¡Buen finde a todos! Perdón por estar ausente esta semana en lo de responder reviews (no he estado en mi mejor momento, no mentiré). Gracias por las visitas y los comentarios. Prometo responder a los siguientes.
Hoy os traigo un capítulo que viene de la mano de un omake, así que si tenéis un poquito de tiempo, pasaros por el otro fic para leerlo.
¡Hasta luego!
Capítulo 137: No todo bajo control
Patamon permanecía sentado, con actitud tranquila, ignorando todo sonido a su alrededor. Esa misma mañana, Xana-Lucemon había lanzado un nuevo ataque usando a Kimeramon y causando problemas en el grupo que se había vuelto a enfrentar a él. Aunque esta vez contaban con la ayuda de los dos Crossedmons, aquel monstruo había vuelto a esquivar todas las estrategias que se les había ocurrido para acabar con él.
—Se te ve más serio de lo normal.
—Alphamon... Me preocupa Kimeramon —dijo dándole la espalda al gran digimon negro —. Está dando demasiado dolor de cabeza pelear contra él.
—¿Crees necesario más apoyo del que ya tienen los niños? Más nivel...
—No —cortó rápidamente —. Magnamon seguirá trabajando lejos de aquí como lo están haciendo Agumon y Gabumon.
—Serían un buen apoyo para los chicos.
—Y un peligro para los planes futuros —declaró el pequeño digimon naranja —. Es mejor que sigamos manteniendo ases bajo la manga un tiempo más.
—¿Seguro?
La mirada de Alphamon no era dura, pero para Patamon, transmitía lo suficiente para dejar clara su posición. El digimon naranja suspiró; era comprensible que ese ser ante él estuviese en contra de sus decisiones teniendo en cuenta a quién involucraba en ello.
—Tengo una misión para ti, Hopper —dijo antes de mostrar un pequeño objeto sobre la mesa —. Pero tendrás que ser discreto o ella se enfadará.
—Eso es...
Un repentino estruendo sobresaltó a ambos. Tomando la cajita sobre la mesa, Alphamon siguió a Patamon, que volaba todo lo rápido que podía hacia la procedencia del sonido hasta la cocina, donde los Toucanmons corrían a un lado y a otro algo desesperados.
—¿Qué ocurre? —preguntó el pequeño ángel.
—¡La digimon de agua! —exclamó uno de los pájaros coloridos, señalando un bulto en una esquina.
—¿Yla? ¿Te encuentras bien? —preguntó acercándose.
—¡No! ¡Quédate ahí! —exclamó asustada la clon.
—¿Qué te ocurre?
—¡No te acerques! —pidió.
—Está bien, me quedaré aquí.
—¿Qué pasa? —apareció Chiaki.
—Es ella —señaló otro Toucanmon.
—¡Yla! ¿Qué pasa? ¿Por qué no estás descansando? —preguntó, acercándose rápida a la clon.
—¡Apártate, Chiaki! —chilló la creada, lanzando de pronto dos columnas de agua.
Sin perder ni un segundo, Alphamon saltó al frente y cubrió a la chica del ataque. Ocultándola tras la capa, observó los temblores del clon del agua hasta que un brillo a su espalda le obligó a apartarse para dejar pasar a Mermaimon.
—Tranquila, Yla, no te vamos a hacer nada, ya deberías saberlo —dijo la híbrida.
—Yo... yo... ¡No sé qué me pasa!
—Seguro que estás aún afectada por aquel ataque —dijo tendiéndole una mano —. Es por eso que deberías estar descansando.
—Pero no puedo quedarme quieta...
—¿Quieres que me quede contigo un rato? No me importa, la verdad —sonrió amablemente.
—Pero...
—Venga, vamos a descansar —dijo tirando con suavidad de su mano y alzándola —. Lo siento, Toucanmons, pero no puedo ayudaros a recoger todo esto.
—¡Tranquila, señorita Mermaimon! —exclamó uno.
—¡No nos costará nada dejar esto de nuevo ordenado! —exclamó otro.
—Gracias a todos.
Con cuidado, Mermaimon siguió guiando a BlackAllymon hacia los dormitorios, dejando atrás al grupo de Toucanmons empezando a recoger y a Patamon y a Alphamon pensativos.
—Creo que ese clon es más importante ahora mismo que hablar con mi esposa —dijo el negro.
—De ella nos encargaremos nosotros por ahora —declaró el pequeño digimon —. Lopmon está ahora mismo investigando mientras Gatomon hace guardia para que los niños no lo descubran.
—Tantos secretos acabarán haciendo que los niños no confíen en vosotros.
—Tú hiciste lo mismo con tu hija —sonrió Patamon antes de volver a alzar el vuelo para salir del lugar —. Nosotros podemos seguir poniendo la misma excusa a nuestros silencios, por lo que tampoco deberían enfadarse tanto.
—¿Y si lo hiciesen?
—Entonces nos veremos obligados a compensar a los Guardianes por haber fallado en nuestra palabra hace tantísimo tiempo —respondió marchando de la cocina.
...
Xana-Lucemon saboreó las noticias con deleite. La ausencia del clon del agua en aquella pelea le había dado esperanzas, aunque la desaparición del digicódigo de la misma le tenía ligeramente preocupado.
—Mi señor... ¿en qué piensa? —preguntó Myotismon.
—BlackRanamon. Al parecer, ha desaparecido.
—¿Ha sido eliminada?
—Sí.
—¿Y qué problema hay, mi señor?
—Sus datos habrían servido para crear un nuevo clon... Aunque tampoco es un gran problema que esa sirena diminuta los recuperase. Son meros datos que, cuando muera, haré desaparecer completamente.
La risa del ángel caído llenó el salón al instante. Myotismon observó, ligeramente preocupado, cómo aquel ser poderoso seguía con sus pensamientos, esta vez en voz ligeramente alta. Sin lugar a dudas, que aquel clon hubiese desaparecido era lo mejor que esperaba oír el vampiro digital. Era otra prueba de lo inútiles que resultaban aquellas criaturas, igual que esos seres extraños que había creado Xana-Lucemon y cuyo punto débil era conocido por la mitad de los niñatos desde el principio.
