¡Buenas a todos! Aquí os dejo el capítulo de la semana y me piro, que estoy hasta arriba de faena a organizar y quiero sacarme cuanto sea posible antes de que acabe el día. ¡Ciao!
Capítulo 141: A la espera
Rika y Takato hacían algo de ejercicio ante Katsuharu y Teppei para acostumbrarse a las armaduras ideadas por Izzy. Sobre una silla, reposaban un escudo, una lanza y un báculo.
—En serio, esto es lo más rocambolesco que he visto en mi vida —negó Teppei.
—Espérate a ver a nuestros padres —le codeó Katsuharu.
—Al parecer, vais a estar de suerte —dijo Takato, flexionando los brazos —. Esto de ser adultos no es tan divertido ni despreocupado como pensáis.
—Nuestros trabajos nos impiden estar aquí todo el tiempo que queremos realmente —dijo Rika.
—Pero no es imposible —corearon ambos jóvenes.
—Aun así, ya llegará el momento en que vengamos todos y entonces podréis vernos pelear decentemente.
—Como si ahora no fuésemos a pelear decentemente, Takato —negó la pelirroja.
—Admítelo, estas cosas son sustitutos de nuestras armas preferidas —señaló.
—¡Guilmon quiere ayudar! —saltó el dinosaurio rojizo de pronto.
—Cálmate, Guilmon. Ya has oído lo que nos ha dicho Lopmon.
—Renamon, Guilmon, ¿qué hacéis aquí? —preguntó Rika acercándose a la digimon.
—Quizás no podemos fusionarnos y pelear juntas, pero aún puedo cubrir tu espalda.
—Te prometo que otro día pelearemos a tope, Guilmon —dijo Takato abrazando a su digimon.
—¡Cuenta conmigo hoy!
—El Skid ya está a profundidad de torres —anunció Arya, vestida en su armadura y dando vueltas al bastón que le había entregado esa vez Jeremy antes de meterse en la nave submarina.
—¿Estás bien? —preguntó Takato.
—Junto a Kouji y Emily, porque Aelita y Koichi no hacen nada, soy el otro conejillo de indias de Jeremy —suspiró alzando el arma —. ¿Se puede saber cómo lucharé con esto ahora?
—Quizás yo pueda ayudarte —sonrió Rika, tomando su báculo y dándole varias vueltas con una mano —. Aunque primero debo acostumbrarme al mío para ser capaz de dirigirte bien.
—La lanza es más sencilla —declaró Takato —. Os cubriré el tiempo que necesitéis hasta que os adaptéis.
—Sospecho que poco tiempo de adaptación tendremos. Así que tocará improvisar un poco.
—Recuerda que no estáis solos, Rika —dijo Renamon.
—¿Todos listos por aquí? —se acercó Antylamon.
—Si pudiésemos tener algo más de tiempo para adaptarnos a movernos con estas armaduras, estaría bien —declaró el adulto.
—No sé cuánto tardarán en aparecer. Ni siquiera sabemos si aparecerán —negó el conejo mirando a ambos —. Es todo el tiempo que podemos daros.
—Podría ser menos —admitió Rika —. Vamos, Arya. Practicaremos un poco.
—¡De acuerdo!
Algo más apartado, Reichmon esperaba en una sombra, apoyado en la lanza con la mirada al mar. Era consciente que más de uno estaba hablando de él, aunque decidió ignorarles hasta que una sombra pasó junto a él y se detuvo, mirando también hacia el horizonte.
—Sabes que no te han degollado ya porque en verdad sería una molestia que Duskmon apareciese justo hoy, ¿no? —cuestionó Denoshimon.
—Por eso estoy tan tranquilo —asintió.
—¿Es que no piensas bajar ahí abajo nunca?
—Bueno, cuando no quede más remedio, lo haré —declaró encogiéndose de hombros.
—Tú eres peor que Aelita... Ella al menos da una excusa medianamente creíble.
—¿Salvar a Alex? Es evidente que no lo conseguirá. No en su nivel actual —negó —. Me está pasando a mí con Duskmon y eso que él no debería ser ni la mitad de poderoso que Apollomon...
—Ésa es otra de las cosas que sigo sin entender —dijo —. Pero mira, no me importa tampoco. Procura no cabrear a tu hermano más de lo que ya está.
—¿Por qué todos me decís eso?
—Porque por desgracia para algunos, tenemos que pelear a su lado —apuntó —. Y para digimons como MetalKabuterimon, que ataca a distancia, no hay mucho problema. Pero para Ulrich y para mí, que somos de corta distancia, es bastante inquietante tu hermano.
—Es un lobo bien educado —agitó una mano.
—Empiezo a entender qué quieren decir cuando insinúan que buscas la muerte...
Negando, Denoshimon volvió a alejarse, dejando al híbrido de la oscuridad con la mirada perdida al horizonte. Reichmon no pudo evitar sonreír al oír el grito frustrado de JetSilphymon, posiblemente por algo que el zorro les había podido decir al grupo con el que se encontraba.
—Di que sí, tito —le sobresaltó CrossSpacemon —. El agua del mar está demasiado fría para bajar ahí dentro a pelo, por mucho traje que te pongan.
—No me des esos sustos, enano —suspiró.
—Pero si somos de lo más ruidosos —se apuntó CrossTimemon, también sorprendiéndolo.
—¿Queréis matarme de un infarto vosotros dos o qué? —preguntó mientras los dos digimons se echaban a reír.
—Si lo hiciésemos, nos quedaríamos sin aliado —negó la elfa digital.
—Sigues siendo nuestro favorito, así que... —siguió el de casco de gato.
—Me alegra saber que tengo apoyo —dijo.
A algo más de distancia, Beowolfmon intentaba despistar la mente blandiendo la espada. Junto a él, Ulrich había decidido matar el tiempo del mismo modo, quedando Denoshimon y JetSilphymon como espectadores.
—Esos dos enanos me dan malas vibraciones ahora mismo —dijo la híbrida.
—Hasta ahora, digievolucionados parecían mentalmente más maduros —recordó el de la luz —. Aunque no me cuesta nada imaginarlos haciendo gamberradas así, con mayor poder.
—No tienen cuerpos pequeños que les ayuden a escapar —recordó Ulrich.
—Punto a favor nuestro si la lían —acordó la del viento.
—¿Cuántas torres creéis que necesitan desactivar para que Xana-Lucemon decida enviar diversión? —se les acercó MetalKabuterimon —. Empiezo a cansarme de tanto esperar... Y encima digievolucionados... ¿De quién fue la idea?
—De Jeremy —respondieron los cuatro.
—¿Y por qué le hacemos caso?
—La verdad, es más rápido enfrentarles así que tener que digievolucionar primero —dijo Denoshimon desenvainando sus espadas y mirándolas —. Se pierde menos tiempo.
—Y no es como si estuviésemos agotando las energías —negó Beowolfmon —. No sé vosotros, pero yo noto mejoras del entrenamiento.
—¿Qué entrenamiento? —preguntó la bestia del trueno.
—¿Es que acaso no has entrenado nada en todo este tiempo que llevamos sin preocuparnos por los estudios? —abrió los ojos al máximo JetSilphymon.
—Pues... He estado nadando. ¿Cuenta como ejercicio al menos?
—Al menos te has movido —suspiró la digimon —. En serio, necesitas hacer más ejercicio, JP. No quiero decir que te pongas igual de flaco que Odd, pero al menos cuídate un poco más.
—¡No seas tan mala ahora conmigo! —protestó la bestia azul.
—¡Atención todos! —alzó la voz MagnaAngemon —. ¡Ya se acercan!
Todos observaron la dirección por la que siempre aparecían los enviados de Xana-Lucemon. Un simple vistazo le bastó a Reichmon para confirmar que no había ni rastro de Duskmon, preocupándolo ligeramente y cargándolo de algunas dudas que se obligó a dejar a un lado antes de seguir a los mellizos en busca de Duftmon.
—Hora de trabajar, Ulrich —dijo Beowolfmon —. ¿Estás listo?
—Hoy acabaremos con ese monstruo sí o sí —respondió, las espadas fuertemente sujetas en las manos.
—Tened cuidado —pidió JetSilphymon antes de alzar el vuelo para unirse a otro combate.
