Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling
POV VIOLET POTTER 24
Ahora nos tocaba clase de Defensa contra las Artes Oscuras con el profesor Lupin. Era una clase que compartíamos con los alumnos de Gryffindor. Ayer por la tarde, le dieron el alta a mi mellizo y estaba impaciente por asistir a su clase favorita.
—¿Qué créeis que nos tocará hoy?—preguntó entusiasmado mi hermano.
—Está previsto comenzar con los hinkypunks. —dijo con una sonrisa Hermione.
—¿Jygglipuffs? ¿Qué diablos es eso? —preguntó Ron arqueando una ceja.
—He dicho hinypunks, Ronald. —respondió Hermione. —Los hinkypunks son unas criaturas... —Hermione detuvo su explicación al ver que entraba un profesor a la clase. Pero no era el profesor Lupin, era el mismísimo profesor Severus Snape.
—Dejen de parlotear como unos niñatos y siéntense de una vez. La clase ha comenzado. —dijo Snape fríamente.
Todos le hicimos caso. Bueno, todos menos mi hermano.
—¿Dónde está el profesor Lupin? —preguntó mi hermano.
—No se encuentra bien para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa contrahecha—. Creo que te he dicho que te sientes.
Pero Harry permaneció donde estaba.
—¿Qué le ocurre?—preguntó con insistencia.
—Nada que ponga en peligro su vida —dijo casi lamentándose por ello Snape—. Cinco puntos menos para Gryffindor y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.
Harry se fue despacio hacia su sitio y se sentó al lado de Hermione y Ron. Yo me senté junto a Draco y Blaise. Los de Slytherin nos sentábamos en los pupitres a la derecha del profesor y los de Gryffindor a la izquierda. Aunque no había rastro de Taurus.
—¿Sabes dónde está Taurus? —pregunté en un susurro a Draco.
—Ni idea. Volvió ayer al colegio, pero no le he visto hoy en todo el día. —me contestó Draco susurrándome.
—Como decía antes de que nos interrumpiera Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...—dijo Snape que fue interrumpido por Hermione.
—Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows —informó Hermione rápidamente—, y estábamos a punto de comenzar...
—Cállate —dijo Snape fríamente—. No te he preguntado. Sólo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.
—Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido —dijo Dean Thomas con atrevimiento, y la clase expresó su conformidad con murmullos. Incluso los de Slytherin asentíamos. Aunque a decir verdad, no era difícil superar a Quirrell y Lockhart.
—Sois fáciles de complacer. —dijo Snape con gesto amenazante. — Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...
Snape detuvo sus palabras al ver que entraba Taurus Malfoy, el cual ya no tenía el brazo escayolado. Su mirada destilaba odio infinito hacia el hermano mayor de Draco. Ya se me había olvidado que si había alguien a quien odiara más Snape que a mi hermano, ese era Taurus.
—¿Otra vez el boggart del gordinflón de Longbottom? —dijo con tono burlón Taurus.
Parkinson hacía aspavientos y gestos para que se sentara a su lado. Esa idiota de Parkinson ..., ¡ cómo me sacaba de quicio!
—La clase ha comenzado hace diez minutos, Taurus. Así que creo que descontaremos a Slytherin diez puntos. Siéntate.—ordenó sin dejar de mirarle.
—Yo diría que más bien 5 minutos, profesor Snape. —dijo Taurus con una sonrisa sarcástica señalando al reloj de pared de la clase. —Además, he llegado tarde porque me estaban quitando la escayola.
—No me obligues a descontar 20 puntos a mi casa por tu insolencia, Taurus. Siéntate de una vez. —volvió a ordenarle Snape.
Taurus, con una mueca de disgusto, obedeció y caminó hasta donde le señalaba Parkinson. Apreté los dientes con fuerza. ¿Por qué me molestaba tanto que se sentara con la boba de Parkinson?
Harry lo vio hojear el , que debía de imaginarse que no habían visto.
—Como iba diciendo, hoy veremos... —Snape se puso a hojear el libro de texto hasta llegar al último capítulo. —... los hombres lobo —concluyó Snape.
—Pero profesor —dijo Hermione, que parecía incapaz de contenerse—, todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...
—Señorita Granger —dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no usted quien daba la clase. Ahora, abrid todos el libro por la página 394. Todos. Ya.—
Hubo algún murmullo de descontento, pero todos abrimos los libros.
—¿Quién de vosotros puede decirme cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico?—preguntó Snape.
Todos se quedaron en completo silencio. Todos excepto Hermione, cuya mano, como de costumbre, estaba levantada.
—¿Nadie? —preguntó Snape, sin prestar atención a Hermione. La sonrisa contrahecha había vuelto a su rostro—. ¿Es que el profesor Lupin no os ha enseñado ni siquiera la distinción básica entre...?—
—Ya se lo hemos dicho —dijo de repente Parvati—. No hemos llegado a los hombres lobo. Estamos todavía por...—
—¡Silencio! —gruñó Snape—. Bueno, bueno, bueno... Nunca creí que encontraría una clase de tercero que ni siquiera fuera capaz de reconocer a un hombre lobo. Me encargaré de informar al profesor Dumbledore de lo atrasados que estáis todos...
—La sangresucia tiene la mano levantada, Snape. Déjale que conteste o sino se va a dislocar el hombro. —dijo Taurus bostezando inmediatamente después.
—Te quedarás castigado por insultar a una compañera, Taurus—dijo Snape con voz dura y acercando el rostro al de Taurus—. Y si vuelvo a oír ese insulto, te arrepentirás.
—Por favor, profesor —dijo Hermione, que seguía con la mano levantada—. El hombre lobo difiere del verdadero lobo en varios detalles: el hocico del hombre lobo...
—Es la segunda vez que habla sin que le corresponda, señorita Granger —dijo Snape con frialdad—. Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
Hermione se puso muy colorada, bajó la mano y miró al suelo, con los ojos llenos de lágrimas. Me caía bien el profesor Snape, pero hoy se estaba pasando. Draco, que estaba a mi lado, no se pudo contener y se levantó de su silla.
—Nos has hecho una pregunta y ella te ha respondido. ¿Por qué preguntas si no quieres que te respondan?—preguntó enfurecido Draco.
—¿Quieres quedarte castigado junto a tu hermano, Draco? —preguntó Snape. Draco reprimió las ganas de contestarle y se quedó callado—. Eso me parecía a mí.
Nadie se movió durante el resto de la clase. Cada uno en su sitio, tomando notas sobre los hombres lobo del libro de texto, mientras Snape rondaba entre las filas de pupitres examinando el trabajo que habían estado haciendo con el profesor Lupin.
Cuando el timbre sonó por fin, Snape nos retuvo.
—Escribiréis una redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un hombre lobo. Para el lunes por la mañana. Ya es hora de que alguien meta en cintura a esta clase. Taurus, quédate, tenemos que hablar sobre tu castigo.—dijo Snape
Abandonamos el aula y nos pusimos a comentar los cinco amigos lo que había pasado.
—¿No os parece raro lo que ha pasado? Snape nunca ha actuado así con ninguno de los otros profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras, aunque quisiera el puesto —comentó Harry—. ¿Por qué la tiene tomada con Lupin? ¿Será por lo del boggart?
—No sé —dijo Hermione pensativamente—. Pero espero que el profesor Lupin se recupere pronto.
—Se ha pasado un montón contigo, Hermione. —dijo Draco aún enfadado. —Es mi padrino y le quiero, pero ha sido muy injusto.
—Gracias por tratar de defenderme. —dijo Hermione sonriéndole a Draco, éste se sonrojó levemente.
Nos quedamos unos minutos en el pasillo hablando de trivialidades cuando vimos a Taurus salir de la clase cogido por el brazo por Parkinson.
—¿Cuál ha sido tu castigo, Tau? —preguntó Parkinson con voz melosa.
—Lavar los orinales ... ¡Sin magia! —se quejó Taurus. —Si no fuera el padrino de mi hermano ... Bueno, por suerte tengo a Crabbe y Goyle para que hagan mi castigo.
—Cambiando de tema ... ¿no te pareció anoche preciosa la luna llena? —preguntó Parkinson acurrucándose a Taurus.
¡Esa perra de Parkinson! ¡Odio todo de ella! Su cara, su actitud, sus gestos ... ¡incluso odio su tono de voz! Le dediqué una mirada asesina mientras ella y Taurus pasaban por nuestro lado. No fui la única que le dediqué una mirada fulminante, por el rabillo del ojo observé como a Hermione se le endurecía el rostro y fruncía el ceño.
¡Gracias a Dios! No estoy sola en el odio a Pansy Parkinson, Hermione me entiende.
