130. Cansado
Ya no podía más. Heero no solo era fuerte y violento, sino que su dura resistencia le estaba exigiendo una energía que simplemente no tenía. Le dolía cada parte del cuerpo, ya que doce horas después de la misión había reparado su gundam en una maratón de día y medio, para luego conducir de regreso a toda velocidad con tal mala suerte que sufrió un desperfecto mecánico en el camión que se trasportaba, lo que le había valido dos días más perdidos en solucionarlo de una forma en que nadie viera su máquina.
Había hecho todo eso sin mediar descanso alguno. En otras palabras, llevaba alrededor de setenta y dos horas sin dormir, a lo que se le sumaba el cansancio de la misión ejecutada. Estaba en su límite.
Su prisa tenía una única motivación: alcanzar a verlo. Después de todo, él también podía ser llamado a batalla en cualquier momento. Por eso, cuando llegó a guardar su Deatscythe, se alegró mucho de que el Wing todavía siguiera allí y corrió sin parar de regreso a la habitación.
Seguro debió bañarse o algo primero, pero es que lo había extrañado tanto…
Sin pensarlo, dejó de luchar. Se desplomó en la cama sobre Heero y atajó en el aire la mano que había empuñado velozmente una automática.
—Soy yo —susurró cansado. Por suerte, Heero bajó de inmediato el arma y escuchó el click que anunciaba que el seguro fue puesto.
Heero no hizo ningún otro movimiento. Con un suspiro agónico, aprovechó su inactividad para colarse bajo las mantas.
