141. Irresponsable

Pasó uno, dos, tres días en plena tranquilidad. Iba contando cada uno como una victoria, aunque debía reconocer que el trenzado captó el mensaje y estaba cooperando en fingir que no existía. Ni siquiera intentó hablarle cuando fue hora de estar solos en la habitación.

Eso resultó una grata sorpresa que agradecía en su fuero interno. Ni siquiera había intentado entrometerse en sus noches en vela, cuando el descanso le seguía siendo esquivo y solo podía dar vueltas en la cama.

En la jornada de escuela tampoco buscó acercársele. Como siempre, Duo tuvo cero problemas para juntarse con los demás estudiantes, quienes parecían demasiado felices de que el trenzado por fin les diera algo de su tiempo. Lo acogían con familiaridad, como si llevara años allí y no tres semanas. Era tanto lo que se integraba que parecía ser uno más del "grupo", aunque dicho grupo iba variando con el pasar de las horas.

Heero sabía por qué: para no implicarse demasiado, él rotaba sus relaciones y las mantenía en un nivel superficial, lo que no le impedía bromear o jugar con ellos. Sus habilidades para mezclarse de forma natural eran sobresalientes. Duo era un maestro de la infiltración y Heero podía imaginárselo ingresando a cualquier base militar sin llamar en absoluto la atención.

Durante las noches lo vio trabajar concentrado en lo que de forma notoria no eran deberes de la escuela. Con incredulidad descubrió que él mantenía su computadora en el cajón de su escritorio donde literalmente cualquier persona podría encontrarla.

Irresponsable, calificó sin piedad.

No dijo nada porque no era su asunto ni quería retomar la comunicación. Estaba satisfecho con habérselo sacado de encima.