¡Buenas a todos! ¿Qué tal andamos? Antes que nada quiero decir un par de cositas. La primera, perdón por haceros esperar. La segunda tiene relación con la primera.
He empezado a trabajar, por lo que va a serme más complicado responder a reviews y otros mensajes. Asimismo, como el horario me lo irán dando cada semana, el día de actualización de este fic dependerá de él. Seguirá siendo un capítulo por semana, solo que el día no estará claramente definido; me gustaría que fuese en viernes, sábado o domingo, pero como no sé si podré, lo más seguro es que acabe subiéndolo el día que me den fiesta (tranquilos, tengo uno a la semana, aunque no sé si es siempre el mismo siempre o va cambiando). Por ahora, os adelanto que el de la semana que viene será en domingo y ya, a partir de la otra, veré cómo lo hago.
Y como ya me he enrollado bastante, os dejo con el capítulo.
Capítulo 142: Pillando a Parasimon
Pelear con un plan seguro aliviaba bastante el esfuerzo del grupo. Si bien seguía siendo complicado encontrar el hueco para atacar a Parasimon, saber que Kimeramon no era el peligro principal permitía que tanto Beowoflmon como Ulrich se moviesen más tranquilos entre los compañeros.
—Hasta ahora que lo sabemos, no me había fijado en cómo se protege la espalda —comentó Ulrich.
—No se nos ocurrió pensar que era porque había alguien más ahí subido —respondió Stingmon —. Vosotros dos seguid buscando su espalda. Cuanto antes acabemos con él, mejor.
—Pero id con sumo cuidado —advirtió Antylamon —. Que siga pensando que buscáis las alas. No le deis motivos para atraparos.
Atacando a distancia, Aldamon no pudo evitar mirar alrededor. Los gritos de Aelita, pidiendo a Apollomon que reaccionase, resonaban por encima de los ataques preocupándole por la cercanía de aquel digimon ígneo. En el plan de ataque, se barajaba la opción de que Apollomon acudiese en apoyo de Kimeramon una vez se descubriese a Parasimon, por lo que el híbrido de fuego estaba obligado a permanecer en alerta para intervenir en esa pelea y detener todos los golpes de fuego que fuese posible a fin de que la misión entre manos fuese un éxito.
A tampoco demasiada distancia, para más desagrado del híbrido, se encontraba Duftmon. No se sentía tan nervioso ante eso, pero que aquel estratega estuviese tan cerca, posiblemente analizando la totalidad a su alrededor aun con las dificultades que le daban Timy y Ace, no le hacía ni pizca de gracia. Solo esperaba que, de lograr acabar con Parasimon, los mellizos continuasen con su bloqueo contra el Caballero Real del mismo modo que llevaban haciéndolo toda la pelea.
—Empieza a moverse más lento —dijo de pronto MetalKabuterimon.
—Tenemos un plan de ataque más organizado. Es lógico que al fin haga efecto.
—Ahora es cuestión de segundos que alguno de esos dos dé el golpe final —susurró la bestia del trueno.
—Y de que se líe el gran caos... Sigamos atacando.
Antylamon sonrío al ver abrirse cada vez más huecos. Todo salía según lo planeado y la idea de ver el final de Kimeramon estaba cada vez más cerca.
—Venga, chicos, ya queda poco —animó Wingdramon antes de lanzar una llamarada desde el aire.
—Es ahora o nunca. ¡A por él! —exclamó Stingmon.
A gran velocidad, Beowolfmon se lanzó con la espada por delante, seguido de Ulrich. Apoyados por los ataques de los demás, ambos alzaron las espadas contra Kimeramon con la mirada puesta en las alas del monstruo. Beowolfmon tardó poco en esquivar los brazos de la bestia y situarse en la espalda, dispuesto a dar el tajo a la primera ala; en el último segundo, su espada cambió de objetivo hacia el centro de la espalda, donde un cuerpo invisible frenó el avance pero no impidió que siguiese su movimiento.
—¡Ahora, Ulrich! —gritó, girando la espada y alzando al cielo algo que poco a poco volvía a ser visible.
—Ya eres mío, parásito.
...
El rugido salvaje de Kimeramon despistó lo suficiente a Duftmon como para que la cadena dorada que había estado manteniendo a raya le empezara a trepar con rapidez. Incapaz de evitarla, cambió su forma de combate al modo leopardo, dispuesto a lanzarse donde dos de aquellos Guardianes descargaban sus espadas sin descanso sobre Parasimon, expuesto y sin posibilidad alguna de defenderse. Una repentina barrera plateada le cortó el paso al instante.
—Tus rivales somos nosotros —dijo CrossSpacemon —. Y espero que Xana-Lucemon no te haya hecho olvidar lo poco que le gusta a mi hermana que le den la espalda.
—Sí lo ha olvidado, Ace —respondió CrossTimemon —. Y ahora sí que estoy cabreada. ¡Mamá! ¡Necesito un señor tornado!
—Estoy en ello —se adelantó JetSilphymon.
—Vas a aprender por las malas a no ignorarme, Duftmon. Que sepas que esto te pasa por idiota —declaró la del tiempo, haciendo aparecer más cadenas en cada mano.
—Me preocupa bastante conocer este lado tuyo, Timy —rió nervioso Reichmon —. Voy a ser el mejor tito del mundo, ¿vale?
—¡Oh! No tienes de qué preocuparte. El único que saca de quicio a esos extremos a Timy es Duftmon —apuntó el del espacio antes de soltar una risita divertida.
—Algo me dice que debería haber bajado al mar —susurró Odd.
Rodeado por el tornado de JetSilphymon, Duftmon perdió toda la visibilidad del campo de batalla, forzado a centrar su atención en las crecientes cadenas doradas que se alzaban en el viento, rodeándolo, encerrándolo y amenazando con lanzarse en cualquier momento. En un pestañeo, algunas de ellas salieron despedidas contra él como si se tratara de serpientes atacando. Fácilmente, Duftmon las esquivó todas hasta que algo rodeando una de sus patas traseras le despistó lo justo para no ver venir el bulto que acababa de atravesar el viento.
—¡Mío! —exclamó CrossTimemon, atrapándolo con una cadena por el cuello —. Te dije que lo haríamos a las malas, idiota.
—Aún no me has derrotado —dijo con cierto esfuerzo por la asfixia.
—Poco me queda. ¡Ace!
—¡Deformación del espacio!
A las palabras del digimon del espacio, el tornado perdió toda la fuerza de golpe, dejando en su lugar un gran número de ataques flotando en todas direcciones.
—Y ahora —habló la del tiempo antes de saltarle al lomo —, déjame decirte una vez más lo que pienso de que hayas sido tan estúpido como para dejarte atrapar.
—Oye, oye, ¿está usando a Duftmon de caballo? —preguntó Odd mientras CorssSpacemon reía a carcajadas.
—Esta niña realmente no tiene remedio ni con aspecto más maduro —negó JetSilphymon.
Ante el grupo, la digimon dorada se vio obligada a mantener el equilibrio sobre su presa, encabritada intentando quitársela de encima aunque lo único que conseguía era sentir más presión en el cuello por la cadena que le retenía e impedía abandonar aquel lugar.
