140. Espacio
Duo reconoció fácilmente las señales. Heero estaba molesto, ¿pero por qué? Cuando había despertado a su lado no tenía ese brillo de ira letal en sus ojos. Era algo que había surgido después y que solo notó desde que salió del baño tras ducharse. Lo asumía porque a partir de allí comenzó a ser completamente ignorado.
"Con un demonio, ¿cómo lo hice enojar esta vez?", se preguntó inquieto. Mataría por descubrir el motivo, pues solo de esa forma podría enmendar el problema. O al menos no terminar de estropear esa extraña relación que habían establecido.
Pero la verdad era que no tenía idea de qué estaba pasando por su cabeza. Se había perdido sin remedio en algún punto de la interacción de esa mañana y Heero comenzó a moverse de forma independiente de él desde que salió del cuarto.
Duo suspiró con resignación, observándolo desde el otro lado del salón de clases. ¿Así que de ese modo serían las cosas? No era lo que había esperado tras volver de su misión, pero nada podía hacer más que darle el espacio que Heero estaba reclamando.
