Hola mis queridos Caoticos y caoticas del mundo y sus alrededores, ¿Que tal están? Espero que todo bien y bonito. Y que los vientos estén a su favor y que la corriente los lleve siempre a su hogar.

Jejeje me puse sentimental. ¿Por que? Pues simple estamos a 1 solo capitulo del numero 100….. Me da una nostalgia y una felicidad, al mismo tiempo, aun recuerdo mi primer capitulo, donde no sabia si subir o no la historia, donde me daba cosa por ser tan parecido al original y ahora… 2 años después, estoy aquí con 100 capítulos, mas de un millon de palabras, con caoticos y caoticas de todos lados y con una historia que ha evolucionado por si sola.

Les agradezco quien me ha acompañado desde el principio, a quienes han leído esta historia sin parar y sobre todo, a aquellos que les gusta, se divierten y esperan un capitulo mas de esta historia.

Y sin mas, regresando al tema principal, les dejo el capitulo, algo corto.

Lean, disfruten y comenten.

"Nada es mas fuerte que la magia en cada uno, aquello que nos hace ser como somos, únicos. La magia esta en ustedes" Dazeas Caos


Capítulo 99.- El Forjado del Dragón Arcano

No hubo tiempo ni de parpadear, a unos cuantos metros de distancia, en ese campo verde opaco, con la luz espectral de la luna y gruñidos que recorrían por los campos. aparecieron dos hombres. Por un segundo se quedaron quietos, apuntándose con las varitas, el uno al pecho del otro: luego, habiéndose reconocido, guardaron aquellos instrumentos bajo sus capas y se pusieron a caminar, lado a lado, en la misma dirección en que estaba parado un tercer encapuchado.

- ¿Alguna novedad? -preguntó el más alto de los dos.

-Claro que si -respondió Severus Snape, moviendo la capucha y descubierto el rostro.

El sendero estaba bordeado a la izquierda por matorrales silvestres de lento crecimiento, a la derecha con un alto y pulcramente recortado seto. Las largas capas de los hombres se agitaban alrededor de sus tobillos mientras marchaban.

-Aunque a este punto ya no importa-dijo Yaxley, mostrando sus rasgos fofos que se entre observaban cuando pasaba por las ramas de los árboles colgantes -Fue un poco desastroso, pero está preparada la criatura y en un lugar que nos dará ventaja. Espero que esté satisfecho. -

Snape asintió, pero no se explicó, volteo la mirada viendo al tercer encapuchado y con un leve gruñido pregunto- ¿Que tal los huéspedes? -

Giraron a la derecha, a un amplio camino de acceso en el que desembocaba el sendero y, a la luz de la luca, el tercer encapuchado mostro sus facciones pálidas, su cabello rubio y esa mirada torva y cansada que portaba hacia algunas semanas.

-Qué quieres que diga- respondió Draco con la voz fría y alzando los hombros -Se quejan y demás, pero están igual que siempre-

El alto seto se curvaba alejándose de ellos, extendiéndose en la distancia más allá del par de impresionantes verjas de hierro que interrumpían el camino de los hombres. Ninguno de ellos dio un paso; en silencio alzaron sus brazos izquierdos en una especie de saludo y pasaron a través del metal oscuro que se trastorno en un humo denso.

Los arbustos amortiguaban el sonido de los pasos de los hombres. Se oyó un susurró en algún lugar a su derecha; Yaxley sacó su varita, de nuevo probó no ser nada más que un pavo real blanco, pavoneándose majestuosamente a lo largo de lo alto del seto.

-Lucius siempre se lo tuvo muy creído. Pavos reales… - Yaxley metió su varita de vuelta bajo su capa con un resoplido.

-Cuidado con lo que dices- murmuro Draco con la varita preparada.

-Cálmate pequeño, recuerda que fuiste degradado y tu padre… no pudo ni con un par de mocosos. El señor oscuro debería de ma.…-

-Él ha comprobado la lealtad de ellos dos- murmuro Snape con un tono ácido y también la varita en mano. -A menos que pienses… ¿Que el señor oscuro es estúpido? -

En un solo movimiento frenaron y se miraron, se notaba la furia entre los tres. Mas Yaxley solo soltó una leve risa y continúo caminando, rumbo a una hermosa casa solariega que surgió en la oscuridad al final del recto camino.

Esperaron un momento a que se alejara -Ten cuidado, algunos no te creen y… aléjate de tu padre- murmuro Snape con un tono cansado.

En algún lugar del oscuro jardín más allá del seto una fuente estaba en funcionamiento, ocultando un poco sus voces y el sonido de preocupación de ambos.

-Olvida a estos tipos, no les tengo miedo y por mi padre… ya llegara el momento en que tengamos que hablar- dijo Draco muy bajo y mirándolo - Pero… debe tener cuidado profesor, confié en usted, un movimiento en falso y… moriremos todos-

No contesto, solo le dio una mirada seria y continuo su camino, y observando las luces destellando en las ventanas con forma de diamante del piso inferior. Se apresuraron hacia la puerta principal intentando alcanzar a Yaxley, lo alcanzaron en la puerta que se abrió hacia adentro ante su aproximación, aunque no había nadie visible que la abriera.

El vestíbulo era grande, pobremente iluminado, y suntuosamente decorado, con una magnífica alfombra que cubría la mayor parte del suelo de piedra. Los ojos de los retratos de caras pálidas en las paredes siguieron a Snape y Yaxley mientras los pasaban a grandes zancadas. Draco los conocía bien, desde que tenía memoria, pero aun con ello, ninguna vez como aquella, los retratos lo veían con esa mirada fija de desaprobación. Mas paso sin prestarle atención alguna. Se detuvieron ante una pesada puerta de madera que conducía a la siguiente habitación, dudando durante el espacio de un latido de corazón, entonces Snape giró la manilla de bronce.

El estudio estaba lleno de gente silenciosa, sentada a lo largo de una mesa ornamentada y el mobiliario usual de la habitación había sido empujado descuidadamente contra las paredes. La iluminación provenía de un alto fuego bajo una hermosa chimenea de mármol trasmontada por una ventana dorada, frenaron en el umbral de la puerta y esperaron un momento.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz, fueron atraídos hacia adelante por los extraños rasgos de la escena de una figura humana aparentemente inconsciente que colgaba bocabajo sobre la mesa, revolviéndose lentamente como suspendida por una cuerda invisible, y reflejada en la pulida superficie de la mesa de abajo y en del espejo de un costado. Ninguna de las personas sentadas bajo esta singular visión estaba mirándola. Parecía que aquella mujer no estuviera suspendida en medio de todo el lugar.

-Yaxley, Snape, Draco -dijo una voz alta y clara desde la cabecera de la mesa-. Llegan convenientemente tarde. - Se notaba bastante tranquilo, pero algo denotaba que el peligro. Estaba sentado frente al fuego de la chimenea, así que fue difícil para los recién llegados divisar algo más que la silueta del sofá y una cabeza. Cuando se acercaron, sin embargo, su cara brilló a través de las sombras, sin pelo, con aspecto de serpiente, con rajas por nariz y brillantes ojos rojos cuyas pupilas eran verticales. Estaba tan pálido que parecía emitir un brillo perlado ante cualquier luz y, con aquella voz, dará el tono exacto de un fantasma.

-Severus, se amable, siéntate aquí -dijo Voldemort, señalando el asiento a su inmediata derecha-. Yaxley… junto a Dolohov. -

Los dos hombres ocuparon sus lugares asignados. La mayoría de los ojos alrededor de la mesa siguieron a Snape, pero el resto de ojos se enfocó en Draco, el cual continuaba mirando a la mujer a mitad de mesa.

-Tu Draco, junto a tu padre...- murmuro Voldemort con un brillo siniestro en sus ojos.

Draco observo a su derecha a dos asientos más lejos de Snape, estaba Lucius, oculto bajo una capucha negra y con el rostro bajo las sombras, más una mano azulada sobre la mesa lo delataba. En cuanto Voldemort dio la orden, su mano se apretó en un puño y el frio del lugar bajo a pesar de la chimenea. Con paso decidido y sin dejar la vista de la mujer suspendida, se sentó en la silla indicada. Mas el frio en aquel lugar le congelo los pies y estaba seguro que un par de minutos sería suficiente para terminar como un cubo de hielo. Pero Voldemort miro a Lucius y soltó su cruel sonrisa, provocando que en un instante Lucius girara su cuerpo un poco, evitando todo contacto con su hijo.

- ¿Y? - comenzó Voldemort sin quitar la vista de Lucius. - ¿Que nuevas me traen? -

-Mi Señor, Hogwarts ha confabulado con Pendragon y han llevado a todos los alumnos a un lugar ubicado en el atlántico. Según información extraída, este lugar… lo llaman Archipiélago Arcano y en aquel mismo lugar están preparándose para intentar atacar a principio del curso -

El interés alrededor de la mesa se hizo palpable, al tiempo que la atención de incluso Drago giro hacia el profesor, algunos se tensaron, otros se inquietaron, todos miraban fijamente a Snape y Voldemort.

- ¿Atacarme? -repitió Voldemort. Sus ojos rojos se quedaron en los negros de Snape, le observo con tanta ferocidad, que algunos de los Mortifagos apartaron la mirada, se notaba el temor de que ellos resultaran quemados por la ferocidad de la mirada.

Sin embargo, Snape, sostuvo su mirada con tranquilidad y después de un par de segundos hablo.

-Intentaran, mi señor- dijo Snape sin mostrar una expresión.

La boca sin labios de Voldemort se curvó en algo parecido a una sonrisa. -Bien. Muy bien. Y esta información proviene de…-

-… de la fuente que hemos discutido -dijo Snape continuando con su mirada fija -… sigue sin sospechar nada mi lord-

Yaxley se había inclinado hacia adelante para mirar mesa abajo hacia Voldemort y Snape, todas las caras se giraron hacia él, al tiempo que una sonrisa se formaba en sus labios.

-Mi Lord, yo he oído algo diferente. - Yaxley esperó, pero Voldemort no habló, así que siguió. - A Dawlish, el Auror, se le escapó que Pendragon están entrenando con todos los del ministerio y que el día 30, preparan una redada a todos los hogares de conocidos Mortifagos. -

Snape estaba sonriendo, dando una ligera sonrisa socarrona.

-Mi fuente me dijo que plantarían un plan falso, este debe ser. Ni dudo de que Dawlish está bajo un encantamiento "Confundus". No sería la primera vez, se sabe que es susceptible y que frecuenta muy seguido los bares donde termina tomando whisky de fuego hasta terminar inconciente. - dijo Snape con diversión.

-Le aseguro, mi lord, que Dawlish estaba bastante seguro-dijo Yaxley dando una mirada de odio hacia el profesor, pero este ni lo observaba.

-Si estaba encantado, naturalmente que estaría seguro -dijo Snape con ese tono de cansancio- Yo te aseguro, Yaxley, que la oficina de Aurores pronto dirá públicamente a los padres de familia donde están sus hijos y que ya tienen un plan. La Orden del fénix cree que tenemos infiltrados en el Ministerio, no dejaran información correr libre, pero los padres se ponen cada día más nerviosos e insistentes.

-La Orden tiene razón en algo entonces, ¿verdad? -dijo un hombre bajo y grueso sentado a corta distancia de Yaxley, soltó una risita silbante que resonó allí y a lo largo de la mesa.

Voldemort no río. Su mirada había vagado hacia arriba hasta el cuerpo que se revolvía lentamente en lo alto, y parecía estar perdido en sus pensamientos.

-Mi señor, -siguió Yaxley dando un pequeño golpe a la mesa-. Dawlish cree que toda una partida de Aurores…-

Voldemort alzó una larga mano blanca, y Yaxley se calló al instante, observando resentido como Voldemort volvía a girarse hacia Snape.

- ¿Sabes dónde queda dicho Archipiélago? -

-Estuve todo el día intentando averiguarlo, ninguno de mis contactos tiene idea, parece que el Auror Externo es el único que sabe y que puede llevarlos a ese lugar- dijo Snape en un tono serio -El lugar, según la fuente, ha sido equipado con cada protección que la Orden y el Ministerio juntos han podido proporcionar. Creo que habrá poca oportunidad de atacar el lugar, mi Señor, aunque Hogwarts es otro tema. Sus protecciones son las mismas y, yo opino, que, si Ministerio no cae antes del próximo mes, podríamos obtener Hogwarts y hacernos de una base fuerte y con gran estrategia para tomar el Ministerio más rápido. -

-Bien, ¿Yaxley? -llamó Voldemort mesa abajo, la luz del fuego iluminaba extrañamente sus ojos rojos-. ¿Habrá caído el Ministerio para el próximo mes?

Una vez más, todas las cabezas se giraron, Yaxley cuadró los hombros y se removió incómodo.

-Mi Señor, tengo buenas noticias sobre ese punto. He… con dificultad y después de grandes esfuerzos… tenido éxito al colocar una Maldición Imperius sobre una bruja del ministerio con un alto rango-

Muchos de los sentados alrededor de Yaxley parecieron nada impresionados, su vecino, Dolohov, un hombre con una larga y retorcida cara, le palmeo la espalda.

- ¿Una bruja? -dijo Voldemort moviendo los labios, pero sin mostrar expresión alguna- Según recuerdo, hacia algunos meses atrás… lograste hacer que Thicknesse se uniera a nuestro lado y que incluso este corrompiera a otro mago, a Runcorn que según recuerdo era perfecto para tomar el puesto de Auror Externo en el ministerio...-

-… No esperaba que fueran descubiertos y.…-

- ¡¿Acaso dije que hablaras?!-pregunto Voldemort y como si su voz silbante fuera un grito, todos saltaron de sus asientos y evitaron cualquier contacto con sus ojos. - ¡No me interesa que fueran atrapados, me importa que Scrimgeour este rodeado por nuestra gente antes de que yo actué! Un atentado fallido contra la vida del ministro me hará retroceder un largo tramo del camino. Y si eso pasa cargaras con todo el peso de ese retroceso-

-Si… mi Señor, eso es cierto… pero sabe, como jefe del Departamento de Refuerzo de la Ley Mágica, Thicknesse tenía contacto regular no solo con el propio ministro, sino también con los jefes de todos los demás departamentos del Ministerio. No era posible que lo descubrieran, no sé cómo ese Auror… lo descubrió. Mas esta bruja no será descubierta. -

-Igual que tus otros dos Mortifagos, encarcelada terminara- dijo Snape sin mirar a Yaxley, solo revisaba la estancia, sin parar.

- ¿Quién es? - pregunto Voldemort con tono hostil. Yaxley miro a Snape y luego a Draco con resentimiento y paro sus ojos rojos de Voldemort, que se notaba que su boca sin labios formaba una línea recta y un leve silbido comenzaba a surgir.

-Quisiera guardar esa información en privado, para evitar que se filtre mi lord-

- ¡Dices… ¿Que hay un traidor entre nosotros?!- pregunto Voldemort, y sin saber de dónde Nagini, la enorme serpiente repto por la mesa, su anchura era más grueso que el muslo de un hombre, sus ojos, con sus rajas verticales por pupilas, no parpadeaban solo mirando Yaxley y abría sus fauces mostrando sus colmillos. - ¡insinúas ¿Que he dejado que un espía este entre nosotros? ¿Qué me he equivocado? -

- ¡MI LORD, NO…! - grito, pero Nagini estaba enroscándose en su cuello y silbaba con fuerza. -Es por la rapidez con que descubrieron a mis infiltrados… es imposible sin un soplón-

Por un segundo Nagini apretó el cuello del hombre, pero antes de que este pasara de pálido a rojo y luego a morado, Voldemort, alzo la mano para detenerla.

- No me hagas desear presidir de tu fuerza -dijo Voldemort en cierto tono con dolor. Las miradas fueron atraídas a su mano, en esta se veían runas negras y una cadena amarrada por el largo de su muñeca- Me dirás quién es en privado. -

La serpiente en su cuello soltó un poco pero no se retiró de su cuello.

-No creo que con tu forma hagamos caer al ministerio y me parece improbable que el Ministerio vaya a ser mío antes del próximo mes. Si no podemos tocar al ministerio y Dumbledore se esconde en el castillo, me parece que es tiempo de cambiar el objetivo y seguir el plan de Severus- Nagini aun apuntaba con sus colmillos a Yaxley, mas no se movía sin la orden de su amo.

-Tenemos ventaja, mi Señor, -dijo Yaxley, que parecía decidido a recibir alguna porción de aceptación ante Voldemort y dejar la duda sobre un posible traidor-. Ahora tenemos a varias personas plantadas dentro del Departamento de Transporte Mágico y varios Medimagos. Nuestros números aumentan y no solo en Reino Unido; se nos unen nuevos Mortifagos de Paris, Amsterdam y Noruega. Y tenemos personas convirtiendo a más en Alemania, Italia y España. -

Draco observo a Snape el cual ni siquiera hizo un movimiento en el rostro, pero él se concentró en ver a la mujer suspendida en el aire.

-Los superaremos por miles- dijo Yaxley con cierta risa nerviosa.

Voldemort lo miro y agito la mano, con una mueca de dolor en su rostro y soltando un leve jadeo que alerto a todos. En un segundo Nagini soltó el cuello de su víctima y repto con rapidez por la mesa hasta colocarse mirando a su amo. Al igual que todos los Mortifagos.

-Esta vez...-dijo Voldemort levantando la vista con furia total-… te dejare pasar esa insinuación. Pero no lo permitiré una segunda vez. -

Guardo silencio, acomodándose en el asiento, mientras cadenas sonaban en la habitación, Voldemort levantó la mirada hacia el cuerpo que se revolvía lentamente, como despertando.

-Me ocuparé de Dumbledore y ese Auror en persona. Se han cometieron demasiados errores con Harry Potter y no dejare que se repitan con ellos. -

La compañía alrededor de la mesa observaba a Voldemort, cada uno de ellos, por su expresión, temiendo que pudieran ser culpados por la continuada existencia de Dumbledore y, peor aun del Auror Asesor Externo. Voldemort, sin embargo, parecía estar hablando más para sí mismo que para ninguno de ellos, todavía dirigiéndose al cuerpo inconsciente sobre él.

-He sido descuidado, y así me he visto frustrado por la suerte y la oportunidad, demoledoras de nada más y nada menos que de los planes mejor trazados. Pero ahora soy más listo. Entiendo lo que no entendía antes. Debo ser yo quien guie este mundo a una era mágica gloriosa, y lo haré. -

Sonó un repentino aullido, un terrible y desgarrador grito de miseria y dolor, era desgarrador, más lo único que hicieron los sentados fue bajar la mirada al suelo. Pues aquel sonido cavernoso y terrible provenía bajo sus pies, y por unos instantes fue lo único que se escuchó.

-Colagusano -dijo Voldemort, sin cambiar su tono tranquilo y pensativo, y sin apartar los ojos de cuerpo que se removía arriba- ¿No te he dicho que mantuvieras a nuestros invitados callados? -

-Si, mi…mi Lord -Jadeó un hombrecillo en mitad de la mesa, que había estado sentado tan abajo en su silla que a primera vista se notaba desocupada. Ahora se revolvió en su asiento y salió a toda prisa de la habitación, no dejando tras él nada más que un curioso brillo plateado.

-Como estaba diciendo... -continuó Voldemort, mirando de nuevo a las caras tensas de sus seguidores-...ahora soy más listo, necesitaré, por ejemplo, a uno de ustedes... Uno que ofrezca su cuerpo y alma, para servirme por completo-

Las caras a su alrededor no mostraron nada menos que sorpresa, muchos de ese lugar se miraron entre ellos, antes de observarlos expectantes. Mas una voz hablo, una de su lado izquierdo y que estaba oculta entre un mago rechoncho y uno con cabello largo y sucio.

-Mi señor, mi lord, yo soy voluntaria-dijo Bellatrix Lestrange parándose y luciendo un vestido negro ceñido, pero a pesar de que su imagen era de una dama, su rostro demostraba la locura que estaba dentro de ella. Sus facciones desencajaban con cada frase, su voz melosa y excitada ante la posibilidad de servirle, además de que sus ojos casi saltones e inyectados en sangre le daba el toque final para afirmar que era una demente. -Deme el honor de poder hacer el mayor servicio a usted-

-No Bella- dijo Voldemort mirando a la bruja y negando- Usted no puede ser, necesito a uno de tus compañeros...- espero, pero ningún Mortifago hizo un solo movimiento- ¿Ningún voluntario? -continuo- Entonces… Rabastan… no veo razón para que no me sirvas en lugar de tu cuñada y hermano-

Cada par de ojos fue a un hombre. Su semblante mostraba piel amarillenta y cerosa a la luz del fuego, alto y delgado, con cabello negro que estaba al rape y que poseía ojos verdes, hundidos y sombríos. Mostraba una mueca de pavor permanente además de una fea cicatriz que cruzaba su cara y parte de la nariz, dejándolo sin un pedazo de ella. Este se levantó, también poseía una mira algo enloquecida y más aún cuando sus manos se mostraron y estas temblaban sin control alguno.

Cuando habló, su voz era ronca y desgarrada. -Lord… yo… yo... le he servido, ya he...-

-No pedí tu opinión. Además, luego de ser capturado, recuerdo que revelaste varios secretos y a varios de mis seguidores… Te perdone por tu hermano Rodolphus y Bella, que son cien veces más leales. Y.…- dejo salir una sonrisa- … te daré la oportunidad de servirme más que a cualquiera, de redimirte del todo ante mis ojos-

-Yo…- dijo mirando de reojo a Bellatrix y Rodolphus, que estaba mirando directamente y asintiendo con solemnidad, pero al contrario Rodolphus solo miro hacia adelante mientras que evitaba la mirada de su hermano. -… es un honor- Ante esto, Rabastan metió la mano en la túnica, retirando una varita, y la dejo sobre la mesa. -Le serviré por completo-

-Bien-dijo Voldemort, sonrió de forma torva -Tu fuerte magia será perfecta-

Sacó su propia varita y en un suave movimiento, la de Rabastan floto hacia el con ligereza, alzo la mano nuevamente, descubriendo todo su brazo por completo, demostrando que las runas estaban oscurecidas en su piel y que expulsaban pequeñas y diminutas partículas negras. Al mismo tiempo que las cadenas sonaron. En cuanto tomo la varia con la mano libre un chillido sonó, la madera crujió con fuerza y humo negro comenzó a salir de entre los dedos de sus manos. Las runas comenzaron a agrandarse y adquirir un brillo verde oscuro. Se partió la punta y flamas oscuras empezaron a envolver la madera y en un instante solo quedaba pequeñas y diminutas partículas incandescentes en el aire.

Del otro lado de la mesa Rabastan movía las manos con fuerza y comenzaba a sujetarse los brazos con terror mientras que abría la boca intentando soltar un grito, que nunca surgió. Al final sus rodillas cedieron y termino cayendo contra la silla, dejando de moverse y quedando con los brazos colgando sobre los reposabrazos, sin conocimiento alguno. Al contrario que Voldemort, que respiro y aquella expresión de dolor en su rostro desapareció y por un instante su cuerpo se enderezo y pareció más fuerte.

Algunos de los miembros de la multitud se cubrieron boca, como queriendo ocultar las risas o el horror que les embargaba.

-Pronto, Rabastan, obtendrá su libertad. -

-Gracias mi lord, es tan benévolo y considerado-dejo salir Bellatrix con cierto chillido en su voz. -Es un honor para nuestra familia-

- Claro Bella, Rodolphus al terminar, por favor llévenlo a la sala de preparación- dijo Voldemort para luego girar la mirada a Lucius, que mantenía la vista en la mesa, pero solo sonrió y se dirigió a Draco. - ¿Tienes buenas nuevas Draco? -

Uno o dos de los magos apenas reprimieron un estremecimiento cuando el siseo de Nagini creció en volumen, el retorcerse en la mesa, podía oírse deslizándose con todo su peso. Y a todos los ponía tensos. Esta se alzó, pareciendo interminable, y fue a descansar sobre los hombros de su amo. Voldemort acarició a la criatura con largos dedos finos, todavía mirando a Draco.

-Por supuesto, Señor-dijo Draco con voz temblorosa y mirando aun a la mujer que se removía. Su mano temblaba cuando se limpió el sudor del labio superior- Creo tener pistas de la ubicación de la mansión Potter… aquel lugar donde esa sangre sucia y la comadreja traidora se oculta-

A la izquierda de Draco su padre hizo un extraño y raro gruñido, su cuerpo evitaba a su hijo y Voldemort mantenía la mirada en Lucius. Conteniendo lo de terminar congelando la sala misma.

-Mi Señor, -dijo Bellatrix su voz sonaba constreñida por la emoción-He trabajado la legeremansia y oclumancia con Draco para buscar pistas en su mente, ese hechizo desmemorizante se desvanece… es un hechizo fuerte. Pero las pistas están ahí… -

- ¿Donde? -

-… Londres…. Solo sabemos que está en las inmediaciones de Londres- dijo Draco tragando duro.

-Eso no sirve de nada, ni siquiera es una pista...- gruño Voldemort.

-Mi Lord, nuestro poder no es tan grande y no logramos romper el hechizo. Solo su alto poder podría romperlo y en su situación … no hay ser con mayor magia que usted, si tan solo terminara el...-

-No hay ser con mayor magia -repitió Voldemort, su cabeza se inclinó un poco a un lado mientras evaluaba a Bellatrix- Eso significa mucho, Bellatrix, viniendo de ti. -

La cara de ella se llenó de color, sus ojos se inundaron de lágrimas de deleite y placer.

- ¡Mi Señor sabe que no dijo más que la verdad! - dijo con solemnidad - ¡El que este aquí en la mansión Malfoy es un placer para nosotros! -

-Un placer… ¿Y qué hay de ese feliz evento que, según he odio, ha tenido lugar esta semana en su familia? -

Ella le miró, con los labios separados, evidentemente confusa. -No sé lo que quieres decir, mi Lord-

-Estoy hablando de tu sobrina, Bellatrix. Y la de ustedes, Lucius y Draco. Su sobrina se va de casar con un hombrelobo, Remus Lupin. Debéis estar orgullosos. -

Hubo una explosión de risas alrededor de la mesa, muchos se inclinaron hacia adelante para intercambiar miradas divertidas, unos pocos golpearon la mesa con los puños. Nagini disgustada por el disturbio, abrió la boca de par en par y siseó furiosamente, pero los mortífagos no lo oyeron, tan jubilosos como estaban ante la humillación de Bellatrix y los Malfoy. La cara de Bellatrix, tan recientemente ruborizada de felicidad, se había vuelto de un feo y manchado rojo.

-¡NO ES NUESTRA SANGRE, MI LORD!-gritó sobre el regocijo- Nosotros… nunca volvimos a ver a nuestra hermana desde que se casara con el sangresucia. Esa mocosa no tiene nada que ver con ninguna de nosotras, ni ninguna bestia con la que se reveulque -

- ¿Qué dices tú, Draco? -preguntó Voldemort, y aunque su voz era queda, fue llevada claramente a través de silbidos y risotadas -. ¿Harás de niñera a los engendros? -

Las risas surgieron y comenzaron a aparecer miradas burlescas, pero Lucius levanto la mirada por primera vez y una estalactita de hielo comenzaron a crearse en la cabeza de muchos. Varios levantaron la varita asustados.

-Basta, cálmate Lucias-dijo Voldemort, acariciando a la furiosa serpiente y mirando con más intensidad al hombre de piel azul-. Ya basta. -

Bajo la mirada y continúo emitiendo un gruñido, al momento que esas desaparecían.

-Señor, antes les cortaría la yugular a cuidar a monstruosidades- dijo Draco con voz temblorosas.

-Muchos de nuestros arboles familiares se han vuelto un poco descuidados con el paso del tiempo, -dijo Voldemort a Bellatrix, que le miró fijamente sin aliento e implorante-. ¿Qué debes podar y qué no para mantenerlo saludable? Cortas aquellas partes que amenazan la salud del resto. Como el crio de Nott, o de Yaxley, de Avery, Lament, Snowyowl, Winickus...-

-Si, mi Señor, -susurró Bellatrix, y sus ojos se inundaron de nuevo con lágrimas de gratitud-. ¡A la primera oportunidad! ¡Traidores a la sangre! ¡Manzanas podridas! ¡Inmundos magos! -

-Deben hacerlo-dijo Voldemort sin un solo toque fuera de lugar, solo parecía muy neutral-. Y en tu familia, al igual que en el mundo… debemos quemar la escoria que nos infecta hasta que solo los de la sangre auténtica permanezcan…-

La mirada de Draco paso de la mujer que levita a Voldemort y por unos segundos lo miraron fijamente. Sin embargo, Voldemort alzó la varita, apuntándola directamente a la figura que se revolvía lentamente suspendida sobre la mesa, y le dio una pequeña sacudida. La figura volvió a la vida con un gemido y empezó a luchar contra ataduras invisibles.

- ¿Reconoces a nuestra invitada, Severus? -preguntó Voldemort con un tono frio.

Snape alzó los ojos a la cara que estaba bocabajo, todos los Mortifagos estaban mirando hacia la cautiva, girando a la mujer dejándola boca abajo. Con los cabellos suspendidos hacia el aire y cuando la mujer vio a Snape, abriendo y grito con la voz rota y en total terror, a la vez que miraba Snape.

- ¡SEVERUS! ¡AYÚDAME! -

-Claro que la reconozco -dijo Snape cuando la prisionera fue silenciada por un hechizo del Voldemort.

- ¿Y tú, Draco? -preguntó Voldemort, acariciando el a Nagini con la mano libre de la varita. Draco sacudió la cabeza de lado a lado, ahora que estaba despierta sus ojos miraron los de la mujer y noto que le pedía ayuda.

-Imparte clases en Hogwarts, ¿Nunca te topaste con ella o escuchaste de sus clases? -dijo Voldemort mostrando sus diente blancos y alineados, pero esa boca sin labios la volvía aterradora- Todos por favor denle la bienvenida a Charity Burbage quien, hasta recientemente, enseñaba en la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. -

Se produjeron pequeños ruidos de comprensión alrededor de la mesa. Una mujer ancha y encorvada con dientes puntiagudos cacareó.

-Si… la profesora Burbage enseñaba a los hijos de brujas y magos todo sobre los muggles…. como no son tan diferentes a nosotros…-

Uno de los Mortifagos escupió en el suelo y Charity Burbage volvió la cara de nuevo hacia Snape. Y Voldemort agito la varita quitando su hechizo, haciendo que volviera a salir un grito de la profesora.

-SEVERUS… POR FAVOR… POR FAVOR.-

-Grita todo lo que quieras, suplica, nadie te ayudara aquí -dijo Voldemort, con otro golpe de la varita Charity cayó contra la mesa en un golpe seco, provocando que la mesa crujiera y temblara con fuerza, y luego volvió a flotar. Esta vez con la nariz sangrante y la cara roja - No me alegra la corrupción y contaminación de las mentes de niños magos. La semana pasada la Profesora Burbage escribió una apasionada defensa de los sangresucia en el Profeta; Los magos, dijo, deben aceptar a ladrones de su conocimiento y magia. La reducción de la sangre limpia es, dice la Profesora Burbage, una circunstancia de lo más deseable…. Haría que todos nosotros nos emparejáramos con muggles… o, sin duda, con hombreslobo…- No había duda de la furia y el descontento en la voz de Voldemort.

Nadie rio esta vez, la profesora se sujetaba la nariz y salpicaba sangre en la oscura mesa, mientras que daba un ligero chillido agudo.

- ¿Ella no estaba bajo la protección del Auror Externo? - dijo un mago con tono inquieto y tembloroso.

-Ella no estaba en el colegio, había solicitado un permiso para ir con unos familiares en Francia. A pesar de las advertencias de Dumbledore, ella fue y… al regresar y no encontrar el colegio abierto, decidió tomar ese tiempo para la publicación- aclaro Snape dejando las manos en la mesa y con total indiferencia miro la sangre en la mesa.

Por tercera vez, Charity Burbage se revolvió para enfrentar a Snape. Corrían lágrimas desde sus ojos a sus manos ensangrentadas y luego se combinaban con aquel hilo rojo que salpicaba la mesa más y más. Snape le devolvió la mirada, impasible, mientras ella giraba otra vez lentamente.

-Avada... - comenzó Voldemort en un canto suave y firme, Draco giro la mirada concentrándose en la oscura madera y viendo el reflejo de su cara - … Kedavra-

El destello de luz verde iluminó cada esquina de la habitación, y Charity cayó con un resonante golpe sobre la mesa, que tembló y se partió de golpe haciendo que todos se apartaran y algunos cayeran de asiento.

-La cena, Nagini -dijo Voldemort suavemente, y la gran serpiente se balanceó y se deslizó de su hombro hasta el suelo.

Miro el cuerpo y abrió su mandíbula, para un segundo después morder el cuerpo sin vida, comenzando a retorcerse y envolver el cuerpo en su gran longitud. Draco giro la mirada y se enfocó en ver a Bellatrix que reía y observaba con excitación y placer aquel espectáculo. Su cuerpo temblaba, escuchaba como Nagini abría la mandíbula más, como su pesado cuerpo arrastraba el de Charity, incluso con comenzaba a tragar. Sus manos comenzaron a temblar con fuerza, sentía que sudaba y como perdía fuerza, como si su sangre abandonara su cuerpo.

No miro en ningún momento, solo se quedó esperando a que los sonidos se terminaran a que el siseo regresara, prefería escuchar aquel silbido que el sonido al tragar a una persona entera. Después de unos momentos paro, y Draco se atrevió a mirar, Nagini tenía la cabeza posada sobre uno de los laterales rotos de la mesa y, donde estaba roto, su largo y escamoso cuerpo mostraba un bulto enorme y alargado.

Voldemort sonreía con Nagini arrastrándose con pesadez hasta sus pies, todos estaban parados o aun quietos en el suelo, esperando a que hiciera un movimiento o una palabra. Los ojos de Draco miraron a los pies de Voldemort, observando su piel blanca y de igual forma cubiertas de diferentes runas mágicas, además de unos grilletes blancos y con piedras mágicas incrustadas. Y detrás de la silla, múltiples cadenas surgían traspasaban la chimenea y aunque estas estaban directo al fuego aún conservaba su color blancuzco.

-Yaxley- llamo Voldemort y todos alzaron la mirada con rapidez. - Necesito que tengas al ministerio lo antes posible, en quince días o de lo contrario atacaremos Hogwarts a final de mes. Snape continúa sacando información al contacto, Lucius sabes que debes hacer y Draco, ve y continúa cuidando de nuestros invitados junto a Colagusano-

Nadie se movió de su lugar y solo basto que agitara la mano para que se retiraran.

-Mi Lord- comenzaron a decir dejando la sala luego de una reverencia muy marcada.

La última imagen que observo Draco antes de salir, fue Nagini arrastrándose hacia las llamas de las chineas y un momento después desparecer. Fue uno de los últimos en salir y observar cómo Voldemort sentado en su silla y con sus ojos rojos observando a cada uno con atención.

En cuanto termino la reunión comenzaron a retirarse los Mortifagos de la mansión e incluso el profesor Snape solo le lanzo una mirada bastante seria y luego dio un giro ondeando su capa y se marchó. En cuanto a Draco el solo se adentró por la casa, siguiendo un pasillo estrecho y donde cada vez se escuchaban más voces y algunos gemidos.

-SILENCIO- Escucho el grito de Colagusano en cuanto encontró una puerta de herrería y que estaba encantada. Mas el solo coloco la palma sobre de esta y la atravesó como si no fuera tangible.

Adentro todo estaba oscuro y frio, mas no lo detuvo con paso firme, recorrió un pasillo descendente, luego dio un giro y bajo una serpenteante escalera muy empinada. Tardo 5 minutos, más las voces se incrementaban, los gemidos se hicieron más claros y un grito desgarrador surgió, además de a Colagusano riéndose con fuerza.

Entro abriendo la puerta de golpe, y encontrando una imagen que no le agrado nada. En el suelo estaba Ollivander echo un ovillo, gritando y retorciéndose con fuerza, mientras Colagusano le apuntaba con la varita y se carcajeaba.

-BASTA- grito Draco haciendo que lo viera, pero no anulando su maleficio.

-Mi lord…-

Draco no espero le empujo con tal fuerza que trastabillo y termino cayendo al suelo, al mismo tiempo que Ollivander se calmaba un poco, continuando con un leve gimoteo y temblores, pero emitiendo un profundo sonido de llanto.

- ¿Qué crees que haces mocoso? -pregunto Colagusano apoyándose en su mano plateada y apuntándole con la buena. - ¿Vas contra las ordenes de mi Lord? -

Draco no lo miro, se inclinó y miro a Olivander, había pasado casi un mes desde que la primera vez que lo vio, y aun no se acostumbraba a su apariencia. De aquel hombre bien vestido, pulcro y con un toque de misterio, ya no quedaba nada; ahora solo era un hombre en los huesos, vestido con ropa sucia y rota, con rastros de sangre y podredumbre y su cabello cortado en diferentes tamaños y enmarañado de igual forma en cosas oscuras, incluso con moretones y cortes que iban de los recientes a los que ya eran casi cicatrices. Lo más sorprendente era su rostro, que tenía una tes pálida, con algunos golpes y una mirada llena de dolor y sufrimiento, incluso podría decirse que estaba aterrado.

-Te dije que mi lord...-

Draco solo guio su varita y un momento después la de Colagusano salió volando de su mano y termino cayendo a su espalda. Para que luego la varita se clavara en su yugular y fuera empujado hasta un pilar oscuro de piedra.

-Guarda silencio rata- dijo Draco con frialdad -El señor Oscuro me dijo que cuidara de ellos… o ¿Quieres que pase lo de la última vez? - Draco tomo su rostro y lo volvió a tirar en un solo movimiento -No estuvo nada contento cuando lo mataste, ¿Recuerdas tu castigo?… supongo que no quieres pasar por lo mismo o ¿Si, Colagusano? -

Peter soltó un sonido chillón, como una rata y luego de un momento recogió su varita y fue a la puerta. No sin antes darle una mirada vidriosa y murmurar – Cuídate la espalda … niño-

No le prestó atención, levanto la varita y una luz surgió en todo el lugar. Era un calabozo, frio, oscuro y descuidado, con pilares con grilletes y cadenas, Draco, no entendía muy bien para que querían sus antepasados un calabozo, pero parecía que a Voldemort le había servido muy bien.

-Luna- dijo Draco alzando a Ollivander e intentando arrastrarlo hasta donde la luz mostraba mantas y ropa tendidas en la dura roca, para recostarlo. - ¿Puedes curarlo? -

De la parte oscura surgió una cabellera rubia, unos ojos ojerosos, y un rostro delgado. Su ropa no estaba tan sucia como la de Ollivander, pero se notaba que hacía mucho que la llevaba. Lo que más se notaba era esa fina línea en sus labios, aquella que no mostraba sonrisa alguna.

Draco giro su varita y se la extendió a la rubia, que con paso tembloroso se acercó y se arrodillo dejando la cabeza de Ollivander en sus piernas. Observo a Draco antes de tomar su varita y con voz ronca murmuro -No soy tan buena, pero… Sofi me enseño como aliviar el dolor-

Draco se apresuró a sacar un frasco de entre su túnica, esta contenía una luz, la abrió y aquella luz recorrió la estancia y mostrara los diversos rostros del lugar, algunos totalmente desconocidos, otros que conocía por el trabajo de su padre o sus idas al ministerio. Pero lo que llamaba más la atención era los Aurores, que se paseaban delante del resto (algunos cojeando), con cortes y las caras llenas de golpes. Abrió su capa y saco una caja cuadrada y remachada con tapa, donde apenas y cabía su mano.

-Tomen- dijo Draco destapado la caja y metiendo la mano, sacando barias bolsas de tela. Como nadie se acercó y como Luna estaba murmurando en voz baja con su varita, saco su contenido, comida variada. -Mi trabajo es mantenerlos vivos, y créanme eso haré aun si ustedes no quieren- En pocos minutos todos estaban comiendo, mientras Draco continuaba sacando y dejando la caja de lado. -Al finalizar regresen todo lo que le sobre a la caja, mañana no podre traerles nada… intentare pasado-

-Necesita más que solo unos pocos hechizos para recuperarse-le murmuro Luna con voz cansada- Muchos necesitan a un medimago… no a mí, ni un par de Aurores con conocimientos básicos de hechisos de sanador-

-Por ahora...solo tienen esto- gruño Draco tomando su varita de la mano de forma agresiva y guardando la caja. - no se quejen-

Se dispuso ir a la puerta, pero la mano de Luna lo detuvo y aunque temblaba y se notaba que estaba temerosa.

- ¿Has escuchado algo de Pendragon? ¿De… Neville? -

-No sé nada, te dije que sería peligroso, pero no te preocupes… es seguro que no está sin hacer nada- dijo Draco saliendo del lugar. Al llegar al pasillo oscuro, donde no lo escuchaban y nadie lo veía, estrello su puño contra la pared hiriéndose los nudillos y dejando unas marchitas rojas en el muro. -Mas les vale que se preparen Potty, Hermione-

Del otro lado del Reino Unido, estaba Hermione sangrando del labio, tirada en el suelo, empapada de pies a cabeza y con lodo cubriendo sus piernas. Se tomaba el brazo y soltaba un ligero gemido de dolor , dejando salir un improperio por lo bajo, girándose y apoyándose en sus rodillas para levantarse. Hubo un rugido a la lejanía, un par de aullidos y el sonido de hechizos lanzándose. Miro a su alrededor, la arboleda en la que estaba poseía un pequeño estanque y de unas piedras brotaba una fuente de agua constante.

-Otra vez…- murmuro para sí misma

Se adentro de nuevo en el agua y alzo la varita, se concentró, sentía el frio que invadía sus piernas, como el agua se movía un poco e incluso su diferente densidad que el aire. Vio su reflejo en el agua, como esta se aclaraba más y más con cada segundo que pasaba, además de que poco a poco se enfocaba más en sus ojos. Su cuerpo se sintió extraño, como parecía cambiar y transmutarse, solo fue un segundo en que observo su reflejo por completo como el agua giraba a su alrededor y como sus brazos cambiaban a ser casi cristalinos. Parpadeo y un enorme estallido de agua le levanto, sintió su cuerpo doler al estrellarse contra el suelo, así como perdía esa sensación y otra vez el terreno lodoso le manchaba mas su ropa.

-Maldición- gimió Hermione intentando levantarse, pero sus piernas dolían y su brazo empezaba a sentirlo insensible.

Espero unos momentos respirando el aire limpio, escuchando los sonidos de los demás entrenando y también sintiendo un vació en su estómago. Por entre los árboles se vio como el cielo pasaba de un gris nublado a un naranja rijoso, y supo que por el día su entrenamiento estaba concluido y que aquel vació era de haberse saltado el desayuno y comida. Con un claro dolor se levantó y dando fuertes pisadas fue hacia las luces que se notaban a la lejanía. Salió por un sendero en el pasto, mostrando una pequeña ciudadela protegida por múltiples montañas y elevaciones de terreno y con un rio cruzando a la mitad y que desembocaba en una laguna. Se notaba el movimiento en aquel lugar, pues las personas estaban por el campo, algunos labrando la tierra, otros paseando y solo algunos volando en escobas regresando a sus habitaciones antes del anochecer.

Eran pequeñas casas de múltiples pisos alineados con el rio, y en algunos espacios abiertos. Mas eso no atraía la atención, si no que los magos estuvieran conviviendo con los hombres lobo (ambos ayudando en la creación de campos de cultivos), los hombres lobo con los centauros (haciendo vigilancia de posibles peligros), que los gigantes estuvieran a lado de la ciudadela (encendiendo una hoguera que bien podría quemar a todo el pueblo y sus alrededores), junto a magos y centauros charlando.

La primera semana había sido difícil, los tres grupos estaban renuentes a convivir en un solo espacio, luego los Pendragon comenzaron a integrar a los alumnos de Hogwarts con los hombres lobos, gigantes y centauros, y en menos de dos semanas los cuatro grupos diferentes estaban creando una sociedad estable y creciente. Estaba germinando la idea de Harry, y en aquel lugar que les separo, que le causo sufrimiento y que le hizo pelear como nunca. Pero algo bueno estaba saliendo de lo que tuvo que soportar y poco a poco empezaba a mostrar señales de que la idea de unificar criaturas mágicas y magos no era tan descabellada.

Paso junto a los sembradíos, alzando la mano, con su brazo un poco mejor, ante quienes la saludaban con cortecia, incluso algunos estaban parando sus actividades para dedicarle una reverencia.

No los interrumpió solo continuo hasta pisar la calle empedrada que daba paso a la ciudadela, encontrándose con Ron y Daphne que también regresaban, pero de la playa, pues tenían el pelo lleno de arena y Ron intentaba quitarse del pantalón uno de esos cangrejos con cuatro pinzas, un solo ojo y esférico.

-Maldición, estas cosas son … horrendas- soltó Ron en cuanto se emparejo a ella y con el cangrejo en la mano hizo la mímica de hablar - Soy feo y pellizco ¿Quiéreme? -

-Ya te quiere bastante Daphne- dijo Hermione de mala gana- a mira… que lindo policrabby, ¿Lo adoptaras de mascota? -

-Si apenas y puede con Ringed- dijo Daphne sobándose los brazos. -Siento como si me faltara algo para perfeccionar la magia de Utgar… ¿Harry no te dijo algo? -

-La verdad es que...-

-Es igual conmigo- interrumpió Ron jugando con el cangrejo, intentando picarle su único ojo, mientras este le intentaba dar con las pinzas -Puedo ser cualquier animal que me proponga, pero aún tengo problemas con los mágicos y… aun siento que no está a su cien por ciento. Tú lo creaste ¿Que me hace falta? -

Hermione le miro y rodo los ojos mientras miraba como un par de magos, con la ayuda de una mujer gigante, estaban construyendo un puente para pasar al otro lado sin dar tanto rodeo y sin tener que utilizar magia.

-Imaginación, eso es lo que te falta- dijo Hermione bufando - ¿Como puedo saber lo que no se? -

- ¿No eras la más lista del mundo? - pregunto Ron con sarcasmo, haciendo que Hermione le advirtiera con la mirada y de paso distrayendo lo, provocando que el cangrejo le tomara en su tenazas- ¡Suéltame…! - medio grito y en un manotazo la pobre y pequeña criatura salió volando y por puro fortuna termino cayendo al rio con un "plop".

-Cree el ritual y la forma de combinar la animagia y la metamorfomagia, pero solo tu eres el único que la ocupa, tienes que aprender cómo utilizarla poco a poco- dijo Hermione resoplando -Todo depende de ti-

-Yo creo que vas bastante bien, apenas llevas con ello muy poco. - dijo Daphne con una leve risita y tomándole la mano- y cambiando el tema ¿Como esta todo en Hogwarts? -

-Bien- dijo Hermione llegando a una especia de estación de tren, donde las puertas estaban siendo custodiadas por Kathor y otro gigante.

Kathor estaba con los ojos algo irritados y tenía una mirada algo divertida, como si recién hubieran contado un chiste muy bueno, aunque en su idioma. En cuanto la vio ni la detuvo, ni pregunto por qué estaba ahí, solo poso su gigante mano en el lugar y abrió un poco.

-Gracias- dijo Hermione a Kathor entrando y este contesto inclinándose y tapando todo rastro de sol a su redonda. - En un rato iré a ver a Hagrid ¿Vienen? -

-Claro, hace mucho que no salimos del Archipiélago y una visita a Hagrid significa…-

- ¿Ron borracho? -pregunto Hermione entrando por la puerta.

Aquel lugar era un pasillo largo, ancho y que a su costado dejaba huecos los suficientemente grandes para múltiples arcos de piedra con diferentes diseños. Una especie de sala de chimeneas, como en el ministerio, solo que de portales. Cada uno apagado y sin rastro de magia, runas o cualquier cosa que los hiciera portales, solo el final que en ese momento estaba coronado por un dragón dormido y con la cola enroscada por una de las columnas.

-Mientras no se ponga a bailar pegadito a Hagrid y comience a repartir abrazos con Theo- dijo Daphne con una leve risa.

-Nunca me lo harán olvidar ¿Cierto? - dijo Ron negando y alcanzando el arco de piedra, y con cuidado coloco su mano justo donde termina la cola triangular del dragón. -Harry me las pagara- murmuro justo al momento en que el dragón abría los ojos y boca mostrando fuego, y activando el portal dejando una suave cortina de magia azulada.

-Solo sé que Hagrid ya está más fuerte y que su mente se ha aclarado y podrá poner luz en lo que paso ese día- dijo Hermione viendo a Daphne cruzar de un leve salto y luego ella se introdujo, sintiendo esa sensación liviana y casi refrescante que producía. Del otro lado aparecieron en la sala de menesteres, al lado del primer portal de Harry, esperaron hasta que un momento después Ron cruzo y el portal se apagó- Me daré un baño, iré por algo a la cocina y luego saldré a Hogwarts ¿Los veo en la cocina como en una hora? -

-Claro- dijeron ambos, y cada quien tomo rumbo a su cuarto.

Siempre estaba en movimiento, pasando del Archipiélago Arcano a ese pequeño cuarto que compartían, pero por las pasadas semanas, no había pasado muchas noches en aquella cama. Se ducho y cambio, antes de bajar y encontrar a Dobby en la cocina con ese sombrero de chef torcido, su delantal sucio y ya un plato lleno de fruta y otro con un pedazo de tarta para ella.

-Gracias Dobby- le dio un pequeño beso en la frente antes de sentarse y tomar la fruta cortada y comenzar a engullirla, ya que su estomago no aguantaba otro minuto sin alimento - ¿Como va todo aquí y en Camelot? -

-Dobby cree que bien dulce ama- dijo Dobby inclinándose -Dobby ha mantenido a la señora Malfoy muy bien vigilada y a lo mejor posible, aunque Dobby debe informar que el señor Vernon ha estado renuente a cooperar-

-Normal, es un tipo de lo peor. - dijo Hermione suspirando -Solo asegúrate de que no cause alborotos y que no ponga en peligro a si mismo o a otros. Tienes permiso de encantarlo si se pone violento -

-Dobby le mantendrá informada dulce ama- repitió la inclinación el elfo antes de correr a la cocina entre leves saltos. Un momento después regreso con una mochila grande y que contenía una gran cantimplora -Dobby esta noche también ha preparado lo que solicito dulce ama-

Hermione peso la mochila, por lo menos debían ser unos 10 kilos. Le agradeció e indico a Dobby que al siguiente día estaría en la madriguera para visitar a todos y que cualquier la buscara.

No tardaron mucho en bajar Ron y Daphne, cambiados, en ambos por sus ejercicios continuos en la playa se les notaba un claro tono rosa que indicaba que pronto estarían bronceados. Luego de terminar los tres se encaminaron a la enfermería. El castillo sin alumnos era algo triste, incluso tétrico, el silencio y el frio era algo que no solía pasar cuando estaba repleto de alumnos y estaban en constante movimiento. Hubiera preferido transportar a Hagrid a San Mungo o al Archipiélago Arcano, pero era difícil hacerlo en su estado inconsciente y un sin mostrar señales de despertar. Pero luego de despertar se negó en ir a cualquier otro lado, aunque pudo ser por el estado mental que presentaba. Mas madame Pomfrey no quiso afectar mas su mente con un cambio de escenario constante y con el trato de personas que no conocía, por ello estaban en Hogwarts cuidando de el.

Era un poco raro tratarlo, no recordaba los últimos sucesos con claridad, "son imágenes oscuras y nubladas" mencionaba cada vez que intentaba recordar, al mismo tiempo que se tocaba la frente con cierto toque de dolor.

Los únicos que podías encontrar en los pasillos era a los fantasmas, por lo general a la caballería cazadores de cabezas y al barón sanguinario, ademas de Peeves que intentaba hacerles bromas. Pero ya tenían muy bien aprendido hechizos en su contra y ya no le estaba tomando tanta gracia.

-¡ZAMPABOLLOS, BESUGO, SOPLAGAITAS, PEINAOVEJAS!- dijo Pevees la ultima vez que intento ponerle el pie a Ron en una escalera y por toda contestación termino con unos sucios calzoncillos en la cabeza. -¡NO TIENE GRACIA ZARRAPASTROS!-

La verdad, Hermione no creía que supiera que significaran realmente y mas al verlo atravesar el techo y tirar un pequeño libro titulado "Insultos listos de W&W", el cual se quedo Ron.

Pero incluso aquellos que no eran como Peeves extrañaban a los alumnos y poder convivir con los vivos. O por lo menos eso le dijo una tarde que acompañaba a Hagrid en la enfermería, mientras que revisaba un listado de lesiones graves de madame Pomfrey y murmurando -Las decapitaciones son sumamente graves ¿Por que no están aquí?- Hermione tuvo que contenerse de mencionar que eran lesiones graves, no mortales.

Al entrar en la enfermería voy a Neville sentado frente a Hagrid, con cartas explosivas en la mano y decidiendo cual tomar de la gran mano de su adversario. Mientras al costado de la cama Theo, tenía el cabello alborotado y pequeños rastros de humo le surgía. Incluso Marlow jugaba, y de alguna forma se las habían arreglado para que las cartas quedaran paradas y solo las viera el pequeño, aunque este quedara oculto y que estuviera mas entretenido mirando como jugaban.

Para cuidar de Hagrid rotaban los días de entrenamientos y cuidados a su amigo, ese día les tocaba a ambos cuidar de Hagrid, pues con su mente tan turbulenta, podría incluso perderse en el mismo Hogwarts. Y Marlow era el encomendado de evitar que, en los periodos solitarios, fuera algún lado. Y como todo buen cuidador, mas de una vez encontraron a Hagrid con Marlow en el cabello y varias cortadas en las manos. Y era bueno que pasara tiempo con otros, pues se notaba que extrañaba a Harry, incluso adelgazo y creció un par de centímetros.

Por quien estaban preocupados era Neville, que pasaba noches sin poder dormir, callado y entrenando sin parar a descansar. Y por muy mal que sonara, la herbología y sus cultivos, casi ni le atraían. La pérdida de Luna le afecto de igual forma que a ella con Harry, y ella le apoyaba, le ayudaba siempre que podía y le guiaba en como entrenar, aunque no pudiera ya casi enseñarle nada sobre su propia forma de hacer magia. En ese mes se sobrepasó a sí mismo y ahora manejaba ambas varitas con tanta soltura que incluso podría mantener un duelo contra dos o tres personas.

Por el otro lado estaba Hagrid sonriente, con la barba y cabello un poco más largo, y sentado en una cama tres veces más grande y reforzada mágicamente. Su aspecto intimidante se perdía ante aquella risa y mirada sonriente que lanzaba a aquellos que siempre lo acompañaban.

-Vamos toma ya- gruño Theo exasperado por la espera, más Neville no le hizo caso y espero un momento más. - terminaremos mañana-

-No tienen tanto tiempo- dijo Ron caminando a donde estaban y mirando las cartas de Hagrid alzando ambas cejas.

- ¡Hola chicos! - Saludo Hagrid alzado una de sus grandes manazas y agitando un poco las cartas. - ¿Pensé que vendrían mañana en la tarde? -

-No necesitamos que sea nuestro turno para venirte a ver-dijo Hermione poniéndose del otro lado y dándole un beso en la mejilla, dejando la mochila dada por Dobby a un lado- ¿Como estas hoy? -

-Mejor, hoy parece todo más real y con la ayuda de los chicos y Sofí he aclarado cosas en mi mente- dijo Hagrid algo sonrojado por el beso y eso lo aprovecho Neville para tomar una carta y verla, por un segundo esperaron a que explotara o hiciera algo, mas esta parecía no contener sorpresa.

- ¿Te han dejado de gustar las criaturas peligrosas? -pregunto Ron en tono sarcástico.

-No y solo son criaturas incomprendidas- dijo Hagrid muy rápido sorprendiendo a todos -Pero, he pensado e intentado recordar y sé que… esa noche Draco estaba ahí…. Y que él estaba sobre de mí, viéndome desangrar- Todos se quedaron callados y mirándolo a Hagrid que se quedó tocando la cien y cerro un momento los ojos- Recuerdo muy poco, solo que temblaba y … le acompañaba el profesor Snape y… otro sujeto con capucha-

-No me sorprende nada- dijo Neville dejando las cartas sobre la mesa e inclinándose con la mirada clavada en sus manos -No creo que tenga ningún escrúpulo...- Se notaba en su voz cierto rencor y furia contenida, pero en ese momento nadie podía contradecirlo y menos con las palabras de Hagrid.

- ¿Él te ataco? - Pregunto Ron cruzado de brazos - ¿Recuerdas si él fue el del maleficio? -

Hagrid agito la cabeza y por un segundo pareció que algo malo le pasara, pues sus ojos se apretaron mucho y creo tal mueca que Hermione le tomo el hombro y abrazo.

-Eso no es importante ahora, lo primordial es que te recuperes, trabajaremos con lo que tenemos y no con un supuesto- dijo Hermione llamando su atención y viendo como el de verdad se esforzaba por recordar y cierta parte de él estaba frustrado por hacerlo.

-De cualquier forma, el incito a Luna a.…- murmuro Neville con un tono más fuerte que antes.

-No lo estamos defendiendo, sabemos que no es un santo, pero … algo no me cuadra- dijo Ron sentándose en la cama, al ser amplia todos podían estar arriba sin problemas. Mas quitando a Marlow, que le dio un leve toque con su garra y corriendo a Hermione que en un momento le tomo y subió a su hombro acariciando su hojita.

-Por ahora no podemos saber que paso entre Draco y Luna sin que ellos estén presentes. Y no podemos juzgar a Draco sin saber todos los hechos- concordó Daphne recostándose por lo largo y dejando su cabeza sobre la pierna de su novio. -Además… tenemos suficiente en que pensar con la guerra que esta encima-

Nadie dijo nada, solo Hagrid soltó un pequeño bufido y se los quedo observando -No deberían tampoco en pesar en eso, una vez que Dumbledore y el ministro se pongan de acuerdo y Harry regrese todo estará bien-

Nadie se atrevió a contradecirlo, porque de cierta forma ambos personajes estaban trabajando en equipo con Harry y, desde que su prometido estaba en la sala de forjado, ningún otro Mortifago había sido capturado. Y en parte era por su baja actividad, hasta ese momento no habían vuelto atacar ningún lugar y parecía que, si estaban planeando algo, se movían por las sombras.

-No deberían estresar a mi paciente con esos temas- entro refunfuñando la señora Pomfrey, con una bandeja de pociones y detrás Sofí con su bata verde. -Les permití quedarse y cuidarlo por su estado mental, pero si solo van a perturbarlo y hacerle preguntas...-

-Solo jugamos, pero parece que muy lento- dijo Theo subiendo las piernas a la cama y reclinando la cabeza- Podemos continuar...-

-Soy yo o ¿Cada vez se queja más? - pregunto Sofí comenzando a poner las opciones en fila y mirar a Hagrid, el cual se intentó ocultar detrás de sus cartas, cosa que solo le tapaba un poco los ojos. -Son las de hoy… vamos a comenzar...-

Costo que su amigo gigante tomara todas las opciones, y más aún cuando intentaba no quejarse de ellas, pero al final Sofí le hizo ingerirlas sin dilación.

La noche no tardo en caer y Hermione se disculpó con todos, dejando a Marlow en su misión de cuidar de Hagrid, tomo la mochila y se encamino por los pasillos de Hogwarts rumbo a los patios. El aire era caliente a pesar de ser de noche y mientras más se acercaba sentía que comenzaba a tornarse más caliente. Alcanzo la torre flotante y comenzó a subirla escuchando el mismo sonido de cada noche, y sentir como su cuerpo empezaba a sentir un calor fuerte.

Al llegar y arriba encontró la misma imagen de hacia días. La circular sala de la torre flotante, con una enorme figura blanca bajo los símbolos de Hogwarts y del otro lado las puertas cerradas. Lo que más llamaba la atención, era la puerta de la forja, donde por el canto se notaba un color amarillo intenso y de vez en cuando llamas naranjas surgían por los costados de la puerta, dejando marcas negras.

Aquella figura blanca se movió y alzando su ala monstruo su hocico y el enorme cuerno dorado que le surgía de la cabeza.

Daira, sentada sobre sus cuatro extremidades cubierta con sus alas y exhalando humo blanco por sus fosas nasales. Mas ya no era la pequeña dragona, ahora debía medir por lo menos un 80 centímetro de alto apoyada en sus cuatro patas, y de largo unos 3 metros (de la punta del cuerno a la cola), además de ancho poseía unos 50 centímetros. Sin contar con la envergadura de las alas, que, si las extendía en su totalidad, y lo hacía cada que se estiraba, podían alcanzar fácilmente cuatro metros, de la punta a la otra punta.

Había leído el libro "Bestiario de los dragones, ¿Que quemaduras esperar durante su crecimiento?", y por ello conocía que en cierta etapa de su vida tenían temporadas crecimiento acelerado, pero ninguna como la de Daira. Un par de días luego de que Harry entrara en la sala de forja, ella despertó y la pequeña dragona no estaba, solo una gran cosa envuelta en plumas, que al poco despertó exaltando fuego y casi quemando la cama. Aunque seguía conservando ese toque de curiosidad y el que le gustara dormir en lugares oscuros y calientes. Y por supuesto que ese gusto desmedido por la carne, aunque le sorprenda que con su tamaño no comiera diez veces más que antes.

En cuento se le acerco alzo la cabeza y soltó un ronroneo grave, mientras que se levantaba, estiraba las patas y bostezaba lanzando una columna de humo.

- ¿Como estas Daira? - dijo Hermione acercándose y acariciándole el hocico con ambas manos y sonriendo le mucho. La dragona solo soltó un débil rugido, olisqueando su mochila y pegando su cuerpo al de ella acariciándole con su suave plumaje. -Tranquila, traje lo que te gusta… Dobby se esfuerza mucho, luego debes agradecerle-

Daira rugió de forma sonora, aunque Hermione no entendiera draconiana, tenía ya bastante conocimiento sobre su comportamiento y, por su forma de mover la cola, las alas e incluso el hocico, entendía que le estaba dando la razón.

- ¿Que ha pasado? ¿Aun nada? - pregunto Hermione quitándose la mochila, abriéndola y sacando una enorme cantidad de carne cocinada.

Tomo dos enormes cuencos de hierro, en uno coloco la carne hasta que quedo una montaña pequeña de carne y en el otro vació la cantimplora con hidromiel hasta el tope del cuenco.

-Listo chica, todo tuyo- dijo Hermione, y Daira se restregó contra ella, agradeciéndole la comida. Para luego ir a los cuencos y comenzar a comer. - ¿Estas seguras que no quieres salir e ir al Archipiélago Arcano? Hace mucho que no visitas el exterior… pasas casi todo tu tiempo esperando a que Harry salga-

La dragona alzo la mirada, y bostezo con fuerza, mostrando sus colmillo enormes y puntiagudos. Para luego continuar comiendo y con calma. Ella paseo un momento por la sala, intento acercarse un poco a la puerta donde aquella onda de calor salía, más era imposible siquiera estar medio metro sin que sintiera que se el calor le molestaba y apenas era capaz de estar junto a Daira; Quien ponía su cuerpo entre ella y la puerta, evitando que le dañara aquel abrasador calor.

Y en ese momento no era la excepciona, Daira coloco su cuerpo evitando que el calor le golpeara con fuerza, al ser un Dragón las altas temperaturas no le afectaban, y por lo que intuía tampoco el frio, por algo su cuerpo era de una composición de escamas y plumas.

-Espero que cuando Harry salga, aun quepas por esa puerta, o por lo menos podamos crear un retrato grande para pases por él. -dijo Hermione acariciando las plumas de su costado y sintiendo como estas, sin importar el calor que emanaba aquel lugar, estaban frescas.

La dragona le volteo a ver con una pierna de cerdo en su boca y soltó mucho aire por las fosas nasales, con una decena de chispas, y le clavo la mirada en sus ojos.

-No te llame gorda- dijo Hermione en una leve risa -Solo… has crecido bastante y ahora ya no eres una niña- Eso alivio a la dragona que continuo ahora comenzando a beber el hidromiel y derramado un poco por el suelo.

En cuanto termino de comer volvió a estirarse y recostarse, dejando la cabeza en alto y las patas delanteras cruzadas, al tiempo que dejaba un ala en la perfecta posición para que Hermione se sentara y recostara mirando la puerta sin que le afectara el calor. Era como si estuviera levitando, no se sentía incomoda y la suavidad que recorría su cuerpo le adormilaba, más por un lado era fresco (donde las plumas de Daira) y por el otro el aire caliente.

Pudo ser que se dormitara un momento, o que se dejara llevar por sus pensamientos, mas no noto que otra persona estaba en la habitación. Solo noto la cabellera negra y como se sentó frente a ella, observándola, provocando que saltara y se sentara, al mismo tiempo que sacaba la varita.

-Tranquila, eso no es necesario- dijo Theo mirándole al tiempo que alzaba las manos. - No voy a hacer nada, solo quise acompañarte y platicar contigo-

Hermione suspiro y bajo la varita, más se reacomodo en el ala de Daira, que los miraba con curiosidad, y giro los ojos.

-Puedes creerme, la temporada de besos se acabó cuando casi termino desapareciendo de esta tierra- dijo Theo con cierto toque burlesco. Cosa que tal vez entendió Daira, porque gruño y le volvió a soplar humo con su nariz.

-No te creo capas de siquiera intentarlo- dijo Hermione guardando la varita al tiempo que acariciaba el lomo de la dragona -Porque esta vez… nada impediría que…- le miro a los ojos, los cuales parecían inmóviles-… bueno no sé qué te haría-

-Seguramente nada lindo- dijo Theo pasando su mano por la frente para peinarse.

Hasta ese momento noto como la cara de Theo estaba cubierta ya de sudor, y su playera comenzaba a mostrar rastros de humedad. Sabía que no podría estar mucho tiempo frente aquel calor abrazador y se movió un poco, ofreciéndole el espacio.

- ¿Segura? -

-si no quieres no, pero te volverás serpiente a la parrilla- dijo Hermione haciendo el ademan de volver a su lugar.

Y justo antes de terminar, Theo negó y un momento después estaba sentada junto a ella. Ambos sin decir una sola palabra.

- ¿Como soportas el calor? - pregunto Theo agitando el cuello de su camisa, como si fuera aún demasiado caliente.

-No soy una llorona-murmuro Hermione divertida - ¿Que le dijiste a Ron? -

El chico no contesto, se limitó a intentar mantenerse pegado a las plumas de Daira, ella tenía plumas impermeables, mas no estaba segura si el sudor podría dejar rastro en ellas, porque gruño y le miro como si hubiera arrancado plumas.

-Dime que no me matara y ¿Por qué preguntas? - dijo Theo atento de los movimientos de Daira, la conocía, más con ese tamaño intimidaba a cualquiera.

-Primera no seas quejica, son sus plumas, ella decide quien se pega a ella y quien no- dijo Hermione tocando el cuerno dorado, que con algo de amenaza lo apuntaba hacia Theo -Segunda porque no te hubieran dejado venir solo, con lo de la última vez...-

-Ya se… pero creo que Ron y Neville saben que ahora está Harry, y se calmaron- dijo Theo colocando las manos el límite de su camisa y comenzando a moverla con fuerza -Enserio este calor… me va a matar-

-Daira, nos ayudas- dijo Hermione, pero la dragona solo se limitó a mover su cara a un lado y negarse -Solo esta vez… no quieres que me enoje y mañana no traiga toda la cena-

Daira bufo, alzo el rostro y abrió el hocico mostrando sus comillos.

-No espera, eso no me ayudara- dijo Theo alzando ambos brazos.

Un momento después aspiro con fuerza y el aire comenzó a correr hacia su interior, tomando todo el calor de alrededor y refrescando el lugar. Al final solo trago y estornudo chispas que volaron en todas direcciones, para luego poner su pata sobre su nariz.

-Dice que hueles mal- dijo Hermione en una leve risa, observando a Theo que estaba atónito.

- ¿Como...-

-Es una criatura mágica, conforme crece sus habilidades mágicas también, y no creo que sea lo único que pueda hacer. - dijo Hermione mirando como otra vez dejo caer la cabeza y cerró los ojos, pero escuchando, y lo sabía por qué su cola aún se enroscaba y desenroscaba. - Por lo que creemos… podrá hacer mucho más, incluso escupir hielo o…-

- ¿Destruir a cualquiera si se molesta? - pregunto Theo mientras miraba su camisa, ya bastante sudada. - Eso sirve, más con eso...- señalo la puerta donde las llamas surgían una y otra vez -… no sé cuánto dure. -

-Tiene protecciones bastante potentes y tiene a alguien reforzando el lugar, podrían atacarla mil magos y nada funcionaria. Pero ese fuego no puede incluso controlarse, las llamas demuestran que tanto se está esforzando- dijo Hermione con una gran sonrisa, pero al mismo tiempo extrañándolo. - No debería haber problemas-

Pudo ser su voz o su mirada, porque Theo le paso un brazo por los hombros y le apretó contra su cuerpo. Le miro desconcertada, mientras mentalmente le daba la razón a Daira de quejarse por tenerlo pegado.

Luego el chico dijo -Yo solo espero que se apure porque el que pases muchas noches aquí… se me hace horrible-

-Mas horrible es que me abraces mientras sudas de esa forma-dijo Hermione intentando no sonar ruda y mas por que con tanto sudor Theo empezaba a oler mal.

-No me culpes, esto es un infierno. - murmuro Theo haciendo que saliera una leve risa de ambos.

-suelta… prometida-

Murmuro una leve voz, tan leve que apenas se escuchó.

Mas Hermione se levantó de golpe, al igual que Daira y Theo, y los tres se quedaron viendo la puerta, donde las llamas se detuvieron.

BAAAAAAAAAAMMMM

Resonó por toda la torre y esta se agito con fuerza, mientras la puerta se abría de golpe y una ola de calor surgió con tal ferocidad que por un momento se sintieron casi quemarse. Mas Daira agito sus alas con fuerza y por un momento el aire recorrió la habitación con ferocidad. Fue tan feroz que apenas tuvo oportunidad de taparse la cara con los brazos y lanzar una hechizo protector, esperando que al descubrirse todo estuviera bien. Y lego de lo que fue el sonido de una puerta cerrándose de golpe y el calor disipándose en nada de tiempo, se descubrió la vista y elimino el hechizo protector.

- ¿Qué? - surgió de los labios de Theo por la conmoción.

-Que sueltes a mi prometida- dijo Harry, mas no estaba igual que lo dejo la última vez.

No tenía nada de ropa, estaba desnudo; Su cabello estaba recortado, de ambos lados de su cabeza, dejando solo el de en medio que se le alborotaba y lo tenía humeando; Y por alguna razón si piel estaba brillante y de color naranja amarillento, como el del acero a más de 1000 grados. Estaba parado frente a ellos casi brillando y despidiendo mucho calor.

Hermione no tuvo tiempo de procesar lo que veía, se lanzó hacia el, con Daira detrás. Le abrazo con tanta fuerza por un momento, sin importarle su desnudes o el que estuviera casi como si no fuera humano. Pero al sentirlo no sintió que le quemara, solo que algo importante estaba en sus brazos y que aquello le hacia sentir muy bien. Al igual que Daira, que se enrosco alrededor de sus piernas y restregando el rostro contra su costado, casi apuñalando su rostro con su cuerno.

-Hola mi amor-dijo Harry con una leve risa. -Mi Mione-

Hermione le volvió a ver, y en ese momento se le veía mejor, el color se desvanecía con tal rapidez que paso a naranja y luego a un color bronceado en casi la fracción de un minuto. Ademas de que olía como a carbón, a mas preciso a humo.

- ¿Como fue todo? -pregunto acercándose a su rostro y plantando un beso con fuerza, que le regreso con esa misma necesidad que ella tenía.

-No sé...-dijo Harry con una voz algo rara y sujetándose a su cuerpo con mas fuerza que siempre - Creo que… la materia prima esta lista...-

-Qué bueno, porque la guerra no se ha detenido- dijo Theo caminando hacia ellos con las manos agitando su camisa nuevamente, y está ya estando empapada en sudor -Se nota que no tienes frio, pero… no quieres unos pantalones… no seas tan presumido Potter-

Hermione observo el por qué lo decía, ahora sin aquel color se notaba todo en Harry, sus músculos que ahora no parecía poseer un solo gramo de grasa, y además de cierta parte que no esperaba que viera Theo y nadie mas nunca.

- Por cierto ¿Que ha pasado con Vold...-comenzó Harry con voz temblorosa, para luego sus ojos ponerse en blanco tambalearse y casi caer al suelo con toda fuerza.

Si no fuera por Daira, Hermione, no hubiera podido sostenerlo sola, ya que pesaba bastante y al quedar inconsciente solo quedo en sus brazos colgando.

- ¡HARRY! - grito Hermione, apoyándose en el lomo de Daira e intentando agitarlo.

{Deja que descanse} dijo Griffin con voz harta y cansada {Este chico casi se lleva a la inmolación en más de una vez, su cuerpo no duraría más y al fin le llevo a desvanecerse}

{Nosotros nos encargaremos del resto mi niña} dijo Sly con un tono bajo.

{Cuídalo mucho, por favor} podido Revé con un tono maternal y preocupado, al tiempo que casi se escuchaba roto.

{Cuando despierte dile que lo logro} dijo Huffy con todo solemne {Que ha creado el Archeilum}

{Este crio ha logrado algo, pero ha tenido ayuda, me cae un poquito mejor} gruño Merlin mas no tardo en sonar algo hueco y quejarse.

{Deja de molestarlo, ya bastante te escucho un mes. Es su momento de gloria} dijo Nimue con enojo, y por un segundo Hermione casi se escucho a si misma, pero con otra voz {Ni tu lo lograste en tus mejores días, el Archeilum es un metal mágico teórico y ahora ha sido creado}

No contesto, estaba bastante ocupada intentando que su prometido no terminara besando el suelo, y Theo solo estaba parado atónito - ¡THEODORO! -Grito Hermione con fuerza.

Fue entonces cuando Theo fue hasta ella y le ayudo a sostenerlo, para después colocarlo en el lomo de Daira, que apenas y tenia el espacio en su lomo para llevar su torso, lo bueno es que tenia una fuerza descomunal y no le costo caminar.

De paso Theo atrajo un par de pantalones deportivos para Harry, cosa de la que ninguno de los dos hablo, tal vez por acuerdo común implícito.

La verdadera preocupación de Hermione fue tal que Daira entro por la sala de menesteres al castillo y luego, sin volar o apresurarse, lo llevaron a la enfermería. Si tuviera algo severo con seguridad Revé le hubiera advertido algo o indicado que se apareciera, más ella estaba convencida que solo era agotamiento.

Entraron lo más calmados posibles a la enfermería, y aunque Ron estaba recostado de espalda, Neville en otra camilla y Sofí en la última (Durmiendo de verdad) no se alertaron de su presencia. Incluso Daphne y Hagrid estaban despistados intentando que el semigigante tomara las opciones que le tocaban en la noche.

- ¿Ya tan rápido? - pregunto Ron recostado y moviendo la varita haciendo un par de encantamientos en silencio que no se percató de nada - ¿Hermione te corrió o… es que no soportaste el clima? -

-No fue eso- dijo Hermione con un leve tono molesto.

- ¿Hermione? - dijo Daphne de espaldas pasando le botellas una tras otra. - ¿Hoy no estarás pendiente de si sale? -

- ¡HARRY! - Grito Neville levantándose de la camilla en que descansaba y de un salto se coloco de pie.

-Si exacto, de Harry- dijo Ron aun viendo el techo.

- ¿Que le ha pasado? - pregunto Neville acercándose de tres grandes zancadas y observando a Harry sobre el cuerpo de Daira

-ehhh- soltaron los tres que estaban adentro - ¿Que ha pasado? ¿Esta bien?-

-Nada, solo esta cansado, espero- gruño Hermione, al tiempo que con la mano le indicaba a Ron que se quitara para acostar a Harry, el cual estaba empezando a roncar de forma muy sonora.

Unos momentos después estaba Sofí y Madame Pomfrey revisando a Harry, de pies a cabeza, mientras este descansaba y no dejaba de roncar, cosa rara pues no paso antes. Mas las dos sanadoras estaban sorprendidas y consternadas por esa aparición tan repentina.

-Está bien, sano… aunque ...- dijo Sofí soltando un suspiro, y tomando la mano de su hermano.

- ¿Que? ¿Va a roncar toda su vida? - Pregunto Ron intentando aliviar la tensión en la habitación. Cosa que solo saco un pequeño golpe de Neville en su nuca.

-No. Eso … es por su cansancio físico. - dijo Madame Pomfrey observando a su prometido como si fuera alguna clase de criatura que tenía que estudiar con atención- No tiene un solo gramo de magia-

-Nada raro luego de crear ese horno infernal- dejo salir Theo que se cambiaba de ropa al fondo de la enfermería. - lo mantuvo un mes... ¿Por su no recuerdan? -

-Harry es muy poderoso, no creo que le afecte no tener magia, seguro la recupera rápido ¿No? - dijo Hagrid curioso y sentado al borde de la cama, intentando levantarse, pero sin poderse animar por las miradas de continuas de Madame Pomfrey.

-Si, pero el solo sabe que tanto le costara rellenar su magia- dijo Ron sentado junto a Hermione, con Daphne en sus piernas y mirando a su mejor amigo algo preocupado.

-A mi lo que me preocupa es … esto- dijo Sofi señalando el pecho de Harry y su hombro, donde sus dos tatuajes estaban colocados.

Recordaba bien como el escudo, de Pendragon estaba en su pectoral y el de Hogwarts estaba en su hombro, mas no recordaba que tuvieran ese color tan vivo que al pasar los dedos por ellos se sintiera un cosquilleo por todo el cuerpo. El escudo Pendragon, antes incompleto, estaba comenzando a completarse, la piel circundante estaba tomando color y forma, como si tinta comenzara a burbujear en su piel con mucha lentitud.

-No sabia que tuviera tatuajes Harry. Que moderno- dijo Daphne con un leve sonrojo al mirar todo su cuerpo.

-No son tatuajes, los tatuajes mágicos son hechos tal cual los cuadros mágicos, las imágenes se mueven, cambian y se degradan con el tiempo. Estos...-comenzó madame Pomfrey recogiendo su instrumental de la mesa -… no se como esta echo, pero eso… es la piel del muchacho-

-Y no solo eso- continuo Sofi mirándolo con atención -Esta haciendo algo que no entiendo, es… como si absorbiera magia de Harry y de su entorno… y almacenando en el tatuaje.-

-¿Como una batería?- pregunto Ron con los brazos cruzados y atento.

Cosa que provoco que todos le miraran y Daphne preguntara .-¿Batería?-

-Esa cosa que ocupan los muggles para sus aparatos eleptonicos- dijo Ron alzando los hombros -Mi padre tiene muchas en el cobertizo-

-Sea como sea… me intriga, no se si es bueno o malo- dijo Sofi sentándose junto a ellos.

-Estará bien-dijo Hermione acariciando su mano mientras la sostenía con fuerza entre las suyas. Y con la otra acariciando su mejilla, mientras que observaba bien su rostro, esperando que se abrieran sus ojos o que sonriera un poco. Y nada.

Paso la siguiente hora algo apretada junto a Ron y Sofi, ya que Neville tenía una silla al pie de la cama, con Marlow sentado sobre los pies de Harry, y del otro lado de la cama estaba Daira con la cabeza sobre un costado y gimiendo suavemente.

Estuvieron un rato en silencio, como si fuera a despertar en cualquier momento y bromear algo, mas según Sofi no despertaría esa noche. Al poco tiempo Theo se retiró para descansar, al igual que Daphne que solo tomo una camilla algo alejada y se durmió.

Hagrid les contó cómo fue la vez que le entrego la carta a Harry, lo cual fue bastante buena, y aunque hubiera echo magia frente a muggles y puesto una cola de cerdo a Dudley, aquello no la molesto. Conto observando a Harry, y apretando con fuerza su mano, y pensando en que pronto todo ese sufrimiento de Harry terminaría y ella estaría en cada paso para apoyarlo.

Pronto todo se puso bastante oscuro. Ron estaba acostado sobre dos sillas, Neville aun al pie de la cama, y Hagrid en su camilla, incluso Sofi que tomo la camilla contigua, todos dormidos. La dragona, estaba envuelta en sus alas observando desde la oscuridad a Harry, y con Marlow aferrado a su cuerno también dormido. En cuanto a Hermione, ella estaba acostada sobre la camilla, acostada al costado de su prometido observándolo, acariciando su cabello con todo el amor que le tenía y esperando que descansara bien.

Ya era muy noche y el sueño estaba por ganarle, cuando una ulular la alerto, abrió los ojos y noto que Hedwin estaba sobre la silla de Ron, y que llevaba un par de cartas grandes. Una de ella la dejo caer sobre la cara de su amigo que no hizo más que girarse con un sonido molesto. La otra la dejo caer sobre el pie de la cama frente a Neville y la tercera se posó sobre el brazo de Hermione y le extendió el sobre.

No tardo en tomarlo y Hedwin en ir a ponerse sobre Daira y quedarse mirando alrededor como vigilando.

Tenía mucha curiosidad Hermione, pues las tres cartas eran iguales, solo que cada una tenía un nombre diferente. "Weasley y Greengrass", "Longbottom" y la suya "Famille Potter Granger". No pudo hacer más que sonrojarse por cómo estaba escrito y más aún por ser la única que tenía "Familia" escrito.

No tardo en abrir la carta y encontrarse con una invitación, un pulcro pergamino, que al principio no contenía nada y luego empezaron a brotar diminutas flores reales y líneas finamente delineadas de color plata. En medio de toda esa decoración, letras doradas que decía todo en francés, pero en cuanto comenzó a leer las letras comenzaron a cambiar.

"¡NOS CASAMOS!

FLEUR Y BILL

Nos conocimos gracias a ustedes, nos enamoramos en un día turbulento y hemos vivido cosas maravillosas juntos y es el momento en que enlazaremos nuestras alamas. Para nosotros es fundamental compartir esta alegría de nuestro matrimonio con ustedes, por eso nos gustaría que nos acompañen el día 1 de Julio de 1997 a las 12:00 hrs en el hogar Weasley.

Los esperamos familia Potter Granger"

-Dios, no pudieron esperar un poco mas ¿Cierto? -murmuro Hermione roja por las palabras. -Y ¿Qué es eso de familia? -

Unos brazos fuertes rodearon su cintura, sintió como pegaba su cuerpo a su espalda y con suavidad besaba su cuello y hombro. Su simple tacto le hizo olvidar todo lo demás, dejar la invitación caer y temblar por esperar que no se hubiera quedado dormida.

-Eso quiere decir, que debo ir con mi prometida y futura esposa- murmuro Harry en su oído antes de volverla a besar su cuello y tomar sus manos y enlazar los dedos con los de ella - ¿Me acompañaras mi amor? -

-Claro que si-

Le hizo recostarse de nuevo y verle al rostro, donde sus ojos verdes le miraron como si nunca hubiera visto a nadie mas, como el primer día que le dijo que la amaba, como si en aquella enfermería solo estuvieran ellos dos.

-Eres con el único que deseo ir-

Se acercaron al otro, hasta que sus labios se rosaron y un fuego intenso recorrió el cuerpo de ambos, esas ansias y ese deseo de acortar la distancia a cero. No supo como termino pegada a su cuerpo por completo, entre sus brazos y con sus pierna arriba de la de Harry y con ella perdiéndose en los ojos de prometido.