133. Incrédulo
Heero descongeló su posición para asegurar nuevamente su arma en el escondite entre la mesa de noche y la cama. Gracias al movimiento, la cabeza de Duo cayó de su pecho directo sobre su otro brazo. Su respiración ni siquiera varió. Estaba dormido tan profundo que dudaba que despertara incluso si lo pateaba fuera de la cama.
"¿Debería hacerlo?", meditó, bajando la nuca nuevamente contra la almohada.
Como si leyera sus pensamientos, Duo se acomodó mejor contra su cuerpo, abrazándolo con firmeza.
Lo miró incrédulo. En esa posición parecía que él le había ofrecido su brazo para dormir. ¿Era esto lo que se ganaba por dejarse besar? Si lo hubiera sabido antes…
De todas formas, era increíble cómo ese rostro armonioso y pacífico se contraponía a lo mal que olía. Ahora que le ponía más atención, estaba seguro de que tendría que cambiar toda la ropa de la cama y lavar su pijama para quitar ese horrible aroma en que se mezclaban notas de grasa, aceite y sudor, a todo lo que ya había notado antes. Pero no tenía caso alegar por ello porque Duo ya estaba allí, impregnando todo.
¿Por qué no había pasado a darse una ducha primero? ¿Por qué no se había acostado debidamente higienizado en su propia cama, sin molestarlo? No lograba entenderlo.
