos dispersa por todo el espacio exterior. Literalmente nadie, a excepción de Sasuke, podía creer que Ignis había demolido una estrella de neutrones, cuando era al menos unas diez mil millones de veces más resistente que el mismísimo acero.
— Dios... pero qué increíble poder... — musitó anonadada Sakura, con los ojos abiertos como platos, una vez se incorporó totalmente — Ignis-sama pudo hacer polvo una estrella de neutrones sin mayores complicaciones... ¿Qué clase de ser es él...? — se preguntó a sí misma.
Sasuke, en cambio, se incorporó del suelo, notoriamente molesto, y gruñó irritado, para mirar la esfera de cristal en el medio de ellos.
— ¡Ése estúpido! ¡Al menos debió habernos avisado que utilizaría su Flare Overdrive! ¡Podría haber destruido todo el universo! — masculló Sasuke.
— ¿Flare Overdrive? — repitió Kakashi, mirando a Sasuke — ¿Qué clase de ataque es ése? — cuestionó ahora el legendario paladín.
Sasuke encogió los hombros.
— Básicamente, es un ataque similar a mi Impacto Meteoro, con la diferencia de que Ignis utiliza su elemento fuego para infundir su ataque con un plasma a absurdas temperaturas. Aquello crea una onda de choque ígnea que se extiende por un área indefinida — detalló Sasuke, mirando aún la esfera de cristal, en búsqueda de Ignis — El puro impacto puede devastar el universo Prime y el daño es exacerbado por el plasma turquesa que Ignis inflige en su ataque. Si existiese un área del mismo diámetro del área afectada, prácticamente Ignis podría destruir el multiverso, si así lo desease.
Todos se quedaron paralizados de la explicación del Uchiha. Si bien era cierto que Ignis no era el único capaz de causar semejante devastación, pues Sasuke y Sakura ahora poseían poderes similares con el potencial de destruir todo el omniverso, o reconstruirlo a voluntad en el caso de Sakura, el pensar que Ignis también poseía poderes similares a los de los descendientes milenarios de Adán y Eva era abrumador. Todos se decían que era una suerte que Ignis estuviese de su lado como aliado, sea por conveniencia o por convicción. El tener como enemigo a un ser tan temiblemente poderoso como Ignis Flagro sería aterrador y una auténtica sentencia de muerte.
Todos salieron de su asombro, cuando escucharon cómo un cuerpo pesado golpeó un asteroide de un diámetro aproximado de cien metros, donde Ignis colapsó pesadamente y quedó tendido, ya cansado, aunque aún consciente y con energías suficientes como para moverse. El dragón del fuego tenía algunas quemaduras menores, sangre quemada y algunos moretones en su enorme cuerpo, pero fuera de ello el monstruo legendario de Terra se hallaba estable y consciente.
Sakura se preocupó un poco y se acercó a la esfera de cristal, examinando las heridas del enorme dragón.
— Ignis-sama... ¿se encuentra bien? — preguntó tímida y consternada la pequeña ninfa.
El dragón, por su lado, se incorporó del suelo con pesadez y soltó una fumarola densa, mirando la zona a donde debía estar Xaphan, actualmente muerto y consumido completamente por la energía del plasma supercalentado que Ignis creó con sus poderes.
— Me teletransportaré de inmediato para brindarle auxilio médico, Lord Ignis — dijo Sakura, rodeándose con una tenue aura rosa pálido.
No obstante, Ignis extendió sus alas y soltó un bufido.
— No necesito de tu ayuda, mocosa. Ya te lo repetí mil veces y parece que tu cerebro de pulga no lo comprende — espetó Ignis, haciendo que Sasuke entrecerrara su mirada.
— ¡Oye! ¡No le hables así a mi chica, lagartija apestosa! — gruñó Sasuke, además de que colocó agresivamente su mano sobre la enorme esfera de cristal.
— ¡Cierra la boca, mocoso idiota! ¡Encima de que me envías de cenicienta, todavía tengo que tolerar a la loli nalgas miadas ésa que tienes como novia! — bramó el monstruo legendario — Como sea. Ya sin aquella basura en el camino, ¿puedes indicarme donde está el susodicho sello, ya para largarnos de éste condenado sitio? — le pidió, con voz autoritaria, a Sakura.
La princesa hada aún seguía consternada por las lesiones en el cuerpo de Ignis, pero miró a los ojos a su amado azabache, quien hizo un asentimiento, y entonces la niña ninfa suspiró y también asintió levemente.
No obstante, la presidenta de Juno se le adelantó a Sakura.
— Antes de que iniciara la pelea, hice un mapeo de la constelación de Virgo y hallé que el kugelblitz al centro de RXJ1347 contiene el sello del fuego — le informó Aino a Ignis.
— Muy bien. Terminemos con ésto. Ya no pienso seguir recibiendo órdenes de ustedes, humanos inútiles — finalizó Ignis.
Pese a lo agotado que, supuestamente, se hallaba el dragón del fuego, Ignis voló a una impresionante velocidad, al menos quinientos kilómetros por hora, y llegó en cuestión de unos minutos a aquella esfera de un diámetro de un kilómetro. El dragón se detuvo justo al frente de aquella energía colapsada, por encima de la temperatura de Planck, y la examinó unos segundos. Ignis incluso tocó con su mano derecha aquel objeto, sintiendo el poderoso efecto de la gravedad del kugelblitz y la temperatura brutal de aquel remanente. Incluso para alguien como él, el estar frente aquel objeto era agobiante, debido a que la temperatura era superior al del límite de las leyes de la física del universo.
— Con que ésto es un kugelblitz, ¿huh? — se dijo a sí mismo el dragón — Debo suponer que el susodicho sello del fuego debe estar en el interior de ésta cosa.
— Correcto. Sin embargo, hay un detalle aquí, Lord Ignis — dijo Sakura, llamando la atención de todos — Necesitará ingresar al kugelblitz y tomar manualmente aquel sello, pero existe el peligro de quedar atrapado para siempre dentro de aquel objeto. Más concretamente, porque el horizonte de sucesos se vuelve extremadamente poderoso en cuanto más se acerque a la singularidad espaciotemporal. Ni la luz puede escapar de aquella zona, ya que necesitaría una velocidad de escape superior a trescientos mil kilómetros por segundo para liberarse del interior.
— ¿Qué sugieres entonces, mocosa? — cuestionó el dragón, aleteando sus alas para mantenerse volando.
— La única opción aquí es que ingrese al interior del Kugelblitz y que obtenga el núcleo en su interior, aunque quede atrapado dentro de la singularidad espacio/tiempo — señaló Sakura — Una vez dentro de aquel remanente, no quedará de otra más que detonar el kugelblitz. Descuide, porque mi control del MEST prevendrá que usted sufra daño alguno.
— Bien. Entonces así será.
Tan pronto terminó de hablar Ignis, el dragón extendió sus alas de nuevo y voló al interior de aquel kugelblitz, adentrándose de un sólo movimiento. Apenas ingresó al interior, Ignis se sentía como si estuviese dentro de un sauna, algo bastante impresionante para el hecho de que él era un ser del fuego, y se sentía agobiado por el brutal calor al que era sometido por la temperatura inconmensurable del Kugelblitz. Aunque, a pesar de ello, aquello no era nada que no pudiese manejar Ignis, por lo que voló al centro de aquel remanente de energía, ayudado de los tirones gravitacionales del kugelblitz.
En cuestión de unos minutos, Ignis llegó al interior de aquel kugelblitz y pudo ver al fondo un núcleo sólido que parecía ser similar al material de una estrella de preones, con un diámetro de aproximadamente un metro y que lucía sumamente pesado. Ignis se detuvo frente a aquel objeto pesado y denso y lo tocó con su mano, sintiendo de inmediato una tremenda energía calorífica irradiar de aquel núcleo del kugelblitz. Era prácticamente una temperatura infinita, o al menos una inconmensurable con los números actuales de las matemáticas, además de que tenía una dureza impresionante, tal y como lo había deducido apenas lo vio. Además de ello, aquel núcleo tenía un poderoso campo electromagnético, quizá incluso superior al de una magnetoestrella.
Ignis entonces tomó con ambas manos aquel núcleo del kugelblitz, además de que se rodeó con su aura de fuego turquesa y se preparó para el apoyo de Sakura.
— Ya tengo el sello en la mano, mocosa. Comienza con tu acción — ordenó Ignis.
Sakura asintió y juntó sus pequeñas manos en el pecho. La pelirrosa cerró también sus ojos y pronunció una especie de mantra en latín, además de que se rodeó con su aura rosa pálido apenas circundándole unos centímetros su pequeño cuerpo. Del otro lado, Ignis se vio a sí mismo rodeado por el aura de Sakura, a aproximadamente unos cien metros a su alrededor, y toda la energía del kugelblitz se separó del interior de aquel campo de fuerza.
Sakura entonces abrió sus ojos y sus írises brillaron con la intensidad de un lustre de diamante. La ninfa entrecerró su mirada, afilándola un poco.
— ¡Rendere... o romperlo! — gritó Sakura, extendiendo de un movimiento sus pequeños brazos a los costados.
Cuando Sakura terminó de pronunciar su conjuro, el kugelblitz detonó con una potencia de una hypernova superluminosa, el cual expandió una onda de choque por al menos un megaparsec de área. El destello luminoso brilló con una potencia suficiente como para poderse apreciar desde más allá del horizonte cosmológico del universo Prime. La energía además disipó una temperatura de Planck por la misma área, pero Sakura controló a la perfección su magia, de modo que protegió con una barrera mágica toda materia donde había formas de vida, aunque fuesen primitivas o complejas, como los junonianos y las civilizaciones que aún quedaban en pie.
Ignis cerró sus ojos, a causa del tremendo destello de la hypernova que se produjo con la explosión del kugelblitz, y esperó a que aquella explosión termonuclear se disipara por completo. Al cabo de algunos minutos, aproximadamente unos diez minutos, eventualmente la hypernova se dispersó completamente, dejando tan sólo una nebulosa caliente de tonalidad gris blanquecino en el espacio exterior. Y cuando todo pasó, el campo de fuerza que protegía a Ignis se disipó progresivamente, por lo que él también desvaneció su aura de fuego turquesa.
— ¿Se encuentra bien, señor Ignis? — preguntó Sakura.
El dragón soltó una fumarola para dispersar un poco de la nebulosa y asintió.
— Todo en orden. Tengo el sello del fuego en las manos — anunció el señor de las bestias.
— De acuerdo. Prepararé un portal espacio/tiempo para transportarlo hasta la nave.
— Bien. Sin embargo, a menos que quieran terminar como una masa de lava, será mejor que también recubras ésta cosa con tus poderes, mocosa.
— De acuerdo. Deme un segundo, entonces.
Sakura entonces extendió su pequeño brazo izquierdo al frente y cerró sus dedos contra la palma de su mano, con lo cual encerró el sello del fuego que sostenía Ignis en sus propias manos. La masa de tonalidad blanco gamma quedó atrapada dentro del aura de Sakura y se separó de las manos de Ignis. A continuación, Sakura utilizó su otra mano, la cual también extendió al frente, y con ella creó una distorsión del espacio/tiempo para conectarlo con las proximidades de la nave de Aino.
Ignis, al ver cómo se creaba un túnel de gusano frente a él, pronto voló al interior del mismo y en un instante se vio al frente de la nave, encima de que el sello del fuego le siguió a sus espaldas. La compuerta de la nave se abrió, de la parte de abajo, y en ella se mostraron dos drones que se aproximaron a recolectar el sello del fuego, el cual atrajeron hacia ellos con un poderoso campo magnético que no interfiriera con el creado por Sakura, mediante un campo gravitatorio. El dragón del fuego, por su lado, simplemente voló al interior de la nave y aterrizó en el suelo de la misma, por lo que la compuerta del vehículo espacial se cerró de inmediato, creando un vacío en el interior, aunque pronto los compresores expulsaron una atmósfera similar a la de Juno y Terra, con oxígeno y elementos necesarios para respirar.
En la zona, ya se hallaban Sakura, Sasuke y el resto. Sakura y Sasuke fueron los primeros en acercarse al enorme dragón del fuego.
— Buen trabajo, Ignis — le comentó Sasuke, viendo aquel orbe masivo que mantenían levitando los drones — Admito que me sorprendiste al vencer a ése gusano de Xaphan y completar con éxito la misión. Esperaba que murieras en el acto — se burló, con una sonrisa marca Uchiha.
Ignis fulminó con la mirada a Sasuke, soltando un bufido de arrogancia.
— Bah. Ni siquiera tú y la mocosa juntos podrían derrotarme, zoquete — espetó orgulloso el dragón.
— Sí, claro. No durarías ni un minuto peleando contra mí — rebatió Sasuke, haciendo que el dragón se molestara más — Como sea. Con ése ya son tres sellos elementales. Ya tan sólo nos faltan dos, de acuerdo a lo que nos informaron. ¿No es verdad, Aino?
La mencionada asintió, con una sonrisa.
— Por supuesto. Mis drones se encargarán de ponerlo en la sala de experimentos y de resguardarlo a salvo.
— ¿Estará bien que te encargues completamente de ello, Aino-san? Aquel sello debe estar al menos a una temperatura de ciento cuarenta quintillones de grados Kelvin y, si no lo maneja de manera adecuada, podría vaporizar la nave en un instante — advirtió levemente consternada Sakura, mirando a la bella pelinegra a los ojos.
La comandante de la nave, y presidenta de Juno, negó.
— Descuide, princesa Cerezo. Mis drones manejarán con el cuidado adecuado el sello del fuego. Los campos de fuerza creados por el cañón de neutrones de la nave mantendrán estable el campo electromagnético que aislará el mismo.
— De acuerdo, entonces. Dejaré en sus manos todo, Aino-san — aceptó la princesa de las ninfas.
— Muy bien. Preparémonos para partir al siguiente punto — ordenó Sasuke — Partiremos de inmediato — añadió el Uchiha, tomando de la mano a Sakura y caminando al centro de comando de la nave.
Todos asintieron y un equipo médico se encargó de tratar las lesiones de Ignis, mediante unas inyecciones de stimpack y un gas médico extraño que aliviaba mediante metástasis las lesiones menores del dragón del fuego.
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Por otro lado, cierto demonio con orbes de sangre miraba a través de una esfera de cristal, similar a la que tenía Sakura dentro de la nave, con la diferencia de que se hallaba en una dimensión alterna del cosmos. Un universo único, oscuro y tétrico.
— Con que Uchiha, su puta y sus gatos por fin han conseguido tres de los sellos del cosmos, ¿huh? Me sorprenden ésos inútiles mortales — dijo Chaos, bebiendo de una copa de sangre, mientras reía levemente.
El antiguo demonio del cosmos arrojó el cadáver parcialmente devorado de un infante de no más de un año de edad, el cual ya eran más huesos que carne.
— Tan sólo un poco más... Pronto abriré aquel portal al multiverso y dominaré aquello que siempre me perteneció y que Lux me arrebató... La creación...
Onikage levantó su copa a lo alto y después bebió de la misma, engullendo por completo la sangre. El demonio después miró a su más leal sirviente. Una pelirroja bella, pero con un instinto asesino y un aura de femme fatale.
— ¿Sabes cuál es el próximo destinatario de aquellos repulsivos mortales? — cuestionó el demonio, mientras otro demonio menor le servía, con algo de temor, más sangre en su copa.
La pelirroja, arrodillándose ante su amo, asintió levemente.
— No hay confirmación aún, pero tal parece que Terra se dirige al sello de la luz.
Aquello sorprendió a Chaos, quien enarcó una ceja.
— Oh... entonces, supongo que se encontrarán con él... — refirió misterioso el ojos de diablo, mientras sonreía malévolo — Ha pasado tanto tiempo desde entonces... Estoy ansioso de volverlo a ver y de terminar aquello que debí haber hecho en el universo pasado...
La risa macabra de Chaos resonó en aquella dimensión. En el sello de la luz, a millones de años luz desde Terra y una distancia inconmensurable desde donde se hallaba Chaos en su dimensión, se pudo ver la figura de un ser de luz desconocido, quien miraba a lo alto. No se le apreciaba el aspecto, como tampoco sus rasgos o características, apenas su vestimenta, pero sus ojos se afilaron y miraron un punto a lo lejos, donde se hallaba Terra.
— Entonces... ha llegado el día... — masculló aquel hombre.
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Un capítulo no muy largo, pero al menos me gustó describir una pelea entre un dragón y un demonio. Me cuesta mucho trabajo imaginarla y aún más plasmarla, pero me divierte hacerlo.
Yo espero pasado mayo, ya pueda actualizar más seguido, cuando me recupere al 100%.
Sin más que aclarar por el momento, me despido de ustedes, linduras ;)
